Runliney, espero que disfrutes de este capítulo.

Majin Lu, portuñol, jajajajajajaja. Te entiendo igual amiga. Gracias por tus fieles comentarios.

Dulce Vg, a ver qué te parece la parte de Raditz y Broly. ¿También cursi?. :) Por cierto, si te parece crudo lo que le hizo a Vegeta, esperate un poco, porque vas a trinar con lo que sigue en los siguientes capítulos...

Camii, hola guapetona, así que colgadísima, pues aquí va esta actualización.

Shadir, no crear, no es otro Freezer, lo que pasa es que no se ha formado como lider, él piensa que sólo con su fuerza y dando órdenes en pirámide tood sale, y debería revisar y supervisar todo, porque si no, el poder se escapa de las manos. El no es consciente de todos los parásitos que hay en su ejército, símplemente, no se preocupó de comprobarlo...

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Capítulo 6: Mi amor por tí.

- Sire, el proceso ha sido realizado con éxito. -

- Transladadla a sus aposentos, quiero que despierte allí. -

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- Lo siento... Su nave ha sido modificada, es imposible de rastrear, lo he intentado todo, no puedo, no puedo hacer nada más... - Bulma se derrumbó llorando. Hacía dos días que no dormía nada.

- Mujer, vete a dormir, cuando despiertes verás todo más claro. -

Riiiinngggg (teléfono)

- Yo lo cojo. Vete a la cama ahora mismo. - Vegeta habló en tomo autoritario y Bulma no quiso rechistar esta vez, estaba demasiado agotada, triste y se sentía demasiado mal como para poner pegas o iniciar una discusión. ¿Cómo podía Vegeta permanecer durante días sin dormir, dirigiendo todo de aquella forma?. Sólo había una explicación: Saiyajins...

- ¿Si?. - Cogió el teléfono preguntando con un tono seco.

- Papá, he estado haciendo algunas averiguaciones interesantes... Parece que además de su dedicación como poeta, tiene algunos negocios extra. - Mirai sonrió levemente felicitándose por su capacidad de investigación. - Es dueño de varias empresas prestigiosas. Quizás la más significativa es la que se dedica al comercio de oro. Sin embargo, por más que he tratado de averiguarlo, nadie sabe de dónde proceden las minas que le originan tan productivos beneficios... -

Quiero una lista completa de sus empleados y de la gente con la que tenga cualquier tipo de relación. -

- Lo tendré listo en un par de días. -

- Lo quiero AHORA. -

- ¡Y yo también, pero no puedo trabajar más rápido de lo que lo hago. -

- Supongo que tendremos que hacer alguna visita a sus gerentes... - Mirai asintió desde el otro lado del teléfono. Esa sería una buena estrategia.

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Bra abrió los ojos lentamente, su cabeza parecía un bombo en el que todo retumbaba. Raditz acarició su frente suavemente.

- Bra... - Sonrió.

- ¿Qué... dón... dónde estoy?. -

- Estás en casa mi amor... -

Bra le miró con los ojos desencajados. Ella no recordaba nada en absoluto. No sabía quién era el hombre que estaba frente a ella, ni qué lugar era ese, ni quién era ella misma. - Yo... no recuerdo... -

- No te preocupes, es normal, has sufrido un accidente y has perdido la memoria, pero yo te ayudaré a recordar. -

- ¿Quién eres?. - Bra se incorporó un poco en la cama y Raditz se sentó a su lado ayudándola a acomodarse.

- Soy Raditz, tu compañero. Tu pareja. Nos amamos. - Los ojos azules sintieron una pena terrible, pero algo dentro de ella le indicaba que sí, que ella sentía algo por aquel hombre.

- No recuerdo, lo siento. -

- No tienes que lamentar nada, empezaremos de cero. -

- ¿Quién soy yo?. -

- Tu nombre es Bra. -

- Bra... - Si, aquello tenía que ser verdad, ella sentía una cierta certeza interior de que su nombre debía ser ese.

Raditz había pensado toda la historia que iba a contarle. No es que le hiciera feliz la idea de mentirle, pero convino en que no había otro modo de preservar su salud mental, si no se hacía de esa manera. Por una vez debía recnocer, aunque hubiera tenido sus reservas al respecto, en que Vegeta había tenido una buena idea cuando le hicieron olvidar lo que pasó con Freezer. Por suerte ahora todo sería menos problemático para Bra. Puede que no fuera justo para su hija Bura crecer sin su madre, pero Goten encontraría otra hembra que criaría a la mocosa. De todos modos él la hubiera aceptado y la hubiera criado como su propia hija de haber sido todo de otra manera, pero siendo sinceros, jamás hubiera podido evitar hacer una diferenciación en cuanto a su propia descendencia. Así era mejor. Por fin podrían amarse, como debería haber sido desde el principio. Formarían su propia familia, serían felices de una vez por todas.

