Capítulo catorce
Cuando Ken regresó a su mesa se topó sólo con Jun, ya que a Carlos lo había sacado a bailar una morena que lo había estado mirando desde su ingreso al lugar.
-¿Y Paola? –preguntó el japonés, sentándose
-Fue a bailar con Matías –respondió Jun vagamente, mirando los hielos de su vaso
-Ah...
En medio de tanto bullicio el silencio se hizo entre los dos. Jun nunca había sido curioso, pero para lástima suya, aparentemente algunos defectillos de ese grupo de alocados se le habían pegado, por lo que una pregunta lo carcomía por dentro, pero no sabía ni cómo formularla, ni si debía hacerlo.
-¿Ése Izawa es amigo tuyo? –preguntó Jun inocente, ganándose una mirada fúrica
-Ése jamás fue ni será mi amigo –escupió Ken entre dientes
-Ah... –murmuró el colombiano, pensando que había sido mala idea hacer esa pregunta
-Parece que Saki se está divirtiendo mucho –comentó Shimano, sentándose junto a ellos- Ella y Manolo son la atracción de la noche
Ambos vieron al lugar donde les señaló el recién llegado, descubriendo que efectivamente Saki y Manolo se habían subido encima de la barra del bar, donde bailaban entretenidos. Luego se les unieron Matías y Koike, aunque éste último no era tan bueno bailando como los iberoamericanos.
Rato después toda la "compañía" se reunió nuevamente, dejando la mesa bastante pequeña para esa multitud.
-¿Alguien quiere alguna bebida? –preguntó Kazuki
-Yo quiero una white drink on the rocks –respondió Shimano campante
-Quiere leche fría –aclaró Matsuki mirándolo con cara de ¡hello!
-Yo un tequila, gracias –dijo Matías, sentándose junto a Paola
-¿Y tú Saki? –inquirió Eirina, luego que todos los demás habían respondido pero ella hallaba interesante el distanciamiento del argentino
-Un tequila –murmuró ella, más como remedando lo dicho por Matías
-Pero Saki, tú no bebes –le recordó su hermano extrañado
-Sí, por eso pedí un jugo de piña –reaccionó Saki
-Nah, no pediste jugo, pediste tequila –corrigió Darío con una media sonrisa, lo que podía significar que estaba algo tomado
-No, dije jugo –insistió Saki
-Traele un jugo, no creo que resista un tequila –comentó Matías con indiferencia
-¿Y por qué no, eh? –se indignó la colombiana
-Porque tú nunca tomas –intervino Paola, tomando un sorbo de la bebida de Ken, que se veía más tranquilo al tenerla a su lado (¿será machismo o posesivismo? OO)
-Oye Matías, ¿estás molesto conmigo por algo en particular? –inquirió Saki curiosa, dejando sorprendidos a los demás
-No, por qué, ¿debería? –devolvió el argentino, prendiendo un cigarro
-¿Qué no sabes que el cigarrillo mata? –insistió Saki ceñuda
-Sí, pues de algo tengo que morir ¿no? –ironizó Matías, mientras lo demás los miraban como partido de tenis
-Dame eso –exigió Saki, quitándole el cigarrillo de la boca y partiéndolo en dos
-¡Qué hacés!
-Alargándote la vida...
-Antes que sigan con esta discusioncita –dijo Kazuki impaciente- ¿Alguien más tiene algo que pedir?
-Sí, que Saki y Matías dejen de pelear por la broma estúpida que les hice –comentó Paola fastidiada
-Yo no... –replicaron los dos al mismo tiempo, provocando las sonrisitas de los demás
-Ya dejen de discutir –trató de calmarlos Tsubaki, que aunque no entendió ni pito, no le gustó el tonito que habían empleado y suponía el motivo del dilema- Si ambos saben que lo que dijo Paola no es cierto, entonces no se compliquen
-Por mi no hay problema –corroboró Matías con sinceridad, extendiendo la mano- ¿Amigos?
-Humm...amigos –dijo finalmente Saki, sonriéndole
-¡Brindemos por eso! –exclamó Manolo levantando su vaso
-¡Momento, que nosotros no tenemos vaso! –replicó Shimano disconforme
Paola sonrió mirando a Ken, mientras los otros apoyaban a Tadashi y le exigían groseramente a un indignado Kazuki que se apurara con sus bebidas.
