- ¿Qué le pasa a ese hombre? –dijo la madre de Janvier un tanto enojada cuando Lord Valgôr hubo desaparecido.- ¿Con qué derecho se cree para poder irse de mi casa de esa manera¡No me importa que rango tenga, eso no le permite comportarse de esa forma tan grosera! -.
- Deja de decir esas cosas madre, no sabes la razón por la que tuvo que salir de esa forma –dijo Janvier un tanto molesto.- Él no es la clase de hombre que hace esas cosas sólo porque sí, tiene una razón muy importante para hacerlo -.
- ¿Ah, sí¿Y se puede saber cuál es esa supuesta razón –dijo la madre fulminando a su hijo con la mirada. Janvier se quedó callado. ¿Cómo le explicaría a su madre ese sentimiento tan extraño que había sentido?
- Nos siguieron –dijo Aladar con un tono de voz un tanto bajo, algo intimidado por la madre de Janvier, pero firme y seguro de lo que decía. La madre de Janvier volteó a verlo extrañada.
- ¿Qué quieres decir con que los siguieron? –preguntó ella.
- No conozco la razón, pero estoy seguro de que hay guerreros de Tazir fuera de este departamento. Han venido por alguien, y creo que ha sido por Lord Valgôr –dijo Aladar mirando a la madre de Janvier con total seguridad en sus ojos. Tenía que decir algo que no revelara la verdad para no asustar a la señora: esos guerreros iban realmente tras Janvier.- Él se ha convertido en uno de los hombres más buscados por el Emperador Lamar, por eso pienso que haya enviado hombres tras de él -. Al terminar la frase Aladar lanzó a Janvier una mirada que éste captó al instante: debía seguirle el juego pase lo que pase.
- Eso nos pone en peligro entonces –dijo el padre de Janvier tras haber estado guardando silencio durante un largo rato.
- No lo sé, espero que no sea así. Lord Valgôr es un hombre muy poderoso y dudo que nos puedan hacer algo mientras estemos con él. Apostaría más bien a que no tarda en regresar con nosotros –dijo Aladar.
- Espero que tengas razón –dijo la madre de Janvier con una nota de miedo en su voz, mientras miraba aprehensivamente a su hijo.
- Deberían tomarse un descanso. Lamar se quedará sin hombres a este paso –dijo Lord Valgôr. Se encontraba parado en la azotea, con los brazos cruzados y la mirada perdida en el horizonte.- Espero que sepan en lo que se meten. No saben lo que es pelear con alguien como yo-.
- Venimos preparados Lord Valgôr, estamos listos para enfrentarte. Veamos si le haces honor a las historias, tal como Káiser lo ha hecho en más de una ocasión venciendo a nuestros mejores guerreros –respondió un voz que vino desde la izquierda de Lord Valgôr. Un hombre cubierto en harapos grises se apareció en pose de batalla. Varios hombres más aparecieron alrededor de Lord Valgôr, todos cubiertos con los mismos harapos grises.
- Soy mejor que Káiser y lo saben perfectamente. Y el número no será ventaja para esta batalla –respondió Lord Valgôr.
- Eso lo veremos –dijo el hombre. A su orden, todos atacaron a Lord Valgôr con llamaradas. Lord Valgôr saltó en el aire cayendo detrás de uno de sus agresores y colocando su mano en la cabeza de éste. Un ligero destello aqua salió de la mano de Lord Valgôr y al instante su enemigo cayó muerto. Los demás siguieron atacándolo con llamaradas, pero Lord Valgôr esquivaba todos los ataques con una facilidad suprema.
- Si creen que con una técnica tan básica me vencerán están muy equivocados. Necesitarán algo mejor que eso para derrotarme –dijo Lord Valgôr esquivando otra llamarada.
- Bien, si así lo quieres así será. ¡Rayo solar! –dijo el hombre que lidereaba al grupo. Un gran rayo brillante salió de su mano y se dirigió hacia Lord Valgôr, quien logró esquivarlo por poco. Sin embargo, su brazo izquierdo quedó severamente dañado.
- ¿Qué fue eso? –dijo Lord Valgôr mirando su brazo lastimado y luego a su agresor.
- Es una técnica nueva que hemos desarrollado los Maestros Zair de Tazir. Concentramos tal cantidad de energía que somos capaces de imitar un rayo de sol puro. Pocos materiales pueden resistir tal cantidad de calor -.
