Capítulo once, Navidad II: Descubrimiento.
Bastet llevaba unos tres o cuatro días dándole vueltas al asunto. Aunque tenía planeado pasar navidades en casa de James (donde iba a haber una fiesta en la víspera) y estar con Remus ese día, lo otro era bastante preocupante: una de sus mejores amigas estaba sola en una de las ciudades más peligrosas del mundo, e iba a pasar una semana sola en su casa… navidad incluida.
Había pasado los últimos dos días planeando con Lily… aunque ella no tenía ninguna objeción en ir a Londres y pasar navidades en casa de Victrix (porque según ella "no estaba exactamente esperando con ansias ir a la fiesta en casa de Potter") no podía ir hasta el cuarto día de vacaciones, porque sus padres ya habían planeado una visita a una tía suya.
Bastet, por otro lado, había conseguido permiso de su padre para irse de una vez, y ya estaba en el autobús noctámbulo, llegando a Londres. No le había avisado a Victrix que iba, para darle la sorpresa de que tanto ella como Lily iban a pasar navidades en su casa.
Antes de ir a Londres, había pasado por el valle de Godric, para saludar a los chicos y pasar un rato con ellos, ya que como iban las cosas no los vería hasta Año Nuevo.
Su novio, James y Peter parecían preocupados cuando los vio: el día anterior, Sirius, que llevaba días comportándose extraño, había desaparecido después de hablar con un tal Mundungus Fletcher en la plaza del valle de Godric… el chico, que solía decirle cada movimiento que hacía a James como si éste fuera su capitán de mando, no había ni siquiera dado una idea de a dónde iba, mucho menos escrito desde el día anterior… y ya era casi mediodía. Cuando Bastet había salido de la casa, James acababa de escribirle una carta a Sirius llena de insultos y acusaciones de negligencia, causando risas de todos los demás. La había mandado con la misma lechuza de Sirius, una lechuza negra llamada Raven que se veía honestamente molesta por haber sido dejada por su dueño.
Finalmente, Bastet llegaba al número 223b de Baker Street, una casa de dos pisos en medio de un famoso barrio muggle londinense… y el único hogar de magos en treinta kilómetros a la redonda.
Bastet llegó a la puerta de la casa y notó el sistema de seguridad que contenía: antes de que cualquiera entrara, le hacía decir su nombre, colocar su varita para verificación en un orificio, y especificar su relación con los inquilinos y una memoria propia con algún miembro de la familia autentificación; si estaba en la lista de personas gratas a los habitantes de la casa (y se comprobaba la autenticidad del personaje en cuestión) la casa los dejaba pasar. Aquello era una medida de seguridad impuesta por el Ministerio de Magia para todas las casas de personajes importantes de la política mágica inglesa.
Bastet se tomó unos veinte minutos con todo el proceso (especialmente sustrayendo la memoria de su cerebro, porque sólo había visto a gente haciendo aquello, sin tener experiencia propia) pero a la final fue reconocida y se le permitió entrar.
La casa estaba en completo silencio, ni siquiera había luces encendidas, lo cual era bastante extraño considerando que la casa estaba llena de lámparas muggles en todas partes… probablemente Vic seguía dormida, después de todo la chica solía despertarse al mediodía o más tarde. Bastet miró la cantidad de objetos extraños alrededor y soltó un bufido: Victrix siempre le había dicho que sus padres eran ligeramente obsesivos con la tecnología muggle, lo cual siempre había molestado terriblemente a su hermana, que detestaba todo lo que no fuera estricta y puramente mágico.
La chica caminó a lo largo y sonrió al ver el caos que se cernía sobre la sala: estando sola, su amiga solía no tener demasiado sentido del orden. Estando acompañada tampoco, pero probablemente no ayudaba tener una casa completamente para ella.
Contribuyendo con el desorden, dejó el baúl con sus cosas en medio de la sala y subió las escaleras.