-¿Ya mejor? –le susurró la muchacha
-Estaré mejor cuando Izawa se vaya del país –alegó Ken con sarcasmo, ganándose un codazo en las costillas por parte de su novia.
Al fin llegó Kazuki con las bebidas (entre ellas un jugo de melón para Saki ya que no había de piña y además, ella es alérgica a la piña como yo… gomen nasai, no lo sabía --)
-Bueno, al fin llegó el mesero –dijo Shimano, ganándose una auténtica mirada de odio por parte del mencionado. -¿Qué tanto hacías?
-Cómo decirlo… ¡Ah! Jun-kun, ¿me permites un poco de tu sarcasmo?
-Ni que el sarcasmo del mundo me perteneciera –respondió este, sarcástico sin querer, y sonriendo divertido.
-Gracias –y tomando aire… -¿Será que ESTABA ESPERANDO A QUE ME ATENDIERAN?
-Buen punto, Kazuki-chan –Tsubaki dijo, divertida.
-Ya Jun tiene competencia –Paola dijo antes de beber un poco de su jugo.
-¿Con respecto a qué? –Darío dijo. -¿A lo 'rarito?'
-No. Con respecto a su mordacidad –Ken dijo. –Y ya deja de decir que Jun es raro.
-Para raro yo, chaval –Alejandro agregó, defendiendo al colombiano. –El tío éste es un hombre hecho y derecho. Si queréis, os firmo en un juzgado lo que he dicho.
-Tampoco exageres, Alejandro –Jun dijo. –Sin embargo, muchísimas gracias.
-Bueno, lo que dice su amigo es verdad –Santana dijo, antes de beber un sorbito de caipirinha. –Apuesto a que quedarían atónitos al ver qué tan buen capitán es en su equipo.
-Después de esto… ¿Cómo puedes tener la cara para decir que soy 'rarito?' –Jun dijo finalmente a Darío, quien una vez más quedó como ratón de iglesia.
-Bueno, bueno… Ya dejemos las discusiones –Koike dijo. –Mejor brindemos por que estamos aquí con varios viejos y nuevos amigos.
-Faltarían Naoko, Hiroshi y… -Shimano no recordaba quién faltaba (Nota de Saki: ¡Olvidadizo! ¡Sacrílego! XDD)
-Y Ta-kun –Saki rectificó.
-¿Ta-kun? –preguntó Alejandro, algo confundido.
-¿Recuerdas a mi gato?
-No recuerdo haberlo visto.
-Es chiquito, negrito, ojón y más loco que una cabra –dijo Kazuki, divertido.
-Se te olvidó tierno, dulce y adicto al chocolate, Eirina –Paola agregó.
-Lo siento nnU.
-Ah.
-En todo caso…Kampai! –y todos brindaron. Rato después todos volvieron a la pista de baile (o al menos los que lograron bailar con alguien) Kazuki bailaba con Saki, Paola bailaba con Jun, Ken con Tsubaki y así sucesivamente.
-Vaya que la gente se pasa con las bromas ahora, ¿no? –dijo Saki a su amigo en español.
-Sí… Aunque ni modo. Así son ellos, y no hay manera de que cambien. Aunque bueno… Nunca les pediría que cambiaran; son divertidísimos tal cual son.
-Me alegra que pienses eso.
-Pues ya lo sabes… -y comenzó a sonar la canción favorita de Saki en los altoparlantes: Te Doy Mi Vida, de Lucas Arnau (Ya estoy chorreando las babotas…¿quién es Lucas Arnau? OO)
-¿Me permites esta pieza, Saki? –dijo Matías, acercándose a Kazuki y la colombiana.
-¿Qué dices, Kazuki-kun?
-Por supuesto. Quiero ir a bailar con Tsubaki.
El argentino-japonés se fue a donde estaba su dulce camelia ;), dejando a los latinos a solas.
-Estás bastante animada, Saki –Matías dijo casualmente.
-Dame una buena razón para no estarlo.
-Buen punto. Sé de una razón, pero me alegra el verte tan alegre… -pero Matías no pudo decir más, pues Saki se había puesto a cantar, y como una buena canción suele ser más pegajosa que la miel, el argentino tampoco pudo evitar el comenzar a cantar a voces con su amiga.
