LKR, encantada de conocerte, espero que te guste el nuevo derrotero, porque la cosa se va a poner terriblemente interesante a partir de ahora.

Dulce Vg, mira que novio tienes más lindo, jejeje, ¿se parece a Raditz también?. Por que si es el caso, nos vas a poner los dientes largos a todas. Ahhsss, si hubiera un Raditz en la vida real tirándome los tejos, creo que sería capaz de divorciarme.

Majin lu, pobre Raditz, si es un buen chico, lo que pasa es que no supo llevar las cosas en su debido tiempo, y se le ha desbordado el plato.

Shadir, deacuerdo en lo que dices de Freezer, pero a Raditz le faltan muchos puntos de maldad para alcanzarle, es más simple, está enamorado obsesivamente, y es capaz de todo por ese amor que tiene enfermizo, debido a sus complejos de toda la vida con lode 'tercera clase'. Ahora se ve como Sire y no quiere salir de su burbuja.

Karo, mira, la historia tiene que terminar bien, y te aseguro que al final va a acabar felizmente, pero de momento, va a haber de todo, y pss, que ahora es cuando comienza lo bueno, atención a los siguientes capítulitos.

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Capítulo 7: La trampa.

Raditz arqueó una ceja al despertar y encontrarse con la mirada azul fija en su rostro. Alzó la mano para tocarla y besarla, pero ella se incorporó con una sonrisa especial. Entonces fue cuando se dió cuenta de que no estaba vestida con uno de esos trajes de seda o raso importados expresamente de los lugares más selectos del Universo, sino con un traje de combate y una armadura. Una sombra de temor le recorrió la espina dorsal y su seriedad fue captada de inmediato por ella.

- Seguramente estás sorprendido por mi nuevo look. - Raditz seguía mirándola petrificado, temiendo su siguiente frase.

Bra le miró algo contrariada. - He estado pensando. Si soy la compañera del Sire del Universo, tengo que estar a la altura, quiero ayudarte, quiero saberlo todo acerca del Imperio. -

El saiyajin la miró con renovada confianza. - Son cuestiones súmamente aburridas, no creas que te estabas perdiendo nada increible. Gobernar el Universo es bastante tedioso. - Echó sus manos detrás de la cabeza sin dejar de mirarla con una sonrisa pícara. - Y si, me gusta tu nuevo look, siempre me ha encantado de tí, que fueses tan guerrera... - Raditz la asió con suma velocidad rodeandola con sus fuertes brazos, y con la inocencia falsa de un niño travieso, le propuso cuestiones más livianas. - Pero sinceramente, es mucho más divertido que gobernar, hacer el amor... -

Bra frunció el ceño. Luego respiró hondo y habló tranquila. - No se qué haría yo antes de perder la memoria, pero no soporto pasar los días aquí encerrada. -

- ¿Aúnque sea conmigo?. Podemos hacer un viaje de placer, si te aburres, la constelación de Orión tiene unos parajes hermosísimos que... -

- NO. - Gritó ofendida en parte por los intentos de apartarla de su reto personal, y temiendo haber detectado un ápice de subestimación, pero enseguida volvió a recomponer su compostura. - No es eso lo que deseo, y de algún modo no comprendo como puedes ser el Sire, si te preocupas tan poco de tu Imperio. - El reproche cierto, golpeó rudamente el interior del saiyajin. - Llevas días evitando ir al puesto de mando, ese tal Dragún, se que estás ocupándote de mi, que te preocupa mi salud, pero esto bien, y Dragún... parece hacer las veces de tu persona con las audiencias internacionales, no me gusta, no es que desconfíe de él, de verdad, pero pienso que hay que estar dirigiendo las cosas personalmente para que salgan correctamente. He estado pensando detenidamente, tengo que hacer algo, necesito sentir que soy útil, no soporto pasar los días ociosos, me volveré loca si continuo aquí sin hacer nada. - Esa afirmación estremeció a Raditz, el cual se sentó en la cama mirándola fíjamente y aún sin hablar. - Se que en cuanto me pusiera al día en los asuntos imperiales podría ayudarte valiosamente, además, sería un extra añadido a tu poder el que todos supieran que tu compañera es una mujer inteligente y ... -

- Bien. -

- ¿Qué?. - La fácil respuesta incluso la sorprendió.

