Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling es pura y exclusivamente suyo. Todo lo demás, es completamente inventado. Sin fines de lucro.
2. Sin poder
I have your love on call
And yet my day is not so full
There might be nothing left to do
So i ran away from you
"I ran away", Coldplay
25 de noviembre
El día había comenzado gris, como casi todos las últimas dos semanas, y con mucho frío. Había escuchado en las noticias temprano que, por la tarde, llovería.
Ahora estaba sentada en la cocina, mirando a través de la ventana algún punto del cielo plomizo, mientras esperaba que su té se entibiara, sin pensar en nada en especial. Mejor dicho, sin pensar en nada. O, para ser más claros, pensando en alguien.
Sus padres se habían ido temprano, tenían una reunión con algún tentativo asociado. Le habían dicho quién, pero ella no había prestado atención, tal como no había prestado atención a casi nada en esos catorce días. Mejor dicho, no había prestado atención a nada. O, para ser más claros, había prestado atención solo a alguien.
Suspiró. Aquello era una locura, no podía comprender siquiera porqué estaba haciéndolo. Movió la cabeza. Sí lo comprendía, no podía engañarse. Comprendía demasiado bien lo que sucedía como para sentirse abatida. Después de todo, ella era la que podía poner punto final a todo, del mismo modo que lo había comenzado.
Tocó la taza. El té ya estaba más frío y tomó un largo sorbo. Volvió a dejar la taza sobre la mesada y apoyó los codos sobre la misma, tomándose la cabeza entre las manos.
"Ya me voy" anunció su voz, cansina y desgastada, desde la puerta de la cocina.
Hermione viró la cabeza casi con violencia y le miró fijamente unos segundos, antes de poder reaccionar: "Te veré en la noche, entonces" articuló con dificultad.
"¿Por qué¿Vas a salir por la tarde?" preguntó Ron rápidamente, con un repentino interés evidenciándose en su voz.
Hermione le miró unos segundos en silencio de nuevo. "Esta tarde es la ecografía" murmuró, aunque sabía perfectamente que él le escuchaba. "Luego iré donde Harry y Ginny directamente, temprano" agregó después, en un tono apenas más alto.
Ron calló, y Hermione devolvió su mirada a la taza de té, que ya estaba congelado. Por un momento pensó que él se iría sin decir otra palabra, y por eso le sorprendió mucho que el le hablara de aquel modo, casi como antes: "¿Vas a ir sola?".
Levantó la cabeza, con sorpresa, pero no le miró. ¿Realmente le había preguntado aquello, o sólo lo había imaginado? Lentamente, con temor a que aquello hubiera sido simplemente una mala jugada de su mente y que Ron ya no estuviera allí, viró la cabeza hacia él. Y sí estaba. "Sí" asintió, esperanzada. Tal vez… sólo tal vez…
"Bien" pronunció él. "Te veré en la noche allí" anunció, y luego se fue sin agregar nada.
Suspiró de nuevo. Qué ilusa era. No podía creer que la sola fantasía de que Ron pudiera llegar a querer acompañarla se hubiera cruzado por su mente aunque hubieran sido tan solo unos escasos segundos.
El té ya estaba demasiado frío como para tomarlo. Se bajó del banco que ocupaba, vació el contenido de la taza en la pileta del desagüe y subió las escaleras, repitiéndose que debía controlarse.
Ron no iba a perdonarla. Y tampoco iba a perdonar al hijo que ella llevaba dentro. Mucho menos iba a demostrar un interés, aunque fuera mínimo, en él. Y ella no podía culparle. Incluso, le agradecía que lo hiciera. Merecía ese castigo.
"Son sólo tres meses. Cuando vuelva te prometo que pondremos todo a marchar otra vez"
"Tres meses es mucho. ¿Sabes todo lo que puede cambiar en ese tiempo?"
"A ver¿qué tanto puede cambiar?"
"Muchas cosas"
"¿Qué quieres decir con eso?"
"…"
"¿Hermione?"
"Nada"
"Dime"
"Nada, en serio. Cuando vuelvas yo estaré aquí esperándote"
Decidió ir más temprano a casa de Harry y Ginny, y de allí al médico. Tenía la sensación de que, si se quedaba allí, en la casa que le traía tantos recuerdos felices y tristes a la vez, sola, ya no podría salir.
