ENSEÑAME A BESAR
Por KiMi10
Ginny se había vestido elegante para la ocasión. Una falda rojo oscuro, una sudadera negra con el cuello de peluche negro, al igual que el de las muñecas, unas medias negras y botas rojo vino. Se había recogido el cabello y tenía unos preciosos broches en su cabello que la hacían ver muy juvenil y bella. Se sentía muy contenta de pasar Navidad con tal bombón, pero la pena de verlo después de lo ocurrido le hacía pensar: ¿Por qué demonios acepté? Y aunque la respuesta era obvia: Por Draco Malfoy. Se resignaba a peinarse y vestirse bien solamente para él… Se dirigió a su baúl y lo abrió encontrando un estuche de piel negro, muy hermoso. Se lo guardó en la pequeña bolsa que llevaba y se dirigió al Gran Comedor.
Era gracioso ver el castillo desierto y que el único sonido fueran sus botas pegar sobre el piso. Nerviosa, se veía varias veces por las ventanas del castillo; allá afuera nevaba terriblemente. La actual pelirrosa bajaba ahora las escaleras para dirigirse al majestuoso Gran Comedor, que ahora estaba siendo enormemente iluminado por el precioso y gigantesco árbol de navidad que el Profesor Flitwick había puesto durante los últimos días. Ginny sonrió. Sin duda el espíritu navideño le inundaba los pulmones y la alegría de estar ahí, junto con Draco Malfoy la hacían sentirse la mujer más dichosa de la Tierra. A paso decidido se dirigió hacia la mesa de los profesores, donde se festejaba la gran celebración. Fue grato saludar a todos los profesores y niños de menores años nerviosos por pasar sus navidades con maestros que los regañaban todo el año. Ginny se fijó en que Draco no estaba, algo que no la sorprendió para nada ya que ya sabía que él no era de ese tipo de festejos. Ginny, más que nada, había ido para comer y pasar un buen rato antes de ver al rubio… lo cual le carcomía de nervios.
Varios vinos se destaparon, exclusivamente para los maestros y uno que otro alumno de años mayores, incluyendo a Ginny, la cual se bebió dos copas de vino. Jamás se había dado cuenta de lo risueño que podía ser el Profesor Dumbledore en esas ocasiones. Empezó a contar graciosas anécdotas de gnomos en su casa acosando a sus mascotas.
La impaciencia cobró vida cuando el reloj indicó las diez de la noche, la mayoría de los alumnos se retiraron, incluyendo a Ginny Weasley que, aunque no estaba cansada, se sentía muy risueña y mareada por tres tragos de vino extra que se bebió con el Profesor Dumbledore. Ginny reía sin saber por qué y balbuceaba cosas sin sentido. Sin darse cuenta, llegó a la sala común de los prefectos donde lo esperaba Draco Malfoy. Él se encontraba escribiendo una carta, se veía muy preocupado e incluso enojado. Ginny sonrió e incluso se rió a carcajadas.
"¡Draco! Jajaja… ¿qué haces?" Preguntó meciéndose de izquierda a derecha mientras caminaba.
Draco se giró y la observó extrañado "Ginny¿estás borracha?"
"Jajaja… ¿qué dices?... Nah… sólo estoy algo mareada"
Draco se puso de pie y se dirigió hacia ella.
"Jajaja¿qué haces? No te me pegues tanto… jajaja"
El rubio la llevó hacia el sofá más cercano y la sentó. Le sonrió por un instante y preguntó:
"¿Dónde anduviste tomando?"
"Sólo fueron… cinco tragos… no es para tanto" Chilló adormilada, aferrándose al pecho de Draco.
Draco la tomó por la cintura, abrazándola comprensivamente. Le miró las mejillas sonrojadas y se dio cuenta de que eran sus primeros tragos, ya que usualmente con cinco tragos nadie se emborracha así.
"Pero en dónde, Ginny" Preguntó acariciándole el cabello.
