Capítulo 5: Secuelas.
Apenas unas horas más tarde...
- Gohan, ¿por qué tu hermano no ha salido aún de observación?. Vegeta y Trunks ya han salido. - Increpó Chi-chí lanzándose desesperadamente en los brazos de su hijo mayor.
- Mamá... Goten está bien, es sólo que... - Gohan trabajaba como médico en el hospital y se encargó de supervisar personalmente a los afectados por aquel líquido paralizante. ¿Cómo le iba a decir a su madre que de momento estaba ciego?. - Parece que tiene los ojos un poco irritados y aún no puede ver nada. - En efecto Goten había tenido mala suerte, el contenido de paralizante le había alcanzado de lleno en los ojos, creando una película invisible que le produciría una cegera inminente hasta que encontrasen un modo de eliminarla.
Bura hizo un pucherito abrazándose a su otra abuela y dirigiéndose a Gohan. - ¿Puedo ver a mi papá?. -
- Gohan recordó que habían tenido que sedarlo para tranquilizarlo, ya que ciego y todo, pretendía ir en busca de su esposa. - Luego miró a su madre y a su sobrina. - Pasad, está dormido. - Goten se tranquilizaría al despertar en cuanto escuchase la voz de su hija.
Vegeta, que había escuchado toda la conversación, habló unas palabras con Gohan a solas, justo antes de salir del hospital dispuesto a dar alcance a la nave de Raditz. El problema era ¿dónde había fijado su rumbo?. Bulma tendría que ingeniárselas para averiguarlo.
En su sueño, Goten recordaba la última noche que había pasado con su mujer antes de que se la arrebatasen para enviarla de nuevo al pasado.
FLASH
La miro y toda ella parece relucir. Su sonrisa llena de vida, sus gracia especial para moverse... Entra en la cama y me abraza. Me mira cálidamente, pero se que está sufriendo por dentro, lo puedo leer en sus ojos, esos hermosos ojos azules que me robaron el alma para siempre.
- ¿Por qué me miras tanto?. - Me habla amablemente, le molesta que la mire así, pero procura hablarme tranquila para no preocuparme más. Le sonrío, ¿por qué seré tan torpe para fingir?. Ella parece saber siempre lo que estoy pensando. Y yo se lo que piensa ella ahora mismo...
- No dejaré que te lleven de mi lado. - La abrazo y ella llora en mi pecho. Se que he tocado un punto demasiado sensible en ella, pero tengo que hacerlo, si no lo hiciera, Bra jamás soltaría toda esa angustia que siempre reprime en su interior. No quiero máscaras. Se le da tan bien disimular sus tristezas, hacer ver que es fuerte, que no tiene ningún problema... pero conmigo no tienes que fingir amor mío, se que eres fuerte pero frágil al mismo tiempo, y quiero eliminar de tu alma cada espina que tienes clavada. No me dices nada, pero se lo que deseas. - Te lo prometo princesa. - Sus ojos son más azules ahora que ha llorado. La beso, y sus labios saben a sal. He probado demasiadas veces ese sabor, nadie debería haber sufrido tanto en su vida como ha sufrido ella. No lo mereció jamás. Quisiera compensarle con mi amor cada horror que ha vivido.
- Te Amo, Bra. - Me mira conmovida. Le sostengo la cara firmemente frente a la mía porque quiero mirarla y decirle al alma que deje de sufrir, que yo haré que sea feliz para siempre.
- Te Amo, Goten. - Sonrío y ella lo hace también.
- Quiero hacerte feliz siempre, mi linda princesa. - Acaricio su cara con mis dedos y ella cierra sus ojos, ahora se siente tranquila, confía en mi y yo no puedo defraudarla. Me coge la mano y yo sostengo la suya con firmeza para transmitirle fuerza. - Todo saldrá bien, ya lo verás. Te protegeré siempre. - Me sonríe levemente y aún se le escapan dos lágrimas de los ojos.
- Tengo miedo. - Se cuánto le ha costado reconocer esto. Se lo mucho que le cuesta expresar sus sentimientos, sobre todo aquellos que la hacen ver como una persona débil.
- Todos sienten miedo alguna vez en sus vidas. - Me mira extrañada.
