Capítulo dos, De pruebas de quidditch y enamoramientos.

En la Sala Común de Gryffindor había una calma muy poco usual, casi alarmante. Por primera vez desde el año anterior, nadie estaba haciendo escándalo, ni tirando bombas fétidas(aunque sólo Dios sabía de dónde las sacaban), ni riéndose a carcajadas, ni haciéndole alguna broma cruel a alguien...

Varios chicos de primer año, que habían notado la tranquilidad incómoda de la sala común se tensaron, mirando alrededor en nerviosismo. Algunos chicos mayores los miraban divertidos... pero por las mentes de la mayoría de los Gryffindor, aquella tranquilidad sólo podía significar una cosa... el par de terribles de segundo año estaban planeando algo.

Aunque realmente no eran sólo ellos dos – más bien toda una pandilla – cuando aquel par llegaba, parecía que todo el resto se contagiaba con sus risas y bromas... bastante caóticos, Potter y Black.

Pero aquel sábado en la tarde no estaban en la sala común... no porque tuvieran detención (porque de sus detenciones se podía escuchar en cualquier rincón del castillo) sino porque simplemente no estaban.

Bastante preocupante.

- Remus... – dijo Bastet Custos en voz baja, aunque sin realmente querer interrumpirlo, ya que parecía bastante enfrascado en su libro. Remus Lupin alzó la cabeza.

- Dos horas – dijo. Bastet parpadeó, sorprendida.

- ¿Disculpa?

- James. Fue a la prueba de quidditch hace dos horas. Eso era lo que me querías preguntar¿no?

- Ehm. Sí – dijo, aún sorprendida, aunque no era la primera vez que Remus se le adelantaba en el pensamiento -. Las pruebas no pueden durar tanto¿o sí?

- No que yo sepa – dijo Remus, haciendo una mueca -. Aunque nunca he sido muy experto en quidditch – agregó, encogiéndose de hombros -. Bah. Él y Sirius deben estar tirando bombas fétidas alrededor de la sala común de Slytherin...

- ¿De dónde demonios las sacan, ya que estamos? – preguntó Victrix frunciendo el ceño. Hacía un par de minutos que había entrado con cara de malas pulgas y se había limitado a sentarse al lado de Bastet sin saludar a nadie -. Digo... no se nos permite visitar Hogsmeade hasta el año que viene, y que yo sepa solamente las venden en Zonko's. Así que, insisto¿de dónde demonios sacan las bombas fétidas?

- Cada vez que hay visitas a Hogsmeade le digo a mi linda primita que me traiga – dijo Sirius Black detrás de ella, tranquilo -. Se gradúa este año, pero ya para el que viene vamos a poder buscarlas nosotros mismos – terminó, sonriendo, mientras se sentaba en su sillón preferido.

- Ah, qué bien – respondió Victrix, todavía con cara malhumorada.

- ¿Llegó Jamsie de la prueba? – preguntó Sirius a Remus, ignorando a la chica. Remus, que había regresado a su libro, negó con la cabeza.

- ¿Para qué te había llamado McGonagall? – le preguntó Peter a Sirius, sin parecer muy preocupado. Sirius alzó las cejas.

- Aparentemente voy a comentar los partidos de quidditch, ahora que Eric Jordan se graduó...

- ¡Genial! Felicitaciones... – dijo Bastet, sonriéndole.

- Gracias... – dijo Sirius con una sonrisa.

- Uhm. Supongo que McGonagall no querrá alguien que narre neutralmente, si te lo pidió a ti... – dijo Remus, divertido. Ya se había rendido con el libro, que ahora estaba marcado y cerrado en la mesa más cercana.

- Quizá es que quiere tenerte cerca para revisar que no des "pasos en falso" en los juegos de quidditch... la única forma de mantenerte controlado, probablemente – sugirió Victrix, sonriendo. Sirius la miró, alzando las cejas.

- Con mejor humor, al fin.

- Sí... ehm, disculpen. Es que hace un rato tuve una pelea con Deletrix y...

- ¿Qué te dijo? – preguntó Bastet.

- No fue tanto lo que dijo sino lo que intentó hacer. Sino me hubiese agachado me habría dado con un encantamiento de ataduras... aunque fui más rápida que ella y las petrifiqué.

- ¿Las? – preguntó Sirius.

- Bueno, a ella y... a tu prima Narcissa.

- ¡Felicitaciones! – dijo él, impresionado, sonriéndole.

- Sí... aunque a medio camino hacia la torre me atrapó McGonagall, porque un Slytherin idiota me había acusado... – hizo una mueca -. Tengo detención el lunes y el martes.

- ¡Yo también tengo detención el lunes y el martes! – dijo Sirius. Remus se aclaró la garganta.

- Sirius, tu tienes detención todos los días – dijo lentamente, mitad regaño y mitad risa contenida.

- ¡Nunca los fines de semana! – dijo Sirius en tono solemne, causando sonrisas en el grupo -. De todos modos, las del lunes y martes son con McGonagall... me lo dijo esta tarde.

- ¡Pensé que te había a buscado para decirte lo de los comentarios de quidditch! – dijo Bastet, alzando las cejas.

