Dark Janubis no es dueña de Yugioh! Ni de ninguno de sus
Al detenerse el reloj
Apenas recibieron la llamada de Kaiba, los detectives Mark y Lisa se pusieron en marcha. Lisa manejaba, toda su atención en la carretera; Mark preparaba sus armas, solo por si fueses necesarias; y lo más probable es que lo fueran. Ambos estaban callados. En silencio ambos oraban por lo mismo: que al llegar a su destino encuentren al niño aun con vida.
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Tic...tac...tic...tac...
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Todo ser humano tiene un límite. Hace unos minutos él cruzó el suyo. Ya no tenía fuerzas, solo podía quedarse sentado esperando que su captor ingresara y continuara con su siniestro trabajo. El pequeño no podía hacer más que pensar en la ironía de la situación. Estaba seguro que lo encontrarían… pero no estaba seguro él aun estaría ahí para ser encontrado.
Por ahora, en medio de esta oscuridad que se había vuelto tan amistosa y bienvenida, solo contaba con la compañía del trágico silencio que se burlaba de él por el presagio de un futuro no muy lejano. Realmente tenía que estar muy inestable si podía oír voces en el silencio.
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En la casa de Yugi, la ansiedad inundaba todo rincón. Aquel que no caminada, movía las manos y el que no lo hiciese o temblaba o estaba en trance. Todos, inclusive los mismísimos Kaiba y Bakura estaban nerviosos. Lo que ocurriese esa noche afectaría en mucho el futuro de todos.
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Tic...tac...Tic...tac...corre el reloj… tic… tac…corre hacia el final…
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De pronto la muy conocida y aborrecida luz se encendió, pero esta vez con más potencia. Yugi podía ver un poco mejor el lugar en donde estaba, una vieja y casi derruida habitación, parecía el sótano de algún edificio. Todo se puso borroso, pero de nuevo, eso era probablemente resultado de sus lastimados ojos.
De pronto oyó los pasos del secuestrador acercándose. Yugi haciendo uso de fuerzas que ya no podían provenir de otro lado más que de la determinación pura de no rendirse, volteó a ver al hombre encapuchado que se le acercaba riendo.
-Hola pequeño, ¡volví!-dijo de forma burlesca-. o, vamos, ¿después de toda esta diversión aun quieres seguir poniendo resistencia?-El criminal sonrió, la expresión de Yugi llena de firmeza contrastaba bastante con su deteriorado físico- ¿Sabes? eres muy especial. Usualmente a ese punto la mayoría estaría suplicando por su vida y llorando de desesperación.-se agachó para ver de cerca de Yugi-. Pero, tu no has soltada ni una lágrima. Lo reconozco, eres muy valiente, por ello, y solo por ello, ¡dejaré que seas el primero en probar mi nuevo juguete!
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Los detectives conducían con gran rapidez, las sirenas sonaban con gran fuerza, pero les faltaría al menos diez minutos para llegar a su destino. Por más que hacían lo posible por llegar lo más rápido, eso era todo lo que podían hacer y saberlo los frustraba.
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De pronto, el asesino sacó un envase con un líquido de entre su capa, y de un bolsillo sacó una jeringa. "que…es…eso?" se preguntaba Yugi, mientras el ladrón vaciaba el contenido del frasco en la inyección. Cuando el criminal volteó notó la mirada confusa del pequeño duelista y rió con crueldad.
-¿No sabes lo que es esto verdad?-Yugi se mantuvo en silencio ya que era incapaz de hablar en ese momento-. tomaré eso como un no. Verás…-dijo acercándose-. Esto es una droga- pronto vio como los ojos de Yugi se abrieron aun con los moretones a causa de la sorpresa-. Sí, pequeño, una droga, y ¿sabes para que sirve?- viendo que Yugi tenía sus ojos fijos en la inyección solo prosiguió-. Bueno, te ayudará a aliviar tu sufrimiento.
Yugi no entendía bien todo lo que le estaban diciendo, pero estaba seguro de que no era nada bueno.
-Verás-continuó el asesino-. este simple líquido, te hará dormir muy placidamente y podrás olvidar todo lo que aquí pasó- la voz del maniaco derramaba una mórbida dulzura.