Ginny cerró los ojos y se acurrucó en el pecho del rubio. Su pecho estaba muy calientito y era cómodo. Ginny balbuceó unas palabras y se quedó dormida.
Draco negó con la cabeza con una sonrisa burlona. Trató de acostarla en el sofá para terminar su carta pero se dio cuenta de que ella lo tenía muy bien sujetado de la chamarra negra que cargaba puesta.
"No me dejes…" Susurró levantando la cabeza débilmente y mostrando una sonrisa ligera. Sus ojos estaban entrecerrados y su sonrojo permanecía tan rojo como antes.
"No lo haré…" Susurró Draco obsequiándole un dulce beso en la frente.
Ginny sonrió placidamente y volvió a cerrar los ojos para seguir aferrada a su pecho. Deseaba tanto besarlo, de tocarlo, de sentirlo de nuevo, pero le gustaba mucho estar así, a su lado… respirando su esencia y sintiendo su calor. Draco parece que deseaba lo mismo, repentinamente, subió la barbilla de la pequeña con su mano y sin saber cómo, Ginny ya estaba aferrada a los finos labios del rubio. Mas el acto no se consumaba por completo, los labios de ambos solamente se presionaban uno con otro, como comprobando la suavidad de ambos o simplemente para sentirse… Draco fue quién despegó ligeramente los labios y presionó otra parte de los labios de Ginny para comenzar el dulce y suave lento que los empezaba a envolver. Ginny se mostraba tímida y risueña, se hacía para atrás conforme el beso continuaba. Draco, lentamente la fue acorralando en el sofá, pero no le gustó la actitud de incomodidad que se le notaba a la chica.
"¿Qué tienes?" Preguntó deteniéndose ligeramente, saboreando sus propios labios que tenían un toque de licor.
Ginny negó con la cabeza agachando su cabeza. "Solamente… no… me gusta la situación…" Susurró incómoda.
Draco le levantó la barbilla con un dedo y le miró detenidamente. Los ojos de la pequeña flaquearon y pudo notar varias lágrimas contenidas cuando giró los ojos hacia otro lado, evitando su mirada. Draco volvió a utilizar su dedo para girarla pero ella se rebeló y se puso de pie. La siguió con la mirada por la habitación, tratando de descifrar qué le preocupaba.
"¿Qué situación¿A qué te refieres?" Preguntó sujetándole la mano cuando se puso de pie.
"Esta… tú y yo no somos más que amigos y… nos besamos… no me gusta eso" Confesó insegura.
Draco por un momento pensó en decir algo que sabía que la heriría, así que calló y se le quedó viendo.
"Tú no quieres tener nada conmigo¿verdad?" Preguntó Draco cruzándose de brazos.
"¡Claro que sí!" Chilló mirándolo a los ojos.
"¿Y por qué me evitas en los pasillos¿Por qué no quieres que nadie lo sepa?"
Ginny no pudo responder rápido. Era verdad, de cierta manera.
"Lo hago por ti y por mí" Respondió de repente, veinte minutos después.
"¿Por mí¿Por qué por mí?"
"Porque… si tus papás se enteran de que tienes una novia… como yo… se avergonzaran…" Confesó con tristeza.
"Lo que digan mis padres me viene valiendo" Contestó aun con los brazos cruzados. "Y además… ¿qué no habíamos quedado en que nos valiera la familia del otro? Lo que mis padres opinen de ti, es muy de ellos. Yo te amo"
Ginny abrió los ojos completamente y se sonrojó demasiado rápido, balbuceo y tartamudeo tratando de responder, mas nada salió de su boca. Ginny calló y agachó la cabeza sin saber qué decir. A ella sí le importaba lo que los padres de Malfoy y los suyos, y no estaba muy segura de realmente amar a Draco… ¿habría usado mal el verbo?
Un débil noc noc se escuchó en la puerta, lo que hizo a ambos girarse. Una niña de segundo año, rubia y algo distraída llevaba un paquete rosado en sus manos.
