Bueno, hace dos años y medio que esta historia agarra polvo cibernético en gracias a mi falta de interés en terminar… bueno, en terminar cualquier cosa. Pero hace un par de días releí el fanfic y me di cuenta de que me gusta, aparte de que quiero ponerle final… En todo caso, las personas que lo empezaron a leer en aquel momento probablemente ya ni visitan este site, y quizá sea mejor así :) Bue, aquí va el tercer capítulo.
Capítulo tres, La decisión.
Levantando incontables sospechas de todo el colegio, James Potter, Sirius Black y su enano amigo de poco cerebro, Peter Pettigrew, decidieron quedarse en el castillo mientras el resto de los alumnos mayores de trece años de Hogwarts iban de visita al pueblo de Hogsmeade.
- Esto no me da buena espina. En lo absoluto – dijo Lily Evans, frunciendo el ceño, mientras caminaba hacia Hogsmeade junto a sus dos mejores amigas. Era mediados de enero, la primera visita de ese año, y hacía un frío que podría congelarle las entrañas a cualquiera que no tuviera piel de dragón.
- No seas tan paranoica. Si quieren quedarse en el castillo, pues se quedan y es su problema. No se va a armar un conflicto bélico porque estén solos por un par de horas – dijo Bastet.
- ¿Estás absolutamente segura de eso? – preguntó Lily con suspicacia.
- Claro que no… en este momento el castillo podría estar en Saturno, conociéndolos – dijo Victrix, seria.
- ¡VICTRIX!– gritó Lily, mientras la nombrada estallaba en una carcajada -. No me parece divertido.
- Podría contar con los dedos de una mano el número de cosas que te parecen divertidas, Lily, querida - dijo Victrix con una media sonrisa, mientras sacudía la cabeza lentamente.
- Relájate, Lils, ni James ni Sirius tenían cara de estar planeando nada. De hecho, parecían preocupados - dijo Bastet, alzando las cejas -. Y… Remus se ausentó del colegio, de nuevo… Todos los meses desaparece por unos días, y después sale con una excusa extraña… ¿Creen que haya algo malo con él?
Victrix frunció el ceño, sin saber qué responder. Se había dado cuenta de las repetidas ausencias de Remus, claro, y tenía un par de sospechas al respecto, pero la que más probable se le hacía era demasiado seria como para comentar en voz alta. Lily, por otro lado, hacía mucho que había descubierto el motivo de las ausencias mensuales de su amigo, y se limitó a mirar al suelo y seguir caminando, callada.
- No creo, Bassy - dijo Victrix -. Si fuese algo realmente importante, probablemente nos lo habría dicho - terminó, no muy convencida de sus propias palabras, pero disimulándolo bastante bien -. ¡Miren! Ya llegamos. Fantástico. Daría mi alma por una buena cerveza de mantequilla en este momento… vamos a Las Tres Escobas, yo invito.
Mientras las tres chicas caminaban hacia el conocido local, tres chicos caminaban sin rumbo alrededor del castillo de Hogwarts, preocupados.
- No puedo creer que nos haya tomado tanto tiempo darnos cuenta… - dijo Peter, frunciendo el ceño. James y Sirius se lo quedaron mirando.
- Ehm. ¿Estás consciente de que Sirius y yo hemos sabido lo de Remus desde primer año? - preguntó James.
- ¿Y que incluso hablamos con Remus acerca de ello… y que tú estabas presente cuando eso ocurrió? - agregó Sirius -. Vamos, Pete, no puedes ser tan lento. Ese extremo ya es un desafío serio a las leyes de la cordura general, incluso para ti.
- Muy gracioso - dijo Peter en voz baja, mientras los colores se le subían a la cara -. Pero… no recuerdo nada de eso.
- Bueno, no es un secreto que no eres exactamente el cerebro mejor dotado de Inglaterra - dijo James distraídamente -. Bueno, te pongo al tanto: Sirius y yo llevamos un par de años tratando de encontrar una manera de que Remus no tenga que sufrir tanto durante sus transformaciones… y, bueno, Sirius encontró una opción hace un par de días, pero… parece que tiene algunos riesgos. Yo estoy plenamente dispuesto a correrlos…
- Yo también - dijo Sirius, serio.
