Notas de la autora: Normalmente no dejo notas como éstas, pero creo que ahora es necesario, como me he vuelto fan de Lenore, y como en todas las ocasiones en que algo me gusta, no puedo evitar que mi mente se invente una historia, y aquí está, éste es un Ragamuffin&Lenore, se lleva a cabo después de que el alma de Lenore vuelve al más allá; Ragamuffin la extraña, y comienza a perder la cordura… Disfruten del fic, que yo realmente disfruté mucho escribiéndolo.

Disclaimer: Lenore, la Hermosa Niña Muerta, junto con Ragamuffin, y el resto de los personajes, pertenece a su creador Roman Dirge.

I Miss You

Capítulo Uno: Pesadillas

Abrió los ojos, todo estaba oscuro, la noche cubría el ambiente, el lugar se encontraba silencioso y solo, claro… desde hacía días que todo estaba solo.
Se sentó en la vieja y desvencijada cama, ese olor pútrido a su alrededor ya no era tan fuerte desde que la pequeña niña se había ido, por que él mismo se había deshecho de los gatos muertos y de muchas de las partes humanas y sobrenaturales que ella guardaba en frascos, todo le recordaba a Lenore…
-Maldito sea el momento en que su fluido embalsamado cayó sobre mi cuerpo…-se dijo a sí mismo con desprecio, al quedarse él como un muñeco su forma de vivir dependía completamente de ella, pues Lenore lo quería sin importarle que fuese un malvado vampiro dentro de un feo muñeco de felpa.
Se sentía extraño, por alguna razón esa noche se sentía con más energía, y por alguna otra razón volvía a sentir esa necesidad de sangre… ¿Por qué?.
Miro a su lado¿una carta¿Como no la había visto antes? Extendió la mano para tomarla y… ¡Sorpresa¡Qué era aquello que lo dejaba anonadado! Su mano se notaba en cinco extremidades llamadas dedos, observó el final de sus mangas.
-¡Qué demonios…!.-se levantó de la cama, obviamente se sentía más alto, se tocó su pálido rostro con sus ásperas manos y lo supo… había vuelto por fin a su antigua forma, pero no podía evitar cuestionarse cómo y por qué, y después de varios minutos en los cuales la duda embargó su oscuro ser, recordó de nuevo aquella carta sobre la cama; la abrió lentamente y comenzó a leer.

"Sr. Ragamuffin:
Le tengo una linda sorpresa que sé que le encantará, vaya a la sala de estar…"

