Segunda parte del quinto año, y el penúltimo para ese curso. ¡Disfrútenlo!
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Capítulo seis, Duelos.
Era un día cualquiera de clases; largo y fastidioso. Especialmente para los del quinto curso, que estaban siendo presionados por todos los profesores para que lograran un nivel de excelencia en los T.I.M.O.'s… lo cual, por supuesto, les estresaba hasta decir basta. Al menos, después que se acabaran las clases ese día, tendrían la semana libre de Pascua.
Mientras, les esperaba todo un largo día.
Lily y Victrix estaban agotadas: habían pasado buena parte de la mañana haciendo hechizos silenciadores y convocadores… el doble que el resto, de hecho, ya que ambas eran las mejores en la materia y, cada vez que lo hacían bien, el profesor Flitwick pedía repetición, diciéndole a todos los alumnos que debían seguir el ejemplo de ambas.
Aunque al principio las chicas se sintieron orgullosas de ser las únicas capaces de hacer el ejercicio perfectamente (con la omnipresente excepción de Potter y Black, claro) ya a la quinta vez que el profesor lo pidió se estaba poniendo bastante molesto… pero bueno. Sólo les quedaban dos horas más de clase esa semana.
Por ahora, simplemente estaban las dos sentadas en el Gran Comedor almorzando y hablando.
- Sabes… me está empezando a molestar - dijo Lily, frunciendo el ceño.
- ¿Hmmm¿Qué cosa? - preguntó Victrix, muy concentrada en comer como si acabara de salir de Azkaban. Lily la miró por un momento, pero luego siguió hablando.
- ¡Bastet¡Es como si ya no existiéramos! - dijo Lily, molesta.
- Ah, sólo déjala estar. Está con el hombre de sus sueños, cualquiera le dedicaría mucho tiempo - dijo Victrix, encogiéndose de hombros. Vio que Lily abría la boca para decir algo y le dirigió una mirada asesina a la pelirroja -. Si te atreves a hacer algún comentario relacionado con ese moreno de ojos azules que está a tres metros de mi, te juro que no vuelvo a dirigirte la palabra en seis meses. Y estoy hablando muy en serio.
Lily asintió ligeramente; ya sabía que su amiga hablaba en serio. Últimamente se tomaba cualquier cosa que tuviera que ver con Sirius Black muy a pecho… quizás porque Lily aprovechaba cualquier oportunidad disponible para dejarle algún comentario al aire acerca de él.
Victrix la miró fijamente por otro momento, y luego prosiguió con su comida.
- Estás comiendo como un animal… - dijo Lily, divertida. Victrix rió.
- Tengo un hambre terrible, y me da la impresión de que va a terminar de ser un día igual de molesto que como empezó. Y quiero estar preparada - dijo Victrix -. No pienso hacer absolutamente nada en toda esta semana… al diablo con los exámenes.
- Acuérdate de la cena del club Slug… - dijo Lily casualmente.
- ¡Mierda! - dijo Victrix, quizás un poco más fuerte de lo que había planeado. Varios en su mesa se voltearon a mirarla, pero ella los ignoró -. Había olvidado esa estupidez… bueno, no importa. No pensaba ir de todos modos.
- No creo que te quede opción. Slughorn vive quejándose de todas las reuniones que pierdes… parece muy interesado en tener a una Sekhmet en su grupo - dijo Lily. Victrix no pudo evitar soltar una sonrisa pretenciosa.
- Pues mi hermana prácticamente le rogó ser parte de su club… él nunca le hizo mucho caso.
- Qué raro… debería incluso preferirla. Digo, Deletrix formaba parte de su casa y todo…
Victrix negó con la cabeza.
- Mi hermana es una incompetente. Una incompetente con una fascinación terrible por la magia oscura, y un gusto pésimo para elegir amistades… ¿no te parece una casualidad impresionante que todos sus mejores amigos del colegio ahora sean sospechosos de ser seguidores de lord Voldemort? - preguntó Victrix, alzando las cejas.
