Capítulo 25
Pasando el portal hacia el jardín secreto
Llegó a su lado y la abrazó con todas sus fuerzas. No respondía. Parecía estar fuera de este mundo. Sus ojos miraban directamente hacia el cuadro en la pared. Era el retrato de un hombre con armadura. Mayor, con corta barba blanca y profundos ojos azules. El señor del cuadro no sonreía. Se lo veía triste. En ese momento de desesperación, harry sacudió a hermione con fuerza gritándole que regresara, que la necesitaba. Trató de tomarla en brazos, pero no podía levantarla. Estaba pegada al suelo, con la más poderosa pega que existe. Nada! Después de un largo rato, cayó rendido a los pies de su mejor amiga, que no se movía de su sitio. El resto de la habitación se iluminó por arte de magia y cerca del lugar por el que había ingresado, se encontraba sentado en un gran sillón de madera tallada, su peor enemigo.
-voldemort...-dijo con rabia
-hola harry!- respondió con entusiasmo- te estaba esperando. No pensé que demorarías tanto... tal vez te he estado sobreestimando.
-qué le hiciste monstruo?-gritó harry tratando de no sonar desesperado
-tu noviecita sangre sucia se ha ido de paseo... verás, yo estaba buscando la manera de matarte... pero no encontraba la forma... no te creas indestructible potter, sólo eres un poco difícil...- harry pensaba en lo estúpido que sonaba todo lo que le decía. No tenía ni la menor idea de que hacer. Sabía que se había metido en un lío tremendo, voldemort se escuchaba arrogante, como siempre, pero más que todo, confiado, seguro de que podría vencer a harry esta vez. Sino, por qué más le estaría contando todos sus malvados planes! Pero no, no podía perder la calma y verse vulnerable... además, si el caía, hermione caía con él y no podía permitir eso. – pero ya por fin hallé la forma más segura de mandarte a la tumba...
conoce a sir robin de peur, guardián del jardín de los temores.-declaró señalando hacia el majestuoso cuadro hacia donde miraba hermione. harry estaba muy confundido. Todo el lío del jardín extraño y todo para eso? Para un cuadro? No podía ser un cuadro ordinario, eso estaba claro, pero cómo podría ayudar a voldemort a exterminarlo? Si no conocía los poderes del retrato no podría salir con vida de esa habitación y lo que era peor, hermione no volvería a ver la luz del día.
-está bien- le gritó harry- me tienes atrapado-continuó con desesperación, haciendo algo que no tenía idea de porqué lo hacía, pero sabía que debía ser lo correcto, porque o podía permitirse el lujo de la equivocación en esa situación. Con el tiempo, había aprendido que seguir al corazón es lo más conveniente y que siempre termina llevándote al lugar adecuado, así que puso en practica lo que había aprendido y le siguió la corriente a sus instintos-que quieres que haga? Porque sabes que haré lo que sea...
-oh! Qué valiente! Igual que tu padre... siempre dispuesto a morir... qué estúpido...
-deja de dar rodeos y dime qué quieres!-gritó harry
-quiero que entres al cuadro... como ella-dijo señalando con sus horribles manos pálidas hacia donde estaba parada hermione. los peores pensamientos de harry salieron a flote. Si voldemort quería que él entre ahí significaba que... hermione ya estaba muerta... o no? Por un momento le vino la idea de que ya no había nada por que luchar en ese mundo y que debía dejarse matar por voldemort. Así sería más fácil todo. Luego, se dio cuenta de las bobadas que estaba pensando y que no podía entrar (o como sea que funcionaba la cosa ) y darle gusto a voldemort porque entonces, tendría oportunidad de matarlo y ahí acabaría la esperanza de salvación de todo el mundo mágico...
-claro!-pensó harry-eso es lo que voldemort quiere... quiere que entre en ese retrato... que debe ser el portal al famoso jardín de mis sueños. Una vez adentro, mi cuerpo quedará aquí afuera... totalmente expuesto y sin defensas, entonces, él podrá matarme! Y me dejará encerrado en ese lugar... que es el jardín de los temores... debe ser como una pesadilla estar ahí, por eso quiere dejarme encerrado ahí! Para que no solo me "muera" sino que también sufra por un buen tiempo! Qué plan tan... cuál es la palabra?... irregular? Muy variable... como sabe si va a funcionar si..