ººººº
"Así que no piensas acompañarla"
"No, para nada" respondió tranquilamente, mientras los dos tomaban un ascensor para llegar al piso del departamento de Aurors. Entraron con ellos algunos memorandum. "No tengo porqué hacerlo".
Harry se limitó a mirarle por unos segundos. "Quieres hacerlo" soltó después.
"¿Qué?" preguntó Ron, levantando un poco la voz involuntariamente. Giró la cabeza hacia el moreno rápidamente. "Estás loco. Yo no quiero ir con ella".
"Si no quisieras hacerlo ni siquiera me lo hubieras contado" replicó Harry.
Ron se tragó su respuesta porque en ese momento entraron otras tres personas al ascensor a las que él y Harry saludaron educadamente. Unos veinte segundos después, bajaron en el quinto piso del ministerio.
"Yo no quiero ir con ella" repitió cuando estuvieron caminando hacia los cubículos.
Harry se permitió un suspiro. "Como quieras" aceptó, torciendo sus pasos hacia la oficina del Jefe. "Recuerda lo de esta noche" pidió, antes de hacerle un gesto de despedida con la mano y seguir su camino.
Ron se metió rápidamente en su cubículo, el tercero a la derecha. Dejó el maletín sobre el escritorio. Quieres hacerlo. Meneó la cabeza, tratando de evitar que las palabras de Harry volvieran a retumbar en su cabeza. Pero no podía no reconocer que él tenía algo de razón. No, nada de razón. Volvió a mover la cabeza y se restregó los ojos con las manos cerradas en puño. Soltó aire con energía, y luego se sentó en detrás de su escritorio, con todas las intenciones de ponerse a trabajar rápidamente.
No, nada de razón.
ººººº
"Ayúdame con eso¿quieres?"
"Sí, por supuesto". Las dos subieron las escaleras cargadas de cosas, la mayoría de ellas regalos. "¿Quién ha enviado todo esto?" preguntó con interés.
"Gente del Ministerio" respondió Ginny con un bufido. "Que, obviamente, no saben ni siquiera porqué enviaron cosas".
"¿Por qué?"
"Algunas tarjetas decían Feliz cumpleaños, Malcom, o ¡Felices 10 años!" explicó, rodando los ojos con exasperación. Hermione se permitió una pequeña risa. Llegaron al rellano del segundo piso y Ginny abrió la segunda puerta del pasillo. Dentro de la habitación había más paquetes todavía y ellas dejaron los que llevaban encima por ahí, sin demasiado interés. "Además" continuó Ginny cuando salieron del cuarto y emprendieron el camino escaleras abajo otra vez "algunos paquetes tienen libros de hechizos y varitas de práctica. Como si un niño de tres años pudiera usar esas cosas…"
Ya estaban entrando de nuevo en la sala cuando el ruido del aleteo rápido de una lechuza llamó su atención. La parda figura entró volando rápidamente por una ventana y se dirigió directamente a Hermione. Ella, extrañada, desató la nota que llevaba en una de sus patas y la desdobló.
Iré contigo
Sintió que el corazón empezaba a latirle muy rápido. Demasiado. La nota no estaba firmada, pero esa desordenada caligrafía era inconfundible. Las piernas le flaqueaban. Corrió con brusquedad una silla cercana y se sentó antes de que las rodillas se le quebraran por la emoción.
"¿Hermione?" le llamó Ginny. "¿Qué pasa?". Sin poder articular sonido, le extendió la nota. Ginny la leyó rápidamente y luego le miró con los ojos muy abiertos. "¿Tú le pediste que fuera contigo?".
Hermione levantó la mirada y respiró profundamente un par de veces antes de responder. "No, para nada".
"Entonces mi hermano debe de estar mostrando su faceta amable al menos por una vez" comentó, sin darle mayor importancia al asunto. Le devolvió la nota a Hermione, que la tomó con una mano temblorosa, y se giró para seguir con sus cosas.
La castaña, en cambio, se quedó sentada allí sin poder evitar que esas simples palabras, escritas con premura por su trazo apretado, volvieran a brillar ante sus ojos: Iré contigo. ¿Qué significaba aquel cambio tan radical desde que lo había visto en la mañana, antes de salir él a trabajar? Él se había mostrado hostil entonces, sin el mínimo interés en su visita al médico esa tarde. ¿Qué había pasado en el medio¿Qué le había hecho cambiar de actitud tan repentinamente? No lo sabía, y dudaba que llegara a saberlo en algún momento, pero se sentía más agradecida con Ron de lo que se había sentido nunca.