Miró el piso de arriba, extrañada. Habían piezas de una armadura de hierro, esparcidas por toda la sala de estar de arriba… como si alguien estuviera tratando de armar uno de esos trajes, o se hubiese vestido con aquello…
Raro. A veces no entendía a su mejor amiga en lo absoluto.
Miró hacia el cuarto de Victrix y rió ligeramente: la puerta estaba cerrada. La paranoia de su amiga no conocía límites: cerraba la puerta de su cuarto incluso cuando estaba completamente sola en la casa.
Sonrió maliciosamente y se dirigió hacia la puerta: por andar de vaga dormida hasta las doce y media del mediodía, la iba a despertar de un susto.
Abrió la puerta de golpe.
- ¡Vic-Vic sorpre…! - exclamó, pero se quedó en media frase. Miró con los ojos desorbitados y la boca abierta como un pez fuera del agua la escena frente a ella.
Victrix estaba dormida, con una sábana a media espalda descubriendo un hombro desnudo, pero aquello no era lo que había dejado a Bastet sin palabras: al lado de ella dormía Sirius Black, con una mano rodeándole la cintura a la chica y la cabeza casi completamente escondida en la curva de su cuello.
- ¡WOW! - gritó Bastet de la impresión, y Sirius abrió los ojos de golpe.
- ¿Qué fue eso? - murmuró el chico, subiendo la vista. Alzó las cejas -. Oh… ehm. Hola Bas - parecía avergonzado. Sacudió ligeramente a Victrix, luego dándole un beso en el hombro -. Ehm, Vixie… Bastet está aquí.
Victrix abrió los ojos con cara de sueño y miró hacia la puerta, donde vio a su amiga todavía en shock.
Abrió la boca para decir algo pero Bastet se había volteado y salido del cuarto.
- Mierda… - murmuró Victrix, sentándose. Sirius le lanzó una bata que estaba en su lado de la cama, mientras también se sentaba y empezaba a vestir.
Victrix se puso la bata rápidamente y bajó las escaleras, donde estaba Bastet impresionada. Dio dos palmadas y todas las luces de la sala se encendieron.
- ¡WOW! - repitió -. Eso es… ¡WOW¡Merlín¡Pensé que estabas sola!
- Ehm… lo estaba. Pero Sirius vino ayer y…
- ¿Es… común que aparezca de repente en tu casa o…? - preguntó Bastet, sin saber cómo formular bien su duda.
- Bueno, no en mi casa… nunca había venido antes - dijo Victrix, lentamente -. Pero… llevamos algo de tiempo saliendo.
Bastet hizo una pausa.
- ¿En serio? - preguntó. Victrix asintió, sin saber qué leer de la expresión de su amiga: simplemente se veía sorprendida, sin reacción específica -. ¡Eso es… es…!
- ¿Es…? - preguntó Victrix, invitándola a seguir con un gesto.
- ¡ES FANTASTICO! - gritó Bastet, abrazándola de golpe. Victrix rió y devolvió el abrazo -. ¿Por qué no me habías dicho?
- No le hemos dicho a nadie - dijo Sirius, mientras bajaba por las escaleras. Cargaba la ropa que tenía debajo de la armadura el día anterior. Victrix no pudo reprimir una sonrisa, que él notó -. ¿Qué pasa?
- Que te ves muy, muy bien con ropa muggle - dijo ella. Él rió y se paró a su lado.
- Chicos… esto es genial. Genial. Tienen que decirle a los otros de una… - empezó Bastet. Ambos sacudieron la cabeza -. ¿Por qué no?
- Es que… digo… apenas estamos empezando a salir, sólo llevamos mes y medio - dijo Victrix -. No es que no queramos decirles pero… ¿tienes idea de la libertad que nos da el que no lo sepan¿Te imaginas lo que diría Lils si supiera que soy novia de Sirius?
- … y James probablemente se burlaría hasta el final de los tiempos - dijo Sirius, alzando las cejas.
Bastet miró a Sirius con las cejas alzadas.