"¡NO!"Yugi al fin había logrado concentrarse lo suficiente para entender lo que su captor le quería decir. Esa cosa era venenosa.
Sombra empezó a moverse para acercarse a Yugi, quien por más que lo intentaba estaba tan exhausto que no podía alejarse, estaba a la merced de su atacante.
Sombra se puso en cuclillas frente a Yugi y reía de una manera baja, pero cruel.
-Vamos, pequeño, ¿no me digas que le temes a un piquetito?
"aléjate, ALEJATE!" Yugi no podía ni hablar. Si tan solo hubiese descansado… quizá podría haber puesto más pelea… pero era muy tarde para eso.
-Veamos, ahora vamos a dejar que el pequeño muchacho duerma, ¿de acuerdo?
Dicho esto, sombra tomo uno de los brazos de Yugi y lo levantó. Todo intento por luchar era en vano, su cuerpo simplemente no podía más.
-Bien, ahora todo va a ser muy interesante- Sombra clavo la aguja en su débil brazo y vació su contenido; por su parte Yugi solo podía ver inútilmente como lo tenían dominado mientras el destructivo líquido penetraba su cuerpo.
Sombra arrancó la jeringa del brazo de Yugi dejando sangrar el agujero de la aguja. Yugi empezó a sentir un extraño mareo. De pronto, el asesino se le acercó y estuvieron cara a cara por primera vez. Al sentir esta cercanía Yugi abrió los ojos y para su sorpresa pudo ver el rostro de la persona que estaba teniendo tanto placer al acabar con su vida. La imagen que vio perseguiría sus sueños por mucho. Un hombre como de treinta, con una cicatriz en el rostro, cabello negro y ojos llenos de maldad y odio; en su vida Yugi había visto una mirada tan podrida. Lentamente empezó a sentir que perdía el conocimiento, pero antes de desmayarse oyó como el criminal le decía en el oído
-¡Dulces sueños insecto!
"Por favor...una oportunidad… solo quiero verles otra vez…nada más…"
Después todo se puso negro.
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Tic...tac...tic...tac...
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Yami sintió que un flujo de ansiedad y desesperación se apoderaba de su corazón. Era verdad, todos estaban angustiados, pero Yami estaba particularmente al borde del desquicio. El abuelo podía perder a su nieto; Bakura y Seto, podrían perder un rival; y Joey, Tea, Tristan y Bakura, podían perder a un gran amigo; ¡pero nadie sabía lo que era sentir que podrías perder parte de ti mismo! Yami y Hikari, ambos eran uno, y ahora, Yami sentía que no solo estaba en riesgo la vida de su mejor amigo, sino que también estaba perdiendo la parte más importante de su ser ¡Su propia Luz! Para Yami, que había sentido el no tener a Yugi cuando éste fue atrapado por el sello de Oricalcos, esto era como vivir su peor pesadilla. Pedirle que fuese paciente era torturarlo, él simplemente no podría vivir si algo le pasaba a su aibou.
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Sombra se regocijaba mientras veía a Yugi en el suelo. Apenas recobro el conocimiento, Yugi sintió que su cuerpo le quemaba y ahora Sombra se estaba deleitando a si mismo al ver a Yugi gemir de dolor.
-Jajaja, esto es fantástico, ¡qué interesante reacción!, ¡sigue luchando muchacho! ¡Sigue! ¡Con suerte tendrás que resistir menos de lo que crees! Y yo voy a tener el placer de verte gemir y temblar hasta que ya no puedas más, jajajaja!
De pronto Sombra oyó un sonido y se dirigió hacia el lugar de donde provenía. Caminó hasta la puerta que conducía a la entrada del edificio. Al abrirla no vio nada, así que lo creyó su imaginación. Sin embargo, la puerta de ingreso se abrió de pronto mostrando a los dos detectives con sus armas listos para disparar.
-¡Sombra, estas bajo arresto!- Gritó el oficial Mark.
-Oh, no, ¡No lo creo!- respondió sombra antes de tirar una silla hacia los detectives desviando su atención. Aprovechando este instante Sombra salió corriendo y los detectives fueron tras él.
-Lisa, tu ve a buscar al muchacho, ¡yo me encargo de ese desgraciado!
-¡De acuerdo! Ten cuidado.