Los primeros días fueron algo torpes entre ellos, Raditz no se separaba de su lado para observar su correcta evolución. La mejoría fue asombrosa, los médicos estuvieron muy satisfechos con los resultados. Ellos vivían un romance hermoso, lento y lleno de amor. Sin embargo Raditz fue cuidadoso en no forzar las cosas, quería que ella fuera dando los pasos, por supuesto, el la incitaría a que los diera, pero lo mejor era dejar que todo siguiera su curso de un modo natural.

Habían pasado 2 días ya. Habían terminado de cenar y Raditz se disponía a acompañarla a su cuarto caballerosamente. Pero él sabía, podía sentir que Bra se había ruborizado por 3 veces durante la cena después de tres de sus comentarios con doble sentido.

- Buenas noches, mi amor. - Raditz la besó en la frente mientras rozaba con su dedo gordo su cuello. Bra le miró con algo de decepción, ella no recordaba nada acerca de besos o sexo, se sentía como una adolescente ansiosa por experimentar un mundo de sensaciones que su cuerpo le solicitaba con premura después de cada roce de su compañero.

Se armó de valor, y aún sonrojada como un tomate, avanzó hasta sus labios y le dió un breve beso. Después, presa de la verguenza de lo que había hecho, dio media vuelta rápidamente dispuesta a marcharse dentro del cuarto, pero Raditz la tomó entre sus brazos de un modo tan embriagador y delicioso...

- Bra... - Susurró divertido. - ¿Por qué te averguenzas?. -

La peliazul mordió su labio inferior y buscó refugio apoyándose en el pecho de su amor. - Somos compañeros, ya nos hemos besado antes, e incluso hemos hecho el amor, no tienes de qué avergonzarte. - Siguió él.

- Entonces... ¿por qué no me has besado nunca?. -

- Te beso cada noche... - Raditz la volvió a besar en la frente, sólo que esta vez le puso más intención.

- Si... yo... pero... -

- ¿Querrías que te besara en alguna otra parte del cuerpo?. - Bra volvió a sonrojarse ante aquel nuevo comentario. - Dime, mi amor... ¿dónde querrías que te besara?. -

La chica se sintió tan torpe. ¿Qué podía contestar?. ¿Qué sería adecuado contestar?. - Yo... -

- ¿Si?. - Los susurros de su voz ronca eran tan sumamente turbadores.

Bra acercó una mano a los labios del saiyajin y los tocó con sus dedos apreciando su tectura y suavidad. Raditz cogió su mano entre la suya, enorme y fornida. - ¿Quieres que bese tus manos?. -

El aliento cálido golpeaba la piel de sus dedos casi abrasándla de deseo. - Si... -

El sonrió levemente antes de depositar un sin fin de besos en sus manos, trabajadas con toques circulares a la vez con sus enormes pulgares.

Bra se sentía a su merced, incapaz de resistir la cantidad de sensaciones que la inundaban con tal intensidad. Raditz paró su sesión de besos. - ¿Quisieras que te besara en algún otra parte de tu cuerpo?. -

- Nosotros... ¿hemos hecho todo esto antes?. - Raditz asintió. - Yo quisiera... -

- ¿Si?. -

- Oh, me siento avergonzada. - Ella se abrazó al saiyajin con suma frustración, no podía confesarle sin más que deseaba que la besara ne todas partes, que le hiciera el amor toda la noche, le daba demasiado apuro.

- ¿Por qué?. ¿Acaso no confías en mi?. -

- Si, si, claro que confio en tí. ¿Cómo puedes preguntar eso siquiera?. - Se apresuró a contestar.

- Oh, entonces... será que... Bra, ¿me amas?. - El azul se hizo más intenso por unos segundos cuando sus ojos se cruzaron en espera de la pregunta decisiva.

- Te amo, Raditz, Dios mio, te amo tanto que cada noche me resulta insoportable no tener tu presencia a mi lado. Te amo. -

- Yo también te amo, pequeña... Esta noche permaneceré contigo. -

Bra sonrió y ambos caminaron a la habitación. Una vez allí, para sorpresa de ella, Raditz entró al baño y se dió una ducha. Bra se cambió de ropa y se puso un camisón vaporoso color blanco. Luego se metió debajo de las sábanas y esperó sin dejar de escuchar el sonido del agua al golpear el cuerpo del guerrero. Casi podía cerrar los ojos e imaginar su silueta.

