Cuál es la línea que divide al amor y al deseo. O es que no pueden existir separados. Por que mi corazón palpita al ritmo de un nombre y en mi cabeza la voz de otro hombre no me deja dormir; y cuando cierro los ojos, su voz cobra figura. Pero para mi desgracia, un cuerpo que me abraza me hace abrirlos de nuevo y ver la realidad. Yo ya tengo un compañero para esta vida, y lo demás se quedará como un sueño inconcluso...
Shuichi Shindo
Cuando acabo el ensayo de ese día y terminaron de guardar sus cosas, Shuichi se despidió del pelirrojo que le sonreía colgándose de su cuello. Ver como Hiro siempre le sonreía le ponía feliz y diciendo un "hasta mañana" se echó a correr hacia el departamento de Yuki.
El silencio. No se podía escuchar nada más en aquel frío departamento, oscuro por la noche que ya había caído. Una cabeza rosada se asomó por cada uno de los cuartos hasta resignarse y dirigirse hacia el estudio arrastrando sus pasos. Cuando Yuki escribía lo más probable era que lo ignorara o lo mandara directa o indirectamente al diablo. Shuichi suspiró con pesadez, pronto serían dos años de vivir así. Perdidamente enamorado y soñando noche y día con las escasas caricias y frases amables que le brindaba el hermoso escritor fuera de la cama. A veces le pasaba por la mente que se conformaba con poco, pero al mismo tiempo sabía que no estaba en condiciones de exigir más. Así era Eiri cuando lo conoció y así había decidido amarlo y quedarse a su lado, es más, se lo había prometido. Otro suspiro se escapó entre sus labios antes de abrir la puerta tan solo lo suficiente para que le escuchara.
-Ohayo Yuki, ya llegué – Puso una de sus mejores sonrisas aunque ni siquiera voltearan a verle para contestar el saludo.
-Baka, ya sé que llegaste. Si no fuera así no me estaría interrumpiendo tu molesta voz
-Oh, gomen Yuki…. – Aún sin dejar de sonreír, Shu sintió como el corazón se estrujaba en su pecho – me voy a dormir, buenas noches... – pero ya estaba acostumbrado. Aunque se reprochó a sí mismo. ¡No tenía porqué ser así, el necesitaba cariño y Yuki debería comprender aquello. Envalentonándose con ese pensamiento, regresó sus pasos abriendo la puerta del estudio sin vergüenza alguna. -Yuki, habla conmigo por favor
-Estoy ocupado
-Cinco minutos no evitarán que termines tu novela antes o después
-Me estás perjudicando mocoso, vete de aquí
-No me botes así¿qué harías si ya no vuelvo?
-No me importa lo que hagas, pero no me molestes.
-Yuki...
-Baka...vete...- y diciendo esto sin siquiera mirarlo, el rubio cerró la puerta ante la triste mirada de Shuichi.
Entonces el pelirrosa se fue a la calle a caminar sin un rumbo determinado, pensando. El corazón se le había caído en pedazos ocultando su ruido con el golpe de la puerta del estudio de Uesugui Eiri. Ese era su nombre, su verdadero nombre. ¿Cuántas verdades más ocultaba aquel hombre? Muchas más de las que la inocencia de Shuichi conocía, pero no le importaba. No le importaba nada excepto estar con el hermoso escritor de novelas que le había robado el corazón con un par de palabras frías como la nieve, frías como todo lo relacionado a él. Caminaba entre la gente dando traspiés de vez en cuando y chocando contra algunas personas que le miraban enfadadas.
Si Hiro leyera sus pensamientos probablemente lo golpearía por pensar esas cosas, pero en realidad estaba devastado y su fiel Hiro tampoco estaba a su lado. ¿Qué se suponía que esperaba de la vida¿Acaso ser amado era lo único que deseaba? Por mucho tiempo creyó que llegaría el momento en que Yuki le diría hermosas palabras de amor como las que escribía en sus novelas. Porque aunque nadie le creyera las había leído todas. Si tan sólo pudiera decirle en persona una de las frases que escribió en Kiss Shinning para él ¡Por favor¿Quién le aseguraba que esa canción era para él? Lo suponía, de la misma manera que suponía muchas cosas...
Comenzó a correr más rápido, tal vez eso le ayudaría. Si tan solo fuera posible alejarse de todos sus sentimientos rotos corriendo...
"No puedo volver a amar a nadie", "Acepto ser tuyo, acepto ser tu amante", "No me importa lo que hagas pero, no me molestes". Si recordaba bien, las pocas palabras que le dedicaba Yuki se contradecían tarde o temprano y no tenían un significado definitivo. Tal vez sólo buscaba a alguien que no lo juzgara y le hiciera sentirse amado, como lo hacía él, aunque eso no significaba que fuera a corresponderle. Y Shuichi tuvo una revelación.
