3.- First Kiss

Flash Back:

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Eran un par de adolescentes inexpertos y se fueron a una fiesta en la cual la bebida, la música y las muchachas no faltaban. Shuichi no se había animado a hablar con ninguna y Hiro se había dedicado a darle su apoyo mientras bebían la novena cerveza de la noche.

-Neh Hirooo... quiero irme de una vez – El tono de desgano que utilizó fue notado de inmediato por el pelirrojo

-¿Y eso porqué? – preguntó mirando el fondo del vaso que acababa de tomarse

-No me siento bien, ya vamonos –Sin esperar una respuesta, Shuichi se levantó tambaleándose un poco y salió del lugar con Hiro tras de él.

-¿Qué sucede Shuichi?

-Quiero irme a casa Hiro, por favor – La tristeza en el pelirrosa era evidente, pero lo mejor era darle un momento antes de seguir hablando del tema.

Se fueron caminando aprovechando que la noche era fresca, y así ambos reaccionarían un poco de todo lo que habían bebido. El silencio no era incómodo, pero le preocupaba un poco al pelirrojo. Simplemente, nunca le había gustado ver a Shuichi triste.

Una brisa helada hizo que el pelirrosa se estremeciera y se abrazara a sí mismo, viéndose aún más desprotegido. Hiro lo vio y se acercó más a su amigo pasando un brazo por encima de sus hombros, en un abrazo amistoso. Shuichi sólo le sonrió y siguieron así su camino.

-¿Qué sucede Shu? – su voz parecía despreocupada, pero en su rostro se reflejaba la seriedad que tenían sus palabras.

-Te reirás si te digo...- se detuvo bajo el letrero de neón de un café que centelleaba "París" en letras verdes

-¿Cuándo me he reído yo de ti? – Hiro exageró la interrogación sin conseguir convencerle en absoluto

-...- como única respuesta, el más pequeño le miró entre enojado y desconfiado con los ojos entrecerrados.

-Neh, está bien. Prometo no reírme.

-Estoy triste porque... creo que nunca me besará nadie... – Sus ojitos violetas miraban la punta de sus dedos índices golpeándose entre sí frente a su nariz, en un gesto que demostraba que estaba a punto de llorar

-¿Estás loco? – Hiro se echó a reír instantáneamente

-¡Hiroooo¡Lo prometiste! – Shuichi le señaló con un dedo acusador

-¡Lo sé, lo sé! Pero es que no entiendo por qué se supone que piensas eso

-¡Debe haber algo malo conmigo! – dijo con una rabieta, jalándose el pelo - Ninguna chica se me acercó en la fiesta y las que me hablan siempre terminan siendo sólo mis amigas... ¿Te parece poco?

-¡Claro que no! - a Hiro se le estaban poniendo los pelos de punta con los gritos de Shuichi – Eres el chico más guapo que conozco – al escuchar esto el pelirrosa se calmó un poco, pero a Hiro se le ocurrió bromear en el peor momento – Aunque tal vez eres tan bonito porque tienes cara de nena

-¡QUÉ! – Y Shuichi volvió a jalarse el pelo y patalear en el piso- ¡ENTONCES SOY UN DEFORME!

-Ya te dije que no...- otra vez lo mismo, la paciencia de Hiro se iba agotando mientras se rascaba la cabeza y veía a la cosa rosada armar un escándalo frente a él

-¡SOY HORRIBLE!

-¡Que no lo eres!

-¡BUAAAAAA¡Nadie me besará nuncaaaa! – Y cansado de patear todas las piedras del piso, Shuichi se apoyó de espaldas contra una pared y comenzó a llorar

-¡Mierda Shuichi, que baka eres!- Y siguiendo un impulso, tal vez provocado por la desesperación o quizá por el alcohol; Hiro tomó el rostro del pelirrosa entre sus manos – Eres hermoso... – y sin decir más, le besó…

Aunque Shuichi abrió los ojos como platos por la impresión de aquel beso, pronto los cerró para entregarse a los labios que presionaban los suyos.

Así había pensado siempre que sería su primer beso, repentino y con alguien a quien quisiera mucho. Pero nunca pensó que sería con Hiro... antes de separar sus rostros por completo, el pelirrosa sonrió levemente, en verdad se sentía extrañamente feliz.

-Gracias Hiro… – susurró aún con una sonrisa en sus labios y sin abrir los ojos. Pero Hiro le veía con el rostro completamente sonrojado y algo incrédulo de lo que acababa de hacer, parpadeó varias veces antes de enfocarse fijamente en Shuichi. De verdad era hermoso. Sintió que debía decir algo, que esa era su única oportunidad y si no hablaba antes de que aquel momento terminara, no podría hacerlo nunca.

