Capítulo 10: Tranquilidad Interrumpida

Harry pasó esa ultima noche de vacaciones, tratando de sacarle información a Hermione. No consiguió nada aparte de un "no puedo decírtelo, Harry. Tal vez lo haga cuando esté lista, cuando vea que el momento es adecuado, ¿entendido?". Esta contestación no lo satisfacía para nada, pero tuvo que respetar los deseos de su amiga y aguantarse la curiosidad.

Finalmente, llegó el día tan esperado. Se despidieron de los Weasleys en el andén 9 ¾ y partieron hacia Hogwarts. El tren estaba lleno de actividad, risas de niños de primero y gente que corría por los pasillos buscando a la señora de las golosinas. Los tres jóvenes dejaron sus cosas y se acomodaron. Pronto se encontraron con más compañeros y pasaron todo el viaje conversando de lo que todos habían hecho durante el verano.

Cuando llegaron, unas carrozas los estaban esperando para llevarlos al castillo. Esta vez, estaban tiradas por majestuosos caballos de color marrón. Todo marchó maravillosamente. La cena estuvo deliciosa como siempre y las habitaciones acogedoras y en perfecto orden. Las palabras de Dumbledore durante la comida fueron alentadoras, la selección fue graciosa. (se notaba el nerviosismo de los pequeños y pudieron recordar esos tiempos...) Harry nunca había estado tan feliz de regresar a casa...

Durante el primer mes no hubo nada nuevo. Todo se mantenía en orden y Harry se sentía aliviado. Malfoy no había intentado ninguna mala jugada contra ellos (aún) y el tema del Señor Oscuro no había sido mencionado en lo absoluto, ni siquiera en los periódicos. Sus únicas inquietudes eran terminar a tiempo los deberes y ajustar su tiempo, para preocuparse de ser el nuevo capitán del equipo de Quidditch de Griffindor. Tenía la seguridad de que este sería un año sin preocupaciones mayores...

Una tarde a finales de octubre, mientras comía con sus amigos en el gran comedor, su amiga Luna se le acercó. Venía corriendo y cuando llegó al lugar donde Harry se encontraba tuvo que sentarse para recuperar el aliento.

-Hola Luna, ¿qué sucede?

-Ehhh.. hola todos... ehhh... Me encontré con la profesora McGonagall en mi camino hacia aquí. Me pidió que te llevará inmediatamente al despacho del director. Hay una señora que desea verte.

-¿verme?¿una señora?¿quién podría ser?

-No lo sé, pero parecía grave...

-Harry, ¿qué hiciste esta vez...?- le reprendió Hermione en tono preocupado.

-Nada que yo sepa! Ohhhh... Mejor me apresuro... nos encontramos en la sala común, ¿de acuerdo?

-Adiós y suerte.. le dijo Ron

-Vamos, Harry. La profesora me pidió que te escoltara.. creo que piensa que te escaparás.

Cuando llegaron a la puerta del despacho de Dumbledore, Luna se despidió y le deseó buena suerte.

-gracias... pero aún no sé si la necesitaré...

-por si acaso... bueno, adiós. Y mándale saludos a tu amigo..s

-Claro. Hasta pronto. Harry tocó la puerta, que se abrió sola. Entró y dentro encontró a una chica de pelo negro y largo sentada frente al profesor Dumbledore. Al principio no la reconoció hasta que esta le saludo.

-¿Tonks? ¿qué haces aquí?

-Vine a informarle al director acerca de cierta situación... Solo me pidieron que se lo dijera a él, pero el profesor Dumbledore me pidió que te lo explique también a ti, ya que corresponde a tu seguridad.. y a la de tus amigos...

-Oh, rayos! Qué sucede ahora! Se nos arruinó la tranquilidad... –pensó Harry.

-Tiene que ver con Rita Skeeter.

-Ah...

-La encontraron muerta esta mañana...

-Oh!...

-Encontraron esto junto a su cuerpo.- sacó una sucio pergamino de su bolso y lo desenrolló. Se lo entregó a Harry quien lo leyó rápidamente... no podía creer lo que leía... pero, ¿cómo?

-Su pluma continuó escribiendo hasta el momento en el que la mató. Nadie entiende la razón por la que lo hizo. Se sospecha que tiene que ver con un artículo relacionado con los mortífagos...

-Pero... es... – Harry estaba sorprendido.- Profesor, Tonks, ¿me disculpan? Tengo algo que hacer... importante.- Dumbledore asintió con la mirada y Harry salió a toda prisa.

Corrió lo más rápido que pudo, hasta que llegó a la sala común, donde lo esperaban Ron y Hermione, que estaban sentados juntos frente al fuego.

-Hermione, necesito saber que sucedía en tu sueño.

-¡¿qué!- le respondió la muchacha confundida. Además de eso, tenía una cara de preocupación, como si agradeciera que Harry haya interrumpido su conversación con Ron.

-el sueño del jardín... ¿qué sucedía? Es de vital importancia que lo sepa...

-Ohh.. Harry, no es un buen momento... de hecho estoy muy cansada.. no quiero pensar en eso... nos vemos...- Hermione se levantó y caminó lentamente hacia las escaleras que se dirigen a las habitaciones de las chicas.

-¿Interrumpí algo?- preguntó Harry aún nervioso y sin poder recuperar el aliento

Ron lo miró con tristeza y le contestó calmadamente

-Se lo dije... y no respondió..

-¿A qué te refieres?- le contestó su amigo aún más confundido

-le dije a Hermione lo que sentía por ella y que me gustaría que fuera mi novia y no respondió... sólo... no respondió...

-Lo siento mucho, amigo.- Harry por un momento sufrió una mezcla horrible de sentimientos. No sabía que hacer, ni que pensar, ni que sentir. En ese momento, no tenía tiempo de consolar el corazón despedazado de su mejor amigo. Tenía cosas más importantes que hacer, como salvar la vida de alguien... Además, no le deprimía el hecho de saber, que Hermione lo había de cierta forma, rechazado. En esa situación simplemente no sabía cómo reaccionar. Decidió explicarle la situación a Ron e ir tras Hermione, a encontrar la respuesta que buscaba. De pronto, se dio cuenta de que no podría hacer nada con el asunto de Hermione, al menos hasta el día siguinte. Una vez que ella se encontraba en su habitación no podría ir a verla... No le quedó otra alternativa que escuchar lo que su compañero tenía que decirle.