Inconscientemente, se llevó una mano al vientre. Algunos minutos después, sintió que el bebé se movía ligeramente.
ººººº
Una imagen muy poco clara apareció en el monitor unos segundos después. Se podían distinguir dos regiones: una muy oscura en las esquinas, y otra blanca y móvil en el centro. Hermione leyó aquello rápidamente, y sintió la emoción agolpársele en el pecho al ver a su bebé tan grande.
"¿Dónde está?" escuchó que Ron preguntaba. Viró la cabeza hacia él, sentado a un lado de la canilla, con sorpresa. Sus ojos, fijos en la pantalla, mostraban una expresión casi indescriptible, de algo que Hermione se atrevió a llamar conmoción.
Sentía curiosidad, por supuesto. Nunca antes había presenciado algo así, y la idea le atraía. Pero no podía demostrar un interés en Hermione y su hijo mayor al que ya estaba demostrando. No podía encariñarse con ese bebé, y mucho menos con ella. ¿Qué pasaría si lo hacía? Antes de poder siquiera darse cuenta estaría perdonándola, y no quería eso. No podía perdonarla. Esa posibilidad iba totalmente en contra de sus principios, en contra de las bases que los dos habían establecido en el pasado, cuando estaban juntos.
Por otro lado, se sentía terriblemente mal al saber que ella le necesitaba, a pesar de todo lo que él le había dicho, le había blasfemado y le había echado en cara. Podía verse aquella tarde, cómodamente tirado en algún sillón de su casa, mientras ella enfrentaba todo completamente sola. Hermione no se lo había pedido, pero él sabía que ella deseaba que le acompañara a la visita al sanador. Lo había leído en sus ojos, esa mañana. Y él hubiera dado todo por poder decirle iré contigo, pero no podía
"Aquí" indicó la sanadora Tynes. Señaló con el meñique a la figura que se movía en el centro de la imagen y recorrió su contorno con la yema del dedo. "¿Ve?" quiso constatar.
"Sí" asintió Ron torpemente, sin despegar la vista de la pantalla. "Sí, veo" susurró.
"Gracias por acompañarme"
"…"
"…"
"Sólo creí que no deberías estar sola"
"Todo sigue bien, Hermione" escuchó que la sanadora Tynes le decía. Dejó de mirar a Ron, que no se había percatado de que ella lo miraba ávidamente, y volteó la cabeza hacia la mujer. "Los índices siguen normales, como siempre. Vas muy bien" le sonrió.
"Gracias" respondió con un hilo de voz. Bajó su vista hacia Ron otra vez, y se sorprendió al ver que él también la observaba. De un modo muy diferente al que la miraba siempre, o, en realidad, de un modo muy diferente al que la miraba desde hacía siete meses. Ron estaba observándola como antes.
Pero duró sólo unos segundos. En seguida, como si se hubiera dado cuenta de lo que estaba haciendo, el pelirrojo volteó la cabeza y escudriñó el monitor con atención de nuevo.
No podía dejarla sola. Sí, ella le había hecho mucho mal, pero dejarla sola en ese momento sería una traición a los quince años de amistad que habían sabido compartir. Y él podía ser todo menos traidor. Ella sí te ha traicionado. Sí, era cierto. Puedes traicionarla tú también. No, de ningún modo. Sí. Ella le necesitaba, y él no podía dejarla sola. Más allá de todo lo que había pasado entre los dos, más allá de todo el daño que ella le había provocado, él la quería. La amaba. Y, aunque fuera en nombre de todo ese amor que aún sentía por ella, debía ayudarle.
"¿Hay forma de llevarse eso?" preguntó de pronto Ron, señalando la pantalla con un dedo.
"Se puede copiar una captura, quedaría como una fotografía" le respondió la sanadora Tynes y luego le sonrió tiernamente. "La mayoría de los padres primerizos la piden" comentó luego.
"Él no…" se apresuró a aclarar Hermione, pero Ron le interrumpió.
"Sí, me gustaría mucho tener esa fotografía" asintió, sin dejar de mirar al monitor.