- ¿Y tú no te burlarías de él si empezara a salir con Lily? - preguntó. Sirius soltó una sonrisa delatora -. Por cierto… están preocupados por ti. Estuve en casa de James hace un rato y…
El ruido de una lechuza picoteando una ventana cercana no la dejó terminar. Sirius abrió la ventana al reconocer a su lechuza, Raven, que lo picoteó en señal de disgusto.
- Auch… hey, no es que te haya dejado sola - le dijo al ave, acariciándola, mientras abría la carta. La leyó, riendo a cada dos líneas, luego mirando a las dos chicas -. En resumen, Prongs dice que o me aparezco inmediatamente o va a enviar una brigada de dementores a buscarme.
- ¿Te vas? - le preguntó Victrix.
- Debería… vamos, preciosa, no pongas esa cara. No vas a quedarte sola… y, bueno, sería algo desconsiderado quedarme ahora que Bastet está aquí, a nadie le gusta ser quinta rueda - terminó el chico, alzando las cejas. Victrix hizo un puchero, pero asintió. Él pasó la mirada de su novia a su amiga -. ¿Van a la fiesta de navidad en casa de los Potter?
Las dos se miraron.
- Yo por mi voy… ¿supongo que te quedarás aquí para Navidad, Bassy? - preguntó Victrix.
- Pues, sí… y Lil también, llega mañana - dijo Bastet -. Y a mi me encantaría pasar nochebuena con ustedes - terminó, mirando a Sirius.
- Entonces está decidido, somos mayoría. Y bah… Lils también quiere ir, sólo que está tratando de cubrir las apariencias - dijo Victrix con un guiño, mientras Bastet asentía.
- ¿Entonces sí van? Genial. Las veo allá entonces - dijo Sirius -. Adiós Bastet, hasta luego pequeña - le dio un beso a Victrix y se acercó a la chimenea, exclamando "¡mansión Potter!" y luego desapareciendo entre polvos flú.
Una vez estuvieron solas, Bastet alzó las cejas y le dirigió a su amiga una sonrisa diabólica.
- Vamos, Vic. Es tu deber femenino contarle a tu mejor amiga cómo, cuándo y dónde empezaste a salir con tu novio - dijo Bastet, imitando el tono de voz que Victrix había usado más de un año antes al decir esas mismas palabras. La morena rió, divertida, al darse cuenta de que había sido cogida en sus propias redes -. Recuérdalo, Vic… está en el manual.
Victrix asintió solemnemente, luego dirigiéndole una sonrisa a su de amiga y contándoselo todo.
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Sirius estaba sentado en un sofá, con las piernas extendidas sobre una mesa y los brazos detrás de la cabeza. Había llegado como si no hubiera pasado nada, y obviado completamente cualquier comentario de parte sus amigos, que finalmente se habían resignado… aunque James se veía bastante malhumorado. Estaban ambos en la sala de la casa de los Potter, ya que Remus y Peter habían salido a comprar algunas cosas.
- Por cierto, Jamsie, la carta que me enviaste con Raven fue algo agresiva¿no te parece? - le estaba diciendo Sirius, negando con la cabeza en señal de reproche.
- Y el hecho de desaparecerte y no decirle a tu mejor amigo dónde estabas fue algo desleal¿no te parece? - le respondió James.
- Vamos, Prongs - dijo Sirius, incómodo -. Había algo que tenía que hacer, así de simple.
James le dirigió una mirada de reproche. Sirius frunció el ceño… realmente era molesto tener que ocultarle algo a su mejor amigo, especialmente algo importante. Realmente le daba muy igual que se burlara o no de él, pero.
Bueno, a la final era decisión de Victrix. Y ella todavía no quería decirle a nadie… así que ahí se quedaba.
- Si pudiera decírtelo lo haría - dijo Sirius, suspirando -. En serio.
- Sí, lo sé, lo sé - dijo James, encogiéndose de hombros -. Es que, bueno, es raro. Digo, los mejores amigos se cuentan todo¿no?
