Capítulo Seis:

Una Verdadera Titán

—Hola, Raven —Cloe le dedicó su mejor sonrisa.

Raven arqueó una ceja y soltó el primer golpe.

—¿De dónde vienes? —inquirió con seriedad terminal.

"Piensa, Cloe", se dijo a sí misma la chica, temblando por dentro. "¡Piensa!"

—Pues… de un recital —dijo ella, sentándose con la mayor tranquilidad, sin dejar de sonreír.

—¿Y por qué no nos avisaste?

—No quería molestarlos.

—Tal vez pudiésemos haber ido juntos…

—Es que… —Cloe bajó la mirada; esta vez dijo la verdad— aún no me siento parte del equipo.

De alguna forma, aquellas palabras le llegaron a Raven.

—Robin no deja que me acerque; creo que no desea que yo sea parte del equipo… y para colmo, no soy una ayuda…

—No es así —Raven esbozó una leve sonrisa—. Todos pasamos por malos momentos con Terra… él tan sólo quiere protegernos, evitar que ocurra lo mismo. Terra fue primero amiga, luego enemiga… y finalmente, de nuevo amiga, pero cuando ya fue demasiado tarde.

—Yo no soy Terra —repuso Cloe.

—Lo sé —aseguró Raven—. Todos lo sabemos. Pero Robin es así… quizá tú no seas Terra, pero Robin sigue siendo él… No quiere cometer más errores. Casi pierde todo la última vez que actuó mal…

—O tal vez… —musitó Cloe—… lo mejor sea que yo me marche del equipo. Así nadie estaría incómodo con mi presencia, ¿no lo crees?

Cloe había empezado a marcharse camino a su habitación para ese punto.

Raven levitó hasta ella, y le colocó una mano en el hombro.

—No. No lo creo —respondió.

Cloe la miró; la mirada de ojos celestes y tranquilos se encontró de pronto con la azul, llena de seriedad.

No manejó el impulso. Ni siquiera lo pensó.

Al darse cuenta, ya el había dado un abrazo a Raven.

Ella se sorprendió; era de saber que no le agradaban esas muestras de sentimiento.

Pero tal vez… quizá, sólo quizá, todo hubiese cambiado después de que Trigon se marchara.

Raven la separó de sí.

—Lo siento, olvidé que…

—Ya no importa —Raven negó con la cabeza—. Mira, estoy intentando ser comprensiva, ¿sí? Pero no abuses.

Cloe se rió.

—Yo estoy intentando hacerme de una amiga aquí —replicó, riendo.

—¿Cómo? ¿Y Chico Bestia? —inquirió Raven, curiosa.

Ella negó lentamente con la cabeza.

—Él es eso: un chico —repuso—. Nunca es lo mismo un amigo… que una amiga.

—¿Y Starfire?

—Ella es muy inocente —contradijo Cloe—. Es una buena persona, y es muy dulce, pero… no comprende todo.

—De modo que… —Raven empezaba a atar cabos.

—Sí, quedas tú —completó la chica, con una sonrisa de triunfo.

Raven se apartó con rapidez. No podía disimularlo: estaba nerviosa.

—Mira, no sé si quieras ser mi amiga —le advirtió, ocultándose en las sombras de su capucha—. No quiero lastimarte… y no creo poder hacerlo.

—Pero yo quiero intentar —se obstinó Cloe, sentándose junto a ella—. ¿Me dejarías, Raven?

Raven levantó la mirada.

Cloe se atajó, colocando las manos frente a sí.

—Mira, Raven, yo tengo mucho que contar —le dijo, en tono confidencial—. Y sé que tú también. Pero no te apresuraré. Tal vez te haya intimidado. Empecemos bien: puedes preguntarme lo que quieras… y yo responderé. Será como un juego.

Raven rió.

—No te preocupes, Cloe —le respondió—. De acuerdo… intentemos ser amigas.

En los días siguientes, se vio a Cloe y a Raven tan unidas como dos hermanas gemelas.

Paseaban por los pasillos, primero con calma, compartiendo charlas en voz baja y tranquila. Después, cuando Cloe ganó más confianza, comenzaron a circular por toda la Torre del brazo, como dos colegialas, cuchicheando, charlando, e incluso riendo…

—¿Ya han notado el cambio de Raven? —preguntó Robin una mañana.

Estaban en la cocina, desayunando, Cy, Bestita, Star y Robin.

Raven y Cloe estaban en la habitación de la primera. Supuestamente, Cloe deseaba aprender a meditar.

—Pues a mí me parece favorable el cambio de nuestra amiga —comentó Star alegremente.

