I D E N T I D A D – ¡Nunca más!

— POR: EROL

— ¿Por qué me siento así?- me preguntaba yo recargado en la pared de algún corredor de Hogwarts había caminado sin rumbo después de la escena de Hermione siendo besada por Laurie en medio de la biblioteca— Estoy confundido y eso no esta bien, soy un Malfoy no puedo estar confundido- se decía el príncipe Slytherin mientras se recargaba en un ventanal y el reflejo de luna se proyectaba sobre vidrio y en las pupilas ojigris de Draco que la contemplaba afligido.

— ¿Draco eres tu? -preguntaba Hermione nuevamente no se esperaba encontrarse a Draco completamente solo en un corredor, bueno el también era Prefecto así que tan raro no era pero no se veía que estuviera cuidando el pasillo y aun mas ese no era el suyo si no de ella— ¿Qué haces acá?

El rubio se alejo molesto del ventanal mientras miraba con ojos encendidos a la prefecta de la casa de Gryffindor haciendo que Hermione se estremeciera por esto, tanto impacto causaba el en ella sin enterarse y eso la hacía mortificarse, a pesar de su carácter Hermione resultaba ser una leona vulnerable, el se acerco con paso lento a ella mientras tomaba su barbilla sin despegar sus pilas de esos ojos miel, ¿Miel? Ahora Draco se daba cuenta del color de esos ojos que le miraban con algo parecido al temor y eso le agrado.

— ¿Qué sucede Draco?

— ¿Lo has disfrutado? Has disfrutado con ese beso- dijo aproximándose a ella —¡Has disfrutado lo que paso esta tarde en la biblioteca!

— Draco, ¿Tú me creerías si te digo que no lo recuerdo bien?

¤-Flash back-¤

Laurie se acerco lentamente, sus ojos azul profundo miraban con anhelo a Hermione, ella no se movió de su posición y sin que nadie lo esperaba Laurie la beso mientras tomaba su rostro tan suave como el lo había imaginado rozándolo con una caricia lenta y hasta electrizante.

Más de una reacción habría de ocurrir en esa biblioteca, cuando Laurie se alejo con una sonrisa boba por no haberse visto rechazado por la casta, Debra ardía en celos por su ex novio los demás espectadores habían tenido otras reacciones igual de fuerte descubrieron pensamientos que hasta entonces desconocían.

— Hermione me gustas mucho- confeso un sonrojado Laurie.

— Laurie, no se besa así si no así- decía Hermione acercándosele y dándole un beso que sonrojo a todos los espectadores, Laurie de ninguna manera se lo espero y se sobresalto cuando sintió como ella introdujera su lengua en su boca, ella sabía a gloria, ahí estaba, en ese momento Laurie estaba en su propia utopía, tanto tiempo había imaginado el momento y no pensó que llegara a gustarle tanto y a saberle tan bien

— ¡Aléjate de él!- grito Draco adelantándose a Harry que en cuanto vio eso se había soltado de Cho.

— ¡Suéltame Draco!- grito la Gryffindor enojada enfrentando a Draco los dos igual de molestos.

— No vas a dar semejante espectáculo que clase de chica eres, ¿Ah?- susurro Draco a su oído con voz áspera.

— ¡Granger!- grito Debra interrumpiendo a Hermione que iba hablar- Me las vas a pagar- decía con varita en mano.

Hermione entonces se soltó de Draco mientras Justin y Terry ya no lucían tan contentos si no más bien preocupados, los ojos de Cho brillaban con alegría y estaba asombrada por lo impetuoso del beso entre Granger y Laurie.

— ¿Tu me piensas retar a mi?- decía Hermione en son de burla.

— No lo pienso lo estoy haciendo… ¡Expelli…!

— ¡Incendio!- grito Hermione encendiendo la túnica de Debra quien de inmediato se la quito y mientras lo hacía Hermione lanzaba un nuevo hechizo-¡Expelliermus!

Debra salio volando hacía una mesa chocando en su camino con Cho, la segunda vez para ambas, los chicos estaban sorprendidos, Draco estaba sorprendido, Harry apuntando con su varita sin hacer nada y Laurie esperando alguna reacción de alguien cuando Debra nuevamente se levanto y Hermione sonrió aun más cuando lanzo un Mobilecorpus, ya se preparaba lanzar un nuevo incendio cuando sintió una mano deteniéndola.

— Señorita Granger creo que ya todos sabemos que es usted una extraordinaria bruja- decía Dumbledore, junto a él estaba Minerva, el mal encarado Snape y una asustada bibliotecaria.

