"Para mi, Siempre Fuiste tu"

Por Crystal.

Capitulo 8..-

Gracias a Daulaci, quien siempre saca tiempo para revisar los capítulos y me hace siempre sus comentarios. Gracias por tu apoyo.

Este capitulo ocho está dedicado a Haruko Higurashi, Malfoysredlover, syaoransakusrocks (Son dos chicas) y Sofia.

Touya recordaba en aquellos instantes como fue que, todo empezó. No se había fijado nunca en Tomoyo Daidouji al lado de Sakura. Es la razón mas simple de todas de porque en aquel entonces "La mejor amiga de su hermana", jamás entró en su perspectiva como novia. Sakura y ella eran, inseparables… amigas por siempre. Pero aquel día, ella no estaba con su hermana. Sakura andaba aparte en sus ocupaciones en el diario y Tomoyo… bueno, era Tomoyo Daidouji. Gracias a sus turnos en el hospital tenía alrededor de dos años, que no coincidía con Tomoyo en ninguna parte. Siempre que Sakura hablaba de ella, no podía evitar imaginarse a la chiquilla de vestidos de vuelos infantiles o vistiendo uniformes de la preparatoria que salía volando a la habitación de su hermana y allí se encerraban hasta la hora del té. Pero jamás miró en ella mas allá de ser "La amiga de su hermana". Aquel sábado le tocó doble turno en el hospital. Reemplazando al residente Takaedo entró la emergencia a la sala de urgencias.

-¿Qué tenemos? – Preguntó la enfermera. Touya era la sensación entre el cuerpo medico femenino y masculino (mas aun como las enfermeras y doctoras se le arrojaban sin hacer el sujeto el mas mínimo esfuerzo), porque a pesar de su edad, (mas de treinta), no se había casado y cada año que pasaba se veía mejor. Pero eso parecía no ser suficiente para ninguna mujer y atraparlo finalmente en sus redes.

Asentarlo a tener familia. Muchos de sus amores pasados, lo habían intentado.

Ninguna había tenido éxito. La enfermera de aquel momento, estaba pensando lo bien que debía verse vestido de civil. Siempre lo había visto en aquella bata. Tenía dos meses en ese hospital laborando y le gustaba el galeno. Se reprochó a si misma cuando descubrió que el doctor Kinomoto le estaba mirando con rigidez y reproche. – Perdón…- azorándose.- Joven de 25 años… se tropezó durante un partido de tenis ya que la cancha estaba mojada… sus conocidos están en la sala de espera. Ya le he mandado a tomar una radiografía.

-Si todas las emergencias fueran como esas- reprochó Touya de la suerte de algunos ricos. La enfermera sonrió. Las emergencias usuales en aquellos días eran heridas de bala, accidentes de transito, y cortes con objetos filosos además de casos de ultraje y otras que suelen ocurrir en ciudades tan enormes como aquella. Y el hospital aunque fuera de primera y ubicada en una buena zona, no evitaba ser centro de envíos cuando había emergencias de aquella índole. - ¿Dónde está?

-En el Cubículo cuatro doctor- respondió la enfermera. Touya había pasado un día lento en emergencias aquel día. Agradecía en silencio aquello. No había dormido muy bien la noche anterior.

Esto gracias a su último amorío. Era tan típico. Las mujeres mediante el sexo siempre pretendían atraparlo. Pero él con ellas, solo saciaba una curiosidad y una necesidad fisiológica. No hablaba de amor; él no lo conocía... o tal vez, si lo hacía, pero era algo infantil. No tenía prisa tampoco por casarse. ¿Para que la urgencia? No había necesidad. Vivía su vida de soltero plenamente: si necesitaba salir con alguien lo hacía... y divertirse algunas veces con sus amigos, lo lograba. Para otras cosas, siempre tenía amigas " de una noche" todos sabían en el hospital que, él no era dado a los compromisos.

Hasta aquel día.

Touya avanzó al cubículo cuatro. Retiró la cortina y observando la planilla de ingreso sin fijarse en el apellido declaró.- Soy el doctor Kinomoto… estaré atendiéndole hoy ¿señorita…?- buscando el apellido en la planilla.

-Touya…- escuchó una voz melodiosa y familiar para él. Pero no lograba conectarla con algún conocido frecuente. Touya levantó la mirada y no creía quien estaba delante de él.

-¿Tomoyo? – sorprendido de aquello. Ciertamente no era una chiquilla en coletas y uniforme de primaria. Tampoco en vestidos infantiles de vuelos.

Ahora mismo en la camilla estaba una hermosa joven, de distintivas proporciones físicas, portando un pantalón cortito y un suéter deportivo. Usaba una coleta alta que sujetaba su abundante pelo. Sus ojos amatistas eran más expresivos de lo que recordaba. Aquellos ojos le escudriñaban intensamente. Y parecía que él lo hacía por igual a ella, pero no lo notaba.

Se notaba que el pie le dolía pues su rostro a pesar que sonreía dejaba ver su dolor-¡Que sorpresa! No me recordaba que trabajabas en este hospital. – dijo ella distraídamente. - Me trajeron pues es el mas cercano a la cancha de tenis... ¿cómo estás Touya?

Pero este no le respondió. No la reconocía en aquel instante como la amiguilla de su hermana. Frente a él no veía aquello. ¿Cuándo fue que Tomoyo creció? No lo recordaba en aquellos precisos instantes. Aquél minúsculo pantalón corto y su ropa deportiva caía ajustada a su cuerpo, dejando ver su silueta. Una muchacha que conocía desde hacía años y por primera vez, la veía como mujer.

Y aquello le preocupó en un principio.

-¿Doctor? – Preguntó la enfermera…- ¿Doctor?- preguntó nuevamente hasta que le hizo caso. Volteó a la mujer y esta dijo.- Esta es la radiografía tomada al tobillo de la señorita…

-Ah si-. Declaró algo apenado. Tomoyo sonrió sutilmente. – Si, está bien… - mirándole finalmente, declaró.- Parece que es un esguince… muy profundo… - declaró con firmeza.- Te voy a inyectar cortisona ahora mismo… y te recetaré unos calmantes... pero no te aseguro que no sentirás molestia luego pase el efecto de la cortisona.