- Bien, me sorprende tu técnica –dijo Lord Valgôr mientras extendía su mano derecha sobre el brazo lastimado. Un brillo aqua cubrió la mano del guerrero y poco a poco la herida del brazo desapareció, dejando sólo las ropas quemadas como seña de que había sido herido. – No me esperaba algo así, debo ser honesto, pero no es lo que me detendrá. Ahora que la he visto, no sólo puedo esquivarla sin problemas la siguiente vez, sino que soy capaz de imitarla. Les advertí que no sería una presa fácil -.
- Calla de una vez y lucha. ¡Rayo solar! -. El mismo rayo salió de la mano del hombre, pero esta vez Lord Valgôr no se movió de su lugar. Cuando el rayo hubo desaparecido, el hombre pudo ver que Lord Valgôr estaba completamente intacto, parado y con la mano extendida. Había detenido el Rayo solar sólo con la mano y sin haber sufrido un rasguño.- ¡Esto no puede ser! -.
- ¿Y por qué no? Recuerda que soy Lord Valgôr, el guerrero más temible de Qattar y el más buscado por Lamar. No hay nadie que pueda compararse a mí, y ahora lo verás -, y al instante, desapareció.
En un abrir y cerrar de ojos, Lord Valgôr aparecía tras sus perseguidores y los mataba con sólo tocarlos, para desaparecer el segundo siguiente. Su velocidad era tal que el hombre de gris no podía atinar a hacer un solo ataque. Cuando todos los guerreros de Tazir, excepto el que los lideraba, estuvieron muertos, Lord Valgôr se paró frente a él y cruzó los brazos, esperando la reacción del mismo. Su único ojo visible estaba fijo en el hombre, el cual se estremeció ante su mirada. Tan intimidante era que no podía resistirse y comenzó a temblar.
- Pensé que serían un mayo reto para mí, pero me han defraudado. Sólo han confirmado mi teoría de que los guerreros de Tazir son de baja calidad -.
- ¿Cómo te atreves a decir algo semejante¡Te haré pagar por ello! –dijo el hombre de gris fuera de sí, a pesar de su miedo.- ¡Danza del fuego! -. Al instante, el fuego comenzó a brotar del suelo y a recorrer la azotea por caminos no trazados, persiguiendo en todo momento a Lord Valgôr. Éste, harto ya del fuego, extendió su mano y al instante el fuego cesó, quedando todo en paz nuevamente.
- De verdad que eres un hombre molesto. Si tanto presumes de los guerreros de Tazir te pondré a prueba. Un guerrero no es sólo técnicas y poderes, sino también habilidad y astucia. Veamos tus habilidades. ¡Niebla! -. Al instante, una espesa niebla cubrió la zona, opacando por completo la visión del Zair de Tazir.
- ¿Qué clase de técnica es ésta? -.
- Nada en especial, sólo una sencilla técnica desarrollada hace poco por los Templarios. Sencilla pero efectiva si se sabe usar. Ahora, saca tu espada, que quiero ver si eres capaz de sobrevivir más de diez minutos aquí -. El hombre de gris sacó su espada y se puso en guardia, volteando hacia todos lados esperando el ataque.
- Te comprobaré el poder de los guerreros de Tazir. No sólo sobreviviré más de diez minutos aquí dentro, sino que además te mataré -.
- Tienes una boca demasiado grande y demasiada confianza. Eso es mala combinación¿sabes? -. Un silbido cortó el aire y Lord Valgôr cayó encima del hombre. Éste logró por poco esquivar la espada de Lord Valgôr y regresar el golpe. Ambas espadas chocaron y con otro silbido Lord Valgôr desapareció.- Nada mal para alguien de Tazir, pero esto apenas comienza -.
- Soy capaz de resistir cada uno de tus ataques sin problema alguno -.
- ¿Seguro? Quiero ver si es cierto -. Otro silbido se oyó y Lord Valgôr volvió a atacar. El hombre detuvo su golpe con su espada, pero justo en ese instante vio que Lord Valgôr llevaba dos y estaba a punto de golpearlo con la otra. Por escasos milímetros logró esquivar el golpe, y Lord Valgôr volvió a desaparecer.
- Te lo he comprobado Lord Valgôr, puedo resistir cada uno de tus ataques sin problema alguno -.
- No exactamente sin problema alguno. Tuviste suerte de esquivar el golpe de mi segunda espada -.
