Aún tenía los ojos cerrados, estaba tan asustada que aunque aún se escuchaba latir el corazón seguía con las manos en su propia cara, se negaba a separarlas o a intentar abrir los ojos, había ensordecido por un momento y había apretado fuerte los dientes cuando escuchó el frenazo del coche y un fuerte golpe, un patinazo y otro estruendo, tan sólo cuando oyó voces comenzó a bajar sus manos temblando su cuerpo entero.
-¿Habéis visto lo que ha hecho?- Gritó un ocupante del coche intentando salir del vehículo.
Su compañero al salir del coche mareado se puso a vomitar. Marisa escuchaba sin entender y acabó abriendo los ojos levemente, delante suya estaba el coche con una hendidura en su parte delantera, pero no en frente de ella, era como si el coche hubiese girado 90 grados girando sobre su parte delantera quedando a un lado de ella, y entre la luz del coche que aún estaba en su sitio creando una sombra sobre Marisa estaba una figura vagamente reconocible.
-¡Mi coche!- Gritó el que estaba al volante saliendo del coche cojeando. -¿Por qué has tenido que hacerle esto? Malditos erizos.
-¿Vale más tu coche que la vida de alguien?- Dijo la voz ante Marisa, la voz que reconoció como la de Shadow.
-¡Está en el código de circulación!- Se desesperó el chaval. –Pone bien clarito que si se interpone un animal, por ejemplo un gato, es preferible atropellarlo antes que causar un accidente mayor.
-Malditos humanos...- Murmuró avanzando hacia él.
Pero Marisa se metió en medio de espaldas a Shadow.
-¡Necesito ayuda!- Les imploró. –Tengo que ir a New Station Square, por favor llevadme.
¿Su repuesta tras un leve silencio? Un empujón, ella chocó con Shadow y cayó a su lado, se quedó sentada en el suelo mojándose con la capucha casi caída. Los chicos discutieron entre ellos un momento y lograron enderezar el coche y seguir su camino mucho más despacio, el motor no se había dañado pero el parachoques estaba rozando el suelo. Por su parte, Shadow seguía en pie escuchando la lluvia rebotando contra el chubasquero de Marisa y a ella gimoteando.
-Shadow.- Le llamó. –Tengo que ir, te lo ruego, ayúdame a parar un coche.
-No es asunto mío.- Dijo fríamente Shadow.
Siguió sin mirarla, comenzó a caminar. Marisa se puso en pie tristemente, estiró el brazo haciendo autostop a unos coches que no pasaban cerca, sin ver a Marisa en la oscuridad del lluvioso día que acababa. Shadow se detuvo un momento "te lo ruego" le había dicho, recordaba esas palabras de otra ocasión, a Amy diciéndolo en ARK para que ayudase, más lejos aún en sus recuerdos a Maria y su deseo. El erizo negro se giró y la miró, se le había caído la capucha del todo y ahora sí se estaba mojando, esta vez llevaba el pelo suelto, no con aquella coleta que había llevado siempre, sus mechones pelirrojos caían por delante de su cara sin dejar ver sus ojos disimulando las lágrimas con la lluvia.
-¿Tan importante es que te vas a quedar aquí mojándote?- Preguntó con cierta curiosidad Shadow.
-Haré todo lo que pueda, prefiero esto que no hacer nada, mi hermana me necesita.- Bajó un poco el tono de voz Marisa, luego lo subió apretando los ojos. -¡No voy a perder nunca más a alguien importante para mí!
No sabía qué era exactamente, pero algo dentro de él retumbó, esa energía, ese poder de dar lo mejor de uno mismo por proteger lo más importante. Shadow bajó la mirada un momento, luego caminó hasta ella algo rápido.
-Vamos.- Dijo algo seco.
La tomó del brazo y estiró alejándola de la carretera. Marisa se asustó más aún recordando que Kaiser le había dicho que no se fiase de él, ahora la estaba estirando a la profundidad del bosque que había cerca de la carretera, ella no quería ir ahí, no sabía qué le iba a hacer, pero sólo se le ocurrían cosas malas cuando un chico fuerte como Shadow arrastraba a una chica joven como ella a un oscuro bosque.
