Luego de años y siglos y meses y días y horas, estoy orgullosa de presentar mi nuevo Fic... con nombres dignos de Rowling...(no es por halagarme, sino que me aseguré de hacerle a cada personaje un nombre que combinara con su personalidad) damas y caballeros¡aquí les va! ;) Capítulo uno, Primer año.
Por Victoria Guerra
Capítulo uno, Cómo comenzó todo.
- Quítateme de encima... – dijo, molesto, un chico de pelo negro y ojos grises. Un niño de diez años,pelo castaño oscuro y ojos verde oliva estaba pegado a su pierna derecha, y el otro la movía violentamente, tratando de zafarse -. Maldita sea, Regulus, no te he importado un comino desde que naciste... lo he disfrutado¿sabes? No arruines una relación así de perfecta después de tantos años...
- Pero mamá dice... – empezó Regulus, sin moverse de su sitio.
- ¿Tienes que hacerle caso a cada palabra que dice mamá¡Búscate una personalidad! – se terminó de zafar de Regulus, al tiempo que una señora de caminar elegante iba hacia ellos, mirando alrededor con expresión de asco.
- Aún no termino de entender por qué no terminan de hacer una estación sólo para trenes mágicos. Sería tanto mejor no tener que hacer contacto con estos muggles asquerosos... – murmuró la señora, la mueca en su cara creciendo. Se dirigió al moreno de ojos azules y le entregó un boleto de tren -. Aquí tienes, Sirius. Deberías ir pasando la barrera, se hace tarde.
En la expresión del chico hubo un asomo de sonrisa, que desapareció al instante, manteniendo la compostura.
- Sí, madre, eso haré – puso una jaula con una lechuza negra adentro encima del baúl que estaba frente a él, luego poniendo ambas manos en el baúl, en posición de empezar a empujar.
- Nada de incursiones a medianoche... – advirtió la madre, cuando el chico estuvo a punto de empezar a caminar hacia la barrera.
- Sí, madre... – dijo para salir del paso, con ninguna intención de acatar esa orden.
- Sin salir de los límites del colegio...
- Sí, madre – repitió, mirando la barrera con pizca de desesperación.
- Eres un Black, Sirius, te guste o no. Tienes una línea familiar y una notación con ella.
- Lo sé, madre. La familia más pura y con los más distinguidos magos en su árbol genealógico – dijo monótonamente, con exactamente las mismas pausas que había hecho su madre cada una de las miles de veces que le había repetido aquello.
- Ah... aquí vienen las pruebas vivientes de ello – dijo la señora Black con una nota de orgullo, mirando a dos chicas morenas de facciones delicadas, una probablemente tres o cuatro años mayor que Sirius y la otra de la misma edad que el chico -... y Andromeda – agregó la madre de Sirius, dando una mirada a otra morena, (con las mismas facciones que compartían todos los Black: delicadas y bien formadas) que se encontraba a pocos pasos de su madre y sus hermanas, con el aspecto de tener unos dieciséis o diecisiete años.
Contrario a la mirada de desagrado que le había dedicado a las primeras dos, miró a Andromeda con una sonrisa que ella le correspondió.
- Le oí decir a Bella que el novio de Andromeda era sangresucia... – dijo Regulus casualmente, notando la mirada cómplice entre su hermano y su prima. Sirius le dirigió una mirada asesina.
- Sí... Narcissa me dijo lo mismo – dijo la señora Black, dignamente -. Nunca fue igual a sus hermanas¿verdad?
- Sí... es humana, contrario a Narcissa y Bellatrix... – murmuró Sirius, aferrándose a su baúl con furia contenida, mientras volteaba a mirar la barrera -. Madre, se está haciendo tarde – mintió. Realmente estaban diez minutos temprano, pero su madre no cargaba reloj.
- Sólo un momento... Sirius, una última indicación. Nunca, nunca, fraternices con sangresucias.
Sirius le dirigió una mirada de soslayo a su madre. Había estado esperando ese último comentario desde el momento que la carta de Hogwarts había volado a su habitación, y aún así costaba procesar que alguien de su propia familia dijera una barbaridad semejante.
Suspiró.
- Correcto – se volteó hacia la barrera de nuevo -. Adiós madre, adiós Regulus.
Empezó a caminar casualmente hacia la barrera, para que los muggles no sospecharan.