Dicho esto ambos se separaron y cada uno fue por su lado.
Mark corría con todas sus fuerzas tras del criminal. Estaba decidido a atraparlo, pero no contaba con el asombroso dominio del terreno que tenía de su presa. Con gran rapidez, Sombra tomo un giro a la derecha y retirando un pedazo de madera vieja reveló un agujero en la pared, una salida. Mark trató de seguirlo, apenas salió fue recibido con una daga en su brazo. Sombra había estado esperando al detective para atacarlo. El repentino dolor desoriento a Mark y no pudo dar una buena persecución.
-¡Mejor suerte para la próxima detective de pacotilla!- Sombra desapareció entre los callejones mientras Mark solo podía verlo irse.
Mark ingresó al edificio después de retirar la daga de su brazo y amarrarse un pañuelo. La herida estaba sangrando bastante, pero tendría que preocuparse por ello luego. Primero lo primero. Tenía que encontrar a Lisa. Por suerte no tardó mucho, y ella traía en brazos al muchacho a quien andaban buscando.
-¿Esta bien?
-No lo sé, pero parece que no- dijo Lisa- ¿Que te pasó?
-No importa, tenemos que llevarlo al hospital.
Ambos detectives salieron del edificio lo más pronto posible hacia su patrulla, no había tiempo que perder.
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(Media hora después)
El teléfono sonó y todos saltaron en conmoción. El abuelo corrió a contestar mientras los chicos esperaban en la sala. Desde donde estaban, los chicos podían oír la voz del abuelo diciendo "¿Dónde?" o "¿Cómo esta?", pero no entendían bien que pasaba. Instantes después el abuelo entro en la sala con un rostro que mostraba una mezcla de felicidad y temor.
-Abuelo, ¿qué ocurre?- preguntó Joey.
-Lo encontraron..., encontraron a Yugi...- dijo el abuelo, pero no sonaba tan entusiasmado como todos esperaban.
-pero, ¿si lo encontraron, por qué estas tan triste abuelo?- preguntó Tea.
-Yu...Yugi esta en...en el Hospital en emergencias-dijo el abuelo, la alegría dio paso a la angustia una vez más. Sin pensarlo dos veces, todos los presentes salieron con rapidez con dirección al hospital Domino.
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Tic...tac...Tic...tac...
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Una vez que llegaron al hospital, todos se dirigieron con rapidez al área de emergencias. De pronto vieron al detective Mark con un brazo vendado y lo saludaron. Cuando Mark oyó sus voces volteó dejando ver su rostro lleno de indignación y culpabilidad, esa mirada los desconcertó y más cuando el oficial les dio nuevamente la espalda avergonzado de dar la cara.
Todo estuvo en silencio hasta que una voz habló detrás de ellos.
-Disculpen, son ustedes familiares del joven Yugi Mutou- dijo un doctor mirando su tablilla.
-Yo soy su abuelo, y estos son sus mejores amigos
-Bueno Sr. Mutou, me temo que tengo malas noticias- dijo el doctor quitándose las gafas.
Todos estaban en silencio y el doctor empezó con su reporte.
-Apenas llegó dimos un tratamiento rápido a sus heridas, había una gran cantidad de ellas y algunas estaban creando infección, se ve que perdió mucha sangre, además tiene varios huesos rotos...pero...eso no sería problema si...
-¿Qué, qué pasa con Yugi?- Preguntó desesperado Joey
-Pronto notamos que su cuerpo empiezaba a dejar de trabajar, no sabemos porqué pero, aparentemente esto es obra de algún tipo de droga, una que nunca hemos visto y bueno ahora... no sabemos como lidiar con ella, ni siquiera podemos averiguar los componentes…
-¿Qué? ¿Qué va a pasar con él!- gritó Yami
-El paciente va a-
-Morir...-completó el detective Mark. Todos voltearon a verlo.
-No...-se dijeron a ellos mismos.
-Es mi culpa, yo prometí traerlo a salvo. Si hubiera llegado antes, si tan sólo...- Mark tenía tanta rabia consigo mismo que golpeó la pared con tal fuerza que uno de sus nudillos comenzó a sangrar.
