Capítulo sexto.

Kyo y Sakura le hablaban a su tío, convencidos de que él los escuchaba. Kyo le contaba a Genzo sus anécdotas en el club de sóccer de su escuela. Sakura le cantaba canciones y de vez en cuando, ambos le apretaban las manos a Genzo.

¿Por qué eso no lo puedo sentir?.- murmuró Genzo.- Sí sentí cuando Lily me apretó la mano, pero no puedo sentir cuando ustedes lo hacen.

Tío, recupérate pronto.- pedía Sakura.- Te extrañamos.

Y prometiste ir a verme jugar.- añadió Kyo.

Como te darás cuenta.- terció Touya.- Te extrañamos...

En esos momentos entraron a la habitación Taro Misaki y dos conocidos más: Tsubasa y Sanae Ozhora.

¡Tsubasa!.- gritó Genzo.- ¡Anego! ¡Cuánto de no verlos!

Pero obviamente, ni Tsubasa ni Taro ni Sanae lo escucharon... Ni tampoco lo vieron...

¿Cómo sigue?.- inquirió Tsubasa, preocupado, a Touya.

Igual.- suspiró Touya.- El doctor Stein me dice que no presenta ninguna señal de mejoría...

Genzo, ¿en dónde estás?.- Sanae besó a Genzo en la mejilla.- Te extrañamos acá.

Vamos, amigo.- dijo Taro.- Aun falta que festejemos tu título del mejor portero de Europa... Y aun tenemos un Mundial por ganar... Vamos, hombre, nos hace falta cumplir muchas cosas... No te puedes dar por vencido...

Tú no eres así.- dijo Tsubasa.- El Genzo que yo conozco nunca se da por vencido. Ante ningún obstáculo. Tienes que seguir luchando... Además, dentro de poco voy a ser papá... Tienes que estar presente cuando mi hijo nazca.

¿Vas a tener un hijo?.- gritó Genzo, felizmente sorprendido.- ¿Cuántas cosas me he perdido?

Queremos que tú seas el padrino de nuestro hijo.- añadió Sanae.

Eso si yo te dejo.- intervino Taro.

Los tres jóvenes le daban ánimos a Genzo. Y éste tuvo muchísimos deseos de regresar cuanto antes a su cuerpo... Sin embargo, Genzo no sabía qué tenía que hacer para volver... Sin embargo, sí sabía quién podía ayudarlo...

Lily. Ella era la única que podía verlo. Y era la única a la que él podía sentir. De hecho, el simple hecho de que Genzo pensara en ella lo hacía sentirse reconfortado... Y lleno de una sensación que nunca antes había experimentado... Debía encontrar a Lily y pedirle una vez más su ayuda... Aunque, quizás, si él regresaba a su cuerpo eso significaría que ella tendría que dejar su apartamento... Y por consiguiente, ella dejaría de verlo...

"Cosa por cosa", se dijo Genzo a sí mismo. "Primero debo de encontrar la manera de volver a mi cuerpo. Ya después encontraré la forma de no perder a Lily... ".

Genzo no se dio cuenta completamente de lo que significaban sus últimas palabras.

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Lily caminaba triste, por las calles de Hamburgo. Ella sentía que le hacía falta algo pero no podía precisar qué. Era como si le faltara una parte de su alma... La verdad era que ya se había acostumbrado a tener a Genzo pegado a ella, como su fiel sombra... Lily llegó a casa de su tía Julieta, en donde ya estaba también Lasse (el cual por cierto es el profesor de violín de Lily).

Hola, querida.- la pelirroja Julieta le dio a su sobrina un saludo a la latina.

Hola, July.- Lily saludó de la misma manera, tanto a su tía como a Lasse.

Hola, Lily.- saludó Lasse.- ¿Cómo estás?

Bien.- Lily forzó una sonrisa.- ¿Qué tal ustedes?

Te extrañamos.- confesó July.- Pero no quiero parecer tu madre y pedirte que vuelvas.

¡Ja! Ni mi madre ha hecho eso.- rió Lily.

No, Emily siempre ha sido muy sensata.- reconoció Julieta.- En fin, ¿qué tal tu nuevo apartamento?

Bien.- Lily sonrió al recordar a Genzo.- Es encantador y muy atento, ya si lo conoces bien...

¿Cómo dices?.- se sorprendió Lasse.- ¿Dijiste que tu departamento es atento?

¡Ah!.- Lily se ruborizó.- Quise decir que es acogedor...

Ya veo. ¿Y qué pasó con la plaga que tenías?.- quiso saber Lasse.

¿Plaga?.- Julieta enarcó una ceja.

Este... No es nada grave.- Lily se puso nerviosa.- Ya me acostumbré a vivir con eso...

¡Pero si tienes una plaga deberías quejarte!.- exclamó Julieta.

Naa, está bien.- Lily sonrió.- Me hace buena compañía.