–No me ama, sólo le agrada mi compañía...a veces... - sintió un dolor horrible en la garganta y el pecho; era como si no pudiera respirar, ni gritar, ni llorar; aunque eso era lo único que deseaba en ese momento. Era sorprendente cómo su cuerpo expresaba el dolor que lo consumía con aquella simple deducción.
Se llevó ambas manos a la garganta y trató de aliviar la presión que sentía tosiendo. Unas cuantas lágrimas gruesas y pesadas resbalaron por sus mejillas. Alguna persona apurada le empujó al pasar obligándole a seguir avanzando y volver a correr lejos de todo, aunque todo se veía borroso y sin sentido tras su mirada nublada.
La bocina y las luces altas de un camión le devolvieron a la realidad unas calles más adelante. Se sintió envuelto por la cegadora luz artificial reviviendo otro triste intercambio de palabras con Yuki, quien desde el principio tuvo un trato hiriente y despectivo con él, "La próxima vez escoge otro automóvil para que te atropelle. Aunque no pareces alguien lo suficientemente sensible como para suicidarte", a pesar de que una parte de él deseaba correr nuevamente, sus piernas no se movieron. Y sólo atinó a cerrar los ojos mientras tensaba su cuerpo. Todo tenía un límite...
El chirrido de llantas y el estruendoso crujir del metal deformándose detuvo al tráfico y peatones de aquella calle que se llenó de gritos de horror.
Shuichi abrió los ojos con dificultad después de estrellarse contra el frío cemento, pero apenas pudo distinguir el cielo encapotado sobre él entre un rojo oscuro, borroso y suave. Se sentía tan aturdido que trató de moverse sin éxito antes de notar el peso sobre su cuerpo y el temblor de unos brazos que lo sujetaban con demasiada fuerza, todo parecía un mal sueño con dolor incluido en su frágil cuerpo. Con algo de dificultad, retiró de su rostro aquello que le impedía ver con claridad para sorprenderse al hacer contacto con unos cabellos largos y sedosos de color rojo...Hiro...Lloró de amargura por el dolor físico y emocional de aquel maldito día y de felicidad al saber que Hiro estaba allí con él. Pero...
-¿Hiro! – De súbito la alarma llegó a su cerebro - ¡Hiro¿Estás bien¡Respóndeme! – No obtuvo más respuesta que el húmedo calor que resbaló por su cuello y pensó lo peor, abatido - ¿Estás herido! – Con desesperación levantó ambos brazos adoloridos para tomar el rostro de su amigo y ponerlo a una altura suficiente como para observarlo de cerca, mas sólo pudo verlo bañado en lágrimas. - ¿Hiro...?
-Shuichi baka... ¡MALDITA SEA¿En qué mierda estabas pensando? – temblaba descontrolado. Antes estaba esperando en su moto para cruzar la calle, cuando en la esquina perpendicular la bocina de un camión le hizo voltear para ver a Shuichi a punto de ser arrollado y, sin pensarlo, se lanzó a lo kamikaze para tomar al pelirrosa por la cintura cuando el camión golpeó la parte trasera de la motocicleta. Ambos tuvieron la suerte de salir disparados un par de metros hacia la derecha, en lugar de terminar bajo el camión junto a la moto, todo gracias a los milagros de la fuerza centrífuga y la gravitación, pero sobre todo al destino que les hizo conocerse muchos años atrás para encontrarse hoy en el momento indicado.
La ambulancia llegó y todo pareció ocurrir en cámara rápida. Una revisión, vendas en los fuertes raspones que se hicieron y un par de dedos fracturados en la mano izquierda de Hiroshi, aunque al reconocerlos todos los paramédicos insistieron en llevarse al guitarrista y al cantante de Bad Luck para una revisión general en el hospital, revisión que por suerte sólo fue de rutina y sin ninguna otra receta que descanso, pomadas para el dolor del golpe y un par de calmantes para el susto. En todo el proceso los dos amigos no intercambiaron una palabra ni siquiera en el taxi (ya que su adorada motocicleta estaba completamente inservible) camino a la casa del pelirrojo, donde Hiro fue directo hacia su cocina por un vaso de agua y Shuichi sólo atinó a seguirlo. Era todo demasiado irreal.
-Aún no me has contestado – Hiroshi pasaba su mirada nerviosa del vaso con agua hacia su mano con el dedo índice y medio entablillado
-¿Nani? – la respuesta torpe del pelirrosa sólo logró sacar de sus casillas a su amigo, quien con la mano lastimada empujó el vaso de la mesa, haciéndolo añicos cuando se estrelló contra la pared mojando todo lo que estaba a su alcance.