-¡Déjame ir, no me hagas daño!- Gritó Marisa forcejeando.
-No te voy a hacer daño.- Sonó seca la voz de Shadow.
Pero siguió estirando, Marisa hacía fuerza con los pies para evitar desplazarse, algo inútil, sólo Shadow decidiría cuándo parar, y lo hizo, miró el lugar, por ahí no iba a pasar nadie, así que acercó a Marisa y la rodeó con el brazo acercándola a él. A Marisa le temblaron las piernas, empujó con los brazos para separarse de él.
-¡Suéltame asesino pervertido!- Le gritó Marisa una vez más.
-¿Se puede saber qué te pasa?- Se extrañó Shadow. -¿Por qué dices eso?
No recordaba que Rouge se hubiese puesto así la última vez que la llevó con el Chaos Control, sólo llamaba pervertido a Knuckles y siempre era sin motivo, aunque al mirarla bien a la cara parecía algo ruborizada, quizá la estaba acercando demasiado, recordaba cómo se ponía nerviosa Amy cuando lo hacía, debía ser cosa de chicas, sacó su esmeralda.
-Estate quieta ¿quieres que te ayude o no?- Se quejó Shadow.
-Pero ¿a qué precio?- Intentó liberarse una vez más Marisa.
-Tú sólo dime a qué parte de New Station Square, ya he estado allí y conozco el lugar.
Marisa paró un momento, alzó la mirada, vio a Shadow con rostro sereno y aquella joya enorme en su mano, nunca había visto nada igual.
-Eh... tengo que ir a la plaza central.- Marisa se tropezó con sus propias palabras.
-Vale.- Dijo simplemente Shadow. –Esto de ahora es mejor que no se lo cuentes a nadie.
Con ella ya quieta alzó la esmeralda, se sintió aturdida porque realmente aún no sabía qué pasaba ni qué tenía que ver esa joya con lo que pensaba le iba a hacer, además eso de no decírselo a nadie le había sonado fatal, pero igualmente cuando vio aquella luz verde y azul a su alrededor no pudo evitar abrazarse a Shadow con más miedo de las luces que de él mismo.
-Abre los ojos.- Le dijo Shadow. –Mierda, aquí también llueve.
Abrió los ojos y se vio aferrada a él bajo la lluvia, se quedó en blanco un momento, como si la lluvia no la mojase.
-Marisa.- Le llamó la atención Shadow. -¿Vas a seguir así mucho rato más?
Marisa bajó la mirada, sí, aún le estaba rodeando con los brazos, dio un saltito ruborizada soltándose. A Shadow no era que le molestase, podían haber seguido un ratito más pero estaba lloviendo y Shadow no llevaba chubasquero, la cogió de la mano y corrieron bajo la lluvia desde el centro de la plaza hasta debajo del tejadillo del hotel. Marisa se colocó la capucha mientras que Shadow se sacudió el agua mojando sin querer a Marisa.
-¡Eh! Cuidado.- Se quejó ella.
Shadow no pidió perdón, siguió a lo suyo.
-¿Qué fue eso?- Preguntó Marisa abriendo un poco su chubasquero.
-Contra menos sepas mejor.- Respondió Shadow curioso de por qué se estaba quitando aquello.
Pero no se lo quitó, simplemente metió la mano por dentro a un bolsillo de su bolso que llevaba por dentro para que no se mojase. Llevaba otra ropa, unos pantalones negros de salir finos y un jersey sin mangas rojo.
-No se lo voy a decir a nadie, pero fue algo muy extraño.- Marisa le ofreció su pañuelo.
Shadow lo miró un momento, con algo de temor lo cogió y pudo secarse la cara, le molestaba el agua en los ojos, era como si llorase y no le hacía sentir nada bien.
