Capítulo doce, Arena, sol y peleas.
La habían convencido sin decirle de qué trataba aquello. Al cabo de un par de días de enseñarle folletos y contarle todas las maravillas del lugar, Lily y Victrix habían persuadido a Bastet a la playa a pasarse una semana.
Aunque la chica parecía no haberse dado cuenta de que aquello coincidía con la semana de su cumpleaños…
Como la menor del grupo, por tanto la que cumplía años de último, ambas chicas habían decidido celebrar su cumpleaños diecisiete en Niza, en la Riviera Francesa, aunque no le habían informado a la chica de aquello
Lily y Victrix le habían dicho a Remus, por supuesto (el chico incluso había planeado buena parte del horario) pero no estaba seguro de poder ir…
Mientras tanto, las tres chicas acababan de llegar a Niza por un expreso mágico internacional, haciendo el tramo de Londres a Niza en treinta minutos. Tanto Victrix como Lily se habían hecho las locas y habían hablado todo el camino, sin mencionar nada a Bastet acerca de la fecha… habían salido a Niza el veintiocho de junio, su cumpleaños.
Bastet se veía confundida… sus amigas nunca, nunca habían olvidado su cumpleaños. Ni siquiera le había escrito Remus para felicitarla…
Pero bueno, ya se acordarían.
Se encogió de hombros, mientras caminaba junto a sus amigas alrededor de la playa, buscando un sitio donde ubicarse.
- ¿Aquí? - preguntó Lily, señalando un espacio con tres sillas plegables. Por suerte para ellas, no había que reservarlas en aquella playa. Bastet asintió y se acostó en una de ellas, pero Victrix negó con la cabeza.
- Yo me voy más lejos… tengo que concentrarme en mi bronceado - dijo, sonriendo. Les guiñó un ojo -. Quizás me consiga a un francés sexy…
Bastet alzó las cejas, bufando. Sí, claro, pensó. Victrix le dirigió una mirada rápida que parecía significar que cerrara el pico, y luego se volteó y se alejó caminando.
Lily se acostó en la silla plegable al lado de la de Bastet.
- Lil… ¿qué día es hoy? - preguntó Bastet después de un rato. Lily disimuló una sonrisa, que no supo si su amiga había visto.
- Miércoles - respondió.
- Sí, pero¿qué fecha? - preguntó Bastet.
- Veintiocho de junio, Bassy - dijo una voz tras ellas. Bastet se sentó de un brinco y volteó para ver a Remus Lupin, James Potter y Peter Pettigrew sonriéndole.
La chica dio un salto hacia su novio, con una sonrisa de oreja a oreja, abrazándolo.
- ¡Pensé que te habías olvidado de mí! - dijo. Remus negó con la cabeza.
- Nunca, linda - dijo. Le dio una caja empaquetada de regalo -. Feliz cumpleaños.
- ¡Gracias! - dijo, besándolo.
- ¡Feliz cumpleaños! - dijo luego Lily, pasándole su regalo, seguida de Peter. James hizo otro tanto, no sin antes soltar disimuladamente chispas de colores de su varita y esparcirlas alrededor.
Asombrosamente, la primera en reírse de aquello había sido Lily Evans. James le dirigió una sonrisa que ella devolvió, mientras Bastet y Remus se miraban, sorprendidos.
- ¿Qué fue eso? - le preguntó Remus a Bastet en voz baja. Ella negó con la cabeza, sonriendo.
- No lo sé. Pero ya era hora de que pasara.
Remus asintió, también sonriendo. Miró alrededor y frunció el ceño.
- ¿Qué se hizo Sirius? Estaba con nosotros hace un minuto… - dijo.
- Yo que sé. Habrá visto alguna rubia y la estará persiguiendo - dijo James, encogiéndose de hombros.
- ¿Qué hacen aquí? - preguntó Bastet a los dos chicos, tratando de desviar el tema de conversación.
- Vinimos a pasar una semana en Niza - dijo Remus, haciéndole un guiño -. No sé si te habrás dado cuenta que todo el punto de este viaje es celebrar tu cumpleaños…
- Claro que… - empezó Bastet, pero al ver la sonrisa cómplice de Lily abrió mucho la boca, sorprendida. Luego se le tiró encima, abrazándola -. ¡GRACIAS!