-Me temo que lo que el detective dice es cierto, al paso que va, Yugi no va a resistir por mucho más tiempo. Las funciones vitales de su cuerpo continúan debilitándose aun mientras hablamos. Hemos tratado de detener el proceso, pero no hemos conseguido ningún efecto positivo.
Nadie podía creer lo que sus oídos oían. Yugi...¿Muriendo?...no eran palabras que ellos pensaran encontrar en una misma oración. El dolor hizo su nido en el corazón de los presentes hasta que...
-¿Puedo...entrar...a..a verlo?- preguntó Yami tratando de no mostrar la agonía que estaba sintiendo.
-Claro...pueden pasar, es mejor que tenga amigos cerca en un momento tan difícil.
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Yugi sentía que era imposible que el dolor fuese más grande y se sorprendía al ver que se equivocaba, siempre podía ser peor. Pero se aferraba al deseo de ver a sus amigos. Fue entonces que oyó el abrir de una puerta y la presencia de sus seres más queridos llenó su pequeña y blanca habitación de hospital
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Tic...tac...tic...tac...
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Todos estaban pasmados con la imagen que llegó a sus ojos. Yugi, el muchacho gentil y amable, el chico más entusiasta que conocían, yacía en una cama con tubos de respiración en su nariz, y varios más conectado a diferentes partes de su destrozado cuerpo. Su rostro cubierto de heridas y raspones al igual que cualquier otra parte de su cuerpo que fuese visible. Todos hacían un gran esfuerzo por no derramar lágrimas.
De pronto una débil voz los llamó. Una voz tan adolorida que resquebrajaría el corazón del más fuerte.
-¿Chi..chicos?- dijo Yugi con mucho esfuerzo, mientras abría sus cansados ojos lo más que podía.
-¡Yugi!- todos corrieron a su lado y rodearon su cama.
-¡Oh, Yugi!-decía el abuelo, tocando levemente su pequeña mano- ¡Esto no debería estar pasando!
- no...no ..entiendo abuelo- murmuraba Yugi, los muchachos tenía que acercarse para poder oírle, su voz era muy leve debido a la dificultad que tenía en llevar oxígeno a sus pulmones.
-Yugi… esto no es justo, ¡eres la última persona que merece pasar por esto!- dijo Tea entre suaves lágrimas.
-Esta bien… yo… ahora… estoy bien…-Yugi hacía un gran esfuerzo por sonreír, en verdad, él lo decía en serio. Él ya no sentía dolor. Apenas vio a sus amigos y familia, el dolor pasó a segundo plano. Todo lo que sentía, era una gran felicidad. Su deseo se hizo realidad.
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Tic...tac...tic...tac...
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-Yugi, nosotros...-trataba de decir Yami mientras se esforzaba por contener las emociones que lo abordaban al ver a su luz extinguirse lentamente ante sus ojos.
-Yam...Yami...perdo...perdóname...-dijo Yugi atrayendo la atención de todos.
-uh?
-perdóname...por...hacerte enfadar…
-¡No digas tonterías!-dijo Joey con tristeza-. Tu no tienes la culpa, nosotros no debimos ofenderte. Todos metimos la pata.
-Si no te hubiéramos hecho eso, entonces tú no habrías salido y no estarías aquí- dijo Tristan mientras caían algunas lágrimas
Yugi solo les sonreía y contemplaba con cariño cada uno de los rostros de los presentes, incluso los de Bakura y Seto.
-Esta bien...están aquí...deseé tanto verlos...-con esto una lágrima se derramó de su rostro.
-Yugi...-Yami tomo una mano de Yugi y la hizo tocar el rompecabezas- ...lo encontramos, esto es tuyo- dijo con una sonrisa que trataba de enmascarar su desesperación.
Yugi miró a los ojos a su querido Yami, su mejor amigo, su compañero, su hermano. Nadie en la habitación podía llegar a comprender lo que estaba pasando por la mente de esos dos chicos. La mano de Yugi tomó la de Yami y la puso sobre el rompecabezas. Sus enmendados dedos acariciaban con un gran cariño la mano de su Yami. Sus ojos dejaron caer algunas lágrimas más.
El rostro de Yami se llenó de tristeza- de qué hablas, esto es y será tuyo por siempre...
El pequeño sonrío con las pocas fuerzas que tenía y negó gentilmente con su cabeza.
