Para mí, siempre fuiste Tú.

Por Crystal.

Parte del contenido de este capitulo, contiene escenas no aptas para menores de edad. Si eres susceptible o no te gustan las escenas de contenido sexual, te recomiendo saltar las escenas que serán avisadas de antemano.

Un profundo agradecimiento a todos ustedes, quienes en el transcurso de esta historia me han brindado un apoyo increíble y me han hecho, superar la barrera de los 500 RR. Arigatou.

EPILOGO 3

Los ojos esmeraldas cruzaban hacía el otro lado de la mesa donde se encontraba su esposo desayunando. Él la observó un instante por encima del periódico mientras pasaba páginas pero no decía nada. Sabía que había algo que se estaba cociendo en la cabeza de su esposa. Esperó con justa decisión a no forzar una confesión. Mientras los amorosos ojos de Sakura lo miraban a él, cierto, pero se iban a otros eventos, otra voz.

"Mi vida ha dado un cambio radical y espero poder decirles de que se trata" expresó Fujitaka mientras bailaba con ella en la noche de la cena en su honor. "Pero dame algo de tiempo" fueron sus palabras exactas.

-¿Crees que sea algo malo? – preguntó al fin Sakura en voz alta. Shaoran observó desde su sitio a la hermosa mujer que portaba su alianza matrimonial. La mujer por la cual deshizo un imperio que llevaba su apellido y se dignó a solo manejar Diario Tokio el cual, al final no vendió.

-Sakura, Sakura- trató Shaoran Li de tranquilizarle- Sabes que si fuera algo malo, tu padre no tardaría tanto en decírtelo a ti, o a tu hermano.

-Me preocupa... es todo- encogiéndose de hombros.

-Los padres cuidan de los hijos mientras son pequeños...- rememoró el sujeto.- Ahora nos toca como deber cuidar de nuestros padres... pero sigo diciendo que, no es lo que tu te imaginas...

-Supongo que así es... pero ahgggg- suspiró – No puedo dejar de pensar que eso que él esconde y quiere decirnos, es algo malo.. No puedo dejar de pensarlo así...- poniéndose de pie y yendo a recoger los platos delante de su esposo. Pese a que la residencia Li (Era en verdad una casa de dos niveles ubicada a las afueras de Tokio pero bastante cerca de la ciudad para que Shaoran no pasara las noches en su antigua habitación en sus despachos, y además contaba con un jardín trasero enorme donde jugaban sus hijos) poseía una cocinera, Sakura le gustaba compartir el desayuno y la cena con su esposo e hijos. –Me mantuvo despierta toda la noche.

Shaoran tomándole de sorpresa la sentó en sus piernas y colocando su rostro contra el de ella declaró en tono seductor- Y pensaba que era yo quien te mantenía despierta anoche... – dándole un coqueto beso en la nariz.

Sakura se puso como una grana y exhaló.- ¡Shaoran! - mirando a todas partes – Suéltame... – Aun prisionera de sus piernas y su aferre. – Si alguien te escucha hablar así...- declaró forcejeando.

Sintió cuando trató de ponerse de pie, el torso desarrollado debajo de aquella camisa color crema que le asentaba de maravilla. Muchas mujeres le envidiaban una vez la noticia que el "soltero mas codiciado" en el mundo, se había casado con ella, una simple reportera. Pero todos aquellos años juntos, solo demostraban que no era asunto de solo deseo. Aunque los problemas de dudas que rondaban siempre su unión no eran razón suficiente para deshacer todo por lo que él había luchado aquellos años. No era de los que se daban por vencido fácilmente. Solo esperaba que ella se diera cuenta de aquello. Acerca de su matrimonio y fortaleciera lo que eran ellos.

Era una llama pasional que quemaba cimientos del pasado y reconstruía nuevos lazos del amor que florecía entre el par.

-Sakura no te muevas así...- pidió el sujeto viendo la mujer que era su esposa el deseo que cruzaba su mirada – Me estás poniendo insoportable...- para describir lo que recorría su mente aquellos instantes.

-¡Ay quisiera no haber escuchado eso! – declaró una voz aproximándose por la puerta del comedor. Ambos se sonrojaron y Shaoran no hesitó al quitar las manos de las piernas de su esposa (Como si fuera un condenado adolescente, se sintió haciendo algo incorrecto), pero la risueña sonrisa de Meiling borraba todas las dudas del par.- En serio chicos: Se lo que hacen los casados, pero no tienen que estarlo gritando por los cuatro vientos...

-¡Meiling!- exhaló Sakura abochornada- ¿Quieres un poco de café? – poniéndose de pie después de darle un pellizco a su marido y ocasionarle una risa seductora de su parte.

-Si, por favor...ufff estoy cansadísima...- declaró con una mirada de complicidad a ambos esposos y una sonrisilla, por encima de su taza los vio a ambos.- No pude dormir casi anoche...

-¿Ah no?

Negó con su rostro para declarar- No fueron los únicos poniéndose al día anoche... Mijail y yo también estábamos en las nuestras... el pobrecito está agotado…

-¡EJEM! – tosió un abochornado Shaoran Li. Sakura estaba igual de sonrojada. Meiling sin embargo se sonrió. ¡Esos dos nunca cambiarían! Por más liberal que alguna vez se mostró Sakura Kinomoto no dudaba que, Shaoran Li fue el primer hombre en serio en su vida. Y es que poseían ambos una ingenuidad que algunas veces (y dada la época) rayaban en lo absurdo. Tratando de evitar mas comentarios de ese tipo, un sonrojado (Bastante sonrojado) Shaoran, replicó.- Ya quisiera saber cuando es que, por fin tu y Mijail caminarán al altar... y dejar de vivir en concubinato.

-¡Syaoran! Solo porque tu y Sakura decidieron tener la conciencia clara para casarse, no significa que, Todos seamos iguales.

-Estás comprometida por tres años con Mijail- declaró Shaoran ya aturdido por la cierta perspicacia y actitud tan "liberal" de su prima. Bien, se alegraba por ella que había encontrado con quien pasar el resto de sus días. -¿Cuándo finalmente colocarán una fecha de boda?

-Mi padre y Tía Ieran están presionándote ¿no?

-Tiene que hacerlo cuando soy el único a quien a veces escuchas...

-Sakura; tu me entiendes... ¿No es así? – rogó Mei a la esposa de su primo. Esta le sonrió sutilmente.- Sabes lo que es tener un amor loco y cegador... ¿Verdad que si? - Sonriéndole más abiertamente. Sakura hesitó un instante y miró a su plato antes de responderle.

Cierto, ellos tenían ciertos problemas. ¿Qué matrimonio no los tenía? Pero ellos, o por lo menos Sakura, reflejaba cierta inseguridad aun después de años de casados y Shaoran le demostraba un amor filial, que por alguna extraña razón, ella no podía corresponder equitativamente tal cual recibía. ¿Por qué era aquello? Shaoran le observó y tomó un poco de su café.

Sakura, Sakura… negándose a mirarle a los ojos en aquél momento. Su silencio e inseguridad le lastimaban, pero tenía que tener paciencia.

-Claro que si Mei- respondió finalmente lanzándole una mirada suspicaz a Shaoran- Pero, tengo que estar de acuerdo con Shaoran... pareciera que le huyes al compromiso...

-¿Qué si lo hago? – Respondió la mujer observándoles.- el matrimonio está muy bien para ustedes... – Ignorando las dudas y ciertos problemillas que rodeaban al par. - Syaoran está hecho un oso hogareño y tu Sakura, trabajas en Diario Tokio...

-No trabajo en Diario Tokio.

-En la división de la revistas juveniles. – refirió la china. – Pero el asunto es que, ustedes están hechos para esta vida... siempre imaginé a Syaoran rodeado de bebés y por supuesto al lado de una mujer que lo ama...- los aludidos sonrieron lanzándose miradas suspicaces- Pero no se si estoy hecha para esto... simplemente, no estoy lista para el matrimonio...

-Meiling. No hay mucha diferencia en la vida que llevas ahora y el matrimonio...

Y es que la china vivía con Mijail. Visitaban los parientes de estos, dos veces al año y este trabajaba en China. Vivían juntos en un apartamento y compartían siempre juntos. Hacía tres años que Mijail, contra los gustos de la china, le propuso matrimonio. Esta aceptó porque lo amaba, pero siempre vivía cambiando la fecha de bodas, atrasando la fecha de enlace definitivo y esto tenía a los Li, al borde de un ataque de nervios.

Verla establecida finalmente con un hombre de bien – obviando que era extranjero- Era para los Li un gran placer, pero mas aun, el que se casaran finalmente.

-El solo pensar en las palabras de "Hasta que la muerte los separe" – hizo ademán de temblar ante aquella idea- la verdad es que, Si acaso nos va tan bien así como estamos ¿Por qué cambiar acaso¿Por qué mis parientes lo quieren?

-¿Qué opina Mijail de todo esto?

-Está él bien mientras yo sea feliz. No se cansa de decírmelo.

Sakura le lanzó una mirada suspicaz a su esposo y se disculpó para ir a la cocina a revisar el desayuno de los niños que aun dormían. Quedándose a solas con su prima, declaró.- Pero no siempre será así Mei. Mijail, querrá tener hijos... una familia.

Meiling le escuchó tranquilamente. Si era cierto, ella a veces se sentía igual. Pero no era la mejor mujer para ser ejemplo de nadie, menos aun, de sus hijos. Había tantas cosas en su pasado de las cuales se sentía arrepentida. ¿Y si esos errores le salían para perjudicarle en ese futuro que Mijail tanto se empeñaba en construir para ambos?

Era un gran hombre, y cuando se despertaba en sus brazos se preguntaba que había hecho de bien para merecerse un hombre así.

-¿Te recuerdas de la última vez que te inmiscuiste en mis asuntos Syaoran? – preguntó perspicaz a su primo.

-Si. La noche que Mijail te propuso matrimonio... – sonrió orgulloso de lo que había hecho. – Me pidió permiso y acepté. Aunque no era necesario que lo hiciera pero si le solicité que lo hiciera delante de todos nosotros.

-Te odié tanto esa noche.

-Sabía que me perdonarías. Mei, solo quiero que tengas lo que Sakura y yo tenemos. Solo quiero que, seas feliz...

La muchacha asintió emocionada ante sus palabras y deseos. Lo cierto era que, ella misma no podía perdonarse mucho por su propio pasado. Minutos después se retiró. Sakura apareció con sus dos hijos – Una niña llamada Missy cariñosamente y un varoncito llamado Tenshi el cual venía en los brazos de su madre y lo colocaba en una sillita de bebé para darle el desayuno. - ¿Qué te dijo Meiling?

-Tienes razón: tiene miedo al compromiso final del matrimonio...

-Lo veo. Y lo entiendo...- murmuró ella para ambos mientras le daban de comer a su bebé.

-Si, claro que lo entiendes... tu misma tienes muchos pecadillos Sakura Mía- declaró atrayendo su mirada.

-Si, pero tuve suerte que insistieras tanto. Y aun persistes… quiero corresponderte como lo mereces Shaoran.

