Capítulo nueve, Un perro de ojos azules.

Era una noche de principios de noviembre que prometía ser horriblemente tediosa… no había ninguna actividad planeada para aquella noche, y tampoco había esperanzas de que la hubiera: Remus iba a salir con Bastet a Hogsmeade, y James tenía una cita con una pelirroja de Hufflepuff… incluso Peter iba a estar fuera de la torre de Gryffindor esa noche, ya que estaba en detención con Filch por haberse quedado como un estúpido en pleno pasillo cuando acababa de poner una fila de bombas fétidas, delatándose a sí mismo automáticamente.

Sirius cargaba un humor de perros. Aparte de que lo habían dejado solo, tenía cantidades obscenas de tarea de Encantamientos que eran para dentro de dos días… y no había adelantado absolutamente nada.

Acababa de ir a la biblioteca a alquilar el material de apoyo, y suponía que le iba a tocar quedarse despierto buena parte de la noche para poderlo terminar.

Gruñó y maldijo por lo bajo, mientras andaba por el Gran Comedor en camino a la torre de Gryffindor.

Al pasar por la puerta del hall, miró hacia fuera, envidiando a los que no tenían nada que hacer más que estar a orillas del lago sin hacer nada.

Miró alrededor del lago y notó a una chica pálida de pelo negro, iluminada por un montón de velas que había conjurado a su alrededor. Estaba encorvada sobre las piernas dobladas, con las rodillas apuntando hacia arriba, un pergamino encima de los muslos y muy concentrada escribiendo algo.

Sirius sonrió por primera vez en el día, mirando a Victrix desde la puerta… no había tenido oportunidad de tener una conversación decente con ella en meses.

"Al diablo con la tarea, la hago más tarde" pensó, mientras caminaba hacia ella.

Un chico se acercó a Victrix… ella le sonrió y él se sentó junto a ella, besándola.

Sirius se quedó petrificado a medio camino. ¿Quién demonios era aquel tipo y por qué demonios estaba besando a su Vixie?

Se acercó un poco más y sintió su sangre hervir… era aquel tipo, McGraw. De nuevo. Había oído decir a Evans que Victrix había cortado con él después de lo que había pasado en el expreso de Hogwarts… así que ¿por qué demonios la estaba besando ahora?

La respuesta era simple: habían regresado y Victrix ni siquiera le había dicho a sus dos mejores amigas todavía. Joshua se le había acercado tres semanas antes diciéndole que no había dejado de pensar en ella en todas las vacaciones… Victrix, que había pasado todo aquel tiempo esperando una señal de Sirius que nunca llegó, aceptó regresar con Joshua más que nada por despecho.

Y se lo había hecho saber. Antes de decir nada, la chica le contó exactamente lo que había pasado en el expreso de Hogwarts en junio, la razón por la que había cortado con él en primer lugar. A Joshua le sorprendió aquello, pero estaba dispuesto a dejarlo pasar, con la esperanza de que eventualmente ella sintiera lo mismo que él…

Victrix lo dudaba… pero al demonio. No iba a esperar a Sirius hasta el fin del mundo.

- ¿Por qué te tardaste tanto? - preguntó, abriendo mucho los ojos. Joshua sonrió.

- Me encanta cuando haces eso - comentó, divertido -. Reunión de premios anuales, chiquita. No pude zafarme.

- Bue, qué se le va a hacer… ahora haz mi tarea de Encantamientos - dijo Victrix, sonriéndole. Joshua alzó las cejas, tratando de mantenerse serio.

- No voy a hacerte la tarea …

- Por favooooooooooooooor.

- ¡Vickie…!

Ella rió: ya sabía que no lo iba a convencer, pero era divertido intentarlo. Estaba por agregar algo, pero vio una figura grandísima de cuatro patas que la distrajo… era un perro negro, que caminaba hacia ella.

Aunque generalmente los perros (especialmente los grandes) la ponían nerviosa, había algo acerca de éste en particular que más bien la calmaba…

- ¿Es tuyo? - preguntó Joshua, extrañado, mientras ella acariciaba al perro. Victrix negó con la cabeza.

- No… pero creo que lo he visto en alguna parte - dijo Victrix. El perro sacudió la cola alegremente, haciendo un movimiento como de intentar abrazarla, lo que la hizo reír.

- Bueno… obviamente le agradas - dijo Joshua. El perro lo miró y le empezó ladrar. Victrix rió aún más fuerte.

- Y tú obviamente… no. Vamos, Snuffles, no ataques a Josh - dijo Victrix al perro, que se volteó hacia ella de nuevo y se dejó acariciar.

- ¿Snuffles? - preguntó Joshua, alzando las cejas.