-No, no digas eso, por favor, te lo ruego… vas a estar bien...
El muchacho vio a su Yami con algo de pena e hizo un esfuerzo por hablar.
-Tu...y...Yo...sabemos que...no ...en...engañas a nadie- dijo dejándole entender a Yami que ya sabía lo que estaba pasando
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Tic...tac...tic...tac...
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-No, no quiero que eso pase...no me dejes Yugi, por favor… no quiero estar solo, no otra vez...-decía Yami tomando su mano temblorosamente, su agonía era visible en su rostro.
-Yo...no me iré...no...Mientras ustedes...me tengan...vivo...en sus corazones...- de pronto Yugi empezó a respirar con mucha dificultad.
-¡Yugi!- todos se desesperaron al verlo luchar por respirar.
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Tic...tac...tic...
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-Yo……..yo…-decía Yugi mientras su voz disminuía.
Todos estaban totalmente sumidos en el momento nadie sabía que hacer pero estaban atentos a lo que Yugi decía
-...los quiero...- dijo esbozando una última sonrisa, una que no se borraría de la mente de los demás-gracias…por estar…ah-…..
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Tic...Tac...ti-
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De pronto la maquina que controlaba sus latidos emitió un largo y entumecedor sonido cuando la trabajosa respiración de Yugi cesó. La mano que Yami tenía sujeta se resbaló al perder todas sus fuerzas. Una lágrima resbaló por la mejilla del faraón. Su aibou, el corazón de Yugi, ya no latía.
Tomo unos segundos antes de que esto se registrara en la mente de los presentes quienes simplemente no querían creer que él se había ido. Pero de entre todos, el primero en reaccionar fue el espíritu...
-Yugi...-susurró- ¿Yugi?...-volvió a susurrar pero más fuerte- ¡YUGI!
Yami lanzó un grito desgarrador con el cual la barrera que retenía sus lagrimas fue destruida, no sentía ya vergüenza, solo dolor- YUGI...NO, no me dejes, por favor, ¡YUGI!- gritaba mientras se aferraba al cuerpo inerte del pequeño muchacho.
Cada quien reaccionó a su sufrimiento de forma diferente. El abuelo solo se sentó en una silla sin poder hacer nada, dejando correr lágrimas, siempre pensó que sería él el que se iría antes, esto era un shock, un decepcionante cambio de planes. Ryou y Tea trataban de consolarse el uno al otro con un abrazo. Joey y Tristan gritaban cosas, lo que sea que se les pasara por la mente, mientras golpeaban las paredes. Bakura solo se apoyaba contra una pared a un lado, sintiéndose extrañamente triste y sin notarlo varias lágrimas recorrieron su rostro; más tarde, solo diría que fueron los sentimientos de su hikari afectándolo, pero sabría para sí, que mentía. Incluso si se hubiesen acercado a Seto podrían haber visto como discretamente derramaba algunas lágrimas por el duelista caído. Yugi había llegado a ser lo más cercano a un amigo y ahora se había ido. No habían palabras para describir lo tristes que ellos estaban, y ciertamente cualquiera que estuviese cerca de esa habitación hubiese empezado a llorar con ellos. Y más al ver al muchacho que acunaba con desesperación el cadáver de su 'hermano'.
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Cuando un reloj detiene su Tic...tac, otro tiene que tomar su lugar.
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Todo estaba oscuro y nubloso. Ciertamente nunca había visto nada por el estilo. No era ni tétrico ni encantador, simplemente era ...nada. Yugi estaba más que confundido.
-Pero, por todo lo que es bueno, ¿dónde rayos estoy ahora?- dijo mirando a su alrededor- No lo entiendo, veamos, ¡recopila Yugi! que fue lo que pasó. Recuerdo que estaba muy adolorido, de pronto mis amigos estaban cerca de mí y muy tristes, luego sentí que me cansaba mucho y luego aparecí aquí, así que...-de pronto Yugi se alarmo un poco-. esperen un segundo...heridas ...dolor...cansancio...y luego esto?- dijo mirándose las manos-. Madre mía, creo que... ¡ESTOY MUERTO!
-¡Exacto!- se oyó una voz misteriosa
Yugi volteó para encontrar...
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