Capítulo diez

Mientras tanto, Saki había ido al baño como si nada, pero al regresar, el mismo pervertido que había acosado a Paola intentó engatusar a la colombiana.

-Vaya, vaya… ¿No serás por casualidad la hermana del novio de la Lolita?

-¿Y a usted qué le importa? –respondió Saki, pues había reconocido al tipo del cual le había hablado Jun. –Sé que usted acosó a mi amiga.

-¿Acoso? Si sólo quería hablar con ella. Aunque pensándolo bien… Estás mucho mejor que ella. ¿Eres modelo o actriz? Si quieres puedo ser tu agente.

-Váyase o llamo a mis amigos, pervertido.

-¿Y?

Saki tomó aire, y gritó pidiendo auxilio. De inmediato todos los del Toho, Matías, Darío y Jun corrieron en su auxilio.

-¿Cómo viene a importunar a mi hermana? –dijo Jun, esta vez sin dudar en usar sus puños si era necesario.

-¡Lárguese, viejo verde! –gritó Shimano, mientras Koike se las veía más que negras y renegridas para evitar que su loco amigo atacara al acosador.

-¿Ya no se puede ser amable con una joven bella o qué?

-Amable sí, pero asqueroso como usted no –dijo Furuta.

-Si no se va en este instante, juro que se las verá conmigo –volvió a decir Jun.

-Y no sólo con él, si no con todos nosotros –agregó Kazuki. –Se las verá con el Toho y compañía.

-Compañía… Eso sonó despectivo.

-¿Y tú qué dices? –dijo el cínico, dirigiéndose a Saki, quien no respondió con palabras… Si no con una certera patada en la cara del pervertido. (¿Recuerdas cómo quedó Marie Schneider después de eso?)

-¡Así se hace! –exclamó Matías. Sin embargo, los meseros del lugar exigieron saber qué había pasado, y Jun, con mucho el más hábil en las palabras explicó lo que había pasado. Por suerte las cosas se arreglaron en ese momento, que si no, la policía se habría llevado a todos.

Más tarde, ya recuperados del susto, todos fueron a la casa de Paola a ver unas películas que Takashima y Kawabe habían alquilado.

-Conociendo a estos locos, probablemente alquilaron películas de cine arte –dijo Paola por lo bajo. –Como Kawabe es tan refinado…

-Para tu información, no elegimos cine arte. Alquilamos El Aro (versión japonesa) y La Tumba de las Luciérnagas –dijo Katsuharu, ofendido.

-¡Qué raro que hayan elegido una película de anime! –dijo Kazuki. –Con los flojos que son sus gustos para ello…

-Bueno, la elegimos teniendo en cuenta a los invitados –dijo Takashima, conciliador. –Ya que supongo que a Saki no le gustan las series de acción.

-Te equivocas. Me encanta el anime de acción, aunque admito que detesto Dragon Ball con toda mi alma. Me quedo con Rurouni Kenshin o FLCL.

-¿FLCL?

-¿De dónde creen que saqué el nombre de Ta-kun?

-Con razón…

-En fin. ¿Cuál quieren ver primero?

El Aro! –exclamaron varios.

-La Tumba de las Luciérnagas –dijeron otros… quizás llegando a ser la mayoría.

-Les advierto que van a terminar inundando el apartamento –dijo Furuta, tan serio como siempre.

-¿Por qué lo dices, Furuta-kun? –preguntó Saki al enigmático joven.

-Porque le encanta ir a cine –respondió Matsuki, práctico.

-Eso lo explica –y todos se sentaron en el sofá o en el suelo para ver la película.

Por suerte Tsubaki, Naoko y Saki habían hecho cantidades industriales de palomitas de maíz (sé que les dices pipocas ;)), por lo que se rotaban los tazones llenos del pasaboca, mientras ya varios de los presentes (Shimano el primero) derramaban lágrimas. Darío y Furuta observaban la película tan serios como siempre, mientras Saki se veía tan concentrada que si le hubieran echado un balde de agua helada ni lo habría notado (bueno, sí lo habría notado…). Matías estaba entre Jun y Saki, tragando palomitas, mientras que Jun se lanzaba una por una con una mano y no fallaba.

Paola y Ken estaban abrazados viendo la película, los ojos de la germano-japonesa ya brillantes con lágrimas que amenazaban con salirse, al igual que las otras parejas presentes (Naoko-Hiroshi y Kazuki-Tsubaki), y Ta-kun estaba sentado en el regazo de su dueña, sus ojos llenitos de lágrimas que ya caían sobre el suelo.