-¡Grandioso! – declaró con ironía.- Tenía que ir por esa bola precisamente.- declaró con un gesto de dolor cuando él acomodó el pie sobre un almohadón en la camilla.- Es que no se percató que, lanzó la pelota incorrectamente… solo fui a seguirla y el piso estaba mojado… un torpe movimiento. – Hesitando al ver la inyección que la enfermera usaría que era preparada – Eh…- sujetando la manga de su bata de medico.- ¿Tiene que ser inyectada?

Touya notó el temor en sus ojos. Y también en el tono de su voz. Touya tomó unos guantes de látex y declaró.- Eso me temo.. – Declaró con pausa mientras le daba unas palmadas en su mano.- Tendré cuidado… no te preocupes.

La enfermera allí presente miró con desprecio a la joven allí presente. Tomó su carpeta y notó que se llamaba Tomoyo Daidouji. Miró con que gentileza Touya retiraba la bolsa térmica que le enfriaba el tobillo. Era inusual pese a que era un gran médico que este cruzara aquella barrera algo impersonal que él levantaba incluso con sus pacientes. Parecía que él se sensibilizaba un poco por los niños pequeños y algunas madres de niños internos en el hospital.

Pero rara vez, se le veía tratar a alguien, paciente o no, de aquella manera. Parecía personalizar el trato con ella. Se conocían para como se miraban por instantes. Pero ¿de donde¿Quién era ella? Daidouji, por el apellido no podía deducir nada.

Solo que, las enfermeras tendría un buen rato deduciendo quien era la mujer y porque la trataba tan diferente. Y ¿le sonreía? También porque, se puso tan nervioso y se le quedó observando de aquella manera cuando se vieron momentos antes por primera vez.

La chica notó el moretón que tenía en su tobillo. Incluso, sentía que le latía. Mordió su labio y cerraba los ojos y Touya le miró un instante cuando la enfermera colocó la inyección en sus manos.- Vamos Tomoyo...- declaró con gesto burlón.- Es solo una inyección. No un batallón de fusilamiento... ¿Qué pasó con la joven que sacó a Sakura a mitad de la noche de mi casa para buscar luciérnagas en el parque Pingüino?

-Te enteraste...- murmuró aun con los ojos cerrados. No quería sentir el piquete de la aguja.

-Siempre me enteraba cuando Sakura salía de casa- declaró con suavidad. – Es un arte, cuando Sakura hacía pisadas de monstruo... no tenía delicadeza para salir... ni siquiera a escondidas.

La enfermera tenía un ademán de impaciencia. Kinomoto lentamente, insertó la aguja. Parecía que la joven no se dio cuenta... se tomaba su tiempo, para que el liquido se irrigara suavemente entre sus tejidos y nervios. Usualmente Touya solía ser efectivo y calculador.

Ahora parecía querer perfeccionarlo. – Listo...- murmuró. Cuando Tomoyo abrió los ojos, vio que Touya pasaba a la enfermera la inyección utilizada y él se retiraba los guantes. Mirándole a los ojos él declaró, con gentileza.- ¿A que no te dolió?

-No, la verdad que no.- sintió cuando la tibia mano de Touya levantó su pie y se puso a escudriñar su tobillo. Era un roce delicado y pronto sintió como el pie se quedaba como si fuera, dormido. Sentía un cosquilleo en el pie.

Y no entendía porque, también en su estomago.

-Te pondré una banda en el pie. No podrás quitártelo ni siquiera para dormir... te voy a recomendar un ortopeda y este verá tu pie en dos semanas...

-¿Acaso no puedes tu revisarlo?

-Claro. Pero no soy experto.

-Ya veo- expuso.

-Deme la tobillera...- declaró Touya a la enfermera cuando la vio venir con ella.

-Puedo colocársela... – declaró. Touya se comportaba de manera particular con aquella paciente. Incluso, ella debió de colocar la inyección de cortisona. Era su trabajo. Pero parecía que el galeno quería hacerlo todo él.

-Está bien- declaró con gesto que no dejaba espacio a discusión.- yo la pondré. –

Touya tomó de la mano de la enfermera la tobillera que esta le pasaba y ella, firmó la plantilla de la chica y la lanzó en la cama la misma.

-Me voy a almorzar- declaró con desesperación marchándose por detrás de la cortina ofendida.

-¿Y a ella que le pasa? – preguntó Tomoyo aturdida por su actitud.

Touya frunció su rostro y declaró.- Quien sabe...- pasando por los dedos de los pies y luego colocando la tobillera, con cuidado.

-Gracias...- declaró ella con una sutil sonrisa. Mirándole con aquel uniforme Touya parecía un hombre sorprendente. Incluso, aquella bata se le veía como si hubiera nacido con ella. Se le notaba que el trabajo de médico encajaba en él. Nunca se había fijado en aquello.

Aunque si se había fijado en Touya. Y mucho. Pero él jamás vio mas allá de ser la amiga de Sakura. Eso lo entendía.

-¿Cómo le va a Sakura? – preguntó Touya distraídamente.

Trataba de no pensar en otra cosa "Que lindo le quedan esos shorts o lo bien que le quedaba aquel uniforme deportivo" que no fuera que "Tomoyo era la mejor amiga de su hermana"

-Ya sabes enfrascada en su trabajo. Debes de saberlo. Eres su hermano.

Frunció su rostro para declarar.- Rara vez. Ahora que papá se pasa mas de viaje que otra cosa, raras veces conversamos...

-Muchas gracias Touya- declaró ella - Eres un gran doctor...

-No es nada. Es mi trabajo.- Tomando la plantilla y firmando su salida – Vamos a recepción y te firmaré una receta para los relajantes musculares... ¿viniste acompañada?

-Si, creo que me esperan en la sala de espera... Quisiera agradecerte por tu ayuda... ¿por qué no cenamos juntos? – sorprendiéndole.- ¿El miércoles tal vez?

-Trabajo el miércoles...

-Que tal almuerzo entonces...

Touya suspiró notándose molesto.- No es necesario... en serio.

-Insisto.

-No seas necia.

-Tengo que serlo si tu lo estás...

Touya no respondió. Tomó una silla de ruedas recogida en un rincón y extendiéndole declaró.- Vamos... tengo que llevarte para que te lleven a casa. – Tomándole en brazos como si no pesara nada. La depositó en la silla de ruedas. Tomoyo desde que la alzó en brazos y la sentó en la misma, contuvo su respiración aquellos segundos.

-Entonces ¿qué me dices¿Cena¿Almuerzo¿Café al menos? – mientras la llevaba arrastrando la silla. Tomoyo veía como todas las enfermeras y doctoras parecían observarle intensamente. Levantó su cabeza y declaró..- ¿por qué nos miran tanto? – notando que todas las miradas eran femeninas.