Lily le devolvió el abrazo, riendo.
- Fue idea de Vic… cuando termine su hora de bronceado se lo agradeces - dijo la pelirroja.
Bastet asintió, sonriendo. Miró alrededor de la playa y se preguntó dónde se habría metido su amiga… negó con la cabeza y se dirigió al mar con Remus, dejando solos a James y a Lily (Peter se había ido a hablar con una morena). A ninguno de los dos parecía importarles el hecho de estar solos…
En el otro extremo de la playa…
Victrix estaba acostada en una silla plegable, boca arriba, con los ojos cerrados y lentes de sol sobre ellos… estaba en humor de hacer las cosas a la muggle.
Se paró después de un rato, aburrida y sedienta, y fue a buscar un refresco. A medio camino tropezó con alguien.
- Merde ! - exclamó el tipo con el que se había tropezado.
- ¡Lo siento! - dijo ella, molesta ante la falta de modales del tipo. Miró hacia arriba para ver a un hombre rubio con cara de pocos amigos. Él la miró y su expresión cambió.
- Bonjour mademoiselle… - dijo, sonriendo.
- Francés imbécil - dijo Victrix. El tipo obviamente no le entendió -. Connard !
- Anglaise?
- C'est ne pas ton problème, mais oui, je suis anglaise. Et je suis ici avec…
- Moi - habló una voz masculina tras Victrix, con un acento francés perfecto. Mientras, ella sintió una mano posándose alrededor de su cintura. La chica sonrió, reconociendo la voz -. Est-ce que il y a des problèmes ?
- Eh, non, pas du tout - dijo el francés, al notar que Sirius era mucho más alto que él. El tipo se volteó y desapareció de su vista.
- Y como siempre, llega mi caballero andante a rescatarme - dijo Victrix, sonriendo. Se volteó hacia Sirius y lo besó -. Hola.
- Hola preciosa - dijo él, también sonriendo -. No sabía que hablaras francés.
- Sólo un poco - Victrix le guiñó un ojo -. Sabía que Remus los traería. De hecho, te tardaste un buen rato en llegar…
- Porque llevo unos quince minutos buscándote, pequeña - dijo Sirius, alzando las cejas -. ¿Por qué demonios te tuviste que ir tan lejos?
Estaban caminando alrededor de la playa, agarrados de las manos y mirando el mar. Victrix se encogió de hombros.
- Supuse que vendrías más tarde y quería poder hacer esto - dijo simplemente, señalando sus manos unidas -. Y esto - lo besó.
- Sabes… no tendríamos que irnos hasta el final de la playa para estar juntos - dijo Sirius en un tono casual.
- ¿Prefieres ver a James teniendo una apoplejía, a Lily desmayándose, a Remus gritando "¡lo sabía!", a Peter mirando alrededor sin entender nada y a Bastet tratando de calmar a todo el mundo? - preguntó Victrix. Sirius se encogió de hombros.
- No creo que se lo tomarían tan mal, en serio - dijo -. Y, aunque lo hicieran… bueno, tiene que pasar eventualmente¿no?
- ¿Qué quieres decir? - la chica se volteó para mirarlo a los ojos, mientras ambos paraban de caminar. Sirius suspiró.
- Vixie… llevamos seis meses juntos… nunca, nunca, había durado seis meses con nadie. Y tú tampoco.
- ¿Y tu punto es…? - preguntó ella, aunque casi segura de a dónde estaba yendo.
- Que… ya. Le quiero decir a todos que somos novios - dijo Sirius, finalmente.
- Snuffles, yo… no estoy lista todavía - dijo Victrix. Sirius se pasó las manos por el pelo.
- ¿Por qué haces eso? - preguntó, frunciendo el ceño.
- ¿Por qué hago… qué?
- ¡Negarte a decirle a nadie! - exclamó Sirius -. Cada vez que insinúo decirle a los chicos sales con el argumento de que van a decir tal o cual cosa. Y ahora que te lo digo directamente, que no estás lista. ¿Lista para qué exactamente, Victrix?
- Yo… simplemente… es que… Merlín, Sirius¡todavía no! - dijo ella, nerviosa.
- ¿Y cuándo entonces¿Vas a esperar a que tengamos diez años de casados y tres hijos?