-Chaos Control.- Le dijo en tono más bajo. –Es una técnica para controlar el espacio/tiempo, aunque no son viajes en el tiempo realmente, es para desplazarse de un sitio a otro a gran velocidad, también con él se puede desaparecer de un sitio y aparecer en otro sin problemas de los obstáculos que haya en medio del trayecto.
Shadow calló un momento mirándola ¿por qué le estaba explicando todo eso? Ella no tenía nada que ver y encima seguro que no entendería nada de lo que le decía.
-Ah.- Intentó parecer que lo había entendido. –Y eso... el Chaos Control ¿es un arma?
Marisa desvió un poco la mirada.
-Podría decirse que sí, pero en principio no es ofensiva, simplemente es para desplazarse, lo que hagas después de ello ya es cosa del que lo hace.
-Einstein fue un científico que intentaba mejorar el mundo pero acabaron usando sus inventos para hacer mucho daño.- Marisa seguía sin mirarle.
-Los creadores no saben cómo nos sentimos las creaciones.- Dijo Shadow sin pensar, miró al frente. -¿Esa es tu hermana?
Veía al otro lado de la plaza a alguien cobijándose de la lluvia en la entrada de un gran edificio, al menos él lo veía bien por sus sentidos agudizados, a Marisa le costó más saber a dónde apuntaba, se puso la capucha y se abrochó el chubasquero, le dijo que esperase ahí y corrió bajo la lluvia hasta el otro lado. Por un momento Shadow quiso llamarla, aún tenía su pañuelo, pero ella ya estaba con Nadia, se quedó mirando el pañuelo, era blanco con un pequeño bordado de una flor en una esquina, el típico pañuelo de chica, pensó que en cuanto volviese se lo tenía que devolver ¿qué pensaría la genteviendo aun macho como él llevando ese pañuelito? Casi rió pensando eso, no recordaba de dónde había sacado tal idea pero le hizo gracia, aunque no era el momento de reír, era un mal momento para encontrarse con Nadia, no era asunto suyo ni su responsabilidad de decirle a Marisa cómo había sido Nadia en la ciudad. Se giró, quizá era el momento de hacer mutis por el foro, pero miró el pañuelo y que Marisa se había quitado el chubasquero para cubrir a su hermana, llegaron en un momento.
-Estás loca.- Dijo enojada Marisa. –Estás toda empapada, vas a pillar una pulmonía.- Marisa resopló. –Esta noche nos quedamos en el hotel, te das un baño caliente y mañana ya veremos.
Nadia no reaccionaba, no lloraba pero parecía que por dentro estaba continuamente llorando.
-Mari...- Murmuró. –Sonic no me quiere.
A Shadow le sonaban demasiado esas palabras.
-Hice todo lo que pude, intenté ganármelo, pero él me dijo que estaba loca y que eso no era amor.
Shadow pensó que él sobraba, le quiso devolver el pañuelo a Marisa pero no sabía cómo esperar el momento en el que la llorica esa parase un poco para poder hacerlo. No le daba ninguna pena, Amy quería a Sonic pero no había llegado a los extremos de Nadia por intentar conseguirle. No sabía qué había pasado con Sonic después de que ellos se fuesen y no pensó en que Sonic hubiese cambiado nada, pero por lo que contaba Nadia sí que debía estar más brusco con las chicas que de lo normal, quizá sí que le había afectado que Amy se fuese sin decirle nada, aquella llamada perdida en el móvil de Amy debía tener un significado mayor que una simple equivocación y más el día que se fueron de New Station Square. Cuando por fin dejaron de hablar le ofreció el pañuelo a Marisa, ella se lo quedó mirando, se puso de espaldas a su hermana y lo cogió, parecía algo nerviosa y Shadow no entendió por qué, el pañuelo era suyo, se lo había prestado para secarse un poco la cara, no lo había casi mojado y ahora era ella la que tenía la cara mojada. Marisa tenía la cabeza en las nubes, pensaba que eso de que Shadow se hubiese secado la cara y ahora ella iba a hacer lo mismo con el mismo pañuelo era un poco compartir la piel, como rozar su piel con la de él, y a la vez pensó que era una tontería, no era como beber del mismo vaso. Nadia se asomó un poco por el lado de su hermana a ver la figura con la que se estaba relacionando, abrió mucho los ojos al ver quién era, la gente de ARMS hacía unos días ya le habían enseñado una mala foto en donde él estaba, ya había relacionado al Shadow que buscaban con el tipo que estaba con Amy, lo que no esperaba que su propia hermana lo trajese con ella hasta ahí, así que cogió del brazo a su hermana y comenzó a estirar hacia atrás alejándola de él.
