Adentrándose en lo más profundo

Sirius y Hermione caminaban silenciosamente. Sólo se oían los movimientos de las ramas a causa del viento, los pequeños animalitos correteando entre los arbustos, los búhos ulular encima de los árboles, observando atentamente todo lo que sucedía a su alrededor, y sobre todo, la resonancia de sus pisadas.
Ya llevaban varios minutos caminando en la misma dirección, hacía el oeste. La niebla cada vez era más visible y extensa y el frío aumentaba por cada paso que daban.

La oscuridad se hizo mayor y ambos murmuraron por lo bajo el encantamientos de Lumos.

Haber déjame que vea la lista – dijo Hermione estirando el brazo para que se la diera
Yo también conozco las plantas que están apuntadas en esta lista. Si las veo ya te lo indicare. Tú sólo debes llevar la cesta, lo otro es trabajo mío – gruño Sirius
Ni que fuera una estupida! Crees que eres más inteligente que yo? Pregunto Hermione consternada.
Espera que lo piense… uumm si, si soy más inteligente que tú – contesto Sirius
Pedante – gruño Hermione
Testaruda – le contesto Sirius
Estupido– le devolvió Hermione
Amargada – soltó Sirius
AH! Yo amargada? Egocéntrico de mierda – Dijo Hermione muy enfadada enfrentándole.
Puede que yo sea un poco egocéntrico, lo admito, pero por lo menos no soy un hipócrita, cosa que tú si – dijo Sirius mirándola seriamente a los ojos.
No hables de lo que no sabes – le dijo Hermione y le quito la lista de las manos y echo a andar otra vez.

Hermione miro la lista y observo que plantas tenía que recoger. Sirius le seguía los pasos.

Haber, haber, Artemisia, donde estas, donde estas – murmuraba Hermione por lo bajo mirando por todos los lados.
Esta ahí – señalo Sirius unas flores con pétalos pequeños de color rojo.
Te importaría cogerla, o lo hago yo misma – dijo Hermione sarcástica.
Tranquila majestad su fiel sirviente esta a su disposición las 24 horas del día – ironizo también Sirius pero no se movió del sitio.
Uff, ya voy yo, ten sujeta la cesta – dijo Hermione quien le lanzo la cesta a Sirius, que por poco no le da en toda la cara.

Sirius cogio la cesta por los pelos y vio como Hermione se adentraba un poco entre unos arbustos y cortaba unas cuantas flores de artemisia y las dejaba en el cesto de mala manera.

Las siguientes plantas son el jaramago y la mimulus gutattus – dijo Sirius mirando la lista.
El jaramago? – pregunto extrañada Hermione
Si el jaramago, oh no me digas que no sabes que planta es esa? Jajajaja, pero si es muy conocida, Jajaja – se reía Sirius
No lo se todo, vale, señor sabiondo. Y bien? - inquirió Hermione a Sirius.
Y bien que? Se hizo el bobo Sirius
Uff - se desespero Hermione lanzando un gran suspiro – vas a decirme cual es esa planta?
Tal vez te lo diga, pero a cambio de algo – dijo Sirius sonriendo de una manera muy maliciosa.
Olvídalo Black, no pienso darte ningún beso – dijo Hermione
Mírala ella y quien te ha dicho que yo quiero que me beses – dijo Sirius sin quitar la sonrisa de su rostro.
Está bien. Entonces, que es lo que quieres de mi? Pregunto Hermione cansándose ya del juego absurdo de Sirius.
Es muy simple, me tienes que contestar a dos preguntas… - dijo Sirius dejando en el aire sus palabras – Primero, quien te envió esa amenaza? Y segundo, que es lo que no se para llamarte hipócrita, por que por lo que a mi respecta, si lo eres. Llegas aquí de repente, te inventas unas absurdas mentiras y no sabemos nada acerca de tu vida y lo más extraño de todo es que la primera noche que nos conocimos me dijiste que eras del futuro, pero a partir de ahí no me has vuelto a decir nada más. Sabes mucho acerca de nosotros, cosa muy extraña, en cambio nosotros no sabemos mucho de ti, solo lo que nos has dicho…
Muy bien, ya se que es lo que quieres decirme, no hace falta que me digas nada más… - le corto Hermione frustrada por que le sacara esos dos temas en este mismo instante, solo por una absurda plantita – para tú información, no se quien me ha enviado esa amenaza por que es un anónimo, comprendes, un anónimo! Y si, si, ya me habían amenazado antes, fue el día que nos encontrasteis a Lily y a mi dormidas en medio del pasillo – dijo Hermione apresurada
Pero quien te amenazo? – inquirió saber Sirius
Winter – susurro Hermione dándole la espalda a Sirius.
¿Cómo? – pregunto Sirius que no había escuchado lo que había dicho Hermione.
Winter, Marie Anne Winter fue la que me amenazo¿contento? – grito Hermione sulfurada y apretando los puños todo lo fuertemente que podía.
¿Por qué lo has escondido durante todo este tiempo¿Por qué? – pregunto Sirius enfadado por la actitud de Hermione.

Hermione seguía callada mirando el suelo. De pronto escucho un fuerte golpe. Era Sirius el cual había dado un puñetazo al primer árbol que tenía más cercano.

Contesta Thea¿por que no nos lo has dicho¿por que? Grito Sirius muy enfadado girándola de repente para poderle ver la cara.
No quería que os metierais en problemas por mi culpa – dijo Hermione sinceramente mirando los ojos grisáceos de Sirius.

Sirius todavía la tenía sujetada del brazo, y lentamente dejo de hacer presión en el y la soltó. Hermione se froto un poco la zona adolorida, pero no dejo de mirarle en ningún instante. Sirius nervioso y sin saber que hacer, se toco la nuca para darse tiempo a si mismo e intento tranquilizarse.

Lo siento, he sido un poco brusco – se disculpo Sirius con Hermione, ya que le había hecho daño.
No tienes por que – susurro Hermione.

Sirius fue un poco hacía su izquierda y se agacho al suelo. Se volvió a levantar con unas plantas entre sus manos y las deposito en el cesto bajo la atenta mirada de Hermione.

