¤-Mi adorable compañero

Hermione es escogida entre las mejores brujas para estudiar en una prestigiosa universidad mágica. Aunque no todo resulta salir tan bien como ella quisiera…


Disclaimer: Ninguno de los personajes son nuestros, solamente los usamos para jugar… ¡Prometemos devolverlos a donde pertenecen!

Capítulo III: Nuevas compañias.

Hermione caminaba de vuelta a la residencia con aire un tanto apesadumbrado, pues no estaba de humor. Acababa de estar con Draco y el chico la había sacado de sus casillas. A ella, que nada ni nadie conseguía alterarla en lo más mínimo. Sí, a ella. Aquel rubio solo había necesitado de dos horas escasas para hacerla sentirse fuera de sí.

Lo que más le molestaba es que sabía perfectamente que había montado un numerito en medio del café teatro, sabía que no había estado bien lo que había hecho, y eso la sobrepasaba.

Lo peor era que se había propuesto que aquel infierno que tenía que pasar con Draco iba a ser un reto para ella misma, algo que debía superar, y había fracasado.

Ella jamás fracasaba, jamás. Y ahora solo le quedaba aceptar que por una vez en la vida no había conseguido lo que quería. Y dolía, cómo dolía.

Se acercaba a la entrada de la residencia apresuradamente, envuelta en un mar de pensamientos y ajena a la realidad, cuando, de pronto y sin advertirlo, chocó contra un joven.

— Perdón. —Dijo el chico agachándose a recoger todos sus libros desparramados por el suelo.

— Lo siento. —Balbuceó Hermione agachándose a su vez para ayudarle.

— Iba pensando en mis cosas. —Se disculpó el chico sin mirarla.

— Yo iba igual, créeme. —Sonrió la muchacha.

— Me llamo Demian. —Prosiguió a presentarse el chico, tendiéndole seguidamente una mano.

— Yo Hermione. Encantada. —Dijo esta a su vez, estrechándole la mano que le ofrecía.

— Igualmente. —Sonrió

— Bueno creo que está todo. —Dijo Hermione dándole los libros que había recogido.

— Gracias. —Respondió Demian tomando los libros. Comenzó a caminar, con destino a su habitación, pero se detuvo y habló—: Oye Hermione… mi hermana y sus amigas van a dar una fiesta en su habitación para celebrar el comienzo de las clases… ¿Te gustaría venir?

— Gracias pero creo que no… He tenido un día horrible. —Se negó Hermione comenzando a caminar para entrar a la residencia.

— Por esa misma razón deberías venir. —La detuvo—. Venga mujer, que no te va a pasar nada. — Insistió Demian.

Hermione se quedó pensativa, la verdad es que no perdía nada por ir a esa fiesta. Aquel chico era un desconocido, pero se merecía darle una alegría a su cuerpo. Después de unos segundos reflexionándolo, decidió que lo mejor era pasárselo bien en el tiempo que podía disfrutar de su nueva libertad.

— Está bien. —Concedió finalmente—. ¿A qué hora y dónde es esa fiesta? —Inquirió dándose la vuelta.

— Es ahora mismo. Habrá comida y bebida, así que ni te cambies, sube a tu habitación y deja los libros y luego baja. Yo iré a hacer lo propio. —Dijo Demian sonriendo.

Sin más Demian se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la residencia de chicos. Hermione se dirigió hacia su habitación. En su cabeza rondaba la idea de que lo que iba a hacer no estaba del todo bien. Pero qué carajos, ella también era joven y tenía derecho de divertirse. Así que por una noche se iba a olvidar de que era la perfecta Hermione Granger, para ser la desinhibida Hermione.

Abrió la puerta de su habitación y entró. Aquél chico le había dicho que no se cambiara, pero iba con unas pintas. Así que se acercó a su armario. Cogió unos vaqueros y una camiseta de tirantes. Corriendo y con prisas se vistió, se hizo un recogido con mechones suelto y se maquilló apenas.

Diez minutos después bajó corriendo a la entrada de la residencia. El chico estaba esperándola.

— Pero bueno… ¿No te he dicho que no te cambiaras? Si ibas guapísima. —Reprochó Demian.

— Lo siento pero iba hecha unos zorros. —Replicó Hermione sonriendo.

— Como digas, vamos que para estas horas la fiesta ya habrá empezado.- dijo Demian empezando a caminar.

— ¿A dónde vamos? —Preguntó Hermione.

— A esas casas de ahí, mi hermana prefirió tener compañeras en la habitación de la residencia, así que está en una residencia pública. —Explicó Demian.