- Se llama habilidad Lord Valgôr –dijo el hombre extendiendo rápidamente la mano hacía donde había venido la voz y gritando:- ¡Tormenta psíquica! -.
Una serie de rayos azul claro, casi eléctrico, comenzaron a volar en la zona a donde había apuntado el hombre. Produciendo un chillido parecido al de cientos de pájaros y rebotando de un lugar a otro, la niebla se disipó ligeramente en esa zona, sólo para descubrir que estaba vacía. En ese momento, se oyó un silbido más venir desde arriba y Lord Valgôr cayó sobre e hombre, quien bloqueó las dos espadas de Lord Valgôr con la suya.
- Te dije que tenía buenas habilidades y que podría detener tus golpes -.
- No todos –dijo Lord Valgôr. En ese momento, el hombre sintió como una espada lo atravesaba por la espalda.- Ese no lo esquivaste -.
- ¿Pero, cómo? -.
- Te dije que un guerrero era habilidad y astucia, y por lo visto te faltó la última. Un sencillo clon es capaz de hacer un trabajo tan fácil como apuñalarte por la espalda, un movimiento astuto¿no lo crees? -.
- Es imposible… un clon… -. El hombre comenzaba a agonizar. Soltó su espada y cayó de rodillas frente a Lord Valgôr.- ¿Acaso no es la misma técnica…?
- Que usó Káiser para asesinar a Aser; sí, lo es. Después de todo, un discípulo generalmente sigue las estrategias de su maestro¿o no? -. Con un leve gemido, el hombre de gris cayó muerto al piso. El clon y la espada se deshicieron en el aire en medio de algo parecido a un plasma color aqua. La niebla comenzó a desaparecer también y al poco el lugar estaba nuevamente despejado. Varios hombres cubiertos con máscaras aparecieron alrededor de Lord Valgôr y se hincaron ante él. Uno de ellos, con adornos dorados en la máscara, se adelantó hacia Lord Valgôr.
- ¿Lo de siempre mi Lord? -.
- Sí Nara. Pero esta vez no envíen ningún mensaje a Tazir, dejemos que averigüen por su cuenta lo que ha pasado -.
- Sí mi Lord -. Al instante, los hombres con las máscaras desaparecieron de la azotea, llevándose consigo los cuerpos.
Se oían ruidos extraños provenientes de la azotea, pero nada que indicara en verdad lo que estaba pasando. El más común era uno que parecía un rugido.
- Si reconozco bien algunos de los sonidos de las técnicas, creo que están usando fuego –dijo Aladar escuchando atentamente y viendo al techo.
- ¿Fuego en la azotea? –preguntó la mamá de Janvier sin poder creerlo.
- Sí. En ese caso deben de ser guerreros Zair los que han enviado. El fuego es su especialidad –prosiguió Aladar.
- ¿Qué fijación hay con los guerreros Zair? –dijo la madre de Janvier mostrando su molestia.- No me agradan -.
- A casi nadie señora, y la entiendo. Pero por su entrenamiento, los guerreros Zair son los mejores para tareas de este tipo. Han sido entrenados para matar y asesinar sin piedad de mil formas inimaginables. No sólo usando las técnicas de lo guerreros, sino también con armas o con sus propias manos nada más –respondió Aladar mirando a la ventana. Una espesa niebla llenaba ahora el exterior. Aladar pudo reconocer esa como una técnica de su propio clan. En más de una ocasión había podido ver a los Caballeros Templarios usarla durante sus entrenamientos.
- ¡Qué horror! –dijo la madre de Janvier abriendo mucho los ojos.- Espero que tú no seas asignado con los Zair –dijo mirando a su hijo.
- Eso dependerá de su desempeño durante el mes de selección –dijo Aladar.- Como ha dicho Lord Valgôr, hay muchos factores que afectarán esa decisión -.
- ¡Oye¿De dónde sacaste esas ropas? –dijo de repente la mamá de Janvier, reparando por primera vez en lo que su hijo llevaba puesto. Un pantalón negro con bordados de oro, una camisa rojo vino con hilos de oro, botones con diamantes y un escudo en el pecho del lado izquierdo. El escudo era el emblema de los Zair, la llama con la estrella, pero estaba rodeado por un dragón.
- Este… yo… son ropas de Lord Valgôr –dijo Janvier bajando la mirada. Si le decía la verdad a su madre, ardería Troya.
