Holaaaa! Perdón por el retraso! Pero es que se me había olvidado completamente que había comenzado a subir este fic aquí!xp (Mil gracias a Ale por recordármelo!n.n). Bueno, pues aquí os dejo con la segunda parte!n.n

Disclaimer: Los personajes de HP no me pertenecen, ni los cuentos originales, tan sólo hago un tipo de adaptación extraña... n.nU


2. Blaisel y Rontel (segunda parte)

Cuando terminaron la frugal cena, Blaise y Ron se despidieron de sus "padres", y se fueron a dormir. Como la casa era muy pequeña, los dos hermanos dormían en la misma habitación. Eso casi le cuesta un ataque al corazón a Ron, al enterarse que tendría que dormir con una serpiente. Pero lo que ya le dio el soponcio fue la cama. No se le podía llamar cama, era poco más que unas mantas en el suelo, y otras al lado, para taparse. Y lo peor de todo¡sólo había UNA! Así que ya tenemos a un Ron más blanco que la pared, por la impresión de tener que dormir en la misma cama que un Slytherin.

Pero como no había más remedio, comenzó a desvestirse, para ponerse un viejo camisón que había por allí. Se quitó los botines, el delantal y el vestido, y quedó sólo en boxers y calcetines (N/a¡Hay que ver Ron, qué poco sexy¿Así quieres seducir a Blaise?xD). De repente notó la respiración de Blaise en su nuca, y se giró para encararlo, con todo el vello erizado y un notorio sonrojo en sus mejillas.

-¿Se puede saber qué haces! – Pero se calló de golpe, al ver que Blaise le miraba el brazo. Tenía un gran morado que contrastaba enormemente con su pálida piel. El moreno le rozó con delicadeza la zona adolorida, causando un sobresalto en el pelirrojo.

-¿Esto te lo he hecho antes al retorcerte el brazo? – Mientras hablaba, le frotaba el morado suavemente, causando placenteros escalofríos en el pelirrojo.- Siento haberte hecho daño…

Ron apartó el brazo bruscamente, y consiguió farfullar algunas palabras, rojo hasta las orejas.

-¡No te creas que me has hecho daño, estúpido¡Si ni siquiera me ha dolido¡Lo que pasa es que al tener la piel tan blanca, cualquier cosa que me pase resalta muchísimo¡Pero no me has hecho ningún daño!

Y girándose de espaldas a Blaise, se puso el camisón, y se metió bajo las mantas. El moreno también decidió cambiarse. Con parsimonia, comenzó a desabrocharse la camisa, botón a botón, y la dejó deslizar por sus hombros, dejando ver su ancho y bien formado torso. Luego se quitó las botas y los calcetines, y se desbrochó el botón del ancho pantalón. Mientras recogía la ropa, el pantalón comenzaba a escurrírsele por las caderas. Por el rabillo del ojo, Ron no le quitaba la vista de encima (N/a: Ni la autora…¬). Intentaba calmarse /Tranquilo, Ron, ese chico no tiene nada de especial… Vale, no nos engañemos, está muy bueno, pero es una serpiente asquerosa. Calma, calma… Aspira… Expira… Aspira…/, pero no pudo evitar un pequeño jadeo que se escapó de sus labios, al ver como el pantalón de Blaise le resbalaba hasta los tobillos, mostrando unos boxers negros muy ajustados a ese perfecto… ¡Ron¿Pero qué piensas? Tiene un culo prieto y apetecible, pero… ¡Un momento¿He dicho prieto y apetecible¡No, no lo he dicho/ Pero lo que definitivamente acabó provocándole una taquicardia a Ron fue ver como Blaise se acostaba en su pedazo de cama, sólo con los boxers puestos.

-Estoooo… ¿Zabini¿No te pones el camisón?

-No, siempre duermo así, es más cómodo…

-Pero… Luego tendrás frío… ¿No sería mejor que te pusieses el camisón?

-¿Qué pasa leoncito? – Blaise esbozó su felina sonrisa.- ¿Te da miedo que duerma sin nada? O quizá no es miedo precisamente…

-Qué… ¿Qué estás diciendo¡Claro que no me da miedo una serpiente como tú¿Miedo que duermas en bóxers¡Claro que no¿Qué te has creído? Bah, no sé para qué te digo nada… No se puede razonar con una serpiente…

Y un perturbado-pero-no-quiero-demostrarlo-Ron-Weasley se colocó, dándole la espalda a Blaise, y cerró los ojos. El moreno le imitó, al cabo de un momento.


-Albus… ¿Me has llamado?

-Sí, Minerva… Por favor, que nadie me moleste en unas dos horas aproximadamente, que tengo que resolver un tema muy importante… ¿Te encargarás?

-Claro. – Y Minerva McGonnagall salió del despacho del director de Hogwarts preguntándose qué debía ser aquello tan importante que tenía que hacer el hombre.

Cuando se hubo marchado, Albus Dumbledore esbozó una sonrisa traviesa, sacó el libro blanco de debajo del escritorio, y se dispuso a leer sin interrupciones.


En la habitación solo se escuchaba la respiración acompasada de Ron. Blaise se removió inquieto bajo las mantas. No podía dormir. Se sentó en la cama, y observó a Ron dormir. Aquel pequeño león le confundía. Sacudió la cabeza, no quería pensar en eso. Se levantó de la cama, y salió de la habitación, sin hacer ningún ruido.

Silenciosamente se deslizó por el frío suelo de la casa. Pero un minúsculo haz de luz le llamó la atención. Se acercó a una puerta, medio entornada, y miró dentro de la habitación. Sus "padres" estaban sentados en una cama, hablando. El pelirrojo padre le daba la espalda, mientras que veía a la rubia de frente.