Al final de la película, muchos de los presentes lloraban (como Paola y Saki), berreaban (como Shimano y Oo Ta-kun) o sencillamente pensaban que había sido una buena película.

-¿Quieren ver la otra película? –preguntó Kawabe.

-¿Qué tal si nos dan cinco minutos para estirarnos, descansar e ir por algo de tomar? –dijo Naoko, quien decidió dejar a Misuki en el cuarto de Paola para que durmiera.

-¡Apoyo la moción! –dijo Paola instantáneamente, corriendo al baño. No quería que la vieran con los ojos aguados.

-Vale. En cinco minutos sigue la segunda función –dijo Takashima, divertido. –Y chicas… Por favor preparen más palomitas; esto se va para largo.

Tsubaki y Saki se miraron, y al parecer se pusieron de acuerdo sin decir nada.

-Ya que estamos en estas… ¿Por qué no preparan USTEDES las palomitas? Nosotras no somos sus sirvientas –dijo la colombiana, a lo cual la novia de Sorimachi asintió tímidamente.

-Uuuuuuuuuuyyyy… -exclamaron varios de los muchachos, riéndose.

-Ja, ja, ja… eso es ser la hermana del Rey del Sarcasmo –dijo Kazuki, quien se cayó al suelo riéndose a todo pulmón.

-¡A mí se me quema hasta el agua hervida! –dijo Takashima.

-Anda ya… Que si las chicas hicieron huelga, pues nosotros podemos hacerlo –dijo Matías, secándose las lágrimas de risa y dirigiéndose a la cocina. –Esta tanda de palomitas será cortesía de Matías Dugatkin.

Al oír eso, varios de los muchachos se quedaron helados.

-¿Ahora qué pasa? –preguntó Jun.

-Matías nunca ha cocinado –dijo Sorimachi en un susurro. –Será mejor que lo saquemos de ahí antes que provoque un desastre.

Pasaron dos, tres, cuatro minutos, y nada pasó. De hecho, los del Toho estaban sorprendidos de ver que el argentino había regresado a la sala con varios cuencos de palomitas… De varios sabores.

-¿Cómo le hizo? ¡Si él nunca ha cocinado nada en su vida! –exclamó Shimano, quien se apropió del tazón de palomitas de jalapeño.

-¿Que acaso nunca has oído de las palomitas para microondas? –respondió Matías, muerto de la risa.

-Pues sí, pero…

-Pero nada. Vamos a ver la película y disfrutar las palomitas –dijo Jun, sorprendiendo a muchos.

-¿Estás bien, Jun? –preguntó Shimano. -¡Pensé que odiabas a Matías!

-Pensaste mal. Además, si a ambos nos gusta el Boca Juniors…

-Tenías que ser de Boca –Paola dijo, entrando a la sala. –Ay, Juncito, pensé que tendrías mejor gusto.

-Dije que soy de Boca, pero jamás negaré que hay excelentes futbolistas en River.

-Lo dices para salirte por las ramas.

-Ni que yo fuera mono… Es decir, que ni que yo fuera Ishizaki –dijo el colombiano, haciendo reír a todos.

-Oye, Jun, te pasaste con eso… Ishizaki-kun es amable a pesar de todo –dijo Saki, lanzándole una mirada de reproche a su gemelo.

-En fin, en fin… Vamos a ver una película de terror y no de peleas –dijo Koike. –Así que por favor, siéntense.

Ni bien lo dijo Hideto todos hicieron caso, aunque Matías se sentó junto a Saki, apoderándose de las palomitas de caramelo. (¿Lo habrá hecho adrede?)

Ya iban en mitad de la película, y varios ya andaban con los nervios de punta. Shimano tenía uno de los cojines del sofá de Paola entre sus manos ya a punto de destriparse, y Ta-kun temblaba de cabeza a cola. Koike estaba tan nervioso y embobado con la película que tenía unas palomitas de jalapeño a medio masticar en la boca, y a Ken le dio un escalofrío por la espalda, haciendo que él enderezara la espalda de repente. Sin embargo, Jun, Saki, Darío y Furuta observaban como si nada la película, puesto que a los gemelos no les había causado miedo… Hasta que sonó el timbre del apartamento, haciendo que todos gritaran y brincaran del susto (sí, Darío y Furuta incluídos)

-¡Es el demonio de la películaaaaaaaaa! –Shimano gritó, aterrado, mientras él y Koike estaban abrazados por el susto.

