Eternamente Vinculados

Capítulo 3: Por Esas Pequeñas Cosas

Cuando a la mañana siguiente Harry se despertó, se quedó un poco sorprendido al ver que no podía moverse. Pero su sorpresa aumentó al ver la razón.

Draco Malfoy.

Harry sonrió y se volvió a recostar. Colocó sus manos detrás de la cabeza a modo de almohada y cerró los ojos. Aun era temprano, por lo que se podía permitir vaguear un poco más.

FLASH BACK

Era después de cenar. Los Weasley, aunque un poco incómodos todavía, habían tratado a Malfoy como si se tratara de un viejo conocido que hacía mucho tiempo que no veían. El joven Draco, había sido también muy cordial y educado, de manera que Harry les agradeció el esfuerzo a ambas partes.

Poco después, había salido a dar una vuelta. Cuando tropezó sin querer con el coche del Ministerio que los había traído. En el que viajaban; Remus, Charlie, Bill, Fleur, Draco y él. Sonrió al recordar lo que había pasado dentro del coche. Harry se preguntó cómo se habría tomado Malfoy que su Némesis le besara. Lo cierto era que había estado evitándolo todo el tiempo, desde que esa misma tarde llegaran a la Madriguera. Harry aún no estaba preparado para enfrentar a su enemigo de la escuela.

Con las manos en los bolsillos de los vaqueros, llegó hasta la puerta trasera, la que daba a la cocina y se sentó en uno de los escalones. Dirigió su mirada a las estrellas. Dentro se podían oír las conversaciones de los Weasley, Remus y Hermione. Harry sonrió. Ellos eran su familia. Su verdadera familia.

-"El corazón tiene razones que la mente no entiende"-recitó en ese momento una voz en su oído-. ¿Por qué mi mente no entendería las razones de tu corazón, Potter?

Harry se tensó. Había llegado la hora. ¡Diablos! ¿Por qué tenía que ser tan rápido?

-¿Potter? Te estoy hablando…-canturreó una voz a su lado.

Harry suspiró y rodeó sus piernas con sus brazos, para luego apoyar la cabeza sobre las rodillas. Era ahora o nunca.

-¿Alguna vez te has enamorado de un imposible? ¿De alguien que no está a tu alcance?-preguntó el moreno sin moverse de su posición, con la mirada perdida en algún lugar del jardín de los Weasley-. ¿Alguna vez has anhelado a alguien de tal manera que hasta duele? Le ves pasear y sabes que no puedes correr hacia esa persona por que sabes que te rechazará. Le ves reír con sus amigos y besarse con su novia, y sabes que tú jamás podrás hacer eso… Te ves a ti, amando a esa persona de tal forma que no dudarías en hacer cualquier cosa por ella, pero esa persona no quiere saber nada de ti por que te odia…

Harry lanzó otro suspiro, esperando que el chico dijera algo. Pero no fue así y fue él el que continuó.

-No pretendo que me comprendas ni que trates de asimilarlo, sólo, no me desprecies… por favor-y entonces, el ojiverde elevó su mirada y la cruzó con una gris tormentosa.

Draco estaba asombrado y tenía los ojos nublados.

-Valla, Potter. No pensé que fueras tan bueno en las declaraciones-fue lo que dijo el rubio.

Harry sonrió.

-¿Significa eso que no me rechazas?-preguntó entusiasmado el moreno.

-Yo no te quiero de esa manera todavía, pero mi salvador tiene que tener algunos privilegios…-dijo un Draco sonriente y burlón.

-¿Todavía?-preguntó Harry sonrojándose.

-No todo es un imposible,… Harry…-susurró el rubio acercándose a él y rozando su nariz contra la del Gryffindor.

El moreno sonrió y se le echó encima, besándole. Luego, rápidamente, se separó azorado y susurró una disculpa. Pero Draco, lejos de estás enfadado, soltó una carcajada.

-Está bien, Potter, puedes besarme-le dijo como si le estuviera haciendo un gran favor, Harry se sonrojó más aún más-. Pero, por favor, no te comportes como una colegiala enamorada.