- ¿Tienes miedo?. -
Estoy aterrado de que algo malo le suceda, de no poder protegerla, de no ser capaz de cumplir todo lo que le estoy prometiendo, pero no puedo reconocerle eso. - El miedo es bueno, te mantiene alerta. -
- ¿De verdad me amas?. - No puedo creer que me pregunte eso. Le sonrío un poco. Me apena que lo dude siquiera, pero la comprendo, a pesar de los progresos, su autoestima se resiente cuando surgen problemas. Quiero darle seguridad, que no tenga duda alguna de cuanto la amo.
- Bra... eres mi vida. Tú y Bura sois todo para mi. Te amo tanto que cuando no te tengo cerca sólo puedo pensar en tí. -
- Goten, si algo me pasara... -
- No digas eso. - La he cortado, se que odia que la interrumpa cuando habla, pero no puedo soportar que diga esas cosas.
- Si algo malo me pasara... - No puedo evitar estremecerme, no quiero que siga diciendo eso como si de verdad le fuera a suceder algo malo. Yo no dejaré que eso le suceda. Moriría antes que permitir que alguien la dañase. - Dile que la quiero y... - Suena como si se despidiera, como si pensara que se va a morir.
- Bra, no vas a morir, no te va a pasar nada malo, no estés pensando esas cosas. No te tortures más... -
Respira hondo, por más que yo mismo le diga estas palabras dentro de mi alma se que existe un peligro y temo que suceda de verdad algo malo. - Hay que estar preparados para todo Goten. - Ahí es donde me sorprende su fuerza. Cuando parece que está rendida, cuando piensas que ya no puede más, te sorprende con una afirmación tan valiente, tan honorable... - Deja que termine de hablar, por favor, odio que me interrumpan. - Ya salió su genio. Es todo un caracter de mujer, explosiva. Es parte de su encanto.
Asiento apenas con un beso ligero en sus labios y ella me mira tan dúlcemente. - Goten, quiero que sepas que estos años que hemos estado casados, han sido los mejores de toda mi existencia. Si bien han habido momentos en los que he pensado que no podría rehacer mi vida, tú has estado siempre allí a mi lado para ayudarme a salir adelante, y quiero... quiero darte las gracias por eso. - Pone su dedo en mis labios para hacerme callar y me mira de ese modo especial indicando que no ha temrinado aún de hablar. - Aquí estoy, con una hija, dirigiendo una compañía, la compañía más grande de todo el planeta, con mi esposo, el chico que amé desde que era apenas una niña. Mi vida es tan maravillosa... es tan perfecta, que tengo miedo de que sea una ilusión de mi mente, una locura que he inventado, tengo miedo de que sea un sueño y cuando despierte todo esto se haya esfumado. -
- No es ningún sueño, no estás loca, es real y cuando despiertes estaré abrazándote y te diré una y mil veces que te amo. - La beso otra vez, esta vez inténsamente, porque quiero que me sienta, que sepa que es real.
- Mi amor, mi esposo, te amo con toda mi alma, siento que mi vida es completa a tu lado, con nuestra hija. Quiero que siempre estemos juntos. - La abrazo fuerte.
- Esto es real, y yo estaré siempre a tu lado y al lado de nuestra hija. Te amo. - Ella me besa ahora, y no puedo evitar sentir su miedo a que este sea el último beso que me dará. Me deslizo entre las sábanas, la acuesto sobre la cama y sigo besándola intensamente mientras recorro su cuerpo perfecto y hermoso con mis manos. La escucho gemir y siento que se desata mi pasión.
- Bra... - La miro a los ojos y me pierdo en su mar azul.
- Hazme el amor. - Me susurra al oido y me provoca con sus manos excitantes rozando zonas peligrosas.
- Bra, mi princesa hermosa... - La tomo entre mis brazos y dejo que mi alma navegue en su olor, en su calor, en sus gemidos... mientras me deslizo dentro de ella y nos hacemos un sólo ser.