Victrix pestañeó y alzó las cejas. De repente lo único que oía era el sonido de las olas tras ella.
- Bueno, no, no me parece. A decir verdad no creo en el matrimonio.
Sirius rodó los ojos en lo que parecía un intento de mantener la cordura. Aún así, cuando habló, había una pizca de desesperación en su voz.
- Claro. Ese era exactamente el punto de la conversación - dijo. Hizo una pequeña pausa antes de seguir hablando, pero cuando lo hizo su voz sonaba más dulce -. ¿A qué le tienes miedo, Vixie?
Ella lo miró, sin saber qué decir.
- No te entiendo. De verdad, no te entiendo - dijo Sirius después de un rato, negando con la cabeza -. Vixie… te amo. Estoy loco por ti, y quiero vocearlo por los tejados…
- Sirius… no entiendes… - dijo Victrix
- No, Victrix. No entiendo. En lo absoluto… y tú no pareces dispuesta a explicármelo - hizo una pausa -. Voy con los demás. Te veo en un rato.
Antes de que ella pudiera responder, Sirius había desaparecido, dejándola sola en la orilla de la playa.
- ¡BUENOS DIAS! - gritó Sirius al aparecerse en medio de sus amigos. Los tres chicos se le quedaron mirando con cara de aburrimiento, Lily pegó un brinco del susto y Bastet sonrió -. ¡Feliz cumpleaños Bass! - dijo, pasándole su regalo.
- ¡Gracias Sirius! - dijo ella, abrazándolo -. ¿Y Vic? - le preguntó en voz baja. Sirius suspiró.
- Debe venir en camino - le respondió en el mismo tono, luego rompiendo el abrazo. Miró hacia abajo y alzó una ceja al ver a James y a Lily enfrascados en una conversación…
Se sentó en la arena, junto a ellos, y puso un brazo en el hombro de cada uno. James le dirigió una mirada que claramente decía "si tienes aprecio por tu vida, quítate de en medio". Sirius le sonrió.
- Hola, mis queridos tortolitos - dijo, mientras su sonrisa se ensanchaba. Los miró a los dos.
- ¿Estás tomando medicamentos? - le preguntó Lily, alzando las cejas -. Me parece que tienes verborrea…
Sirius rió.
- Ah, el famoso ingenio Evans - dijo, guiñándole un ojo a la chica -. Es fantástico tenerte de cuñada, Lily, querida.
- ¿Cuñada? - preguntó ella, extrañada.
- Por supuesto. Ya que Prongs es prácticamente mi hermano… eso te convierte a ti en mi cuñada - dijo Sirius, con una sonrisita pretenciosa.
- Deja de decir idioteces - dijo Lily, rodando los ojos -. James y yo sólo estamos hablando.
- ¿Acabas de llamarlo James? - preguntaron Remus y Bastet al unísono.
- ¿Acabas de llamarme James? - había preguntado el susodicho al mismo tiempo.
- Te llamas así¿no? - preguntó Lily, alzando las cejas a James -. Si quieres te sigo llamando Potter y duermen todos tranquilos…
- ¡No, no, no! - dijo James, rápidamente. Sirius y Remus se dirigieron miradas cómplices.
- Ahh, l'amour - dijo Sirius teatralmente. Remus bufó, mientras James le daba un codazo a su amigo en las costillas, en otro esfuerzo de callarlo.
Antes de que Sirius pudiera vengarse de James por atreverse a defenderse a sí mismo de su mordaz ataque verbal, un montón de chispas rosadas salieron de la nada, mientras Victrix se aparecía entre ellos, sosteniendo una torta gigantesca con las dos manos.
- Enviada por Honeydukes - dijo en voz baja a la cumpleañera. Se aclaró la garganta -. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS BASSY! - gritó, sonriendo de oreja a oreja. Con un movimiento de varita, apareció una caja de regalo que hizo flotar hacia su amiga. Luego puso el pastel en una mesita de plástico y le dio un abrazo a Bastet.
- Wow… ¡parecen cosas de magia! - dijo, impresionada, una niñita rubia con acento escocés que estaba sentada cerca de ellos. Lily le dirigió a Victrix una mirada reprobatoria.
