Capítulo 10

.: Buscando :.

Remus estaba preocupándose. Llevaba buscando a Kat desde hacía bastante rato, y no parecía haber dejado rastro alguno.

"Esto está mal... tengo que encontrarla... pero ya he recorrido casi todo el castillo... y nada... no creo que haya logrado salir... ¿o sí?

Una punzadita de terror se apoderó de él.

"Piensa Remus, piensa..." se decía mientras caminaba por entre medio de los asientos de un aula recién desocupada... vio un pergamino viejo abandonado en el piso...

Pergamino viejo...

¡Eso era!

Debía contactar a Harry de inmediato.

Se apresuró en salir del salón, y se encaminó directamente hacia la lechucería.

No podía ir directamente y hablarle, aunque le gustara la idea.

Sólo algunas personas sabían que estaba en el colegio en esos momentos, y lo mejor que podía hacer ahora, era escribirle una nota a Harry para que le mandara el Mapa del Merodeador.

Esa sería la única forma de encontrar a Kat de una vez por todas.

Apuró el paso, pues veía que el sol ya estaba escondiéndose. Y si resultaba que ella estaba afuera, y de noche... no quería ni imaginárselo.

No había nadie, por lo que, sacando una pluma y un pedazo de pergamino, garabateó:

Harry:

Espero que te encuentres bien.

Lamento no haberte escrito antes, pero no había tenido oportunidad.

Pero en este preciso momento, requiero de tu ayuda.

Necesito que me envíes el pergamino que has comprado en Zonko´s hace un tiempo, cuanto antes, es de suma importancia.

Algunos amigos quisieran conocer su broma. Prometo devolverlo intacto.

Cuídate, por favor.

Atte.

Lunático.

Listo. No podía escribirle de otra manera que no fuera en clave. Incluso en la misma escuela, corría el riesgo de caer en malas manos.

Ató la nota a la pata de Hedwig, mientras ululaba feliz de que la utilizaran para un envío.

- Anda, lleva esto a tu amo, por favor, apresúrate, y asegúrate de no moverte hasta que te entregue lo que debe entregar.

Hedwig salió volando, en dirección a la Torre de Gryffindor, donde seguramente el ojiverde debía de estar.

Habrían pasado aproximadamente quince minutos, cuando la blanca lechuza regresó.

Tenía el mapa, junto con una pequeña nota de Harry:

Aquí tienes, Lunático.

Uno de estos días deberemos conversar.

Tu también cuídate.

Harry.

Hizo una nota mental de explicarle a Harry todo eso... pero ese no sería el día.

- ¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas! – dijo en voz baja, apuntando con la varita al pergamino, que inmediatamente mostró su contenido.

- Busca a Kathrin Halley...

El mapa se volvió blanco por unos momentos, mientras vibraba en su mano. Hasta que al fin, se detuvo, abriéndose en la zona que señalaba las mazmorras.

La etiquetita marcaba claramente "Despacho de Snape" pero Severus no estaba ahí. También otra inscripción señalaba "Peeves", que se alejaba de ahí.

Y en un rincón del de la mazmorra, justo fuera de la puerta de la oficina, el mapa señaló a la quieta Kat.

- Muy bien, ya te encontré, pequeña escurridiza.

Sin perder tiempo, bajó casi corriendo el trayecto hasta las mazmorras.

Estaba bastante cansado, considerando que ese día no había dormido, había participado en la redada... se había tenido que aguantar las audiencias, y había corrido de aquí para allá por todo el castillo, (como si fuera una casita de muñecas) buscándola...

Cuando intentó abrir la puerta, no pudo. Estaba trancada...

"Genial... bien hecho Peeves"

- Alohomora! – dijo, apuntando la puerta con su varita, haciendo que ésta se abriera con un suave clic.

Entró despacio, y mirando por todas partes, finalmente la encontró.

Estaba acurrucada en un rincón, rodeando sus rodillas con sus brazos. De verdad que estaba haciendo mucho frío ahí... parecía que dormitaba.

Se acercó suavemente, tratando de no asustarla.

- Oye... Oye Kat... ¿Estás despierta?

Ella giró su cabeza, para encontrarse con la mirada preocupada de Remus.

Él se sentó a su lado, y vio su rostro. Supo que había estado llorando. Sus ojos estaban enrojecidos, e hinchados. Sin dejar de notar que el camisón que llevaba esta estilando.

- ¡Pero mira cómo estás!. Ni que te hubieses ido a nadar al lago para estar toda empapada.

- Ese pedazo de fantasma de trapo me las va a pagar. – dijo esbozando una sonrisa. Le alegraba muchísimo verlo.

- Peeves suele hacer gamberradas a todas las personas, incluso a Dumbledore, que por cierto es el director. El único capaz de controlarlo es el Varón Sanguinario, que es el fantasma residente de Slytherin. Aunque en realidad hago bien al suponer que no sabes nada al respecto...

Kat le miró confundida.

- Sabes... he estado pensando todo esto de la magia... y eso de ser una bruja... y bueno... quizá no esté del todo chiflada...

- Por supuesto que no lo estás. Ahora, vamos, al director le gustaría tener unas palabras contigo... aunque antes deberemos hacer una parada breve en la enfermería... Poppy casi me arranca la cabeza cuando te marchaste sin que ella lo autorizara.

- Claro, ahora me va a internar por agarrarme una gripe...

- Cierto... a ver, párate. No te vayas a asustar. Esto es una varita mágica... con esto te voy a apuntar, y te voy a aplicar un hechizo secador. ¿vale?

- Bueno, bueno... '¬¬

Kat se quedó mirando cómo Remus le apuntaba, y comenzaba a decir unas palabras en voz baja. Luego sintió cómo un aire tibio la rodeaba, y también comenzaba a hacerle cosquillas en la nariz.

No pasarían más de dos minutos, cuando Remus alejó su varita.

- Listo. Completamente seca.

- Jo, qué rápido... ¡eh, yo quiero hacer eso!...

- Ya, andando, que Poppy debe de estar hecha una energúmeno por la demora...

- ¿No crees que sea peligrosa, verdad?

- No, claro que no... es sólo que... es muy... profesional.

- ehm... u.u'

- De todas formas, pensé que Severus ya te habría encontrado...

- ¿Severus?

- Ah, el profesor de pociones, su despacho está cruzando el estante.

- ¿Y tú también eres profesor de algo?

- Oh, no, yo solía ser el maestro de Defensa contra las Artes Oscuras, pero tuve que retirarme.

- Ya veo. – ella pudo notar cierta incomodidad cuando mencionó el hecho, así que decidió dejarlo hasta ahí. - ¿Y qué más enseñan aquí?...

El resto del trayecto a la enfermería, y después de eso, Remus fue bombardeado de preguntas por parte de la chica, y él, con mucha paciencia, fue explicándole cada cosa que preguntaba.

Hasta que al fin, llegaron al pie de la estatua de la gárgola.

- ¿Lista?

- ¿Tú qué crees?

- Chocolate con almendras.

Y la gárgola comenzó a girar sobre sí misma, dando paso a unas escaleras de caracol que subían junto a ella.

- "¿Chocolate con almendras?", y eso...

- La contraseña.

- o.O?

- Verás, a él le gustan mucho los dulces Muggles...

Y Remus golpeó la puerta, mientras que Kat comenzaba a sentir un pequeño hueco en el estómago.