Jaramago, descubierta por Albus Dumblendore. Con este ingrediente puedes convertirte en animago por 24 horas – dijo Sirius
Ah, no lo olvidare – dijo Hermione mirando la planta.
Será mejor que terminemos cuanto antes con esto, se esta haciendo tarde – dijo Sirius y empezó a caminar de nuevo.

Hermione un poco confusa por el comportamiento de Sirius, echo a correr hasta que se puso al lado de Sirius. Sirius caminaba velozmente, estaba pensando en una pesada broma para Winter por todo el daño que le había causado a Alethea.
Hermione observaba a Sirius mientras iba pisándole los talones.

Sirius, respecto a la otra pregunta… tienes razón, soy una hipócrita – dijo Hermione mientras depositaba en el cesto otra planta de las que había en la lista. Espero a que le contestara algo, pero como no fue así, continúo hablando – Tienes mucha razón, de repente llegue aquí, no di explicaciones sobre nada, simplemente me acople a esta nueva vida. Pero tengo prohibido revelar todo lo que tenga que ver con mi vida futura y así tiene que ser hasta el último instante en que abandone está época. Espero que lo sepas comprender – término de decir Hermione.

Sirius escuchaba atentamente las palabras de Hermione, pero se quedo callado, no quería darle más vueltas a todas las preocupaciones que tenía encima. Hermione al no recibir ninguna respuesta, también se quedo callada.
Poco a poco fueron abreviando la lista, solamente les quedaba por recoger el heliantemo.

Unos ruidos entre unos matorrales distrajeron toda su atención. De nuevo volvieron a escuchar el mismo ruido. Enfocaron sus varitas hacía la zona de donde procedía el sonido y poco a poco se acercaron a el para ver que era lo que se escondía detrás de el.

Unas risas chirriantes se escucharon dentro de los matorrales, y estos se movieron bruscamente, produciendo un estrepitoso ruido que hizo que cayeran hojas pequeñas a su contorno.

Sirius un poco temeroso, pero haciendo gala de los honores de su casa, es decir, el valor, aparto lentamente unas cuantas ramas del matorral que tenía más cercano y profundizo la mirada para ver que era lo que se escondía allí dentro.

Una especie de chispa azul atravesó rápidamente por delante de sus ojos. Sirius por propio instinto se echo hacía atrás un poco más calmado.
Son sólo duendecillos de cornualles. – dijo Sirius provocando una risotada.
Has dicho duendecillos de cornualles? – pregunto Hermione sin acabárselo de creer.
Si, ya sabes, esos duendecillos pequeños de color azul que…
SE LO QUE SON LOS DUENDECILLOS DE CORNUALLES! – Bramo Hermione –Lo que pasa es que no son tan insignificantes como tú crees – decía Hermione un poco más calmada.
Si, ya. Ahora saldrán de ahí y me alzaran por los aires, no? ironizo Sirius.

Hermione no dijo nada, solamente se echaba hacía atrás lentamente. Recordaba perfectamente aquella clase de Lockhart en que trajo a clase una jaula llena de duendecillos de cornualles y que los subestimaron por ser criaturas tan diminutas, pero que más tarde, el tiro les salio por la culata y resultaron ser más traviesos y despiadados de lo que jamás hubieran imaginado.

Sirius le miraba perplejo. No sabía como coger la reacción de Hermione, si a risa o en serio. Mientras Sirius miraba a Hermione, y Hermione mantenía la varita apuntando al matorral, no se dieron cuenta de que dos duendecillos se encontraban cerca de Sirius para hacer una de sus travesuras.

Oh vamos Thea, no me digas que le tienes miedo a unos simples duendecillos – dijo Sirius con guasa
Yo de ti no hubiera dicho eso – dijo Hermione apuntando a Sirius con la varita
Pero que… - empezó a decir Sirius antes de que fuera atacado por dos duendecillos de cornualles.
Expelliarmus! Impedimenta! – apunto Hermione a los duendecillos que se encontraban en la capa de Sirius, y estos se alejaron de el 2 metros y fueron a parar dentro del matorral.

Hermione bajo la varita y miro a Sirius de manera significativa – te lo dije – decían sus ojos. Sirius resignado se puso la túnica bien y miro hacía donde habían ido a parar los duendecillos.

Oh, oh, creo que estamos en graves problemas – dijo Sirius.

Los matorrales se movieron furiosamente y de repente unas criaturas azuladas se ensalzaron por los cielos y miraron amenazadoramente a sus agresores. Y sin pensárselo dos veces más se lanzaron a por ellos.
Sirius y Hermione miraron perplejos la escena. Hermione no reaccionaba, una manada de criaturitas azulitas venían a por ella y ella no podía moverse del sitio.

Sirius fue el primero que reacciono y rápidamente le cogio la mano a Hermione y grito: CORRE!

Hermione finalmente reacciono en si, y corrió todo lo que sus piernas le permitían. Cogía la mano de Sirius fuertemente, no quería soltarla por nada del mundo. Detrás de ellos, velozmente, los duendecillos de cornualles perseguían a Sirius y a Hermione con ganas de hacerles pagar lo que le habían hecho a sus dos compañeros, que en este mismo instante residían en el suelo totalmente aturdidos.

Sirius y Hermione sin soltarse la mano en ningún instante, corrían todo lo deprisa que podían, no haciendo caso de las ramas que les golpeaban en distintas partes del cuerpo. Los duendecillos iban aproximándose poco a poco hacia ellos. Sirius muy nervioso, giraba la cabeza en ocasiones para ver a que distancia estaban los duendecillos de cornualles. Ambos empezaban a sentir que sus respiraciones cada vez eran más agitadas y el cansancio empezó apoderarse de ellos.
Sin previo aviso Sirius se echo al suelo hacía un lado, para ser más exactos, detrás de un amplio arbusto, llevándose con él a Hermione.