- Estamos en territorio muggle¡deja de hacer demostraciones innecesarias! - le dijo entre dientes. Victrix se encogió de hombros, apareció un globo con un movimiento de varita y se lo dio a la niñita.
- Toma, linda - le dijo, sonriéndole. La niña rió.
- ¡Gracias!
- A la orden - dijo Victrix, guiñándole un ojo.
Sirius la miró, sin poder reprimir una sonrisa… una sonrisa que desapareció un momento después, mientras la chica volvía a voltear hacia ellos.
Después de cantar el cumpleaños y comer cantidades obscenas de torta (de la que media playa había terminado comiendo… la niñita del globo incluida), fueron a dar un paseo por la playa… sólo Sirius y Victrix se quedaron atrás, alegando que ya habían dado el respectivo tour por sí solos.
Una vez los otros desaparecieron, ambos chicos se quedaron en silencio, mirando en direcciones opuestas.
- Sirius, lo que pasa es que… - empezó Victrix.
- Ya. No digas nada - dijo él, aún sin mirarla. No sonaba molesto, sino más bien desilusionado -. No puedo imponerte algo que no quieres hacer.
- No es que no quiera sino…
- En serio, Vixie. Lo único que vas a lograr con seguir con el tema es que terminemos los dos molestos - se encogió de hombros con desgana -. Sino crees en esta relación lo suficiente para decírselo a las personas más cercanas a ti, supongo que…
- ¡No! - exclamó Victrix, agarrada de sorpresa por ese comentario -. Esa no es la razón. Estoy más segura de nosotros de lo que estoy de mí misma.
Finalmente, Sirius volteó a ella. Bueno, quizá sí se veía algo molesto…
- No parece - dijo, fríamente -. Es lo único que se me ocurre… que no te parece lo suficientemente importante. Pues que no lo sea y punto - se levantó de la arena -. Me rindo. No quiero hablar de esto. De hecho, creo que no quiero hablar contigo en lo absoluto en este momento - se encogió de hombros de nuevo y se alejó.
Victrix miró su figura caminando, con el sol tras él, por un momento, impotente. Frunció el ceño, suspirando, se paró de un brinco y corrió tras él.
- Sirius… ¡SIRIUS! - llamó. Él volteó a mirarla -. ¿Sabes por qué no he querido contarle a Lily todavía¿Realmente crees que me importa lo que diga o deje de decir?
- ¿Entonces por qué demonios no le dices? - preguntó Sirius. El tono que usó la puso nerviosa…
- ¡Porque me aterra que tú pierdas interés en mí! - exclamó Victrix, casi gritando. Sirius frunció el ceño, confuso.
- ¿Qué? - preguntó, en voz más baja.
- Yo… yo… ¡Merlín, Sirius¿No lo ves? - la chica suspiró de nuevo -. Estoy enamorada de ti, y lo he estado desde que te vi en el expreso por primera vez, cuando estábamos en camino a Hogwarts… no te pude sacar de mi cabeza por años. Y, bueno… ahora que estamos saliendo, yo-yo… siempre he pensado que, si les decimos a todos, tú pensarías que perdí ese algo interesante de escondernos… y, bueno, que dejarías de interesarte en mí.
Sirius la miró, estupefacto.
- No hablas en serio…
- Claro que hablo en serio. ¿Por qué demonios estarías conmigo sin ni siquiera una excusa para cubrirlo? - preguntó ella, frunciendo el ceño -. Eres el tipo más guapo, inteligente, encantador y dulce que he conocido en mi vida, y hay cientos de chicas detrás de ti¿por qué demonios me escogerías a mí entre ellas?
- ¿Qué clase de pregunta es esa? - preguntó Sirius, alzando las cejas -. ¡Porque a ti te amo! - se acercó más a ella y agarró sus manos entre las suyas -. Pequeña, no estoy contigo porque sea divertido escondernos de todos. Estoy contigo porque me encantas, preciosa, todo acerca de ti - le dirigió una sonrisa extraña -. Nada más verte con ese bikini puesto hace valer la pena ser tu novio.
Victrix rió, dándole un golpecito en un hombro.
- Auch - dijo él, sobándose el hombro, en su usual tono teatral. Ella rió de nuevo -. Y, Vixie… pudiste haber dicho eso desde el principio. Es la teoría más tonta que he oído en mi vida…
- Oye… - dijo Victrix en tono defensivo.