-Lo valías... además "El que persevera, alcanza" – viendo su reloj- Ya tengo que irme... y no llegues tarde...- y lanzándole una segunda mirada declaró.- y... A la hora del almuerzo... pasa por mi despacho... – declaró con serenidad aunque Sakura se estremeció por la mirada que le arrojó. – Tengo que mostrarte algo...

-Bien...- declaró con un halo carmín sutil en sus mejillas. Finalmente lo vio marcharse. ¡Ese Shaoran! Desde que se habían casado podría decirse que le tomó cariño a esa alcoba en su despacho. El noventa por ciento de las veces que la hacía ir allá no era precisamente a "Reunión de negocios". Se sonrojó al pensar que la última vez que estuvieron precisamente en el despacho, concibieron a Tenshi.

Algunas veces viajaban juntos. Antes de que naciera Missy era casi seguro que viajasen con regularidad. Pero al salir embarazada decidieron establecerse en Japón definitivamente y él realizaba alguno de los viajes mientras ella se quedaba a cuidar de los niños.

No que le importara. Le encantaba pasar tiempo con sus hijos y aunque extrañaba a su esposo, siempre compensaba su ausencia cuando regresaba. Incluso se sonrojó más intensamente al pensar que nueva experiencia le tendría guardada él para ella en su despacho. El llanto de Tenshi por su desayuno fue lo que despertó a Sakura de sus pensamientos ensimismados.

¡Tenía una suerte que Shaoran ya no viajara tanto!

-Si la situación no fuera algo complicada no te lo estuviera diciendo- replicó su esposo mientras hacía una pequeña maleta que estaba abierta sobre la cama matrimonial. Tomoyo le pasaba unos calcetines- Tomará espacio de tres días darles entrenamiento a esos sujetos...

-Que seas el hombre mas joven e inteligente de cardiología en Tokio y tal vez de todo Japón, me enorgullece. Pero en este ultimo mes, con los dedos de mis manos, puedo contar los días que te he visto.

-Créeme pequeña cuando te digo que esta situación me desespera tanto a ti como a mi – Replicó su esposo dejando ver la exasperación ante el tener que ausentarse de su casa y su ciudad por espacio de unos días. Bastante tenía en aquellos días con no tener ni siquiera las noches disponibles para su comprensiva- y hermosa – esposa, sin tener que añadir la situación que les rodeaba. –Le expliqué al doctor Taikameri que no quería ir... pero amenazó con rebajarme a conserje.

-El doctor Taikameri sabe que, tú eres uno de sus mejores cardiólogos. No te perderá al rebajarte a conserje.

Touya observó el gentil y delicado rostro de su mujer. No pudo evitar el sonreír perspicazmente. -¿por qué no vienes conmigo?

-¿Contigo¿Adonde?

-Pues a Kyoto. – Declaró con soltura y acercándose a su esposa declaró colocando sus manos a ambos lados de su cuerpo y mirándole provocativamente- hay unos preciosos hoteles turísticos a pocas horas de la ciudad y podremos... no se, tal vez, divertirnos un poco.

Por la manera que dijo aquello, a la señora Kinomoto se le aceleró el corazón. - ¿Crees que podrías alejarte de tus colegas por unas horas para compartir con tu esposa?

-Creo que no tendrás que torcerme el brazo para convencerme- declaró besando sus labios, primero lentamente y después, profunda e intensamente, robándose la respiración mutuamente. - ¿Qué dices? – declaró cuando se separó y comenzó a desabotonar la blusa de seda de su esposa, dejando a la vista unos perfectos pechos erguidos por debajo del sostén ante la seducción de su marido.- Tu y yo... dos noches, en los balnearios de Kyoto... sin médicos... sin el estrés de la ciudad...

-Si...- gimió ella cuando Touya comenzó a pasar sus labios por el contorno de sus senos.- ¡Touya! – gimió ella extasiada ante su contacto. Sus ojos estaban oscurecidos por el deseo y los de ella también. Respiraba agitada mientras él aplicaba todo su poder de seducción en ella. –Nos hará bien un par de días lejos... pero... ¿y los niños?

-Pueden quedarse con su abuela...

-¿Se los dejarás a mi madre? – Preguntó sorprendida- ¡Jamás habías propuesto algo así!

-Jamás había tenido tantas ganas de tirarte en la cama y hacerte el amor ahora mismo hasta cansarnos...- murmuró él con voz gruesa. Ante su proposición ella misma respiraba conteniendo su agitado latir del corazón. – Pero, ahora tengo que atender unos cuantos pacientes en el consultorio... – Gruñó desesperanzado ante la idea de soltarle en aquellos momentos.- tendremos tiempo suficiente en Kyoto...-ella asintió besando sus labios con deseo.- Pequeña...- gruñó él amenazadoramente.

Ella sonrió. Lo dejó irse mientras ella se abotonaba su blusa nuevamente antes de que cualquiera de los gemelos entrara en aquel instante. Touya odiaba las expresiones de cariño o sentimiento o al menos aquellos que eran puramente sexuales delante de otros. Era muy reservado y solo ella sabía cuan pasional podía ser.

"Si pasional, ardiente... tentador" pensó ella mientras lo veía terminar de recoger sus pertenencias para el viaje. "Como aquella primera vez..."

Tomoyo Kinomoto sabía que, la situación se salió de las manos cuando él la tumbó en la cama. Sin embargo, no se arrepintió aunque para algunos- incluyendo su madre- le habría escandalizado el hecho que ella haya hecho el amor por primera vez con un sujeto con quien compartía se diría su primera cita.

No lo planeó él así tampoco. Las cosas se dieron un poco alocadas mas aun porque ellos guardaban en secreto la relación que llevaban. Ni su madre lo sabia cuando le propuso que saliera con conocidos de ella. Precisamente esos pensamientos fue que dispararon los eventos que hiciera que ella amara a aquel hombre mas que nunca. Eso y la primera cita formal como pareja que tuvieron. Fue en el departamento de él y fue él quien lo propuso aunque sospechaba que él jamás planearía lo que sucedió aquella noche inevitablemente... pero confiaba en él...

"Mi madre sin saberlo, me arrojó a sus brazos y desde entonces, estoy mas enamorada de este hombre que nunca."

Touya abrió la puerta del departamento sorprendiéndose de ver a la amatista allí en el umbral. Ella vestía un conjunto muy favorecedor pero no tenía planes de seducción aunque su sola presencia aturdía al galeno.- ¿Tomoyo¿Qué haces aquí¿No quedamos de cancelar lo de hoy?

-Lo se. Pero aún así, tuve deseos de venir a verte. Espero que no te incomode mi presencia- declaró la muchacha. Touya le dejó pasar.- Se que estás muy cansado... – notando sus cabellos revueltos.- como me dijiste que, pasaste toda la noche en el hospital.

-Así es. Lamento haber cancelado pero no me sentía con fuerzas. – afirmó el médico. – Llegué hace... unas cinco horas... estaba dormido...

-¿Vengo en otro momento?

-No, no por favor- indicándole que pasara- Adelante...

-Gracias. – declaró ella con una dulce sonrisa. Aquélla sonrisa era increíble el efecto que siempre conseguía en su persona: el tiempo se detenía, no había otra persona alrededor que no fuera ella. – Espero en verdad no importunarte con mi presencia.

-Quien debe de disculparse soy yo. No hemos tenido mucho tiempo desde que... bueno, pasó lo que pasó. Y entonces acordamos nuestra cita y tengo que cancelarla. Pero me alegra que vinieras.

-A mi me alegra haber venido- declaró ella sonriéndole nuevamente.

-Iba a preparar algo de cenar... – declaró él con simpleza. – Pero no creo que sea algo adecuado...

-¿Qué ibas a preparar?

-Macarrones y queso... – declaró medio abochornado. Ella sonrió.- ¿Qué?

-No te hacía hombre de macarrones y queso...

-No te hacía mujer de hamburguesas- le declaró con una sutil sonrisa en sus labios. No sabía que con aquella sonrisa el corazón se le aceleraba a su acompañante.

-Estaría interesante verte preparar macarrones con queso.

-Eso es porque no conoces mi receta- ella le observó fijamente- no lo preparo de caja... lo preparo desde el principio.

-¿En serio? Bueno, si haces la comida, lo justo será que, ponga el postre...

-No es...

-No será nada créemelo¿Tienes frutas en conserva? – dejando su bolso a un lado y tomando un delantal que había colgado en un clavo.

-Si. De arándanos...-

-Perfecto. Ten en cuenta que soy una tremenda cocinera de postres... quedarás tan satisfecho que no podrás querer nada menos de él. – Guiñándole el ojo.

-Ya lo creo- observando a la chica de espaldas dirigiéndose a la despensa. Pero no hablaba del postre en si. Pese a que quería besarla nuevamente- cuyos pensamientos era en lo último que rondaba su cabeza día y noche- respetaría su persona mientras estuviera con él.

o al menos, pensaba eso hasta aquel momento. La tarea de compartir aquella responsabilidad entre los dos se dio muy apacible. Es mas, parecía que el ambiente se adaptaba a su presencia con una gracia que le hizo sonreír por un instante. ¿Qué se sentiría compartir con ella esos momentos tan simples, pero siempre?

Tomoyo comprobó a la hora de la cena que Touya tenía unas excelentes cualidades culinarias. Comieron con deleite los macarrones con queso y pan tostado. Después ella sirvió el postre que hizo en la casa y que había estado en el congelador.

Pero en todo aquel tiempo, no se habían tocado una sola vez.

-Está divino – declaró el como un cumplido sonrojando sutilmente a su acompañante. -¿Por qué nunca lo habías llevado a casa?

-Porque lo aprendí apenas unos días atrás- afirmó la joven millonaria. –He aprendido a cocinar desde que era muy pequeña-

-Pese a que no tenías necesidad de hacerlo – Declaró el sujeto con toda intención. Ella enarcó una ceja- Tienes cocineros , mucamas y todo lo demás.

-Eso no le quita. No me gusta pasarme el día en cama Touya- sonando molesta- los domingos me levanto temprano y hago desayuno para mi madre cuando no está de viaje.- declarando aquello ultimo con cierto pesar.

-¿Te sientes sola muchas veces? – preguntó sorprendiéndole Tomoyo se aturdió ante su pregunta. Y era que, daba justo en el clavo. Sino fuera por Sakura y su trabajo, consideraría su vida muy solitaria.

-Mucho- admitió.- Sabes que no es fácil para mí hacer amigos con esos sujetos que mi madre quiere que haga amistad y relación... Quiere lo mejor para mi, pero a veces me pregunto... si lo que quiere no es lo que yo quiero en esta vida.

-Lamento entristecerte.

-No lo has hecho. Solo has sacado a relucir una de mis más grandes interrogantes...

Viéndole ponerse de pie declaró.- ¿Te ayudo? – comenzando a tomar los platos en sus manos.

-No te preocupes. Tengo lavaplatos...

-Aun así insisto.

Colocando los platos en la maquina ambos se sentaron en el sofá al ver televisión. Había una distancia considerable entre ambos. Touya se notaba tenso mientras pasaba canales y Tomoyo se percataba de su nerviosismo.

No la había tocado en toda la noche. Observó su rostro rígido y se preguntaba si, acaso, él se arrepentía de lo ocurrido. Escuchaba y había leído de aquellas parejas que no podían vivir un día sin tocar a la otra. ¿Acaso él repudiaba su tacto o en todo caso, no sentía lo mismo por ella?

