.. .. .. postridie .. .. ..
Al día siguiente fue Ansai quien comunicó la noticia de la enfermedad del pelirrojo al equipo. Todos querían ir a verle, así que se decidió cancelar el entrenamiento e ir a visitarle todos juntos. Pero Rukawa no fue con ellos. Estaba sumamente agotado, no había dormido apenas, y necesitaba descansar.
En el hospital, el Tensai les recibió a todos con una sonrisa, su moral no era muy buena, aunque tratara de disimularlo. Todos hicieron cuanto pudieron para animarle. Mitsui y Ryota hicieron broma, Ayako y Haruko le sonreían diciéndole frases de apoyo, Kogure trató de calmar a los dos primeros que se estaban alborotando demasiado, pero sólo lo consiguió Akagi dándoles un mamporro a cada uno. Eso, sí hizo reír al chico de corazón. Antes de la hora de cenar, todos se fueron a casa. Le recordaron que se cuidara, sobretodo Mitsui.
-Recuerda lo que me pasó a mi. No te desesperes, por mucho que te parezca una eternidad, serán unas semanas tan solo, ok? Cuídate mucho amigo.
-Podríais traerme los deberes cada día? Si no podeis, decidselo a Yohei, él me los traerá.
-No te preocupes, cada día vendrá alguien a traerte noticias, de acuerdo? Si necesitas nada sólo pídelo.- Le dijo Kogure.
-Gracias amigos. Ah y háganme el favor de no dejarse ganar, si? Que yo también quiero jugar en los nacionales! Ya se a que sin el tensai será difícil, pero se quepodeis hacerlo! JAJAJA
-¡Gracias hombre!
Todos se fueron riendo, pensando que quzá Sakuragi se lo tomaría bien a pesar de su explosivo carácter. Al llegar estaba un poco apagado pero ahora les parecía que Hanamichi ya volvía a ser el de siempre.
Ansai se quedó a hablar con la enfermera. Quería prevenirla del explosivo carácter del joven.
-No se preocupe, aquí estamos acostumbradas. Además es un muchacho muy educado. Tiene un gran corazón, y no parece para nada tan revoltoso como usted dice.
-Eso no es bueno...-murmuró Ansai mientras se iba del hospital pensando en lo que la enfermera le había contado. Si Hanamichi no se comportaba como siempre en poco tiempo temía que le ocurriera lo que a Mitsui. La desesperación, la impotencia, la soledad, sentirse inútil, y finalmente el odio. Eran peligros que acechaban al joven mas vital de su equipo, y si podía impedirlo no dejaría que volviera a suceder.