- Espero que toque en Slytherin, como toda la familia – oyó a su madre decirle a su hermano. Su cuerpo se tensó en un escalofrío de ira, mientras apretaba el paso.
Pasó la barrera un momento después.
- ¡ARG! – gritó con alivio una vez que vio el tren frente a él. Caminó hacia éste, sintiéndose mucho mas relajado.
- Conversación Black pre-Hogwarts, supongo – dijo Andrómeda desde cerca, mirándolo.
- Me acaba de prohibir fraternizar con los de sangre mezclada – dijo Sirius a su prima, casi como si le doliera el comentario.
- ¿Dijo sangre mezclada? – preguntó ella, sorprendida.
- Claro que no. Pero me niego a usar sus palabras exactas – dijo él con un suspiro.
- Entiendo. Papá dijo lo mismo cuando yo entré a Hogwarts. Obviamente no le hice caso, como estoy segura sabrás por mis hermanas... – dijo Andrómeda, alzando las cejas. Sirius asintió.
- Y, por cierto¿dónde está ese par de algodones de azúcar? – comentó, mirando alrededor, buscando a sus otras dos primas.
- ¿La señora de Drácula y la prometida de Frankenstein, dices? – preguntó Andrómeda inocentemente. Sirius soltó una carcajada -. Narcissa quería ir a reunirse con su pandilla de Slytherin, y Bellatrix quería conocer a sus próximos compañeros de casa – siguió Andrómeda, cuando la risa de Sirius se había calmado -. Te podrás imaginar que no las detuve.
Sirius alzó las cejas. Ahí estaban, dos chicos buenos en una familia de ovejas negras. Se encogió de hombros.
- Mejor. ¿Vamos? – preguntó, señalando el Expreso de Hogwarts con el pulgar. Ella asintió y entraron al tren.
Aunque siguiera siendo temprano, buena parte de los vagones ya estaban llenos. Sirius iba metiendo la cabeza de compartimiento en compartimiento, hasta que encontró uno en el cual sólo estaba un chico de pelo negro azabache y muy alborotado.
- ¡Jamsie! – llamó con una sonrisa, mientras él y Andrómeda entraban al compartimiento.
- ¡Siri-boy! – dijo James con una sonrisa sarcástica -. ¡Andromeda...!
La chica acomodó el baúl y luego le dirigió una sonrisa a James. Lo saludó y se sentó.
- Y bien... ¿qué tal estuvo Marruecos? – dijo Sirius, sentándose también, frente a James.
- Aburrido. Hasta que llegó la carta de Hogwarts, por supuesto... mi padre parecía creer que no me la iban a dar¿sabes? – dijo James, indignado.
- No me extraña – dijo Sirius, encogiéndose de hombros -. No he oído de ningún indicio mágico de tu parte...
- Más bien me sorprende verte a ti – dijo James -. Nunca muestras señales mágicas...
- Tengo mucho autocontrol. Debo tenerlo. Sino estaría en Azkaban por tantos maleficios que le habría lanzado a mi familia...
- No mostraste mucho de ese autocontrol en la cena en mi casa... – dijo Andromeda con una sonrisita.
- Bueno, eso fue un caso especial. Ese amigo de Narcissa, el tal Malfoy, es un insufrible...– dijo Sirius, haciendo un gesto con la mano como restándole importancia -. Además, ni siquiera es familia mía, así que no tengo por qué calarme sus idioteces... - James sonrió maliciosamente.
- ¿Qué le hiciste? – preguntó.
- Le prendió el pelo... su muy perfecta cabellera rubia, heredada de la purísima familia Malfoy – dijo Andromeda, mirando a su primo con una sonrisa orgullosa. James aplaudió, mientras asentía y reía.
- Francamente no me parece muy divertido – dijo una chica de ojos verde esmeralda y el pelo eléctrico largo y rojo desde la puerta, mirando a Sirius con reprobación. James se paró, sorprendido, tapándole a Sirius la visual de la puerta.
- Oh, vamos Lily, sí que lo es... – dijo otra chica, adelantándose y poniéndose al lado de la pelirroja. Era algo más baja que a la que llamó Lily, con el pelo bastante más corto, negro y lacio cortado por capas, ojos oscuros, y estaba sonriendo.
- Fue bastante divertido de ver, a decir verdad... – admitió Andromeda. La chica de pelo negro rió.