- ¿Y qué haces tú con ellas? –preguntó ella suspicazmente.
- Me las prestó porque no tenía nada qué ponerme para venir. Me dijo que tenía que verme presentable para estar con ustedes –respondió Janvier.
- Hay que verse dignos para una ocasión como ésta –dijo una voz que sobresaltó a todos. Lord Valgôr había regresado a la habitación y la manga izquierda de su túnica estaba hecha jirones y quemada; sin embargo, su brazo parecía no haber sufrido lesión alguna.- No podía permitir que Janvier se viniera a presentar a ustedes con la misma ropa del día que nos lo llevamos¿no lo creen? No se preocupe señora, tengo total confianza en que su hijo cuidará mis ropas -.
Janvier se quedó helado al oír esas palabras. No sabía la razón, pero Lord Valgôr le había seguido el juego completamente. ¿Por qué no había dicho que las ropas en realidad eran de Káiser¿O sería que acaso…¿Lord Valgôr sabría algo?
- Bien… si usted lo dice entonces supongo que está bien –respondió la madre ya vencida.
- Por cierto, disculpen la interrupción, pero hubo una situación emergente que debía solucionar y no podía esperar –dijo Lord Valgôr haciendo una reverencia a los padres de Janvier en señal de disculpa. Luego, mirando a Janvier dijo:- Date prisa a recoger tus cosas, debemos salir rápido de aquí. Toma lo más importante solamente, lo demás lo mandaremos recoger después. Lamento que no puedas despedirte de tus amigos -.
- ¿Pero qué…? –comenzó a decir Janvier estupefacto. No entendía nada.
- Hazme caso Janvier. Toma tus cosas y regresa aquí, tienes menos de cinco minutos –le dijo Lord Valgôr con una voz tan severa que Janvier no se atrevió a desobedecer y de inmediato corrió a su cuarto a recoger sus cosas.
- ¿Se puede saber qué es lo que ocurre aquí? –preguntó la madre.
- Asuntos imperiales de máxima seguridad. No estoy permitido de revelárselo. Sólo puedo decirle que debemos irnos de aquí lo más pronto posible por el bien de todos –respondió Lord Valgôr.
- Lo están buscando a usted¿verdad? –preguntó la madre sin poder contenerse. Lord Valgôr la miró fijamente un momento, haciendo que se le helara la sangre.
- Esa información está más allá de lo que usted debe saber -. En ese momento, Janvier regresaba ya de la habitación con una maleta y una mochila. – Bien, hora de irnos. Janvier, Aladar, tomen mis manos una vez más -. Sin decir una sola palabra, ambos jóvenes hicieron lo que se les había ordenado. – Lamento que tenga que ser así señora, pero la situación la amerita. Al menos pudimos venir a avisarle que su hijo se quedará con nosotros. Cualquier duda podrá ser resuelta después. Hasta luego señora, señor, ha sido un placer -.
- Adiós mamá –dijo Janvier. Tras estas palabras, el hombre y los dos muchachos desaparecieron de la sala, dejando a la mamá de Janvier más preocupada que antes y con más dudas en su cabeza.
El peso de su mochila y su maleta fueron tan grandes que Janvier no pudo evitar caer al piso una vez hubieron aparecido de nuevo en el castillo. Se encontraban nuevamente en los jardines, justamente en el mismo lugar del que se habían ido hacia ya casi una hora. Algunos estudiantes pasaban por los jardines, en parejas o en grupos más grandes, disfrutando de los momentos libres. Algunos aprovechaban incluso para practicar algunas de sus técnicas y así poder perfeccionarlas. Janvier pudo incluso distinguir que algunas de las parejas de alumnos llevaban una relación de algo más que amistad y no pudo evitar recordar a Káiser y sus momentos juntos.
- Jóvenes, debo dejarlos aquí ahora, tengo asuntos qué atender. Janvier, deja tus cosas en el cuarto de Káiser, seguirás quedándote ahí un tiempo. Aladar, tómate la hora libre ya que tienes el permiso, lamento que las cosas no salieran como querías –dijo Lord Valgôr a los muchachos.
- No hay problema Lord Valgôr –respondió Aladar con una reverencia. Lord Valgôr inclinó la cabeza y se alejó de ahí, dejando a los muchachos solos.
- Bien¿me acompañas a dejar las cosas en el cuarto? –preguntó Janvier.