Lasse y Julieta intercambiaron miradas, preocupados. Julieta iba a decir algo, pero Lasse la detuvo con la mirada. Julieta le ofreció a Lily un café, y al poco rato los tres charlaban alegremente, como siempre lo habían hecho. Cuando Julieta le presentó a Lasse a Lily como su pareja, ella inmediatamente le preguntó si podía darle clases de violín. Para Lily nunca pasó desapercibido que Lasse Nordenström era considerado el mejor violinista de nuestros tiempos y Lily siempre había querido aprender a tocar el violín. Pronto, surgió entre Lily y Lasse una camaradería y un cariño mutuo que solo podía darse entre dos buenos amigos. Lasse estuvo ahí, junto con Julieta, cuando Lily vivió su tragedia un año atrás... Y la habían estado apoyando desde entonces. Sin embargo, la pareja temía que la chica nunca terminara de recuperarse de su tragedia... Y sin embargo, y a pesar del extraño comportamiento que Lily mostraba, Julieta y Lasse sentían que a Lily le había pasado algo que la estaba ayudando a salir de su depresión...

¿Y cómo te sientes?.- preguntó Julieta.- Te veo un poco mejor...

Pues bien, creo.- Lily sorbió su café.- ¿Por qué dices que me veo mejor?

Porque pareciera que ya no te la pasas pensando todo el tiempo en él.- acotó Lasse, suavemente.

Lily se sorprendió con el comentario. Lasse tenía razón, Lily cada vez pensaba menos en él... Ahora solo pensaba en Genzo...

Rato después, cuando Lily regresó al departamento, pensó que lo encontraría solo... Pero su sorpresa fue grande cuando entró y vio todas las luces prendidas y a Genzo sentado en el sofá, esperándola en compañía de Yue.

¡Gen!.- gritó Lily, feliz.- ¡Pensé que ya no te vería!

Pues pensaste mal.- Genzo sonrió, también feliz de ver a Lily.- No podía irme sin agradecerte lo que hiciste por mí...

No hay de que...

... Y quería ver si podías ayudarme una vez más...

No se te quita lo abusivo.- Lily frunció el ceño.

Anda, preciosa.- Genzo esbozó una sonrisa cautivadora que muy pocas veces usaba.- Será lo último que te pida y entonces te desharás de mí.

Es curioso.- Lily sonrió con tristeza.- Quizás ya no quiera que te vayas...

Esta confesión sorprendió a Genzo.

¿De verdad?.- preguntó él.

Es que si te vas, entonces regresarás a tu cuerpo y recuperarás tu apartamento.- Lily rió.- Y entonces yo tendré que buscar otro sitio.

¡Ja! Ya se me hacía...

Ya me conoces...

¿Me ayudarás entonces?

Por supuesto.- aceptó Lily.

Quisiera ir, si me lo permites, a mi habitación, a ver si encuentro algo que me ayude a recuperarme a mí mismo.- dijo Genzo.- Claro, si me lo permites...

Aunque no te de permiso vas a ir.- gruñó Lily.- Así que ve.

Genzo se marchó a su habitación, acompañado por Yue. Lily iba a ir a la azotea para dejar a Genzo solo cuando alguien tocó a la puerta. Lily abrió y encontró a Hans.

Hola.- dijo el rubio.- Quería ver si tendrías un poco de café que me regalaras...

Claro.- contestó Lily, sorprendida.- Pasa, por favor.

Lindo lugar.- comentó Hans, sentándose en el sofá.

Gracias, aunque yo lo encontré ya amueblado.- explicó Lily.- ¿Quieres algo de tomar?

¿Tienes cerveza?

Creo que sí...

Pronto se hizo evidente que a Hans lo que menos le interesaba era el café. Él quería a Lily... Y estaba dispuesto a todo con tal de obtenerla... Hans se tomó las tres cervezas que Lily encontró en el refrigerador y poco a poco comenzó a acosar más y más a Lily... La chica no sabía cómo deshacerse de él...

Creo que una nena como tú no debería estar sola.- murmuró Hans, acercándose más a Lily.- Yo estoy solo, ¿sabes? Y eso no es bueno...

Eh, no estoy sola... .- Lily deseaba que Genzo regresara a la sala.

No, no lo estás, porque aquí estoy yo.- susurró Hans.- Dispuesto a curar tu soledad con mi amor...

Hans se acercó más y le plantó un beso a Lily en la boca. En ese momento, a Genzo se le ocurrió regresar a la sala... Lily se separó con cierta violencia.

Tranquila, nena.- dijo Hans, levantándose del sillón.- No quiero hacerte daño. Solo quiero un poco de tu amor...

Hans caminó hacia la habitación, haciéndole una señal a Lily con la cabeza y atravesando a Genzo sin darse cuenta. Lily miró a Genzo con cierta vergüenza... Y él la vio a ella con tristeza...

Válgame.- murmuró Genzo.- Estoy interponiéndome en tu vida...

¿Cómo dices?.- Lily se sorprendió.

Que tú deberías de estar divirtiéndote, saliendo con otros hombres, en vez de estar perdiendo el tiempo con un fantasma.- musitó Genzo, decaído.

No es eso lo que yo quiero.- negó Lily.