- Bueno, preciosa, lo es. Pensar que voy a dejar de hacerte caso porque "no eres interesante", qué idea más absurda - dijo, rodando los ojos -. Pero… ya sé por qué no quieres decirle a nadie todavía. Y te entiendo… así que hagamos un trato.
- ¿Qué tipo de trato?
- Bueno, te explico… no les decimos aún, de acuerdo… y tú me dejas quitarte ese montón de ideas estúpidas de la cabeza - dijo Sirius, guiñándole un ojo. Ella alzó una ceja.
- ¿Y cómo vas a quitármelas de la cabeza, Snuffles?
- Así… - Sirius sonrió, cruzando sus manos detrás de la cintura de Victrix y atrayéndola hacia él -. Así… - murmuró en su oído, besándole el cuello mientras ella sonreía -. Y, claro… así - finalmente, juntó su boca con la de ella, besándola suavemente.
- Buen plan - murmuró Victrix. Sirius rió, asintiendo.
- Lo sé, soy un estratega magnífico - le guiñó un ojo.
- Y tan modesto - dijo Victrix, negando con la cabeza.
- No más que tú, Vixiegenie - dijo Sirius con una sonrisa -. Así que, ahí estamos… después de cierto tiempo de tratamiento anti ideas ilógicas, les decimos a los chicos, y se acabó.
- Gracias por entender - dijo Victrix.
- No os preocupéis, para tales detalles vive sir Black - dijo él, haciendo una reverencia. Victrix rió.
- Por supuesto, por supuesto.
Se devolvieron hacia su puesto en la orilla (donde todos los demás los habían dejado para que cuidaran las cosas).
Cuando llegaron los demás, ambos se habían quedado en silencio hacía rato. Sirius hojeaba distraídamente un catálogo de Zonko, mientras Victrix leía El Profeta.
- Hola chicos¿qué tal les pareció el sitio? - preguntó Sirius, cerrando el catálogo una vez los vio llegar.
- Genial - dijo James -. Habían unas… cosas… la playa está llena de ellas. No sé, pero se parecen a ti.
- ¿Cosas? - preguntó Sirius, alzando una ceja -. ¿Cosas como… qué?
- ¿Eran rosados y vibraban? - preguntó Remus. Sirius lo miró como diciendo "no me agradas", mientras los demás reían. Bastet le dirigió una mirada reprobatoria, aunque apenas podía ocultar una sonrisa -. Disculpa, Bas, creo que paso demasiado tiempo con ellos - señaló a sus amigos, divertido.
- En todo caso - dijo Lily -. Lo que James quiere decir… no, no son vibradores… son unos vehículos muggles horriblemente peligrosos.
Sirius alzó las cejas… la palabra peligro podía hacer interesante cualquier cosa. Victrix lo miró de reojo y disimuló una sonrisa.
- Lils¿son los vehículos esos grandes que son parecidos al autobús noctámbulo? Porque esos me asustan… ¿carros, creo que se llaman? - preguntó Victrix. Lily negó con la cabeza.
- No, no son esos… - dijo -. Motocicletas. Nunca había visto tantas juntas. Son una especie de bicicletas a motor…
- Oh… ¡OH, ya sé cuáles son! - exclamó Victrix, abriendo mucho los ojos -. ¡Son geniales! Es más, había una cerca… - hizo un scan visual rápido de trescientos sesenta grados y sonrió al ubicar su objetivo -. Snu - se detuvo en seco al recordar que estaban rodeados de gente -… Sirius, mira. A las cuatro del reloj.
El chico siguió la mirada de su novia… y la vio. Su mandíbula pareció desprenderse del resto de su cara, mientras miraba fijamente aquella belleza de máquina.
- Creo que Padfoot está enamorado… - comentó Remus, alzando las cejas. James apareció una servilleta con un movimiento de varita y se la pasó a Sirius.
- Sí… gracias… ya va¿por qué me estás dando esto? - preguntó, saliendo del trance. James le dirigió una sonrisa impertinente.
- Para cuando empieces a segregar saliva, amigo.
Sirius hizo ademán de darle un golpe a James, que él esquivó, riendo.