Por fin salió del baño, llevaba puesto unos boxer negros y una camiseta de tirantes. Bra jadeó casi al verle. De nuevo para su sorpresa, él le dedicó una mirada tierna y se acostó en su lado de la cama sin intentar ningún tipo de aproximación.

- Tú, ¿me encuentras bonita?. - Preguntó Bra sintiéndose algo estúpida. ¿Sería que después del accidente ella había empeorado su físico?. ¿Sería así siempre antes del accidente?.

- Por supuesto. - Rió. - ¿Por qué me preguntas eso?. - El ya sabía por qué se lo preguntaba, pero quería que todo estuviera claro, quería sentirse amado, adorado, deseado. Esta vez sería distinto. No cometería los errores del pasado.

- Pues... yo... ejem. No se... -

- Será mejor que tomes tu tisana medicinal. - Raditz señaló el vaso que había dejado unos minutos antes una sirvienta robótica en la mesita de noche de Bra.

- Es que... no me apetece tomarla esta noche. - En efecto. ¿Cómo le iba a apetecer tomarla cuando tenía a su amor con tan poca ropa a centímetros de ella, y lo único que quería era volver a sentir la turbación de sus manos recorriéndola. La tisana tenía propiedades somníferas, no quería dormir tan pronto.

Raditz la acarició con dulzura utilizando el torso de su mano en su mejilla. - Debes tomar las medicinas, si no, enfermarás. -

- La tomaré dentro de un rato, aún es pronto. -

- Se enfriará. -

- Me gusta más así que caliente. -

Raditz sonrió. - ¿Prefieres el frío al calor?. -

Bra se sonrojó nuevamente y se abrazó al saiyajin dulcemente. - En algunas cosas... -

Raditz arqueó una ceja, por fin acababa de lanzarle una frase con doble sentido. En otra época, le hubiera valido para hacerla suya, pero no esta vez, tenía que comprobar cuanto le deseaba, y cuanto le amaba. Aún no podía quitarse de la cabeza la mordedura de Goten. ¿Qué efecto produciría en una saiyajin la existencia de dos obligaciones?.

- ¿Qué clase de cosas te gustan calientes, mi amor?. -

- Tú. -

- ¿Te gusta sentirme caliente?. -

- Si. -

- ¿Tienes frío?. ¿Quieres que te caliente, mon amour?. -

Bra le abrazó fuerte. - Quiero... yo... yo... - Si pudiera autoabofetearse lo haría, cómo podía sentirse tan torpe y cómo él podía ser tan idiota de no captar lo que quería.

- ¿Si?. -

- Si. -

- ¿Qué parte de tu cuerpo necesita urgentemente calor?. -

- ... -

- Dime... - Susurró en su oido. - ¿Qué parte de tu cuerpo quieres que caliente?. -

- Todas. -

Raditz sonrió aunmentando su ki un poco y enviándola literalmente ondas de calor sin dejar de abrazarla. Qué decepcionante. - ¿Mejor así?. -

- No. -

- ¿No?. -

- Si. ¡RADITZ!. - Bra frunció el ceño, realmente estaba enojándose. ¿Acaso no veía claramente lo que quería de él?.

- ¿Te sucede algo?. -

- Dime... Nosotros... cuando nos acostábamos cada noche... ¿Qué hacíamos antes del accidente?. - Bra se calmó, sería mejor averiguar antes de juzgar.

- ¿De verdad lo quieres saber?. -

- Si. -

- Hacíamos el amor cada noche. -

- Y ahora ¿por qué no?. -

Raditz casi sintió un golpe en su pecho viendo los ojos tristes de su amada al formular la pregunta.

- ¿Quisieras que hicieramos el amor?. -

- SI. -

Raditz la tomó entre sus brazos y la besó en los labios. - ¿Te gusta que te bese aquí?. -

- Si. -

Siguió descendiendo hasta sus senos. - ¿Y aquí?. -

- Oh, si... -

Raditz le dedicó una sesión de besos tremendamente excitante. Mientras la desvestía dejándola desnuda por completo, besaba sus manos, sus brazos, sus antebrazos, los costados, los hombros, su cintura, el ombligo, los pies, las piernas... Deteniendose en cada rincón como si estuviera ansioso de conquistar cada porción de ella.