Yo se que sí.- contradijo Genzo.- Ya te había dicho que le gustas a Hans. Y tú también deseas estar con un hombre... Me marcharé para que puedas tener tu cita con Hans...

¡No, Genzo, espera!.- gritó Lily, pero él no le hizo caso.

¿Vendrás, nena?.- Hans apareció en la puerta del dormitorio, sin camiseta.- Te estoy esperando.

Lily lo miró unos momentos con cierta duda...

Genzo estaba en la azotea, contemplando el panorama. Se sentía inexplicablemente triste... No sabía por qué, pero no le gustaba la presencia de Hans, aunque él no era nadie para impedirle a Lily que no saliera con él...

Gen.- habló Lily, suavemente.

¿Ya tan rápido?.- Genzo se sorprendió.- Debió haber sido algo desilusionante...

No pasó nada.- Lily miró a Genzo con cara de "hello con tu hello".- Corrí a Hans. No creas que soy tan fácil... Y te aseguro que no va a volver.

Nunca pensé que fueras fácil.- negó Genzo.- ¿Y cómo sacaste su cuerpo atestado de testosterona? ¿Y cómo sabes que no va a regresar ? ¿Lo corriste a patadas? ¿Lo amenazaste con llamar a los Cazafantasmas?

No. Le eché a Yue.- replicó Lily.- Él siempre está dispuesto a defenderme si yo se lo pido.

¡Ja! Por algo me cae bien ese perro.- Genzo rió.- Lo siento. Es solo que pensé que tú y Hans podrían llegar a conectarse...

Deja de pensar idioteces.- interrumpió Lily.- Yo no estoy lista para conectarme con nadie...

Genzo notó el tono de dolor que había en la voz de Lily. Y entonces recordó las palabras que Jean le había dicho: "Deberías de tener más respeto por los muertos". Y entonces Genzo comprendió todo...

Él murió, ¿cierto?.- preguntó él, suavemente.

¿Cómo dices?.- Lily se sorprendió.

De la persona de quien Jean hablaba.- aclaró Genzo.- Tu novio.

¡Ah! Sí... .- Lily murmuró.- Fue hace ya poco más de un año...

El viento acariciaba el cabello y el rostro de Lily. Sus ojos color chocolate derretido se cubrieron de una sombra oscura.

Se llamaba Elliot.- murmuró Lily.- Íbamos a casarnos... Realmente nos amábamos pero entonces ocurrió... No quería que eso pasara...

¿Qué pasó?

Él viajaba constantemente, por su trabajo.- respondió Lily, enjugándose las lágrimas.- Siempre le aconsejé que no viajara cansado... No me hizo caso. Decidió regresar de madrugada para poder verme temprano por la mañana... Elliot se quedó dormido cuando viajaba por la autopista y se estampó contra la barrera de contención... Murió al instante...

Lo lamento.- dijo Genzo con sinceridad.

Aun no he podido superarlo.- musitó Lily.- Lo quería tanto...

Genzo quería abrazar a Lily, quería consolarla. Quería tomarla entre sus brazos y decirle que todo saldría bien, que se recuperaría... Pero sabía que no era posible... Y sin embargo, tenía tantos deseos de tocarla...

Todo saldrá bien.- dijo Genzo.- Vas a estar bien. Eres una mujer fuerte, sé que te recuperarás...

Gracias.- Lily esbozó una leve sonrisa.

Ella le extendió a él su mano. Y él intentó tocarla... Y algo maravilloso sucedió: una breve, pero perceptible conexión, surgió entre ellos.

Puedo sentir eso.- murmuró Genzo.- Puedo sentirte...

Lily solo sonreía.

Encontraremos la manera de que regreses a tu cuerpo.- dijo Lily, sin separar su mano de la de Genzo.- Para que puedas volver a ser el patán presumido que muy seguramente eres.

Y te invitaré a uno de mis partidos.- Genzo sonrió.

Me encantará ir a alguno.- contestó Lily.- Me gustará apoyar a los contrarios...

Ambos rieron, felices y ajenos a todo. Ni Lily ni Genzo sabían que, en ese preciso instante, el doctor Stein se encontraba en el cuarto de hospital en donde reposaba el cuerpo de Genzo.

No veo señales de mejoría.- le comentó el doctor Stein a la enfermera.- Y ya pasaron tres meses... Me temo que quizás ya no se recupere...

¿Qué piensa hacer, doctor?.- inquirió la enfermera.

No lo sé.- el doctor Stein suspiró.- Quizás sea hora de hablar con su hermano...

La enfermera asintió, con cierto pesar. Sentía mucha pena por ese hombre tan talentoso, cuya vida amenazaba con cortarse cuando se encontraba en plena juventud...

Notas:

Un saludo "a la latina" es un beso en la mejilla.

Jeje, quise incluir lo del embarazo de Sanae porque, como ustedes saben (y si no lo saben se los digo) en el Golden 23, el nuevo manga de Captain Tsubasa, Sanae al fin está esperando un hijo de Tsubasa.