- ¿En serio? - preguntó Lily. Victrix asintió, dejando el plato de lado.
- Se me fue el hambre - dijo, incómoda -. Sabes que nunca he tenido la mejor de las relaciones con Deletrix, pero… bueno, me preocupa. Y su comunicación con papá y mamá es tan dispersa que no sé que pensar.
- Vic, de verdad no creo que… - empezó Lily, no muy segura.
- Yo sí que lo creo… pero espero estarme equivocando - dijo Victrix con una mueca. Miró su reloj -. Lils, tengo que devolver un libro a la biblioteca, pero la clase de Slughorn está a punto de comenzar… ¿puedes decirle que iré en un momento? Yo me termino de arreglar con él cuando baje a clases.
- De acuerdo, te veo en un rato. ¿En caso de que sea un trabajo en parejas te espero?
- Por favor. Ya sabes que soy un desastre trabajando sola en Pociones - dijo Victrix. Lily sonrió y bajó a las mazmorras, mientras Victrix corría hacia la biblioteca.
Después de dejar el libro y darle a la bibliotecaria una excusa rápida, salió prácticamente volando hacia las mazmorras… tan rápido que calculó mal uno de los escalones de truco que había que saltar y tropezó con él, rodando por los siguientes cinco escalones hasta llegar al suelo de las mazmorras.
Gimió ligeramente, agarrándose el tobillo sobre la cual había caído el peso de su cuerpo, e intentó pararse, pero le dolía demasiado.
- Maldita sea… - murmuró, molesta y adolorida. Si se tardaba cinco minutos más en llegar a la clase no le quedaría otra que ir a la susodicha cena del profesor, para escaparse del regaño. Trató de acordarse de algún hechizo curador, pero el dolor del tobillo no la dejaba concentrarse: probablemente tenía un esguince.
Maldito por lo bajo, acurrucada bajo la escalera, a sólo veinte pasos del salón de clase, pero sin poderse mover…
- ¿Vixiegenie? - preguntó una voz tras ella. La chica se volvió, sabiendo de antemano quién la llamaba; sólo él le decía Vixie.
Sirius se acercó a ella rápidamente, al ver la mueca de dolor en su rostro y cómo ella agarraba su tobillo, que parecía haberse hinchado hasta casi el doble de su ancho normal.
- ¿Estás bien? - preguntó él. Ella asintió ligeramente.
- Sí, pero me duele mucho… - dijo. Sirius se sentó a su lado y agarró su tobillo adolorido, tocándolo en distintos puntos; Victrix soltaba grititos cortos en cada lugar que él presionaba.
Aunque le parecía incómodo el hecho de que Sirius Black, entre todas las posibles personas del colegio, fuese quien la estuviera tratando de ayudar, agradecía el gesto de igual modo, y prefería que fuese alguien en quien tenia total confianza que antes que algún personaje cualquiera.
Además, desde aquella noche en el último otoño, estaba en términos de habla con Sirius de nuevo.
- Creo que tienes el tobillo roto… no te preocupes, ya te llevo a la enfermería - dijo él. Ella negó con la cabeza.
- ¡No, no! Tengo que llegar a la clase de Slughorn en este momento, o me va a obligar a ir a esa cena idiota que prepara todos los años… por favor, Sirius, te sabes millones de hechizos sanadores… - dijo la chica, suplicante. Él la miró, divertido.
- De acuerdo, Vix, de acuerdo… ¡Sanatum! - dijo, apuntando a la pierna de la chica con la varita. Una luz blanca salió de su varita, y el tobillo de Victrix volvió a su tamaño normal. Sirius se levantó y luego ayudó a Victrix a pararse -. ¿Mejor?
- Perfectamente - dijo Victrix -. Gracias.
- No te preocupes - dijo Sirius, dirigiéndole una media sonrisa que se convirtió en un entrecejo fruncido un segundo después -. Oh…
- ¿Qué pasa? - preguntó Victrix.