Pensando aquello se había movido en el sofá. Atrajo la atención del sujeto. ¡Dios! Estaba hermosa. Era tan hermosa y angelical que no se daba cuenta de que tanta influencia tenía en su persona. Mirar aquellos ojos amatistas... aquellos labios... sentir aquella ternura que salía de ella, era algo maravilloso. Había mantenido sus distancias aquella noche porque precisamente se había dado cuenta que tocarla, era un dispositivo que activaba todo un cúmulo de sensaciones en él que nunca había sentido con ninguna mujer.

En aquel momento, sonó un teléfono que rompió la magia de los pensamientos de cada quien en el ambiente. Tomoyo se dio cuenta que, era el suyo- Disculpa...- poniéndose de pie y tomando la llamada.- Habla Daidouji... – mirando suspicazmente a Touya. – Ah Mamá: hola- Touya aunque trataba de prestar atención al televisor si podía percatar ciertas pizcas de molestia e indignación en su persona- Cenando con Sakura... pero mamá... no puedo ir ahora a casa... – sustentó la muchacha.- Bueno, dile a tu "amigo" que vuelva en otro momento... bien, si tanto insistes... dile que saldré con él mañana en la noche- Ahí Touya le observó de reojo con una chispa en su mirada pero ella no se percató. Tomoyo estaba si abochornada por no poder decirle que "no" a su madre- mamá: no te aseguro nada...si, se que tiene su propio yate... – se indignaba cada vez mas de lo que escuchaba. El pobre control remoto estaba pagando por la forma en que el mayor de los Kinomoto lo apretaba. ¿Acaso Tomoyo, la mujer con quien estaba ahora, saldría con un papanatas con yate?

Tomoyo inconsciente de los pensamientos que corrían el ser de su acompañante, colgó la llamada suspirando cansada: Su madre se había predispuesto a presentarle a cualquier soltero "Considerable" para una relación. Si tan solo su madre supiera que los últimos dos con quien había arreglado citas, era más bien uno para llevársela a la cama y el otro para engordar su cuenta bancaria con una rica heredera, cesaría sus intentos. Pero era que, no quería desilusionar a su madre; y hasta ahora, había logrado su cometido no saliendo más de dos veces con citas a ciegas. Pero lamentablemente y por mas que hablaba cortésmente a la mujer de que, no necesitaba ayuda, esta persistía mas en su cometido.

No quería lastimarla pero no diciéndoselo, se lastimaba y se cansaba a si misma. Miró a su lado a Touya y notó su rígida mirada. Tenía el ceño fruncido lo que lo hacía más encantador pero su espalda estaba rígida como un tronco. Sintiéndose audaz, se aproximó a él y colocó su mano en su pecho y declaró.- ¿Te ocurre algo malo? – Buscando su mirada.- ¿Touya?

-Así que...- trató de sonar lo más natural pero su voz era grave y bastante molesta: Tomoyo sabía que estaba algo molesto pues cuando se molestaba con Sakura usaba un tono de voz más o menos parecido.- ¿Con quien saldrás ahora?

La joven heredera le miró unos segundos antes de responderle-Touya: te había hablado que mi madre siempre me está emparejando con jóvenes solteros... no es nada del otro mundo...

-Pero cuando me lo contaste, no teníamos nada... – gruñó exasperándose.

-¿Y ahora tenemos algo? – preguntó ella buscando una respuesta de su parte. El no supo que responderle y ella, acurrucó su cabeza contra su pecho escuchando como el latir del galeno se aceleraba a su contacto pero no le dio importancia. –No le des más importancia de la que no tiene...

-Tu madre te va a seguir insistiendo que salgas con hombres hasta que elijas uno de ellos...

Tomoyo rió ante aquel gesto que cruzó la mirada del hermano de Sakura. – No voy a elegir a ninguno. No son de mi gusto...- tocando juguetonamente la nariz del sujeto con su dedo.

-¿Y, cuales son los de tu gusto? – pregunto Touya olvidándose de todo lo demás excepto de ella. Incluso arqueó una ceja lleno de curiosidad. Era la primera vez que había caricias entre ellos desde aquel día que se besaron en su casa.

-Haber...- declaró ella con una insolencia aturdidora. Touya, que la conocía bastante, sabía que estaba coqueteando con él. Aquella cercanía lo ponía cada vez más nervioso.

Tomoyo no era una mujer común y sin embargo, ahí estaba: sola, en su departamento. Habían cenado y ahora ella le decía algunas confidencias que hacían que el ritmo de su corazón se aceleraba. Tomoyo, por su parte, notó la pizca de nerviosismo que invadió el cuerpo del galeno al momento que lo tocó.

-Tomoyo...- declaró, él con voz grave y seductora, aproximando su rostro al de la amatista. Colocó su mano en su cuello, para sentir la proximidad de su persona mientras la besara. Pero para su mala suerte, escuchó el timbre, que interrumpió el primer roce de labios entre el par. Tomoyo tomó su móvil (lamentando el momento que este sonó) y escuchó una voz masculina (que Touya también escuchó)

-Suritomo... ¡que sorpresa! – declaró ella por pura cortesía. Se alejó de Touya y notó como la muchacha se tensaba al declarar- Que amabilidad departe de mi madre... pero quedé con ella, que yo llamaría...

Touya por su actitud notó inmediatamente que el sujeto era tal vez, otro pretendiente elegido por Sonomi para su hija. Comenzó a arrepentirse de guardar aquello de su relación en secreto. La vio hablar y sonreírle al tipo quien le llamaba y sentía nauseas.

Pero ¿Acaso, aquello era una relación? No le ponía mucho interés a solidificar algún amorío con alguna mujer. En sus años como médico, admitía que habían romances fugaces con alguna enfermera o doctora que,(soltera, comprometida o casada, este ultimo caso se daba últimamente y aquellas mujeres no les importaba ser infieles), le lanzaban directas insinuaciones y no era un santo... pero jamás había entrado en aquella faceta en donde el que una mujer hablara con un pretendiente lo sacara de quicio.

Y aquel era ese momento. Sentía su sangre hervir. Tomoyo sonreía cortésmente pero lo que cambió todo a partir de aquella noche, fue la mirada que el sujeto le dirigió. Notaba que estaba bastante molesto. Pero ¿Por qué?

-Suritomo... Hablamos luego ¿no? – pidió la muchacha.- Si por supuesto, la cena... no, no te veré entonces...- colgando la llamada y suspiró.- Lo siento... se prolongó mas de lo que esperaba...

-¿En verdad saldrás con "él"? – preguntó mientras ella se sentaba a su lado. Notaba la pizca de celos en su tono de voz y sonrió. Nunca se había encontrado con nadie que la celara.

-Tengo que, o no veré el fin de ello con mi madre. – declaró ella con tranquilidad. Acarició sus cabellos que salían de su frente y se los acomodó declarando.- Sabes que mi madre puede ser muy persistente cuando se lo propone.

-¿Y si no te dejo salir con él, que harás tu entonces? – preguntó lanzándole una mirada fogosa a sus ojos. Tomoyo sentía como su corazón latía a mil cuando Touya le lanzaba aquellas miradas.

-Aunque me lo impidieras mi madre se pondría de mal genio. Además¿Acaso me dirás que me ordenarás que no salga con él¿Qué harás conocida esto que tenemos?– preguntó sorprendida. Sabía que Touya era posesivo y que era normal que tratara de protegerla pero ella no sabía hasta cuando.

-Si,- declaró con firmeza- Te prohíbo que salgas con ese... Surtidomo...

-Suritomo- rió ella ante la mala pronunciación del galeno.-Touya; no pasará nada... solo saldré con él para quitarme a mi madre de encima.

-Dile que sales conmigo.- le ofreció él sorprendiéndole.- Así dejará de arrojarte a hombres por doquier...

-No es necesario. Te puedo asegurar que una vez tenga esa primera cita con Suritomo le diré a mi madre que no hubo compatibilidad entre nosotros... y no habrá necesidad de decirle lo nuestro.

-Seguirá colocándote cita tras cita hasta que halle con quien ponerte... ¡Y no me gusta!

-jijijiji no tiene porque gustarte... es lo mismo que no me gustaría a mi, que estemos saliendo y tu salgas con otra mujer. Pero se lo que hago...

-¿Ah si¿Qué harás si trata de besarte?

-Esquivar sus labios...- declaró con firmeza. Antes de que ella pudiera reaccionar, Touya colocó estratégicamente su mano en su cintura.

-¿Y si te agarra por aquí? – Preguntó con desafío-¿Que harás entonces?

Tomoyo se encontraba algo aturdida por la cercanía de sus cuerpos al momento que Touya le aferró de aquella manera. Se escuchaba el sonido del televisor pero ya no tan cerca de ellos: estaba el sonido a una habitación de distancia y con cada nuevo movimiento la situación se volvía cada vez más aisladora. Era un agarre algo provocativo y sentía como el aroma de la colonia masculina del hombre entraba por sus fosas nasales.

Tomoyo tartamudeó dos veces antes de decir-Lo... lo separaría...

-Ya veo- declaró Touya con un acento algo divertido en su tono de voz. ¡Le encantaba como ponía nerviosa a la muchacha con solo un roce! Hacía mucho tiempo que no veía aquello ocurrir con ninguna mujer.- ¿Y... que pasa si el no acepta un "no" como respuesta y hace esto- aproximándole mas a él tanto que los alientos de ambos se entremezclaban- y esto? – rozando delicadamente sus labios.

Cerró sus ojos igual que ella, para disfrutar de aquel roce el cual añoraba desde hacía mucho. Quien dijera que los celos- infundados o no- no era un poderoso afrodisíaco estaba muy equivocado. Pero más aun, aquel que le refiriera a Touya que con solo besarla, se conformaría aun más.

Se separó de sus labios falta de respiración y la magia se rompió por un instante mientras Touya declaraba con voz grave- Para ser alguien decidido, no ha sido muy difícil obtener lo que quería... – pensando en besar aquellos labios que sabían tan dulce como miel.

-Es diferente- respondió ella con algo de torpeza. Sus mejillas estaban sonrojadas levemente. – Eres tú...

-¿Qué tiene de diferente? Que sea yo o no, no quita que en este preciso instante haya decidido besarte... y no pusiste ninguna resistencia...

-A ti, no creo que ninguna resistencia es necesaria Touya...- declaró ella con firmeza. Al hombre se le agitó el corazón. – confío en ti. – Separándose de él agregó.- es hora que me vaya... – levantándose del sofá.

-Ya veo... – murmuró el sujeto.- Entonces¿siempre saldrás con ese idiota?

-No lo conoces para decir que es un idiota...

-Ya sin conocerlo es un idiota. Si lo conociera sería un papanatas. – Poniéndose de pie y dándole el frente – y ya te dije que no voy a dejar que salgas con él. – colocando sus brazos como asas delante de ella y sorprendiéndole. – mientras estés conmigo no saldrás con él o ningún otro sujeto...

-Aja. Interesante... ¿Cómo impediré yo que mi madre me ponga citas a ciegas, Touya?

-Dile que sales conmigo...