-No seas tonto, Shimano –Matías dijo, jadeando, pues había sido de los que más duro había gritado.

-Na… ¡Nananana naaana na! –Ta-kun dijo, convertido en una auténtica bola de pelo negro, pues todo su pelaje estaba erizado como púas de puercoespín, aunque señalaba la puerta con una de sus temblorosas patitas.

-¿Qué dijo tu gato, Saki? –preguntó Darío, recuperando la compostura (también había tenido el pelo de punta), mientras el otro serio del combo detenía la cinta.

-Dijo que hay alguien a la puerta –respondió la colombiana, yendo a abrir la puerta.

-¡NO LA ABRAS! –Shimano gritó.

-Pero si nada puede pasar –Jun respondió. –La maldición es telefónica, no a la puerta.

Mientras Jun calmó a Shimano diciendo aquello, Saki abrió la puerta, donde un mensajero tenía un paquete.

-Disculpe… Paquete para la señorita Aiza Saki.

-Sí, soy yo.

-Necesito que firme aquí… Y dígame por qué gritaron tan duro ahí dentro.

-Estábamos viendo El Aro y el timbre nos asustó.

-Ah, ya… -y una vez se fue, la joven colombiana cerró la puerta.

-¿Quién era? –preguntó Paola, curiosa.

-Era un mensajero… Con un paquete.

-¿Para quién? –Shimano dijo, acercándose a Saki cual serpiente. -¿Qué hay ahí?

-Es… para mí.

-¡Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy! –exclamaron las chicas (y algunos de los chicos) -¡Saki tiene un admirador secreto!

-No molesten… Sigan viendo la película. Yo voy a ver qué recibí.

Y Saki entró a la habitación de huéspedes. Una vez había encendido la lámpara de la mesa de noche, abrió el paquete… Donde había varias camisetas de fútbol… ¡Autografiadas con varios de los jugadores favoritos de la colombiana!

-Ronaldinho… Córdoba… Roberto Carlos… Palermo… ¡Esto parece para una subasta! –murmuró Saki para sí, y después de revisar con cuidado las camisetas, encontró una tarjeta.

"Quisiera haber podido enviarte algo más digno de una auténtica futbolista, pero no pude conseguir una estrella… Para la estrella que ilumina mi camino" –rezaba la tarjeta, haciendo que la joven se sonrojara… Y alguien más la vio así.

-¿Y esas camisetas? –preguntó alguien detrás, asustando a Saki.

-¡Matías! No me des esos sustos.

-Lo siento. La curiosidad me picó.

-Chismoso… No sé; estas camisetas llegaron en el paquete.

Por Dios! ¡Si están autografiadas! ¡Y hasta del Boca! Vos tenés a un verdadero admirador secreto, Natalia.

-Ya lo sé… Pero no sé quién podría ser.

-Y hasta tarjeta te envió el galán –dijo Matías, tomando el objeto aludido y leyendo el mensaje.

-No digas más cosas, Matías. Me estás haciendo sonrojar –dijo Saki, incómoda, sus mejillas rojas como la rosa que ella había recibido antes.

-Bueno, no es mi culpa, ¿sabés? Yo sólo me limito a decir la verdad. Sos bonita, Saki, y aquel que está tratando de llegar a tu corazón te conoce muy bien.

Para fortuna o desgracia, el argentino tenía razón. El misterioso individuo parecía conocer bien a la joven futbolista… Y además sabía a qué jugadores admiraba ella.

Y si…

¿Y si Matías era el que había estado enviando aquellas cosas?

Gracias a Kazuki la colombiana sabía que el argentino era muy bueno actuando, y además era buen cantante… Por lo que podría haber estado fingiendo. Pero también sabía que él era de las personas más sinceras con ella.

Mientras tanto, la película se había acabado, y los que se estaban quedando en casa de Ken estaban a punto de irse, aunque el anfitrión dijo que se quedaría un rato más.

-Pero si tú tienes las llaves, tonto –dijo Takashima. –Si no nos abres, ¿cómo entraremos?