Touya la llevó y no dijo nada.

Fue a recepción y tomó una receta y escribió unas líneas. Declaró.- Son ligeros calmantes y relajantes. Desinflarán tu tobillo. Hablaré con el doctor Mekonugi, para que te reciba en la próxima semana y le daré tu número para que, te llame- distraídamente le preguntó.- ¿Aun vives con tu madre, no es así?

-Si. Claro. Mientras me case no viviré sola.

-Eso es lo que me molesta de Sakura. Viviendo sola en la ciudad.

-Ella tiene que, Touya. Trasladarse del diario a Tomoeda es muy complicado. Le tomaría media mañana.

Entonces, Tomoyo divisó a sus conocidos. Touya se dio cuenta que todos (eran cuatro, tres hombres y una chica) eran mas o menos de la edad de Tomoyo. Todos niños ricos, pues llevaban ropas deportivas y teléfonos móviles además de zapatos deportivos caros. -¡Tomoyo Chan!- sonó una de las voces que para Touya parecía mas hipocresía que otra cosa.- ¿Qué pasó?

-Estoy bien... es menos de lo que parece...

-Traeré el coche..- declaró uno de los hombres.- A la entrada para que puedas montar...

-Vaya. Se nota que fue un buen golpe... – dijo un tercero.

Touya dejó la silla de ruedas en manos de uno de los amigos de Tomoyo. Se escabullía del lugar cuando escuchó la voz de Tomoyo decirle.- ¡Touya! – cuando volteó los amigos de la joven le observaban con escrutinio y ella le sonrió diciendo.- Gracias... y, te debo ese almuerzo...

Touya no asintió. Dudaba que la volviese a ver. Eso pensaba él. Pero que sorpresa se llevó unas semanas después. Estaba en aquel momento, saliendo de su ronda y portaba su bulto donde llevaba las ropas sucias del hospital y tomaría el tren (le quedaba mas fácil que encontrar estacionamiento para su coche en el hospital) cuando en el estacionamiento, se fijo en la figura que pegada a un coche deportivo azul, con los cabellos recogidos en una coleta, vistiendo unos pantalones femeninos color azul marino y camisa blanca adornada con unas perlas como pendientes, le esperaba. La reconoció inmediatamente.

Se aproximó para no ser descortés. - ¿Qué pasa¿Qué haces aquí?

-Vine a pagarte lo de la cena... – declaró ella con una dulce sonrisa. A Touya, se le encogió el estomago. – sabía que, no me aceptarías almuerzo y aproveché en tu hora de salida...

-¿Y como supiste mi hora de salida?

-Soborné a uno de los doctores amigos tuyos...- declaró encogiéndose de hombros. Touya se sorprendió y ella agregó.- Le dije que era pariente tuyo... que quería darte una sorpresa y que venía por ti...

-No debiste de hacerlo. Solo hice mi trabajo.

Tomoyo borró su sonrisa y declaró con decisión.- Y yo estoy pidiendo que cenes conmigo...

Touya se aproximó y declaró.- No tengo ni la apariencia ni el porte para un restaurante francés...

-Yo tampoco.- declaró ella sorprendiéndole.- ¿Qué tal un par de hamburguesas con un café que las hace deliciosas...

-Te hacía mujer de caviar y filete...

Llevándose las manos a la cintura declaró con naturalidad.- Soy mas bien, mujer de cosas simples... por mas que se crea lo contrario.- de repente le arrojó a sus manos las llaves del deportivo y dijo.- Y tu conduces.- tomando su bulto de la mano y echándolo en el asiento de atrás.

Touya suspiró. Era como pelear contra un muro. Al final asintió y se montó en el asiento del conductor. Momentos antes, estaban pasando las avenidas principales. - ¿Está bien que maneje tu coche?

-Lo estás haciendo bien hasta ahora- declaró ella en un suspiro.

-Y si alguien nos ve... Tus amigos por ejemplo.

Ella contorsionó la mirada al responderle.- No son mis amigos Touya- encogiéndose de hombros. – Solo Sakura es mi amiga - y sonrió para agregar- A propósito... almorcé con ella hoy finalmente... nunca le contaste que estuve en el hospital.

-¿Ah si?

-Si- afirmó.- se escandalizó cuando le informé que me atendiste. Y eso, que ustedes cenaron con su padre la semana pasada. No le dijiste nada.

-No vi necesidad que lo supiera...- declaró con firmeza. Llegaron al café y estacionaron el vehículo un poco lejos así que tuvieron que caminar.

-Está cerca de las empresas de mamá- declaró Tomoyo.- He venido a almorzar aquí en ocasiones...

Touya entró detrás de ella. Parecía un café americano. La decoración era muy americanizada. Ella ordenó una hamburguesa doble con queso y papas. Touya ordenó lo mismo y cuando vio los servicios, notó que Tomoyo no hesitó al comerse la suya.

Típicamente las mujeres escondían lo que verdaderamente comían. Aparentando pedían siempre ensaladas o pequeñas sopas con tostadas. Todo lo que no dejara aflorar su verdadero apetito.

"Pero Sonomi jamás pondría un pie aquí"- pensó el medico notando las mesas y los manteles. No se imaginaba a la aristocrática Sonomi Daidouji comiendo en un lugar así con sus suéteres de casimir.

Touya notó que Tomoyo no escondía nada. Ya en la tercera mordida ella le preguntó.- ¿qué tal?

-No están mal- declaró admitiendo. Se quedó mirándole un largo rato y Tomoyo sintiendo su mirada se le quedó mirando aturdida.- Lo siento... es que, usualmente las mujeres...

-¿Nos matamos de hambre? – preguntó de repente. Ella sonrió limpiándose sus labios.- No he almorzado hoy... tengo un apetito voraz... tengo la ventaja que, puedo comer lo que sea y nunca subo un kilo...- Touya sonrió súbitamente.- ¿que?

-Mi madre, era idéntica a ti- declaró con cierta nostalgia. Ella depositó su hamburguesa en su plato y le escuchó decir.- Papá y yo la veíamos devorar comida como si se tratara de entremeses... nunca subía una libra... siempre se mofaba de eso, incluso con tu madre.

Tomoyo asintió en silencio.- Mamá me lo ha contado... incluso, me dijo alguna vez, que como modelo no tendría que pasar nunca hambre...