-Esa es una opción que no voy a tomar.- declaró molestándose ya. – Trataré de buscarle la vuelta al asunto como he hecho siempre...

-¿Has hecho siempre? – Preguntó él.- ¡Sabrá cuantos has salido hasta ahora y cuantos mas se habrán sobrepasado contigo!-Le discutió. Y es que ¿Qué esperanza podría haber en una muchacha que tenía mediana estatura y grácil figura sin ningún entrenamiento en defensa personal como sospechaba que la muchacha era.

-¡Jamás se han sobrepasado conmigo! - respondió ya acalorada ante las acusaciones. Tomó su bolso y declaró molesta- ¡Cuando te calmes, me llamas! Pero no cambiaré de idea Touya... no importa cuanto patalees...- en aquel momento el sujeto, ya incómodo y que ella se fuera no ayudaba, la tomó por la cintura y la alzó por un hombro como si no pesara nada. Su bolso cayó al suelo.- ¡Touya: suéltame! Suéltame, te digo.- dándole con fuerza en su espalda pero era inútil. Caminaba con ella hasta lo que parecía ser su alcoba y la depositaba en la cama. Se colocó prácticamente sobre ella y ella sintió el mullido colchón en su espalda. -¿Qué crees que estás haciendo?

Touya sonrió con ironía para declarar- Gran experta en hombres... – notando como aquellos amatistas botaban fuego.- Sabes tanto de los hombres como yo de vestidos de mujeres...

-¡Touya! – Se sonrojó ella.- No tienes... derecho de... de...

-¿De que? – preguntó con desafío. - ¿De detenerte, acaso? Sino te detenía ahora, dudo mucho pequeña, que me hubieras dado otra oportunidad... eres muy terca cuando te lo propones...

-¿Yo soy terca? – Rió ella ante aquello pero con malicia- ¿Qué hay de ti? Aquí me tienes...- pensando unos instantes finalmente donde estaba ella.- ¿qué... que hago aquí?

-Fue lo único que se me ocurrió para detenerte- su mirada cambiaba al darse cuenta él mismo de que aquel acto impulsivo estaba cobrando sus deudas. La imagen de la amatista, debajo de él en su cama era un deleite. Más aun cuando se dio cuenta de que estaba totalmente atraído por aquella mujer y más aun, la deseaba con locura.

¡El solo pensar que ella saldría con otro hombre lo enloquecía!

-Eres hermosa.- declaró con voz grave quedándose observándole desde allí. Tomoyo misma no podía quejarse: aquel hombre era arrollador. Aquel mentón orgulloso y firme. Aquella mirada intensa y posesiva la hacía sentir en el cielo y un cosquilleo emocionante recorrió su espina dorsal. – Te deseo Tomoyo... – le confesó acariciando su mejilla con su mano.- Te deseo como a nadie en mi vida...

Tomoyo ante esta declaración no tuvo reparos al momento que besó su boca, en recordar que era lo que discutían. Mudamente lo recibió sintiendo como cada vez mas aquel beso se volvía mas profundo entre roces sutiles y más hondos, sintiendo pequeñas descargas en cada centímetro de su piel. Tenía sus manos alzadas contra del musculoso torso; bajo la camisa blanca y podía sentir como el corazón de Touya latía mas agitadamente en un ritmo que se volvía adictivo y cautivador. La distancia entre sus cuerpos fue mermando a medida que ella retiraba sus manos del pecho masculino para colgarlas alrededor de su cuello y rozando los cabellos cortos de la nuca. Aquello se sintió como electricidad para el hombre que se quedó mirando aquellas lagunas azules brillantes que eran aquellos ojos.

Perdió la cordura cuando la miró a los ojos. Era una mirada confusa y al mismo tiempo brillante y reveladora. Parecían hablarse mutuamente en silencio cuando el la miró con intensidad y ella asintió en silencio, develando una sutil sonrisa que adornaba aun mas su bella cara.

La vio cerrar los ojos y él quitó con nerviosismo parte de su pelo de su cuello y besó la vena palpitante en un lado donde sentía el agitado latir del corazón de la muchacha. Al hacer aquello sintió como ella se rendía ante él, y sus manos pequeñas se deslizaban al mismo paso que sus labios por su cuello, a sus brazos. En cada nuevo roce contra su piel, suspiraba maravillada y sentía como sus manos, apretaban sus brazos como manera de desahogar aquel contacto que se estaba volviendo más íntimo.

Touya hesitó. ¡Se estaba volviendo loco! Era Tomoyo... y las cosas se estaban saliendo de control. Recuperó unos segundos la cordura y se separó de ella aunque aun estaba echado uno sobre el otro.

-Touya...- murmuró ella abriendo sus ojos y declaró.- No pares...

-No, pequeña...- declaró el sujeto tratando de controlarse. ¡La muchacha lo volvía loco!- Es mejor que...

-No, no...- besando sus labios nuevamente y lo escuchó gemir contra su boca: ella le abría los labios, y él perdía la sanidad al explorar con desesperación y sensualidad sus labios. – No Soy una niña...- declaró con vehemencia al sentir que él pensaba aquello; acercó sus labios a su oído y declaró con firmeza- Tarde o temprano esto pasaría.. Y prefiero que, sea ahora...- sorprendiéndole.

-Tomoyo...- mirándole a los ojos.- Esto... no sabes...

-No, no se- declaró ella sonrojándose violentamente.- Y prefiero que sea...- dudando.- Prefiero que sea con alguien como tu, a nadie...

-¿Alguien como yo? – Comprendiendo al instante que se trataba de una ingenua chiquilla la que tenía en sus brazos.

-Alguien que significa para mí más de lo que se imagina... tengo ya edad suficiente para tomar mis propias decisiones, Touya.

-Tomoyo: Aunque sea así, creo que es mejor esperar...- viéndole como sus ojos se humedecían- No, hagas eso...- suplicó viéndole que estaba a punto de llorar.- ¿Sabes lo difícil que es para mi el rechazarte? – Aferrando su rostro con sus manos.- Por Dios pequeña... es más fácil para mí ahora mismo el hacerte mía que el negarme a esto... y me duele ya bastante...

.-No, no te duele...- hipó ella.

-No sabes lo que estás pidiendo... será mejor...- tratando de calmar su libidinoso cuerpo.- Será mejor que te vayas... –tratando de incorporarse.

Tomoyo se sentía desgraciada. Incluso no pudo evitar el sollozar y Touya le lanzó una mirada amenazante. Ella decidida declaró.- Touya: no quiero... no quiero tener que esperar por algo que estoy segura. Se que, - sonrojándose como una cereza- Se que contigo no me pasará nada malo... ¿Es acaso malo eso?

-Hay muchas consecuencias ante lo que me pides...- declaró él buscando la lógica.

-Pero... si quisieras parar... lo harías ¿no? – Susurró.- Es decir, no llegaríamos muy lejos ¿cierto?

-En algunos casos es posible...

-Entonces ¿por qué no?

-Tomoyo: tengo experiencia suficiente con las mujeres para saber que siempre quieren más. – Dándose cuenta de lo que decía declaró.- Es decir... es algo muy diferente para los hombres que para las mujeres... siempre quieren compromisos de por vida...

-Y tú no estás dispuesto a comprometerte así.

-Pienso casarme algún día, si.- Tomoyo sonrió con ironía.

-Entonces ¿Los hombres gustan probar la mercancía antes de adquirirla?

-No estoy hablando de un muestrario de helados Tomoyo – declaró Touya aturdido. ¿Acaso estaba hablando de sexualidad con la mejor amiga de Sakura? – Pero ocurre algo parecido con los hombres...

-Y Si te pidiera algo¿Lo harías por mí? - preguntó avergonzada. Se miraba los pies mientras ambos estaban sentados en la cama.

-Depende...

-Es un secreto... un secreto muy mío Touya. Ni Sakura lo sabe...

-¿En serio? Pensé que Sakura y tu lo compartían todo...

Encogiéndose de hombros declaró.-No esto. Pasó cuando, tenía diecisiete años... estábamos terminando la preparatoria... un chico... me gustaba...- comenzó a tartamudear avergonzada- Mas que todo, porque se parecía a ti... una noche... bueno, las cosas se salían de control en el coche de su padre... y ...- temiendo.- Me dijo que yo era una frígida... supe después que llegué a casa, lo que significaba aquello. – bastante sonrojada y se negaba a mirarle a su rostro.

-¿Te negaste a ...

-Si. – admitió muy avergonzada.

-Tomoyo: para nada eres lo que él dijo. Para nada… si con cada beso que nos damos…- sacudiendo su cabeza.- No eres para nada una frígida.

– Desde entonces, freno a todos los hombres con quienes salgo. O no salgo con ellos o los esquivo. Es la primera vez, desde aquel entonces, que me veo en una situación así con un chico Touya. – Tocando el hombro del médico.- Por favor...

No tuvo que suplicar mas: para Touya aquella confidencia era mas que suficiente para volverlo loco nuevamente, y se aferró contra ella en un beso que le robó el aliento a la amatista sintiéndole contra su pecho en un agarre aun mas intenso y apasionado. Separándose de sus labios declaró.- Debo estarme volviendo loco.- besando sus mejillas, su nariz y sus párpados.-Iremos lentamente Tomoyo...

------------- Advertencia: Aquí inicia el lemon…

Tomoyo estaba arrebatada al momento que sintió como las manos de Touya recorrían su cuerpo con ansiedad y cierto nerviosismo. No le importó pensar con cuantas mas había hecho aquello en su cama. No le importaba mas nada. Solo él. Nada más que él.

Touya se retiró de ella y declaró con voz gruesa- Quítate el suéter- declaró mientras acariciaba su abdomen. Ella sonrojada asintió y con nerviosismo retiró el suéter de ella. Touya observó maravillado como sus generosos pechos, blancos como la nieve, eran cubiertos por una ligera lencería color gris. Tomoyo sentía con aquella mirada de la cual era victima, su corazón amenazaba por salir por su boca. Touya bajó su rostro con la mirada apoyada en los ojos de la amatista y esta sintió como unos labios cálidos recorrían sus senos generosamente, haciéndole respirar extasiada y apretó parte de las sabanas bajo ella. Su agitar respirar encendió la pasión de Touya aun mas haciéndole perder los estribos.

-Se siente... bien...- murmuró ella extasiada.

-¿Si¿Dime, que sientes? – preguntó acariciando con sus manos parte de su torso, mientras sus dedos se dirigían con lentitud al cierre del sostén. Libre del encaje, notó dos erectas cumbres, que estaban excitadas ante las atenciones. Sin pensarlo dos veces, declaró quitándose la camisa.- Quiero sentirte contra mí...- mostrando su masculino torso que le quitó la respiración a la muchacha que ya estaba roja como una cereza. Sus pechos se unieron logrando arrancar de ella una murmuración gutural. Touya se frotaba contra su torso mientras besaba su boca con frenesí.

Ya no le importaba mas nada.

Solo sentirla... nada más que sentirla.

Tomoyo se sentía en las nubes y se sintió valiente cuando encontró que el rostro de Touya abandonaba el suyo para hundirse en sus senos. Cuando absorbió uno de ellos, ella gritó en desesperación, arqueándose contra él.