-cómo sabes que tu plan maligno va a funcionar?-le preguntó con calma
-harry, cómo crees que te voy a decir eso?
-bueno, si estás tan seguro de que voy a morir, entonces, deberías decirme tu plan... es lo que todos los villanos hacen en un momento dado... es un símbolo de seguridad...
-no uses tu sicología barata conmigo, pequeño. Sé muy bien lo que intentas, no soy tonto. Quieres que te lo diga todo para así encontrar una forma de salvarte... pero no, yo conozco muy bien ese juego y no caeré esta vez. Ahora... ENTRA AL CUADRO!
-Y CÓMO DEMONIOS ENTRO AL CUADRO!
El horrible e inmundo ser que se encontraba frente a Harry lanzó una sonora risotada irónica. Luego, se puso serio y comenzó a balbucear en voz baja... decía algo en un idioma irreconocible. Algo como: "Artne a la odnum ednon olos sut seromte neviv. Etarreicne ne le y on savleuv".
En cuanto acabó, harry sintió que su cuerpo se elevaba suavemente, como si una brisa mágica estuviera jugando con él y llevándolo de un lugar a otro de la sala. Era tan placentero, que harry sentía ganas de cerrar los ojos y dejarse llevar, pero tenía miedo de que sea un engaño y se mantuvo alerta. Miraba a todos lados y notaba como todo a su alrededor se esfumaba, todo a excepción de sus pies, que parecían no moverse del suelo. Se encontraba tan concentrado mirando como el suelo bajo suyo no se movía, que no se dio cuenta que la suave brisa ya no soplaba y que toda la habitación había dejado de moverse.
Regresó a sus sentidos y levantó la mirada. Tan pronto lo hizo, se llevó una gran sorpresa. Ya no estaba en el lugar oscuro y siniestro donde estaba anteriormente. Ahora se encontraba frente a una amplia pradera , luminosa y llena de vida. De la sorpresa, harry sintió que sus piernas se hacían mantequilla y a causa de los nervios, dio un paso hacia atrás, pero tropezó con algo y cayó de espaldas hacia atrás. Como un reflejo para no hacerse daño, puso sus manos hacia atrás. Pero no cayó. Algo lo sujetó desde atrás, un segundo antes de dar contra el suelo. Su espalda estaba arrimada contra algo mullido pero que le lastimaba. Intentó incorporarse y al hacerlo, sus mano derecha se hirió con algo punzante. Automáticamente la tomó con su otra mano para examinarla. Su sorpresa crecía aún más... una gigantesca espina café atravesaba la palma su mano. Se la sacó lo más rápido que pudo. Esta deja un hueco en donde había estado, pero no sangre. Harry se quedó embobado pensando en lo que sería de su mano... entonces, de repente, una voz lo sacó de sus pensamientos. Una voz masculina, desconocida. Una voz grave de un hombre mayor.
-bienvenido harry potter hace tiempo que te esperaba.
Harry volteó y se encontró con un anciano de barba larga blanca. Llevaba una túnica larga y antigua con símbolos extraños estampados al frente. En el cinto, cargaba una espada en una vaina con detalles de oro. Sobrio y fuerte el hombre lo observaba. No obstante, se lo veía demacrado. Cualquiera que fuese su trabajo allí, le estaba afectando.
-sabe quién soy?- preguntó extrañado harry al tiempo que se ponía de pie y encaraba al caballero.
-ya me han hablado de ti.- contestó
-disculpe quién es usted?
-sir robin de peur a tus órdenes.
-usted...
-sí, yo...
-está... hermione aquí? Sabe quién es hermione?
-oh! Sí por supuesto. La adorable jovencita que llegó hace unas horas. Me ha estado hablando de ti. Solicitó mi ayuda. Por el momento, está muy débil... no se encuentra bien.. lleva encerrada aquí varias horas y está empezando a sentir los efectos del lugar.