- Sí… ¿no te parece que tiene cara de Snuffles? Como de perrito dulce… ¿verdad que sí, Snuffles? - le preguntaba ella al perro, que ladró en señal de asentimiento -. Sino pensara que es de alguien, secuestrara a al cachorro y me lo quedara.

- ¿Son ideas mías o me acabas de relegar por un… perro? - preguntó Joshua. Victrix rió y le dio un beso, causando que el perro le empezara a gruñir al chico. Victrix sonrió.

- ¿Celoso, no? Te pareces a alguien que conozco - dijo. Joshua frunció el ceño, poniendo en duda que la chica estuviera hablando de él… no lo estaba haciendo, por supuesto, se refería a Sirius.

El perro movió la cola alegremente y frotó su hocico contra la nariz de Victrix, haciéndola reír…

La chica frunció el ceño de repente, alejando su cara de golpe.

Reconocería esos ojos en cualquier parte… brillando por una sonrisa, detrás de una máscara, o en estado perruno.

Victrix agarró una de las patas del perro y la volteó, mirando la palma…

- Padfoot… - murmuró, impresionada. El perro la miraba en silencio, sin hacer un solo movimiento.

- ¿Qué dijiste? - preguntó Joshua. Ella negó con la cabeza, como si estuviera recién despertada.

- Nada… Josh, ya son las once y cuarto… y tendría que estar a las once y media en la torre Gryffindor - dijo ella, ida -. ¿Nos vemos mañana?

Joshua frunció el ceño.

- Vickie… ¿qué pasa? No te había visto esa expresión en la cara desde… desde que llegamos a Londres en el expreso de Hogwarts - dijo. Ella se sonrojó -. ¿Tiene algo que ver con…?

- ¿Sirius? - sugirió ella. Joshua asintió ligeramente, y Victrix vio con el rabillo del ojo cómo el perro agudizaba el oído -. Sí… es por algo que tiene que ver con él - miró al perro con una pizca de ira en la mirada -. Parece que todo tiene que ver con él últimamente.

Victrix metió sus libros rápidamente en su morral y se levantó, haciéndole una seña al perro para que la siguiera.

- No… puedo… creerlo - murmuró la chica a lo largo de todo el camino hacia la torre de Gryffindor -. Ladra dos veces si crees que haya alguien en la sala común, una si crees que esté vacía - el perro ladró una vez -. OK, entonces a la sala común. Chudley Cannons - dijo a la señora gorda un momento después, y tanto ella como el perro entraron en la sala común, que estaba absolutamente vacía.

Victrix miró al perro fijamente por un momento, y él la miró de vuelta.

- ¡Mutatum! - exclamó Victrix, sacando la varita en un momento. Vio, impresionada, cómo el perro se convertía frente a sus ojos en Sirius Black. Él abrió la boca para hablar, pero ella fue más rápida que él -. ¡Petrificus totalus!

Victrix vio cómo el moreno se quedaba petrificado y la miraba fijamente, impotente… se asintió aliviada al verse en ventaja.

- No, Sirius… hablo yo primero - dijo, lentamente -. Yo… ¡Merlín¿Cómo pudiste…¿Sabes cuántos riesgos tomaste al hacerte animago? - la chica suspiró -. Y… supongo que James y Peter también lo son… claro, de ahí vienen los sobrenombres… el Moony de Remus, asumo que tiene más que ver con su enfermedad que con que sea animago, que dudo que lo sea. Padfoot, un perro, Prongs sería… ¿un reno, quizás? - rió ligeramente -. ¿Un unicornio? Bueno, es algo con cuernos… y Wormtail… ¿un ciempiés¿Un gusano? El tipo es un ser mísero y despreciable, debe ser un animal pequeño… oh, cierto, disculpa. Finite incantatem.

- Gracias - dijo Sirius, estirándose un poco -. James es un ciervo… y Peter es una rata… ¿es necesario que insultes a Peter cada vez que puedes? Es uno de mis mejores amigos… - terminó, alzando las cejas. Ella se encogió de hombros.

- No me importa… ustedes son demasiado buenos para él - dijo simplemente -. Pues… es increíble que lo hayan podido hacer. Realmente extraordinario… pero sigue siendo muy, muy peligroso… si te hubiera pasado algo, cualquier cosa, no sé qué habría hecho… - dijo Victrix, arrepintiéndose de ello al instante. Sirius la miró con dulzura.

- No me pasó nada, Vixie… estoy completo y totalmente sano - dijo, sonriendo. Ella asintió -. ¿Ya puedo hablar yo…?

Ella lo miró, sorprendida por la pregunta.

- Sí… claro que sí.

- ¿Cómo… cómo me reconociste? Ni siquiera James lo hizo la primera vez que me vio en mi forma animal…

La chica se sonrojó por segunda vez aquella noche.