Touya se relajó. Tenían eso en común: la amistad de muchos años en ambas familias. Después, que era la amiga de Sakura.

-¿Quiénes eran los que te acompañaron al hospital?

Ella torció su nariz para declarar.- Unos hipócritas... mi madre está haciendo negocios con unos sujetos... empresarios de Japón. Esos eran sus hijos. Mi madre me comprometió para aquella tarde de tenis... suspendí un día de ocio en el departamento de Sakura, por eso.

-El departamento.

-Si- asintió. Agregó sonriendo.- ¿Has visto a Kero últimamente? Ha crecido mucho.

Touya hizo un bufido para declarar- Mi padre le regala un gato a Sakura. Me sorprende que lo hiciera. Apenas se puede cuidar a ella misma. – se quejó.

-La subestimas... tendrías que ver lo lindo que tiene su apartamento. Y Kero está muy bien cuidado. – Defendiendo a su amiga.

-Solo tiene gato porque papá lo encontró un día en el sótano. Cayó por el tragaluz que había a un lado y no encontró el dueño. Sino hubiera sido por papá...

-Touya. ¿Aun no te adaptas que Sakura viva sola, no es así?

Sorprendiéndose declaró.-Aun la veo como una chiquilla con cabello corto dos colitas y su uniforme de porrista de primaria.

-Ya no es una niña—agregando con gesto enigmático.- Ni yo.

Sus miradas se cruzaron en aquel preciso instante. La mirada de Tomoyo era reveladora. Una sonrisa sutil adornaba su rostro. Ya se había terminado la mitad de la hamburguesa y declaró sutilmente.- deberíamos hacer esto una tradición... una vez a la semana. ¿Qué te parece Touya?

-¿Qué pasaría con tu novio¿No se pondría celoso con esto? No permitiría que una novia mía se la pasara con otro.

-No tengo novio...

-¿Amigos especiales, tal vez?

-No.- por la forma que lo dijo parecía hablar con la verdad.- La mayoría de quienes conozco son algo frívolos e hipócritas... poco pasionales y solo ven lo que ganarían con tener una Daidouji como esposa. Por eso, no me he casado. Pese a tener la edad.

-¿Tu madre que dice de eso?

-Hasta ahora no le ha prestado importancia. – encogiéndose de hombros.- Vive demasiado fuera para importarle mucho. Eso tal vez, porque no tiene de que preocuparse. Mi perspectiva de hombre, aun no lo he visto en ninguno de mis pretendientes... hasta ahora. Así que por eso no te preocupes... ¿Lo hacemos tradición el cenar juntos una vez a la semana?

Para la sorpresa del sujeto, se vio respondiéndole.- Me parece bien. – guardando silencio y terminando de comer la hamburguesa.

Tomoyo sonrió y declaró.- ¿Y¿Tienes a una amiga especial en el hospital?

-Hay muchas amigas- Tomoyo le brindó una mirada algo compasiva y que él se la encontró extraña.- Pero ninguna con probabilidad de yo asentarme con alguna de ellas.

-Entiendo... somos algo parecidos... ¿no es así?

-Claro. Solo que, esta vez... yo invito esta...

"Y así fue. Me vi a mi mismo una vez a la semana por tres meses, reuniéndome con Tomoyo Daidouji. Unos días íbamos a comer; otros a cenar. Otros simplemente al cine y a tomarnos un café. Nunca lo vi como nada mas, tampoco ella dijo nada. Aunque notaba en su mirada, que algo se estaba haciendo serio, intenso y permanente, al menos, por un tiempo. Y debo admitir que yo también lo leía en mi. No nos importaba que, nos encontrábamos con amigos míos... o conocidos de ella. Aunque esto último era extraño. También nos veíamos coincidencialmente, para cenar en casa de papá por petición de Sakura. Pero esto último ocurría pues la madre de Tomoyo estaba de viaje. En aquel momento, no sabía en lo que me metía. Hasta que una noche... una noche de aquellas nos quedamos los dos a solas en casa de mi padre. Sakura y papá habían salido a dar una vuelta por el vecindario a ponerse al día (sabía yo que era para que no comenzara yo a criticar que vivía sola), cuando, vi las señales que algo intenso había nacido. Algo que, no moriría con ligereza".

Escuché cuando algo cayó contra el piso. Cuando caminé al comedor vi que una de las copas de la cena se había hecho añicos. Tomoyo comenzó a recoger las piezas y dije- Permíteme...- yendo con un trapo a recoger los restos.

-Lo siento – suspiró ella – Lo lamento Touya. – declaró.- Estaba muy distraída... – recogiendo piezas del vidrio roto, cuando sus dedos se cruzaron con los de él.

Para Touya fue como una revelación en aquel instante de que todo tenía una razón, un tiempo y un lugar. La razón era su encuentro... el tiempo era el ahora... y el lugar, aquel. Fue un escalofrío el sentir sus dedos entre los de ella. Ella le miraba fijamente y se inclinó hacía adelante.

Hacia ella. Ella se aproximó igual y sus labios hicieron contacto. Touya soltó en aquel momento, los restos de vidrio y el paño y sujetó suavemente el cuello de la chica. Sentía su pulso como la tenía aferrada. Aquel pulso acelerado que se sentía bajo su contacto.

Tomoyo cerró los ojos y se dejó llevar por aquel beso. ¡Finalmente la había besado! Lo que ella había esperado desde hacía mucho tiempo. Entendía que, Touya jamás la vería como algo mas... pero tenía esperanzas.

Había albergado tantas.

Desde mucho tiempo atrás.

Un segundo beso, demandó mas de los labios de la joven de ojos azules. Pronto se vio a si misma, separando sus labios y en un beso donde ella rozaba su mejilla masculina con los dedos de su mano. El rostro masculino sentía aquello como una tibia brisa en medio de un invierno solitario. Sentía como Touya poco a poco, reclamaba su boca en un suspiro. Ella murmuró algo pero no importaba. Buscaba la manera de aproximarse mas a su figura. Estaban arrodillados en el suelo y no parecían pensar que, alguien entraría por la puerta.

Al menos ella no.

Pero Touya si. Trató de separarse de ella. Separó sus labios y ella en un gesto desaprensivo, declaró.- No...- acercándose de nuevo a sus labios y besándolos ahora ella. Las manos de Touya se posaron en su cintura. Y de un momento, a otro, se volvió mas intenso. Touya exploraba su boca con una ansiedad que había nacido en aquel momento.

¿O siempre había existido?

