Dark Janubis no es dueña de Yugioh! Ni de ninguno de sus personajes!...
El sufrir de varios corazones
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En el departamento de Ryou todo estaba oscuro. El joven muchacho había cerrado todas las cortinas, apagado todas las luces, cerrado todas las puertas... en fin, había convertido su departamento en una zona fantasmal. Nunca antes ese hogar se había visto envuelto en sombras por la libre voluntad de su legítimo dueño.
No se podía oír ruido alguno. Todo estaba callado, ni siquiera el goteo del caño...pero había un solo lugar que era distinto. En su cuarto, Ryou yacía recostado en su cama, mientras producía extraños gemidos. Gemidos que eran el resultado de desesperados gritos apagados por la almohada que se había puesto en la cara. La triste imagen del rostro de Yugi sin vida lo perseguía. Su corazón estaba destrozado y estaba en el más profundo abismo de terror.
Sin que Ryou lo notara, dos ojos lo observaban de entre las sombras. Dos ojos que mostraban una sensación anormal para su dueño. Compasión. Exacto, Bakura, el gran y poderoso rey de los ladrones sentía compasión ante el sufrimiento de su Hikari.
"Llorar no va a traerlo de vuelta Ryou" pensaba Bakura mientras veía como su Hikari temblaba en su cama mientras continuaba sus lastimosos gemidos. "Pero supongo que si te hace sentir mejor... no puedo ni debo evitarlo... después de todo, no quiero que tu también salgas huyendo solo por discutir conmigo" su semblante contenía algo de dolor. Dolor que los hacía sentirse extraño. Pero algo era claro para su mente. Bakura, jamás, pero jamás permitiría que un destino tan doloroso llegase a Ryou. El único que podía causarle daño alguno a su luz era él mismo, ¡nadie más! Pero ahora, de repente, en el pensamiento del dolor que sería perder a Ryou, un nombre se clavó en su mente. "¿Me pregunto cómo estará ahora el faraón?" y extrañamente no sentía gusto ante la respuesta que su mente le ofrecía.
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Casa Wheeler...
Joey estaba sentado en su cama. Sus ojos derramando ríos de lágrimas mientras sus manos descansaban sobre sus piernas. En su ataque de ira, Joey había estado golpeando la pared. Golpeó tanto, que la pared termino manchándose con la sangre de sus nudillos.
Joey estaba confundido, no sabía bien si creer lo que había ocurrido. Aun era muy confuso aceptar que el día de mañana, Yugi ya no estaría tras el mostrador de la tienda de juegos con su clásica sonrisa y un reto en su mente.
-Yu...yu...Yugi...-decía entre lágrimas. Se sentía entumecido… se sentía… vacío… se sentía…
De pronto...RIINNGGG...sonó su teléfono.
Joey no quería contestar, se sentía más adolorido que nunca. Pero luego de que el teléfono sonara por tercera vez, Joey se rindió y se levantó para contestar.
-Resi..Residencia Wheeler...-dijo con la voz más calmada que podía producir.
-¡Hola Joey! ¡Habla Serenity!
-Sere...serenity?
-Claro que sí. Acabo de regresar de mi viaje a América. Así que decidí llamar a mi querido hermano. Además pensaba que tal vez quisieras que vayamos juntos a alguna parte mañana con los chicos, ¿que tal, eh?
-¿Con...con...los...chicos?-Joey empezaba a perder su control otra vez.
-Si, ya sabes. Tal vez podamos ir al cine todo juntos. Tu, Tea, Tristan, Ryou, Bakura, Yugi, y Ya...
PAM...oyó Serenity de repente el sonido de algo golpeando fuertemente contra algo sólido. Y se asustó mucho.
-Joey...¿qué pasa?
Al oír el nombre de su amigo, Joey se perdió el control y dio un fuerte golpe a la pared, sin siquiera preocuparse por el dolor en sus nudillos. Las lágrimas ardían al caer de su rostro mientras volvía a sujetar bien el teléfono.