- Tus… tus ojos. No cambian cuando te transformas - tartamudeó -. Siempre me han gustado mucho tus ojos… los de Josh se parecen, pero tú tienes los ojos más espectaculares que he visto en un ser humano… o en un perro.

La mirada de Sirius se tornó fría de repente.

- Tenía entendido que habías terminado con McGraw - dijo.

- Pues… sí, sí lo había hecho. Pero regresamos - dijo Victrix -. ¿Acaso es tu problema?

- ¡Pues sí lo es! - exclamó Sirius -. Después de lo que pasó en el tren, sí lo es… y lo sabes.

- Ya va… ¿se supone que te pertenezco porque me besaste? - preguntó ella.

Sirius se quedó frío ante aquella pregunta.

- Yo no dije… eso no fue lo que… ¡Maldita sea, Victrix, no voltees mis palabras! - dijo él, perdiendo la paciencia -. Claro que no me perteneces… pero sabes lo que siento por ti. Y después de lo que pasó en junio pensé que tú sentías lo…

Algo lo cortó en seco: Victrix se había puesto de puntillas y lo estaba besando.

- Ves… ya eso está mejor - dijo Sirius, sonriéndole después que se separaron. Ella lo miró por un momento y luego dio un paso atrás rápidamente, como si acabara de recibir una descarga eléctrica.

- No… no voy a pasar por esto otra vez - murmuró. Sirius frunció el ceño.

- ¿Pasar por qué¿Así de mal beso?

- No seas idiota, besas bien… muy bien… me encanta eso que haces con… - se calló de repente y sacudió la cabeza -. No. No me vas a hacer pasar por eso de nuevo.

- ¿De qué demonios hablas?

- ¡Esto! - exclamó ella -. Besarme, dejarme sin pensar en nada más que en ti por meses y no decirme nada de nada después…

- ¿No decirte nada? - Sirius se veía cada vez más confundido -. ¡Me gustas, maldita sea! He estado los últimos cinco meses rompiéndome la cabeza pensando en ti, y en…

- ¡Pues yo estuve todo ese tiempo esperando que tú hicieras algo… cualquier cosa!

- ¡Te besé… y tú me besaste a mí! - exclamó Sirius, incrédulo -. ¡Eso es hacer algo!

- Y después no supe nada de ti por meses… excepto por la carta que me mandaste en vacaciones, que contenía unas cinco líneas - dijo Victrix, calmándose un poco, mirándolo intensamente -. No sabía qué pensar. Con que hubieses hecho un sólo comentario… pero, Sirius¿estás consciente de que ésta es la primera vez que hablamos desde que nos besamos en junio?

- Sí… tienes razón - dijo Sirius, después de pensárselo un momento -. Pero Vixie… ya sabías lo que…

- No, no sabía - dijo ella, antes que él pudiera terminar -. Me pudiste haber besado simplemente por tratarme de proteger… o por que tuviste un impulso… o…

De nuevo, una frase fue cortada a la mitad, por la misma razón que la vez anterior… Sirius había agarrado a Victrix por la barbilla y la había besado.

- Te besé esa vez porque siempre lo había querido hacer… y te beso ahora porque quiero seguir besándote siempre, preciosa - le dijo Sirius al oído.

Victrix sonrió. Sirius miró su reloj y también sonrió.

- Cierra los ojos y espérame aquí por un momento… - dijo Sirius. Ella alzó una ceja, extrañada -. Vamos, confía en mí… cierra los ojos, Vixie.

Ella lo miró suspicazmente y cerró los ojos. Sirius subió un momento a su dormitorio y regresó con una especie de castillo en miniatura (alrededor de un metro) empaquetado mágicamente para que no se pudiera ver qué había adentro; la dejó en el suelo.

- OK… un momento más, Vix - dijo Sirius.

- Sirius¿qué estás haciendo? - preguntó ella, moviendo una pierna en señal de intranquilidad.

- Ah, qué poca paciencia, pequeña - dijo Sirius, chasqueando la lengua. Victrix rió -. Bien… no sé si te habrás dado cuenta, pero son las doce y cuarto de la noche… de un cinco de noviembre. Por lo tanto…

- … mi cumpleaños - completó ella.

- Finite incantatem - dijo Sirius, apuntándole al castillito -. Feliz cumpleaños, Vixiegenie… ya puedes abrir los ojos.

Ella los abrió, luego agachándose… una sonrisa gigantesca se formó en su rostro al ver lo que había dentro del castillo: un gatito persa gris de ojos azules que se le acercó cuando la vio y empezó a juguetear con su mano, ronroneando.

- ¿Te gusta? - preguntó Sirius con una sonrisa, agachándose junto a ella. Victrix se le tiró encima, abrazándolo.