-¿Qué estamos haciendo? – preguntó él al separarse. -¿Tomoyo?

Ella declaró con gesto impaciente.- Soy una mujer Touya... – declaró.- Soy la amiga de Sakura, cierto, pero soy una mujer... y tu me gustas... mucho...- coloreándose su piel de un tono carmín muy revelador.- Pensaba en ti, cuando esa copa se ha hecho añicos... de cuando... me besarías... me tomarías en tus brazos y cuando te darías cuenta que he crecido...

Touya escuchaba esto anonadado. Cuando por fin habló, rozó su mejilla para decirle.- Claro que me doy cuenta quien eres... alguien muy hermoso...- rozando su frente con la de ella.- Pero eres, la amiga de Sakura...

-Lo se. Lo se- suspiró.

-Si esto no funciona... su amistad, que ha sido lo mas importante desde toda la vida para ella, se vería arruinada. No quiero que eso pase Tomoyo.- dijo con aprehensión. Tomoyo ahí comprendió que la única razón porque Touya además de ese momento, nunca había tomado la iniciativa era por miedo a lastimar a Sakura. Que su amistad se vería comprometida como hermana y ella como novia. Escuchaba la intensidad con que revelaba aquello.- Sakura sufriría... aunque no lo queramos.

-No le digamos nada- declaró ella sorprendiéndole.- Me duele... es mi mejor amiga... pero así, ella no tendrá deber con ninguno. Ni contigo... ni conmigo... – acariciándole su rostro.

-¿Le ocultarás esto?

Asintió en silencio.- tu también. Al menos por un tiempo. Aprecio a Sakura. Pero es lo mejor... no quiero que ella se vea en una encrucijada si esto no funciona...

-Entonces... ¿Estamos en esto... Tomoyo? – no evitando sonreír y mirándole con expectativa.

Asintió en silencio y declaró.- Claro que si... veremos que será...

-Sabes lo que es. No eres tan despistada como lo es Sakura a veces- declaró con firmeza.- Y lo supe desde que te doblaste el tobillo.

-¿Tan cerca así? – rió ella. Besándole declaró poniéndose de pie y ella por igual.- Yo vengo sabiéndolo desde que tenía dieciséis...

Touya la detuvo en seco sujetándole por un brazo antes de que entrara en la cocina. Le miró intensamente y ella asintió abochornándose un segundo.

-Entonces... ¿Cuándo tendremos nuestra primera cita? – preguntó Tomoyo súbitamente. Sus ojos brillaban y sus mejillas tenían un ligero rubor.

-El sábado...-declaró Touya.- Yo cocinaré...

-Bien- aceptó ella sin tapujos.

-Es en mi departamento.-declaró con intensidad y firmeza. Ella le observó un instante.

-Está bien...

-¿Estás segura?

-Claro- asintió decidida.- confío en ti Touya.

"Tal vez esa fue la frase que nunca debió de revelarme. Aquella frase lo cambió todo. Nunca pensé que, le haría el amor a Tomoyo en la primera cita. No creía que ella lo planeó así, tampoco. Aunque ahora que lo pienso y que estoy a horas de revelarle el secreto de nuestra relación a su madre y que planeo casarme con ella con su consentimiento o sin el, las cosas sucedieron desde un principio así con ambos porque, somos casi parecidos. Somos apasionados. También impulsivos. De un momento a otro estábamos viendo televisión en la sala de mi departamento, después de cenar. Estábamos abrazados y de pronto, ya no pensé las cosas. Era demasiado súbito. Espontáneo y explosivo para ignorarlo y creo que ella lo pensó así. Sentí cosas y momentos en sus brazos que jamás había experimentado con otras mujeres, que eran experimentadas. Ella me lo reveló mientras nos besábamos que era virgen. Tal vez por eso, me inquieté por un instante. Pero era demasiado tarde. Ya estaba hundido en su amor, en su deseo y en su pasión. A ella le pasó lo mismo. No lo pensamos bien... un momento de locura que por un momento, aquella noche, ya en los brazos del otro y habiendo experimentado el amarnos que pensé el único error que cometí con ella, aquella noche. Un error que nunca cometí con otras... pero con ella si. Tal vez por ello fue que, me encontré a mi mismo dentro de un compromiso que yo mismo fijé. Porque la amaba. "

Touya se llevó la mano en la cabeza. Ella estaba echada sobre él con su cuerpo desnudo y declaró media adormecida.- ¿Qué, que pasa Touya?

Él le miró como si fuera la primera vez que la veía. Era como si despertará. Murmuró. – Soy un estúpido... – incorporándose a medias en la cama.- Un completo idiota...

-¿Touya? – le miró ella preocupada. -¿Qué te ocurre?

Tomó sus mechones un instante. Notaba la preocupación en su mirada.

Touya la observó unos instantes y declaró nervioso por primera vez en su vida.-No nos cuidamos Tomoyo... – agregó en un tono de voz que sonaba inquieto.- No quiero que, haya consecuencias... en primer lugar esto no debió pasar... y ahora que ha pasado, me hago enteramente responsable... pero no quiero que, tu pagues por ello.

-Fue algo entre ambos – declaró ella mas calmada que él. – Tranquilo...

-No, no puedo estar tranquilo... ¿Qué pasará si...?- Pero ella le observó y calló sus labios colocando sus dedos.

Preguntó en un susurro.- ¿Sería algo tan malo que, estuviera esperando un hijo tuyo, de ambos, Touya?

-No lo digo por eso...- declaró inmediatamente replicándole.- Ya quisiera ver algo así... con tus ojos... tus hermosos ojos.- acariciándole su rostro.- Pero no así... no sin antes...

-Touya...- murmuró ella.- Esto es nuestro secreto. Recuerda que nadie sabe nada de esto... y si algo así pasara, yo podría hacerme cargo de nuestro hijo...

-¡Jamás te dejaría hacer eso sola! – Le declaró alarmado

-Por supuesto que no lo harías. Eres un caballero.- incorporándose y rodeando su figura con una de las camisas del sujeto que estaban en el espaldar de una silla. – Pero tengo, veinticuatro años. Casi veinticinco. Si decido tener un hijo fuera del matrimonio no le incumbe a nadie mas que a mi.

El la haló suavemente por el brazo y la abrazó a su figura recostándose ambos en la cama. Acariciaba sus hombros y declaró con decisión.- Por mas liberal que suene, no es lo mas correcto y lo sabes... si eso así pasara, lo mas correcto es...- pero ella le calló.