- Que no es necesario que sigas dándome explicaciones, será fantástico que te impliques en las cuestiones del Imperio. Si te soy sincero, Dragún ha estado ocupándose de muchas cuestiones, personalmente no me agrada el trabajo insignificante, sólo aparezco cuando se trata de cuestiones realmente importantes, no es que yo delegase en él en todo, pero con una persona tan eficiente... quiero decir, él es mi mano derecha, me conoce y sabe a la perfección lo que yo deseo, confío plenamente en sus decisiones. -

- Pues yo creo que gobernar requiere una responsabilidad mayor, que es necesario controlar incluso las cuestiones insignificantes. Quisiera empezar por lo básico. ¿Dónde se encuentran los informes acerca del reporte de ingresos económicos del Imperio?. - Raditz arqueó una ceja.

- No me mires así, yo no se como se de todo esto, pero símplemente en mi interior tengo conocimientos de economía y dirección, es raro, incluso no se como es posible que recuerde eso y no recuerde nada de mi vida, pero siento que tengo preparación suficiente como para dirigir una gran compañía... o un Imperio. - El saiyajin tomó la nota mental de preguntar a los médicos acerca de esto. Bra se había dedicado a dirigir la Corporación Cápsula en su pasado, ¿sería posible que recordase algo al respecto?.

- ¿Y bien?. -

- ¿Mmm?. - Salió de su ensimismamiento.

- ¿Dónde están esos informes?. - Preguntó con mayor impaciencia.

Con una gota de sudor y algo de verguenza, el interrogado respondió. - Realmente... - No tenía ni idea. - Te acompañaré hasta Dragún y estoy seguro de que él te pondrá al corriente de todo lo que deseas averiguar. -

- Estupendo. - Antes de que Raditz pudiera sugerir algo más seductor, ella dió media vuelta y caminó hasta la puerta. - ¿Vamos?. Estoy impaciente por comenzar... - El saiyajin la miró un instante algo contrariado, luego sonrió levantándose de la cama, y luciendo su desnudez.

- Dejarás que me asee y vista antes de salir al menos ¿no?. - Guiñó un ojo señalando con el dedo cierta parte también despertada mientras acudía a la ducha. Bra hizo una mueca, no había caido en ese pequeño detalle.

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La labor detectivesca había obrado sus frutos. El emisario que fue enviado para entregar el libro de Raditz fue capturado sin problemas por Pan. Habían organizado turnos de vigilancia durante las últimas dos semanas, frente a la puerta del editor. 'Por la boca muere el pez, y por la vanidad pillaremos ese basrtardo'. Repetía la nieta del legendario Goku. - Su ego le pudo más y quiso entregar su última obra. - Los micrófonos ultrasensibles que había creado Bulma para espiar las conversaciones de aquel viejo zorro que publicaba sus poemas, delataron por fin al enviado, y Pan no tardó en arrinconarlo en un callejón oscuro que había al lado del edificio, en cuanto aquel hombre salió del edificio.

Trunks apareció enseguida. El capturado era humano, y había sido enviado por un abogado de bastante renombre internacional, que se encargaba de la gerencia de los negocios del saiyajin en la Tierra. Tras hacer varios interrogatorios que corrieron a cuenta de Mirai, ascendiendo en el sistema de escalas de poder que tenía organizado Raditz, no sin mucho esfuerzo, por fin averiguaron la localización de su base militar y prepararon la expedición.

Sólo irían Vegeta y Goten. Los demás permanecieron al margen de sus ansias de venganza. Una cosa era colaborar para descubrir el paradero de Bra, y otra bien distinta era querer matar a Raditz... había la pequeña posibilidad de que ella realmente quisiera estar con él voluntariamente, ya que no habia vuelto aún. Y si realmente ella hubiera tomado esa decisión, por equivocada que fuese, ellos tendrían que respetarla. Sólo que ni Vegeta, ni Goten, tenían intención alguna de respetarla, en sus ojos Bra había sido raptada y el culpable pagaría con su vida. Por más que Mirai trató de razonar con ellos, no lograron hacerles ver 'esa otra posibilidad'.

Lo que resultaba también inquietante era que Goten aún no había recuperado la visión, y eso era un handicap peligroso a la hora de enfrentarse con un guerrero experimentado como Raditz. A efectos prácticos, y en condiciones normales, no era tan poderoso como Vegeta, a pesar de su edad, pero si más que Goten, cuanto más teniendo en cuenta su ceguera.