-¿Cómo se te ocurre traerle?- Sus chillidos histéricos molestaron hasta a Shadow.
-¿De qué hablas? Venga, suelta.- Se soltó Marisa.
-¡No lo entiendes! Es peligroso ¡aléjate de nosotras, ya había mandado a los militares a buscarte!- Nadia se sintió valiente con eso.
-¡Nadia!- Se enojó su hermana. -¿Qué has hecho esta vez?
-¿No te lo dijo Kaiser?
Shadow resopló, le pareció que Kaiser más que un periodista era un cotilla, pero ya pasaría cuentas con él en otro momento, dio un par de pasos en dirección a Nadia.
-¿Qué le has dicho a ARMS exactamente?- Su voz profunda y severa la asustó.
Dio otro paso pero Marisa se interpuso, como una hoja intentando detener una gota de lluvia, puso su mano en el centro del pecho de Shadow deteniéndole, no hacía fuerza, ni siquiera hizo falta, fue automático que Shadow parase en cuanto ella puso su mano delante.
-Ella no pretende ser antipática, debe tener sus motivos.- La defendió.
-No necesito que la gente sea simpática conmigo, Maria.- Murmuró Shadow.
Era como la otra noche, como un programa de ordenador estropeado que sólo sabía repetir sus directrices base olvidando todo el aprendizaje de sus actualizaciones.
-Quédate aquí un momento.- Dijo Marisa al cabo de un momento de silencio. –Espérame, no te vayas.- Le insistió.
Y sin saber por qué le hizo caso, él no era Sonic y sí que habría traqueteado a Nadia lo suficiente para que le dijese la verdad, pero de todas formas ella era la más sorprendida al ver que los había llamado ARMS como había hecho el propio Sonic, no tenían nada que ver realmente con el ejercito y se mantuvo callada mientras su hermana la cogía de la mano y estiraba de ella hasta la recepción del hotel.
-¿Eres consciente de la gravedad del asunto?- Le riñó Marisa.
Sí que lo era, ahora sí, había enviado a un poderoso grupo armado a su pueblo natal, pensó que realmente debía estar loca, hasta su hermana se lo había dicho.
-Ahora entiendo... por qué Sonic me odia...- Dijo tristemente Nadia sin hacer caso a su hermana.
-¿Me estás escuchando? Poniéndote así no vamos a arreglar nada, dime lo que sabes.
Pero Nadia no la miró por un momento.
-Es que realmente no sé nada, Sonic estuvo aquí y se peleó con ellos, se enfadó conmigo por meterme en su camino y yo...- Hizo una pausa sollozando. –Yo sólo quería que me prestase atención, me enfadé yo también y uno me enseñó una foto de Shadow y me preguntó dónde estaba.
-¿Tú le conocías?- Interrogó Marisa.
-No exactamente, oí hablar de él pero no los había relacionado hasta que llegaron ellos, no sabía que el Shadow que se había llevado a la chica rosa era el que hizo lo de ARK.- Intentó tranquilizarse. -¿Aún no lo entiendes? Él es el culpable de que papá muriese.
El erizo de ARK, el que tuvo el conflicto con GUN, el que casi destruye el planeta, sí había oído rumores de su existencia, pero también había oído que nunca había existido, que fue una equivocación con Sonic y que el culpable de todo fue el Dr. Eggman. Así que esa era la verdad, entendía la reacción de su hermana pero ella lo que había visto de Shadow no había sido como en las leyendas urbanas, incluso la había ayudado y a sus ojos sólo era alguien que rechazaba todo y a todos porque aún no había superado la pérdida de alguien que debió ser su ser más importante.