- ¿Y ustedes quienes son? – preguntó James, frunciendo el ceño.
- Ella es Lily Evans – dijo la morena, señalando a la pelirroja con el pulgar -. Y yo soy Victrix Sekhmet. Me puedes decir Vic, sé que completo es difícil de aprender... – terminó rápidamente, cuando vio que James hacía una mueca de no entender. Sonrió, divertida.
- Ella es Andromeda Black... – dijo James, señalándola -. Y yo soy James Potter – terminó, mirándolas.
- ¿Y yo qué soy, escenografía? – gruñó Sirius, parándose para ver a las chicas.
- Pretiosus – dijo Vic abriendo mucho los ojos al ver a Sirius.
- Grates. Cequaliter – dijo el chico, guiñándole un ojo. Ella alzó las cejas, riendo. Sirius extendió la mano y ella la estrechó -. Sirius Black.
- Libenter – dijo ella, parpadeando.
Los demás los miraron, sin haber entendido una palabra. Los dos rieron.
- Es latín – explicó Vic. Los otros soltaron un Ahhh .
- ¿Podemos quedarnos aquí? Todos los compartimientos están llenos... – dijo Lily. James, Sirius y Andromeda asintieron -. Gracias.
Las dos terminaron de entrar, y todos se sentaron.
- ¿De dónde demonios sabes latín? - le preguntó James a Sirius un rato después. Victrix lo miró.
- Mi padre. Porque ya quería que entendiera el origen de los hechizos... además de que mi nombre está en latín... bla, bla, bla... – dijo Sirius, encogiéndose de hombros. Luego se volvió a Victrix –. ¿Y qué hay de ti?
- Lo mismo – dijo, encogiéndose de hombros.
Al principio del viaje llegó un chico al compartimiento, buscando a Andrómeda... ella se había sonrojado y despedido de los demás, no sin antes presentar a su novio, Ted Tonks.
Continuaron hablando por un buen rato de cosas sin importancia. Lily y James parecían enfadarse el uno con el otro con demasiada facilidad. Victrix y Sirius, por otro lado, hablaban en voz baja sobre planes para hacer tronar Hogwarts una vez que llegaran.
- Pienso diruo a Deletrix – dijo ella, sonriendo de una manera diabólica.
- Me imagino que siempre quisiste decir eso... – dijo Sirius, divertido-. ¿Pero quién es esa?
- Mi hermana, por desgracia – dijo, molesta -. Ya está enel quinto curso. Es una insufrible. Aunque, claro, cómo no va a serlo si está en Slytherin... – haciendo una mueca. Él asintió.
- Sí, es una de las cualidades de la casa – arrugando la cara -. Bien¿qué tienes en mente hacerle?
Ella le empezó a contar, hasta que la puerta del compartimiento se abrió de golpe, cayendo dentro un chico gordito de pelo de rata y ojos negros y brillantes.
El chico empezó a dar chillidos, echándose hacia atrás, aterrorizado.
- ¡Déjalo en paz! – dijo una voz de chica afuera.
- ¡Expelliarmus! – dijo otra voz femenina. Victrix se paró de repente y corrió afuera.
Un momento después un chico rubio de ojos miel entró de un brinco, como si hubiera sido empujado dentro. Una chica de pelo castaño claro y ojos verde oscuro con rayos verde botella entró de la misma manera un par de minutos después, cerrando la puerta tras de sí.
- ¿Qué demonios...? – dijo James, mirando a los tres chicos que acababan de llegar.
- ¡CON RAZON NUNCA PUEDES ESPERAR PARA VENIR A HOGWARTS! PUEDES PRACTICAR TUS PASATIEMPOS PREFERIDOS¡TORTURAR Y HACER PERDER EL TIEMPO DE LA GENTE! – gritó la voz de Victrix desde afuera.
- ¡CÁLLATE MALDITA SEA¡DEJA DE ACTUAR COMO SUPERHEROÍNA ¡SOLO ERES UNA NIÑITA DE PRIMER CURSO! – gritó la voz que había lanzado el hechizo.
- Eh bueno... una chica mayor que nosotros empezó a lanzarle maldiciones... – señaló al gordito, que se había ubicado en un rincón, con los ojos muy abiertos -. Y, bueno, él y yo la estábamos tratando de detener... – mirando al rubio.