Completamente absorto, estudiando la imagen con avidez. El bebé se movía poco, y él ya había logrado identificar su cabeza, sus bracitos, sus piernas. Una aglomeración de emociones se agolpaba en su pecho furiosamente, clamando por una oportunidad de expresión. La traición, el dolor, la tristeza y la furia. Un cordero desamparado que le miraba con los ojos mojados, clamando por perdón. No tenía la culpa, su madre sí. El amor. El perdón no concedido y la petición de una segunda oportunidad negada. El clamor de las brasas, ardiendo. Ardiendo. La traición, la traición, la traición. El cordero no tenía la culpa. Una segunda oportunidad. ¿Había alguna posibilidad? Lo deseaba, pero no podía. No podía, la traición. El amor, renaciendo. No, sobreviviendo. Sobreviviendo. A la prueba. La más difícil.
"Perfectamente" concedió la sanadora Tynes, asintiendo con la cabeza. Sacó su varita y, con un golpe seco, tocó la pantalla del monitor. Ésta se estremeció por un segundo y luego un resplandor dorado la iluminó por algunos instantes. Cuando se desvaneció, una película había quedado adherida a la pantalla. La sanadora la sacó por una punta, tirando del papel hasta que se despegó por completo del monitor. Agitó un poco la muñeca moviendo la captura por unos segundos, secándola. Luego se la extendió a Ron, que la tomó con una mano temblorosa.
Él la observó por algunos minutos, en los que el tiempo pareció detenerse. La misma figura blanca y móvil que había estado observando en el monitor hasta hacía un instante, estaba ahora ante sus ojos sin ningún intermediario. Y era lo más maravilloso que Ron recordaba haber visto.
ººººº
La consulta duró otros cortos diez minutos. Los dos salieron de San Mungo con la cabeza trabajando a millones de revoluciones por segundo, sin posibilidad de detenerla.
En seguida, se encontraron viajando en el autobús noctámbulo camino a la casa de Harry y Ginny, en una villa en las afueras de Londres. No cruzaron una sola palabra en todo el camino.
Cuando llegaron, algo después de las cuatro, encontraron a los dueños de casa ultimando los detalles para la fiesta de la noche.
"¡Pasen!" les exclamó Harry, pasando del vestíbulo al comedor con una pila gigante de bancos de madera apilados en los brazos.
Entraron y el pequeño Michael bajó las escaleras rápidamente entonces. Cuando sólo le faltaban dos escalones para llegar al final, trastabilló y se hubiera caído de cara al suelo si no hubiera sido porque Ron reaccionó más rápido y lo sostuvo antes de que se cayera. "¡Tío!" exclamó el niño, abrazándole fuertemente el cuello.
"Feliz cumpleaños, enano" deseó Ron, antes de dejarlo en el suelo de nuevo. "Deberías tener más cuidado, casi te abres la cabeza al medio".
Michael se encogió de hombros, sin prestarle atención, y corrió a abrazar a Hermione. Le rodeó las rodillas con los brazos con fuerza, como si temiera que se escapara. Ella le acarició el cabello con ternura y entonces Ron, que observaba la escena, decidió que Harry debía de necesitar su ayuda.
La traición, y el clamor de las brasas, ardiendo. La traición, recurrente, la imagen. El osezno escondido detrás de la traición y el clamor de las brasas, ardiendo, que impedían la vista. La ceguera y la traición, más confundidas que nunca y el clamor de las brasas que no dejaba ver. Ardiendo, por dentro. Por dentro, la imagen. Por dentro, la traición.
ººººº
A las nueve, todos estaban más que comidos y, por lo tanto, reunidos en el salón frente a la chimenea, cuyo fuego crepitaba desde unas dos horas antes. Menos Ron.
Él se había alejado del núcleo de la reunión con la excusa de acompañar a Michael a su cuarto, una media hora antes. El niño se había dormido inmediatamente, pero él no había vuelto a bajar. Sólo se había quedado sentado en los escalones superiores de la escalera, sin ánimos como para reunirse con los demás otra vez. Sin ánimos como para volver a tolerar la mirada inquisitiva de sus padres, como para volver a estar cerca de ella. Como para seguir fingiendo delante de todos algo que no consideraba, siquiera, como una remotísima posibilidad.
Estuvo un rato largo sin pensar en nada, solo mirando a sus zapatos y escuchando el murmullo de los que seguían conversando abajo. De vez en cuando, escuchaba su voz sobresalir y entonces el mundo comenzaba a dar vueltas sin para ante sus ojos.
¿Qué lo había llevado a aceptar aquella tortura¿Se culpaba, acaso, por lo que había sucedido? Era probable. Aunque no tenía lógica alguna, reconoció que era probable. Se conocía; su mente no siempre trabajaba como debería. Inclusive, aquella misma tarde no había actuado como debería.