Hermione noto como le estiraban el brazo repentinamente y no pudo reaccionar a tiempo. Pronto se vio escondida detrás del amplio arbusto, con Sirius a su lado y su mano tapándole la boca para que no gritara, mientras él con su otra mano libre, se ponía un dedo delante de la boca para que permaneciera en silencio.
Hermione asintió con la cabeza, como dando ha entender a Sirius que había comprendido perfectamente lo que decía. Sirius la miro fijamente y lentamente aparto su mano de su boca.

Entre las múltiples ramas y hojas del arbusto observaron como los duendecillos pasaban de largo de donde se encontraban ellos escondidos.
Por fin, cuando la zona estaba despejada, los dos respiraron plácidamente, y sus nervios se serenaron.
Se levantaron del suelo y sin decir ni una palabra, empezaron a caminar intentando hacer el menor ruido posible para que no los pillaran de nuevo.
En ocasiones, entre las ramas de los densos árboles, se podía observar los pálidos rayos de la luna menguante.

Sus respiraciones volvieron a ser pausadas y ellos ya estaban tranquilizados, después del tremendo susto de los dichosos duendecillos. Habían perdido la cesta con las plantas, pero ni siquiera se acordaban de ello, simplemente querían llegar al colegio salvos y sanos lo más rápidamente que pudieran.

Crash – se escucho el eco por todo el bosque prohibido.

Hermione y Sirius miraron hacía el suelo, y pudieron observar como Sirius había roto una rama. Se miraron, pero no dijeron nada, esperando algo, aun que no sabían que.
La espera no se hizo muy larga. A lo lejos pudieron ver unas lucecitas azuladas. Otra vez, los duendecillos les seguían el rastro.
Hermione y Sirius volvieron a correr, intentando huir de las pequeñas criaturas. Las ramas de los árboles les golpeaban dolorosamente en las partes del cuerpo, sus túnicas se enganchaban entre los arbustos que tenían pinchos y de vez en cuando tenían que saltar una que otra piedra o rama que descansaba en el suelo.
Hermione, a la quien le iba el corazón por hora, echo su mirada hacía atrás, para ver a que distancia estaban los duendecillos
- Sirius nos están alcanzando – grito con la voz entrecortada, todavía con la cabeza girada.
- Cuidado con el tronco Thea – le aviso Sirius

Pero cuando Hermione giro para ver el tronco, se golpeo su frente contra el gran tronco. Hermione cayó al suelo aturdida. Sirius asustado al oir un seco golpe, se giro de repente y vio que había pasado. Cuando vio a Hermione aturdida en el suelo fue ayudarla rápidamente muy asustado.

- Thea, Thea¿te encuentras bien¿puedes levantarte? – se apresuro a preguntar Sirius.

Hermione se toco la frente y al notar algo líquido en su mano, se la miro y pudo observar su sangre. No escucho las palabras de Sirius. Todavía estaba muy mareada. Intento levantarse del suelo lentamente, pero alguien lo hizo por ella.
Sirius la había ayudado a levantarse del suelo.

- Puedes caminar? – pregunto Sirius muy preocupado por ella, pero al mismo tiempo por la distancia que estaban sus "queridos" duendecillos de cornualles.
- Creo que si, gracias – dijo Hermione suavemente.

Hermione dio el primer paso y se tambaleo. Si no hubiese sido por Sirius que la cogio de la cintura, abría caído al suelo estrepitosamente. Hermione inconscientemente se puso una mano en la cabeza, para apaciguar el dolor que la torturaba.

- No, no puedes. Mira haremos una cosa, voy a subirte a cuestas mía e intentare escondernos, para que no nos pillen¿vale? Así que sube. – dijo Sirius ofreciéndole su espalda para que subiera encima.
- ¿qué? No, de ninguna manera voy a subir – dijo Hermione con rotundidad – ya estoy mejor, ves? – dijo Hermione intentando caminar, pero se tambaleo otra vez y se sujeto rápidamente al brazo de Sirius.
- Muy bien, Thea, tu lo has querido – dijo Sirius

Y antes de que pudiera alegar algo más, Sirius la había cargado a su hombro, como si de un saco de patatas se tratara, y empezó a correr todo lo rápido que pudo. Hermione todavía no había asimilado toda la información. Estaba confusa, mareada y con un tremendo dolor de cabeza. Alzo su mirada, y pudo ver como los duendecillos se acercaban cada vez más y más. Con la mente algo más despejada, busco su varita hasta que por fin la encontró y lanzo el primer hechizo que se le vino a la mente – inmobilius – grito y una masa de duendecillos se quedaron suspendidos en el aire sin poder mover ni un centímetro de su diminuto cuerpecito.
Sirius había escuchado el hechizo de su amiga, pero no se giro para comprobarlo, sino que siguió corriendo todo lo deprisa que le permitían sus piernas. Las gotas de sudor empezaron a bajarle de la frente hasta caer por su barbilla y de ahí a su suéter o túnica.
Hermione empezó a hechizar a todos los duendecillos que su vista alcanzaba.
Finalmente todos los duendecillos quedaron aturdidos o petrificados. Sirius empezó a disminuir el paso. Hermione iba a decirle que la bajara ya, que se encontraba mucho mejor y que podía caminar sola. Pero antes de poder abrir la boca, cayeron por un agujero que había en el suelo estrepitosamente.
Hermione cayó encima del pobre Sirius y Sirius lanzó un dolorido alarido.
Ella se levanto rápidamente encima de él y lo miro preocupadamente. Sirius, el cual tenía los ojos cerrados, se tocaba el estomago y la cabeza con las manos.
Hermione espero sentada a que abriera los ojos.

Sirius sentía un tremendo dolor en su cabeza, en su espalda y en su estomago, donde había parado la caída de Alethea. Finalmente abrió los ojos, y pudo observar a Thea como le miraba preocupadamente con sus hermosos ojos de color ámbar.

- Sirius, como estas? – pregunto Hermione mientras le ayudaba a levantarse del suelo. Sirius apoyo su espalda, en la húmeda tierra.
- No te preocupes, estoy bien – intento tranquilizarla, pero por la mirada que ella lanzo supo que no la había convencido – oh vamos preciosa, no ha sido nada, solo un pequeño golpecito – sonreía él encantadoramente intentando aguantar el dolor que le corrompía por dentro.
- Seguro? Volvió a inquirir ella
- No estado tan seguro en toda mi vida – dijo Sirius y por fin la convenció.