- Hasta que llegó corriendo la chica que estaba en este compartimiento y nos empujó aquí – terminó el rubio.
- Ah... – dijo Lily.
- ¿"Ah"¿Es lo único que vas a decir? – dijo James con exasperación. Lily volteó la mirada -. James Potter, mucho gusto – le dijo a la chica, el rubio y el gordito.
- Yo soy Lily Evans...
- Sirius Black.
- Yo soy... – empezó la chica, pero fue interrumpida por Victrix abriendo la puerta de golpe.
- ¡Es que es adoptada¡Juro que esa mujer no es pariente mío¡No es como nadie en la familia¡Es una Slytherinm en todo el estúpido sentido de la palabra...¡Que no se le ocurra reproducirse, la Tierra colapsaría en su órbita si otro de su clase pisara el suelo! – dijo molesta, sentándose donde estaba un momento antes.
- La chica dulce sin un gramo de mal humor – dijo Sirius con diversión, señalándola -. Es Victrix Sekhmet - La susodicha rió.
- Lo siento – les dijo a los recién llegados -. ¡Es que no puedo con mi hermana! – sacudiendo la cabeza.
- Soy Bastet Custos – dijo la chica. Luego miró a los otros dos que Victrix había empujado dentro del compartimiento.
- P... Peter Pettigrew – dijo el gordito aún con cara de asustado, hablando por primera vez.
- Remus Lupin – dijo el rubio.
Lily les sonrió a todos, un momento después mirando su reloj. Subió la vista de nuevo, sorprendida.
- ¡El tiempo ha pasado volando! Vamos a llegar en diez minutos... ¡nos tenemos que cambiar! – dijo, mirando a los chicos con cara de estorbo.
- Eh... podemos cambiarnos en mi compartimiento... sólo estaba yo... – dijo Bastet a las chicas. Las dos asintieron.
- Grupo de locas... – murmuró Sirius, negando con la cabeza, divertido. Los otros tres riendo y siguieron hablando animadamente mientras se cambiaban.
- Oí que plantaron un Sauce Boxeador en los terrenos del colegio... raro ¿no? – comentó James.
- Sí... ¿para qué crees que lo vayan a usar? – preguntó Sirius. Se volteó a Remus -. ¿Tú que crees?
- ¿Yo?... ¿Sauce Boxeador?... ¿En Hogwarts? Eh… ¿cuál era la pregunta? – dijo Remus, nervioso. Sirius rió.
- Cálmate amigo – dijo, dándole unas palmadas en la espalda -. Todos estamos nerviosos por la Selección, no te preocupes.
Remus asintió torpemente. Nunca había sido demasiado bueno disimulando...
Un momento después, sintieron el tren parar y salieron.
- LOS DE PRIMER AÑO POR AQUÍ – gritó un hombre muy grande y barbudo, señalando un montón de botes en el lago.
Los cuatro caminaron hacia donde se les indicaba, aún hablando.
- Hey... ¡HEY! – llamó Victrix. Los chicos se voltearon -. ¡Espérennos!
Las chicas se adelantaron, alcanzándolos un momento después.
Los siete se dividieron en dos botes que se dirigían al castillo de Hogwarts, donde pasarían los mejores años de sus vidas.
- ¡Black, Bellatrix! – llamó la bruja que se había presentado como la profesora McGonagall, mirando por encima del pergamino en su mano izquierda, mientras sostenía con la derecha el sombrero que había cantado minutos atrás.
La elegante chica se sentó bajo el taburete, bajo las miradas de unos cuantos chicos en las distintas mesas. Tan pronto como el sombrero tocó su cabeza, gritó:
- ¡SLYTHERIN! – Bellatrix se paró, sonriendo y dirigiéndose a su nueva mesa, donde estallaron en aplausos, en especial por parte desu hermana.
Sirius miró a Bellatrix con una mueca, aunque sabía de antemano que, como buena Black, esa sería su casa.
- ¡BLACK, SIRIUS! – llamó McGonagall, sacándolo de su ensimismamiento.
Sirius se dirigió allí, sentándose en el taburete, y la profesora puso el sombrero en su cabeza.
No más de cinco segundos después, el sombrero abrió el hoyo en su boca.
- ¡GRYFFINDOR! – gritó éste, y la profesora McGonagall le quitó el sombrero. Sirius sonrió triunfante y caminó con orgullo hacia la mesa de su recién escogida casa, donde lo esperaba una Andromeda sonriente.
