Capítulo 4: Palabras Apresuradas

Ginny secuestró inmediatamente a su amiga y la llevó a su cuarto. La señora Weasley fue a la cocina y los dos amigos se quedaron solos y en silencio.

-¿La viste?

-¿Ah?

-Se veía tan... No puedo esperar para decirle.

-Ahhh...

-No te ves entusiasmado, Harry, ¿qué sucede?

-Nada.

-Bien, vamos a verla, Ginny no puede retenerla todo el tiempo...

-Son chicas, Ron y son ordenadas. Es mejor que las dejemos desempacar, arreglarse y ponerse al día. Las veremos en la cena...

-Está bien. Entre tanto, hagamos algo. Dicen que mientras más ocupado estés, más rápido pasa el tiempo.

-Claro...

Los dos chicos salieron al patio por un rato, pero no encontraron nada que hacer y Ron decidió que era buena idea jugar un poco de ajedrez mágico. Estaban sentados semi-concentrados en el juego, cuando Hermione los interrumpió.

-Lo lamento tanto, Harry, olvidé decirte feliz cumpleaños!

-No te preocupes...

-No olvidé tu cumpleaños.. olvidé decírtelo... es que Ginny no me dio tiempo para nada... pero te traje un regalo.- le entregó un paquete mediano de color azul con un lazo blanco.

-Qué linda, gracias!

-No sabía que darte! Ábrelo! O mejor, no! En la noche lo abres!

-Como tú digas.

-Ay! Tengo tanto que contarte... les! A ambos!

Ron se veía un poco molesto por la manera en la que Hermione lo había sacado de la conversación y luego metido de nuevo...

-Por qué no ahora?- sugirió Ron

-Bien... pero deben prometerme que no se molestarán.

-No puedo prometer nada- dijo Ron en un tono serio y desafiante.

-Bueno... pues... no van a adivinar con quién me encontré en Italia.

-¿Con quién? ¿Con tu noviecito, Victor Krum?- Harry intentó patear a su amigo por debajo de la mesa.

-De hecho, sí!

-¡¿Qué!

-Sí, pero como es imposible hablar contigo, creo que sólo se lo contaré a Harry.

-¿Estás loca?

-Es increíble, Ron, mi primer día aquí y ya estás arruinándolo todo. Eres imposible. Harry, no entiendo cómo lo soportas...- luego, salió de la habitación, azotando la puerta.

-Rayos! – dijo en tono frustrado el pelirrojo

-Maravilloso, Ron! Tenías que hundirlo todo!

-¿puedes hablar con ella?

-lo lamento. Esto debes arreglarlo tú... Estoy cansado. Iré arriba a tomar un baño y cambiarme de ropa.

Subió las escaleras y se dirigió a la habitación que compartía con Ron. Tenía toda una mezcla de sentimientos que no podía descifrar dentro de él.

Esa noche, no la pasó tan bien. Hermione y Ron no se dirigían la palabra. A pesar de la rica comida y de las conversaciones amenas, Harry no lograba olvidar todo lo sucedido. Al terminar la comida, todos le desearon un feliz cumpleaños y se fueron a sus dormitorios a dormir. Harry estaba en el cuarto con Ron, cuando recordó que había olvidado el regalo de Hermione en la sala.

-Volveré en un segundo...- le dijo a Ron.

Bajó las gradas y se dirigió a la sala. Se sorprendió al encontrar las luces prendidas y a Hermione sola, sentada en el sillón.