— Bien- decía Hermione bajando su varita.

Severus rompió al hechizo que sujetaba a Debra, sin importarle que esta cayera de golpe y porrazo al piso, esta era la oportunidad del maestro de para fastidiar a una leona de Gryffindor y no a cualquiera, se trataba del cerebrito Granger.

Dumbledore intento una vez más leer la mente de Hermione y una vez más solo sombras, cuando se giro bruscamente por haber creído ver un gato blanco arriba de un estante no halló nada.

Lena por su se había escondido al ver al viejo director, era rápida en esconderse, de pronto estaba un tanto preocupada por su hechizo que se había salido de control, no fue buena idea aplicarle el hechizo "Fumus Hostis" un poderoso hechizo que en ese mismo instante hizo desaparecer "Finite Incantatem" susurro ya como humana y convirtiéndose de nuevo en gato. Dumbledore de nuevo se giro a Hermione preguntándose porque sentía rastros de magia en ella.

— Señorita Granger, ¿Qué me puede decir?

— Director Dumbledore, ¿Qué hace aquí?

— ¡Bruja!- grito Cho sin importarle los profesores- ¡Expe…!

— ¡Basta Cho!- gritó Harry enojado mientras retaba con la mirada a Hermione que esperaba ayuda aunque fuera divina.

Entonces Dumbledore intento de nuevo y esta vez pudo leer la mente de su alumna pero lo único que hallo fue nada, la mente de ella estaba en blanco, ni sombras, ni recuerdo, esto preocupo al director porque no era normal que ella no tuviera recuerdo alguno de sus actos.

¤-Fin Flash back-¤

—¿Tú me creerías si te digo que no lo recuerdo bien?

—No te creo Hermione.

Hermione apretó los labios y echo a correr a su sala común.

— ¡Hermione!- grito Draco tratando en vano de detenerle.

En la sala común de Gryffindor Harry esperaba a Hermione la había buscado por el castillo entero sin obtener un resultado positivo, tenía que hablar muy seriamente con ella no le había gustado nada lo de esta tarde, de hecho desde ese tiempo se la había pasado maldiciendo a medio mundo mientras Ron cansado mejor se fue con Luna. Hermione visiblemente apagada entro a la sala común sin importarle Harry y ahora mismo odiando a medio mundo y peor aun a si misma.

— ¡Hermione!

— Harry.

— ¡Ahora mismo vas explicar lo de esta tarde!- decía gritando enérgicamente.

— No me da la gana y en lugar de ocuparte de lo que hago deberías dejar pasar a esa lechuza ¡Adiós!- decía pasando de el rumbo a dormitorios Gryffindor roja de rabia.

— ¡Espera!- pero ella ya no se giro.

La lechuza llevaba un carta de Sirius, el niño que vivió se apresuro a desenrollar el pergamino.

Querido Harry:

Todo comienza a solucionarse. Pronto podrás vivir conmigo y dejar a los abusivos de tus tíos. Te lo Prometo.

Sirius B.

— ¿A que se referirá?- se preguntaba Harry mientras seguía atento a las escaleras del dormitorio de chicas.

Lena caminaba por la inmensa casa un lechuza había llegado en el momento en que ella salía en busca de Hermione después de que ese rubio odioso la asustara, ya aclararía cuentas con aquel Slytherin. Ahora lo que le ocupaba era que al parecer "El Jefe" se había enterado de cierto hechizo que ella había aplicado sobre una leona Gryffindor y no cualquiera si no la leona que ella supuestamente debía cuidar no arriesgar a que fuera expulsada de Hogwarts.

Llego a la casa de su jefe seguida de la señorita McBell una mujer de unos cuarenta años vestida muy al modo Minerva, después de todo también era una bruja que se manejaba con mucha elegancia y vigilaba cada uno de sus pasos mientras miraba a Lena detrás de unas gafas redondas que hacían que a Lena se le enchinara más la piel como siempre le pasaba con aquella mujer.

— ¿Tengo algo?- decía Lena ya harta esa mujer siempre le ponía los nervios de punta.

— Eres una irresponsable, mira que…- pero McBell ya no pudo seguir con su recién empezado discurso pues Lucius Malfoy salía de la oficina de "El jefe" de amabas mujeres, ambas hacían una reverencia al patriarca Malfoy que se alejaba ondeando su capa.

— Lena puedes pasar- se oyó una voz grave desde adentro, esto no ayudo a Lena con sus nervios si no todo lo contrario.