Hermione echo unas cuantas miradas al agujero donde se había metido. Era un agujero redondo, muy bien excavado, no había ninguna fisura, ni roca, ni ninguna rama donde pudieran escalar para salir del agujero, a demás, el agujero no era de esos que están a 5 palmos por encima de ti, no, no, era un agujero muy profundo. Jamás en toda su vida, había visto un agujero tan profundo y grande como aquel.

- Creo que tendremos que pasar la noche aquí. Gastaríamos mucha energía y esfuerzo intentando salir de aquí y ambos estamos heridos, acabaríamos agotados. – dijo Hermione sentándose al lado de Sirius.

Sirius asintió con la cabeza pero no dijo nada más. Estaba demasiado cansado aquella noche. Lo más seguro es que si mañana no estaban en el castillo, sus amigos lo vendrían a buscar.

- Muy bien, Thea, esperaremos a que nos encuentren. Pasaremos la noche aquí – dijo Sirius echando la cabeza hacía atrás.

Hermione lo observo pausadamente y volvió su mirada al estrellado cielo azulado.
El viento se colapso por el orificio e hizo que los dos se estremecieran de frío.

Hermione se acorruco sobre si misma, juntando sus rodillas a su pecho para que el aire frío no se colapsara tanto por su cuerpo. Sirius seguía impasible al aire frío que se colapsaba por sus huesos, pero eso no significaba que no tuviera frío. Sus dolores, gracias a los dioses, habían disminuido. Miro de reojo a su compañera, la cual estaba congelada. Alargo su brazo y la estrecho junto a él para que sintiera el calor que su propio cuerpo emanaba. Hermione se sorprendió un poco por este acto, pero no dijo nada.

Pronto los dos sentían el calor que procesaba el otro y no tuvieron tanto frío. Hermione tenía la cabeza apoyada en el hombro de Sirius y él tenía la cabeza apoyada en la cabeza de Hermione. Ninguno decía ni una palabra, demasiadas emociones en tan sólo unas horas. Ambos seguían despiertos, observando el maravilloso cielo estrellado y la preciosa luna menguante. Los minutos pasaban y pasaban, y no se escuchaba ni un sonido alrededor.

Una dulce melodía empezó a sonar inconscientemente:

Eres muy buena para ser verdadera. No puedo dejar de verte.
No hay nada más para comparar. El solo verte me deja débil.
No quedan palabras para hablar.
Pero si te sientes como yo, por favor hazme saber que es real.
Eres muy buena para ser verdadera. No puedo dejar de verte.

Hermione estaba sorprendida por la dulce voz de Sirius, realmente la habían conmovido aquellas bellas palabras.

Sirius – le llamo suavemente. Sirius paro de cantar y la miro dulcemente – creo que tenemos una conversación pendiente – dijo ella rompiendo toda la tranquilidad del lugar.

Sirius se puso rígido, pero no por eso dejo de abrazarla. Hermione noto como el ambiente se tensaba, pero no podían atrasar más el tema, era preciso hablarlo y cuanto antes mejor. Hermione se separo poco a poco de Sirius y se puso de pie.
A Sirius no le gusto que se separara de su abrazo, pero no dijo nada y el también se levanto del suelo y se ajusto la capa.
Sus miradas se reencontraron y no pudieron apartarlas. Eran como dos imanes que poco a poco iban acercándose el uno contra el otro sin poderlo resistir.
Finalmente terminaron muy juntos los dos sin apenas darse cuenta. Los ojos de Sirius trasmitían una dulzura infinita difícil de no percibir, por el contrario, los ojos de Hermione trasmitían calor y mucho cariño. Hermione se mordió el labio subconscientemente, hecho que no paso desapercibido por Sirius, a quien le habían entrado más ganas de besarla que nunca. Finalmente sus rostros estuvieron pegados el uno contra el otro, entrecerraron sus ojos y antes de unir sus labios, Sirius pronuncio unas palabras que Hermione jamás olvidaría

- Yo también te quiero Thea – susurro Sirius dulcemente antes de besarla.

Hermione correspondió el beso con grandísima ternura. Puso son dos manos en el pecho de Sirius, sintiendo como su corazón latía paulatinamente. Sirius la abrazo con sus dos brazos, terminando en la pequeña espalda de ella.
Sus labios no se despegaban el uno del otro, querían trasmitir todo el amor que ambos procesaban por el otro. Sus salivas se entremezclaron, sus lenguas recorrieron toda la cavidad bocal del otro. Poco a poco empezó a fallarles su respiración y aun que no querían separarse, lo tuvieron que hacer muy a su pesar. Poco a poco sus labios se despegaron, pero sus rostros siguieron tan cerca que podían escuchar sus respiraciones un poco agitadas. Hermione y Sirius se daban pequeños besos en los labios, todavía con los ojos cerrados. Finalmente abrieron sus ojos.
Hermione una vez más se sorprendió de los hermosos y cautivadores ojos grises de Sirius. Tenía el pelo revuelto, pero aun así lucía elegante y se hermoso rostro estaba teñido de rojo por las mejillas.
Sirius la contemplo maravillado. Por fin le había dicho esas palabras que tanto le costaron decirle. Y habían salido con tal naturalidad que se sorprendió increíblemente. Las volvería a repetir una y otra vez, hasta que se enterara todo el colegio. Sus ojos simples pero con ese brillo tan peculiar en ella, no habían estado tan bonitos desde que la había conocido. Sus mejillas estaban sonrojadas y eso le hizo gracia.
Sirius sonrío amablemente y con su mano aparto un bucle que le tapaba un poco su rostro. Hermione cerró los ojos para disfrutar de la caricia que Sirius le daba. Sirius no dejaba de mirarla, su mano pasó a su mejilla y la acaricio suavemente, finalmente fue apartándose de su rostro y Hermione volvió abrir los ojos y pudo ver otra vez la magnética mirada de Sirius.

