Capítulo 02

.: Explicaciones :.

El ambiente era notoriamente tenso en aquel despacho.

El anciano de ojos azules tenía su mirada puesta en los dorados ojos de Remus.

No sabía qué decir exactamente. Había una niña Muggle en la enfermería de la escuela. Inconsciente, por lo demás.

Severus estaba sentado en una de las sillas del lugar, algo apartado. Había escuchado todo el tiempo, sin decir ni una palabra.

Ahora esperaba la reacción de aquel anciano hombre.

Era en verdad, algo inaudito. Ningún Muggle en su vida, había puesto un solo pie en Hogwarts.

Ya eran más que conocidos los centenares de hechizos para evitar que se acercaran, y más aún, que entraran. El estatuto del secreto de la magia corría riesgo de quedar al descubierto por este solo incidente.

Dumbledore cortó el contacto visual, y comenzó a caminar dando vueltas en el estudio... pensando qué sería lo que harían...

Recordaba lo que había escuchado antes de que los hombres entraran en su oficina.

Albus Dumbledore se encontraba sentado en su escritorio, leyendo unos documentos, cuando las voces inconfundibles de Severus y Remus captaron su atención. Era obvio que estaban inmersos en una conversación bastante "acalorada" por decirlo menos.

"Ya lo sabes Lupin... todo esto fue por tu manía salva-vidas."

"¿Manía?... bueno, lamento haber arruinado todo por ayudar a alguien... ¿sabes? Me impresionó cómo estaban de felices al vernos... si hasta habían preparado para nosotros té y galletas, es una verdadera lástima..."

"Basta. Sabes que ése no es el punto."

"¿Entonces cuál es?"

"Es el hecho, de que cualquier cosa puede estar pasando en este preciso momento, mientras juegas al superhéroe."

"Oh, claro, de todas maneras, da exactamente lo mismo... un herido más, o uno menos... sabes que cuando dábamos nuestra ronda no vimos nada..."

"Nada, a excepción de ese dementor. Claro, todo puede esperar."

"Cuando Pomfrey la recibió, dijo que debía actuar rápidamente. No comprendía por qué su estado. Y..."

"Lamento decirlo, pero Pomfrey suele exagerar sobre el estado de salud de sus pacientes. Puedes ver que cuando Potter sale herido por cualquier circunstancia, ella hace tal alboroto que pareciera que el chico fuera a morir."

"Oye, primero: Poppy es una profesional excelente, que sabe hacer muy bien su trabajo, y segundo: No metas a Harry en esto. Sabes muy bien que eso no es así. Él ha pasado por situaciones que ni tú ni yo, hemos tenido el placer de experimentar. El chico a ti no te ha hecho nada, y desde el primer día que él pisó el colegio, tú te has dedicado a hacerle la vida un infierno cuando te ha sido posible... y no me mires con esa cara, pues sabes que es verdad."

Snape guardó silencio por unos momentos. No sabía qué responder. Sabía, (aunque no quisiera admitirlo) que el tipo enfrente de él había dicho varias verdades.

"Bien, bien... lo que digas... no quise alejarme del tema que estábamos discutiendo..."

Oh, pero Remus no lo olvidaría tan fácilmente, aunque le sorprendiera un poco la reacción del profesor de pociones. Por un momento había creído que le gritaría, o le echaría alguna maldición encima.

"Dime, Severus ¿Por qué¿Por qué no...?"

Snape le miró. Remus lanzaba tonos de tristeza con cada palabra que de su boca salía.

"Ese afán... ella... definitivamente jamás te puso apodos estúpidos, ni te encerró con ningún hombre lobo en ninguna casa abandonada" – su voz ahora salía casi en un hilo.

"Dime tú, en ese caso... cuál es el fin de estar actuando de esta manera tan... impulsiva, que ni siquiera te pertenece... si no más bien me recuerda... a alguien más. Yo sólo... he actuado según creo que es lo apropiado, pero tú en cambio, lo haces como si fuera personal... bien podría decirse, siguiendo 'su' ejemplo... ¿No crees acaso, que es algo... extraño?"- dijo mostrándose inexpresivo.

Notó que había cruzado una línea, muy delgada. Había olvidado por un instante...

Ahora estaba lo suficientemente consciente, de que aún pesaba en la memoria de Remus la muerte de Black, pero... no había podido evitarlo. ¿No había sido él, acaso, quien había perdido el control antes?. No importaba... ya lo había arruinado.

Se miraron de manera desafiante, algo poco común. Ellos nunca discutían así.

Pero esto era distinto; se adentraban en terrenos personales. Ambos lo notaban, pero no notaron, que cierto director había estado escuchando toda la conversación.