Lena entro al enorme despacho donde encontró a un hombre de treinta y algo años que sonrió a la mujer, su mirada era suspicaz mientras pasaba su mano por su cabello castaño, era un hombre alto, moreno y de buena percha, era un mago de sangre pura de apellido Wilman.

— Por favor Lena, pasa y siéntate- la mujer obedeció y declino la propuesta de una bebida— ¿Cómo va todo en Hogwarts?- comenzó él.

— Bien el clima es un asco como siempre pero todo bien.

— ¿Y ella, como esta?

— Bien.

— ¿Ninguna novedad que me quieras comentar?

— Nop- decía Lena sin despegar la mirada de un cuadro el cual conversaba con otro.

— ¿No me quieres contar sobre cierto hechizo?

— ¡No fue mi culpa! Esos chiquillos y las otras me enfurecen, es que no los soporto, Hermione es fuerte pero no puedo permitir que la lastimen por ser tan buena- decía Lena con las mejillas encendidas- ¡¿Acaso no es mi trabajo protegerle?

— Lo es pero ahora gracias a esto la suspendieron Lena.

— ¿Cómo dice?- pregunto pálida.

— La suspendieron y no fue precisamente suerte el hecho de que Dumbledore no la expulsara, ¿Sabes como se sentirá ella ahora?

Lena se quedo helada. De eso mismo se estaba enterado Hermione en la oficina de Albus Dumbledore quien parecía mas afligido que su alumna. Hermione parecía un flan, jamás lo hubiera imaginado, ni siquiera tenía idea a ciencia cierta del porque de la suspensión, no recordaba nada de las ultima semana así que ni si quiera una defensa podría formar con recuerdos vagos.

— ¿Me ah escuchado señorita Granger?

— Si director- susurro lagrimosa.

— Es Mas difícil para mi que para usted pero no lo tome tan mal solo serán tres días usted volverá a Hogwarts solo que no entrara el primero como todos si no el dos de Septiembre y a partir de ahora queda suspendida, un carruaje ya le espera para llevarla al expreso de Hogwarts, sus padres le esperan puede ir a guardar sus cosas

— Si profesor, permiso- consiguió responder Hermione entrecortada.

La prefecta de Gryffindor se limpio rápidamente las lagrimas y ya afuera de la oficina se dirigió con prisa a Gryffindor, no quería pensar en nada, en nadie, pero en su carrera había chocado con una de las personas que ahora mismo no se hubiera querido encontrar.

— ¡Draco!

— Se dice perdón- decía en tono sabelotodo.

— Lo siento, iba pensando en otras cosas.

— Seguro pensabas en ese tal Laurie, ¿Lo vas a negar?- decía prepotente y hasta enojado.

— No seas ridículo.

— Ya toda la escuela lo sabe que eres novia de ese idiota.

— Lo malo para ti sería que dijeran que fuera tuya, muy malo para tu reputación y para tu Debra.

— No la metas, además no estamos hablando de tu y yo si no de tu y ese.

— ¿Y a ti que te importa? Ando con quien me venga en gana.

— ¡Y precisamente ese idiota!

— ¡Ese idiota es mi amigo! Además, ¿Con quien esperabas que andará, ah tal vez contigo? Pero sabes Malfoy, bajo ningún motivo saldría contigo, ¿Captaste eso?

— ¡Lo mismo digo!

— ¡Genial!- decía yéndose y dejando a un dolido Draco.

La mañana siguió su transcurso en Hogwarts y Hermione ya estaba en el expreso rumbo a casa sola como el primer día que llegara a Hogwarts, se sentía tan sola, después del encontronazo con Draco una nueva pelea con Harry y un Laurie que se hallaba fascinado con ella todo se había complicado, ella tenía la culpa por haberse fijado en dos chicos como Harry y Draco.

Pero este curso no logro evitar el amor y salio todo tan mal, no valía la pena vivir de ilusiones, Hermione decidió que no quería sufrir aún mas, se negó a sentir el corazón sangrar como ahora lo hacía, ni las lagrimas recorrer su rostro ni sentir la cabeza reventar con mil sentimientos y pensamientos que solo le dañaban más, nunca más.

Ahora lo que le faltaba llegar a al estación encontrarse a sus padres tal vez molestos, en especial su padre el siempre había sido tan frió con ella, caso totalmente distinto a su madre quien siempre se mostraba afectuosa.

Hermione se distrajo con la entrada de una gatita blanca a su compartimiento, mientras el pequeño felino se acunaba cerca de la castaña observo como esta se iba quedando dormida.

Continuara…

Un flirteo es como una pastilla: nadie puede predecir sus efectos secundarios.

Catherine Deneuve