Peter los miró y titubeó por un momento bastante largo. Sirius y James lo conocían lo suficiente para saber que no era el más valiente y entregado del mundo, pero el silencio prolongado del chico estaba empezando a molestarles; tanto James como Sirius habían pensado en las posibilidades por menos de cinco segundos antes de decidirse, y eso conociendo todos los riesgos… Peter ni siquiera sabía cual era el plan.
- Muy bien. ¿Cómo vamos a hacer? - preguntó finalmente Peter, mientras James y Sirius lanzaban suspiros de alivio.
- ¿Recuerdas la clase de anteayer de Transformaciones, cuando McGonagall habló de los Animagos? - preguntó Sirius. Peter lo miró con una expresión vacía… Sirius frunció el ceño -. Vamos, hombre… ¿Cuándo se convirtió en un gato frente a toda la clase? - Peter seguía viéndose igual de perdido -. Realmente no le prestas la más mínima atención a las clases¿no? Eso explica tus notas - se encogio de hombros -. En todo caso, la profesora nos explicó la posibilidad de convertirse en animales mediante un hechizo muy complicado… según el Ministerio, todos los animagos deben entrar a un registro, pero bah, demasiado papeleo… aparte de que podría ser muy útil en un futuro ser animago sin record de ello.
- Ehm… no entiendo de que nos serviría ser animagos…
- De verdad eres lento¿no? - dijo James, impaciente -. Los hombres lobo sólo hacen daño a los seres humanos. En cambio, se comportan de manera prácticamente humana cuando están rodeados de animales. Y, en este caso, más todavía, considerando que el hombre lobo en cuestión estaría rodeado de animagos, no animales reales.
- Por no mencionar lo útil que sería ser animago si, por ejemplo, alguien lanzara un hechizo petrificador a un Slytherin pero, al buscar a un culpable, el único ser viviente alrededor fuera, digamos, un sapo - dijo Sirius con una sonrisa diabólica, que James pronto compartió.
- Oh, fantástico - dijo Peter, finalmente llegando al meollo de la situación -. ¡Yo quiero ser un unicornio!
Hubo un corto silencio mientras James y Sirius se miraban y se preparaban para una carcajada que duró unos cinco minutos.
- ¡Un unicornio! - exclamó Sirius con su risa fuerte parecida a un ladrido, mientras llegaban al retrato de la señora gorda.
- ¿Un unicornio… cómo, Pete? ¿Rosado? - preguntó James, y Sirius rió aún mas fuerte.
- ¿Qué? - preguntó Peter, avergonzado sin saber por qué -. Dragones cantarines - dijo a la señora gorda, y los dejo pasar a la sala común de Gryffindor, que se hallaba casi vacía gracias a que más de la mitad de la población adolescente de la casa estaba en Hogsmeade… por lo tanto, las carcajadas de los dos amigos (especialmente las de Sirius, inevitablemente audibles), lo cual hizo a varios chicos menores voltear.
- Ya, ya, el espectáculo terminó. Ahora dejen de mirar, enanos - dijo James, enseriándose, y los chicos que los habían estado mirando voltearon enseguida, obviamente temerosos. Sirius bufó.
- ¿Enanos? - preguntó Sirius, mirando a James desde arriba, como hacia siempre, ya que su amigo era bastante más bajo que la mayoría de las personas de su edad... especialmente más bajo que él, el más alto de su clase. James sonrió.
- Son más enanos que yo - dijo simplemente.
- Correcto, amigo. Supongo que debe ser un alivio conseguir a alguien que sea más alto que tú - dijo, guiñando el ojo. James alzó una ceja -. En todo caso… Peter. No debes decirle nada a Remus acerca de esto. No lo permitiría. Es mas sencillo que se entere cuando esté todo listo. ¿Entendido?
- Perfectamente - dijo el chico, asintiendo. Justo en ese momento, Remus entraba por el agujero del retrato, luciendo cansado y, al igual que cada vez que regresaba de la Casa de los Gritos, se veía más delgado y débil.
- Hola chicos… pensé que estarían en Hogsmeade - dijo Remus, sentándose con ellos.
- Tenemos suficientes provisiones de Zonko para los próximos tres meses… aparte de que hace demasiado frío como para salir - dijo James, encogiéndose de hombros. Remus lo miró con recelo… ¿desde cuándo a James Potter o a Sirius Black les importaba un comino el tiempo que hacía para ir a Hogsmeade?