Pero tampoco sabía que era lo que debía decir, estaba demasiado confundido e impresionado con los ojos violetas que acababan de abrirse y le miraba expectantes. Se había atrevido a robarle un beso a su mejor amigo, pero no se atrevió a más...

-Cuando quieras- fue lo único que le dijo, sonriendo y guiñándole un ojo. Sin más palabras se fueron a casa esa noche. Y el momento que compartieron terminó.

En el futuro, Shuichi se tomaría ese "cuando quieras" literalmente.

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Fin del Flash Back

Como olvidar aquel primer beso... y las dudas que le trajo después, si tan solo... pero eso ya no importaba. Hiro reaccionó de sus divagaciones y volvió a concentrarse en su amigo pelirrosa sentado en el suelo.

Casi había pasado un mes y Shuichi aún no hallaba consuelo. Ya no lloraba, pero su hermoso rostro no mostraba la felicidad que le caracterizaba y estaba sentado en el suelo de la sala, en la misma posición desde hacía más de media hora, releyendo por decimonovena vez la tapa del CD de Nittle Grasper. Mientras, Hiro le veía con preocupación desde la cocina.

-Oye Shuichi

-¿Nani?

-¿Quieres ir a bailar esta noche? Hace tiempo que no salimos juntos...

-Está bien – sus ojitos brillaron de felicidad con la idea

A eso de las ocho comenzaron a alistarse para salir. Ambos se pusieron jeans (aunque los de Shuichi tenían agujeros que dejaban ver su bronceada piel) y Hiro escogió una camisa color vino tinto, mientras Shuichi comenzaba a ponerse una playera ajustada, con un diseño atigrado en negro y azul. En el baño, iniciaron una guerra con los atomizadores de colonia, por lo que terminaron dejando todo con olor a CK. Antes de salir se fueron a comer cereal a la cocina, porque una de las tantas frases célebres de Shuichi era "nunca salgas sin llenarte antes de azúcar". Aún reían porque el departamento estaba apestando a colonia, cuando el teléfono sonó. Por alguna razón Shuichi se puso serio inmediatamente.

-¿Hola? – Hiro decidió contestar antes de que shuichi derritiera el teléfono con su mirada asesina. –Si... ¡Ayaka-chan¿Cómo estás? – Volteó a ver la reacción de Shuichi, pero éste se puso a contar las manchas del techo – Dime... ¿cenar? ... ¿Hoy? Yo... – y el pelirrosa seguía contando las manchas del techo, pero ahora tenía el ceño fruncido. Las miradas de ambos se chocaron, y como Shuichi no quería escuchar el resto de la conversación, salió sin decir nada; aunque si se hubiera quedado, abría visto la sonrisa de satisfacción de Hiro – Verás... no puedo... ya tengo una cita esta noche, y ya debo irme. Adiós- apenas escuchó otro adiós como respuesta, colgó el teléfono y se fue corriendo a buscar a Shuichi.

El pelirrosa ya estaba sentado en la cama quitándose los zapatos con un puchero en el rostro. Hiro no pudo hacer otra cosa que reír.

-¿Qué es tan divertido? – Shuichi escuchó lo que empezaban a ser carcajadas por parte del pelirrojo, y no se puso muy feliz. Así que le lanzó una bota negra, que Hiro esquivó con facilidad.

-Nada... – Shuichi ya se disponía a quitarse el otro zapato con frustración – Pero no creo que te dejen entrar al club sin zapatos.

-Pero... ¿y Ayaka? - El pelirrosa le miró con incredulidad

-Eso no importa, esta noche tengo una cita muy importante – A Shuichi los ojitos se le iluminaron, pero Hiro le sonrió con malicia – con un mocoso de pelo rosa – Al terminar la frase, Hiro salió corriendo, antes de que una bola rosada lo atacara y otro zapato volara cerca de su oído izquierdo.

- ¡Hirooo!

Después de corretear un rato más por el departamento, salieron listos y dispuestos a divertirse esa noche en el mejor club de Tokio. Apenas entraron, la música ya les rodeaba. Todo era tan divertido e irreal entre los cuerpos que bailaban con euforia uno junto a otro en un mar de gente dentro de la discoteca.

Se apoyaron en la barra para beber algo. Después de un buen par de copas, se voltearon a observar a la multitud bailando. Hiro notó demasiada seriedad en su amigo.

-¿Qué sucede?

-Es que no se con quien bailar – fue su inocente respuesta, sacando la lengua juguetonamente

-Pues conmigo… –le dijo avanzando hacia la pista, Shuichi se limitó a seguirlo de cerca. Cuando encontraron un lugar cómodo se sonrieron con complicidad y comenzaron a moverse con la música, como en el escenario, dejándose llevar por el ritmo que les movía desde el alma.