-¿Joey?
-NO... no es nada Serenity... pero… con lo de tu invitación...creo que no podrá ser...
-Pero ¿por qué no?-preguntó ella confundida.
-Es… que...Yugi...él no podría ir...-Fue entonces que Serenity oyó las lágrimas en la voz de su hermano y se preocupo mucho.
-Pero ¿por qué?
-Porque... porque...
-Joey, ¿que pasa?
-¡ESTA MUERTO!-gritó Joey ya sin poder contenerlo más.
-¡Qué?-Serenity creía haber oído mal.
-YA ME OÍSTE SERENITY...mi mejor amigo... ¡MI MEJOR AMIGO ESTA MUERTO! ¡UN BASTARDO LO ASESINÓ!
Lo último que Serenity oyó fue el fuerte golpe que indicaba que su hermano había colgado. Pero ya no importaba.
"Yugi...Yugi... ¿muerto?" Las lágrimas empezaron a recorrer su rostro mientras ella caía lentamente al suelo. "esto no puede ser cierto…"
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En la casa Taylor...
Tristan estaba casi en un estado similar al de Joey. Sus puños también ardían de los golpes que había dado. Pero yacía tirado en el suelo. En su mano estaba una foto que se habían tomado, Joey, Yugi, Yami y él, cuando habían ido al parque acuático. Las lágrimas cayeron mientras el desconsolado muchacho, presionaba el marco de la foto con mucha furia. Unos segundos después, el marco se partió en dos, pero con él la foto también lo hizo, y la única imagen afectada era la de Yugi que se había partido a la mitad. Al observar el retrato, Tristan se puso de pie. Abrió un cajón de su ropero, tiró el marco y la foto dentro y lo cerró con rabia, con todas las intenciones de no volverlo a abrir nunca más. Luego se dejó caer frío en su cama.
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En la casa Gardner...
Los padres de Tea estaban muy preocupados por la súbita desolación en el rostro de su hija cuando regresó de su estadía en la casa Mutou. La preocupación los guío a preguntarle a Tea el motivo de su pesar. Ella solo respondió con: "Yugi se ha ido". Luego cerró la puerta con fuerza. Ambos padres parecían haber oído algo indescriptible. Por ello, decidieron llamar a la casa Mutou, y pedir una explicación. El abuelo les contó todo lo que pudo sin despedazarse en el teléfono. Cuando al fin entendieron, decidieron que sería mejor dejar que su hija se tranquilizara sola. Ambos sabían que Yugi era muy importante para ella y realmente se habían llegado a encariñar con el amigo de la infancia de su hija.
Tea estaba sentada junto a su cama, mientras una lámpara, la única luz en la habitación, alumbraba las fotos de un álbum. Era un álbum que Yugi le había regalado en su onceavo cumpleaños. Ella lo había atesorado muchísimo. Pronto lo titularon como el álbum de los momentos divertidos. En él, tanto ella como Yugi habían colocado las imágenes más graciosas, vergonzosas o divertidas que tenían. Un momento para reírse en grupo. Varias de las fotos eran de Yugi cuando era más pequeño.
Tea volteaba las páginas mientras viejas memorias pasaban por su mente. El primer día que Yugi y ella comieron helado juntos. "recuerdo eso, Terminamos hechos un desastre". O el día en que Yugi jugo un juego de apuestas y tuvo que besar a la rana de su compañero. "nunca olvidaré esa expresión en su rostro" pensaba mientras miraba la foto con tristeza. Volteó la página y se encontró con fotos más recientes. La navidad que Yami convenció a Yugi de colgar muérdago sobre Joey y Seto. "Ambos casi los despedazan...".O la foto del primer encuentro del faraón con el dispensador de comida de la escuela. "Recuerdo a Yugi tratando de evitar que Yami enviase el aparato al reino de las sombras..." Tea volteó la página, pero el álbum ya estaba vacío desde ahí. Aun quedaban casi veinte páginas en blanco. Las lágrimas empezaron a correr por su rostro. "Yugi...tu dijiste que...dijiste que les mostraríamos a todos las fotos cuando lo completáramos... pero...sin ti...¿qué sentido tiene tener un álbum de fotos que solo me recuerdan que ya no estas?...te necesitamos Yugi..."Tea cerró el álbum mientras abrazaba sus rodillas hacia su pecho. Nada sería lo mismo sin él.