- Sí... pero en el pasillo en el que decidió decírmelo había una pequeña bomba fétida a tiempo instalada para el... disfrute de Filch – dijo Sirius haciendo una mueca -. Yo debía estar en la torre para ese momento, pero desafortunadamente McGonagall supuso que yo la había puesto...

- ¿Qué pudo haberle hecho creer tal barbaridad...? – comentó Remus, de nuevo divertido.

- Ni idea. ¡Yo, que soy un ángel, y no sería capaz de hacerle pasar a nuestro conserje por un mal rato...! – todos se lo quedaron mirando. Sirius ladró una risa -. En fin, me dijo que lunes y martes... estoy seguro de que me iba a poner más tiempo, pero llegó un Slytherin de quinto año a decirle algo(ahora que lo pienso, probablemente el que te delató a ti, Vic) y pude escaparme. Capaz y que nos ponga..

Nadie supo en qué los iba a poner, y de repente a ninguno le importaba. El agujero del retrato se acababa de abrir, dando paso a dos chicos de segundo curso: una, Lily Evans, el otro, James Potter.

Los dos estaban caminando hacia el mismo punto y estaban plenamente conscientes de ello. Cada uno miraba al lado opuesto. James sostenía su escoba, mientras Lily tenía unos tres o cuatro libros en sus manos... los dos parecían incómodos.

En algún punto del primer año habían parado las peleas para comenzar con la simple rutina del silencio, ignorándose uno al otro. Los demás creían que había sido Lily la que había decidido dejar de hablarle a James, porque el parecía hacer intentos de reconciliación de cuando en cuando.

Nunca lo sabremos, pensó Sirius, manteniendo su pose natural.

Como fuera, en las escasísimas veces que sí se dirigían la palabra, era para gritarse... en aquellas ocasiones Sirius solía comentarle a Victrix por lo bajo un "va a ser la apuesta más fácil de ganar de la Historia", a lo que ella respondía con una mueca, habiéndose arrepentido de hacer la apuesta en miles de ocasiones.

James se sentó en un sillón al lado de Sirius, Lily en uno al lado de Victrix. En el mismo círculo, con los mismos amigos, pero en asientos opuestos, aún evitando mirarse.

Fue Remus quien decidió romper el silencio.

- ¿Y? – le preguntó a James, mirando la escoba que el chico aún tenía en las manos. James también miró la escoba -. ¿Quedaste? – El chico subió la cabeza para mirarlo, serio.

- Estás viendo al nuevo buscador del equipo de quidditch de Gryffindor – dijo lentamente, una sonrisa escapándosele en el último pedazo de la frase.

- ¡SÚPER! – gritó Peter con demasiada emoción, haciendo que el resto de la sala común se volteara a verlo.

- No pegas una, pedazo de revoltoso – dijo Victrix, mirándolo con desagrado. Desde el primer día el chico le había dado mala espina, por mucho que Remus, Sirius y James lo defendieran -. Felicitaciones Jamsie – agregó, sonriendo, antes de que alguno de ellos le peleara el comentario contra Peter.

Uno a uno, todos en el círculo alrededor de la chimenea felicitaron a James(con la notable excepción de Lily, que sólo miró hacia otra parte, luego empezando una conversación con Victrix en voz baja)

- Me suena que los partidos de quidditch van a ser más interesantes de ahora en adelante... – dijo Remus, cuando vio que las chicas estaban lo suficientemente sumergidas en su conversación.

Sirius y James se miraron, luego sonriendo maliciosamente.

- Probablemente no sean aburridos – dijo Sirius, divertido, después de un rato.

- Y dejémoslo así – agregó James, sonriendo.

- ¡Por Merlín Lils, no seas idiota! – le dijo Victrix por milésima vez, hablando un poco más alto, aunque todavía en voz baja -. ¡No puedes ignorarlo y ya!

- ¡Sí puedo y no me puedes obligar a no hacerlo! – dijo Lily, con un tono lo suficientemente infantil como para esperar una sacada de lengua en cualquier momento.

- Sabes que sí te puedo obligar – dijo Victrix. Soltó un suspiro -. No lo voy a hacer, pero sabes que puedo.

- Lily, estás en el mismo año que James, en la misma casa y, de paso, en el mismo grupo... – dijo Bastet, tranquila -. Tienes que verlo nueve meses al año, hasta que nos graduemos... y para eso falta bastante. No te pido que seas su mejor amiga, pero al menos sé adulta y háblale.

Lily frunció el ceño, sabiendo que tenía que pensarse una respuesta para el discurso que le acababan de dar. Victrix se le quedó mirando a Bastet, con una chispa divertida en la mirada.

- Qué bonito hablas, Bassy – dijo, con lo que pensó era un tono y una expresión serios -. Deberías dedicarte a la política... en el Ministerio no hay nadie tan... carismático.

- Oh, cállate – murmuró Bastet, sonrojándose. Victrix rió.

- ¿Y bien, Lils?

- Es que... ay¡es tan engreído! – dijo la pelirroja, con toda la sinceridad del mundo, molesta.