- ¡Me encanta¡Es precioso! - exclamó la chica.

- Me alegro que te guste - dijo él, riendo -. Lo vi hace unas semanas en el callejón Diagon y pensé en ti… me lo estaba guardando Andrómeda, pero vino ayer a traerlo.

- ¡Gracias! - repetía Victrix una y otra vez, mientras jugueteaba con el gatito.

- ¿Cómo la vas a llamar? Es hembra, por cierto… - dijo Sirius.

- Hmm… ¿qué tal Artemis?

- ¿Como la diosa griega? - preguntó Sirius, divertido.

- Sí… según la mitología, ella creó a los gatos para… ¿por qué era? No sé, pero lo hizo.

- Para poner en ridículo a Apolo porque él había inventado a los leones para asustarla - dijo Sirius. Victrix asintió, mientras seguía jugando con Artemis -. Hablando de nombres… ¿Snuffles? - preguntó, alzando una ceja. Victrix rió.

- ¿No te gusta? Realmente sí te ves como… como un cachorrito lindo y dulce.

- Soy lindo y dulce - dijo él, sonriendo.

- Bueno… depende. Conmigo sí… no eres exactamente dulce con Joshua, por ejemplo - dijo Victrix.

- Quizá porque deberías estar conmigo y no con él - le dijo Sirius en voz baja. Victrix lo miró a los ojos -. Muy bien, tienes razón, la última vez no hice nada… lo hago ahora. Vixie¿quieres ser mi novia?

- Sí, Snuffles, sí quiero ser tu novia - dijo ella, sonriendo. Sirius también sonrió, besándola -. Pero… no quiero decirle a nadie. No todavía.

Sirius frunció el ceño.

- ¿Cómo se supone que tengo que tomarme eso¿No quieres terminar con el idiota de McGraw y por eso prefieres mantenerlo en secreto?

- Déjate de idioteces, Sirius… - dijo Victrix, haciendo un gesto con la mano como restándole importancia -. A él si le tengo que decir. Estoy hablando de nuestros amigos… Merlín, si eres paranoico…

- Ah… sí, disculpa. Les diremos cuando tú estés lista, pequeña - dijo Sirius, guiñándole un ojo. Bostezó -. A quién engaño… no voy a hacer el ensayo de Encantamientos hoy… ¿ya tú lo terminaste?

- Está como a la mitad - dijo ella, también bostezando -. Más tarde le digo a Lils que me lo haga… no debería hacerme trabajar en mi cumpleaños.

- Ah, abusando de tu mejor amiga… te he enseñado bien, querida aprendiz - dijo Sirius solemnemente, haciendo que Victrix sonriera -. Vixie, te estás cayendo del sueño… ve a dormir.

- ¡No tengo sueño! - protestó Victrix, pero un bostezo la delató -. Bueno, quizá algo de sueño…

- Ya sé, ya sé. Vete a dormir, sino no te vas a poder levantar en la mañana - dijo Sirius, levantándose del piso y ayudándola a ella a pararse también. Artemis ronroneó alrededor de la pierna de la chica, y ella agarró a la gatita.

- Hasta mañana, Snuffles… es definitivo, voy a adoptar ese sobrenombre - dijo la chica, sonriendo.

- Hasta mañana Vixie - dijo él, dándole un beso. Ella se volteó para subir a su habitación -. ¿Te gusta tu mascota nueva?

- ¿Cuál de las dos… el gato o el perro? - preguntó Victrix, volteando a mirarlo. Sirius soltó una carcajada.

- Ambos.

- Me encantan… - dijo ella, sonriendo. Se devolvió en sus pasos y lo besó de nuevo, para luego subir a su habitación.

Sirius se quedó un momento mirando las escaleras por las que había subido la chica, sonriendo.

- Pareces un idiota enamorado de unas escaleras - dijo la voz de James tras él. Sirius volteó, aún sonriendo.

- Cierra el pico Prongs - dijo, de buen humor -. ¿Qué tal la cita?

James se encogió de hombros.

- La chica no es exactamente una futura orden de Merlín, y dejémoslo así - dijo James -. ¿Y tú… terminaste la tarea?

- No la he ni empezado - dijo Sirius alegremente -. Mañana la hago… o me copio de Moony, que es lo mismo.

- Eres un completo vago… - dijo James, negando con la cabeza. Sirius rió.

- Lo sé… un vago con sueño. Me voy a dormir… - dijo, bostezando de nuevo.

- Creo que te acompaño… muero de sueño - dijo James, también bostezando.

Ambos chicos fueron a su dormitorio en silencio… James, malhumorado por una cita bastante fallida, y Sirius con una sonrisa de oreja a oreja…

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Ah, he escrito mejores, ya lo sé, pero éste me gusta. ¡Review!