-¡No... No se que hacer! - gritó desesperada ya agonizante. Se sentía muy bien. Apretaba con más fuerza las mantas bajo ella y con los ojos cerrados imploró.- ¡Oh no pares!

-Solo siente, cariño...- declaró Touya lanzando todas sus cualidades amatorias en ella. Nada más quería complacerla. Solo eso: observar su rostro colmado por las atenciones que le proporcionaba a su cuerpo. Pero no solo era ella quien sentía: El también se sentía como drogado. No consciente de sus propias acciones al momento que se inclinó sobre ella olvidándose que, comenzaba a excitarse y su virilidad comenzaba a buscar algo en compensación. Rápidamente se retiró de sus labios. – Tomoyo; abre los ojos- ordenó. Ella los abrió notando como su mirada oscura estaba tan llena de lujuria como se sentía ella misma. –Sería mejor que paráramos ahora...

-Oh no Touya- gimió ella apresurándose.- Por favor... Tómame Touya... yo te quiero Touya- afirmó.- Te he querido siempre... por favor... – Touya impotente ante sus suplicas y cegados por sus turbios sentimientos por la mujer, que estaba haciendo suya en la cama, se olvidó incluso de tomar precauciones. Volvió a proliferar caricias sublimes sobre su figura mientras deshacía el pantalón que portaba la joven. Esta sentía como la prenda se deslizaba de entre sus piernas y no le importó estar generosamente desnuda en pocos instantes delante del sujeto: solos unas braguitas de encajes gris, separaban a la joven de la desnudez total.

Un sonrojo púdico invadió su rostro al momento que sintió como la prenda era deslizada por sus muslos, piernas y pies hasta caer al otro lado de la cama. Se sentía algo avergonzada pero fue en un principio, pues sintió la voz de él decir- Eres la cosa mas hermosa que he visto en mi vida... te necesito Tomoyo -gimió desesperado.- Te necesito...

-¿Qué necesitas?

-Solo bésame... haz lo que quieras conmigo- le admitió el hombre al borde de la locura. Pensaba que aquel momento no desaparecería de su vida. Tomoyo comenzó tímidamente a proporcionar besos y caricias por el masculino cuerpo, arrancando de sus labios, gemidos que le sorprendieron. Pronto Touya se deshacía de las únicas dos prendas que le cubrían, para preparar a la joven que estaba bajo él. Acarició su mentón -¿Tomoyo estás segura? – aun replicó él con firmeza.

-Si...- murmuró ella sabiendo lo que vendría a continuación.- Si estoy segura- afirmó. Touya volvió a besarle con ternura mientras proporcionaba caricias mas y mas intimas en la muchacha logrando sacar de ella gemidos extasiados que era como música para sus oídos. Cuando finalmente entró lentamente en ella no percibió ningún cambio brusco: era como si su interior estuviera moldeado para él. Era cálido y no pudo evitar el gemir cuando finalmente atravesó la fibra que aseguraba la virginidad de la muchacha, logrando con ello que ella gimiera un instante. El gritó de ella hizo que él abriera los ojos y pudo observar como ella miró un instante abajo y le suplicó.- No, por favor mírame a mi...- a sabiendas que ella podía asustarse- Confía en mi...

Ella asintió y murmuró en un gemido,- Confío en ti... oh...Touya...- declaró finalmente –Está pasando...- sintiéndose finalmente una con él.- Es maravilloso...- sintiendo como lentamente el hombre se movía dentro de ella. –Absolutamente... oh...- gimió.

Con el rostro perlado por el sudor, Touya observaba maravillado las ondas de placer que le invadían en cada fibra de su ser. La muchacha era suya y aquello era extraordinario. No había sentido lo que con ella estaba sintiendo en aquel instante.

Entonces allí le cayó de golpe: era más que deseo y pasión... algo que no sentía en mucho tiempo.

Tomoyo no podía creer las sensaciones que estaban estallando en su interior. De pronto se le nubló la vista; el rostro de Touya se convirtió en una mancha borrosa, y todo fue un movimiento frenético de caderas, gemidos y respiración entrecortada, y un placer inigualable que los llevó a los cielos.

Tomoyo temblaba en sus brazos un instante, después que todo había acabado. No se preocupó ni siquiera de cubrirse con una manta pero estaba más que satisfecho. Simplemente no era una cosa de una noche: era un compromiso que se aseguraría que terminara en un enlace siempre y cuando a ambos le conviniera. Sentía como el cansancio le vencía. Por primera vez no le preocupaba que una mujer pasara la noche entera en su departamento, pero por otra parte, se suponía para su madre que esta pasaría la noche en casa de Sakura.

------------------------ Fin de Lemon.

Sonrió al pensar en los momentos vividos aquella noche. Jamás en su vida había experimentado placer como aquel con solo verla a ella retorcerse de placer y placer que él le había otorgado. Pensó por un instante que la situación se había salido de las manos... frunció su rostro para pensar ¿qué había faltado? Sentía repitiendo mentalmente lo ocurrido que algo faltó ¿pero que?

Touya se llevó la mano en la cabeza. Ella estaba echada sobre él con su cuerpo desnudo y declaró media adormecida.- ¿Qué, que pasa Touya?

Él le miró como si fuera la primera vez que la veía. Era como si despertará. Murmuró. – Soy un estúpido... – incorporándose a medias en la cama.- Un completo idiota...

-¿Touya? – le miró ella preocupada. -¿Qué te ocurre?

Tomó sus mechones un instante. Notaba la preocupación en su mirada.

Touya la observó unos instantes y declaró nervioso por primera vez en su vida.-No nos cuidamos Tomoyo... – agregó en un tono de voz que sonaba inquieto.- No quiero que, haya consecuencias... en primer lugar esto no debió pasar... y ahora que ha pasado, me hago enteramente responsable... pero no quiero que, tu pagues por ello.

-Fue algo entre ambos – declaró ella más calmada que él. – Tranquilo...

-No, no puedo estar tranquilo... ¿Qué pasará si...?- Pero ella le observó y calló sus labios colocando sus dedos.

Preguntó en un susurro.- ¿Sería algo tan malo que, estuviera esperando un hijo tuyo, de ambos, Touya?

-No lo digo por eso...- declaró inmediatamente replicándole.- Ya quisiera ver algo así... con tus ojos... tus hermosos ojos.- acariciándole su rostro.- Pero no así... no sin antes...

-Touya...- murmuró ella.- Esto es nuestro secreto. Recuerda que nadie sabe nada de esto... y si algo así pasara, yo podría hacerme cargo de nuestro hijo...

-¡Jamás te dejaría hacer eso sola! – Le declaró alarmado

-Por supuesto que no lo harías. Eres un caballero.- incorporándose y rodeando su figura con una de las camisas del sujeto que estaban en el espaldar de una silla. – Pero tengo, veinticuatro años. Casi veinticinco. Si decido tener un hijo fuera del matrimonio no le incumbe a nadie más que a mi.

El la haló suavemente por el brazo y la abrazó a su figura recostándose ambos en la cama. Acariciaba sus hombros y declaró con decisión.- Por más liberal que suene, no es lo más correcto y lo sabes... si eso así pasara, lo más correcto es...- pero ella le calló.

-No lo digas por favor.- declaró ella.- No quiero que esa sea la única razón por la cual estaríamos juntos... además, no creo estar embarazada.

-Aun así... quiero que estemos seguros... es muy pronto para decirlo.- tomando su rostro con sus manos declaró.- Pero si ese es el caso, nunca olvides que me haré responsable, en todo lo que sea necesario... – besando sus labios con ternura y lentitud.

-Me imagino el rostro de mi madre si "algo" hubiera pasado de esa magnitud. – decía la señora Kinomoto para si mientras sus recuerdos de aquella primera vez tan especial invadía su mente. Su esposo le aferraba por la cintura en aquel instante que bajo la penumbra de su habitación de hotel, repasaban lo ocurrido tanto tiempo atrás pero se sentía como si fuera ayer.- ¿Te imaginas la cara de mi madre si se hubiera dado el caso que estábamos esperando antes de casarnos?

Touya acarició su abdomen desnudo con deleite mientras replicaba con una tranquilidad no natural o muy común en él- A mi no me hubiera importado mas allá del hecho que habrías quedado muy mal parada delante de todos los demás...

-A mi no me habría importado- declaró ella con firmeza.- Tenemos a Kotaru y Kohaku y son nuestros hijos... sean dentro del matrimonio o no...

-Pequeña... aquella noche perdí los estribos y siempre los pierdo cada vez que me tocas, cada vez que me miras y cada vez que me besas... – declaró con firmeza- el solo pensar que, saldrías con otros, me hizo perder la cabeza...

-Jijiji pero a mi me convino en parte que la perdieras.- declaró con una sonrisa divertida mientras acariciaba sus cabellos. –Sino la hubieras perdido, te puedo asegurar que, no habría sentido aquello que sentí aquella noche...

-¿Qué sentiste? – preguntó él con curiosidad.

Ella tardó unos instantes para responderle con firmeza – Tu amor... sabía del momento que, procuraste hacerme sentir tan bien que me amabas Touya... – sorprendiéndole en aquel momento.- que me amabas…

-A pesar que en un solo segundo no te lo dije. – se sancionó a si mismo.

-Oh por eso no te preocupes... lo supe... cuando pude tocar el cielo con los dedos y tu estabas a mi lado... – declaró ella con una sonrisa- Y siempre lo he sabido... porque cada vez que hacemos el amor, me llevas a las nubes.

Cuando Fujitaka Kinomoto una semana después, soltó la noticia en aquella cena especial – que misteriosamente se llevó a cabo en la mansión Daidouji- Todos se quedaron de piedra. Sakura y Tomoyo se observaron entre si. Shaoran no sabía que decir y que decir de Touya: este miraba a uno y otro como si se tratara de una broma.

-¿Cuándo ocurrió esto? – Pudo finalmente preguntar Sakura.

-Hace un tiempo ya- declaró Sonomi abochornada mientras Fujitaka tenía su mano entrelazada con una de las de él. –No entraremos en detalles pero...

-¿Se Casaron un mes atrás y no nos lo dijeron? – Preguntó Tomoyo absorta- ¿Cómo y donde pasó eso?

-Durante las excavaciones en América del Sur.- afirmó Fujitaka. Tomoyo observó a su madre.

-¡Me dijiste que tenías junta de inversionistas en América! Nunca dijiste que viste al señor Fujitaka...

-Felicidades- declaró Shaoran saliendo de su asombro y ambos le sonrieron. Los demás se recuperaban del shock. – Debieron de avisarnos. Pudimos ir en el avión...

-Se habría roto la magia del momento...

-¡Magia! –bramó Touya. Su esposa le aferró la mano para que contuviera su potencial tono de voz. Funcionó pues su voz salió menos intensa y menos sancionadora- Según recuerdo, usted me sancionó por pedirle la mano a Tomoyo...- apuntando a su suegra. .- Por tener una relación a escondidas con su hija, Prácticamente me echó los perros…

-Touya: yo que tu no, le recordara eso- declaró Sakura por lo bajito.

-Y ustedes se ponen a aventurarse en el matrimonio... – declaró obviando los comentarios de su hermana.