"¿Eres tú…" Leyó en la caja "Ginny Weasley?"
Ginny asintió confundida y se dirigió hacia la pequeña. La pequeña le dio la caja y se le quedó viendo como esperando a qué lo abriera. Draco se acercó a Ginny miró a la niña con cara de indiferencia esperando a que se marchara. La niña lo miró intimidada y salió del cuarto casi corriendo.
"¿Qué es?" Preguntó Draco poniéndose a su lado.
Ginny tartameduó "N-no tengo idea…" La Gryffindor no le dio importancia y volvió a sentarse en el sillón.
"¿Qué no dice de quién es?" Preguntó terco quedando frente a ella en el sofá, aun de pie.
"No es nada" Repitió fríamente. "¿En qué estábamos?"
Draco bufó enojado, odiaba que le cambiaran el tema, pero era verdad, era más importante lo suyo que un tonto sobre.
"Que te amo" Repitió con algo de reproche, esperando una respuesta.
Ginny volvió a sentir ese terrible calor en su pecho, cómo si bajara de una montaña rusa en picada y muy rápidamente. Ginny no supo que decir… de nuevo, prefería regresar al tema del paquete, pero tampoco quería hablar de eso… en ese momento solamente quería irse.
"¿No dirás nada?" Preguntó fríamente, con un tono algo decepcionado.
"No sé qué decir" Respondió con demasiada honestidad, mirándole a los ojos queriendo hacerse la valiente.
Los ojos de Draco le intimidaron como nunca, le hicieron sentir miedo y angustia… parecían exigirle una respuesta fuera buena o mala. Ginny siguió mirando hacia el frente, mas no a sus ojos. Observó las paredes, las puertas, todo, minuciosamente preguntándose qué hacer.
"¿No sientes nada por mí¿Ni un poco de cariño?" Preguntó con voz despectiva, cómo si fuese un interrogatorio policiaco.
Ginny lo miró "Es que… me gustas mucho y sí, te tengo mucho cariño, pero aun no como para decirte que te amo" Respondió con voz débil, tratando de que sus ojos no se inundaran de lágrimas.
Draco se acercó violentamente hacia ella, tomándole los hombros repentinamente. "¿No sientes nada cuando te beso?" Preguntó mirándola a los ojos, desgarrando el alma de Ginny con una fría mirada de coraje "¿No sientes nada cuando te toco?" Preguntó apretando sus dientes con fuerza.
"¡SÍ, SÍ, CLARO QUE LO SIENTO!" Gritó agachando la cabeza, no pudiendo evitar el llorar. "¡Basta¿Sí?" Preguntó con tristeza.
"Realmente… realmente pensé…" Continúo pausadamente, queriendo decir todo, pero a la vez nada "Realmente pensé que eras diferente, Ginny. Alguien que no temía decir lo que sentía… si no me amas, está bien, de alguna forma conseguiría que lo hicieras, pero con esa actitud… no me quedan ganas de continuar" Sin más qué decir, Draco Malfoy se dio la vuelta, tomó sus cosas del escritorio y se marchó. Ginny siguió con la cabeza agachada, dándose cuenta de lo estúpida que había sido. ¿Por qué había tenido miedo? Era él… su mejor amigo… su amante… su príncipe… Envuelta en un mar de llanto, Ginny Weasley se deslizó por el sofá lleno de recuerdos y soltó un llanto incontrolable, dejando caer el paquete… enviado por Colin Creevy.
Ginny había pasado la peor Nochebuena en su vida. Sola, llorando y lamentándose por lo que había pasado esa noche. No se atrevía a verle a la cara, no había salido de su cuarto, mas que para desayunar o enviarle lechuzas a sus padres. Afortunadamente, la ya pelirroja no se había encontrado con el rubio en ninguna de esas ocasiones. Incluso, con sus compañeras de Ravenclaw había escuchado que se había marchado del colegio al día siguiente de Navidad para visitar a sus padres. Ginny se sentía vacía sin él, sin vida completamente. Faltaban dos semanas para que se reanudaran las clases y sentía que no soportaría no verlo durante quince largos días… no podía, no quería.