—Sí. Es decir, desde lo de Trigon, Raven ha podido demostrar sus emociones —apoyó Cyborg—, pero todavía no lo ha hecho.

—Pues yo creo que se debe a Cloe… —dijo Chico Bestia, sonriendo. A él le gustaba ver feliz a dos de las personas que más quería: Cloe… y Raven.

—Por cierto, ¿qué opinan de esa muchacha? —Robin cambió de tema con rapidez.

—Si te refieres a lo técnico… ha avanzado mucho —contestó Cy—. La pequeña se ha esforzado por superarse.

—Y lo logró, viejo, ¡vaya que lo logró! —alentó Chico Bestia—. La última vez que la ayudé a entrenar, tuvimos una lucha… ¡¡y me venció! Y no me dejé ganar.

—Tiene el alma de una verdadera titán —aseguró Starfire con dulzura—. No sólo es una buena compañera, sino que desea ayudarnos a vencer a los malhechores…

—Puede ser… —meditó Robin. Todavía no lo convencía del todo.

—¡Viejo, ya acéptala! —le reclamó Chico Bestia—. Todos nos hemos encariñado con ella, prácticamente ya es parte del equipo.

—Le impondré una última prueba —anunció Robin—. Si logra pasarla, será una Titán.

—Debes concentrarte —le decía Raven en susurros—. No dejes que nada te distraiga. No pienses en nada ni en nadie. Estás sola, en tu mente… imagínate tu mente como lo desees. Un campo sembrado, una pradera llena de flores… una playa…

Cloe mantenía los ojos cerrados, intentando dejar en blanco su mente, pero no lo lograba.

—¡No puedo, Raven! —dijo frustrada, abriendo los ojos.

Su amiga le dirigió una seria mirada, y después le sonrió.

—Es difícil al principio —admitió—. Necesitas un poco de práctica. Eso es todo.

—Suenas como Robin —repuso Cloe—, pero más amable. ¿Crees que todavía no le agrado?

Raven suspiró.

—No lo sé, Cloe. Pregúntaselo y ya…

—No es tan fácil como parece —afirmó la muchacha—. Es difícil hablar con él. No he mantenido una charla… personal con él desde que llegué.

—Ésa es la faceta que te muestra a ti —respondió Raven—. Espera un poco más, Cloe, sé paciente…

—La paciencia se me está agotando.

—Claro que no. Siempre tendremos paciencia dentro, aunque no lo queramos. Hay que buscarla, sólo.

Por un momento, Cloe tan sólo miró al piso, y Raven al Sol a través de la ventana.

—Raven… —empezó ella—. ¿Tú de veras crees que tenga algún poder especial?

Raven sonrió.

—Sí, Cloe; de verdad lo creo. Y vamos a sacarlo de allí, cueste lo que cueste…

—¿Recuerdas hace unas semanas, cuando prometiste "intentar ser mi amiga"? —inquirió Cloe de improviso—. ¡¡Míranos ahora!

Sin quererlo, Raven rió.

—Sí, ¿verdad? —musitó—. Cómo cambian las cosas…

—Yo recuerdo —continuó evocando Cloe— cuando llegué aquí… No te agradaba; ni siquiera me querías cerca.

—Oye, eso no es cierto… —protestó Raven.

—¡Claro que sí! —rió Cloe—. Lo recuerdo perfectamente: "No tienes hogar, y quieres que la Torre sea uno nuevo. No tienes familia, y quieres que los Jóvenes Titanes la sean"…

Raven se quedó boquiabierta.

—De acuerdo —admitió—. Quizá tenía un poco de miedo, como todos…

—Ya no te preocupes —la alentó Cloe—. Es cosa del pasado. Ahora somos amigas, ¿verdad?

—No. No somos amigas —contestó Raven, haciendo una pausa dramática—. Por lo menos tú eres mi mejor amiga…

Esta noticia pareció enternecer a Cloe, que le agradeció con una dulce mirada y la abrazó.

—Gracias… tú también lo eres.

De pronto, toda la Torre se encendió en rojo, y la alarma comenzó a sonar.

Raven y Cloe se separaron, mirándose al mismo tiempo.

—¡Problemas! —se oyó decir al líder, y las chicas salieron deprisa de la habitación.

Chico Bestia se transformó en un tiranosaurio y embistió a Mamooth.

Robin lo siguió, y saltando encima de él, le asestó una fuerte patada.

Cyborg perseguía a Gizmo junto con Star.

Raven y Cloe se habían quedado paradas sin saber qué hacer.

—¿Y Jinx? —inquirió Raven.

