Uah! Cuanta gente! o.o Muchísimas gracias Sayume, Dark Ruka y Hikari (de nuevo n.n). Intentaré no tardar mucho en actualizar y dejaré en suspenso (para haceros sufrir! Muajajajajah...ajah...¬¬). No sé si seré muy fiel al libro o a la peli...pero será una mezcla de los dos con cosas nuevas supongo...ñ.ñ

Ah, y una cosa más...este capítulo es un poco cortito...pero, al igual k los otros dos, es introductorio...Lo mejor de la historia está por llegar...Si es k hay algo bueno --U

Y el yaoi...más adelante se verá, jijiji n.n

3. Refugio en las montañas

Un par de ojos rasgados analizaban con parsimonia la situación que se producía unas calles más abajo: ruinas llameantes, toneladas de humo negro y ningens corriendo para salvar sus miserables vidas. Ju...muy bonito.

-Tsk...podría haberlo intentado con mi fuego...

-Créeme...si lo hubieras hecho, ahora estarías muertoHiei desvió su atención de las calles para centrarse en la figura acurrucada contra la pared. Las sombras y la luz jugaban en su rostro, ocultando su expresión. De pronto, Kurama levantó la vista, y sus ojos se encontraron. A Hiei no le gustó el hielo y la furia que vio en ellos, así que bajó la mirada hasta sus pies.

A Hiei tampoco le gustó esa respuesta. Pero al pronunciar él esas palabras, alcanzó a ver un segundo de pánico mal disimulado en la cara del kitsune, así que calló, y esperó a que el kitsune quisiera hablar.

Kurama enterró su rostro entre sus manos y agarró con fuerza los mechones rojos que sobresalían. Debía recuperar la calma, el sentido común...Pensar fríamente de nuevo y no dejarse llevar por el miedo y la impotencia.

Pensar...eso lo había salvado de peligros anteriores...¿Por qué ahora no le venía nada a la cabeza?

Respiró fuertemente, sintiendo la mirada penetrante de Hiei clavada en él. Le estaba poniendo nervioso...Pero de pronto comprendió. Hiei quería una explicación. En el Makai no sabían nada de la existencia de otros planetas.

-Esas máquinas... eran máquinas extraterrestres, seres de otro mundo...-ni el mismo llegaba a asimilar esas palabras.

-¿Otro mundo a parte del Makai, el Reikai y el Ningenkai?-Hiei arqueó las cejas.

-No...no exactamente.-Kurama suspiró.

Hiei parpadeó, curioso. Ese incidente no lo había afectado tanto como a Kurama. Claro que a él no le afectaba ver morir ningens. Así pues, por ahora, sólo sentía curiosidad.

-Los humanos descubrieron, gracias a los progresos de la ciencia y la tecnología, que existían otros planetas a parte de la Tierra...Otros mundos que giran alrededor del sol.

-Sigue.

-Hasta ahora permanecía establecida la creencia general de que en esos mundos no había vida, de que la Tierra era el único planeta privilegiado con ese don.

-Ju...

-Pero ahora ha quedado claro. Existe vida inteligente en esos planetas. Una inteligencia muy superior a la de las personas...-Kurama abrió mucho los ojos, reconociendo la magnitud de la catástrofe. Respiró fuertemente antes de continuar, pero ahora el tono de su voz no era el mismo. Ahora el youkai de fuego pudo notar claramente la frustración y el desamparo en ese ser que siempre se valió por sí mismo.

-Han venido a exterminarnos...Y no podremos hacer nada contra ellos. Ni humanos, ni youkais...Ni el Reikai tiene competencia contra esto...

-¿No te estás rindiendo antes de tiempo?-le interrumpió el jaganshi.

-No...estoy viendo la realidad. Puedo verlo todo muy claro. Van a acabar con todos.-Hiei se sorprendió de la resolución y el convencimiento que llevaban consigo esas afirmaciones. La voz de Kurama era firme, y a la vez débil y desprotegida.

Ambos continuaron en silencio por unos minutos más, hasta que Kurama se levantó con esfuerzo y la mirada perdida.

-Hiei...-llamó suavemente.

-¿Hn?

-Debemos avisar a Yusuke y a Kuwabara. Estoy seguro de que querrán luchar contra esos trípodes...Pero debemos impedirlo a toda costa. No queda otro remedio que huir.

El corazón de Hiei dio un bote de sorpresa. ¿Huir? ¿Había oído bien? ¿Qué había pasado con el orgullo del youko?

-¿Estás seguro de lo que dices?

-Completamente.-Kurama no mentía. Estaba decidido. Cerró los ojos unos instantes. Hiei sabía que estaba analizando la situación. Siempre cerraba los ojos para pensar y adquiría ese aire serio y grave, que imponía respeto en sus enemigos.

-Tengo un plan.-abrió los ojos.-Pero necesito tu colaboración.

El youkai de fuego se limitó a observarle intensamente, esperando a que continuara.

-Tú eres el más rápido de los dos. Debes advertir a Yusuke y a Kuwabara. Cueste lo que cueste no deben enfrentarlos...-Kurama hablaba deprisa, atropelladamente. Sentía que le faltaba el tiempo.

-¡Ruégales que no lo hagan de mi parte! Pueden llegar a ser tremendamente cabezotas y tozudos. ¡Pero es importante...Hiei!-el pelirrojo suplicaba en silencio, implorando con sus ojos acongojados. Hiei hizo una mueca. Sólo faltaba que se arrodillara ante él para acabar de desperdiciar su denigrado orgullo...hn, tonto zorro...

Kurama siguió insistiendo.

-Diles que se refugien en el templo de Genkai, y que lleven a Shizuru...y a Keiko y la madre de Yusuke con ellos...Las montañas serán el sitio más seguro. Si no me equivoco, comenzarán sometiendo las capitales y ciudades importantes...-ahora el youko conversaba consigo mismo. Su atención volvió de nuevo al youkai:

-Y sobretodo, que bajo ningún concepto abandonen el templo. Que amontonen provisiones y no salgan de ahí. No deben...no...

-¿Cómo sabes que voy a cumplir lo que me pides?-le cortó, molesto el jaganshi. ¿Por qué demonios daba por sentado que lo haría?

-Porque confío en ti. Sé que lo harás...-le miró a los ojos-Por el bien de Yusuke, y de Kuwabara lo harás...

-Hn...-Hiei se giró completamente. Estaba harto de esa conversación.

-Un momento...¿sabes dónde viven?-le escuchó murmurar a sus espaldas. El koorime bufó exasperado. Se descubrió la frente y rastreó con el tercer ojo. Luego volvió a cubrirlo.

-Sé dónde viven.-medio sonrió, divertido por la ridiculez de toda esa verborrea estúpida. En un segundo su expresión volvió a la normalidad. Miró por encima de su hombro al pelirrojo que aguardaba su partida.

-¿Qué harás tú?

-Yo me llevaré a mi madre de aquí...Me reuniré más tarde con vosotros, en el templo de Genkai.

-Hm...-el youkai ya había oído lo imprescindible. Iba a saltar cuando la voz del kitsune lo detuvo de nuevo.

-Hiei...

-Hnnn...-estaba empezando a hartarse.

-Suerte...-dicho esto, Kurama saltó en dirección contraria. Hiei lo imitó siguiendo, por fin, su propio camino.

-Espero no tener que hacer de niñera de esos dos...-refunfuñó entre dientes, atravesando calles aún intactas, que contrastaban violentamente con los tonos anaranjados y rojos que predominaban a tan corta distancia.