-No es el mismo Shadow.- Se convenció. –Espero que todo lo que has vivido aquí te haya servido de lección y hayas aprendido lo suficiente comopara madurar.
Tras ponerle la mano sobre el hombro en muestra de apoyo salió del hotel confiando en que Shadow aún estuviese ahí. Lo estaba, cuando salió no le vio en un principio, se había ido a la otra esquina, miraba la lluvia con aquella mirada triste, con aquella nostalgia. Paso a paso se acercó a la triste y oscura figura de Shadow, tenía la esmeralda en su mano, era obvio que quería ir a encontrarse con aquellos tipos que había nombrado Nadia, pero ella no quería, no sabía por qué, quizá porque le había ayudado, quizá porque debía conocer a Nadia si había estado en New Station Square antes e igualmente había venido, pero no quería que fuese a pelearse con ellos, pensó que si no le encontraban se irían sin más.
-Shadow.- Le llamó dulcemente.
Le puso la mano en el hombro llamándole la atención, parecía absorto en sus pensamientos, y aunque pareció reaccionar no se giró.
-Lo siento.- Se le adelantó Shadow.
-No, yo tenía que decirte eso, por mi hermana.
-Te he llamado Maria.- Admitió Shadow.
-No importa, mi nombre completo es Maria Luisa, aunque estoy acostumbrada a que me llamen Marisa.
-Ah, no lo sabía.- Se giró un poco hacia ella Shadow, claro, Marisa no sabía quién fue Maria para él.
-Además, también quería disculparme por lo de antes.- Shadow se la quedó mirando mientras ella lo decía. –Tú sólo querías ayudarme y yo te dije cosas horribles.
-No necesito que seas agradable conmigo.- Murmuró Shadow.
-Pero quiero serlo.
Marisa bajó su mano por el brazo de Shadow acariciándole.
-Pero hiciste bien en no confiar, la confianza sólo sirve para que te la rompan.
-No digas eso...- Susurró Marisa.
Parecía intentar recogerse el pelo con una mano, como si le faltase la capucha.
-Echo en falta mi gorra.- Sonrió intentando parecer graciosa. –Este pelo es horrible.
Shadow la miró detenidamente.
-Sólo está mojado.
-No es sólo eso.- Soltó su mano del brazo de Shadow y se cubrió la cabeza con ellos. –Es horrible ¿no lo ves? Parezco una zanahoria.
-Por eso siempre llevas una gorra.- Asimiló Shadow.
Pero en la mente de Shadow seimaginó una zanahoria de verdad y no entendió el parecido, puede que se refiriese al color, sabía cómo podían ser de crueles los niños y aún debía tener el pensamiento de que a nadie le gustaba su pelo por tener ese color anaranjado. Recordaba que Maria alguna vez le había hablado sobre ello, para una chica su aspecto era lo principal, así que no se cortó y le quitó las manos de la cabeza a Marisa, suavemente se las bajó. Marisa no opuso resistencia, notaba su corazón acelerado mientras Shadow dejaba resbalar sus mechones entre sus dedos, colocándole el pelo ya no todo hacia atrás sino en un peinado que él conocía mejor, el que llevaba Maria y había estado tan de moda hacía 50 años.
-Ya está.- Dijo Shadow satisfecho. –Yo no veo que parezcas una zanahoria, eres linda.
Dio un saltito ruborizada separándose un poco de él.
-¿Sabes qué?- Le preguntó a Shadow con una sonrisa. –Quédate aquí esta noche conmigo, con nosotras, en el hotel quiero decir, llama a Amy por teléfono y se lo cuentas si quieres, como buscan a un erizo negro a ella no le pasará nada.
Era un poco repentino lo que le estaba pidiendo.
-¿Contigo en tu habitación?- Se extrañó Shadow.
Marisa se puso roja.