- Te… te rompiste un poco… - dijo él. Era cierto: en la caída, Victrix había dado con la cara al suelo y se había roto ligeramente el labio inferior… y a Sirius le encantaba el hecho de tener una excusa válida para fijarse en la boca de la chica.
Después de un par de segundos de silencio, salió de su ensimismamiento para buscar algo en su mochila, sacando un pequeño envase con una pócima cremosa dentro de él.
- Bueno, te podrás imaginar que un buen merodeador siempre carga un pequeño kit de primeros auxilios encima - dijo Sirius, guiñándole un ojo y haciéndola sonreír -. ¿Te importa si yo…?
- No, claro que no… - dijo Victrix, lentamente. Sirius untó un poco de poción en su pulgar, frotándola suavemente en el labio inferior de Victrix.
Los dos se quedaron en silencio absoluto por un largo momento, mientras Sirius ponía la poción desinflamatoria en el labio de Victrix. Una vez la pócima estuvo seca y el labio sangrante curado, ambos chicos se miraron a los ojos.
Victrix no pudo evitar dirigirle una sonrisa… cómo le encantaba mirarlo a los ojos… ese par de zafiros brillantes, expresivos, geniales, felices…
Sirius sonrió también… su mano, aún en el rostro ella, se deslizó por sus mejillas de porcelana.
- Sirius… - murmuró Victrix, mientras él acercaba su propio rostro al suyo.
- ¿Sí, Vixie…? - respondió él con otra pregunta, en el mismo tono cercano a un susurro. Sentía el pulso agitado de la chica en la palma de su mano, y el suyo propio corriendo en su pecho.
- ¡Siri, cariño, vamos tardísimo para la clase de Pociones¡Me encanta que me hayas esperado! - dijo la figura de una chica alta y rubia, cuya voz sobresaltó a Sirius y Victrix, separándolos de golpe. Un segundo después, la despampanante rubia estaba besando apasionadamente a Sirius, sin que él pudiera hacer nada por detenerla. Una vez ella se hubo separado de él, miró a un lado; pero Victrix había desaparecido.
Sirius maldijo en voz alta, pegándole un susto a la rubia. La detalló bien, ya que no había tenido tiempo gracias a su llegada repentina. Era esa chica de su curso con la que había tenido una cita la semana anterior, Carla McClaggen.
No le quedó otra que entrar en el salón con ella (agarrados de la mano, para aumentar su mal humor) ya que obviamente no podía cortarle en medio del pasillo por la simple razón de haberlo interrumpido cuando estaba a punto de besar a otra chica. Simplemente no es algo que haría un caballero, pensó Sirius, malhumorado.
Sirius y Carla entraron en el preciso momento en el que Victrix se disculpaba muy diplomáticamente con el profesor Slughorn.
- Lo siento muchísimo profesor Slug, pero acabo de recibir una lechuza informándome de mi permanencia en el castillo durante las vacaciones de Pascua - estaba diciendo Victrix, sonriendo -. Lo cual significa que finalmente sí voy a poder asistir a su cena, a la que me dolía en el alma tener que faltar… - la chica le dirigió una mirada de (falsa) emoción a Slughorn, que apenas pudo contener su propia y muy real excitación. Podría ser actriz, pensó Sirius, mirándola con una sonrisa.
- Eso es fantástico, Victrix, simplemente fantástico - dijo Slughorn, sonriendo con gusto -. Pero, aún así llegaste tarde a la clase… cinco puntos menos para Gryffindor.
Victrix asintió, luego bajando la cabeza sumisamente y sentándose junto a Lily.
- ¿Cuál es su excusa, señor Black, señorita McClaggen? - preguntó Slughorn a los dos chicos. Claudia sonrió con autosuficiencia, soltándole la mano a Sirius de manera que toda la clase la viera.