Pero Vegeta era un viejo zorro, sabía que su hija necesitaría a Goten vivo para hacerla volver, y sabía que en sus condiciones actuales, era más carne muerta que viva si pretendía retar al tramposo de Raditz. Tenía que ir él sólo a buscarla, no había otra manera, además, no podía permitirse el lujo de que en el último momento, Goten hiciera alarde de su herencia paterna y le perdonase la vida al insecto. Así que ideó un plan bastante interesante, para cuya ejecución contó con la genial ayuda e interpretación de la mejor actriz: Bura.

Ya estaba todo preparado, la nave a punto de despegar, y la pequeña no aparecía. El nerviosismo se apoderó del príncipe en esos instantes mientras miraba de reojo a su acompañante obligado. Si la niña no aparecía pronto iba a tener que tomar una decisión drástica él mismo, pero no estaba seguro de querer obrar de esa manera. Si trataba de noquearle, cabía la posibilidad de que el muchacho comenzase una lucha con él, y eso no era deseable, sólo les retrasaría, amen de poder ocasionar destrozos en la única nave de la que disponían. ¿Qué habría ideado la mocosa?. 'Déjamelo a mi abuelo, tengo un buen plan'. Fueron sus palabras, pero parece que el buen plan estab siendo un...

- PAPAAAAAAAAAAAAAAAAAA. - El grito desgarrador de la niña resonó detrás de la casa con tal dramatismo que incluso Vegeta se contuvo para no acudir a ayudarla. Goten voló a toda velocidad y el resto de los presentes corrieron a socorrerla.

Goten abrazó a su hija, puede que no pudiera ver, pero sus percepción especial, le ayudaba a sentir el ki perfectamente, y sus demás sentidos se habían agudizado sobremanera. - Bura, hija, ¿qué te pasa?. -

La niña se abrazó. - Te querías marchar sin despedirte de mi... BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. - Estalló en lágrimas sonoras que casi desgarraron el alma de su padre.

- No digas eso, no podría jamás hacer eso, estaba esperándote, y muy pronto voy a traer a mamá aquí con nosotros. - Ahora la niña lloró de verdad sonoramente.

Mientras tanto, Vegeta entró en la nave, cerró la compuerta y se elevó por los aires.

- VEGETAAAAAAAAAAAAAA. - Goten gritó en la tapa de sus sesos encolerizado sobremanera por haberse marchado. - Bulma, construye otra maldita nave... -

- Me llevará semanas hacer eso... no tengo los materiales adecuados... - Dijo lo más suavemente posible.

- Hazlo. - No parecía el mismo joven despistado, afable y cariñoso, su corazón estaba ardiendo de dolor, y su mente repetía venganza. Su alma sólo podía pensar en recuperar a su hermosa mujer, la que amaba con todo su ser.

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Por su parte Bra, en apenas dos semanas, había destripado los entresijos del Imperio, había sugerido cientos de normativas de funcionamiento para controlar la linea de mando, Raditz se había implicado por primera vez en las recepciones comerciales, aunque ella acabó por ocuparse de la mayoría del trabajo. Era algo que no podía evitar, ser una perfeccionista minuciosa, una fabulosa estratega de los negocios. La razón de que no perdiera esas memorias era simple, los médicos atajaron lo referente a sus recuerdos emocionales, pero procuraron no tocar otras areas demasiado sensibles. Un borrado completo de memoria era demasiado arriesgado, ya que podrían ocasionar una muerte cerebral, y por consiguiente, su propia muerte a manos del Sire, de modo que probaron previamente con una técnica de borrado selectiva. Radical, pero más segura para sus propias cabezas. Había sido todo un éxito, la medicación por suerte, estaba actuando correctamente, y por el momento, no parecían haber secuelas negativas.