El paquete de Colin seguía sin abrir. Ginny realmente no tenía ni una pizca de curiosidad en ver lo que contenía el paquete, estaba más ocupada en pensarle y lamentarle que en ver una carta absurda o un regalo inútil. Y no, no despreciaba a Colin, mas no se sentía de humor para leer sus pegajosas cartas.
Los días pasaron, de repente era 30 de diciembre y Ginny seguía pudriéndose de dolor, como si hubiera muerto… Había pensado en irse a casa de Hermione unos días, pero no quería burlas de parte de su hermano o ver la feliz pareja que eran Harry y Hermione, no quería saber nada del amor, por ahora… sólo quería verlo…
Draco rondaba por su cuarto, una y otra vez. Sí, debería estar planeando el próximo viaje que realizaría, formar planes e ir escribiendo un reporte de Hogwarts, pero nada era más importante que ella… no podía quitársela de la cabeza. De cierta forma, se sentía resentido, enojado y muy decepcionado. Pero a la vez algo culpable. Sí, había sido muy inflexible al exigirle que le dijera que lo amaba. Pero él realmente pensó que la había conquistado, incluso, tenía planeado pedirle ser su novia esa noche del 24 de diciembre, pero las cosas no fueron así… y se sentía culpable por ello. No había mandando cartas hacia ella, a pesar de haber escrito cinco largos pergaminos. Afortunadamente, su padre se encontraba de viaje y su madre se mantenía en las tardes tomando el té con sus amigas. Draco Malfoy había decidido volver después de año nuevo, aunque de cierto modo flaqueaba en su decisión.
"Draco, hijo" Se oyó en la lujosa sala de la mansión Malfoy.
Draco hizo el que no escuchó y continuó encerrado en su cuarto.
"¡Draco, te estoy hablando!" Gritó Narcissa con más fuerza.
Los tacones retumbaron por toda la mansión. Draco bufó resignado a bajar antes de que su madre llegara a su recamara y le fuera peor. Salió de su cuarto y se dirigió a las escaleras. Su madre se encontraba a la mitad del camino y sonrió malévolamente. Como queriendo quedar bien con sus amigas pero dándole una buena mirada a su hijo, regañándolo.
"Ven, Draco, quiero presentarte a alguien" Sonrió Narcisa tomándole el brazo para bajar las escaleras.
Draco miró hacia el vestíbulo, donde miles de abrigos se encontraban abarrotados en el perchero. Sabía que serían señoras… señoras molestas que le agarrarían la mejilla y le dijeran lo guapo y alto que estaba.
"Mamá, no quiero" Susurró débilmente.
"¡No me contradigas!" Susurró amenazadoramente la esposa de Lucius Malfoy.
Llegaron a la sala, donde efectivamente se encontraban señoras de edad avanzada y unas cuantas de la edad de su madre. Malfoy inclinaba la cabeza y le besaba las manos a todas, mientras que, como siempre, lo halagaban de lo guapo y alto que era. Draco mantenía una sonrisa tan falsa que todos pensaron que alguien se había echado una flatulencia.
Narcissa Malfoy lo tomó del brazo de nuevo y lo dirigió hacia un rincón donde se encontraba una joven.
"Draco, ella es Dione Wirson¿recuerdas a su padre, Julian Wirson¡Ah, pues ella es su preciosa hija!" Sonrió complacida dejándolos solos.
Dione sonrió hacia la madre de Malfoy y la vio alejarse.
"Odio estas reuniones ¿tú no?" Preguntó viendo sobre el hombro de Draco y sacando de su bolsa una cajetilla de cigarrillos. "¿Quieres?" Preguntó sacando uno y metiéndoselo a la boca.