- Supongo que… nos entretuvimos, profesor. Lo sentimos muchísimo - dijo la rubia, su sonrisa creciendo. Sirius, ya simplemente indignado, se contuvo y dio un vistazo a Victrix, buscando apoyo… pero ella le dirigió una mirada lo suficientemente malhumorada como para que él volteara la vista al instante, mientras oía a Slughorn quitarle otros veinte puntos a Gryffindor gracias a la impertinente de Claudia.
Sirius gruñó, mientras se dirigía hacia la mesa de James.
- Padfoot, cargas una cara de perro que no puedes con ella… - comentó James.
- Muy gracioso, Prongs - murmuró Sirius, mientras aparecía su caldero y empezaba a seguir las instrucciones escritas en la pizarra. James y Remus se miraron, encogiéndose de hombros ante las malas pulgas de su amigo, y siguieron trabajando.
La clase concluyó sin más novedad que Victrix y Sirius molestos y sus amigos tratando de averiguar por qué. Por un lado, Sirius estaba demasiado malhumorado para hablar en lo absoluto, y estuvo toda la clase callado con una tumba; mientras tanto, en la otra esquina del salón, Victrix se limitaba a responder con monosílabos cortantes a cualquier cosa que le preguntara Lily… claro, tampoco podía hablar, considerando que la pareja de trabajo de Bastet (que estaba al lado de ellas) era Carla McClaggen.
Cuando acababan de terminar la poción (cuando Lily acababa de terminar la poción, eso era; Victrix se había limitado, como siempre, a cortar y pasarle los ingredientes) Lily se rindió y dejó de interrogarla… en ese justo momento, sonó el timbre y fueron a la última clase antes de las vacaciones de Pascua: Defensa Contra las Artes Oscuras.
Su profesor de Defensa ese año, un auror llamado Branagh, que tenía un largo historial como uno de los mejores cazadores de magos oscuros en Inglaterra, siendo incluso contemporáneo con Ojoloco Moody.
Aunque el profesor era muy bueno, sus métodos eran algo fuertes… exigía a sus alumnos la misma capacidad de duelo que se exigía en la escuela de aurores.
Aunque curricularmente aquello era buenísimo, porque los preparaba mejor tanto para los T.I.M.O.'s como para el uso real de la materia… pero podía ser un total infierno para aquellos que no tuvieran facilidad para la materia. Pero, increíblemente, el profesor Branagh era incluso más exigente con sus alumnos preferidos que con los menos aventajados en su materia… según él, porque presionaba hasta la excelencia a quienes ya tenían el camino abierto hacia ella.
Se había basado en esa lógica para esa clase, dedicada a la creación de patronus convincentes porque, aseguró el profesor, era un ejercicio que se pedía en la mayoría de las pruebas prácticas de T.I.M.O.'s de la materia.
A los quince minutos de la clase, el primer alumno logró formar un patronus absolutamente corpóreo: de la varita de Remus Lupin salió un tigre plateado, que dio un salto elegante alrededor del salón, para luego desaparecer. La clase prorrumpía en aplausos y el profesor le daba treinta y cinco puntos a Gryffindor por haberlo logrado primero.
- Genial - dijo James, dándole unas palmadas en el hombro al rubio, que tenía una sonrisa complacida en los labios.
- La expresión que cargas es digna de un Black - comentó Sirius en tono de burla, hablando por primera vez en más de una hora.
- Las malas mañas se pegan, qué te puedo decir - dijo Remus, divertido.
- ¿De dónde salen los animales de los patronus, señor Potter? - preguntó Branagh, al ver que el chico se entretenía hablando.
- Se basa un poco en la teoría Indo-Americana de los tótems, que habla de un animal protector para cada familia… sólo que en el caso del patronus es más personalizado; habla de una forma animal defensora para cada individuo - dijo James.
- Excelente, quince puntos - dijo el profesor -. ¿Alguien sabe en qué más se puede basar la forma de un patronus¿Sí, señorita Evans?