De súbito, sintieron cómo una silla se movía, y cómo unos pasos se dirigían en dirección a la puerta. Habían olvidado momentáneamente que estaban al otro lado de la puerta de la oficina de Albus Dumbledore.

"Señores, sugeriría que entraran. Por lo que puedo apreciar, hay algo que debo saber¿o me equivoco?"
..

- Albus, el joven Percival Weasley ha venido en nombre de Fudge, y se encuentra esperando a que lo atiendas – le dijo Minerva McGonagall, entrando a la oficina un tanto molesta.

Pero su mirada inmediatamente se posó en Remus, parado en medio de la sala, mirando cómo Dumbledore caminaba de un lado a otro, y luego Snape, observando la escena como si ésta no estuviese ocurriendo en verdad.

- Me temo que el joven Weasley tendrá que esperar. Tenemos asuntos urgentes, que deben ser atendidos cuanto antes. Creo que alguno de estos caballeros podrá darle una explicación a la actual situación, pues yo aún estoy meditando todo este embrollo.

La profesora estaba completamente confundida. Mientras veía cómo el hombre volvía a pasearse por su despacho, como si de un león enjaulado se tratase.

En eso, Madame Pomfrey abrió la puerta, mostrando una expresión indefinida en el rostro. Una mezcla entre preocupación y enojo.

- Oh, Poppy, dime ¿Cómo se encuentra la criatura? – preguntó Dumbledore sacado nuevamente de sus pensamientos.

- Hasta ahora no ha despertado. Sus funciones vitales se encuentran en orden, pero no sabría decirle cuál es su estado emocional. Sabe que no me manejo muy bien atendiendo estos casos tan particulares de ataques de dementores, pero por lo que pude apreciar, éste tuvo un efecto bastante grande sobre ella. Realmente no comprendo la razón... quizá tenía recuerdos más tormentosos que la mayoría.

De todas maneras, estoy esperando sus indicaciones sobre lo que hacer cuando despierte, si aplico o no el Obliviate.

- ¡Espere¡NO!... creo que... sería prudente averiguar sobre donde vive, con quienes... ya sabe. No podemos dejarla así nada más. Es posible, además, de que la estén buscando, y... – comenzó a decir Remus, un poco acelerado. Siendo interrumpido por el anciano mago.

- Remus...

- Pero director, sabe muy bien que en ese lugar habrá una reunión de mortífagos. Estaba infestado de espías de Voldemort ¿y pretende devolverla a un lugar donde definitivamente correrá el peligro de morir asesinada?

- Remus, escucha...

- ¡Ya vio lo que acaba de pasar! Un dementor andaba rondando la zona. Eso es sin duda un indicio más que obvio, y lo sabe. Por favor, director, deje que permanezca aquí, por lo menos hasta que atrapemos a algunos en la redada, además... -

- ¡Remus! – dijo el anciano elevando la voz un poco, cosa que detuvo al joven licántropo. – Está bien, tranquilo. Dejaré que se quede. Pero deberás hacerte cargo de todas las investigaciones pertinentes del caso, sin olvidar claro, que tu principal misión, y la de Severus, es infiltrarse ahí. – dijo, y, dando una mirada inquisidora a Snape, que seguía sentado haciéndose el desentendido. – Esto también es para ti, querido Severus.

Snape miró ofendido al anciano director. Él no había estado de acuerdo en ningún momento de traer a esa niña al colegio. No habían tenido otra opción... ahora él era otro "implicado". "Genial... esto me pasa por trabajar con idiotas con complejos múltiples...". Pero, aunque no pudo notarlo nadie más, un alivio le inundó el pecho.

- Muy bien, señor – dijo secamente.

Un carraspeo cerca de la puerta, le recordó a los presentes que la profesora de transformaciones aún se encontraba ahí. Y su cara de felicidad era todo un poema.

- Perfecto. Así que este asunto está solucionado de momento. Ahora, Minerva, te explicaré con más detalle todo esto... Poppy, cuando la chica despierte, infórmanos. Antes de que lo olvide. Creo que sería recomendable, que los estudiantes... no se dieran por enterados de esta inesperada visita.

- Por supuesto. Ah, por cierto, cuando subía, vi a un joven pelirrojo esperando. Parecía algo... disgustado. – dijo la medibruja retirándose.

- Bien, creo que hemos concluido. Caballeros, son libre de irse si gustan. Pero si fueran tan amables de comunicarle al señor Weasley que lo llamaré en un momento, se los agradeceré.

- Como guste, señor. – dijeron Snape y Remus, saliendo del despacho sin mirarse.