- Aparte de que Jamsie esta huyéndole a Lily Evans… desde que la invitó a salir y ella le recomendó un lugar muy específico donde podía meterse esa invitación… - agregó Sirius, tratando de mantenerse serio aunque estuviera a punto de soltar la carcajada al recordar el momento.
- No la invité a salir en serio… - dijo James, serio, aunque sonrojándose ligeramente.
- Estoy seguro - dijo Remus, agarrando un libro y cubriéndose la cara con él, para ocultar la sonrisa que había aparecido en sus labios. Antes de que James pudiera contestar algo, todos los estudiantes de Gryffindor que habían pasado el día en Hogsmeade entraron a la sala común… después de todos, entraron las tres chicas, muy rojas a causa del frío.
- Hola chicos… ¡Remus, regresaste! - dijo Bastet, sonriendo, cuando vio al chico. Él subió la vista y le devolvió la sonrisa -. ¿Todo bien?
- Perfectamente - dijo Remus -. ¿Cómo les fue?
- Bah, supongo que bien. Nada demasiado interesante que ver, lo mismo de siempre - dijo Lily, encogiéndose de hombros, mientras dejaba su bufanda encima de un sillón, luego sentándose en él.
Mientras sus dos amigas miraban hacia otro lado, Victrix dejó distraídamente una bolsa gigantesca de Zonko detrás del sillón donde James y Sirius estaban sentados.
- Su encargo… - murmuró, alzando las cejas.
- Gracias, Vic - dijo Sirius, sonriendo.
- No problem - dijo ella, guiñando un ojo -. Bueno, tengo que salir un rato, los veo luego… - se volteó en dirección al retrato de la señora gorda.
- ¿Salir? Vienes llegando… ¿a dónde vas? - preguntó Sirius, alzando una ceja.
- Vic tiene una cita… - dijo Lily con una risita. Victrix volteó a mirarla.
- Ah, con eso sí te ríes - dijo, divertida -. Ah, ya te veré Lily Evans, solo espera.
- ¿Y… con quién se supone que es esa cita? - cuestionó Sirius.
- ¿Es acaso tu problema? - preguntó Victrix, frunciendo el ceno.
- Sí¿es acaso tu problema, Siri? - preguntó James, divertido al ver una oportunidad de venganza acercándose. Sirius pensó un poco mejor, y le dirigió a su amigo su mejor sonrisa despreocupada.
- Una inocente pregunta, Vixie, sólo eso - dijo a Victrix.
- Eso supuse. Nos vemos luego - dijo ella, saliendo de la sala común un momento después.
El resto se quedó hablando por un buen rato, hasta que las chicas subieron a su dormitorio, alegando estar muy cansadas por caminar alrededor del pueblo todo el día. En el momento en el que solo quedaron ellos, James se volteó a mirar a Sirius con una mirada diabólica en el rostro… pero, sorprendentemente, fue Remus quién habló.
- No te conocía ese interés en la vida romántica de Victrix…
- ¿Qué se supone que significa ese comentario? - pregunto Sirius con desconfianza.
- Nada en lo absoluto, por supuesto… - dijo Remus, sonriendo, mientras James reía, seguido por Peter.
- Si por algún motivo asumen que pregunté por motivos menos honorables que el simple hecho de que es mi amiga y me preocupo por ella… pues debería darles vergüenza - dijo Sirius solemnemente -. Lo que pasa es que, en caso de que el tipo en cuestión le hiciera cualquier cosa a Vix… pues, me vería obligado a partirle las piernas.
- Porque… eres su amigo y te preocupas por ella, claro - dijo James, alzando las cejas y asintiendo.
- Exactamente - dijo Sirius -. Ah, creed o no creed, amigos míos. Este servidor actúa, como siempre, de manera leal y noble - hizo una reverencia -. Lo cual me recuerda… - alzó la bolsa de Zonko -. ¿Alguna idea, Jamsie?
- Toneladas, Sirius, toneladas - dijo James, sonriendo.
OK, OK, pido misericordia. Llevo siglos, y con eso quiero decir siglos que no escribo nada, y esta historia en particular, como dije antes, llevaba mas de dos años y medio metida en un rincón oscuro de mi cerebro, y tenia muchísimo tiempo que no pensaba en ella. Prometo que el siguiente capítulo es mejor (no que sea difícil)
Review!