Le temblaron las manos, la letra de aquella carta era infantil, algo mal hecha y con notables faltas de ortografía, podía reconocerla.
-Lenore…
Se había quedado estático por unos minutos más, eran demasiadas cosas que sobrellevar para una sola noche que parecía no acabar aún.
Sintió una gran emoción crecer dentro de él, explotando de tal manera que en un abrir y cerrar de ojos había desaparecido de la habitación, con solo la idea de ir a la sala de estar en la mente, sin nada más.
Detuvo su apresurado paso al llegar a la sala de estar, conociendo bien las paredes llenas de telarañas, los muebles con la tela rota y enmohecida, las ratas que pasaban una y otra vez por los oscuros rincones, pero no había nadie ahí. Fácilmente con sus habilidades sobrenaturales podía sentir la vida a su alrededor, pero además de todas las alimañas no sintió otro palpitar en ese sitio ni parecía sentirse en toda la casa, en teoría, todo seguía vacío, tanto en el ambiente, como en el interior de su ser.
Bajó la mirada, se sentía decepcionado, tal vez todo era parte de una fantasía, tal vez al fin se había vuelto loco y comenzaba a tener alucinaciones, a ver cosas que en realidad no estaban ahí, tal vez seguía siendo un muñeco de felpa corriendo por los alrededores de la casa sin razón alguna, viendo pedazos de nada simulando que eran cartas, y quedándose quieto con la mirada vacía como un idiota.
Todos aquellos pensamientos pasaron por un segundo en su mente; negó con la cabeza tratando de que todas esas ilusiones desaparecieran y volver a la realidad, por más cruda que esta fuera, pero no pasaba nada, y al levantar la mirada, abrió grandes los ojos, pues en la gran ventana que dejaba entrar la luz de la luna a la habitación, se encontraba la silueta de una figura femenina, de espaldas a él, su cuerpo era cubierto por un largo vestido negro, y su largo cabello ondulado y rubio llegaba hasta su cintura.
¿Cómo no había sentido antes esa presencia? Parecía casi hipnotizado por aquella silueta, había hecho que su mente quedara completamente en blanco, sin ningún pensamiento, su cuerpo comenzaba a moverse solo. Dio un paso, luego otro, su instinto asesino se había apoderado de él, le aturdía los oídos el palpitar incesante de la sangre dentro del cuerpo de aquella joven junto a la ventana.
Sus incontrolables pies no se detenían, y siguieron su paso hasta encontrarse frente a aquella chica que aún no volteaba como si no sintiera su presencia detrás de ella, casi como recuperándose, sintió algo de pena al levantar su brazo hasta que sus delgados dedos tocaran aquellos hermosos rizos y encontrándose pronto con la tela negra que cubría sus hombros.
Colocó ambas manos sobre sus hombros, acercándose más hasta apoyar su mentón sobre uno de ellos, para ser específico, el izquierdo; en el fondo, deseaba ver el rostro de aquel hermoso e inmóvil presente, sin embargo, el instinto que en ese momento lo embargaba le mostraba una idea diferente: "¿Para que ver su rostro si tienes su cuello en frente?".
Ya sin el menor recato, abrió la boca dejando a la vista sus largos y afilados colmillos. Ansioso, los cerró en el cuello de su víctima, y fue en ese instante el primero en que la figura de aquella muchacha mostró señales de vida, al levantar el brazo derecho para que su fina mano tocase la cabeza de Ragamuffin, mientras se escuchaba como un estruendo en la habitación, un ligerísimo quejido de dolor de parte de sus delicados labios.
¿Cuánto tiempo habrá pasado¿Segundos, minutos, horas? Lo ignoraba, y sinceramente no le importaba, se sentía satisfecho, y estando conciente de la debilidad de la joven, había colocado su brazo alrededor de su cintura para que no cayera al suelo; una parte de él se dijo mientras sentía desfallecer a "su linda sorpresa": "Es una lástima, que morirá en cualquier momento…". Cerró los ojos, sosteniendo completamente a la chica para recostarla lentamente en el suelo, sentía la sangre caliente escurrir por sus labios, al punto de que una gota se deslizó por su mentón y cayó.
Abrió los ojos nuevamente y levantó la mirada. Se quedó horrorizado…
Aquella figura que sostenía aún mantenía los ojos completamente abiertos, con esa gota de sangre caída sobre su mejilla izquierda, pero esa mirada, la podría reconocer en cualquier lugar.
-¡Lenore…!-dijo entrecortado, sintió por un segundo unas terribles náuseas por la sangre que ahora corría por sus propias venas, más fue su horror al ver a la muchacha sonreír.
-Lo amo, Sr Ragamuffin…-dijo suave, inocentemente, su voz era la misma, tal vez ya no tan chirriante como lo era antes, pero el mismo tono, el mismo sentimiento de cuando lo abrazaba siendo un muñeco y le decía: "Amo al Sr. Ragamuffin, el Sr. Ragamuffin es muy especial…"
-¡Lenore, por favor…!-ya casi gritando, Ragamuffin la abrazó, rogándole, aunque sabía que todo era culpa suya, la había recuperado, y él había vuelto a ser el mismo¡y la estaba perdiendo nuevamente! La había tenido entre sus brazos y le había quitado su esencia, su vida, no soportaba perderla de nuevo…
-¡Perdóname, Lenore¡Lenore!-la abrazó con más fuerza, sangrientas lágrimas comenzaban a derramar sus ojos manchando un poco el cabello de Lenore, mientras ella perdía fuerzas rápidamente, hasta el momento en que Ragamuffin sintió el frío en el cuerpo sin vida de su amada niña.
-¡Qué clase de maldito regalo es éste,-pensó colérico y dolido, separándose para ver de nuevo el rostro de Lenore, ya había cerrado sus claros ojos, él hizo lo mismo, los cerró con fuerza, ahogándose en un gritó desgarrador.

-¡Lenore!.-su respiración era agitada, tanto que comenzó a ahogarse y tosió varias veces, le pesaban los ojos, vio a su alrededor, era de día, estaba en la cama que antiguamente usaba Lenore, quiso ver sus manos más no tenía, volvía a ver esos bracitos de hilo y tela, tal vez si había perdido la razón, torturándose con esas pesadillas.
-¡Malvado Señor "hada de los dientes"!-maldijo amenazando con un brazo, simulando que tenía un puño, sabía que ese monstruo que causaba los malos sueños no era el hada de los dientes, pero… Lenore creía que si lo era.
-Qué estúpido soy…-miró hacia arriba, para la siguiente noche pondría el atrapa sueños para acabar con ese tonto monstruo que lo hacía pensar tanto en esa niña de rubia cabellera.
-Lenore… Quisiera saber como te encuentras…

Continuará…

Lo sé, lo sé, es una historia muy dramática, pero así se me ocurrió, además, creo que ya tengo en la mente lo que escribiré hasta en dos capítulos más, jejejeje.
Si, también sé que casi nadie leerá este fanfic, además de que mucha gente no conoce Lenore, es el primero que se ha escrito en español, lo cual me hace sentir muy orgullosa, es la primera vez que escribo una primicia de algo xD.
Otra cosa es que tal vez algunos se queden algo sacados de onda con como pueden estar juntos estos dos, pero igual ¿les parece mejor que Lenore se quede con Mr Gosh? Bueno, sinceramente a mi no xD.

Kaín Darkheart

"He Loves Me… He Loves Me Not... She Loves Me... She Loves Me Not..."