-Hijo: Entiende. Sonomi y yo lo intentamos años atrás y no funcionó. Ahora, que nos encontramos en la nueva etapa de nuestra vida, encontrábamos que era el siguiente paso. Nuestros sentimientos por años, han ido cambiando. Nos queremos...

-Se que no obré con sensatez años atrás. Pero no entendía en aquel entonces lo que significaba amar... nuevamente... – se sancionó Sonomi. – Siento todo lo que dije en aquel entonces…

Touya suavizó su mirada ante las palabras de su suegra. Los ojos de su padre se veían vivos y felices. Sakura se encogió de hombros sonriendo. Tomoyo se puso de pie para felicitar a la pareja.

-Gracias hija- declaró Fujitaka.

-¿Te mudarás a la mansión? – preguntó Touya.

.-La mansión se quedará como nuestra residencia aquí en Japón- admitió Sonomi- He decidido viajar un tiempo con tu padre, Touya.

-¿Dejarás los negocios? – preguntó Tomoyo sorprendida.

-.Mas o menos. Haces un estupendo trabajo y los encargados harán una gran labor mientras esté ausente. – en aquel momento un teléfono comenzó a sonar. Todos se observaron entre si mientras el segundo timbrazo proseguía y los pares de ojos allí presentes se dirigieron al hombre de apellido Li quien con una gota sobre su cabeza, pensó que había apagado el aparato.

-Disculpen...- se disculpó Li tomando la llamada y poniéndose de pie. Se aventuró a salir del comedor mientras los demás cenaban.

Los demás comentaban animados (excepto Touya que aun dudaba de la sanidad de su padre al casarse en silencio y con nadie menos que Sonomi), cuando Shaoran de repente se aproximó con un rostro consternado. Sakura le dirigió una mirada para declarar.- ¿Ocurre algo malo?

-Era Eriol- declaró con apuro.- El vuelo se ha atrasado por dos horas y Asuka está en el hospital...-sorprendiendo a los presentes- se le adelantó el parto. Eriol ha llamado para que vayamos al hospital hasta que el pueda llegar...

-¿Acaso hay complicaciones? – preguntó Sakura consternada por su amiga. Tomoyo estaba igual de preocupada.

-Creo que no –declaró Shaoran- Pero Eriol regresaba hoy y Asuka ha entrado en labores de parto desde hace unas cinco o seis horas...

-Podría durar hasta un día completo-declaró Touya con sus conocimientos médicos. Todos allí le observaron.

-Eso traté de explicarle.- declaró Li de acuerdo con su cuñado. Pero agregó.- Sin embargo, Eriol no se calma con aquello. Dice aun así que tiene un mal presentimiento.

-¿Por qué no llama al hospital? – preguntó Sakura.

.-Lo hizo. Pero la llamada se cortó y no logra comunicarse con su suegro. Su cuñado le dijo que se ha quedado él cuidando a Shawn en la casa. Y el padre de Asuka del apuro para llegar al hospital, dejó su teléfono portátil. Eriol quiere que vaya...

-Voy contigo- se ofreció inmediatamente Sakura poniéndose de pie.

-Por favor: llámennos desde que sepan algo- solicitó Tomoyo, consternada por la situación que envolvía a la familia del mejor amigo de Li.

Sakura se despidió de ella, de los demás y de su padre rápidamente, felicitándolo de nuevo por su boda. Shaoran hizo lo mismo, marchándose pronto la pareja.

Un rato después Tomoyo, se retiraba con su madre al solario para conversar con más calma. Ya solas declaró con una sonrisa sutil.- Eso explicaba tu mirada el día que fuiste a mi casa llevándoles los regalos a los pequeños... pero ¿por qué nunca me dijiste esto mamá?

-Ay Tomoyo... es que no sabía como hijita. – Abochornada- Soy ya una vieja y mírame... contrayendo matrimonio...

-No eres una anciana mamá...-declaró Tomoyo con firmeza- Pero me habría gustado que, me informaras que tus sentimientos por el padre de Touya eran tan... diferentes a lo que dejabas entendido... – analizando un segundo lo ocurrido en el pasado declaró.- Tu y él tenían mucho tiempo sintiéndose así...

Sonomi abochornada asintió – Ya tú y Sakura eran mayorcitas. Pero éramos muy diferentes aquel entonces, pese a que sentíamos lo mismo... – suspiró.- Cuando me operaron del corazón, las cosas cambiaron entre nosotros... comenzamos a vernos de otra manera. Aunque, dijimos que cortaríamos lo que sentíamos, fue inútil. Un año después, volvió a renacer... y cuando él estaba de visita por América del sur... comencé a extrañarlo. Jamás pensé que podría ocurrirme algo así después de la muerte de tu padre Tomoyo – insistió Sonomi. – Lo amé... con locura... y Fujitaka quiso mucho a Nadeshiko.

--¿Crees que Papá o Nadeshiko sancionan la decisión de ustedes?

-No lo se en verdad. Mi vida y la de Nadeshiko siempre fueron a la par. Claro que ella se casó muy joven y yo esperé mucho para tenerte a ti. Por eso Sakura y Touya se llevan tanta edad... pero que terminara sintiendo algo tan fuerte por su esposo...

Tomoyo le abrazó con ternura ante la calidez de sus palabras. Le dijo con calma- Apoyo lo que has hecho mamá. Después de todo, mereces ser feliz... y el señor Fujitaka te hace feliz... es lo mejor...

Sonomi sonrió agradeciendo el apoyo de su hija.

Cuando Sakura y Shaoran llegaron al hospital, Eriol había llamado en tres ocasiones ya. Shaoran había amenazado la última vez, que lo llamaría al llegar al hospital ya que los estaba volviendo locos. El transito jugó en contra de la pareja, pues les tomó alrededor de una hora el llegar. Por suerte, el vuelo de Eriol había aterrizado y le tomaba media hora salir del aeropuerto. Aunque llegar al hospital le tomaría otra hora con suerte.

Sakura y Shaoran aferrados de la mano llegaron hasta el piso de obstetricia y ginecología, notando al tomar el elevador y salir de este, la estación de enfermeras. Shaoran fue a preguntar por la Señora Hiragizawa cuando escucharon gritar- Sakura- provenir del otro lado del pasillo. Notaron al padre de Asuka en su silla de ruedas aproximarse a ellos.

Su rostro estaba marcado con una consternación muy notoria para la pareja. El hombre estaba ansioso.

-¿Cómo está Asuka? – preguntó Sakura. Shaoran también se aproximó.

-No va muy bien- declaró con gesto perturbado. Sakura se tensó ante aquello.- Debió de dar a luz hace un par de horas ya...

-¿QUÉ¿Y porque no le han sacado el bebé? – preguntó Shaoran.

-Según tengo entendido quien puede autorizar eso es el jefe de obstetricia y el esposo de mi hija. Pero Eriol no ha llegado y el médico está a dos horas de aquí...

-Tienen que intervenirla.- Declaró Sakura alarmada- ¿No existe nadie mas que pueda hacer la cirugía?

-Si lo hay. Pero sin Eriol aquí no pueden hacer mucho. Asuka está registrada no como madre soltera sino como esposa de Hiragizawa. Y la política del hospital exige el permiso del esposo para hacer una cirugía como cesárea. – Declaró con apuro.- ¿Alguien ha sabido algo de él?

-Viene en camino. – declaró Shaoran mirándole con consternación: el hombre, estaba a punto de volverse loco por su hija.- ¿Quiere que le busque un poco de té? Eriol no tardará en estar aquí.- el hombre asintió agradecido. Shaoran pudo entender su consternación. En aquel instante una enfermera sale y se aproxima al trío. El hombre la identifica como una de las enfermeras que está asistiendo a su hija. -¿Ocurre algo malo?

-No, todo sigue igual.- declaró la señorita.- Pregunta por su esposo...- notando la mirada consternada del hombre.- ¿Aun no llega?

-No- respondió el sujeto.- Sakura ¿por qué no entras y le haces un poco de compañía? – declaró el hombre. La mujer de ojos verdes asintió.- Le hará bien hablar con alguien mas que conmigo.

La muchacha asintió brevemente y la enfermera declaró.- ¿Es usted una pariente?

Sakura iba a responder que no, cuando el padre de Asuka respondió por ella.- Es una hermana...- sensibilizando a Sakura.

-Por aquí por favor...

-Ve, Te esperaremos aquí afuera... – A solas, Shaoran se aproximó al hombre y notó en su persona toda una onda de mortificación y consternación que no pasó desapercibida para el hombre de ojos café.

-Pasa algo más ¿cierto?

El hombre solo miró a los ojos al hombre descubriendo Shaoran en ellos, un temor muy profundo pero que se encontraba a flor de piel.

El temor a un desenlace no muy feliz.

Sakura asintió dejando a su esposo y el padre de su amiga afuera. La enfermera le ayudó a colocarse una bata de médico y una mascarilla explicándole.- Donde se encuentra la joven es una zona esterilizada. – dándole paso por otra habitación.

Sakura avanzó por otro pasillo mas estrecho que el principal donde había estado momentos antes. De lado y lado, habían puertas y en ellas números. Cuando llegaron a la numero seis, ingresaron notando a su amiga, auxiliada por una enfermera quien le aferraba de la mano mientras parecía leer un monitor.

Sakura vio a su amiga muy pálida, cansada y todo su rostro sudando y no pareció reconocerle. La otra enfermera le decía.- Casi acabamos...- mientras su amiga respiraba con dificultad.- Listo...- declaró en unos segundos después. – Ya pasó...

Las enfermeras se miraron entre si, y Sakura pudo leer en sus miradas que algo no iba del todo bien como le hicieron creer en un principio. Viendo a su siempre jovial y saludable amiga, impotente en una cama de hospital y con fuertes contracciones, no le decía que todo iba del todo bien.

Un fuerte temor se apoderó de ella.

Asuka asintió y volvieron a colocarle la mascara de oxigeno. Fue entonces cuando Sakura se aproximó y ella la reconoció por sus ojos. –Hola...- tomando la mano de Asuka.

Asuka se quitó la máscara y sonrió declarando.- Sa... Sakura... – con un hilillo de voz. Puso una de sus manos sobre el vientre ensanchado y declaró.- Este es digno hijo de su padre: se le ocurren las cosas mas espontáneas del mundo.- haciendo reír a su amiga aunque el asunto no era de risa. Sakura se percató que falsa había sido su risa. ¿Qué estaba pasando con ella?

Usualmente era de las que decían "Todo estará bien" pero no era así. Algo en el fondo de su persona le delataba que no todo estaba bien. Trató de sacar aquellos turbios pensamientos de su cabeza y su mente y concentrarse en hacerle compañía a su amiga…

Pero era algo inútil.

.-Eriol ya está en Japón.- declaró la joven de ojos esmeraldas tratando de hacerle sentir mejor.- Solo que el tránsito no le permite llegar... pero está en camino...- sintiendo como su amiga apretaba su mano con más ímpetu. Observó el monitor a su lado y declaró.- Pareciera que fuera ayer que, veía yo uno de estos... cuando nació Tenshi.

-Si lo recuerdo...

-Siempre hemos estado cerca la una a la otra en los eventos mas importantes de nuestras vidas, Asuka...y estaré en este... – agregó con ímpetu. Comenzó a sentir un escozor en sus ojos pero no se permitiría llorar. No ahí. No delante de su amiga. trataba de controlar sus emociones.