- Pero, en toda honestidad… ¿es o no es la cosa más sexy que hayan visto sobre ruedas?
James cambió el tema rápidamente, antes que Sirius empezara a inventar cualquier cosa. Sin darse cuenta todos se dividieron en dos grupos: por un lado hablaban James, Sirius y Peter; y por el otro, Lily, Victrix, Bastet y Remus. Se habían hecho dos círculos pegados uno al otro por Sirius y Victrix, que estaban en el medio.
- No puedo creer que este tipo tenga tanto poder… - dijo Victrix de repente. Había vuelto la vista hacia el periódico de nuevo, frunciendo el ceño.
- ¿Quién? - preguntó Remus.
- Barty Crouch - dijo ella -. No tiene ningún respeto por los derechos más básicos. En tres años que lleva como representante del ministerio en asuntos carcelarios, ha hecho una sola inspección… y ni un solo juicio. Simplemente mete gente que podría ser mortífaga en Azkaban y todos quedan contentos.
- Pero… eso es bueno¿no? - dijo Peter, ya que James, Sirius y él se habían quedado callados.
- No, no es bueno, genio - dijo Victrix, mirándolo como si fuera un objeto grande e inútil atravesado en medio de un lugar de tránsito -. Existe algo llamado derechos humanos. Todo convicto o acusado tiene derecho a un juicio.
- Pero… - insistió Peter -… ¿y si son culpables y los dejan libres?
- Es un riesgo que hay que tomar - dijo Sirius, negando con la cabeza -. Como ser humano, lo mínimo que se le debe a un acusado es la oportunidad de defenderse.
- Exacto - dijo Victrix. Le pasó a Sirius un bloqueador de sol que tenía en la mano y se señaló la espalda -. ¿Podrías? - preguntó. Sirius asintió, sonriendo -. Como iba diciendo… Crouch no tiene respeto a la vida… no creo que le importe nada aparte de su propia carrera.
- Bueno, por el lado amable el tipo parece realmente odiar las artes oscuras… - dijo Bastet, sin sonar muy convencida. Era la única que no estaba mirando la escena de Sirius frotándole la espalda a Victrix.
- Bueno… el mundo no se divide en gente buena y mortífagos¿o sí? - comentó Remus -. Creo que su éxito radica, justamente, en su afán de acabar con todos los magos oscuros… así no lo sean. Y al ministerio le encanta esa estrategia… culpable hasta probarse inocente, lo que no sucede nunca.
- El tipo ni siquiera es simpático - comentó Sirius, negando con la cabeza -. Es pomposo, trata a todos a su alrededor como inferiores, y es una de las personas más aburridas que he conocido en mi vida… ya, ahí tienes - terminó. Cerró el pote de bloqueador y se lo pasó a Victrix, no sin antes darle un beso en el cuello, haciendo que la chica sonriera.
Todos los demás se callaron y se los quedaron mirando fijamente, preguntándose qué demonios había sido aquello. Sirius y Victrix no se dieron cuenta y siguieron hablando muy tranquilamente…
Unos veinte minutos más tarde, largo rato después que todos hubieran regresado a sus respectivas conversaciones, Bastet se sentó entre Sirius y Victrix.
- Un consejo, chicos - les dijo en voz baja -. Si no piensan decirles todavía, perfecto, no lo hagan… pero no actúen como novios cuando los demás estén alrededor. Nada más los confunden y pueden hacer que se molesten. A Lily casi le da un ataque cardíaco hace un rato…
Victrix soltó un bufido, como queriendo decir "te lo dije". Sirius sonrió y asintió a Bastet.
- Creo que tenemos que tener más cuidado, Vixie.
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OK, aquí está. Y sí, ya lo sé, en la Riviera Francesa, algo improbable… pero llevaba tiempo con la imagen de Sirius en traje de baño en la cabeza, y no iba a dormir tranquila hasta ponerla en una hoja de Word.
Muchísimas gracias a Gerulita Evans y a Anfitrite seguir la historia¡sigan leyendo!
Aunque estoy consciente de que el capítulo es fuera de tono y más capricho mío escribirlo que lo que realmente contribuye a la historia (aparte de ser el doble de cursi de lo que supuse al empezar a escribirlo)…
¡LEAN Y DIGAN QUE OPINAN!
Saludos,
Victoria.