-¡No, en el hotel pero en otra habitación!- Agitó la cabeza. –Siento haberte llamado asesino pero lo de pervertido...- Le miró de reojo de forma inocente.
-Eh, yo no soy el que va por ahí hablando de mi "culito" con todo el mundo.
Y más roja aún se puso.
-¡Ay!- Se puso Marisa las manos cubriéndose la cara. -¿Quién te lo ha dicho? Estaba bromeando con Amy para que se animase un poco.
Shadow miró un momento detrás suya.
-Agáchate.- Dijo sin más.
-¿Cómo?- Marisa notó la mano de Shadow sobre su cabeza.
-Que te agaches.- Y la puso de rodillas en el suelo.
No sabía si había sido él moviéndose en sueños o la propia Amy quien le había movido, pero ahora su cabeza estaba más arriba que antes, Amy le rodeaba y le sostenía con sus brazos como si le acunase sobre su falda, estaba cómodo pero ya tenía ganas de abrir los ojos, la veía ahí con él como si de un sueño se tratase y se la quedó mirando esperando no despertar, pero ella le miró también, estaba ahí de verdad.
-¿Ya te has despertado, te sientes mejor?- Sonó su voz fina y suave.
-Sí.- Tardó en responder Sonic.
Intentó levantarse pero Amy no le dejó, al menos no en principio.
-¿Te molesta que te tenga aquí?- Giró un poco la cara Amy.
-No, pero te debo estar haciendo daño ¿te duele la pierna?
Era lógico que Sonic supiese cuánto le dolía la pierna, la tenía un poco hinchada.
-No.- Mintió Amy. –Estoy en caliente aún de dar saltitos, cuando me enfríe seguro me quejaré.
Eso casi hizo reír a Sonic, que pasó su brazo por sus costillas, con la otra mano tocó la pierna de Amy, por la rodilla, él simplemente buscaba dónde se había dado exactamente para saber si se la había roto, aunque a ella le pusiese la piel de gallina.
-Eh... y tú ¿Dónde te duele?- Preguntó disimulando.
Sonic apoyó la cabeza otra vez sobre ella, cogió su mano y la puso sobre sus costillas.
-Aquí.- Sonó como un niño pequeño.
Amy le frotó con la mano suave intentando calmar su dolor.
-Lo siento.- Murmuró Amy, por la cara de confusión de Sonic supo que no sabía por qué se lo decía. –No sé qué hacer con estos vendajes, seguro que Tails ya te habría hecho sentir mejor. Yo sin embargo no tengo ni saldo en el móvil ni casi batería, estamos aquí en medio de la nada sin poder movernos, otra vez te metí en problemas, lo siento de verdad yo no quería que pasase esto, te buscaba para hablar porque te colgué el teléfono pero no debí, no puedo hacer nada por ti, seguro que Nadia que es más fuerte te podría ayudar.
Había pensado tantas cosas en tan poco tiempo que no podía expresarse bien, sí que había pensado que Nadia era más fuerte y más bonita que ella, una vez más pensó que era una inútil porque aunque intentaba arreglar las cosas lo único que conseguía era estropearlo más. Pero Sonic no le había echado la culpa en ningún momento, puso su mano sobre la de Amy que aún tenía sobre sus costillas.
-Ya, Amy, vale, es suficiente.- Le susurró. –Ya basta, no llores.
Gentilmente pasó su otra mano por la cara de ella, de nuevo llorando, ella tomó esa mano con la que tenía bajo la cabeza de él y la sujetó cerca de sus labios.
-Tienes las manos quemadas.- Dijo intentando calmarse.
-No me duelen.- Sonrió Sonic tiernamente apretando su mano con la de Amy.
-Pero...- Comenzó a decir Amy.
-Shhh.- Sonic la hizo callar aún sonriendo. –He dicho que basta, no pienses en ello.
Seguía teniendo esa magia en la sonrisa que lograba apaciguar su corazón, eso la hizo callar, durante un rato tan sólo miraron lo bellas que estaban las estrellas ahora que las nubes habían desaparecido.