-No lo digas por favor.- declaró ella.- No quiero que esa sea la única razón por la cual estaríamos juntos... además, no creo estar embarazada.

-Aun así... quiero que estemos seguros... es muy pronto para decirlo.- tomando su rostro con sus manos declaró.- Pero si ese es el caso, nunca olvides que me haré responsable, en todo lo que sea necesario... – besando sus labios con ternura y lentitud.

Tomoyo arribó al departamento de Sakura y abriendo la puerta dijo.- Kero... ¿Dónde estás Kero? – llevando consigo leche en cartón para el gato ya que Sakura tenía alimento seco bajo el fregadero.- ¿Kero? – avanzando y cerrando la puerta detrás de ella.

A los pocos segundos, vio la figura felina aproximarse a ella, contenta de ver a alguien finalmente. Tomoyo sonrió diciendo.- Aquí traje tu comida... ¿Extrañas a Sakura, eh? –acariciándole detrás de las orejas.

Tomoyo fue seguida por el animal, hasta su platito. Sirviéndole bastante leche y comida lo vio devorar ferozmente su alimento y ella se aproximó a abrir las ventanas para airear un poco el departamento.

Se imaginaba viviendo así: un departamento pequeño, pero cálido con adornos y detalles personalizados. Se imaginaba un sofá acurrucado a un lado. Una mesilla de té. Dándole el frente al sol. Una cocina pequeña y práctica.

Una recamara confortable.

Un hombre que llegara a casa y le diera las buenas noches. Ese hombre era – Touya.

A la víspera de aquélla cena de Touya en su casa, y presentarlo como novio, Tomoyo pasó aquel día vuelta un manojo de nervios. Suerte que, pensando aquella tarde la primera vez que ella y Touya se entregaron (no evitando sonrojarse al solo pensarlo) y consumaron su pasión, no pudo evitar asustarse, cinco meses atrás cuando él le reveló la posibilidad de haberse quedado embarazada. El por supuesto le brindó su apoyo si era ese el caso.

Pero prefería que Touya se casara con ella porque la amara, mas que por un compromiso porque ella quedara embarazada.

Hasta aquel momento, eran muy cuidadosos. Extremadamente cuidadosos. Uno, porque no quería que Touya, se viera presionado para casarse con ella. Claro que, tenían cinco meses ya conviviendo prácticamente como personas casadas, pero aun así, no quería que fuera una presión de su parte.

Ahora, le había revelado la posibilidad de que si se quería casar con ella.

Solo había un pero: su madre. Sabía que su madre no era un caso fácil. Había planeado su vida desde que había nacido. Una boda con algún "príncipe Azul" como había sido la boda de ella, con su padre.

Pero ella y Sonomi no eran iguales.

Sabía que, habría guerra con Sonomi cuando se enterara que andaba en serio con un hombre. Un hombre... Touya Kinomoto. Pondría pretextos inexorables. La conocía bien. ¡Si armaba escándalos cuando escuchó alguna vez que ella, se había enamorado de un joven de su facultad!"

-"Tienes apenas 19 años. No sabes lo que es el amor, Tomoyo. Dale tiempo".

-"Hija; a los veinte nadie sabe lo que quiere en este mundo".

-"Tiene que ser un hombre de posición, con recursos. Eres una dama de sociedad... ¿A quien llevarías a una reunión de asociados sino a un ejecutivo?"

-Pero Touya... – suspiró ella sintiendo la brisa fresca.- Touya es a quien yo amo... y él me ama a mi... y me dijo que, nos casaríamos si ella se interponía... no quiero que sea la razón por la cual, se case conmigo...pero si quiero...por primera vez, me veo compartiendo mis días... todos mis días con él...- sonrió. Llamando al móvil del sujeto y sentándose en el sofá, sintió como Kero después de comer, se subió buscando cariño. Escuchando la voz de su novio preguntó.- ¿Touya?

-Van tres veces que llamas en el día de hoy Tomoyo.-declaró con voz calmada.- ¿Estás preocupada, no es así?

-¿Cómo lo sabes?

-Las dos primeras veces llamaste fingiendo que te equivocaste de numero.- él no lo sabía pero ella se sonrojó – Y sabemos muy bien que tienes una memoria fotográfica... – bajando su voz (creía Tomoyo que estaba delante de alguien tal vez, un paciente) – y sabes lo que siento por ti, pero, ya resulta un tanto preocupante que me estés llamando tanto en el día.

-Lo dices, como si fuera un crimen. – reclamó con gesto mimado.

-Y mañana será peor... – murmuró.- ¿por qué te asusta? Hemos cenado antes con Sonomi.

-Tenía yo trece años Touya... y no se consideraba una cena de esta magnitud...

Lo escuchó suspirar.- Lo se. Es diferente.

.-Si.

.-Tomoyo, lo que dije el otro día, es en serio... – declaró con firmeza.- ni tu madre ni nadie me separará de ti. Estoy dispuesto a casarme contigo, con o sin su aprobación. Esto es una mera formalidad para que no diga que, las cosas se han hecho a sus espaldas.

-Pero las cosas si fueron a sus espaldas.

-¿Por qué lo hicimos?

-Porque conozco a mi madre: se hubiera puesto difícil desde un principio.

-¿Fue un acuerdo entre ambos, no es así?

-Si, claro. Eso lo tengo claro.

-Deja de preocuparte entonces. Prometo controlarme con ella.. – haciéndole reír. El talento explosivo de Touya era para tomarse en serio. Tenía un temperamento algo protector que siempre había expuesto con ella y con Sakura. – tratar de llevar las cosas con calma y contar hasta veinte si es necesario...

-¿Harías eso por mi?

-¿Por qué suenas sorprendida? Haría lo que fuera por ti, y lo sabes...- declaró y observando el reloj declaró.- Tengo que irme... tengo rondas hasta la media noche.

-Te amo...

-Sabes que yo también. – cortando la llamada Touya volteó para encontrar a cinco enfermeras con pañuelos en sus manos, ojos llorosos, labios temblorosos y gestos de derrota. Dijo con sequedad.- ¿qué?

-Doctor...- declaró una dando un paso adelante con los ojos de cachorro.- ¿Era, esa... su novia? – señalando el móvil que guardaba en su bata.- con quien hablaba.

Touya asintió en silencio y vio como las mujeres, derramaban lágrimas silenciosas.

-¿La ama? – preguntó otra.