- Bueno, todo el mundo tiene defectos – dijo Bastet, encogiéndose de hombros -. James es engreído, Vic tiene algunas tuercas sueltas, yo le aguanto demasiado a la gente, tú eres mandona...

- ¿Mandona yo! – casi gritó Lily, mientras varias cabezas se volteaban a verla -. ¡No les dije que me podían mirar! – les dijo, molesta. Ellos obedecieron al instante, asustados. Lily abrió mucho los ojos, dándose cuenta de lo que acababa de hacer -. ¡Dios mío¡Soy mandona!

- Ajá – dijo Bastet, con un gesto de la mano, como restándole importancia -. Eso te digo, todos tenemos algo...

- Sólo inténtalo. Con los dos – agregó Victrix.

Aunque lo aguantaba bastante más que a James, Lily también tenía serios problemas con Sirius... en otras palabras, cualquier ente que quebrantara las normas no era su favorita. No había persona en Gryffindor que no se preguntara por qué, entre todas las personas, su mejor amiga era Victrix Sekhmet, la única competencia (aunque a distancia) que James Potter y Sirius Black tenían en cuanto a incumplimiento de normas se trataba.

Lily miró donde estaban James y Sirius.

- Acuérdate de que son nuestros amigos – dijo Victrix en tono casual, señalándose a ella y a Bastet, quien asintió. Lily se volteó a mirarlas.

- Lo voy a intentar – dijo. Sus amigas sonrieron -. ¡Pero si Potter molesta demasiado...!

- Con tal de que no le hagas nada ilegal... – dijo Bastet, encogiéndose de hombros.

- Ve a ofrecer paz, amiga mía... – dijo Victrix a Lily en tono solemne, señalando el lugar donde estaban los chicos, como si anunciara a un estadio la llegada de la atracción central del espectáculo. Lily hizo una mueca, parándose. Se dirigió a donde estaban sentados los chicos, quienes se la quedaron mirando.

- Ehm. ¿Qué hay, Lily¿Perdiste una apuesta? – preguntó Sirius, extrañado. Estaba plenamente consciente de que ella no iría voluntariamente a hablar con él o con James. Éste último le dirigió una mirada asesina que decía muy claramente que cerrara el pico, y luego se volteó a ver a Lily, curioso.

- Vine a ofrecer... paz. Ehm, paz hablada – dijo Lily directamente a James, con cara de que aquello le había costado muchísimo. Le tendió la mano.

James la miró, sorprendido... no, más bien shockeado, con los ojos muy abiertos.

Toda la sala común se había quedado en silencio, presenciando la escena: los dos rivales declarados(no solamente en modos de seguir las reglas, sino en el hecho de que los dos eran los mejores estudiantes de su curso) a segundos de tener un pacto de paz. Pasaría a la historia.

Se oían las lechuzas volando afuera... y las respiraciones entrecortadas por la risa contenida de algunos de los que miraban la escena.

Sirius se aclaró la garganta, poniéndole una mano a su amigo en el hombro.

- ¿Y bien¿Piensas responder, Jamsie? – preguntó, sonriendo. James pareció reaccionar ante esto.

- Trato – dijo, estrechando la mano de Lily. Los más graciositos (Sirius y Victrix incluidos) prorrumpieron en aplausos, como si fuesen los dos líderes de países en guerra.

- Un paso en falso, Potter... – le dijo Lily en voz baja, cuando sólo el grupo prestaba atención a la escena. El chico sonrió, divertido.

- Es James – dijo -. Y ya lo sé.

- Lo mismo va para ti, Sirius – agregó ella con mirada amenazadora.

Él alzó ambas manos, enseñándole las palmas, mientras sonreía con expresión de inocencia.

- Sabes que no haría nada para molestarte Lils... – dijo Sirius. Ella le frunció el ceño, luego volteándose y sentándose con sus amigas -. ¿Qué? – dijo despreocupadamente, al notar que James lo miraba con el ceño fruncido.

- ¿Por qué a ti te dice Sirius y a mi me dice Potter? – Sirius lo miró impasible.

- Debe ser que le caigo mejor – respondió, lentamente. Luego agarró una rana de chocolate que tenía cerca y agregó, sin mirar a su amigo -. ¿Por qué¿Celoso?

- Bah – dijo James, alzando las cejas -. No molestes.

Pero había algo en el tono en que lo había dicho... Sirius y Remus se miraron, divertidos.

- A Jamsie le gusta Lily... – dijo Sirius sin hablar, sólo moviendo los labios.

Remus soltó un bufido, asintiendo.

Estoy plenamente consciente de que no es más que la sombra de un capítulo con trama... pero bueno, así es, y así se queda. Tengan en su consideración que hace más de un año que no escribía esta historia, y que, además, el viejo borrador de este capítulo se borró, junto con el resto de mis viejos Fics de HP... así que me tocó empezar de nuevo con el capítulo.

Bien, esta vez prometo al menos intentar seguir la historia. Con mis hábitos de escritura nada es seguro, pero prometo intentar...

¡Espero que les guste... dejen Review!