- Sirius…
- Shhh por favor no me recrimines por esto. Te he besado y lo volvería hacer una y otra vez… - dijo susurro Sirius muy sincero.
- Lo siento mucho, pero mi conciencia me dice que…
- Por favor Thea, hoy no, disfrutemos de la velada, sin preocupaciones, sin ataduras, sin …

Pero Sirius nunca termino de hablar, por que Hermione se había lanzado hacía él y lo había vuelto a besar, no como antes, este beso era con desesperación, con pasión, y con tanto amor como el primero de esa fría noche. Sirius no se hizo esperar y la beso con la misma pasión que el recibía por parte de ella.

- Te veo cansada, ya son las 5 de la mañana, duérmete, yo haré guardia por si vienen a buscarnos – dijo Sirius mirándola cariñosamente.
- Pero…
- Por que eras tan testaruda siempre? – pregunto Sirius curiosamente – Anda preciosa, hazme caso por una vez, yo todavía no estoy cansado, así que ven – dijo Sirius amablemente.

Hermione definitivamente cedió. Sirius se había sentado otra vez en el suelo apoyando su espalda en la dura pared de barro y Hermione se sentó en medio de sus piernas, y se apoyo en el pecho de él, tapada por su túnica, y por la de Sirius que la abrazaba fuertemente contra su pecho.

- Duerme un poco preciosa, yo velare tu sueño – le susurro Sirius en la oreja de Hermione haciéndole cosquillas
- Pero no quiero dormir, quiero estar despierta – dijo Hermione bostezando.

Hermione poco a poco fue cerrando los parpados, hasta que el sueño la venció. Sirius la miro durante un largo rato, observándola y fijándose en todos los rasgos de su cara, mientras acariciaba con sus dedos, aquellos bucles que tanto le enloquecían.

Sirius quedo rendido al final, y también se durmió junto a Hermione, no sin antes volver a repetir esas palabras que tanto esfuerzo le habían costado decir.

Sirius que tenía el oído y el olfato más agudo que los demás seres humanos, gracias a su forma animaga, despertó sobresaltado, por que sus sentidos le habían presenciado algo no muy bueno.

Primero vio que Hermione si se encontraba en perfectas condiciones. Y así era, estaba dormida tranquilamente. Despacio se aparto de ella y la dejo en el suelo. Se levanto imponentemente y puso frente a su cara su preciada varita, preparado para lo que fuera.

Unos cascos se escucharon más cerca que nunca hasta que los pasos disminuyeron.
Sirius echo una última mirada al cuerpo de Hermione y se puso frente a él. Hermione seguía durmiendo tranquilamente. Sirius levanto la vista y se encontró rodeado con ciento de flechas que lo apuntaban en todas direcciones.

James paseaba nervioso de un lado a otro de toda la sala común de Gryffindor.
Lily y Remus estaban sentados en las butacas esperando cualquier noticia de sus amigos. Sólo sabían que habían ido a cumplir un castigo al bosque prohibido, pero nada más. No habían vuelto al castillo en toda la noche.

- Ya estoy harto. Me voy a buscarlos –grito James desesperado
- Espera un poco James. Hemos avisado a la profesora McGonagall, seguro que ya habrán ido a buscarlos – dijo Remus intentando relajar el ambiente, aun que él estaba igual de preocupado
- ¿Y si les a pasado algo? – dijo James inquieto.
- Tú crees que… - empezó a decir Lily, pero sus sollozos apagaron sus palabras.
- Vamos Lily, no llores. Estoy seguro que Sirius habrá cuidado muy bien a Thea – dijo Remus mientras la abrazaba.

James no lo soporto más y subió a la habitación precipitadamente, dejando sorprendidos a sus amigos. Peter también estaba algo preocupado, pero no sabía que decir. James bajo rápidamente de su alcoba y con el había traído un viejo pergamino usado.

- No James, no puedes, aquí hay demasiada gente… - empezó a decir Peter acobardado.
- No tienen por que enterarse, a menos que ella lo diga – señalo James a Lily mientras se sentaba en los sillones junto a sus amigos y extendía el pergamino en la mesa.
- ¿Qué no diga que? – pregunto Lily con curiosidad mientras se quitaba las últimas lágrimas de sus ojos
- Veras Lily, este pergamino, es un mapa de todo Hogwarts. Muestra cada pasadizo, cada habitación, y todas las personas que se encuentran en Hogwarts. Con esto sabremos donde están Sirius y Thea – Susurro Remus a Lily.
- Espero que esto no salga de aquí Evans, por que…
- Quién te has creído que soy Potter? Una chivata?– grito Lily indignada
- Ah, ah, lo has dicho tu sola, yo no he dicho nada, pero ahora que lo dices…
- Queréis parar de llamar la atención? Ya tendréis tiempo de discusiones de parejita más tarde – dijo Remus desesperado
- Él y yo pareja? Ja! mi loca – dijo Lily y giro la cabeza en otro sentido.
- Ni que yo quisiera salir contigo. Hay más chicas en todo el colegio, y todas se mueren por mis huesos – dijo James con arrogancia
- Todas no, James. Lily ya te ha rechazado muchas veces, jeje – dijo Peter
- Quieres callarte – dijo James enfadado propinándole a Peter una buena colleja.
- Los que deberías callaros sois todos. Vamos a lo que vamos, o me voy yo sólo a buscarlos – dijo Remus mostrando índices de no soportar más la inquietud.
- Lo siento – dijeron los tres a la vez arrepentidos.
- Juro que mis intenciones no son buenas – dijo Remus apuntando con su varita al trozo del pergamino viejo.

De pronto empezaron a formarse rayas y líneas trazando todas las habitaciones que había en el castillo. Al igual que sus terrenos, incluyendo el todo el bosque prohibido y todas las personas que se encontraban en el castillo.
Lily estaba boquiabierta con lo que acababa de ver. Así que ese era el gran secreto de los merodeadores, pensaba Lily mientras cerraba la boca y se fijaba en el mapa que sostenía Remus en sus manos.