Quien no estaba nada contento con la nueva administración, era Dragún. Hábilmente había estado ocultando la informacion referente a las cuestiones más oscuras de los ingresos del Imperio, pero sabía que era cuestión de días que ella se percatase de todo. Algo en su psicología personal le decía que esa mujer era del tipo justiciera, un alma pura que no estaría a favor de los negocios de tratas de esclavas sexuales, y que seguramente tampoco comulgaría con las demás actividades ciertamente amorales, como la comercialización de drogas sintéticas, y un largo etcétera. Sus alertas mentales resonaban a cada instante que ella le solicitaba más y más datos, y la velocidad con la que parecía revisar las montañas y montañas de informes, era realmente asombrosa, peligrosamente asombrosa. Por no hablar del entusiasmo que comenzaba a demostrar por ser una excelente gobernante. No se conformaba con ser una simple mujer, tenía que ser la compañera del Sire, y cualquiera diría que pensaba gobernar en igualdad con él mismo. El problema es que ese saiyajin no estaba dispuesto a cortar las alas a su entrometida mujercita, todo lo que ella hacía le parecía excelente, para desgracia de su súbdito más viejo. Raditz había sido un gobernante perfecto, su fuerza intimidaba a todos, y su presencia consolidaba el Imperio, pero él no se inmiscuía en el gobierno, le dejaba operar libremente. Por desgracia, la bruja de pelo azul, tal y como el la denominó para sus adentros, pretendía meter las narices en todo y eso era algo bastante enojoso. Tan enojoso, que había que pararla antes de que se hiciera un nombre al lado del Sire y se ganase el respeto y la obediencia de los subordinados. Utilizando sus contactos filtró cierta información en la resistencia planetaria contra el Imperio, la R.P.I. Sería cuestión de horas que realizasen su incursión para secuestrar a cierta bruja mandona y entrometida. No podía haber un mejor modo de librarse de ella.

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- ¿Por qué no he sido informado antes?. - Raditz gruño airadamente.

- Señor, ellos le secuestraron todos estos días. -

- Bien, estaré preparado Vegeta... estaré preparado para recibirte a tí y a quien quiera venir a matarme... -

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Vegeta aterrizó en el planeta algo escamado de haber podido realizar el aterrizaje sin apenas resistencia. O bien Raditz era un soberano estúpido, o bien le tenía preparada una trampa. Y conociéndole, la segunda previsión era posiblemente más acertada. Como si le hubieran estado esperando, las puertas se abrían a su paso, conduciéndole sin mayor demora hacia su objetivo.

- Bra, debes acudir al ala médica para que te hagan una revisión. - Ella hizo un gesto de desagrado, sin levantar su mirada de los documentos que leía.

- Sólo quiero temrinar esto y... -

- NO. - El grito la sorprendió y le miró con extrañeza. El suavizó su voz. - Dragún te acompañará al ala médica, te tienen que dar una medicación extra. Los últimos análisis así lo determinaban, y no puede esperar. Tienes que ir ahora. -

Bra suspiró, estaba concienciada en la importancia de la medicación, desde aquel día que se le olvidó una toma y el dolor de cabeza insoportable no la abandonó durante horas. - Bien. Iré yo sóla, conozco el camino. - Con pose firme se levantó y salió de la habitación.

Los médicos estaban alertados de antemano de darle un sedativo. Si las medias de seguridad fallaban y estallaba el combate contra Vegeta, lo mejor sería que ella no llegase a ver nada.

- Dragún. ¿Está todo listo?. - Un brillo malévolo se situó en su rostro.

- Por supuesto... Y aquí tiene el anillo que ha creado el departamento científico. -

Vegeta atravesaba los pasillos mirando en todas direcciones. Nada sucedía, era extraño. De pronto su vista comenzó a nublarse levemente, y entonces supo que había caido en la trampa. Debían estar utilizando algún tipo de gas inoloro e insípido para drogarle. Con gran rapidez accionó su fuerza y abriendo un agujeto en el metal, salió fuera del recinto procurando despejarse al respirar aire puro.

De pepente, cientos de dardos fueron disparados en su dirección. Vegeta procuró destruirlos todos con ráfagas de ki bien dirigidas. - RADITZZ, ¿Tan cobarde te has vuelto que no eres capaz de luchar como un hombre?. ¿Tu te haces llamar Sire?. Sal fuera y lucha contra mi, VAMOS, TE DESAFIO. - Gritó furioso.

El saiyajin voló fuera del recinto para hacerle frente. - Hola Vegeta, veo que estás de buen humor. - Rió.