Por inercia, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó la captura que la sanadora Tynes le había dado unas horas atrás. El contorno del bebé seguía ahí, imperturbable. Se movía muy poco. Bordeó con el meñique la figura, tal como la sanadora lo había hecho más temprano, y sintió con vergüenza que los ojos se le anegaban. Los oídos se le taparon y un rápido latido comenzó a retumbarle en la cabeza.
"¿Ron?" el llamado lo sacó de su ensismamiento.
Su voz sobresalir. El mundo giraba, ellos no. Girando, cada vez más rápido. Su voz, imperturbable. Se movía muy poco. El osezno, moviéndose entre las brasas, que ardían. Su voz, recurrente, la traición. Su voz, la traición.
Dobló la captura, y la guardó rápidamente. No quería que ella supiera que pensaba más en su hijo de lo que debería, que su mente no estaba funcionando como debería. Sin mirarla, sintió que se sentaba a su lado y entonces el corazón comenzó a latirle a más de cien pulsaciones por minuto.
"¿Michael se durmió?" preguntó Hermione con interés.
"Sí" asintió él, hablando bajo.
Ella no dijo nada más. Ron escuchó que suspiraba algunas veces, y luego de algunos minutos volvió a hablar: "Es una suerte que le hayas pedido a la sanadora que te diera la fotografía" comentó, susurrando, pero él le entendía cada fonema. "Mis padres acaban de preguntarme si lo habíamos hecho".
Habíamos hecho. Él metió la mano en el bolsillo de la chaqueta lentamente y volvió a sacar la captura. La sostuvo entre las manos, doblada. Luego se la extendió a Hermione sin decir nada.
"Gracias" sus manos tuvieron un mínimo contacto cuando ella tomó el papel, y los dos se estremecieron pero no lo manifestaron. El silencio siguiente fue aún más profundo que el anterior, permitiendo que los dos escucharan perfectamente lo que seguía conversándose abajo.
"Esta noticia no podía ponernos más contentos" decía la voz de Jane, alta. "Estábamos esperando que sucediera en cualquier momento, ya era tiempo de…"
Ron volteó la cabeza para mirarla, y descubrió que ella también le observaba. Sucedió lo mismo que había pasado en la consulta, horas atrás. No pudieron despegar sus ojos de los del otro, imantados por una fuerza sobrenatural.
Más fuerte, la más difícil. Ardiendo menos, pero ardiendo. La traición, presente. Renaciendo, sobreviviendo. La prueba.
"¿Porqué lo hiciste?" se escapó de sus labios, desde lo profundo de su pecho y sus entrañas. La voz adolorida, y la sinceridad, la angustia y el dolor más evidentes que nunca.
Ella no le respondió. Sólo siguió mirándole, sin moverse, sin parpadear, sin respirar. Sólo mirándole. Pasaron minutos incontables, eternos. Hermione suspiró. Se le acercó muy lentamente y le besó en la mejilla, al tiempo que susurraba algo que Ron no comprendió. Luego se levantó y bajó las escaleras, sin voltear a verlo.
ººººº
(Los reviews enviados desde un usuario registrado los respondí por el sistema reply)
Alicia: Muchas gracias! Me alegra que las otras historias te hayan gustado y espero que hayas disfrutado este capitulo.
Ana: Me encanta que conjetures, y espero que este capitulo te haya ayudado a definir tus teorías. Gracias!
natty: Aquí la continuación, a la orden. Me alegra que te haya gustado el capitulo anterior y espero que hayas disfrutado este.
jAPI: Me alegra que te haya gustado el inicio. Espero que alguna pregunta ya se haya respondido. Gracias!
Lamento muchísimo la demora, pero evidentemente elegí la peor época del año para comenzar una historia: los exámenes. El colegio está peor que nunca, los profesores exigen como si sólo su materia existiera y hay que responder a la presión. Eso, sumado a que esta vez decidí escribir la historia sobre la marcha (no publicarla una vez que estuviera terminada, quiero decir), da como resultado esta extensísima demora de dos semanas. Espero que puedan comprender este fatídica circunstancia, que hayan disfrutado el capitulo (que fue larguillo para compensar la espera) y que me comenten en un bonito review qué les pareció (e infinitas gracias a todos los que comentaron el anterior).
Adío!