—No la veo… y no me gusta —repuso Cloe.

Se oyó una risa.

—Hola, Raven, ¿me extrañaste? —Jinx apareció—. Te he… vaya, veo que tienes una nueva amiguita… Y dime, ¿pelea tan mal como tú?

—Compruébalo por ti misma —respondió Cloe, lanzándose contra ella.

Raven estuvo a punto de ayudarla, pero meditó… ésa era la oportunidad de Cloe… No tenía por qué arruinársela. Sólo intervendría en caso de que la chica necesitara ayuda. Y Raven estaba segura de que no la necesitaría.

—Miren esto… —se mofó Jinx, saltando de un lado para el otro, intentando esquivar a Cloe—. La niñita cree que puede vencerme…

"No creo… lo haré", se aseguró a sí misma Cloe.

Se movía con agilidad, esquivando golpes y lanzando más al mismo tiempo.

La lucha entre ella y Jinx era reñida. Ambas luchaban bien. La destreza de la cantante había mejorado, y mucho. Era notable.

—¡¡Ahhh! —Cloe lanzó un grito, y le asestó un golpe en la mejilla a la hechicera de Colmena, derribándola.

Jinx se incorporó apenas.

—¡Demonios! —musitó, limpiándose la sangre de la mejilla. Tenía un pequeño corte—. Esto no puede seguir… ¡¡Patrón de Ataque Delta! —ordenó.

Al instante, todos los de Colmena se unieron detrás de Jinx, y se dispersaron para atacar.

Gizmo envió una bomba, que Jinx avaló con ondas expansivas de su creación, y cuando el humo estalló frente a los Titanes (que se habían reunido en torno a Cloe), Mammoth surgió por detrás de la cortina de humo para dar un impacto con su bruta fuerza.

De inmediato, todos los Titanes se alejaron volando al mismo tiempo.

Todos menos…

—¡¡Cloe! —gritaron Raven y Chico Bestia al mismo tiempo, tratando de encontrarla entre el humo.

—¡No! —se oyó abajo. Raven intentó descender, pero ya era demasiado tarde: Mammoth había golpeado con todas sus fuerzas el lugar donde estaba Cloe.

—¡Oh, no! —exclamó Starfire.

Esperaron un minuto, en vilo por si algo pasaba… y de hecho, sí ocurrió algo: Mammoth salió despedido por los aires.

Los Titanes se quedaron estupefactos, igual que los Colmena.

—¡Vámonos de aquí! —gritó Gizmo, y huyeron deprisa.

Ninguno de los Titanes, ni siquiera Robin, le dieron importancia al hecho de que los malhechores estaban huyendo. Todos permanecían en espera de que el humo se disipara.

Y cuando lo hizo, mostró algo que ninguno podría haber esperado: allí permanecía Cloe, sana y salva, rodeada de una brillante e intensa aurora azul cielo.

—¿Qué pasó? —preguntó Robin, mirando a Cloe, que permanecía sentada en el sofá, abrazándose a sí misma.

—No lo sé —repuso, negando con la cabeza, consternada. ¿Qué había sido eso? Ella no tenía poderes, no era posible… ¿o sí?—. Sólo recuerdo que sentí que algo se acercaba a mí, que querían hacerme daño. Oí a alguien gritar mi nombre, y supe que no eran sólo suposiciones. Y cuando vi esa enorme sombra sobre mí, a punto de aplastarme… grité y cerré los ojos… No recuerdo nada más.

Robin se apartó de ella, meditando su respuesta.

—¿Raven? —llamó.

—¿Sí, Robin?

—Ve qué puedes averiguar de este hecho. Cuando encuentres algo nuevo, me lo dices, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —Raven no titubeó.

—Fueron poderes, de eso no hay duda.

Cloe estaba sentada, cruzada de piernas, en la cama de Raven, con expresión confundida.

—Pero yo no tengo poderes… Ray, ¿qué fue eso?

—Ya te contesté —Raven iba y venía de un lado a otro, preparando un espacio en medio de su habitación, llevando libros y transportando otras cosas con sus poderes—. Quizá tú creas que no tienes poderes, pero los hechos hablan por sí solos. Igualmente, deberás admitirlo antes de que comencemos a entrenar. Si no eres consciente de que los tienes, entonces no los podrás usar.

Cloe suspiró.

F l a s h B a c k»»»»»»»»»»»»»»»

Avísale que tiene tres días para la prueba final —dijo Robin en tono serio.

¿Tres días, sólo? ¿No es poco? —intercedió Raven.