-efectos, señor?
-aunque, claro está, le va mejor que a muchas otra personas... tiene sangre noble y siendo de mi familia soporta mejor este lugar.
-discúlpeme, pero... ¡¿QUÉ!
-Aún no comprendes qué es lo que pretende hacerte ese individuo que esta esperándote afuera, verdad?
-no... yo.. no.. creo que no...
-pasa por aquí y hablaremos.- le invitó señalándole un sendero que conducía hacia el interior de un laberinto. Lo que había sostenido a harry de su caída era una alto muro de piedra, forrada en su totalidad por hojas gigantescas y suaves y espinas del tamaño de varitas y del grosor de un puño de niño. Era la entrada al jardín de los temores.
Harry siguió al anciano hasta el centro del laberinto. Como en sus sueños, un pequeño jardín con un hermoso árbol y una banca de piedra los esperaba. De una rama del árbol, colgaba un columpio de madera sujetado por fuertes sogas y en el columpio, estaba sentada hermione.
harry, al verla, se acercó a ella y le dio un abrazo. Estaba en silencio y se mecía con la cabeza baja, absorta en su propia mente. Cuando vio a harry le sonrió y le devolvió el abrazo.
-qué te sucedió? Estás bien? Hablame...- harry le pidió de rodillas frente a ella, que segía en el columpio. Una lágrima cayó por su mejilla y negó.
-di algo, hermione! estaba preocupado por ti. – y hermione no respondía.
-háblame!- le exigió harry desesperado. Hermione abrió la boca para hablar, pero no salía ningún sonido.
-perdió el habla hace quince minutos.
-qué!- dijo harry casi sin fuerzas.
-no es permanente. Digamos que con eso, ella te compró más tiempo a ti...
.más tiempo... para qué?
-siéntate. Permíteme explicarte todo. – condujo a harry hasta la banca de piedra. – yo soy el guardián del jardín de los temores. En las rosas de este laberinto, están guardados todos los temores de los magos que existen en el mundo... –harry hizo una cara de sorpresa- sí! Es verdad, eso es mucho... –admitió sir robin- en alguna parte, tu rosa de los temores vivbe junto a la de tus seres más cercanos. Encuentra tu rosa y podrás salvarte. –se acercó al árbol y de alguna parte, sacó mágicamente, u hermoso reloj de arena- Tienes una hora.
-QUÉ! UNA HORA! ESO ES IMPOSIBLE! Tienes que ayudarme!
-no desperdicies tu tiempo...- le sugirió el caballero de forma cantada, señalando la arena que empezaba a desplazarse de un lado al otro del reloj.
Harry corrió por todo el laberinto. Cómo iba a encontrar su flor? Aproximadamente treinta minutos después seguía buscando y no había avanzado nada. Se llevó las manos a la cabeza nerviosamente. Y sintió su mano. El hoyo que había dejado la espina se estaba cerrando. Caminó inconscientemente hacia la derecha y el agujero se abrió más. Regresó a su posición anterior y se cerró un poco más. Caminó recto por un rato y el hueco se iba cerrando cada vez más. Giró luego varias veces, guiándose por la respuesta que le daba la mejora en su palma. Trataba de memorizar el camino recorrido en caso de que lo necesitara.
Finalmente llegó a un punto en el que el agujero se cerró por completo. Miró al lugar donde estaba y se fijo en un grupo de rosas justo sobre su cabeza. Arrancó una y la examinó. Era hermosa y delicada. Tenía varios pétalos y cuando harry los observó, se dio cuenta de que esa, era la rosa de ron, porque lo que reflejaban sus pétalos eran cosas varias como arañas, libros, y cosas pequeñas sin importancia. Había uno de Snape y otro de Molly gritando. Y había otro, muy escondido, de harry y hermione juntos... harry se entristeció mucho al ver este y decidió dejar la rosa en su lugar... cuando levantó la mirada, el lugar que le pertenecía a la rosa de ron ya habían sido ocupado por otra idéntica. Arrancó otra rosa. Esa estaba bastante escuálida y tenía pocos pétalos. La examinó y sacó la conclusión de que tampoco era la suya... La de Dumbledore, talvez. Arrancó otra... esa tenía que ser la suya... ya no podía buscar más.. no tenía casi tiempo...