"Uno está bien" Dijo interesado. Dione le obsequió uno, sacó su encendedor y ambos encendieron los bordes de ambos cigarrillos. "Ven, salgamos de aquí"
"¡Por favor!" Imploró la joven siguiéndole el paso.
Ambos jóvenes se dirigieron hacia el salón de juegos, una hermosa mesa de billar iluminada solamente por una lámpara de luz amarilla convertía el ambiente exclusivo para apostar. Draco se dirigió más al fondo, un cuarto un poco más escondido donde había grandes sofás de piel negra y una deliciosa fogata se encendió en la chimenea, creando un cálido ambiente.
"Por algo los Malfoy, son los Malfoy ¿no?" Preguntó Dione examinando la habitación mientras succionaba el humo del cigarro hacia adentro con mucha clase. Malfoy la observó por unos minutos. Era una dama exquisitamente elegante. Llevaba un vestido negro con un escote en la espalda hasta la cintura y movía las caderas muy sensualmente mientras caminaba. Se fijó principalmente en sus piernas, las cuales eran torneadas y tersas. "Pensé que estabas en Hogwarts" Se volteó rápidamente y lo miró mientras sacaba humo de la boca.
"Estaba…" Puntualizó aburrido. "Me enferma estar ahí dentro" Bufó acomodándose en el sillón, extendiendo los brazos y bruzando su pierna derecha, apoyando su pie en su rodilla.
"Me imagino… yo no puedo estar en colegios… soy demasiado… desastrosa" Confesó caminando hacia él y poniéndosele detrás.
"¿Pues qué cosas haces?" Preguntó sintiendo las manos de la morena masajearle la espalda.
"Me encanta romper las reglas…" Susurró despacio, dándole el cigarro a Malfoy para que lo dejara en el cenicero y continúo con el masaje en la espalda del rubio. "Me encanta… lo prohibido" Comentó deslizando sus manos por el pecho de Malfoy, pegando descaradamente sus grandes pechos a la cabeza de Malfoy.
Malfoy sonrió, estaba acostumbrado a las chicas fáciles y ella no era una excepción.
"Me encanta el dinero" Susurró tomando la cabeza de Malfoy con sus manos e inclinándola hacia ella.
Malfoy solamente cedió, hace mucho que no tenía una aventura. Quería relajarse un poco. La morena le dio un beso, luego otro… Draco los sintió secos y sin vida, como si se besara con el hielo. Un repentino flash le llegó a la cabeza, Ginny tenía unos labios suaves, carnosos y rojizos, en cambio ella los tenía finos, secos y se los tenía que pintar para que lucieran. Se separó sintiéndose nada, defraudado de su fidelidad.
"¿Qué pasa?" Preguntó Dione perpleja.
"No tengo ganas" Objetó poniéndose de pie.
"Sólo nos besaremos…" Susurró la dama acercándose a él y tomándole el cuello de la camiseta, jaló de ella y se volvió a acercar. Draco la detuvo, quitando las manos de ella de su cuello y negó con la cabeza.
"Tengo a alguien que me gusta y no la quiero defraudar"
La chica lo miró sorprendido, impresionada de haber sido rechazada¡nunca le había pasado!
"¡Ay vamos! Sólo nos besaremos, no haré nada más, lo prometo" Sonrió levantando su mano izquierda tontamente.
"Mejor platiquemos un poco" Opinó sentándose de nuevo.
Dione no se iba a dar por vencida, jamás la habían rechazado y no iba a manchar su expediente de 16 años. Sin que Draco se diera cuenta se sentó en sus piernas y rodeó su cuello empezándole besar el mismo. Draco la empujó tirándola al suelo.
"¿Qué no me entendiste, puta?" Preguntó enojado.
Dione se levantó furiosa, ponzoñosamente tomó su cigarro y se lo echó en la cara junto con un jugoso gargajo en la cara. "Idiota" Susurró saliendo de ahí.
"¡Puta, pendeja!" Gritó limpiándose con asquerosidad.