Se sentó en la mesa, mirando a la fila de los de primer año esperando a que dijeran sus nombres.
Pasó la vista de alumno a alumno, examinando a sus compañeros de año.
Retardó la mirada por un momento en uno, flacucho y de piel cetrina, ojos oscuros y pelo negro grasiento que le caía por los hombros. Sirius hizo una mueca.
- Vaya aspecto... – murmuró, mientras el sombrero ponía en Gryffindor a Bastet Custos. Sirius aplaudió, tendiéndole una silla a la chica, la cual ella ocupó con mirada alegre.
- ¡Qué sorpresa! Estaba segura de que quedaría en Ravenclaw – dijo Bastet. Sirius le sonrió y la mesa de Hufflepuff aplaudió a Sandra Edwards, su nueva adquisición.
- ¡Evans, Lily! – llamó McGonagall, y la pelirroja se sentó. Después de un rato, el sombrero gritó.
- ¡GRYFFINDOR!
La chica fue a la mesa, sentándose al lado de Bastet y entablando conversación con ella un momento después. Sirius miró de su plato a la fila y de la fila a su plato. Oyó aplausos y gritos en la mesa de Slytherin después de que Detestor Lars fuese elegido de esa casa.
- ¡Lupin, Remus!
Remus se sentó en el taburete. Un momento después se pudo ver una sonrisa formándose en su cara casi cubierta por el viejo sombrero, y luego el sombrero gritó:
- ¡GRYFFINDOR!
- Genial... – le dijo Sirius una vez que se sentó, sonriendo.
- ¡Mucho! A mi padre le encantaría esto... – dijo Remus, la sonrisa todavía en sus labios.
- Al mío no. Va a odiar que esté en Gryffindor. La casa de los traidores, según él – dijo Sirius, su sonrisa extendiéndose -. ¡A mi madre le dará un infarto! – rió. Remus alzó las cejas, extrañado -. Eso es algo bueno. Es malo ser Slytherin – terminó Sirius. Remus asintió ligeramente, desconcertado. Se oyeron aplausos en la mesa de Ravenclaw, después de que Julius Patil fuese seleccionado allí.
- ¡Pettigrew, Peter!
El chico se sentó en el taburete, el sombreo cubriendo su cabeza un momento después.
Un silencio total cubrió el Gran Comedor por varios minutos, todos con la mirada fija en Peter.
- ¡GRYFFINDOR! – gritó eventualmente el sombrero. Los que estaban en la mesa aplaudieron ligeramente, aturdidos por el comportamiento del sombrero.
- ¿Discutías política con el sombrero o qué? – preguntó Remus, extrañado. Peter sonrió nerviosamente y se sentó en la silla más cercana.
- ¡Potter, James! – dijo McGonagall y él se sentó en el taburete.
- ¡GRYFFINDOR! – gritó el sombrero tan pronto tocó su cabeza.
James se paró y fue hacia la mesa de Gryffindor, alzando los dedos pulgares, sonriendo triunfante. Chocó la mano con Peter, luego con Remus y de último con Sirius, sentándose a su lado.
- Los hombres y sus ritos... ¿no pueden simplemente decir "Quedé en Gryffindor"? – dijo Lily a James. Él volteó la mirada.
- ¿Te levantaste con el pie izquierdo esta mañana o eres así de amargada siempre? – preguntó James.
- ¡No soy amargada! El problema es que tú te crees la alegría del mundo... – dijo ella, alzando las cejas.
- No es que me lo crea... soy la alegría del mundo – puntualizó él, sonriendo. Lily soltó un gruñido de rabia.
- No me estás alegrando a mi, eso tenlo por seguro – dijo, y luego volteó la cabeza a James, el cual volteó la mirada.
- ¡Sekhmet, Victrix! – dijo la profesora McGonagall. La chica se sentó en el taburete.
- ¡GRYFFINDOR! – gritó el sombrero. Victrix se paró y caminó hacia la mesa. Notó que su hermana la miraba desde la de Slytherin y le sacó la lengua, sentándose en la mesa de su casa.
- ¡Gryffindor! Aja, aja... – cantó, chasqueando los dedos al ritmo.
- Te acabas de perder de toda una pelea – murmuró Sirius, señalando a James y a Lily dándose la espalda el uno al otro.