Harry le lanzó una mirada asesina, pero antes de conseguir darle un golpe en la cabeza, el rubio se escabulló y se puso en pié. Le sonrió burlón y le lanzó un beso con la mano. Luego hizo como si fuera una de esas chicas enamoradizas, de las que salen en las películas; suspiró y miró al cielo con ojos brillantes, luego se aventó el pelo imaginario e hizo como si estuviera besando a una persona invisible.

La cara de Harry había pasado de rojo tomate a morado moretón.

-¡Malfoy! ¡Deja de burlarte de mí!-exclamó levantándose de golpe.

Draco se echó a reír y Harry se puso más furioso.

-¡Ya verás como te coja!-gritó comenzando a correr detrás del rubio, que se reía-. ¡Vuelve aquí Malfoy!

-¡Cógeme si puedes, Potter!-replicó el otro.

Y mientras, el par de ojos miel, los observaba divertido desde la puerta. Sonrió y negó con la cabeza, sólo esperaba que supieran lo que estaban haciendo.

-¿Profesor Lupin?-le preguntó a su lado una inteligente chica.

-¡Hermione!-exclamó sonriente el licántropo-. ¿Cuántas veces os he dicho que me llaméis Remus?

La chica sonrió y en ese momento la Sra. Weasley se acercó y preguntó.

-Remus, ¿crees que a Harry le importaría compartir la habitación con el chico Malfoy?

-No lo creo-negó con la cabeza el merodeador.

-Bien, iré a preparar las habitaciones-comentó Molly y se alejó camino a la cocina.

Remus volteó y continuó observando por la ventana. Hermione también le dio una ojeada hacia el lugar al que miraba el antiguo merodeador.

-¿Es posible?-preguntó abriendo los ojos y observando sorprendida a los dos chicos que corrían intentando atraparse el uno al otro.

Luego miró asombrada a su profesor con una duda creciente.

-El amor es imprevisible, llega cuando menos te lo esperas y de la mano de quien menos piensas-respondió el hombre-lobo como si eso lo explicara todo.

Y en cierto modo, así era. Y de ésta forma, mientras ellos se tiraban al suelo y se ponían a reír, el ex profesor y la mejor amiga de uno de ellos les observaban con dulzura. Y en un momento, Hermione miró de reojo al merodeador y al verle con ese rostro de inmenso cariño, la chica sólo pudo sonreír.

FIN DEL FLASH BACK

Harry sonrió con los ojos cerrados. Se sentía bien allí. Tumbado en la cama, con los rayos del sol golpeándole en el rostro y el brazo de la persona que amaba cogiéndole de la cintura. Era tan cómodo que si hubiera sido por él, se habría quedado allí para siempre, para el resto de los siglos venideros.

-¿En qué piensas?-esa pregunta le sobresaltó.

Abrió los ojos como platos y giró la cabeza. Se encontró con los ojos plateados de cierto rubio, que le miraba entre curioso y divertido. La cabeza la tenía apoyada sobre una mano y con la otra mano jugaba con uno de los botones del pijama del Gryffindor. Harry sonrió. La noche anterior, cuando el rubio le había propuesto con toda la naturalidad del mundo si juntaban las camas, el ojiverde había aceptado de inmediato. Aunque nunca se hubiera imaginado que acabarían ambos en la misma cama.

-¿No me lo vas a decir?-Draco puso un puchero y con dos dedos comenzó a caminar sobre el pecho del moreno hasta llegar al rostro, y acariciarle los labios y la nariz.

-Pensaba en lo que pasó ayer-contestó Harry, volteándose hacia un lado, de manera que el rubio pudiera abrazarle por la espalda.

-Entiendo-fue lo único que dijo el Slytherin.

-Pues yo no entiendo una cosa-rebatió el moreno.

-¿Cuál?

-¿Por qué me aceptaste tan pronto?-preguntó dándose la vuelta.

Draco sonrió y le besó la frente.

