.. .. .. postridie .. .. ..
La mañana siguiente, Ayako y Cathy les encontraron abrazados, durmiendo en la cama de Hanamichi, con una sonrisa en los labios.
-Debemos despertarles.
-¿Aunque están muy lindos así no crees?
-Sí, pero si los del equipo llegan y los encuentran así quizás se arme la gorda.
En ese momento un ligero golpeteo en la puerta les distrajo, pero no pudieron impedir que entrara a la habitación a tiempo, y Kogure también los vio.
-¡Ups!- Y poniéndose rojo, volvió a salir cerrando la puerta.
Las chicas pudieron oír que evitaba que el resto del equipo entrara:
-No podemos entrar, la enfermera está con las curas. Y claro...
-Pero Ayako está dentro¿no?
-Ella le está ayudando. Esperemos a que acabe¿si? No tardarán. ("espero" pensó él)
Mientras tanto las chicas intentaban despertar a los durmientes.
-Rukawa, oye Rukawa. Tenéis que vestiros. Los chicos están a fuera. Han venido a ver a Hanamichi.
-¡Venga dormilones!
Al final optaron por un despertar un poco súbito. Un baso de agua helada hace milagros.
-Me cago en la ...
-¡AAAHhhhhh!
Chillaron los dos chicos a la vez. Más por el susto que por otra cosa.
-¡Sshhhhhhh!- Chillaron las chicas.
-El equipo está a fuera esperando para verte Hanamichi.- Dijo Ayako antes que ellos pudieran decir nada más.
-¡Mierda!- dijo Rukawa.
-¡Ellos no deben saberlo, no entenderían!- Exclamó Hanamichi.
-Chicos, tranquilos. Nosotras os ayudamos, pero debéis daros prisa. Rukawa vístete mientras Ayako me ayuda con las curas de Hanamichi.
Una vez todo listo, antes de sacar a Rukawa al balcón, Ayako le contó a Hanamichi que el resto del equipo no sabía nada de su recaída. Ella y Rukawa lo habían podido esconder. Debía intentar que ellos no notaran nada de extraño. Ayako se había ofrecido a ir ella a verle los dos últimos días. (Así había aprovechado por hacer las paces con Ryota quien la había ido a buscar cada noche sin falta, con una flor de tallo largo en las manos). Rukawa llevaba sin ir a clase dos días, y no se había movido de su lado. Por eso no debían verlo allí. Supuestamente estaba en casa en cama con una gripe de mucho cuidado.
Una vez todo explicado, empezó la comedia. Imaginaos la situción:
Tras un breve beso, Rukawa sale al balcón. Están en un tercer piso, y el balcón da a la calle principal de Kanagawa donde el tráfico es constante y abundante. Kaede vestido con ropa de hace dos días (porque con la angustia de que el pelirrojo no se despertara no había ido a casa a cambiarse siquiera). Cathy cierra las puertas, y pasa las cortinas, dejándolo allí expuesto a la vista de cuanto corre por la calle, y con la difícil tarea de saltar al balcón de al lado. No es que esté muy lejos, simplemente a unos palmos del de Hanamichi, pero con gente mirando hacia arriba a ver que hace el chico colgado entre balcones es difícil concentrarse para no caer. A dentro de repente se oyen gritos de chicos que saludan a Hanamichi, y un estruendo repentino que le hace detenerse a medio camino y volver atrás para intentar ver a través de la ventana qué ha ocurrido. Cathy con las prisas de salir corriendo ha tropezado con Hissashi y ha lanzado al suelo la bandeja con las vendas para las curas. Recogerlo no trae mucho tiempo, y Kaede tras ver que todo está bien vuelve a intentar cruzar de balcón. Pero todo se complica cuando oye una voz des de dentro.
-Esto ha ocurrido porque aquí a dentro está muy oscuro. ¿Porque tienes las cortinas corridas Hanamichi?. ¿Eh que no te importa que las abra?
Por los pelos le va a Kaede de ser visto. Su corazón golpetea su pecho mientras está incómodamenteagarrado de la parte extrerna de labarandilla, intentando pegarse a la pared para no ser visto des de dentro. Solo le falta oír la voz chillona de una mujer de la calle que grita
-¡Dios mío!. ¡Ese muchacho se quiere tirar!
-¡No lo haga muchacho!- grita otro hombre.
Por suerte los de dentro la habitación de Hanamichi no oyen nada porque ellos mismos hacen demasiado jaleo.
Tan rápido como puede salta al balcón de al lado, donde Cathy ya está abriendo. Esa es la habitación de una pareja ya mayor que obviamente no entiende nada de lo que está ocurriendo. Y les impiden salir sin una explicación, que entre los dos jóvenes van inventando sobre la marcha.
Pero esa mujer no se conforma con la mentira contada con prisas que enseguida detecta. Se pone delante la puerta y les exige la verdad. Cada vez la mujer habla más alto, y Kaede tiene deseos de tirarla por la ventana, pero en vez de eso va y le dice:
-Muy bien, la verdad es que me estoy escondiendo. En la habitación de al lado está la persona que amo recuperandose de una operación. Acaba de despertar, ha pasado dos días inconsciente y yo he dejado de ir al colegio para quedarme a su lado. Pero acaban de llegar el profesor con compañeros del colegio y no deben verme aquí. Ellos no saben nada de nuestra relación y por el momento preferiríamos que siguiera así.
-Ves como no era tan dificil muchahco.- le dice la mujer ya más contenta con esa historia.
Cuando pueden por fin salir, de la otra habitación está saliendo alguien. A Kaede se le para el corazón, pero por suerte es solo Ayako.
¿Imagináis si llega a ser uno de los chicos del equipo?
Pero no fue así, así que antes que nada más pudiera empeorar de nuevo, Kaede les agradeció las chicas su ayuda, y se fue a casa a esperar que llegara la noche para poder ver a Hanamichi otra vez.
Pero no tenía sueño porque había dormido maravillosamente, de modo que decidió ir al parque. Llevaba demasiados días sin tocar un balón.
Como había hecho días atrás, pasó todo el día jugando. Absorto en su juego, las horas fluyeron tranquilas, como las blancas nubes que adornaban el cielo azul. Fue un día tranquilo y sosegado.
No tanto para Hanamichi, quien tuvo que fingir ante el equipo un estado de salud que no sentía, esforzarse en una clase de gimnasia fisioterapéutica a la que no tenía ganas de asistir, y comer la horrible comida de hospital, que llevaba comiendo des de hacía dos semanas, deliendose por una buena hambuergesa con patatas fritas.
Hasta que de nuevo llegó la noche. Fría, oscura y misteriosa, pero clara y hermosa. Cómplice.
PoSTRiDie: al día siguiente