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Los dos días pasaron rápido. Desde la nave se divisaba la silueta rojiza de un planeta que la computadora central denominó como Raditzsei. Por supuesto, ese no era el nombre real de aquel planeta, sino el nombre con el que fue bautizado por Raditz. Sus viajes al espacio no eran casuales, ni inocentes, ni de placer. Mejor dicho, sólo el primero de sus viajes lo fue. Conquisto ese planeta pequeño, debido a una trifulca con unos piratas espaciales que pretendieron asaltar su nave. Después de vencerles, uno de ellos se rindió de rodillas implorándole clemencia, y diciéndole que tenía información que podría interesarle. En efecto, la información era valiosa, y aquel hombre se ofreció para servirle lealmente, se ofreció a ayudarle a convertirse en el amo del Universo, y Raditz sucumbió a la tentación. El poder le sedujo, el miedo en los ojos del miserable pirata le atrajo sobremanera. - Tu eres el ser más poderoso que jamás he conocido, eres tan poderoso que podrías ser el Sire del Universo. Podrías ser más grande de lo que el mismísimo Rey Cold fue en sus años de mandato. Te ayudaré... tu nombre será respetado por generaciones y generaciones de seres en todos los confines planetarios. Si me dejas vivir, te prometo lealtad absoluta. - El planeta gozaba de grandes cantidades de minerales preciosos como oro, cobre y diamantes. Fue una operación rápida. La población indígena era escasa y carecían de demasiada inteligencia. Se trataban de seres de aspecto monstruoso, y no fue difícil reducirlos. Sólo eran animales sin valor.
Pronto estableció una base comercial y se hizo con un ejército propio para defender su posición. Todos le conocían en aquel planeta como 'Sire', que significa 'el gran señor, el Rey'. Su dominio comercial se extendió lentamente. Durante varios años, viajó haciéndose dueño de un engranaje de dimensiones gigantescas, asesorado por su leal lugarteniente Dragun.
Utilizaba una red de mando piramidal, nombrando a un guerrero de confianza para ocupar puestos en los distintos puntos que iban conquistando, dotándolos de suficiente poder y riquezas como para no quejarse, y de suficiente miedo hacia él como para no desear más de lo que tenían. De ese modo, evitaba tener que dirigir el mismo cada aspecto, pero a la vez, el haber colocado al mando a guerreros sin demasiados escrúpulos, le había valido ser el responsable indirecto de crímenes injustificables en pos de la soberanía de su recien nacido Imperio. Sus manos no habían participado en las matanzas, jamás se manchó con la sangre de las víctimas, pero ¿no era igualmente culpable de aquellas muertes a manos de sus subordinados?. Realmente no se preocupó de ello, o quizás no quiso preocuparse, lo único que pedía era lealtad a sus hombres, poder, gloria... Él, Raditz, un guerrero de tercera clase, se había convertido en el gran señor del Universo. Su nombre era respetado allí donde su ejército llegaba. Los planetas caían bajo su soberanía debiendo rendirle pleitesía y pagarle en especie con riquezas, cuando no trabajando como esclavos para su Imperio. Pronto, las mafias que circulaban de parte a parte, se unieron a su ejército, y algunos de los lugartenientes de Raditz, fueron seducidos con la idea de ampliar el poder del Imperio. La ausencia de un criterio ético y moral en el gobierno, hizo que las aberraciones más grandes se instalasen bajo su mando. Tráfico de esclavas sexuales y de trabajo, vicios diversos, armas, etc. Cualquier cosa valía siempre y cuando el Sire fuera vanagloriado y honrado.
Nadie en la Tierra sospechaba siquiera que Raditz estaba involucrado en dichas actividades. Él procuraba no mezclarse demasiado con nadie que no fuera Bra, de hecho, lo único que le ataba al planeta eran dos cosas: la admiración que todos sentían por sus poemas, y su amor hacia ella, además de las 'concubinas' a las que tenía fácil acceso cada noche.
Un grupo de soldados se rindieron de rodillas ante él cuando bajó de la nave. Sus ropas terrestres habían sido sustituidas por una armadura de combate lujosa, de color negro azabache, con incrustaciones de diamantes y de oro. Pronto ordenó que llevasen al ala médica a la mujer que traía, advirtiendo de ante mano, que si algo malo le sucediera, el responsable sería muerto de inmediato.