- Vas a morir miserable. - El príncipe sonrió al ver que se habían cambiado las tornas y su presa había salido del agujero. Accionó todo su poder, arremetiendo duramente contra Raditz, el cual salió disparado por la fuerza del impacto hacia atrás. Vegeta se materializó en su espalda y le golpeó con sus dos puños enviándolo a tierra. Luego bajo hasta él y lo cogió del cuello. - Me gustaría mucho alargar un poco más nuestra pequeña charla, pero lamentablemente, no creo que puedas hablar demasiado bien cuando te rompa la garganta. -

Raditz sonrió un poco y Vegeta angostó los ojos, sólo para percatarse de que nuevamente su visión estaba haciendose borrosa. Perdió la fuerza y se desplomó en el suelo mareado y aturdido. - ¿Qué me has hecho?. -

- A diferencia de tí, no voy a caer en tu mismo error, no voy a matarte, por respeto a Bra, la cual, para tu información es mi compañera, y es muy feliz de serlo. Pero bueno, eso no importa, porque muy pronto vamos a ser una familia feliz. - Vegeta perdió el conocimiento, y el esbirro del Sire hizo aparición. - Dragun, llévatelo al ala médica y ocúpate del borrado de memoria. Lo quiero listo antes de que Bra despierte. -

En el ala médica, dos jóvenes planeaban la parte más peligrosa de su misión. Llevaban infiltrados en el departamento médico varios meses, pertenecían a la resistencia, Dragún lo sabía sobradamente, pero había pensado que sería de su conveniencia tenerles controlados y filtrarles las informaciones que el quisiera que supieran, máxime cuando eran falsas. Es mejor saber donde localizar a tu enemigo, que acabar con ellos y arriesgarse a que una nueva expedición de espías, triunfase en su objetivo. Pues bien, alentados por las espectativas que Dragún había creado para motivarles a actuar, planeaban secuestrar a la compañera del Sire, la mujer que según sus datos, estaba recrudeciendo con su gobierno, los aspectos más nefastos y oscuros del Imperio. Sin embargo, Dragún había hecho aparición portando a ese hombre tan extraño, y solicitandoles que hicieran un borrado de su memoria, y lo peor de todo es que no parecía dispuesto a marcharse de la sala médica hasta que no estuviera completa la operación.

Anina, la joven doctora, sonrió mientras que colocaban a Vegeta en la camilla y le implantaban los tubos de corrección neuronal. Algo en su interior le decía que no debía hacerle eso a ese hombre, pero a la vez, si quería triunfar en su misión principal, tendría que hacerlo. Se fijó muy bien en los músculos, en el porte, sacando en conclusión que debía ser un guerrero de gran alcance, quizás un enemigo de Raditz.

El proceso de borrado de memoria dió comienzo, duraría una hora completa. Oliat, su compañero, médico también, no parecía prestar mayor atención al recien llegado, y luchaba interiormente por tranquilizarse lo suficiente como para no fastidiar el plan de huida. Tenían el tiempo contado. La guardia cambiaría dentro de una hora y 10 minutos. Su jefe de departamento médico estaba también presente en el proceso. Al final, después de los peores 60 minutos de su vida, tanto Dragún como el jefe de departamento optaron por marcharse, felices de que el proceso se hubiera temrinado felizmente.

- 9 minutos. - Fue la primera frase de Oliat, justo antes de percatarse del extraño movimiento de su compañera de misión. - ¿Qué haces?. -

- Ayúdame, el guerrero se viene con nosotros. -

- Estás loca... -

- Por supuesto que no, estoy segura de que tiene que saber algo importante, además, mira sus músculos, tiene algo especial, no se, llámalo intuición femenina, pero tengo la sensación de que si lo llevamos con nosotros estaremos ganando una baza extra a nuestro favor. -

Oliat asintió algo contrariado pero algo le decía que las reflexiones de Anina eran correctas, así que trasladó el cuerpo aún sedado de Vegeta a la misma camilla en la que transportaron a Bra. Subieron en la nave anexoria en el tiempo correcto, justo el cambio de guardia, retardado expresamente por otro de sus compañeros infiltrados en la sección militar. El escape fue perfecto.

- No puedo esperar hasta llegar a casa Oliat. Los demás estarán contentos de vernos después de tanto tiempo de misión. - Se dirigían a la base secreta de la Resistencia Planetaria contra el Imperio, con un guerrero desconocido que carecía de memoria, y una joven que era la encarnación de sus peores pesadillas, según sus datos, el cerebro criminal más buscado, la mente retorcida más abominable, la culpable de todas las aberraciones imperiales: Bra. Y pagaría por sus crímenes, ella y el Sire. Por fín tenían algo con lo que luchar, una moneda de cambio con la que tender la trampa mortal a aquel maldito que había esclavizado a medio Universo, y lo había llenado de decadencia e inmoralidad.

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