-Por la sencilla razón de que tú también me gustas un poco.

-¿Un poco nada más?

-Bueno, está bien, un mucho-se rió el rubio.

-Eso está mejor-dijo Harry satisfecho antes de darle un suave beso a Draco, el cual le recibió gustoso.

-Eso me deja a mí dos dudas más-dijo esta vez el rubio, mientras Harry se acomodaba en el pecho de su enemigo.

-Dime.

-¿Por qué les dijiste a los Weasley y al resto, que la razón por la que ibas a salvarme era por Dumbledore y por que era inocente? ¿Por qué no les dijiste la verdad?-preguntó mientras pasaba los dedos entre los revueltos cabellos del Gryffindor, dejándolos aún más desordenados.

-Bueno, en realidad, esas también eran unas razones por las que lo hacía.

-Pero entonces les mentiste-sonsacó el Slytherin.

-No. Simplemente no les dije toda la verdad-replicó el moreno, mirando al rubio con una sonrisa de suficiencia. Draco también sonrió-. Siguiente duda.

En eso, Draco se apoyó sobre sus codos, quedando a un palmo de distancia un rostro del otro. Harry le miró entre sorprendido y expectante.

-¿Cómo fue que te enamoraste de mí?

Harry se echó a reír.

-No es gracioso-dijo molesto el rubio.

-Sí, sí que lo es. ¿Esa era tu pregunta?-continuó carcajeándose Harry.

-¿Me lo vas a decir o no?-preguntó seriamente el Slytherin cruzándose de brazos.

El ojiverde se sentó sobre él y le dijo:

-Sólo déjame pensarlo. Ésta noche te respondo.

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Los gemelos Weasley, Ron y Percy bajaron en ese instante a desayunar. Un dulce y sabroso olor a desayuno se podía aspirar el en ambiente. Atravesaron el pasillo y bajaron casi de un salto las escaleras, peleándose por ser los primeros en llegar al último escalón. Pero al entrar en la cocina, se desconcertaron. Allí no había nadie.

George y Fred se miraron. Percy y Ron también.

-¡El jardín!-exclamaron todos a una.

Y de nuevo, salieron corriendo.

Abrieron la puerta y salieron al jardín con tantas ansias, que se tropezaron y se cayeron unos encima de otros.

-¡Quítate de encima Fred!-exclamó George.

-¡No puedo si no se quita Percy!-replicó el gemelo desde arriba.

-¡He perdido mis gafas!-gritó el pelirrojo hermano.

-¡Me estáis aplastando!-gimió Ron, abajo del todo.

Y mientras intentaban ponerse en pie, estaban siendo observados por un gran grupo. No sabiendo si partirse de risa o llorar por lo ridículos que parecían.

-Sabía que los Weasley eran patéticos, pero esto se excede-soltó de pronto una voz.

-¡Malfoy!-exclamaron unos cuantos a la vez.

Draco les miró alzando una ceja y arrugando la nariz, pero no dijo nada. Entre tanto, los otros cuatro, se habían levantado y se habían acercado a donde estaban los demás. El resto de los Weasley, Remus, Hermione, Harry y recientemente incorporado Draco Malfoy, autor de tan ingenioso comentario.

-¿Es que no podéis comportaros? ¡Tenemos invitados!-gritó Molly Weasley, con la cara tan roja como su pelo-. ¿Acaso no os he dado una educación? ¿No podéis dejar de ponerme en evidencia?

-Lo sentimos-dijeron los cuatro chicos al mismo tiempo.

El rubio estaba que se partía. ¡Aquellos Weasley eran toda una familia! Draco fue a lanzar un comentario burlesco pero alguien se le adelantó.

-Di una sola palabra y te capo-habló Harry llamando la atención de todos los presentes.

El ojigris cerró la boca que tenía abierta y alzó una ceja, con una mueca graciosa. Y entonces se cruzó de brazos. Harry dejó el tazón de leche en la mesa del jardín, y sonrió.

-No me mires así, eres tú el que provoca siempre las peleas-dijo Harry comenzando a reírse por la cara que había puesto el rubio.

