Capítulo 8
.: Despertar :.
"¿Qué demonios...?"
Algo muy extraño estaba sucediendo. No recordaba cómo había llegado a ese lugar.
Por alguna razón, estaba congelándose. Frío... recordaba el frío... no recordaba nada aparte de eso.
Lentamente, se levantó de la cama.
"Joder... mi cabeza... ahh duele..."
El lugar parecía una sala de hospital.
Comenzó a recorrer la habitación. Lentamente caminaba por entremedio de las camas, los estantes, las cortinas apiñadas en las paredes... al fondo había una puerta cerrada.
Los grandes ventanales la llamaron. Pudo apreciar un hermoso paisaje. A lo lejos un enorme bosque, y cerca, un lago.
" Pues... que esto parece más un castillo que un hospital..." pensó mientras podía apreciar que unas cuantas torres de piedra se alzaban a los costados.
"Esto es muy extraño... que no recuerdo ni cómo llegué..." Y por esas casualidades de la vida, se le ocurrió poner su atención en una de los enormes cuadros. Al principio, todo estaba bien, hasta que se dio cuenta de un pequeño detalle. La mujer del retrato, se estaba moviendo¡Mierda, sí que se movía!
Espantada, su cuerpo se dirigió automáticamente hacia atrás, y tropezó con una de las camas que tenían puestas las cortinas, y cayendo al piso de espaldas, hizo que las cortinas se salieran de sus soportes.
Con el ruido, Madame Pomfrey llegó enseguida.
- Oh, por Merlín, hasta que al fin despiertas querida niña. Nos tenías muy preocupados.
Pero ella, no prestaba mucha atención, sólo estaba demasiado shockeada con la imagen de una pintura moviéndose, caminando de un cuadro al otro... viendo cómo conversaban... genial... era definitivo... algo en su cerebro se había descompuesto.
- Tranquila, pequeña, tranquila, anda, regresa a la cama. Debes tomar algo...
- Señora, creo que tengo fiebre o algo... mire... las pinturas... que las pinturas se mueven...
- Ah, pequeña, no les prestes atención.
- Pero... que estaban hablando... que yo las vi...
- Pequeña, veremos si acaso tienes algo malo...
Como buena medibruja, tomó su varita, y diciendo "Accio maletín" recibió su pequeño bolsito en su mano, ante la mirada incrédula de la chica...
- Oh, cierto, no puedo dejar este desastre. – dijo señalando las cortinas arrugadas en el frío piso de mármol. "reparo!" Y como por arte de magia, las cortinas volvieron a su sitio como si nada.
La pobre, demasiado impresionada como para reaccionar correctamente, se quedó sentada, encima de la cama, dejando que la mujer le pusiera el termómetro en la boca sin que ella se diera cuenta... luego, con su varita, comenzó a lanzar unos cuantos rayos de distintos colores sobre su cabeza, el corazón, la nariz, la punta de los dedos... en fin...
- Querida, estás perfectamente bien. Ahora, si me disculpas, debo llamar a alguien que desea hablar contigo. Ah, por cierto, hay chocolate en tu mesita de noche. Cómelo, te sentirás mejor.
"¿Cómo era posible que ella estuviese perfectamente bien¿Cómo podía decirle eso, luego de que viera cómo esa mujer hiciera tal... "espectáculo de luces de colores?"
"No, ella no estaba bien..."
Bueno... no podía hacer nada. Se dirigió a su cama, y comenzó a devorar el chocolate, como deseando que ése fuera el remedio milagroso que le regresaría la cordura.
Pero, ése fue el remedio milagroso que alejó el frío, y que extrañamente la hizo sentir mejor.
Se quedó mirando la tableta de chocolate en su mano. La etiqueta decía "Honeydukes"... vaya, nunca había escuchado de esa marca, o lo que fuera.
Sin previo aviso, la puerta de la entrada se abrió, dando paso a un hombre de aspecto agitado.
Se le quedó mirando por un momento. Y comenzó a acercarse a ella.
- Hola.- le dijo el extraño.
Por alguna razón, no sintió miedo hacia él... ni nada... más bien de alguna u otra manera, la tranquilizaba.
- Hola... ¿sabes qué este lugar? .- le preguntó sin más.
El hombre parecía algo nervioso. Aunque sus ojos dorados parecían algo tristes, le analizó con su mirada.
- Bueno, este lugar es Hogwarts.
- ¿Hogwarts¿Qué clase de instituto psiquiátrico se puede llamar así?
El hombre comenzó a reírse con ganas.