-¿Por qué me colgaste?- Sonic ahora parecía que estaba mucho mejor.
-No podía hablar contigo.
-Pero ahora querías ¿no?- La miró. –Te fuiste tan de repente y sin decir nada a nadie.
-Es que... me dolía estar contigo pero a la vez no podía estar sin ti, por eso aunque me había ido para no verte tuve que volver a buscarte.- Amy siguió mirando al cielo. –Que patética parezco diciendo esto.
-A mí no me lo parece, pero es que me dio la impresión de que no querías ser mi amiga, es decir que si no soy tu novio ya no me quieres.
Amy rió un poco.
-Yo te quiero, pero es complicado de explicar, más bien creo que eras tú el que no estaba a gusto a mi lado.
-Ah pero eso sí es fácil de explicar, a veces salimos por ahí y va bien pero la mayoría de las veces me agarras del cuello, no me dejas respirar, no me dejas hablar, tiene que ser siempre lo que tú digas, que si las compras y los parques y...- No se le ocurrió más que decir.
-Pero tú nunca me habías dicho que no, si no querías ir de compras conmigo no tenías que ir, yo lo hacía por estar un rato contigo.
Sonic resopló.
-Pero para estar conmigo podríamos ir más a cafeterías o a recreativos y hacer también las cosas que a mí me gustan.
-Es que nunca me dices las cosas que te gustan, sólo corres.- Amy le miró levantando una ceja.
-Pues no sólo me gusta correr.- Si hubiese estado bien, Sonic habría cruzado los brazos.
-Pues a mí me sentó mal que cuando volviste la última vez no me dijeses nada y gracias a que Tails me lo dijo sino te vas y ni te veo.- Amy giró la cara algo indignada.
Ahí ya no supo qué contestar.
-Perdona.- Sonic se oyó decir eso y casi no lo creía. –Bueno, la próxima vez... o todas las próximas veces cuando vuelva iré a verte a ti primero.
Amy se ruborizó.
-¿Por qué?- Pero Sonic no le contestó. –Vaya, si hubiésemos hablado más nos habríamos evitado muchas cosas, no sabía que realmente yo era tan pesada ni que te gustasen más cosas a parte de correr.
-Ni yo que te afectase tanto ese tipo de cosas ni que pudiese negarme a ir de compras.
Se echaron a reír.
-Oh, vaya, casi arruinamos una amistad de tantos años por callarnos las cosas.- Rió Amy.
-A partir de ahora nos lo deberíamos contar todo, no sólo tú y yo, Tails y Cream, y también Knuckles, por supuesto también tu protector.- Hizo referencia Sonic a Shadow.
Amy se paró a pensar un momento en Shadow,no llegaría muy tarde, quizá ya había regresado ¿se preocuparía por ver que no está en casa?
-Y de todas formas, las cosas tienen que suceder, no sirve de nada pensar en qué habría pasado si hubiésemos obrado de otra forma.- Sonrió Sonic amable. –Y llorar tampoco ¿eh? Que cuando era pequeño era muy llorica y no arreglé nada.
-Por eso ahora siempre sonríes.- Sonrió tiernamente Amy también. –Decidiste no volver a llorar porque con ello no hacías nada.
Sonic asintió y la miró, parecía querer decirle algo pero no terminaban de salir las palabras de su boca, la veía tan dulce que no pudo despegar su mano de la de ella y le dijo que iba a dormir un ratito más.
"No puedo creer que por una tontería así de no hablar estuviese a punto de perderla, será que siempre he sido de carácter alegre y todo lo que digo los demás se lo toman a broma, por eso ella se ha sorprendido de todo lo que no me gusta, a lo mejor pensó que fingía para mantener mi reputación o algo. Por su parte, sí que sé que lo pasa mal cuando no estoy, pero no creí que se tomase tan a pecho que no le dijese nada cuando volví, si total íbamos a quedar todos, no hacía falta que se indignase. Al menos ya está conmigo, está todo aclarado y de nuevo tengo esa sonrisa sólo para mí."
continuará...