-Te pregunte ¿EN QUE MIERDA ESTABAS PENSANDO¡El maldito camión estaba por atropellarte y tú te quedaste quieto en medio de la calle sin moverte un centímetro!
-¡Hiro no te enojes, onegai!
-¿Quieres que me ría¡¡¡Vamos, respóndeme!
-¡NO LO SÉ! Supongo que me asusté...
-No me mientas Shuichi... ¡Qué esta pasando contigo! – lo sujetó por los hombros de repente, con una fuerza que daba escalofríos
-Yo... no se qué hacer... Yuki... yo...no estaba pensando, no puedo pensar sin Yuki...
-¿De qué hablas? – Todo era tan simple y tan estúpido, pero necesitaba más detalles
-Ya no puedo seguir con él... ya no quiero... duele demasiado. Aún lo amo, pero ya no puedo más... – Y Shuichi se puso a llorar entre los brazos de su amigo¿cómo llegaron las cosas hasta ese extremo? – Hiro, por favor... ayúdame
Y Hiroshi le vio, traía en la mirada una infinita tristeza y quiso llorar también por su amigo. ¿Por qué tenía que ser así¿Por qué ese tipo no podía ver lo maravilloso que era Shuichi y darle la felicidad que buscaba en él? Maldito, mil veces maldito.
No lo pensó dos veces y lo abrazó con más fuerza, sin contener sus propias lagrimas al escuchar los sollozos de su amigo. Aquel cuerpo frágil y hermoso, tan pequeño que cabía perfectamente entre sus brazos, temblaba de frío y dolor. Y un poco más y lo habría perdido, no hubiera vuelto con Yuki pero tampoco con nadie más, por poco...
-Tranquilo Shu-chan, no todo puede ser perfecto siempre- Los sollozos de Shuichi se ahogaban en el pecho de su amigo - Pero yo siempre estaré aquí.
-Hiro... gracias - se limpió con el dorso de la mano el último par de lágrimas rebeldes que bajaban por su rostro - Lo sé... – y se colgó del cuello del pelirrojo en un abrazo efusivo – No sabría que hacer sin ti – instintivamente apoyó su mejilla contra la de su amigo buscando el calor y la ternura que le transmitían aquel inocente contacto
Hiro estrechó más la cintura que aún tenía entre sus brazos y cerrando los ojos con fuerza le besó la mejilla–Yo tampoco se que haría sin ti – Shuichi tembló levemente – Pero lo más probable es que me aburriría sin tus berrinches y me quedaría mucho tiempo libre – y Hiro abrió los ojos sonriendo y ayudando a su amigo que ahora sonreía levemente, entre un par de sollozos finales, entre divertido y contrariado.
-¡Hiroooo!
-Ven
Le ayudó a ponerse de pié y sin soltar su mano lo llevó hacia la habitación. Shuichi no puso ninguna resistencia, aunque su querido Hiro lo llevara a correr en la lluvia en pleno invierno no se quejaría, le tenía una confianza ciega. Apenas llegaron, el pelirrojo hizo que se sentara al borde de la cama comenzando a quitarle la playera lentamente, acariciando la extensión de sus brazos con la yema de los dedos disimuladamente. Ahí estaba Shu, con su ojitos llenos de un cariño eterno y el cabello desordenado viéndole con expectación; estiró una mano hasta su rostro angelical y luego de agarrar su pequeña nariz entre el dedo gordo y el índice se fue hacia el ropero, tomó una enorme camisa de grueso algodón color blanco para lanzársela justo sobre la cabeza
-Hora de dormir, niño- lo último lo había dicho sin disimular siquiera una risilla y se puso el pantalón blanco que era la parte inferior del pijama que le había prestado a su amigo. El pelirrosa ya se había puesto la camisa y lanzado sus pantalones cortos a alguna esquina de la habitación, quedándose en un gracioso contraste de calzoncillos verde limón con conejos rosas y la fina camisa de Hiro puesta.
-¿A quién le dices niño? – al parecer, Shuichi se sentía indignado y haría un berrinche de los suyos - ¡Ven aquí y repítelo! – pero al menos, ya sonreía... Si alguien podía hacerlo feliz, tal vez era él...
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Hola hace años que no paso por aqui y es la primera vez que publico en la seccion de gravitation, pero espero que les guste
Por si las dudas... supuestamente lo que aparece al principio es la letra de una cancion que esta escribiendo Shuchan, o un poema (como prefieran)
Lo más seguro es que termine en un Shuichi/Hiro, pero todo puede pasar jeje. Aunque lo que si es seguro es que no durara ni 5 capitulos.
Por ahora el rating sera bajo pero subira pronto /
Saludos y buena suerte a todos!
Femme Greeneyes