Ella se quedó mirándolo... ¿De qué se reía? Sí, estaba bien que ella estuviera algo chiflada, pero qué... no le encontraba nada de gracia...
- Oye, si ya sé que perdí el quicio, y que me internaron o algo... pero por lo menos podrías tener la decencia de no reírte de mí¿sabes?
El hombre no podía contenerse... aunque luego de ver la cara de indignación de su acompañante, tosió un poco, tratando de guardar la compostura.
- Oh, no pequeña, este lugar no es un instituto psiquiátrico, ni nada que se le parezca... aunque si lo pienso bien... en un tiempo quizá llegue a eso...
- ¿Entonces qué es?.- tenía que admitirlo, se estaba mosqueando. – mira, si esto no es una casa de locos, entonces qué...de hecho estoy tanteando la posibilidad de que un mafioso me haya drogado o algo... igual no creo que paguen nada por mí...si de todas formas estoy enferma...mira que esos cuadros no se pueden quedar quietos, y para variar, esa enfermera comenzó un jueguito de luces multicolores... no entiendo nada... además, esto tiene pinta de hospital...
"Vaya, qué carácter..."
- Escucha, lo que te diré, quizá te sorprenda, o algo... así que... ahí te va... Este lugar, es un colegio. Pero no uno muy corriente... verás, este es un colegio de Magia.
Ella le miró... de una forma que él no pudo descifrar. "Oh, no, creo que éste de verdad está peor que yo..."
- Ya, en serio... deja de hacer bromas y dime luego... al menos... creo aún estamos en Inglaterra¿verdad?
- No, en realidad no estamos en Inglaterra... digamos que estamos un poco más al norte... pero no puedo decirte la ubicación exacta. Y tampoco... lo que te dije no es broma. Yo soy un mago, la mujer que te atendió hace un rato es una bruja... y creo... que por la forma que me has dicho que has visto a los cuadros moverse, y las "luces", es muy probable que tú lo seas también.
¿Ella¿Una bruja?... por favor... con quién creía que estaba hablando. Con suerte aceptaba que existieran los alienígenas extraterrestres...
Sin poder resistirse, comenzó a reírse a todo pulmón. Esto parecía uno de esos programas de cámara oculta, donde te decían "aja, caíste pedazo de idiota!"
- Mira... – iba a decirle algo, pero se dio cuenta que no sabía el nombre de aquel tipo. - ¿Cómo te llamas?
- Remus, Remus Lupin.- le dijo tranquilamente.
- Pues bien, Remus, ha sido una muy divertida visita... pero creo, que debo irme, así que si no te importa...
Dijo esto, mientras se levantaba con algo de esfuerzo de la cama.
- Adiós.
- Oye... no puedes irte así como así... ni siquiera me has dicho tu nombre, pequeña.
- Óyeme, que no soy una niña, tengo 16, y me llamo, Kathrin, Kathrin Halley, pero puedes llamarme Kat.
- Pues, Kat, lamento decirlo, pero no puedes irte de aquí.
- ¿Ah no, Pues obsérvame.
Y caminando rápidamente hacia la salida, y quizá corriendo en el último tramo... salió de la enfermería, siendo observada tranquilamente por Remus.
Pasó un rato, antes de que Madame Pomfrey regresara de su oficina llena de frasquitos y pocillos. Cuando notó que algo faltaba...
- ¿Remus, dónde está mi paciente? Aún no he autorizado que salga... ¿Dónde está? – dijo la medibruja con tono peligroso.
- Me temo que tu paciente se ha ido por la puerta...
- ¿Y DEJASTE QUE SE FUERA?
El pobre hombre lobo casi se cae de la cama por el grito de la mujer...
- Vaya que tienes una voz potente... – dijo colocando sus manos a ambos lados de su cabeza por si a aquella mujer se le ocurría lanzar otro grito similar al anterior.
- ¡Remus Johnathan Lupin, si esa chica no vuelve a este lugar de inmediato, tendrás que soportar las consecuencias!. – dijo furibunda la mujer.
- Sí, sí... entiendo... pero no te enfades Poppy, enseguida te la traigo... recuerda que no hace bien a tu edad tener estos arranques de enfado...
- ¡Lupin!
- Bien, bien... ya voy, ya voy. .- dijo saliendo de ahí, dejando a una muy encolerizada enfermera dentro.
" Yo sólo quería darle un poco de tiempo para que pensara todo esto... será difícil..." pensando en la ya no desconocida persona que acababa de salir huyendo.