Asintió no evitando sonreír sutilmente al recuerdo de la joven Daidouji.

-¿Se piensa casar con ella? – preguntó una tercera.

Touya decidió contestar también. Se sentía de buen humor para gritarles que se metieran en sus propios asuntos y no los de otros. Por otro lado, era un caballero. No gritaría a unas mujeres.

Las enfermeras lo vieron retirarse y comenzaron a llorar de verdad y abrazarse unas con otras.

El soltero mas codiciado de todo el hospital estaba fuera del mercado.

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Habían arribado a Londres una hora atrás. Un coche lujoso fue por ellos al aeropuerto que si era público. Abordando el coche ambos iban en silencio.

Sakura se sentía cansada. Tan cansada. Habían pasado horas en el avión privado y aunque había dormido, no era suficiente.

Arribaron al hotel (por supuesto uno de primera clase) ayudada a descender del coche se sentía que caería cansada en los escalones. No se percató que tan lujoso era. Iba del brazo de Wei y Shaoran iba detrás de ellos. Suponía que, con lo ocurrido en casa Li, quería mantener las distancias.

Shaoran cuando se registraron (parecía que el sujeto ya era conocido por los encargados), le saludaban con afinidad y hablando en perfecto inglés con ellos, señaló un instante a Sakura. Ellos asintieron y Sakura fue dirigida al elevador por Li.

-Espero que no te importe... que hiciera unos cuantos arreglos...- una vez el ascensor cerró con ellos, Wei y dos cargadores mas el ascensorista. Sakura notó que pulsaban el último botón del tablero.

Tardaron muy poco en llegar a su destino. El elevador se detuvo pero no se abrió. El ascensorista sacó una llave del interior de su chaqueta y la insertó en un cerrojo cubierto por una portezuela falsa de color de madera. Entonces, fue que el elevador se abrió. Vio al fondo una enorme puerta. El pasillo estaba alfombrado en rojo vino y había mesas con flores rebosantes. Los cargadores avanzaron delante de ellos y abrieron la puerta dejando a Sakura anonadada de lo que encontraría.

Era prácticamente un enorme apartamento de lujo. Debía medir al menos cuatro veces la longitud de su pequeño departamento. Había un enorme salón. Unas puertas corredizas de madera (viendo a uno de los cargadores abrirla), era prácticamente la habitación enorme con una cama gigantesca y con enormes almohadones y grandes ventanales cubiertos por enormes cortinas.

Ella avanzó no creyendo lo que veía. Vaya si el sujeto sabía sacar la ostentosidad por la ventana. Prácticamente vivía la vida de un príncipe. Al ver que, solo había una cama declaró.- Disculpa...- abochornándose un poco con él. Este le observó un instante.- ¿No hay otra habitación para mi?

Shaoran sonrió asintiendo en silencio. En ingles pidió al otro sujeto que, fuera y habilitara la extensión de la suite. El hombre sin hesitar se dirigió al otro lado de la habitación y yendo a al puerta, (que se disimulaba a la perfección con la pared de la suite), la abrió con una tarjeta electrónica y abrió la puerta. Sakura entró no esperando lo que vería

Había una habitación enorme (mas pequeña que, la suite), con su propio balcón, un juego de sofás, una cama enorme (era mas grande que la suya de soltera), habían floreros con rosas de distintos colores, un sofá frente a un mueble que tenía televisor y un mini bar. Al fondo veía el baño con una tina enorme.

Shaoran se quedó en el marco de la puerta observándole admirara atónita la habitación.

Ya los cargadores se habían ido. Una vez ella se percató de su presencia, declaró.- Es sorprendente... – dejando la computadora en el sofá.- ¿Siempre te hospedas aquí?

Shaoran asintió débilmente. Declaró con gesto de humildad.- Otras veces, con los parientes de Hiragizawa... tienen una campiña fuera de Londres. Pero cuando vengo de negocios, termino aquí.

-Es un hermoso lugar.

-Si lo es. Pero raras veces le presto atención- declaró encogiéndose de hombros.- Wei está al otro lado: ahí hay una cocina para la suite sino queremos ordenar de las cocinas y al otro lado, están las habitaciones privadas de Wei. Si quieres algo o se te ofrece algo de Wei solo levanta el auricular y presiona 244 es una extensión independiente a la habitación de los sirvientes. O si quieres algo... – pensando un instante "De mi o te sientes sola" pero lo pensó mejor.- ..Con relación a la entrevista, estoy al otro lado... – viéndole que no le prestaba atención para nada: sus ojos solo estudiaban la habitación - ¿Sakura?

-Es sorprendente...- declaró con gesto de sueño. Shaoran notaba que Sakura parecía en un trance. Incluso, se dirigió a unos de los floreros y aspiró el aroma, cerrando los ojos unos segundos.- No estamos en época de rosas aquí... la habitación tiene este aroma. Es sorprendente.

-Será mejor que descanses- declaró Li atrayendo su atención.

-Será muy difícil que cierre los ojos.

-Créeme: lo harás. Son las...- consultado su reloj- las tres de la mañana en Japón. – sorprendiéndole. ¿Tanto así había pasado el tiempo? – Y apenas aquí es media mañana. Además tenemos que hacer unos encargos antes de esta noche...

-¿Esta noche?

-Si, esta noche hay un cóctel de bienvenida en la residencia de Lord Redgrave...

-Shaoran, no...

-¿Qué pasa?

-No tengo porque ir. Es mas, si no llego a dormir podría adelantar el articulo. Estaría listo antes de las dos semanas.

-Tienes que venir conmigo... así te darás cuenta del ambiente londinense... – sorprendiéndole.- Será bueno para ti.

-¿Bueno para mi¿Por qué es eso¡No! Ve a tu cóctel. De todas maneras, es en tu honor ¿no?

-De todas maneras es importante que vengas conmigo. Así podrás tomar impresiones de mi persona de los invitados.

-Pero ¡No tengo nada que ponerme! – Dando una de las verdaderas razones y agregó.- No tengo vestido de cóctel.

-Eso no es problema... – declaró Li sonriendo como si fuera lo mas normal del mundo.- Descansa, toma una ducha. A las tres vendrá alguien a tocar tu puerta, ábrele y no te preocupes- viéndole que iba a contradecirle, tomó la puerta que separaba ambas habitaciones y declaró.- Nos vemos esta noche...- sin mas explicaciones cerró la puerta. Le escuchó cerrar también la de él, al otro lado del salón que había entre una y otra habitación.