- Mira, están ahí, en las proximidades del bosque prohibido – señalo James con su dedo.
- Y se dirigen hacía aquí. Uff, ya pensaba que les había ocurrido algo malo. Gracias a merlín, no a sucedido nada grave – dijo Lily recostándose sobre el sillón.
- Que Remus? observando donde se encuentra Sam? – soltó Peter, a lo que todos prestaron atención al pobre Remus, avergonzándolo.
- Pero que dices Pete, claro que no estaba buscando a Sam. Y en caso que lo hiciera tampoco sería problema tuyo. Ni de vosotros dos. – dijo señalando a Lily y James los cuales sonrieron enigmáticamente.

El retrato de la dama gorda se abrió. Y tras ella se vieron dos personas con aspecto bastante sucio y cansado.

- Sirius! – grito James y fue a abrazarlo con todas sus fuerzas, dejando a este perplejo.
- Que pasa James? Pregunto Sirius confundido. Pero James, junto con Remus y Lily, habían ido a abrazar a Hermione, la cual se encontraba igual de confundida que Sirius.
- Me alegro de que hayas vuelto – dijo Peter dando unas suaves palmaditas en la espalda de Sirius.
- Canuto! Pensábamos que algo graves os había ocurrido. No sabes lo contentos que estamos de volveros a ver sanos y salvos. Ya habíamos ido a avisar a la profesora McGonagall y todo – dijo Remus abrazando a Sirius – oh! oh! Eso me recuerda a que la tengo que avisar. Ahora vuelvo chicos – dijo Remus.

Remus se marcho corriendo de la sala común de Gryffindor. Sirius miraba a Remus, ni siquiera había abierto la boca en todo ese momento.

- Creo que tenéis que contarnos algo, no? – inquirió Lily.
- Como? Dijo Sirius que todavía estaba algo aturdido por todo lo ocurrido.
- Uff, este chico a veces me desespera – dijo Lily con los ojos en blanco y lanzando un fuerte soplido al techo – Digo Black que tenéis que contarnos que os sucedió en el bosque. Por que hemos estado muy preocupados – dijo Lily
- Tú? Lily Evans? Preocupada por mi? No me lo puedo creer! Jajaja. Lo próximo que será? Una admiradora más en mi club de fans? – dijo Sirius riendo.
- Sirius – riñeron Herm y James a la vez.
- Ni muerta Black. Solo me preocupaba por Thea. Deberías ir a un psicólogo. Tú amigo Potter y tú soñáis despiertos demasiadas veces – dijo Lily sarcásticamente.
- Un que? – pregunto Peter bobamente
- Un psicólogo Peter. Es un médico muggle que… - empezó a decir Hermione
- No me digas que te han vuelto a dar calabazas? Jajaja! Amigo, lo tuyo con Evans no tiene remedio – dijo riéndose Sirius.
- Ya cállate canuto – dijo James avergonzado y un poco enfadado a la misma vez.

Sirius y Hermione fueron arrastrados hasta los sillones para que les contaran la historia. Mientras Hermione iba contando la historia, omitiendo algunas cosas, ya que Sirius estaba demasiado agotado y adolorido para hablar de eso ahora, los presentes hacían exclamaciones, como ah, oh!...
Finalmente Hermione termino de contar todo lo ocurrido y cerro los ojos intentando borrar el amargo recuerdo con los dichosos duendecillos de cornualles.

- Así que los centauros os ayudaron a salir de su trampa – dijo James
- Eso es. Menos mal que acudieron ellos, por que no sabíamos como salir de allí – dijo Sirius.
- Sois magos, por los dioses! No pensasteis en algún practico hechizo? – dijo Lily sorprendida.
- Pues la verdad es que no. Estábamos muy fatigados y con algunas heridas, y pensamos que lo mejor era quedarse ahí y descansar un poco. Y ahora si no os importa creo que voy a darme un buen baño. Lo necesito o asustare a mis fans con este aspecto – dijo Sirius el cual se levanto con una pose muy digna y subió a su dormitorio.
- Yo también voy a darme un baño, chicos. Nos vemos luego – dijo Hermione bostezando.

Los días pasaban y por fin llego el día tan esperado para todos los alumnos del colegio. Era el último día de clase y simplemente no tenían clase. Solo una excursión a Hogsmeade donde divertirse.

Hermione y Lily alistaban sus maletas. Ambas sorprendidas junto con Samantha, por el acto de James. James las había invitado a ir a su mansión en Escocia a pasar las vacaciones de semana santa, y aun que primero iban a rehuir con cortesía la invitación, se lo pensaron mejor y decidieron aceptar la invitación gustosamente, cosa que alegro mucho a James, Remus y Sirius.

Era la oportunidad perfecta para que Lily conociera mejor la otra cara de James. Es decir, la faceta carismática, dulce, intrépida, amable,… no su faceta del colegio, con esa arrogancia y ese ego que le repugnaba ver.
También James aprovecharía para conocerla mejor y para conquistarla poco a poco. Remus y Sam no se quedaban atrás. Tenían muy buena amistad, pero los dos eran demasiado tímidos para decirse lo que el uno sentía por el otro. Aun que tenían la oportunidad de aclarar sus sentimientos mucho antes de ir a Escocia, por la mera razón de que tenían una cita pendiente desde hacía tiempo para ir juntos a Hogsmeade.
Sirius y Hermione no contaron nada a sus amigos sobre lo de ellos. Y de momento era eso, solamente amigos. Sirius tenía que soportar sus celos cuando veía a Amos Diggory y a "su chica" juntos charlar y reír y pasear por los terrenos del colegio, o estudiar juntos en la biblioteca, pero no podía hacer nada al respecto. De lo que si hizo algo respecto fue de Mary Anne Winter.

……………………………. Flash back ……………………………………………..