-Te doy mi vida porque te llevo por dentro/ Acariciándote lento/ hablándole al corazón/ Te doy mi aliento para que bailes tu cuerpo/ Dejes que brote por dentro para llenarlo de amor/ Te doy mi vida ya llevo el alma encendida/ Vengo bailando mi cuerpo para que bailes mi son/ Te doy mi cielo y las estrellas te entrego/ Para decir lo que siento para entregarte mi amor con el corazón…
Por supuesto, la gente que estaba cerca de la pareja de amigos que estaba cantando se quedó estática, escuchándolos. Ni la colombiana ni el argentino se dieron cuenta; siguieron bailando y cantando con toda el alma hasta que terminó la canción, y todos aplaudieron como locos.
-¿Ya ves lo que hacés, Saki? Te ponés a cantar y me hacés cantar también.
-No me digas que te hice cantar, Matías. Yo comencé a cantar porque no puedo evitarlo, y tú te uniste a la causa… -Saki respondió, divertida. –Además, ¿tiene algo de malo?
-No, pero…
-Entonces, ¿de qué te quejas? –y riéndose, la colombiana fue a sentarse.
-¡Mujeres! –fue lo único que Matías acertó a decir antes de ir al baño. Entretanto, Jun llevaba un buen tiempo sentado, pues Paola se había puesto a bailar con Ken una vez más (Nota de Saki: Ken baila mejor que Genzo. Nada que hacer; deje así ¡La Pelota de Letras ataca otra vez!), y su gemela se le acercó.
-¿Y esa cara larga?
-No es nada, hermana…
-¿Seguro de ello?
-No seas chismosa.
-Entonces sí hay algo.
-¿Vas a molestar como los otros? –dijo Jun, ya enojado. –Se nota que los del Toho te hicieron cambiar.
-¿Y qué tiene, Andrés? Son muy buenos amigos, aunque sean más locos que nuestros amigos en Colombia, o nuestros ex-compañeros de Nishiyama.
-En todo caso… Hay cosas que no me entran para nada; por ejemplo la actitud de Matías.
-Y dale con la burra al trigo. Andrés, ¿qué parte de tu conversación con Matías no te quedó clara?
Jun le relató a su hermana lo que Matías le había dicho a Paola cuando la sacó a bailar, y como respuesta sólo obtuvo las risas de Saki.
-Ay, Jun… Puedes ser tan ácido como un limón, pero eres un inocente corderito. Matías sólo actúa así por molestar. Él y Paola son amigos desde hace un buen tiempo, y no es tan tonto como para intentar separarla a ella de Ken. Él tomó esa actitud conmigo también porque sabe que no me molesta tanto… Además que él mismo lo aclaró: No sería capaz de meterse entre Genzo y yo.
-Francamente no me da la impresión. Además, he notado que a veces te le quedas mirando.
-Eso significa que no estoy ciega. Es decir, aunque tenga novio, no he perdido el derecho a ver las cosas buenas que puso el Vecino de Arriba en la Tierra, pero tampoco es como para incluso atreverme a pensar en serle infiel. Sabes que yo soy mujer de principios firmes, y eso hace que Genzo confíe en mí. No tiene nada que temer, eso mismo digo de él.
-Entonces, ¿quién es el hombre que te ha enviado regalos? –Jun replicó, mordaz y enojado. –Nadie sabe quién es y yo tengo mala espina con Matías. Ninguno de los japoneses puede ser porque ellos no te conocen lo suficiente y varios tienen novia e incluso esposa. Dices que Matías no es. A Darío le caemos como Tiro del Fénix al hígado, y ni pensar en Carlos porque nos lo encontramos hace poco. Tampoco puede ser el amigo del otro equipo de Paola porque también lo acabamos de conocer. Entonces, ¿quién es el que te ha estado enviando cosas?
-Andrés… -Saki dijo, seria y dolida. –Esa es una pregunta a la cual quisiera tener respuesta lo más pronto posible, pero no tengo ni una pista. Ni una.
Terminó la canción y Paola se acercó a donde estaban los Aiza, serios, y pretendió cortar algo con sus dedos haciendo tijeras.
-¿Qué haces? –preguntó Saki a su amiga.
-Corto la tensión entre ustedes –respondió ella, divertida. -¿Qué pasa, chicos? Andan con cara de muertos frescos.
-Adivina. Jun y sus malas espinas.
