Capítulo 2: Con la familia
Se sentía tan bien con gente a quien quería. Se dirigieron a un auto negro de tamaño regular, con ventanas ahumadas, estacionado frente a la casa. Lupin abrió la puerta y todos entraron. Harry se llevó una sorpresa, cuando se dio cuenta de que el automóvil que se veía pequeño desde el exterior era en realidad del tamaño de una casa. De hecho, tenía varias puertas y una sala.
-Wow!
-No puedo creer que aún después de vivir seis años en este mundo, no te hayas acostumbrado... esto debería ser normal para ti.
-O sea discúlpame, Ron, pero esto siempre será extraño para mí... – contestó Harry en tono sarcástico.
-Oh! Harry, querido! Cómo has estado?- una mujer pelirroja lo sorprendió por detrás y le dio un abrazó muy, pero muy fuerte...
-Muy bien, gracias, señora Weasley.
-ven, cariño, te llevaré a tu habitación, por si quieres descansar. Ronald, trae el equipaje de Harry.
Caminaron hasta llegar a una puerta al final del pasillo. Entraron a una pequeña habitación de color azul cielo. Era muy acogedora.
-No te recomiendo que desempaques, nos pasarán dejando por la Madriguera. Llegaremos en aproximadamente, una hora y media.
-Se lo agradezco mucho...
Ron dejó todas las cosas de su amigo al lado de la cama y salieron juntos a sentarse en una salita a conversar.
-Entonces, ¿qué hay de bueno? ¿algo interesante?
-Naaaaada! No ha pasado nada nuevo... todo lo "interesante" te lo conté en mis cartas.
-Ja! Lo que me mandabas no eran cartas. Eran tu diario! Se notaba que no tenías nada mejor que hacer. Eras tan preciso...: me levanté, desayuné pan con leche y una manzana roja, me lavé los dientes y me senté..
- No te burles... tú mismo lo dijiste. No tenía nada que hacer. Tenía que mantenerme ocupado y escribiéndote era la única forma de hacerlo.
-No me quejo... Al menos tenía noticias tuyas... a diferencia de Hermione, que me escribía dos líneas, cada cuatro días. Hasta el momento he recibido dos cartas suyas, que decían: " hola, cómo estas, yo bien, chao!..." debe estar muy ocupada..estudiando...
-No creo... yo hablaba con ella todos lo días, por al menos dos horas...
-¿hablabas? ¿cómo?
-Por teléfono!
-ah! Cierto!- Ron no se veía muy contento con la respuesta de Harry, quien pensó que éste se había molestado porque Hermione le dedicaba más tiempo al él. –Es absurdo- pensó. Cambió instantáneamente el tema y pasaron a hablar de quidditch.
Llegaron a la casa una hora más tarde. Harry se despidió de Lupin, quien le deseo un feliz verano y sacó sus pertenencias del vehículo. En cuanto entraron por la puerta, Ron se lanzó con pereza en el sofá más cercano.
-Hijo, ayuda a Harry a entrar sus cosas... Sé buen anfitrión- replicó el señor Weasley al ver el cansancio de su hijo.
-No se preocupe, puedo solo, gracias.
-Al menos levantate, Ron. Odio verte como un oso en invierno...
El chico se levantó y caminó con lentitud hacia las gradas que iban a su cuarto.
-Vamos!- le dijo a su amigo con gusto.
-Ron, no lo había notado antes, pero tienes un cara de flojera... Qué has hecho durante este tiempo, que te ha cansado tanto?
-Mamá me ha tenido ayudando en la casa y haciendo tareas aburridas todos los días de la semana. Creo que quiere mantener todo ordenado y como Fred y George casi no pasan aquí, nos tiene a Ginny y a mí, trabajando como sus esclavos.
-No te quejes tanto... A propósito, ¿dónde está tu hermana? No la vi en el "auto"...
-Se quedó en casa. No se sentía bien. Desde que los gemelos la utilizaron para probar un nuevo invento, los caramelos relaja-pies, no ha sido la misma... – se rió con disimulo.
-Pobre! No me gustaría ser la rata de laboratorio de tus hermanos..
-No es tan malo como parece..
-Puedo preguntar algo?
-sí, claro, qué
cosa?
-de dónde se sacaron ese carro, tan extraño?
-Nos lo prestó un amigo de papá del ministerio. Queríamos ir a verte juntos y de la manera más normal posible para tí. Papá no quería que tus tíos causaran una escándalo. La familia del amigo de papá iba a salir de vacaciones en él y se ofrecieron a traernos. Lo tienen porque viven en una zona residencial muggle y prefieren utilizarlo para que los vecinos no sospechen. Según Charlie, que era compañero de su hijo en Hogwarts, era genial hacer fiestas ahí adentro y ver cómo los muggles se turbaban al ver entrar a tanta gente en semejante miniatura.
-Ahhh... Genial...
-Sí.. Bueno. Y ahora qué hacemos?
-No sé...
En ese momento entró la señora Weasley con un montón de libros, que le tapaban la cara.
-Si ustedes dos, jóvenes no tienen nada que hacer, pueden ayudarme a actualizar los álbumes de fotos..
-¡No, Mamá!¡No! estamos ocupados!
-Rascándose la barriga?
-Sí!
-Ay, Harry! No le hagas caso, será divertido. Podrás ver las fotos de bebé de Ron... En una, sale muy lindo.. lo estamos bañando y tiene cara de asustado...
-Claro que la ayudaré! Será algo inolvidable...- respondió el chico apresuradamente en tono burlón.
-gracias, dulzura. Y por favor, no permitas que mi hijo destruya las fotos en las que sale gracioso...
-No se preocupe...
-Me las pagarás- le susurró, Ron al oído.
Así pasó la tarde, entre carcajadas de Harry y la sra. Weasley, y quejas de Ron. A la hora de cenar, todos se reunieron en el comedor. Ginny salió de su recámara y Fred y George llegaron del trabajo. Incluso Bill, el hermano mayor de Ron llegó para la hora de la comida. Había venido de Egipto por las vacaciones y le encantaba ir a ayudar a la tienda de sus hermanos gemelos. No se quedaría por mucho tiempo, tenía otras cosas que hacer.
En conclusión, los primeros días en la Madriguera fueron fantásticos. Hicieron muchas cosas diferentes y Harry se divirtió mucho.