Muy bien, entonces quedamos que se hará así la broma. Como vas con la carta Canuto? – pregunto Remus.
Espera un momento. Aja! Terminada – dijo Sirius dejando la pluma al lado del tintero – dice así:

Querida Mary Anne

No puedes ni imaginar cuan ciego podía estar, pero Alethea Jacques me había hechizado para que me enamorara de ella, y en esos momentos en que viniste a pedirme que saliera contigo, no puede más que negarme. Por eso, hermosa dama, tu humilde servidor te suplica que vuelvas conmigo y me perdones por tal atrocidad. No hace falta que me respondas a esta carta, no ensucies tus finas manos con tinta, solamente deberás asistir detrás de la cabaña de Hagrid cuando el sol de este mismo día desaparezca por el horizonte y allí amada mía estará esperando tu fiel servidos para humillarse por tal desliz. Si eres una mujer benevolente, lo cual no pongo en duda, por que tu posees todas las virtudes que toda la mujer envidiaría, y hombre también si se me permite decir, asistirás a nuestro encuentro y en ese mismo instante, escucharas todo el amor que siento por tan bella joven. Así que por favor, acude a nuestro encuentro, por que si no expreso todo lo que siente mi corazón hacía vos, me moriré de angustia.

Te esperare, amada mía.

Termino de decir Sirius teatralmente la carta, haciendo pequeñas reverencias a su público que aplaudía emocionado.

- que semental estas hecho hermano – dijo James mientras se quitaba unas lágrimas de broma.
- Seguro que cae en la trampa – dijo Peter entusiasmado.
- Pues ahora que ya esta la carta escrita, vamos a enviarla y preparémonos para la nueva broma – dijo James maliciosamente mientras se frotaba las manos.

45 MINUTOS MÁS TARDE

Unas pisadas apresuradas se oyeron cerca de la cabaña de Hagrid.
Una chica vestida con un ajustado traje negro y con un kilo de maquillaje en su cara y otro kilo de laca en su pelo se acercaba con sus ostentosos zapatos de tacón a una silueta sombría que estaba apoyada en una de las paredes de la cabaña despreocupadamente.

- Sirius! Sabía que algo te había pasado para que me rechazaras de esa manera – dijo Mary Anne radiante de felicidad cuando estuvo cerca de él.

Sirius sonrió perversamente y salio de entre las sombras con una mirada tan implacable que asustaría a cualquiera.
Mary Anne hecho unos pasos hacía atrás al ver esa escalofriante mirada, pero choco contra algo que antes no estaba ahí. Giro sobre sus talones y se encontró con las figuras de James Potter, Remus Lupin y Peter Pettigrew. Levantaron sus varitas y la rodearon, de manera que Mary Anne quedo al medio de los cuatro merodeadores.

- Que esta sucediendo aquí Sirius? Inquirió saber la asustadiza joven
- Eso mismo me pregunto yo a veces. Por casualidad no reconocerás este trozo de pergamino, verdad? – dijo Sirius mostrándole la carta donde ella había escrito la amenaza a Hermione.
- De donde lo has sacado? Pregunto Winter con los ojos desorbitados, y más asustada que nunca por lo que pudieran hacerle los merodeadores.
- Eso no te importa Winter. Pero pagaras por todo el daño que le has hecho a Thea. – dijo James enfurecido
- Silencius! – dijo Remus apuntando con su varita a Winter – No, no, querida, eso no lo permitiré. Ahora debes pagar por tus actos. Como decía mi querido tío, que en paz descanses, el boomerang siempre vuelve – dijo Remus sabiamente.
- Y ahora a disfrutar chicos – dijo Peter.

10 minutos más tarde, Mary Anne estaba irreconocible. Le habían cortado el pelo al cero y le habían puesto una maldición para que cuando le creciera, saliera de un color verde fosforito espantoso. Todo su rostro estaba lleno de forúnculos y otras cosas de las cual no era mejor hablar, dada su repugnancia. Pero lo mejor de todo eran sus cejas. Por cada minuto que pasaba sus cejas crecían más y más sin poderlo impedir, llegando el pelo hasta los hombros.
Por último le lanzaron un obliviate para que no recordara nada. Y por el encantamiento de wingardium leviosa la llevaron escondida en la capa invisible y la dejaron en la entrada del gran comedor.

Cuando los merodeadores disimuladamente entraron a cenar, vieron que Winter pasaba por la puerta del gran comedor llorando y maldiciendo a todo el mundo.
Todo el mundo la vio de esa pinta y se burlaron de ella y el grado de popularidad de Winter bajo catastróficamente, tanto que la pobre chavala cayo en depresión por que ningún chico más quería salir con ella, y debido a esto decidió cambiarse de colegio. A cual, eso no lo sabemos. Solamente es un enigma sin resolver y sin pura importancia. Lo que si podemos saber con certeza absoluta es que en la mesa de Gryffindor fueron donde más se escucharon las risas desbordantes del alumnado, sobre todo de ciertos chicos encantadores y dos muchachas alucinadas por el atrevimiento de estos.

…………………………….. Finish back……………………………………………

Chicos me voy con Amos a Hogsmeade. Nos vemos a la hora de comer en las tres escobas – dijo Hermione felizmente.
Adiós Thea! Y pásatelo bien – dijo Lily
Si pásatelo bien – dijo falsamente Sirius mirando mal a Diggory, el cual estaba esperando a Hermione en la puerta del gran comedor.
Anda Sirius, no te enfades. Sabes? Lo que te hace falta es salir con una buena chica. Hace tiempo que no te veo con ninguna. Haber, dime, con que chica te gustaría salir? – dijo Hermione poniendo las manos en su cintura.

Sirius se giro para verla y puso sus dos piernas entre el medio del banco. Sin previo aviso estiro a Hermione junto a él, de manera que se quedo sentada en el banco entre las dos piernas de Sirius, muy junto de él y le susurro:

Con la única chica que deseo salir es contigo

Dijo suavemente a la oreja y se aparto de ella para mirarla intensamente.
Hermione se había quedado en shock, pero recupero pronto la compostura y hizo frente.

Sirius, te lo agradezco, de verdad. Pero hoy ya he quedado – dijo mientras se levantaba del banco y se ponía bien la túnica - Luego nos veremos en Hogsmeade – dijo Hermione dándole un pequeño pico – Pásatelo bien - dijo y se fue aceleradamente hacía las puertas del gran comedor.