Bra seguía perdida mentalmente en estado permanente de shock. Por más que intentó persuadirla de despertar, no logró el más mínimo avance.
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- Papáaaa. - Goten despertó con su hija abrazada. - Mi GOTEEENNN. - Y su madre asfixiándolo.
- Mamá, por favor. -
Pan también estaba esperando que despertase. - Tío Goten. -
- ¿Dónde está Bra?. - El se incorporó odiandose mentalmente por seguir ciego.
- Tio goten por favor, calma... estamos tratando de localizarla, Bulma... -
- ¿QUE? -
- Papiiii. - Lloró la niña asustándose.
Goten se tranquilizó unos instantes y la abrazó. - Tranquila, mi niña, no pasa nada, disculpa si te he asustado. - La niña le abrazó llorando.
- NO ME VUELVAS A ASUSTAR ASÍ. - Gritó furiosa.
Goten se incorporó. - ¿Cuántas horas llevo aquí?. -
Pan miró a Chi-Chi con algo de temor a la reacción que pudiera tener. Lo habían sedado dos días para realizarle todas las pruebas pertinentes. El silencio comenzó a incomodar a Goten.
- Dos días. - Dijo rápidamente la niña abrazándolo.
Goten frunció el ceño. - Bura. ¿Por qué no vas con tu abuela y me consigues un helado?. -
La niña asintió sabiendo perfectamente que sólo querían quitarla de enmedio para hablar, pero no se atrevió a protestar.
- Pan... Ponme al corriente ahora mismo de la situación. - Susurró con un tono terrible.
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- Señor, ya tienen listo el informe del estado de la mujer. - Raditz asintió a su subordinado y un médico entró algo temeroso a verle.
- Sire. - Musitó arrodillándose ante él.
- ¿Qué le pasa a la mujer?. -
- Mi sire, por desgracia, su mal no es físico, sino mental, le hemos administrado una medicación y estamos a la espera de algún tipo de reacción próximamente, pero por el momento, no hemos conseguido nada. -
- ¡Probad con otra medicación!. - Gritó enojado.
- Estamos trabajando en ello, Sire, pero quizás... es posible... -
- HABLA. -
- La mujer tiene su mente demasiado dañada, lo más recomendable sería un barrido de memoria. -
- ¿Qué es eso?. -
- Ella perdería sus recuerdos, y habría que empezar a enseñarla como si fuese una neonata, pero ya se han hecho algunas investigaciones al respecto y se han logrado avances significativos, por no decir que con los debidos implantes cerebrales, la mujer podría adquirir los conocimientos necesarios instantaneamente al despertar. -
Raditz escuchaba interesado por lo que estaban diciendo. - Es como cuando el disco duro de un ordenador se estropea, hay que formatearlo, y volver a instalarle los drivers y el sistema operativo. - No era mala idea, así no recordaría nada de su pasado y él sería su familia y su amor.
- ¿Eso puede hacerse?. - Preguntó aún incrédulo.
- Si, con la debida medicación ella podría llevar una vida normal, aunque es posible que sufriera algunos efectos secundarios... -
- ¿Qué efectos?. - Estrechó sus ojos.
- Bueno, se trata de una técnica experimental, la mente humana es más complicada que una simple máquina. No puede borrarse así como así, sino bloquearse aquellas partes cerebrales que están originando su mal y establecer conexiones neuronales nuevas. Esto requeriría una hiperestimulación cerebral, y... -
- No me interesa el procedimiento, quiero saber qué consecuencias tendría. - Cortó el discurso rudamente.
- Bueno, ella quizás en sus sueños recordaría cosas confusas de su vida, es posible que si sus recuerdos son traumáticos, sufriera ataques repentinos de locura, tendría que seguir un tratamiento adecuado para reprimir esos recuerdos que sería bastante agresivo a nivel neuronal, la cuestión es que todo esto está en una fase muy experimental... Realmente... -
- ¿Existe otro modo de que vuelva a recuperar la consciencia de la realidad?. -
- Mi Sire, por el momento.. - El médico tembló. - lamentablemente no... -
- Entonces hágalo. -
- Como ordene mi Sire, gracias mi Sire... - El hombre se marchó realizando reverencias.
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