-Arthur, querido… Tus hijos no me quieren…

-Pero Narcisa… Estoy seguro que en el fondo te aprecian.

-¡No! No me mientas… Blaisel puede que me aprecie en el fondo, pero Rontel… Ella no me soporta… - Sollozando, escondió la cabeza en el hombro de su marido.- Cree que estoy aquí para usurpar el sitio de su madre… Ya no sé qué hacer, Arthur… Además, está el tema del dinero… No nos queda nada… Ya casi ni podemos comer nosotros, ya no digamos tus hijos…

-Bueno, cariño, ya verás como salimos adelante… Trabajaré más y…

-No, Arthur, esto no puede seguir así. Tenemos que pensar qué haremos con ellos… Podríamos dejarlos en el bosque…

-¡Cómo? – El pelirrojo se horrorizó.- ¡No podemos hacer eso¡Son mis hijos!

-Ya lo sé, Arthur, pero…

-¡No¡No abandonaré a mis hijos en el bosque para que sean pasto de las fieras!

-¡Nos estás condenando a todos, Arthur¡Muy bien, si eso es lo que quieres… Moriremos todos de hambre, pero tú estarás con tus hijos queridos! – Y la rubia se tapó la cara con las manos, y comenzó a llorar (N/a: lágrimas de cocodrilo…).

El pelirrojo padre estaba en una encrucijada. Por una parte, amaba a sus hijos, y no quería abandonarlos a su suerte. Pero por otra parte, también amaba a su mujer… Viendo llorar a la rubia (N/a¿llorar? Vamos, hombre… ¡Si es más falsa que falsa!), tomó la decisión.

-De acuerdo, cariño…

La rubia se abalanzó sobre él, dándole besos y más besos.

-Mañana les daremos un pedazo de pan a cada uno, y les llevaremos a la parte más profunda del bosque. Los dejaremos allí, y no sabrán encontrar el camino de vuelta a casa… - El pelirrojo suspiró tristemente.- Cariño, es lo mejor para todos… A mí me duele tanto como a ti… - Y dicho esto, le abrazó, mientras dibujaba una gran sonrisa en su rostro, que el hombre no vio, pero Blaise sí. /Será hipócrita… ¡Pues no se saldrá con la suya/

Y ni corto ni perezoso, Blaise se dirigió silenciosamente a la salida. Abrió la puerta, y se encontró bajo la luz de la luna que bañaba el claro. Pero algo brillante le llamó la atención, se agachó y recogió algo del suelo. Era un pequeño guijarro blanco, que resplandecía bajo la luz de la luna. Eso le dio una idea, y comenzó a recoger todas las piedrecitas que pudo llevar, temblando de frío (N/a: Recordemos que solo llevaba unos bóxers puestos…). Cuando las reunió todas, volvió a entrar a la casa, cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido, y se dirigió a su habitación.

Guardó todas las piedras en los bolsillos del pantalón y de la camisa, y se tumbó en la cama. Se tapó todo lo que pudo con las mantas, y dejó vagar su mente, esperando el sueño. Pero en aquel momento, Ron murmuró algo en sueños y se removió inquieto. Como se si hubiese dado cuenta de la otra presencia que había en la cama, se aferró al cuerpo de Blaise, y se relajó en el acto. Blaise sonrió, mientras rodeaba con un brazo los hombros del dormido pelirrojo, que se estrechó más contra él. Con un suave suspiro, el moreno quedó dormido en el acto.


Dumbledore sonrió de oreja a oreja. Pasito a pasito, sus dos alumnos acabarían entendiéndose. Orgulloso, acarició con ternura el lomo del libro, donde brillaban las irisadas letras.


Temprano, Arthur se dirigió a la habitación de sus hijos, apesadumbrado. No le gustaba la decisión que había tomado Narcisa, pero no tenía otra opción.

Entró en el cuarto, y observó cómo dormían sus hijos, una en brazos del otro. Un pequeño consuelo se prendió en su alma, al pensar que, a pesar de todo, sus hijos estarían juntos.

Ron abrió los ojos, súbitamente sobresaltado por algo, encontrándose con su padre agachado encima suyo. Pegó tal grito que hasta tembló la casa.

-Rontel… - El pelirrojo padre se colocó bien el pelo, tirado para atrás después del tremendo grito de su "dulce niña". El joven pelirrojo le miró, mientras intentaba normalizar su respiración después del susto que le había metido su padre.- Despierta a tu hermano, cambiaos y bajad, que nos iremos pronto.

Ron asintió, mientras su padre se enderezaba y salía de la habitación. Fue entonces cuando el pelirrojo se dio cuenta que había dormido toda la noche abrazado al cuerpo de Blaise. Un notorio sonrojo se instaló en sus mejillas, mientras movía la cabeza para intentar despejarse de esos pensamientos. Observó bien al moreno, que dormía tan tranquilo después del formidable grito y suspiró, mientras se disponía a despertarle.

To be continued...


Holaaa! Qué tal la segunda parte? Descubrimos que Dumby es un vejete voyerista (bueno, aunque eso ya lo sabíamos xDDD), y alguna que otra cosa más!

Ah! Por ciertoooo! Harry y Draco harán su aparición estelar en el próximo capítulo! Pero no serán el Harry y el Draco que conocemos... Pero no diré nada más! Tendreis que esperar! Muajajaaaaa! -la gente mira a Piru con mala cara- -Piru juzga conveniente el desaparecer de allí lo más pronto posible...n.nU-

Muchas gracias por sus comentarios a: Helios, KiraPotter, Alega no hyuga, IrethI. Nainieum y regina black!

Un besazoooo

-Piru-