Observó la rosa como lo había hecho con las anteriores. Era normal. Un poco marchita. Después de verla por unos instantes, se dio cuenta de que era la suya. Feliz, corrió por el laberinto, por donde había venido y llegó hasta el centro. Allí, encontró a Sir Robin de Peur y a hermione, que daba vueltas por el lugar impaciente. En cuanto lo vio, se le abalanzó contenta y le dio una abrazo muy fuerte.
-bravo, bravo... felicidades harry. justo a tiempo..- le aplaudió. Luego se dio la vuelta y se dirigió al reloj de arena que ahora venía flotando tras de sí. Le dio un toque con los dedos y éste se detuvo- ahora va la segunda parte.
-segunda parte!
-es la más corta. Ya se la expliqué a tu amiga... ella te lo explicará más tarde. Ahora, sólo haz lo que te diga... ve al lugar donde conseguiste tu rosa. Cerca, estará la de tu mayor enemigo. Tómala y tráela. Ve! Tienes diez minutos...- le dio otro toque al reloj, que volvió a andar. Harry corrió hasta el lugar donde más o menos había encontrado su rosa. Ya no tenía una guía, porque su mano ya había sanado completamente.
Milagrosamente, harry consiguió llegar a tiempo al centro del laberinto, con la rosa correcta en la mano.
-lo único que debes hacer es mantener esta rosa a salvo. Donde arrancaste esta, ya floreció otra. Si mantienes a salvo esta, afuera, en su mundo real, los temores de tu adversario crecerán cada vez más. Plántala y sus temores florecerán, vivirán y crecerán... Con el tiempo, te será útil para destruirlo, ya que se irá poniendo cada vez más débil.
-y qué hago con la mía? –preguntó harry mientras escuchaba tratando de recuperar su aliento.
-la tuya... debes guardarla. pero de otra forma. Quítale los pétalos. Cada pétalo, hazlo polvo y mezcla ese polvo con agua. Riega la flor de tu enemigo con esa agua... eso te hará a ti más fuerte... me gustaría quedarme platicando contigo por largo rato, pero... no hay tiempo. Deben irse. Ahora, el señor voldemot piensa que estarás muy débil cuando regreses. Considéralo una ventaja. No conviertas esta batalla en la última. Sólo date tiempo suficiente para salir de aquí con vida. Me comprendiste? – harry asintió. Hermione se acercó a harry y lo tomó de la mano. Lo llevó hasta donde empezaba nuevamente el laberinto- Bueno! Adiós, mis amigos! Suerte! –el anciano se despidió elegantemente del par de muchachos. Hermione tiró a harry de la mano y lo condujo hasta la salida. Cuando llegaron, hermione le hizo señas a harry para que cierre los ojos. Nuevamente sintió esa suave, pero potente brisa y al abrir los ojos, estaba de nuevo en la sombría sala de la biblioteca.
-cuánto crees que falte para que despierten?
-no lo sé, ginny! Deja de preguntármelo... yo no lo sé...
-ay! Qué histérico ron! Como siempre...
-si me da la gana de estar histérico es mi problema!
-te voy a conseguir un cachorro...
-qué?
-dicen que los animales relajan a las personas...
-qué tonta que eres, no puedo creer que seas mi hermana... mi hermana a la que siempre he protegido!
las voces que discutían le eran tan familiar que le daban ganas de brincar. Harry habría saltado eufórico al escuchar a sus amigos, si no fuera por las vendas que cubrían varias partes de su cuerpo, el cuello ortopédico que sujetaba su cabeza, el dolor de piernas que sentía y del dolor de cabeza que le provocaba la luz de la habitación. La gran interrogante era ¿¿¿dónde estaba?