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En la mansión Kaiba...
-¡Dime que no es cierto! Por favor Seto, ¡dime que estas mintiendo!
Gritaba el pequeño Mokuba por décima vez. Apenas su hermano llego a casa, lo primero que hizo fue correr hacia él y preguntarle que había pasado con Yugi. Seto no podía mentirle, por ello le dijo todo, de la forma más delicada que pudo, pero le dijo todo. Desde ese momento, el joven empresario tuvo que estar con su hermano mientras el pequeño luchaba por calmarse.
-Me encantaría estar mintiendo Mokuba, pero no puedo cambiar esa realidad...-dijo tristemente mientras su hermanito lo abrazaba y dejaba caer sus lágrimas.
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Y por fin en la casa Mutou...
El lugar estaba oscuro. Solo había una luz encendida en toda la casa, y esa era la de la cocina. En ella, sentado en una silla, residía el más viejo miembro de la familia Mutou. El abuelo estaba dormido recostado en la mesa. Había pasado más de cuatro horas llorando y lamentándose hasta que el agotamiento lo atrapó y lo dejó dormido en la mesa con una foto de su nieto en sus manos.
Subiendo al segundo piso, uno podía sentir el cambio de aura del lugar. Mientras más te acercabas a esa habitación, más oscuro y frío se sentía el ambiente. Al abrir la puerta, lo único que se notaría sería a un inconsciente muchacho sentado al lado de su cama. Al acercarse se podrían notar los caminos secos de las lágrimas que habían recorrido su rostro...también se veían unas cuantas heridas en su puño, pero en sí el muchacho parecía tranquilo. Pero en su mente, las cosas eran distintas.
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En la mente de Yami...
Su laberinto, que usualmente era de por sí oscuro y frío, estaba más oscuro y frío, si eso era posible. Yami estaba sentado en el centro del espacio que daba a la puerta que le permitía salir de su mente y recorrer la se su querido Aibou (compañero). Su cuerpo físico no pudo resistir el fuerte estrés que Yami sentía, así que quedó inconsciente solo para despertar en su mente.
Yami se sentía como si hubiesen cortado su alma en pedazos. Aun recordaba el momento en el que Yugi había dejado el mundo de los vivos. Su roto corazón se pulverizaba de recordarlo, pero era imposible no hacerlo. Recordaba como el doctor entró en la habitación y confirmó oficialmente la muerte de Yugi a las siete de la noche. Luego vio como le cubría el rostro con las sábanas. Esa fue la última vez que vio el rostro de su Aibou. Luego, los hombres de la morgue vinieron para recoger el cuerpo de Yugi, pero Yami se abrazó al cadáver de su Hikari, volviendo casi imposible el llevarse el cuerpo. Los amigos de Yami, aunque odiando hacerlo, lo tuvieron que separar de Yugi. Yami fue sujetado mientras se llevaban a su Hikari, como si fuese alguna especie de prueba.
Su espíritu estaba desconsolado mientras miraba la puerta que le había permitido deambular por la mente de Yugi tantas veces. En el fondo, Yami deseaba que la puerta se abriese sin aviso alguno, dejando entrar a Yugi diciendo algo como "Bueno Yami, continuemos buscando tus memorias" como lo había hecho varias noches antes. Pero eso no pasaría. Y era triste saberlo.