— A ver… Por sacar algún tipo de conversación… ¿Qué estudias? —Preguntó Hermione caminando.

— Estudio publicidad mágica. ¿Y tú? —Inquirió él mirándola.

— Pociones químicas. —Dijo Hermione suavemente.

— ¿En serio? Es una carrera muy difícil. —Se sorprendió el joven—. Además de que, por lo que sé, esa carrera solo la estudian los que ya han pasado una serie de pruebas… debes de ser muy inteligente. —Se animó a afirmar Demian.

— Gracias… —Se sonrojó, y agregó en un susurro—: Aunque me parece que me va a servir de poco ser tan inteligente.

— Es por aquí… —Se apresuró Demian—. ¿Por qué dices eso?

— Por nada… —Se arrepintió—. Es que me ha tocado de compañero de trabajo, al chico que me insultaba cuando estaba en el colegio. Y no lo soporto. —Confesó.

— Vaya eso sí que es jodido. Aquí es. —Dijo Demian abriendo la puerta.

Subieron hasta el tercer piso, y desde el principio del pasillo ya se escuchaba la música. Caminaron hasta el final del pasillo, y a medida que se adentraban, el volumen de la música aumentaba. Al llegar Demian abrió la puerta y dejó que Hermione entrara primero.

— Ven preciosa que te voy a presentar a mi hermana. —Dijo Demian tomando de la mano a Hermione.

Los dos se acercaron hasta un grupo de chicas, tres para ser exactos. Una chica rubia de pelo largo y rizado se reía a carcajadas junto a una chica de cabello castaño claro ondulado, le llega hasta un poco más arriba de la cintura, la tercera de las tres era morena de pelo largo y liso, las miraba con cara de pocos amigos y sus grandes ojos oscuros echaban chispas.

Demian tocó en hombre de la chica rubia, esta paró de reír y se dio la vuelta. Hermione pudo ver que los ojos de la rubia eran de un negro intenso, su expresión de diversión cambio a alegría. La chica se abrazó al chico.

— ¿Qué tal hermanito? —Preguntó la rubia.

— Muy bien… mira te voy a presentar a una amiga. —Dijo Demian empujando suavemente hacia delante a Hermione, que se había refugiado detrás de él.

— Hermione… —Comenzó Demian

— Granger, soy Hermione Granger. --Se adelantó Hermione ofreciendo su mano.

— Yo soy Lore Bladvack. —Dijo Lore acercándose y dándole dos besos, por cortesía—. Lore para los amigos.

Hermione no se esperaba los dos besos, pero tendría que acostumbrarse. Parecía que lo de estrechar la mano ya no se llevaba.

— Ven Hermione.- dijo Lore cogiendo su mano y acercándose a las otras dos chicas.

— Estas son, Nekane Shrivelfigs y Casiopea Lestrange. —Dijo Lore sonriendo— Más conocidas como Nekane y Casi.

Hermione se quedó de piedra al escuchar el apellido Lestrange. Ni se movió, sintió como las dos chicas se acercaban y le daban dos besos. Al sentir las mejillas de Casiopea rozando las suyas sintió ira.

— No serás por casualidad Casiopea Lestrange Black… —Dijo conteniendo apenas su ira.

— Sí… ¿Cómo lo sabes? —Preguntó la chica en tono amistoso.

— Yo me voy de aquí. —Dijo Hermione dándose la vuelta y dirigiéndose hacia la puerta

Salió de aquel lugar, sentía odio, ira y sobre todo dolor. Aquella chica era hija de la mujer que había matado a Sirius, y rayos cómo dolía recordarlo.

Iba caminando con fuerza por el pasillo, y no escuchaba que detrás de ella tres chicas y un chico a llamaban a gritos.

— ¡Hermione! —Reaccionó la morena, dándose la vuelta al sentir que la tomaban del brazo.

— ¿Qué? —Murmuró sin fuerzas.

— ¿Qué te pasa¿Te sientes bien? —Preguntó Lore al lado de Demian.

— Lo siento pero antes de que sigáis creo que es conveniente que sepáis que soy hija de muggles. —Farfulló—. Así que no querréis que este por aquí. Adiós.

— Espera. —La detuvo Demian—. Lore y yo también somos hijos de muggles.

— ¿Cómo es posible eso…? Estáis con una Lestrange Black. —Receló la gryffindor.