- No importa... no será la última¿o sí? – dijo Victrix acomodándose en su asiento.
- Para nada... de hecho me llego a preguntar si van a terminar asesinándose... dudo que se aguanten siete años juntos, si sólo llevan un par de horas y ya pelean como locos... – dijo Sirius, alzando las cejas. Victrix pasó la vista de Sirius a James y Lily, y luego de James y Lily a Sirius.
- Nah... ese par termina Hogwarts de pareja, te lo digo... – dijo ella, sonriéndole. Sirius chasqueó la lengua en señal de incredulidad.
- Sí, claro – dijo.
- ¿Quieres apostar? – alzando las cejas.
- Me daría pena por ti... no quisiera robarte el dinero... – dijo él, fingiendo dolor. Ella hizo una mueca.
- El único problema sería cómo demonios nos vamos a acordar por siete años de la apuesta... – dijo. Él alzó las cejas.
- Hay una manera... un hechizo que hace que alguna prenda brille o cambie de color si sucede de lo que se habla, haciendo a los otros recordar – dijo Sirius.
- Ventajas de saber latín ¿no? – comentó con una media sonrisa -. Sí, está bien.
- Dame una prenda que no te quites nunca... – dijo Sirius.
Victrix frunció el ceño. Un momento después chasqueó los dedos como acordándose de algo, y sacó de su túnica una cadena de oro con un corazoncito también de oro.
- ¿Sirve? – preguntó. Sirius asintió, ahora preguntándose qué usaría él. Se miró la mano izquierda, donde tenía un reloj plateado.
- Listo – murmuró -. ¿Te parece un recordatorio en azul? Tampoco es que vaya a funcionar... esos dos no saldrían juntos nunca...
- Me encanta el azul – dijo ella sonriendo, sin hacerle caso al la última parte de la oración.
- Genial... ¿me prestas la cadena un momento? – dijo Sirius, y Victrix se la quitó, luego pasándosela. Él se quitó el reloj y puso ambas prendas encima de la mesa -. Memoro Leus, apuesta Potter y Evans – murmuró, y tanto el reloj como la cadena brillaron un segundo, luego apagándose. Se puso de nuevo el reloj y le devolvió su cadena a la chica, quien se la puso -. Listo... fijaremos el precio de la apuesta cuando salgamos de Hogwarts. Porque no hay forma ni manera en el infierno de que terminen de pelear... ¡ni hablar de...salir! – rió con una risa que sonó como un ladrido. Vic le sonrió con sarcasmo.
Los aplausos en la mesa de Hufflepuff se fueron apagando poco a poco después del último alumno en la lista, que había quedado en esa casa. Mientras, en el centro de la mesa de profesores un mago alto con largo pelo y barba plateados se levantaba de su asiento. Albus Dumbledore, el director del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
- ¡Bienvenidos, jóvenes magos y brujas! – dijo Dumbledore jovialmente. Todo el comedor se había quedado en silencio -. ¡Empieza un nuevo curso de Hogwarts! Para los nuevos alumnos, el Bosque Prohibido tiene una razón para llamarse Prohibido... – James y Sirius se miraron, con iguales sonrisas maquiavélicas en sus rostros -. Para los viejos alumnos, debo recordarles que hay puestos libres en quidditch – James abrió mucho los ojos, mirando a Dumbledore con impaciencia – en Ravenclaw y Slytherin...
- Quizá el año que viene, Jamsie – murmuró Sirius, dándole unas palmaditas en la espalda. James asintió, ligeramente molesto.
- Bueno, estudiantes, dos palabras más. ¡A comer! – terminó Dumbledore. Los platos frente a ellos se llenaron de comida, la cual todos miraron con ojos desorbitados.
- Me va a encantar este sitio... – murmuró Sirius, mientras se abalanzaba encima de los platos de comida, sirviéndose todo lo que encontraba.
Decidí cambiar un poco el formato... pensaba hacer dos capítulos cortos por cada año de Hogwarts... pero francamente me pareció más fácil hacer un capítulo largo por curso(el capítulo sería sobre un solo día... el día en el que pasaron las cosas más interesantes de ese año) Me tardaré más, pero terminaría con este Fic que es el que me obstina un poco(va a tener un Fic de continuación, que es lo que hacen luego de Hogwarts) y podré pasar a la parte interesante...
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