Mira, sé que es tu amiga, pero ha tenido meses de entrenamiento —terció Robin—. No le daré más tiempo. Los chicos quieren que se quede, y yo aún no tomé una decisión, de modo que esto lo decidirá.

Raven se puso de pie, acercándose a él.

Robin, por favor, no seas tan duro con ella…

No lo seré —aseguró el líder—. Simplemente seré justo.

«««««««««««««««F i n d e l F l a s h B a c k

—¿¿Permanecer todo el día allí? —Raven casi enloqueció.

—¡¡Viejo, eso es muy injusto! —protestó Chico Bestia.

—Robin, afuera llueve como si fuera el Godnlosck —intervino Starfire—. Hace mucho frío y nuestra amiga se mojará y podría enfermarse y…

—¿Qué dijo ella? —preguntó Cyborg.

—Aceptó.

Las protestas callaron de inmediato.

—¿Ella…? —empezó Raven, y las palabras se trabaron.

—¿Realmente…? —Starfire continuó.

—¿Aceptó…? —preguntó finalmente Cy.

—Sí —Robin se cruzó de brazos, caminado hasta el ventanal.

Cloe se encontraba en la costa, de pie al borde una roca, bajo la lluvia, soportando el frío y el viento como un árbol. No flaqueaba… o al menos por ese entonces.

Todos los Titanes intercambiaron miradas de franca preocupación.

—¿La preparaste bien? —preguntó el líder.

—Lo mejor que pude —contestó Raven, mirando a su amiga. Sintió un hueco en el estómago. ¿Y si no lo soportaba?

"Soportará", pensó para sí mismo Robin.

—Qué frío hace, demonios —Cloe continuaba allí, y la era la medianoche. "El tiempo vuela cuando te diviertes…" solían decir. Era increíble lo rápido que pasaba el tiempo… sólo que ella no disfrutaba eso, ni la divertía. Sentía que tenía mojados hasta los huesos, y que si no se movía era porque una capa de hielo la cubría—. Pero seré una Titán… —afirmaba a sí misma, para darse ánimo—. Soportaré todo, pero formaré parte de ese equipo…

De pronto, calló. Y es que había sentido algo caliente sobre los hombros. Se volvió, y allí estaba Robin, mirándola con su infaltable antifaz.

Ella se tocó los hombros; él la había cubierto con su capa.

—Vamos adentro —le dijo el líder, señalando con la cabeza la Torre.

Tiritando, Cloe preguntó:

—¿La prueba ya acabó?

—Sí —repuso él—. Vamos adentro. Es medianoche… has pasado un día aquí.

Ella estaba a punto de estornudar, pero se lo guardó. ¿Y si debía salir inmune de aquello?

Los demás chicos estaban allí, en espera del resultado de Robin, que había ido a su habitación.

Cyborg la reconfortó con una palmadita en la espalda.

—Tranquila, pequeña… —musitó.

—Yo creo que ya eres parte del equipo, amiga, ¡no te preocupes! —Starfire le sonrió, y Cloe le devolvió la sonrisa. Ojalá Robin la tratara del mismo modo…

—¿Raven?

Raven estaba apoyada contra al pared contraria, mirando al piso con seriedad.

—Vamos, Raven…

—No puedo creer que hayas asumido ese riesgo —repuso ella—. ¿Qué hubiese pasado si resultabas herida, o enferma?

—Pero nada de eso pasó —Cloe se levantó—. Raven, mírame…

Raven levantó la mirada.

—¿De verdad quieres entrar, no es así? —preguntó.

Cloe asintió, y entonces ella la abrazó.

—Eres una verdadera titán; no importa si Robin no lo cree así…

—Ejem… —las chicas se separaron con rapidez. Robin bajaba las escaleras hasta el living.

Todos se pusieron de pie con creciente expectación. Raven llevó a Cloe frente a él.

Robin le entregó una caja.

—Aquí tienes tus cosas —le avisó.

Cloe se desilusionó. ¿Todo ese esfuerzo para nada? ¿Ahora le entregaba sus cosas y la despedía? No era posible…

—Dentro encontrarás tu uniforme y tu comunicador titán —por primera vez, Robin le sonrió, tendiéndole la mano—. Bienvenida al equipo, Cloe.

La ilusión brilló en los ojos de la muchacha, reemplazando al temor anterior, y sin poder contenerse, abrazó al líder.

—¡Gracias! —exclamó.

Robin la alejó.

Alrededor, los demás Titanes festejaban, saltando y gritando con gran bullicio, incluso Raven.

—No debes agradecerme. Realmente has demostrado ser una verdadera titán.