-Gracias – agradeció Asuka aferrando una dulce sonrisa pese al gran dolor que estaba pasando. Guardando silencio unos instantes, declaró.- ¿Recuerdas el día de mi boda?

Sakura sonrió.- ¿Cómo no recordarlo? – Admitió la joven sonriendo.- Primera vez que tomo un vuelo expreso solo para presenciar una boda... -Agregando con cierta melancolía.- estuvo hermosa...

-Mirtle se empeñó mucho en hacerla quedar bonita... incluso me llevo...- guardando silencio unos instantes y frunciendo su rostro ante el dolor.- a una boutique de vestidos de novias de la realeza británica...

-¿No pueden darle algo mas fuerte? – preguntó Sakura nerviosa. Su tono de voz tembló como no lo había sentido en un tiempo. Estaba bastante nerviosa.

-No señora…- admitió una de las mujeres vestidas de azul.- No podemos…- la otra enfermera le interrumpió.

-Ya le administramos hace un momento un calmante… falta esperar…

Sakura asintió desesperanzada y animándose por su amiga agregó.-Fue una boda muy preciosa. Te veías genial...

-Me sentí genial... como una princesa Sakura. Pese a que no llevé velo ni nada por el estilo... – Agregó con énfasis.- Eriol siempre me ha hecho sentir como una princesa...- perdiéndose la voz en ese momento. Su agarre a la mano de su amiga, disminuyó. Sakura se tensó en aquel instante.

-¿Asuka? – Temiendo lo peor. Sakura miró atrás de ella y notó que las enfermeras tenían unas miradas de sopesar. Tenían las mascarillas puestas pero podía leer sus miradas. Trató de no volver a mirarlas.

¡Observarlas a los ojos era como tratar de ver al futuro y no quería ver aquel futuro que aquellos ojos le revelaban!

-.Estoy bien... solo que, cansada... – viendo como las enfermeras seguían revisándole y negaban con la cabeza. – Han pasado... horas...- dando un grito de dolor fuerte mientras su amiga le aferraba la mano con fuerza. Una vez dejó de gritar declaró.- Sakura: Si este bebé… si le pasa algo malo...

-No le va a pasar nada malo- aseguró su amiga nerviosa. – Eriol está en camino y el jefe de obstetricia también...

-Es que... es el hijo de Eriol – hipó con insistencia.- Si me pasa algo... – poniendo nerviosa a Sakura- Quiero que salven al bebé, Sakura...

Aquella solicitud le heló el corazón a su amiga. Incluso para la pelirroja aquella solicitud no parecía haber salido de ella. Pero era lo que debía hacer. No podría sobrevivir sabiendo que, habría perdido aquello que con tanto anhelo, su esposo deseaba.

Una familia. Unos hijos que pudiera criar y darles la vida que a él le fue negada.

No se lo perdonaría.

Incluso recordaba como fue que, le reveló a Eriol que estaba esperando un segundo hijo. Fue en su cumpleaños. Mientras en la cena había recibido costosísimos regalos departe de sus hermanastras y Mirtle, Asuka se apareció con una pequeña caja de color azul celeste y un sencillo listón azul la adornaba.

Eriol la abrió inocentemente mientras observa a su esposa. Cuando fijó la mirada en el contenido, le costó trabajo comprender que era aquello.- ¿Un portarretrato? – preguntó observando la pieza acostada al revés en el fondo de la caja.

-Míralo- declaró su esposa con una sonrisa sutil en sus labios y un sutil sonrojo en sus mejillas. Eriol, suspicaz, lo levantó y pestañó dos veces para entender que era.

-¿Qué es Eriol? – Preguntó Mirtle curiosa.- Santo cielo tienes una cara…

-Es una fotografía…- declaró Eriol sutilmente buscando respuesta en la mirada de su esposa.

-¿Acaso es una foto pícara? – preguntó una de sus hermanastras sonriendo.

Eriol volteó el objeto dejando ver dentro del marco una fotografía pero era algo que su hermanastra no entendió hasta que Mirtle gritó emocionada en inglés.- ¡Es un sonograma! Es un sonograma…- las mujeres sorprendidas celebraban mientras, observaban al inglés arrodillarse al lado de su esposa y besarle con pasión.

-.Feliz cumpleaños…- murmuró su esposa contra sus labios.

-Tu, eres el mejor regalo de todos… te amo…

Despertó de sus recuerdos lamentando en verdad, que las cosas podrían no salir como la planearon ambos. No podría vivir con aquella culpa si la elegían por encima de su hijo.

-Asuka... – murmuró con sopesar Sakura, ajena a los pensamientos que cruzaban la mente de la señora Hiragizawa.

-Promételo: prométeme que, si Eriol llega y no pueden... hacer nada por mí... lo hará por el bebé... – haciendo una pausa y observándole con insistencia- Promételo...

Sentía como las lágrimas bordeaban sus ojos. Ya no podía aguantar las ganas de llorar. -.Todo estará bien…- trató de decir con confianza.

Pero aunque trataba de sonar segura, su alrededor no le decía lo mismo: los sonidos de las maquinas y el olor a esterilizado le estaban volviendo loca. ¿Acaso en verdad, sería el final?

-No. No me parece- admitió la mujer – Es mi cuerpo… es mi hijo… y se… que no anda todo bien… - Insistió con firmeza.- prométeme que harán todo lo posible para salvar mi hijo.

Sakura sintió como una lágrima solitaria cruzaba su mejilla. La mascarilla que llevaba puesta no le permitía a su amiga verle caer pero si la vio cuando se deslizó de su ojo hasta perderse bajo la caretilla.

-Está bien... lo prometo. – declaró con firmeza.

Asuka asintió y Sakura prosiguió buscándole temas de que hablar y tratando de controlar sus sentimientos. Temía por su amiga. Temía por lo que podía ocurrir y en ausencia de Eriol.

¿Tendría ella que tomar la decisión? Tal vez le tocaría al padre de la joven pelirroja el decidir si salvarla a ella o a su hijo ¿Le diría la última voluntad de su amiga en caso que eso ocurriera?

No supo cuanto tiempo estuvo haciéndole compañía: pero ella le contó sobre como Eriol la llevó para su luna de miel a la Rivera Francesa y como salían todas las mañanas a caminar por los muelles y playas de la zona. Como Eriol y ella procuraron decorar la casa para ambos y como él la había querido. Sakura sonreía cortésmente pero cada vez que una mirada de dolor cruzaba la mirada de su amiga o la palidez de su piel dominaba su figura no podía evitar el observar la puerta de la sala. No sabía que tiempo había pasado pero sabía que cada minuto que pasaba era una oportunidad que le arrancaban a Asuka.

Incluso en aquel instante, trataba de permanecer lo menos inquieta posible. Asuka mientras rememoraba el pasado junto a su amiga aunque a veces, solo veía los labios de Sakura moverse. No entendía lo que le decía y la lucidez se le iba a excepción cuando los dolores le atacaban con intensidad o sentía como algunas partes de su cuerpo parecían dormírsele. Ante su historia de cuando Eriol se trastornó tanto cuando Shawn iba a nacer fue que, los dolores prenatales comenzaron a las dos de la mañana de un sábado lo que lo aturdió más y no pudo siquiera conducir, preocupado por su esposa.

-Muchos apostaban que no duraría- suspiró la Señora Hiragizawa. En un momento que se quedaron en silencio. Para Sakura pareciera haber pasado mucho mientras conversaban.

-Yo no.- aseguró Sakura- era notorio el día que Shaoran y yo nos casamos que ustedes, estaban locamente enamorados...

-Tenemos nuestros problemitas… ¿Qué pareja no los tienen? – Sonrió sutilmente.- La última vez que tuvimos una discusión fuerte, no nos hablamos dos días. Después… arreglamos las cosas… - respirando lentamente.- Discutimos precisamente por el pasado de Eriol…

-¿Cómo? Pero si él siempre te ha sido fiel Asuka.

-Eriol es un caballero Sakura- declaró Asuka con firmeza mientras otro dolor surcaba su vientre. – Quiso casarse antes de tener a nuestro bebé. Las mujeres de Diario Tokio que permanecen allí no pueden creer que me sea tan fiel...- sonrió triunfante.- Conociendo su pasado. Pero yo, hesité un día cuando no llegó a casa temprano y me habían dicho que salió con una mujer. Que al final resultó ser una inversionista… - sacudiendo su cabeza- Mis celos me hicieron casi perderlo una vez… y pudo haber ocurrido nuevamente. Pero no ha dejado de ser un hombre integro… nunca.

-Igual Shaoran... y ya ves... nos amamos mucho.- aseguró Sakura con una sonrisa. "Ahora lo entiendo… que si lo amo… debo de confiar"- dijo esto ultimo para si misma.

-Por eso, no podemos juzgar un libro por su cubierta ¿no? – sonrió un instante para cerrar sus ojos. Se sentía terriblemente cansada. Una de las maquinas comenzó a emitir un pitido mas pausado y Sakura sintió con aprehensión como la presión del agarre de su amiga se reducía a nada.

-A un lado – declaró la enfermera dándose cuenta de lo que ocurría. Observando a la otra declaró.- Ve por la doctora Yumegui. Los latidos del bebé están muy débiles... – la enfermera salió con estrépito por la puerta. – Y casi no puedo escuchar los de la madre… ¡Vete!

Sakura se sintió nerviosa cuando observaba como la mujer trataba de leer los latidos de su amiga y su pulso. Levantaba sus párpados y observa a sus pupilas.- Está inconsciente... su presión está muy baja… casi no escucho los latidos…

-¿Ocurre algo grave? – Viéndole colocarle la máscara de oxigeno. -¿Acaso … - sintiéndose totalmente impotente ante lo que ocurría.

-Si. El bebé no está respirando... – anunció la enfermera. – Y ella ha perdido el conocimiento... ¡No podemos esperar por obstetricia! – Gritó exasperándose.- ¡Señora Hiragizawa! – Gritaba a Asuka- ¡Señora Hiragizawa¿Me escucha?

Sakura comenzó a sollozar. ¡No soportaba aquello! Sentía como las cintas de la mascarilla rozaban contra su piel pero ante la situación, eran más bien como si la amordazaran. Ella tartamudeó un par de veces para tratar de informarle de la voluntad "Última voluntad" de su amiga pero era inútil: Su mente no respondía.

En aquel momento ingresa una mujer acompañada de un hombre vestido de azul totalmente y portando mascarillas. – Infórmenme.

-Se desmayó un par de minutos atrás... y los latidos del bebé son cada vez menores...- declaró la enfermera. – Le aplicamos un anestésico local y la teníamos bajo observación. El bebé está cruzado y no puede nacer… la presión de ambos va decayendo rápidamente. Sakura notó sorprendida que el hombre, portaba gafas que le resultaban familiares y este se aproximó a Asuka y le agarró una de sus manos. - ¿Quién es usted? – preguntó la enfermera observando al aludido. –Usted no es el médico… - al ver los ojos añiles y gafas.- Usted si es la doctora… pero…

-Su esposo- declaró con firmeza con un brillo amenazador en su mirada. Sakura se sorprendió de ver aquélla mirada tan consternada como la que mostraba el hombre que portaba una mascarilla sobre su rostro. Declaró ahí fijándose en Sakura- Shaoran te espera fuera... Yo me haré cargo a partir de ahora…- entrelazando sus dedos con los de su esposa. Pero los sintió tan fríos. Eriol se agachó cerca de su rostro mientras la doctora se preparaba para intervenir quirúrgicamente y parecía decirle algo a su oído que no podía ser escuchado por los demás.