- Puede ser en cualquier animal que la persona considere como seguro - dijo Lily -. O la representación mágica de algún individuo que proteja al mago, de alguna forma u otra. Por ejemplo, un mago cuyo padre adore los gatos podría tener un gato como patronus… sería como decir que su padre lo está protegiendo.
- Excelente, señorita Evans, otros quince puntos para…
- ¡Expecto patronum! - exclamó una voz de chica… de repente, una figura grande y cuadrúpeda salió de la varita de Victrix. La clase quedó en silencio, mirándola y tratando de buscarle la forma. Paró en mitad del salón, miró alrededor y movió la cola alegremente -. ¿Un perro? - preguntó la chica, extrañada, mientras la figura se desvanecía -. ¿Por qué habría de protegerme un perro?
Mientras el profesor le daba más puntos a Gryffindor, James, Remus y Peter miraban a Sirius, asombrados. Sirius estaba mirando fijamente el punto donde el patronus de Victrix había desaparecido: aquel perro era absolutamente idéntico a su versión animal.
Los otros tres chicos decidieron no decir nada, para evitar algún posible estallido de mal humor por parte de Sirius, y cada quien siguió practicando.
Veinte minutos después, tres otros alumnos habían logrado patronus corpóreos: Lily Evans, Sirius Black y James Potter.
- Hagamos algo distinto, clase… - dijo el profesor de repente. Todos lo miraron, temerosos.
- Porque odio la monotonía, chicos, y sé que ustedes también lo hacen - murmuró James, imitando la voz del profesor. Sus amigos rieron: aquel comentario era prácticamente el slogan de Branagh.
- Como odio la monotonía… - empezó Branagh, mientras James sonreía pretenciosamente -… acabo de decidir dedicar los últimos quince minutos de clase a práctica de duelos - todos se miraron entre sí, extrañados ante la capacidad del profesor de sacar ideas desde la soberanísima nada -. Y creo que, como ejemplo, podrían hacerlo los cuatro jóvenes que lograron sobresalir en el ejercicio de hoy. Señores Potter y Black, y señoritas Evans y Sekhmet, acérquense por favor… lo siento, señor Lupin, pero para una primera práctica de duelos es mejor hacerlo en parejas.
Los cinco chicos caminaron hacia el centro de la clase, y automáticamente se separaron en dos grupos: Lily y Victrix de un lado, y Sirius y James del otro, preparados para practicar contra sus amigos.
- No, no me parece - analizó el profesor -. Potter contra Evans, y Black contra Sekhmet.
- Suerte, Vic - dijo Lily, sonriéndole a su amiga.
- Gracias, Lils. Digo lo mismo - dijo Victrix, devolviéndole la sonrisa para luego ponerse frente a su oponente. Miró a Sirius y su expresión cambió por completo; de cálida y divertida pasó a fría y malhumorada. Sirius suspiró.
- Vixie, tenemos que hablar… - empezó, suavemente. Los ojos de la chica chispearon como llamas.
- Black y Sekhmet irán primero, para que los demás puedan comparar los estilos de pelea de ambas parejas - estaba diciendo el Branagh a sus alumnos.
- No me digas Vixie. Es horriblemente molesto - mintió ella en un susurro, ignorando al profesor olímpicamente. En realidad le encantaba ese sobrenombre, pero sentía un impulso terrible de tratarlo y hacerlo sentir mal -. Y no sé qué quieres decirme. Por Merlín que yo no tengo nada que decirte a ti.
- ¡Vamos! No seas tan terca… pasó algo en el corredor… - dijo él, sorprendido desagradablemente ante la repentina prohibición de llamarla por el apodo que le había puesto hacía tanto tiempo
- Sí. Me rompí el tobillo y me lo curaste. Muchas gracias - dijo ella secamente, sacando la varita y poniéndose en posición de duelo, como les estaba indicando el profesor Branagh que hicieran.
- Preparados… listos… comiencen - dijo el profesor.
- Eso no es a lo que me refiero… - dijo Sirius en voz baja, mientras ambos hacían una reverencia.