Sakura se quedó aturdida unos segundos antes de darse cuenta de que había pasado. ¿Ahora que mosca le había picado?

A pesar de haber tratado por todos los medios de no pensar en lo ocurrido en casa de los Li, pero no podía evitar caer en el mismo punto.

Y no era la única.

Shaoran temía que se volvería loco. Pasó la noche completa en vela en casa de sus padres, pensando en el beso dado a Sakura y en muchas cosas mas que desencadenaba un beso así.

Se echó en la cama tratando de pensar en el número para recepción. Pidió el servicio de la costurera, y de la tienda de trajes que había en el hotel. Explicó lo que necesitaba y por supuesto todo se ponía a disposición de Li.

Shaoran sabía que necesitaría un par de frases dulces y caballerismo para conquistar a alguien como Sakura Kinomoto. Era una mujer independiente y del siglo XXI: caballerismo era lo último que la conquistaría.

Colgó la llamada sintiéndose agotado. Y no era porque el trabajo le matara. El pensar en Sakura era lo que lo dominaba día y noche.

Le había atraído desde un principio. Desde el primer día de juntas. ¡Jamás pensó sentirse atraído nuevamente por alguien de aquella manera! Sakura era una mujer muy hermosa y su sencillez cautivaban al igual que su sonrisa y aquellos ojos color esmeralda que, le recordaban precisamente eso: un par de joyas finas del mejor joyero.

Desde la noche que le besó, no había dejado de pensar en ella.

Poco a poco, sintió como el cambio de horas, cobraba efecto en él: los párpados los sentía que se cerraban solos y se dejó caer en las almohadas. Sino dormía en aquellos instantes, se arrepentiría en la noche.

Ese cóctel era demasiado importante para esquivarlo. Pensó que la hija de Lord Redgrave, Catherine, no le perseguiría esta vez. La joven de diecisiete años, había propuesto como meta en la vida, conquistarlo a él, nada que no haría a Lord Redgrave mas que feliz: el sujeto era extranjero, cierto, pero era un millonario extranjero. Y después estaba Lady Marianne, una mujer de titulo que daba a entender que Shaoran era uno de sus puntos débiles y no ocultaba su fascinación por el hombre (cosa que ponía nervioso a Shaoran mas aun cuando se pasaba la mujer de copas). Shaoran No tenía titulo pero si fortuna y un nombre de fama mundial. Pero pensar en Sakura y su mirada ilusionada al ver el lujo que se veía rodeada. Imaginándosela en la cocina, la noche anterior y su forma de comer de su tenedor. De disfrutar placenteramente delos postres, de su manera de besar... de sus dulces ojos. De su voz (Cuando no le estaba gritando groserías)... de todo...

Despertó un rato después y lo que había soñado fue lo que lo despertó respirando agitado. Miró a su lado pensando que, había ocurrido en verdad. Halló el lado de aquella cama vacío y suspiró dejando caer su cabeza nuevamente en su almohada. En su sueño... ellos... él y ella...

Desabotonó su camisa los primeros botones, para estar mas cómodo colocó su mano en su frente. La sintió fría y sudada.

Estaba haciéndole el amor a Sakura en sus sueños. Era un sueño hermoso, pero solo eso. "Vamos Li; nunca habías llegado tan lejos con ella en un sueño" admitiéndose que, había si, soñado con ella. "Contrólate o echarás todo a perder" pensando en la forma que en aquel sueño la echó precisamente en aquella cama y la besó; besó cada rincón de su cuerpo y su piel reclamándolos como suyos; acarició su cuerpo muchas veces y la sintió suspirar a su oído y pronunciar su nombre con deseo... con pura pasión.

Decidió que lo mejor para él era tomar un baño de agua fría. Consultó el reloj con la hora local. Ya eran pasadas las tres. No sabía que, había estado tanto tiempo dormido y el cóctel era a las seis. Observó quitándose la camisa y viendo a las puertas que separaban su habitación de la de la reportera con expectativa.

----------Continuará. -----------

Comentarios... ¡Hola a todos y todas! Finalmente, a dos semanas del capitulo siete les presento con mucho orgullo el capitulo ocho. ¿A que derramaba melaza o que? Aquí está finalmente el tan largamente esperado capitulo. ¿qué les pareció? Supongo que la mayoría se quedó cuadrada cuando vieron aquella revelación de Touya y sus recuerdos. ¡Ahhh ¿qué estaba pensando esta mujer haciendo el amor en la primera cita! Bueno, como se enterarán mas adelante, Tomoyo siempre amó a Touya pero se subestimaba a si misma para él. tal vez por eso, nunca se involucró con nadie. Como dije en un principio este capitulo está dedicado a las personas mencionadas mas arriba y por supuesto, aquí empiezo a contestar RR (parece que ya le quitaron la ilegalidad... aun estoy por aquí). Bueno este va a ser un comentario bastante corto gracias a mis clases. ¡Así es señores! Gracias alos compromisos de mis clases, me toca menos tiempo para responder a todos los comentarios como es debido. Entonces discúlpenme por esta vez todos ustedes que se toman todo su tiempo a responder a cada capitulo. Si me ponía a responderles aquí, tardaría al menos una semana en actualizar este capitulo 8 así que aquí van los agradecimientos a :

Sofia Moll: Gracias por tu correo. Espero que este capitulo haya aclarado mas dudas que tenías en el aire. Un beso y te cuidas

SyaoranSakuRocks ¡Hola duo! Estoy tomándome mi tiempo para escribirles estas cortas lineas. Gracias por todo su apoyo y espero como siempre ver sus comentarios aquí.

También unos besos y saludos para:

Yarumi-San, Selene Kiev, Akirachinty (si me olvidé de ti en el anterior Capitulo ¡lo siento! Usualmente subo los RR a mis discos hasta dos días antes de publicar un nuevo capitulo y en ocasiones se me queda alguien. No lo tomes a mal y un enorme beso para ti); Lady Esmeralda, FenixGirl (saludos especiales para ti). Pavarti Paty, Coolis17, Yelitza (gracias por tu enorme RR ¡Esos me encantan! Espero que te haya gustado este capitulo y nos vemos en una proxima), Amni123, Malfoy´s Red lover. Angelmiaka1 y Krlita, Karix, Celina Sosa , Chouri y las demás que no publico aquí pq se me extraviaron mis comentarios y por falta de tiempo también. En compensación trataré de no tardarme mucho con el siguiente cap. Un beso a toda.s