- ¿Al cuarto de Káiser? –preguntó Aladar mientras se sonrojaba. Eso era como un sueño hecho realidad.
- Sí. ¿Acaso hay un problema? -.
- ¿Estará bien que entre al cuarto de un Maestro sin su permiso? -.
- De momento es mi cuarto y tienes mi permiso, así que no pasa nada. Además, Káiser no está en La Academia, tuvo que salir en una misión. No tiene por qué saberlo -.
- Bien… me has convencido. Te acompaño -.
Así, ambos jóvenes cruzaron los jardines del castillo y se internaron en éste, pasando por varios pasillos hasta llegar a la habitación de Káiser. Aladar quedó estupefacto al verla y durante un momento no dio un paso más allá del marco de la puerta, admirando la habitación. Sus ojos se perdían en cada detalle del cuarto y lo observaban con avidez.
- ¿No piensas pasar? –le dijo Janvier tras haber dejado sus cosas junto a la cama.
- ¿Qué¡Ah, sí! Disculpa –dijo Aladar saliendo de su ensimismamiento y entrando finalmente en la habitación.- Es hermosa -.
- Lo sé, a mí también me ha fascinado –respondió Janvier sentándose en la cama y mirando una vez más la habitación.- Aún no logro entender por qué Káiser me permitió quedarme en ella -.
- Supongo que está tratando de hacer un buen trabajo como tu tutor -.
- Esto es más que un buen trabajo Aladar –dejó escapar Janvier sin querer.
- ¿A qué te refieres? –preguntó Aladar sin entender. Janvier se sonrojó ligeramente y trató de disimular. No quería que Aladar supiera lo que había entre él y Káiser.
- Quiero decir que se me hace un tanto exagerado, pero bueno, eso no importa. Me gusta el cuarto, estoy cómodo en él y con eso me basta –respondió Janvier, recostándose con los brazos tras la cabeza. Fue entonces cuando notó que en el techo se encontraba el mismo emblema que tenía en la camisa, hecho con relieve sobre la roca.
- Es el emblema de de los Zair –dijo Aladar posando su vista en Janvier y notando su mirada de curiosidad.- Representa los elementos que maneja su casta, el fuego y el éter -.
- ¿Y el dragón qué tiene que ver? -.
- Bueno, la verdad no estoy muy seguro. Pero hasta donde sé, hay algunos guerreros que personalizan un poco el emblema con adornos extra, sin alterar el emblema original claro está. Pero no conozco la razón para hacerlo o lo que puedan significar los emblemas que escojan para añadir –dijo Aladar sentándose en la cama a los pies de Janvier.
- ¿Cuál es el emblema de tu casta? -.
- Es un rayo con una línea a cada lado que terminan en espiral. Representan los elementos de los Templarios, el aire y el rayo -.
- ¿Puedo ver alguna de tus técnicas? –preguntó Janvier incorporándose.
- ¿Aquí¿En la habitación de Káiser¿Y si pasa algo? -.
- Tú cuidarás la intensidad de tu técnica para que nada ocurra –respondió Janvier acercándose a Aladar.
- Bueno… una pequeña y que no afecte mucho –dijo Aladar incorporándose y mirando hacia la ventana. Extendió la manó y habló:- ¡Ventisca! -. Una ráfaga de viento salió en dirección de la ventana, abriéndola y agitando las cortinas. Aladar cerró la mano y el aire cesó en el acto.
- ¡Increíble! –dijo Janvier mirando fascinado en dirección de la ventana.- ¿Cómo lo haces? -.
- Bueno, es sólo cuestión de práctica. Pero antes que nada, debes aprender a controlar tu energía y ponerte en contacto con ella y la naturaleza. De lo contrario, nunca podrás realizar una técnica -.
- ¿Y eso es muy difícil? -.
- No si has sido elegido para convertirte en un guerrero –respondió Aladar guiñándole un ojo a Janvier.
- No puedo esperar el día en que al fin sea un guerrero como tú –dijo Janvier recostándose otra vez y cerrando los ojos.
- Dudo que seas como yo Janvier. Estoy seguro de que me superarás –respondió Aladar con una sonrisa. Janvier se limitó a sonreír ligeramente y al poco estaba ya dormido. Aladar lo miró unos momentos y luego, en silencio, salió de la habitación y se dirigió hacia el comedor. Ya tenía hambre y la hora de la comida estaba próxima.