- Pues eso fue todo lo que pasó… bueno, después llegó tu novia y te entretuviste con ella - murmuró Victrix. Se enderezó y lo miró a los ojos -. ¡Wingardium leviosa!
- ¡Impedimenta! ¡Ella no es mi novia! - dijo Sirius mientras fruncía el ceño, esa última frase dicha en un murmullo
- Ah, no¡Entonces quizá simplemente no eres demasiado selectivo respecto a quién mete su lengua en tu garganta!- dijo ella en voz baja, mientras empezaba a perder los estribos. Sirius se sonrojó ante el comentario -. ¡Locomotor! - las piernas de Sirius empezaron a moverse convulsivamente, hasta que Victrix dejó de apuntarle con la varita, y lo miró con un brillo extraño en la mirada.
- ¿Qué demonios te sucede? - preguntó él, aún en voz baja.
- Absolutamente nada… ¡Locomotor mortis! - Sirius logró esquivar el hechizo de nuevo -. ¡ATACAME¡DEJA DE HACERTE EL CABALLERO! - rugió Victrix.
Toda la clase los miraba. Sabían que, aparte de que Victrix estuviera hecha una furia lanzándole hechizos, estaban teniendo una discusión paralela, pero hablaban muy bajo para poderlos oír… excepto aquel último grito de la chica. Algunos trataban de agudizar el oído, pero la mayoría estaban impresionados con la agilidad de ambos magos.
- ¿Ah, quieres que te ataque¿Honestamente quieres que te ataque? - le estaba preguntando Sirius a Victrix, ambos rostros chispeando de rabia.
- ¡Sí! - dijo ella, desafiante.
- ¡Rictunsempra! - exclamó él, dándole a Victrix de lleno en la barriga. Ella empezó a reírse con fuerza.
- ¿Eso… eso es lo mej… ja ja… mejor… que puedes hacer? - logró preguntar entre carcajadas -. ¡L… langlock!
La lengua de Sirius se pegó a su paladar, y él dejó de apuntarle a Victrix con la varita, haciendo que ella parara de reír. Aunque ella pensaba haber ganado, no contaba con la última carta del chico… él la apuntó con la varita y le lanzó un hechizo mentalmente, haciendo que la lengua de la chica se trabara y le hiciera imposible articular palabra.
- ¡ALTO! - gritó el profesor Branagh, y las cuatro varitas pararon en el aire. Luego miró a Sirius, impresionado -. No se supone que sepas hacer hechizos mentalmente… eso es contenido de sexto curso.
Sirius sonrió, complacido.
- Supongo que se me hacen fácil algunas cosas - dijo el chico.
- Ya lo veo. Veinte puntos por su facilidad en aprender técnicas antes de tiempo - dijo Branagh -. Y otros veinte, cada uno, por la demostración que nos acaban de dar. Pocas veces he visto magos con tanta habilidad para sostener duelos… especialmente estando en el quinto año del colegio - en uno y otro rostro se dibujaron sonrisas idénticas -. Ambos tienen habilidades excepcionales para los duelos, y, debo agregar que, en caso de estar en un mismo equipo, habrían muy pocos magos lo suficientemente diestros para vencerles - añadió el profesor. Sirius miró a Victrix y ella le devolvió la mirada por un momento, pero luego volteó la vista hacia un punto al otro lado del salón -. Señor Potter, señorita Evans…
La pelirroja y el moreno se enfrentaron, en lo que parecían condiciones parecidas a las de Sirius y Victrix… sólo que, mientras éstos últimos discutían en voz baja, a los otros dos no les importaba prácticamente gritar.
- ¿Y qué tal anda tu novio, el inútil ese de Patil? - preguntaba James después de un momento, divertido.
- No es asunto tuyo, impertinente. ¡Petrificus partiallus! - exclamó Lily, apuntándole con la varita. Lily había sido muy rápida para él; la mitad del cuerpo de James se había paralizado, incluyendo parte de su cara, dejándole a la mitad la sonrisa pretenciosa que le había dirigido. Él maldijo por lo bajo, mientras ella reía triunfante.