- No depende de mi, Prongs - Sirius sacudió la cabeza lentamente -. Si la pudiera convencer sería otra cosa pero…
- ¡AJA! - la voz de James sonaba triunfante, mientras Sirius hacía una mueca, dándose cuenta de lo que había dejado escapar -. Muy bien, ya eso es un avance. ¿La conozco?
- Quizás - dijo Sirius.
- ¿En qué casa está?
- Muy bien, muy bien - dijo James, después de un momento de silencio sepulcral… obviamente Sirius no diría nada -. Pero me enteraré, Padfoot, y me reiré al averiguar quién fue la chica que logró que le ocultaras su identidad a tu mejor amigo.
Sirius estalló en risas.
- ¿Esto viniendo del tipo que se quitó las patillas que cargaba desde hacía meses solo porque una chica con la que ni siquiera estaba saliendo le dijo que se le veían horribles? - preguntó Sirius, aún riendo. James se puso rojo.
- ¡Eso fue hace meses! Cuando Evans dijo es…
- ¿A quién engañas? Lo harías de nuevo - dijo Sirius, divertido.
- ¡No lo…! - empezó James, mientras Sirius lo miraba con incredulidad -. Bueno, quizá si lo volvería a hacer¿y qué?
- Nada, nada en absoluto - dijo Sirius, sonriendo -. Y hey… Lily no parece odiarte mucho este año. No te ha insultado una vez en lo que llevamos de curso… no me mires con esa cara, estoy hablando en serio. ¿Cuál es la estrategia, que aparentemente te está funcionando?
- No meterme con Snape cuando está ella cerca - dijo James. Sirius asintió.
- Sí, al parecer realmente le molesta eso… creo que me incluyó en su lista negra después del examen de Defensa Contra las Artes Oscuras - Sirius se encogió de hombros -. No que Snivellus no se lo mereciera, claro…
- En caso de que se mereciera el ataque inesperado (que no se lo merecía) mínimo no se merecía la humillación pública - dijo Remus lanzándoles una mirada reprobatoria, mientras él y Peter se sentaban.
- Bah - dijo James, aunque parecía algo incómodo ante el comentario -. ¿Lo tienen todo?
- Sí… lo dejamos en la cocina - dijo Peter, asintiendo -. ¿Quiénes vienen a la fiesta mañana?
- Buena parte de sexto curso de Gryffindor - dijo James, alzando las cejas.
- Creo que ni Bastet, Lily y Victrix van a venir - dijo Remus. Sirius negó con la cabeza.
- Sí vienen.
- ¿Y tú qué sabes? - preguntó Remus, frunciendo el ceño.
- Tengo oídos en todas partes… - dijo Sirius, usando un tono de voz más profundo y grave que el suyo normal. Peter rió.
- No uses esa voz, es perturbante - dijo James. Sirius rió, asintiendo.
- De acuerdo… y lo sé porque Vix me mandó una lechuza hace un rato diciéndome que sí venían - dijo Sirius.
Remus se lo quedó mirando, callado. Llevaba un poco más de un mes notando que, por casualidad, cada vez que Sirius desaparecía misteriosamente, Victrix hacía lo mismo… aparte de que los dos se dirigían miradas cómplices de rato a rato.
Aunque no tenía cómo comprobar nada, tenía la duda… pero, bueno, en caso de que fuera así, Sirius se los diría eventualmente.
Habría que esperar para ver…
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¿Qué tal? Ya sé que el final está algo flojo, pero lo importante era que Bastet los descubriera…
alexandra potter ¡gracias por tu review! No te preocupes, que no me olvido de las otras parejas… lo que pasa es que yo, personalmente, tengo un crush GIGANTESCO en Sirius (se nota¿verdad? D) y me gusta mucho explotar su relación con Victrix. Pero ya me voy a poner las pilas desde el capítulo siguiente con Remus-Bastet y James-Lily. ¡Sigue leyendo!)