- ¿Te gusta así?.- Susurró antes de besar con más intensidad sus labios.

- Si. -

- Date la vuelta. - Raditz repitió la operación de besos intensos en su espalda, y ahora cambió de táctica, aportando la humedad de su lengua al saborear su piel.

Bra estaba demasiado excitada, aquellos besos eran ya una tortura terrible, cuando lo que le pedía el cuerpo era más, mucho más que eso. - Raditz... -

El estaba esperando que se lo pidiera. - ¿Si?. -

- ¿Siémpre lo hacíamos así antes?. -

- ¿No te gusta?. - Raditz casi evitó reirse al preguntarle, de hecho, no pensó que tardaría tanto en pedirle más.

- Me encanta. -

- Mmm, ¿alguna petición especial?. Esta noche sólo deseo complacerte... ¿Qué deseas que te haga, amor?. -

- Yo... yo quiero... quiero que me hagas el amor. -

- Ya lo estoy haciendo... -

- No, yo... - Bra se odió por volver a sonrojarse. - Quiero que hagamos el amor ahora, no quiero más besos, quiero... quiero sentirte... -

- ¿Quieres sentirme dentro de tí?. -

Bra de nuevo escondió su mirada en el pecho de él y se rió un poco, la cosa ya era casi cómica. - No seas malo. Tú sabes lo que quiero. -

- Quiero escuchártelo decir. -

- Quiero que hagamos el amor. -

- ¿Quieres sentirme dentro de tí?. - Volvió a repetir mientras la besaba intensamente en la zona del ritual.

- Si. -

- Antes tendrás que tomar la medicina. -

- ¿Qué?. - Bra abrió los ojos en el choque. No podía creer que le dijera eso en esos instantes.

- Hazme caso, luego perderás el sentido y no podrías tomarla. - Raditz le alcanzó la tisana y ella la bebió con un gesto compungido.

- Buena chica. - La acarició besándo sus labios aún con sabor a la tisana que había tomado. - Ahora tendrás lo que tanto deseas. -

- Y tú también. - Alegó ella orgullosamente.

- Jajaja, si, yo también te deseo mon amour, te deseo inmensamente... -

- Hmp. -

Raditz sonrió penetrándola mientras la besaba el cuello hasta sentir el sabor intenso de la renovación de su ritual. - Muerdeme también Bra. - Ella clavó sus dientes y bebió de él al mismo tiempo, hasta que sus cuerpos, acelerados por el ritmo del placer supremo, se llenaron de electricidad y desenfreno. Poco después, tal y como Raditz había previsto, Bra terminó por caer rendida en sus brazos, en un profundo sueño.

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- Gohan, tienes que hacer que esto mejore de una maldita vez, estoy harto de esperar, mi mujer, mi esposa, está con ese malnacido, tengo que sacarla de sus garras. ¿ENTIENDES GOHAN?. - Goten tenía sostenido a su hermano cogido de las solapas de su bata. Aún estaba ciego. Era desesperante sentirse tan inutil. - Le mataré... juro que le mataré por esto... -

- Ahorra tus energías Goten. - La voz de Trunks hizo que el aludido soltase a su hermano, el cual comenzó a respirar nuevamente. - Hemos averiguado algunas cosas interesantes.

- ¿Qué cosas?. -

- Dentro de un par de semanas, vendrá un emisario de ese idiota a entregar el próximo libro de poemas a su editor. Vamos a pillar a su mandadero y él nos conducirá hasta Raditz... y hacia Bra. -

- Dos semanas... ES QUE TODO TIENE QUE TARDAR TANTO. -

- Oye amigo, también es mi hermana, pero por ahora es todo lo que tenemos, además de la pista que sigue Mirai acerca de sus negocios con oro. Todos estamos haciendo lo que podemos. -

- Todos menos yo, que estoy inutilizado por ESTO. -

- Deja de ñamentarte, y como te dije, será mejor que ahorres energías para hacerle pagar a Raditz lo que ha hecho. -

- Raditz... te voy a matar... lo juro, ACABARÉ CONTIGO. -

Goten estaba furioso, más de lo que había estado en toda su vida. Su lado saiyajin más salvaje y primario parecía gobernarle por completo, y tan sólo la voz inocente de su pequeña Bura lograba calmar su ira y su frustración al verse privado del sentido de la vista y de algo aún más importante para él, su esposa, su compañera, su amada Bra. - Bra... Bra... pronto iré a buscarte... -

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