Sirius no había dicho nada, simplemente se quedo observando como la figura de Hermione salía fuera del comedor. Todavía estaba algo sorprendido por el atrevimiento de su chica, que por lo visto habían visto varios alumnos, entre ellos sus amigos, que gracias a los dioses no habían dicho nada al respecto.

Lily se quedo mirando melancólicamente como Diggory y su mejor amiga se iban juntos a pasar un día fantástico en Hogsmeade. Inconscientemente echo una mirada a la mesa de Slytherin y volvió a desviar su mirada rápidamente a su plato de gachas.
James observo con atención el recorrido de Lily y sus ojos fueron a parar al grasiento de Snape. Maldijo el silencio, apretando sus puños bajo la mesa, pero no dijo nada.

- James, Peter, vamos a comprar unas cuantas bromas y dulces a Hogsmeade. – dijo Sirius levantándose del asiento.
- Y Remus? pregunto Peter
- Ya se te ha olvidado. Tenía una cita con Samantha – dijo Sirius cansino mientras empezaba a caminar hacía la salida.
- Voy con vosotros a Hogsmeade – dijo Lily caminando detrás de ellos.
- No has sido invitada Evans. Vete con tus amigas – dijo Sirius de mal humor.
- Pero que descortés Black. Y por si no te has dado cuenta, mi querida "amiga" Thea se ha ido con tu queridísimo amigo Diggory – dijo irónicamente Lily.
- Bueno no es mi problema – dijo Sirius subiendo al carruaje.
- Oh! claro que lo es. Lo que pasa es que estas celoso, no lo niegues – seguía hablando Lily.
- Oh! dejarlo ya, queréis? Puedes venir con nosotros Lily – dijo James.
- Gracias – dijo Lily entrando dignamente al carruaje detrás de Peter.

Sirius miro mal a James y a Lily pero no dijo nada más en todo lo que quedo de trayecto hasta el pueblo. En cambio Peter, James y Lily hablaron animadamente mientras llegaban al pueblo.

- Bueno a donde vamos primero – pregunto Peter inocentemente
- A Zonko – dijo James
- A Honeydukes –dijo Sirius
- Bueno chicos no tenemos todo el día, a las 6 sale el tren así que andando – dijo Lily empezando a caminar hacía Honeydukes.

Los chicos se apresuraron a seguirla y no replicaron nada respecto sobre el lugar.
Iban tranquilamente caminando por las calles de Hogsmeade cuando pasaron por delante de una tienda de quidditch. Alrededor de la repisa había una cantidad de gente observando con admiración algo. Los merodeadores no se hicieron esperar, y para la frustración de Lily que odiaba el quidditch, se encaminaron a las primeras filas para observar aquello que tenía maravillados a la mayoría de los alumnos.

Woow!
Es la nueva barredora! Mirad es mucho más rápida que mi estrella fugaz
Y la promociona Eric Hardlack, el bateador del Puddlemere United.
Es genial. Mirad su acabado. Es perfecto.
Sabéis cual es su precio?
Seguro que es carisima. Hace tan solo dos días que la han sacado al mercado.

Lily estaba exasperada por la idolatría que los chicos tenían a un palo de escoba. Si vieran tan sólo para que sirvieran las escobas en el mundo muggle, les cogería un ataque al corazón.

Hombres! Yo me marcho. – dijo Lily, la cual dio media vueltas sobre sus talones y se fue hacía Honeydukes.

Al cabo de unos minutos, los merodeadores se cansaron de babear la escoba y decidieron marcharse. El primero en percatarse de la ausencia de Lily fue James.

Donde esta Lily? Pregunto James preocupado observando a su alrededor algo nervioso.
Ha dicho que se iba. – dijo Peter mientras se comía un caramelo pringoso.
Seguro que esta en Honeydukes. Le encantan los dulces. Vamos. – dijo James.
Pero Prongs yo quería ir a Zonko – se quejo Sirius como un niño malcriado.
Iremos, pero cuando encontremos a Lily Sirius. –dijo James y se dispuso a caminar rumbo a Honeydukes seguido de sus amigos.

No muy lejos, Amos y Hermione se encontraban paseando tranquilamente por las calles de Hogsmeade mientras tomaban unos deliciosos helados de vainilla y turrón. Algo que Sirius no paso desapercibido.

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Hola a todos los lectores! Sorry por haber tardado tanto en subir este capítulo. Pensaba que si lo había subido, ya que en otro sitio de fan fiction si que estaba y si no s por mi hermana, ni me doy cuenta. Bueno espero que os guste este capítulo y que lo disfruteis mucho, tanto como yo lo disfrute escribiendo.

Muchas gracias a: Anzar, ladyargos, jane black, rosario, a mi niña Herms Malfoy, Isabella riddle, Taeko, Elizabeth black, anglik djilah, cloe, Solcislove87, emy black, drake malfoy, por enviarme vuestros reviews, que son aceptados y agradecidos de muy buen gusto. Muchas gracias.

Bueno cuidense. muchos b7s. sarah

Pd: El final es algo malo, por no decir muy malo, pero bueno que se le va hacer

pdd: please leer mis otros fics!

Aquí esta la canción entera, para quien la quiera leer. Esta es la traducción en español, escrita gracias a Zaira (no sabes cuanto te lo agradezco). El título de la canción es can´t take my eyes off you. Una canción preciosa. Os recomendó que os la bajéis del kazza o del emule, …
Eres muy buena para ser verdadera. No puedo dejar de verte.
Serías como el cielo para tocar. Quiero tenerte tanto.
Un gran amor ha llegado y le agradezco a Dios estar vivo.
Eres muy buena para ser verdadera. No puedo dejar de verte.
No hay nada más para comparar. El solo verte me deja débil.
No quedan palabras para hablar.
Pero si te sientes como yo, por favor hazme saber que es real.
Eres muy buena para ser verdadera. No puedo dejar de verte.
Te amo nena, y todo está realmente bien.
Te necesito nena, para calentar mi noche solitaria.
Te amo nena.
Confía en mi cuando lo digo
Chica linda, no me dejes mal te lo ruego, chica linda.
Ahora que te encontré, quédate y déjame amarte.
Nena, déjame amarte...