-Pues tómalas –y el Karate Keeper le lanzó su llavero a su interlocutor. Acto seguido los otros se fueron, y mientras Imai y Naoko iban por Misuki a la habitación de Paola, Kazuki se despedía de Tsubaki y Jun y Darío llevaban los tazones de comida a la cocina, Ken le preguntó a Paola por qué había estado tomada de la mano con Jun en el restaurante.

-Porque Jun fingió ser mi novio –respondió la Wakabayashi.

-Anda ya… No me parece muy gracioso.

-¿Y quién dijo que era una broma? Pasa que cuando fui por el hielo para la frente de Takashima, el mismo pervertido que molestó a Saki me había acosado antes, y cuando el tipo casi me atrapa, llegó Jun y me salvó el pellejo con esa mentira.

-¿Debería creerte? –preguntó Ken, sonriendo sarcásticamente.

-¿Debería pedirle a Jun que te diga lo que pasó? –respondió Paola, con el mismo gesto que su novio. –No… Mejor le digo que venga. ¡Jun, necesito que vengas!

-¡No soy tu perro faldero! –respondió el aludido en la cocina, y ¡oh, sorpresa! Se escuchó una carcajada.

-Más vale que ese no haya sido el hermano de Saki o le parto la cara.

-No, no fui yo –dijo Jun, quien iba para allá. –Fue Darío. Y como diría un personaje cuyo nombre no recuerdo: ¿para qué soy bueno?

Paola le pidió al colombiano que explicara lo que había pasado con el pervertido, y lo que contó el colombiano despejó las dudas de Ken (que aunque no es realmente tan celoso, es escéptico, o al menos eso pienso yo)

-… y creo que no sobra aclarar que haría eso por cualquiera de mis amigas o amigos. Es un defecto de nacimiento.

-Eso o tu cara –dijo Darío, metiendo baza.

-¿Se puede saber qué tienes en contra mía?

-Nada… Es sólo que pareces rarito.

-Y dale con la burra al trigo –Paola dijo, ya comenzando a enojarse. -¿Por qué no entiendes que Jun es normal?

-Lo entiendo bien, pero, ¿estás diciendo la verdad con respecto a tus gustos? Porque noté que no te molestó para nada lo de Ale.

Paola iba a responder, indignada ante la grosería de Darío, pero Jun con un gesto de la mano la detuvo.

-No sé tú, pero yo soy bastante tolerante con respecto a los gustos de la gente. Si el amigo español de ustedes es del otro equipo, y sabes a qué me refiero, no veo por qué deba armar un escándalo de orden mundial. Además, siempre he pensado que soy un hombre recto. Mi madre no crió gente rara, porque mi hermano mayor está casado y Saki es novia de Genzo, y yo sencillamente estoy dedicado al fútbol aunque pueda que más adelante encuentre a la mujer de mis sueños. Vuelvo a preguntarte: ¿tienes algo en mi contra?...

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Jajaja, Saki reinventó el adjetivo "celoso" por "escéptico" ¿no es genial y muy pero muy original? XDDDD

A continuación una aclaración que Saki hizo para mi, pero sé que será útil para los que no vieron "La tumba de las luciérnagas": En la época de la II Guerra Mundial, Japón ha sido atacado por los aliados y los civiles pagan los platos rotos. Seita y Setsuko, dos hermanos que quedaron huérfanos se van a vivir donde una tía que los trata muy mal, y al final deciden vivir solos en un refugio antiaéreo abandonado, pero literalmente van muriéndose de hambre, pues el mayor tesoro de la pequeña Setsuko es una vieja lata de caramelos que al final sólo contenía piezas de plástico. El título se debe a que atrapaban luciérnagas para iluminar el lugar, pero se morían muy pronto y Setsuko los enterraba. Sin embargo, ésta cae enferma y muere, dejando a Seita solo… Y tanto al final como al principio sale el chico muerto. Muy triste, pero es de las historias más hermosas que he visto...(de dedo y letra de Testament Saki nn)

- Palomitas de maíz o pipocas o pochoclos o como sea que quieran llamarlas, hay para todo gusto y nacionalidad XDD

- "Ronaldinho… Córdoba… Roberto Carlos… Palermo…": en orden, brasileño jugador del Real Madrid (al menos hasta ahora); colombiano ex portero de Boca Juniors (¿ahora está en Colombia? Oo?); otro brasileño del Real Madrid y el último, argentino del Villarreal (¿o es que ya volvió a Boca? ¡ya qué! XDD).