-Si evitaran hacer cosas absurdas, no tendría que hacer sagaces comentarios, pero es que siempre que hacen algo, se me ocurren…-comenzó a explicar Draco dándose aires de grandeza.

-Pues deja tus sutiles ocurrencias para otro momento y ayuda a recoger la mesa, Malfoy-le cortó Harry levantándose, cogiendo su plato y yendo a la cocina a dejarlo.

Draco se le quedó mirando asombrado. Aunque más alucinados que él estaban el resto de los presentes. Luego, el rubio también se levantó y recogiendo su plato realizó el mismo trayecto que el moreno. Ahora sí que los Weasley, Remus y Hermione estaban perplejos.

-¿Acabo de ver a Malfoy recogiendo un plato de la mesa o me lo he imaginado?-saltó Ron, señalando con el pulgar el lugar por el que el rubio había desaparecido.

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Poco después, se estaban tomando los cuatro chicos pelirrojos el desayuno, mientras el resto de los que estaban allí les observaban y hablaban. Sorprendentemente, habían sido Harry y Draco los que habían recogido y lavado los platos, y los que habían limpiado la mesa y les habían traído el desayuno. Una vez hubieron terminado, se habían sentado allí. Bueno, en realidad, el moreno se había sentado; por que Draco había permanecido todo el rato apoyado en la pared de la casa.

-¡Esto está delicioso! ¿Qué es Harry?-preguntó Ron lamiéndose los dedos con adoración.

-¡Sí, Harry! ¿Qué es?-exclamó Ginny sonriente.

Todos le miraron expectantes. Harry sonrió, al parecer les había gustado el desayuno. Harry miró hacia atrás, hacia donde se encontraba Draco apoyado y con los brazos cruzados. El ojiverde cruzó la mirada con el ojigris. El moreno se le quedó mirando y el Slytherin frunció el entrecejo, intentando deducir lo que se escondía detrás de la mirada del Gryffindor.

Éste se volteó y miró al resto de la gente que había allí. Luego sonrió y dijo:

-Se llama Alajú. Es un dulce de aires típicos de Cuenca, en España. Se encuentra entre los usos culinarios de la dinastía Tang, en la China del siglo X y también en el pan de miel de los caballeros de Gengis Kan. Se aventura su llegada a España de mano de los pueblos árabes-el ojiverde paró su explicación y observó divertido las reacciones que había causado en aquella diversa familia.

Los Weasley estaban con la boca abierta, Remus sonreía entre divertido y asombrado y Hermione se reía por lo bajo. El rubio mantenía su posición de indiferencia. Aunque sonreía un poco de lado.

-Se hace con miel cocida, pan y piel de limón rayados y almendras. Era un plato sencillo y decidimos hacerlo…-continuó Harry sin darle importancia.

-¡Un momento! ¿Decidimos? ¿Tú y quién más?-preguntó Ron, sacando a flote lo que todos pensaban.

-Malfoy y yo-Draco escupió el agua que había conjurado.

-¿Y eso desde cuando? ¿Te recuerdo que TÚ me obligaste? ¡Tú lo decidiste! ¡En ningún momento se tomó en cuenta mi opinión!-reclamó el Slytherin mirando a Harry furioso.

-Bueno, pero me ayudaste… ¡y además me contaste su historia y todo eso!-replicó Harry sin perder la sonrisa.

Draco se desconcertó al observar que la sonrisa iba dirigida a él. Cerró y abrió la boca repetidas veces, pero entre que no le salían las palabras y la sonrisa estúpida del Gryffindor, sólo pudo enfadarse más. De manera que dio una patada en el suelo, y con las mejillas de un color rojo que nada tenían que envidiarle a los cabellos de los Weasley, gritó furioso:

-¡Eres insoportable, Potter!-y sin más, se alejó de allí y entró en la Madriguera dando un portazo.