Sakura asintió y procedió a salir del lugar cuando recordó la promesa que Asuka hizo hacerle.- Eriol: - el aludido se volteó mientras veía a la doctora prepararse para hacer la cesárea. – Ella me pidió que... te dijera... – dudando unos instantes. – Si algo le pasaba a ella...- Hipó consternada. Pero tenía que adquirir fuerzas y decirlo. La mirada inquisidora del sujeto hizo que Sakura, soltara aquello de la manera más rápida pero firme que le era posible. - que hicieran lo posible por salvar a tu hijo... que si era necesario, que la sacrificaran a ella…

Eriol se quedó en silencio sorprendido y a la vez tranquilo. Claro que esperaba algo así de Asuka. La mujer era testaruda cuando se lo proponía pero por el otro, jamás se le ocurriría decepcionar a aquellos a su alrededor. A veces su responsabilidad la sobreponía sobre su propia persona.

¡Cuánto amaba a aquella mujer! Era todo lo que él alguna vez no fue. ¿Acaso estaba dispuesto a perderla?

Eriol sintió un punzón en su corazón. No. No podía… no debía de perderla. Aquella mujer lo era todo en su vida. Sin ella no era nadie. Ella lo hacía sentirse responsable y hasta valiente. Por ella, veía el sol de cada mañana y se preocupaba siempre por regresar a su lado cada noche.

La amaba como no había sentido algo parecido por nada o nadie en su vida.

No estaba preparado a vivir sin ella… aun no.

-Gracias Sakura... pero la doctora hará todo lo posible por salvar ambos... ¿no es así?

-Haré lo que esté en mis manos- declaró la aludida ante aquel voto de confianza. Mientras, Sakura se dio la vuelta para salir de allí, aunque estaba muy preocupada por su amiga.

Cuando salió por la puerta del área de obstetricia, no llevaba la bata azul que le habían hecho poner sobre sus ropas e inmediatamente notó a Shaoran quien estaba al lado del padre de Asuka. Ambos intercambiaron miradas, mientras Sakura, con gesto cansino y preocupado además de las sutiles lágrimas en sus ojos, se abrazó a su esposo para esperar por noticias.

Aquel día la habitación privada del hospital estaba rebosante de personas que deseaban las buenas dichas al nuevo miembro de la familia Hiragizawa. El bebé en brazos de su abuela Mirtle, tenía sus puñitos cerrados mientras los demás conversaban animadamente a los esposos quienes uno al lado del otro recibían las anécdotas de todo lo ocurrido desde dos días atrás cuando Asuka dio a luz.

La británica voló un día antes a ver a su nuevo nieto y a llevarle regalos desde Londres departe de las hermanastras de Eriol.

Tuvo que quedarse en el hospital aquellos dos días y permanecería dos mas, mientras el bebé debía de quedarse en una encubadora el mayor tiempo posible.

Dada la forma que trajo al mundo al pequeño, y las dificultades que enfrentó durante aquellos momentos, había tenido serios problemas de la presión arterial, la cual no volvería a ser la misma y tenía que controlar con medicamentos y estaría en observación mientras el bebé permaneciera en el hospital. También dada su delicada condición de salud, la doctora recomendó que fuera mejor que no tuvieran más hijos. Aunque la decisión entristeció a Eriol quien el pensamiento de una casa llenas de pequeño era su sueño, prefería tener a su esposa más tiempo a su lado y criando los dos niños que el cielo y el destino les habían enviado. Aquel día habían decidido que era hora de que los demás conocieran al pequeño.

Sakura, Shaoran, Tomoyo, Touya, el padre de Asuka, su hermano con Shawn (quien no paraba de hacerle gestos a su nuevo "Manito"), Mirtle y hasta Meiling con Mijail habían ido a ver al nuevo miembro de la familia Hiragizawa. Estos dos también pasaron para anunciar las buenas nuevas que se casarían a treinta días a partir de aquella fecha y que todos estaban invitados.

El pálido rostro no hacía contraste con el de su padre. Los dos pequeños eran el vivo retrato de Eriol en el color de su piel, sus labios, su nariz y su frente además de sus cabellos negros azulados. El pequeño había heredado los hermosos y expresivos ojos de su madre y así se lo hacían saber todos.

-Es un ángel...- declaró Mirtle con su japonés casi perfeccionado. Asuka sonrió agradecida mientras con una bata de seda color verde olivo permanecía echada en su cama con Eriol a su lado mientras sus manos permanecían entrelazadas. –Es un tesoro. Espero que piensen pasar las Navidades en Londres. Tengo que privar contenta a mi nuevo nietecito.- sonriéndoles a ambos padres. Muchos desconocían la solicitud que Asuka le había hecho a Sakura en la sala de partos. Solo Shaoran, Eriol, Sakura y las enfermeras y doctora compartían aquella información.

-¿Y, ya tienen un nombre? – preguntó Sakura. Los aludidos se observaron entre si y Asuka sonrió.

-Aun no nos decidimos... – sorprendiéndoles a todos.

-Creo que se quedará con el nombre de Flan- declaró Eriol sarcástico.

Muchas gotas se formaron en las cabezas de casi todos los presentes. Shaoran declaró.- No por sonar descortés... pero ¿Qué clase de nombre es Flan?

-Estoy bromeando Li- declaró Eriol con una sonrisa sutil en sus labios agregó- Es que, a este encanto- apretando la mano de su esposa- le dio por tener antojos de Flan a mitad de la noche, por tres meses seguidos...

Todos los presentes rieron ante aquel comentario. – Todavía quedan latas de conserva de flan en la despensa de la casa...

-Creo hermana, que quedan conservas de Flan para dentro de dos o tres años... – opinó el hermano menor de Asuka.

-¿Por qué no le colocan el nombre del padre de Eriol? – preguntó el padre de Asuka cortésmente.

-Es cierto... – declaró Mirtle.- Sería un buen nombre para él...

Eriol lo meditó unos instantes. –Riokosame.

-¿Riokosame Hiragizawa? – preguntó Asuka.

.- ¿Un poco largo? – rió su esposo.

Shaoran le observaba con aquella vida familiar hecha y pensó en aquel instante que una vez, pasó por su cabeza que moriría antes de ver aquella escena con su amigo de ojos azules. Su vida de playboy cesó dando paso a una vida tan familiar y tranquila que él no envidiaba.

Él la tenía por igual. Sonrió al notar a su esposa ver con ensueño al pequeño Hiragizawa y luego observó al hijo mayor de Eriol avanzar hasta su padre para pedirle que lo subiera donde su mamá.

En verdad era un hermoso cuadro.

Ya de camino a casa, Sakura iba en silencio. Shaoran por igual mientras conducía. Aquel día decidió manejar él. Fujitaka tenía a los niños bajo su cuidado pues él y Sonomi los iban a llevar a zoológico.

-¿Qué piensas? – preguntó su marido una vez la escuchó suspirar de manera melancólica.

-En nosotros... nuestros amigos... todos en general. – Declaró Sakura- Pensé que lo de Asuka iba a terminar en desgracia... y pudo ser así. Ahora tendrá que vivir bajo medicamentos para su corazón- entristeciéndose un instante.- No será siempre una chica saludable… El médico le dijo que por un tiempo tendrá que tomar medicamentos y revisarse constantemente la presión… quien sabe después…

-Será una chica saludable. Los medicamentos le permitirán llevar una vida normal Sakura. Y Eriol hará lo posible por asegurarse que tenga una vida larga y próspera a su lado y al lado de sus hijos.

-Eriol se notaba resignado… pero la ama… mucho ¿cierto?

-Cuando se ama con tal magnitud Sakura, se atraviesan las pruebas más grandes, incluso la muerte. –Sakura apoyó su cabeza dulcemente en el hombro de su esposo que conducía. – Eriol las cruzó aquel día...

-Me imagino. Ponerle a decidir que, eligiera entre su esposa y su hijo... –suspiró no evitando sentir un leve temblor.- Es una difícil elección. Yo no sabía en aquel momento si era correcto o no decirle lo que ella me había pedido…

-Hiciste bien en decírselo aunque no significaba nada para él. Pero Eriol prefirió elegir a ninguno. Le especificó que "Sin uno no tendría sentido el otro vivir" – declaró Shaoran- Por suerte, según nos explicó la doctora, sacaron al bebé justo a tiempo...

-Aunque Asuka estuvo muerta por unos segundos...- recalcó Sakura. –Y han quedado consecuencias…

-Si hubiera sido mi posición la de Eriol, no se que habría hecho. Pero creo, que, habría actuado igual. No podría haber vivido sin ti o nuestros hijos...

-Creo que actuaría igual... – Afirmó Sakura después de unos segundos.

-¿Ah si?

-Si me pusieran la decisión de nuestros hijos o tu... claro que si... es una decisión difícil y hasta imposible...

-Eso me halaga...

-¿Lo hace, por que?

-Porque solo una esposa que es infeliz con su esposo, podría decidir primero a los niños... pero tú no eliges ni uno o el otro...- llegando a un semáforo. Miró a Sakura con aprehensión antes de que sus labios rozaran en un beso dulce y delicado. Separándose un instante, declaró.- ¿Vamos por los chicos?

-Si- declaró la señora Li- Cenaremos en casa como una familia...- afirmó con dulzura.

-Creo que Sonomi no nos dejará salir de la casa...- afirmó Li sonriéndole sutilmente- Quiere encarar su papel de abuela a la perfección con los gemelos y nuestros hijos.

Sakura rió para agregar- Supongo que si... pero podemos cenar entonces allá si nos invitan...

-Y después, señora Li- declaró Shaoran colocando una mano sobre una de sus piernas- Serás toda mía...

-Vaya con usted Señor Li: pensé que para usted, siempre era suya... – respondió Sakura ante su presunción.

-Querida mía: para mí, siempre has sido tú.

--------------- FIN:

¡OH my god! Lo terminé.. jajajaja finalmente pude concluir esta historia que, ha sido mi mas grande reto hasta este instante. No hay felices para siempre, pero si un intento de sacar el mayor provecho no importando las circunstancias difíciles que se nos presenten.

Ya ven que, no todo es felicidad con todos hasta siempre. Sakura tiene menos dudas pero la semillita está por ahí. Asuka tendrá que enfrentar una vida con problemas de corazón pero tendrá a su esposo a su lado y Touya y Tomoyo tendrán que enfrentar las dificultades de ser la esposa de un galeno importante en la ciudad. Pero aun así saben que sus vidas, si fueran tan perfectas, la monotonía acabaría con todo. Un beso y un saludo a todos que, me hicieron llegar hasta este momento, en donde han seguido la historia. Nos veremos nuevamente en "Rodeados Por el Escándalo" y en "Dos Vidas: Un Destino" que está reformateado para ser subido nuevamente a los servidores.