Capítulo 2: Sentimiento de libertad y soledad

A la mañana siguiente, Raven se sentía completamente exhausta. Ella sabía que no era en sí cansancio físico, sino cansancio espiritual. El dolor que llevaba en su alma era demasiado para alguien que acababa de cumplir quince años. Sin embargo, la parte de su ser constituida por el demonio que era el legado de su padre la obligaba a ser fuerte y a decirse a sí misma: Raven! Tú no eres ninguna debilucha! Debes ser el portal. Sólo para eso naciste. Olvídate de esas estupideces del amo. No fueron hechas para ti. Y una risa completamente malévola acompañaban estas palabras.

Ella nuevamente lloró, pero decidió levantarse e ir a meditar. Fue al techo de la torre… Aún se observaba la llegada del nuevo día. La salida del sol… "Es tan hermosa", pensó la chica gótica. Con esta hermosa vista se encontró con Robin, su amado, el chico que robaba sus pensamientos, su aliento, todo su ser.

Él se dio cuenta de su presencia y la saludó con una cálida sonrisa. "Buenos días Raven. ¿Cómo te encuentras?" dijo él. Ella respondió con una voz completamente seca y sin nada de vida. Le respondió un simple: "Estoy bien".

Robin solamente la miraba y nuevamente pensaba en lo hermosa que se veía. De repente, unos pensamientos no muy adecuados llegaron a su mente y dijo para sí: "Bueno, tengo dieciséis años… a pesar de ser un superhéroe sigo siendo un adolescente común y corriente. Es normal en esta edad que sucedan esas cosas… aunque… en verdad siento algo muy especial por Raven"

Luego de una hora de estar en este situación (un poco incómoda más que todo para Robin, pues Raven podía acceder a su mente y saber lo que estaba pensando sobre ella), decidieron ir a desayunar.

Y así, los días transcurrieron. Muchas veces con la misma rutina en las mañanas, donde se encontraban en el techo de la torre y juntos observaban la salida del sol. Además de hacer algunos ejercicios (Raven meditaba y Robin algunos ejercicios físicos). Aunque en realidad, no siempre se concentraban en ello, sino que pensaban en la persona que querían…

Luego de algunos días se levó a cabo la pelea contra Trigon. Ante su victoria, todos se encontraban celebrando. Incluso Raven, quien había descubierto que al liberarse de su padre podía expresar más sus sentimientos. Sin embargo, no lo hacía abiertamente, puesto quería que los demás piensen que se había ablandado.

Había pasado ya un año después de sto. Robin tenía ya diecisiete años y Raven ya tenía dieciséis. A pesar del poco tiempo transcurrido, ella había cambiado bastante. En cuanto al físico, era aún más bella que antes. Había crecido un poco más y sus atributos aumentaron. Pasó a tener el cuerpo de una hermosa mujer. Para Robin, ella se había convertido en un ángel… SU ángel oscuro, lleno de secretos, misterios, belleza…

El cambio interior de Raven tampoco pasó desapercibido para Robin. Él se dio cuenta de ello gracias al trato diferente que Raven le daba. Lo trataba con más cariño, se preocupaba más por él. Claro que también se preocupaba por Cyborg, Beast Boy y Starfire. Sin embargo, la preocupación que mostraba por Robin era mayor… diferente… él podía percibirlo.

Un día, Cyborg y Beast Boy decidieron dar un paseo por la ciudad para ir a las tiendas de videojuegos. Starfire rogó por acompañarlos. Increíblemente había empezado a interesarse por los videojuegos… Ante esto, Raven y Robin decidieron quedarse en la torre. Permanecerían solos ahí hasta la noche, pues los chicos dejaron dicho que llegarían tarde.

Raven permanecía sentada en el sofá leyendo. En realidad no estaba concentrada en su lectura, sino en el chico que estaba a su lado. Robin se encontraba leyendo el periódico. Quería asegurarse por medio de las noticias que las cosas estuviesen marchando bien en la ciudad.

La chica gótica nuevamente pensó en lo sexy que Robin se veía cuando tenía un semblante serio, totalmente concentrado en lo que hacía. No pudo evitar sonrojarse y experimentar una sensación extraña en su estómago.Sin embargo, decidió que no podía pensar de esa gorma, ya que el chico maravilla estaba enamorado de cierta alienígena de ojos color esmeralda. Sin embargo, Raven no sabía cuáles eran los verdaderos sentimientos de Robin.

Raven decidió seguir torturándose a sí misma con la idea de Starfire en el corazón de Dick Grayson. Pensaba: "Obviamente Robin la quiere. Yo no puedo competir con ella. Es tan pura, inocente… Tiene unos sentimientos nobles. En cambio yo… sólo soy basura, hija de un demonio. Star lo merece… yo no…"

Entonces, lágrimas comenzaron a caer nuevamente por sus ojos violeta. Se sentía compleamente sola y destrozada. No puedo evitar sollozar. Fue entonces cuando Robin se dio cuenta y volteó a verla.

Sus miradas se encontraron. La de ella, completamente vidriosa. La de él, llena de tristeza y preocupación por ver a la persona que más amaba en ese estado. Raven lo miró profundamente y sintió que su rostro se volvió más rojo que la sangre. Decidió cubrirlo con su capucha. Así se sintió más segura, protegida… aunque nada pudo calmar su sentimiento de soledad infinita.

Le dijo a Robin: "Siento mucho haber interrumpido tu lectura con mis tonterías. Me retiro a mi habitación" Robin se quedó pasmado por lo que le dijo Raven. Tardó en reaccionar un minuto. Para esto, Raven ya estaba por llegar a su cuarto. Lo abrió y se fijó en la brillante daga, el instrumento que desde el día en que Slade le dio el mensaje de Trigon había sido su única compañera, la que oía todos sus lamentos.

Raven, por un tiempo, había dejado de cortarse. Sin embargo, retomó el hábito luego de que una noche vio a Robin y Star besándose. Ella no sabía que Starfire lo había besado y que en realidad, Robin no le correspondía a ese beso.

Entonces… Raven prosiguió a cortarse. El primer corte fue lento, suave. Así siguieron los demás, hasta que no midió la fuerza de uno de ellos y se hirió profundamente, dejando salir de su garganta un quejido, el cual llegó a oídos de Robin, pues él había estado apoyándose en la puerta del cuarto de Raven, pensando si entrar o no para ver qué le sucedía.

Ante este lamento, Robin se quedó petrificado por el miedo… el miedo que sentía porque algo podía haberle ocurrido a su ángel... a su Raven. Fue entonces que decidió entrar. Lo que vio lo dejó completamente atontado, triste, lleno de rabia… demasiadas sensaciones. Vio al ser que más quería propinándose otro corte en su muñeca.

Raven sólo lo miró con tristeza y dolor. Se reflejaba en sus hermosos ojos color violeta…