-Como si nunca hubieras tenido una ¬¬. Como la vez en que sospechabas de Gina…
-¿Quién es Gina? –preguntó Paola, curiosa.
-La curiosidad mató al pato –respondió el muchacho Aiza, avergonzado y molesto.
-¿Acaso fue ese amor de adolescente que tuviste?
-Sí –Saki dijo. –Gina fue compañera nuestra en Colombia, cuando tuvimos que regresar, pero ella nunca me dio buena espina. Al final resultó que le era infiel a Jun, y desde entonces mi querido y guapo hermano es un amargado solitario.
-¡Eso no es verdad! –Jun espetó, ya furioso. Era la primera vez que Paola veía realmente furioso al Aiza.
-¿Qué no es verdad?
-Es verdad que Gina me puso los cuernos… Pero no es verdad que soy un amargado. Sí, sólo he tenido un noviazgo, y quizás fue fallido, pero intenté buscar y nada resultó. Decidí dejar de buscar y ahora la gente me tilda de amargado, solitario, e incluso de… (Nota: Jun tiene un pequeñísimo defecto: Cuando ya se le sale la piedra (se enoja de verdad), a menudo llega a ser tremendamente soez, pero sólo Saki logra detener eso)
Saki se escandalizó por la palabrota de su hermano, y Paola tragó saliva. Era hora de apagar el incendio que estaba causando el colombiano.
-Entonces no has tenido mucha suerte… En eso sí eres muy parecido a Saki, Jun.
-¿Qué?
-Sé la historia de Saki, y tú también la conoces de sobra, así que no es necesario que la repita. Estoy segura que te has llamado a ti mismo alguna vez un Eterno Solitario aunque lo niegues.
-Bueno… Sí me sentía así hace un tiempo, pero al contrario que Saki, sé que uno no debe buscar algo que no le pertenece.
-¿Ya perdiste las esperanzas? –dijo una voz, acercándose. Ken al ataque.
-No tanto que las haya perdido, pero si no es el momento, entonces no vale la pena preocuparse por ello. Por eso digo e insisto que no estoy ahora mismo interesado en conseguir novia…
-Aunque la verdad es que las mujeres que están cerca de ti son unas ciegas –Paola dijo firmemente.
-No digas eso, por favor –Jun dijo, apenado. –Es mejor no complicarse la vida por banalidades como esa.
-Yo no opino lo mismo –Saki dijo. –Tú mismo decías que algún día encontraría a alguien después de lo sucedido con Reiji.
-No sólo fui yo. Mamá y Shinji también. Incluso Sakura te lo decía.
-El sacerdote que predica y no aplica. Caso clásico –Paola dijo tranquilamente, zanjando la discusión.
-Como dijo el célebre filósofo y comediante colombiano Andrés López en boca de mi amigo Carlos Santana: Deixe assim –Saki dijo.
-Excelente idea –y en ese momento Carlos se acercó.
-¿Soy yo, o me pareció oír a alguien hablar en portugués?
-Sólo repetí lo que tú habías dicho, Carlinho –Saki respondió.
-Ah… Entonces me estoy volviendo un poco paranoico.
-Pueda que sí, pueda que no. ¿Qué piensan ustedes?
Los otros tres fingieron demencia. Jun silbó, Paola se puso a observar un mechón de su cabello para ver si tenía horquillas y Ken desvió la mirada.
-Lo dicho.
-¿Y ahora qué planean hacer?
-Buena pregunta. Paola… ¿Qué van a hacer ahora?
-Bueno, nos iremos en dos días, Saki, por lo que será mejor aprovechar lo que nos queda.
-Carpe diem o muere por irresponsable –Jun dijo, recordando algo que había leído una vez y echándose a reír… Y a su vez los otros que estaba ahí se echaron a reír.
-Esa frase estuvo buenísima –Ken dijo, riéndose como el Pulgoso (Sin ir a ofender. Me refiero a ese perro de las caricaturas viejas de Cartoon Network, compañero del Barón Rojo que se reía casi jadeando. A veces yo misma me río así ;P Eto...sin comentarios nn)
-Buen punto –Carlos agregó, secándose una lágrima de risa. –Aunque yo diría que carpe diem o muere por no aprovechar las vacaciones.
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No es por ser viciosa, porque de hecho no bebo, pero una vez probé la caipirinha ¡y es deliciosa! o