Ginny Weasley no podía creer su mala suerte… Justo el día 31 de diciembre tuvo que llegar… sí, nada más y nada menos que Colin Creevy. Se lo había topado esa misma mañana en el Gran Comedor y no pudo pasar desapercibida… no ante él.
"¡GINNY!" Gritó flotando impresionadamente hacia ella, abriendo sus brazos y embistiéndola con fuerza con su pecho.
Ginny sintió cómo sus costillas tronaban y su respiración disminuía.
"Colin… no puedo…"
"¡Ah! Lo siento, me emocioné, mi diablita preciosa" Sonrió alegre.
Ginny estaba apunto de regañarle por lo del apodo cuando un precioso ramo de azucenas enfrente de su cara. La pelirroja se quedó perpleja y se sonrojó de su intención.
"Colin… yo…"
"Espero que te gusten, las compré en el camino a Hogwarts, muy difíciles de encontrar por estos rumbos pero por ti… lo que sea" Sonrió y acercó para darle un dulce y tierno beso en la mejilla.
Ginny lo miró dándose cuenta de que no tenía un regalo así para él, olió las flores y por primera vez en mucho tiempo se sintió alegre. Colin le ofreció su brazo, Ginny lo aceptó apenada y se dirigieron a la mesa de Gryffindor, como si fueran una dulce pareja de enamorados.
Ginny no tenía con quién más pasar la noche de Año Nuevo, Colin la había invitado, así que aceptó algo inquieta por lo que haría Colin en su mente… tal vez halagarla toda la noche, contarle un cuento mágico donde el príncipe era él y ella la princesa… o quizá… se la pasaría bien.
La noche llegó y Ginny se arregló elegante como siempre en ocasiones especiales. Bajó a la Sala Común donde la esperaba Colin quién charlaba con varios chicos de años menores. La platica se veía muy animada ya que los chicos empezaron a reír a carcajadas. Ginny sonrió contagiada por el ambiente.
"¿Qué es tan gracioso?" Preguntó sentándose junto a Colin.
Colin le tomó la mano mientras reía a carcajadas y tratándose de controlar le contó el chiste, el cuál hizo reír a Ginny también quién le quitó su mano algo nerviosa. Los chicos pequeños se fueron a sus cuartos y ambos se quedaron solos en la sala. Sacaron varias platicas mas ninguna duró tanto… Ginny se sentía muy nerviosa, ya que conocía las intenciones del rubio.
"¿Te puedo acariciar el cabello?" Preguntó de repente Colin con una mirada profunda y seria,
"¿Mi cabello¿Y cómo?" Preguntó insegura.
"Puedes acercarte más a mí o… acostarte en mis piernas… cómo lo desees" Dijo lo último rápidamente para no sonar pervertido.
Ginny se acercó a él y Colin, fascinado, empezó a acariciar su cabello. A Ginny le fascinaba que le tocaran el cabello, Colin lo hacía espléndidamente bien que fue cerrando los ojos poco a poco para disfrutar soñolienta.
"¿Tienes sueño?" Preguntó Colin mordiéndose los labios de las ganas de besarla.
"Algo…" Susurró girándose aun con los ojos cerrados, quedando frente a frente.
Colin tragó saliva. Ginny no sabía cuán enamorado estaba el rubio de ella, sí, era bromista y molesto, eso lo sabía, pero todo era con cariño, jamás con empeño de que lo odiara. Con la yema de sus dedos dibujó el fino rostro de Ginny, hundió sus dedos cerca de sus orejas, sujetándole la cara y la besó suavemente…
N/A¡Sí, sí, sí! SUSPENSO! XDDD! Ay no me miren feo! Estuvo largo ¿no? Eso querían xP! Ahora las cosas se han puesto más complicadas jejeje… no tengo más qué decir, así que… DEJEN REVIEWS! SI NO, NO HAY CONTINUACIÓN! XDDD! LOS KERO!