— Crees que yo soy como el resto de mi familia ¿no? —Preguntó Casiopea sonriendo—. Es normal. —Restó importancia—. Todo el mundo lo piensa. Pero si te das cuenta un momento, yo no he crecido con mis padres, fui dada en adopción cuando mis padres fueron a la cárcel y mis padres adoptivos decidieron que lo mejor era que siguiera manteniendo mis apellidos. Ellos eran magos, pero me enseñaron a respetar a todo el mundo. Y además odio a mis padres biológicos. Cuando fui más mayor para entender las cosas mis padres me contaron todo lo que hicieron mis padres biológicos. Es asqueroso. —Confesó Casiopea acercándose a Hermione.

— O sea que tú no odias a la gente como yo… Y no conoces a tu familia biológica - preguntó Hermione con curiosidad.

— Solo odio a los mortífagos y a los secuaces de Voldemort. Y solo conozco a la familia de mi tía Andrómeda, que siempre estuvo en contacto conmigo, al igual que Tonks. —Contestó Casiopea.

— Es que tu madre mató a tu primo Sirius. —Hermione comenzando a sentir unas ganas terribles de dejar derramar esas lágrimas que urgían por salir—. Sirius era el padrino de mi mejor amigo, y era un buen hombre.

— Lo siento. —Murmuró Casiopea, sintiendo vergüenza ajena por las acciones de sus padres.

— Tú no tienes la culpa. Mejor volvamos a la fiesta. —Sonrió Hermione, ocultando un tanto su tristeza— ¿A quiénes habéis invitado?

— En realidad a cinco personas, pero esas cinco han invitado a otras cinco y así sucesivamente. — Intervino Nekane.

— Eh, chicos la fiesta es al fondo. —Dijo Lore a los gritos.

Hermione se giró lentamente para ver a quien se refería Lore. El mundo se le vino abajo.

— Ah no. De eso nada. Mira guapo te vas por donde has venido, aquí la que se tiene que olvidar del día horrible y penoso que me has hecho pasar soy yo y no tu. Yo soy la que se tiene que divertir. —Se descargó Hermione.

— Granger, a mi nadie me dice lo que tengo que hacer. —Dijo Draco con media sonrisa.

— Quita esa estúpida sonrisa de tu cara. —Ordenó la morena— Malfoy te tengo hasta en la sopa. Por dios no me agües la fiesta.

— Granger cállate.

— ¿Que me calle¿Me estás mandando en algo? Ni lo sueñes Malfoy.

— Hermione, mejor vamos… —Intentó calmar Demian.

— Demian, lo siento… Pero es que no le aguanto, es insoportable. Por su culpa voy a catear química básica.

— ¿Has dicho Draco Malfoy? —Preguntó Casiopea.

— Oh… Me olvidaba… Sí, él es Draco Malfoy. —Aclaró Hermione dándose cuenta de la situación.

— Tú… —Empezó Casiopea—. ¿Tú eres hijo de Narcissa Black?

— Sí¿Por qué quieres saberlo? —Inquirió Draco.

— Porque soy tu prima. —Contestó Casiopea mirándole.

— Es imposible, yo no tengo primas. —Replicó dudoso Draco.

— ¿No¿Quién te ha dicho eso¿Tus padres? Pues que yo sepa tu madre tiene dos hermanas, y Andrómeda tuvo una hija y la asesina de Bellatrix tuvo otra, ese despojo humano es mi madre biológica. —Dijo con desprecio Casiopea, sonando como una auténtica familiar de Draco.

— ¿Tú eres la hija perdida de Bellatrix? Te han buscado por todas partes. —Dijo Draco acercándose a la muchacha.

— No me toques. —Advirtió Casiopea—. Yo no quiero ver a mis padres biológicos. Estoy feliz por haber crecido con mis padres adoptivos. Son mis verdaderos padres y Bellatrix es una asesina al igual que mi padre. No quiero saber nada de ellos.

— Pero…—Intentó disuadir Draco, aun más confundido.

— Pero nada. —Cortó, tajante—. Encantada de haberte conocido, aunque por lo que veo eres igual que toda la familia, así que olvida que me has conocido. —Dio media vuelta y se dirigió con Lore a la fiesta, dejando rezagados a Hermione y Demian.

— Vaya Malfoy, parece que no te quiere ni ver — Hurgó en la herida Hermione. Sonrió maliciosa y agregó—: Adiós Malfoy. — Y se alejó tomada de la mano del joven Demian...


Notas de la autora:

Cambiamos de escritora! Lo dejo aqui... pq en el siguiente capitulo ya se habra estrenado como escritora. Ella es La Maga... y entre ella y yo(Goi Izarra) escribiremos el fic... poco a poco!

Esperamos vuestras opiniones

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