- ¡Relashio! - exclamó James, agarrando a Lily por sorpresa y tirándola al suelo con un haz de chispas de colores. Ella lo miró con odio, parándose al instante para seguir combatiendo.
- Olvídalo, Potter - dijo, negando con la cabeza y abriendo mucho los ojos. James alzó una ceja -. Por desgracia, confías demasiado en ti mismo… y no eres tu mejor arma. ¡Silencio¡Tarantallegra!
James empezó a bailar una tarantela italiana de forma incontrolable, imposibilitado de lanzar un contra-hechizo por haber sido silenciado.
- ¡ALTO! - exclamó el profesor -. Muy bien, señorita Evans, quince puntos para Gryffindor. ¿Puede por favor levantarle a su contrincante los hechizos que le puso?
- Como usted ordene, profesor… ¿pero a que se ve mejor así, calladito y entreteniendo a las masas? - preguntó Lily, sonriendo maliciosamente. James la miraba, molesto -. Finite incantatem.
El timbre sonó, y todos en la clase salieron corriendo hacia una libertad de una semana de duración.
Bueno, no todos… dos chicos quedaron solos en el salón de clase: ella recogiendo sus libros y metiéndolos en su morral y él, mirándola desde un par de metros detrás.
- Vixie… ¿realmente te molesta que te llame así? - preguntó él. Ella rió suavemente.
- No, claro que no. Llevo todo el día de mal humor, es todo… - dijo, negando con la cabeza. Era una mentira de proporciones colosales, y no le importaba… estaba celosa y dolida, y no quería por nada del mundo que él lo supiera -. Lo siento. Especialmente por ese comentario… lo de la lengua y la garganta…
- Olvídalo, no fue nada - dijo Sirius desde atrás de Victrix, ya que ella aún no se había volteado: uno de sus libros había caído tras el pupitre y estaba intentando agarrarlo -. Pero… lo que pasó en las mazmorras…
- No pasó nada - dijo Victrix, alcanzando el libro, metiéndolo en su morral y volteándose a mirar a Sirius.
Merlín, qué bello es, pensó Victrix, perdiendo el aliento por un momento. Y realmente lo era: así, recostado contra el muro y con los brazos cruzados (en una expresión corporal que denotaba su rebeldía interna y externa) mirándola fijamente, con un mechón de pelo oscuro cayéndole sobre la frente y los ojos azules brillándole más que nunca.
Victrix no pudo evitar una media sonrisa… Sirius resplandecía tanto como la estrella que llevaba su nombre, la más brillante del cielo.
- ¿Qué pasa? - preguntó Sirius, sonriendo también.
- Nada, me acordé de algo - dijo ella. Sacudió la cabeza -. No pasó nada, Sirius, nada en lo absoluto. Estuvo a punto pero… bueno, cómo se llame Piernas y Cabello llegó en el momento preciso - dijo Victrix. Sirius rió ante el apodo tan apropiado que le había dado a la chica McClaggen -. Digo… ése es el tipo de cosas de las que la gente se arrepiente de hacer segundos después de haberlas hecho.
Sirius la miró en silencio… estaba a punto de decir algo, cuando resonó la voz de Lily gritando "¡VICTRIX!". La nombrada sonrió brevemente al chico y le pasó por al lado, saliendo del salón.
Un momento después Sirius miraba al suelo del salón, las últimas palabras de Victrix resonando en su cabeza…
"Ése es el tipo de cosas de las que la gente se arrepiente de hacer segundos después de haberlas hecho…"
- ¿Y tú que sabes, pequeña? - se preguntó en voz baja, frunciendo el ceño.
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¿Opiniones constructivas, destructivas, recomendaciones para posibles oficios para la autora…? (a falta de talento en la escritura D). Para cualquier posible comentario¡dejen review!