Yami continuaba mirando la puerta, no tenía sentido. Su vida había perdido el sentido. Su propósito en la vida era ser el compañero y protector de Yugi, pero, sin Yugi, ¿cuál sería entonces su razón de ser?. Yami se puso de pie y se acercó a la puerta. Sujeto la manija y se quedó ahí, en esa posición pensando. Pensaba en que aunque su amigo estaba muerto, quizá su alma seguía conectada a la suya por el rompecabezas y estaba ahora en su habitación. "¿Qué es lo que estas haciendo, iluso?" le decía una voz en su interior "sabes que no estará ahí. Su alma se ha ido, ¡lo único que podría quedar en su cuarto son un montón de recuerdos!"
-Pero aun así...no puedo evitarlo... necesito saber si aun existe una posibilidad-con eso, Yami abrió la puerta, pero lo que vio lo dejo extrañado-¿donde...dónde esta?
Yami estaba confundido. La puerta que pertenecía a la mente de su Hikari siempre había estado directamente al otro lado del pasillo, pero ahora, no había nada más que una pared oscura. Yami se alarmo y empezó a buscar por todos lados. "Incluso si Aibou no esta más en este mundo, ¡la puerta no debería haber desaparecido!"
De pronto, algo llamó su atención a lo lejos en el pasillo. Yami empezó a caminar. Se empezaba a adentrar en el oscuro corredor. De pronto, y para su sorpresa, ahí estaba, la puerta de la mente de Yugi, pero, la pregunta era ¿cómo esa puerta llegó hasta ahí?. Yami decidió ignorar ese hecho. Con decisión y esperanzas, tomó la perilla de la puerta y con todo su valor la giro. Pero nada pasó. La volvió a girar de nuevo, pero nada pasaba.
-Está... ¿está cerrada?... ¡imposible!-Yami empezó a forzar la puerta tratando de entrar. Se estaba angustiando mucho más-¡Aibou! ¡Yugi! Si estas ahí... ¡déjame entrar!-pero era obvio que Yugi no estaba ahí. Yami recostó su cabeza en la puerta. Lágrimas de agonía cayeron por su rostro- A...i...bo...u... ¡POR QUÉ?-gritó dando un golpe a la puerta.
De pronto, algo extraño empezó a pasar. La puerta empezó a temblar un poco. Repentinamente, la apariencia de la puerta empezó a cambiar, dejando a Yami en completo terror. La puerta de metal se volvió oxidada, se veían varias marcas como de garras a través de la puerta, cosas escritas en jeroglíficos antiguos aparecieron sobre el marco, mientras la puerta se volvía oscura. Pero lo que más perturbó a Yami, fue la perilla de la puerta. De la cerradura, la perilla empezó a expulsar un extraño fluido. Yami se acercó y lo toco, solo para quedar espantado al notar que era sangre. La sangre empezó a marcar el suelo, y casi como si la puerta misma la absorbiera, la sangre trepó y se colocó en los jeroglíficos y se dejó caer de los arañazos de la puerta. Yami miró los jeroglífico y quedó perplejo. Podía leerlos, pero el mensaje lo hizo sentir que una daga clavaba su corazón. Yami dio media vuelta y corrió hacia su propia habitación cerrando la puerta lleno de pánico. Su corazón estaba destruido.
-¡Perdóname!...por favor... ¡PERDÓNAME!...mi deber era protegerte... ¡Y TE FALLÉ!-gritaba en desesperación mientras las lágrimas corrían de su rostro.
Fuera de su habitación, en la puerta de Yugi, la sangre continuaba cayendo y pintando los jeroglíficos. En ellos un doloroso mensaje se imprimía. Unos minutos después, varias líneas del mensaje se borraron, quedando solo dos, en las cuales se leía:
"Estoy solo.
Tengo miedo."
Ooo
Hikari: Luz, los Yamis llaman a sus contrapartes Hikari.
Aibou: Compañero, amigo. Ese es el apodo que Yami siempre le da a Yugi en los capítulos de Japón. En lo personal, me gusta mucho como suena. Por ello Yami también llamará a Yugi así de vez en cuando.
R&R
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