Todas las miradas que habían estado concentradas en el rubio, pasaron ahora a Harry. Y éste sin percatarse de nada, se dijo:

-Ahora sí que la has hecho buena, Harry-se quedó pensativo y al cabo de unos segundos, se levantó de sopetón y mientras corría hacia la casa, le oyeron gritar-: ¡Vamos Draco, no te enfades! ¡No sabía que no querías que se enteraran!

Y más tiesos que si les hubieran echado un Petrificus Totallus, los demás presentes se miraron unos a otros totalmente trastornados. Hasta que, de nuevo, fue Ron el que puso en palabras lo que todos pensaban.

-¿Me he perdido algo?

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Harry había seguido al ojigris hasta la habitación que compartían. E intentaba disculparse.

-Draco, no te pongas así. Te prometo que no fue mi intención. De verdad que no sabía que no querías…

-No es eso-replicó el rubio sentándose en la cama, donde esa misma mañana habían estado compartiendo arrumacos.

Harry se arrodilló a sus pies, apoyándose en las rodillas del rubio.

-¿Y entonces?-preguntó.

-Te juro que no te entiendo, Potter-susurró el Slytherin, colocando un mechón del cabello de Harry en su sitio, el ojiverde sonrió-. Primero me salvas, luego te me declaras y ¡ahora parecíamos una pareja feliz y contenta! No entiendo nada,… no sé lo que siento por ti. ¿Por qué lo haces? ¿Qué he hecho yo…?

El moreno le tapó la boca con la mano y se sentó a su lado. Le hizo que le mirase.

-Esta mañana me preguntaste que por qué me había enamorado de ti-Draco asintió-. Bien, pues aquí tienes mi respuesta.

Y salvando la distancia entre los dos le besó. El rubio cerró los ojos dejándole profundizar en el beso. Y ¡demonios que si lo hizo! "¡Joder!" pensó el rubio "este es sin duda el mejor beso que me han dado". Cuando se separaron, casi no podían respirar.

-¿Por esto?-preguntó Draco con una sonrisa traviesa.

Harry le acarició la mejilla a la vez que sonreía bobamente.

-Por eso; por tu sonrisa; por tus ojos; por tu pelo; por tus gestos; por como fruncías el entrecejo cada vez que no te salía algo; por la paciencia que ponías al explicarle algo a tus amigos; por como escribías concentrado los apuntes en clase; por como mirabas a las cosas que te agradaban; por tu decisión de ganarme en todo; por tu firme propósito de hacerme la vida imposible; por que tienes derecho a que te quieran…-enumeró Harry.

-Bueno, ¡basta! ¡Me voy a sonrojar!-exclamó Draco.

-Tarde, ya lo estás-se rió Harry-. Por esas pequeñas cosas y por ser tú, supongo-añadió para finalizar.

-Gracias-dijo el rubio bajando la mirada, y entonces la subió altanero-. Imagino que soy demasiado apetecible. Debo de reconocer que tienes buen gusto. Me merezco que me quieran. Soy demasiado yo, para lo contrario. Tienes razón.

-Siempre la tengo-sonrió Harry.

-Eres increíble-susurró asombrado Draco.

-Lo sé.

-Y continúo sin entenderte-murmuró molesto el rubio, perdiéndose en los ojos verdes que le miraban.

-Vamos Malfoy, si todo el mundo se entendiera con todo el mundo a la primera, ¿donde estaría la gracia?

Draco soltó una carcajada y Harry le guiñó un ojo.

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¿Demasiado largo? Seguro que no. Pero no se crean que ya esta todo solucionado, no todo es lo que parece, muchas sorpresas en el próximo capi.

Gracias a: Bollito Malfoy (me alegro de que te guste y gracias por leer); Setsuna (tu también me hiciste sonreír); Vampisandi (me alegro de verte por aquí!); Lireve (jajaja, espero haberte contestado, gracias por leer); Aikoss (gracias por leer).

Hasta el siguiente capi!

-¿Se lo ha creído?

-Sí. Pronto caerá. No te preocupes, no me pienso enamorar de él. Pero él sí que se va a morir por mí.