Shuichi movía sus caderas de una manera sensual y casi morbosa, haciendo que Hiro se pusiera nervioso. El pelirrosa adoraba la música, el ruido, el mismo ambiente... todo le provocaba moverse; a veces con las manos sobre su propio cuerpo y otras moviéndolas al ritmo de la música en el aire. Sabía que era sensual y le gustaba serlo, no necesitaba fijarse alrededor para saber que varias miradas se posaban sobre él. Pero él quería más, disfrutaba con sentirse deseado, pero él quería amor...

Estaba con los ojos cerrados y perdido en sus propios movimientos cuando sintió las manos de Hiro posándose en sus caderas, acercándose más a él y provocándole con sus propios movimientos. No pudo evitar sonreír. Aquel juego lo traían por años y aquella noche no sería la excepción. Sabía que era un juego peligroso, ese de provocarse. Prácticamente se acosaban mutuamente en el escenario, despertando los gritos desesperados de las fans que los veían; y aunque K. pensara que era sólo cosa de marketing (y muy buen marketing, por cierto) ellos ya realizaban ese coqueteo descarado desde la secundaria, siempre para conseguir algo; ya fuera de los demás o uno del otro.

Bailaron sin cansancio por horas y aún no había un ganador en su juego de sensualidad. Dispuesto a ser el vencedor, Shuichi comenzó a mover sus caderas de tal manera que Hiro, con el rostro completamente rojo, comenzó a retroceder hasta quedar acorralado entre un muy flexible pelirrosa y un pilar de la discoteca. Finalmente, Shuichi pasó sus brazos desde los hombros de Hiro hasta su estómago, y luego, con lentitud se abrazó a su cintura, arañando un poco la piel de su espalda; logrando que Hiro se estremeciera y le mirara con los ojos muy abiertos y el rostro sonrojado. Para el toque de gracia, se acercó a sus labios lo suficiente como para sentir su mutua y agitada respiración, alejándose con suavidad hasta su oreja, besando el pedazo de piel que se hallaba debajo, justo antes de empezar el cuello. Hiro apenas podía creer lo que su amigo acababa de hacerle, y su respiración acelerada le traicionó.

-¡Te gané! – exclamó el pelirrosa lleno de emoción, ante el nerviosismo inocultable del pelirrojo.

-¡Hiciste trampa! – rezongó Hiro con una carcajada al mismo tiempo

-Que yo recuerde nunca pusimos reglas - dijo un inocente Shuichi que le sacó la lengua y comenzó a reír.

Hiro quedo totalmente vencido con eso, y sin dejar de reír, besó la frente de Shuichi.

De repente la música bailable terminó. ¿Qué hora era¿Las cinco o las seis de la mañana? El tiempo había pasado sin notarlo entre ambos. La música lenta comenzó y mientras muchos se retiraban, otras parejas se abrazaban para seguir bailando. Hiro tomó con nerviosismo la cintura de Shuichi y en respuesta, éste se limito a sonreírle y abrazarse de su cuello; se había divertido mucho. Pasó tanto tiempo desde la última vez, que casi había olvidado que siempre que salía con el pelirrojo la pasaba muy bien. Mientras se movían lentamente al compás de la música, Shuichi apoyó su rostro contra el cuello de su amigo en un contacto íntimo poco común entre ellos.

-Hiro...

-¿Si?

-¿Me dejarás algún día?

-No, ni en mil años...

-Gracias, Hiro

-Cuando quieras... – ambos sonrieron ante esa respuesta.

Antes de irse remataron la noche con una botella entera de sake que apenas les permitió irse de pié.

Hiro se tambaleó después de entrar a su departamento con Shuichi colgado de su brazo, ambos riéndose sin sentido.

-Creo que mejor nos dormimos de una vez antes que amanezca

-Si Hiro, siempre tienes razón

-¿Naní? Se nota que estas muy bebido ¿ne?

-Shhhh... Despertarás al gato de la vecina

-¿Cuál gato?

-El de la vecina... –respondió Shuichi con una voz apenas audible, una vez que se desplomó sobre su cama.

-... – Hiro se quedó sin habla, preguntándose cual de las vecinas tenía un gato

- Hirooo... –Shuichi le llamó con una mano haciendo un ademán para que acercara su oreja a su boca y poder susurrarle

-Dime

-Eres... un príncipe de pelo rojo... –y lo siguiente que Hiro escuchó fueron los leves ronquiditos del pelirrosa. Quedando en boxers y una camiseta, el pelirrojo se acurrucó junto a Shuichi, dispuesto a dormir como una piedra.

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Pues me tarde un poco... fue porque me fallo la inspiración en este chap. que todavia no me convence, pero en fin...

GRACIAS A LOS QUE ME ENVIARON REVIEW! les quiero mucho, de verdad T-T

Espero que le guste a quien lo lea y las sugerencias y comentarios seran bien recibidas. (Critica constructiva por favor! XD)

-- Femme Greeneyes --