CAPÍTULO 4
"Retrospectiva"

Demos vuelta al giratiempo, para conocer los hechos pasados de ese año en el mundo mágico:

(FLASHBACKS CONTINUOS)
30 de Enero

Una sombría figura que portaba una capa negra que arrastraba en el suelo produciendo un curioso sonido, apareció de la nada en el centro de un amplio valle, miró alrededor como buscando algo que se le hiciera familiar y luego, con un paso decidido se dirigió hacia una de las casas del valle o a lo que quedaba de ella, y es que todas las demás eran bellísimas incluso había alguna cuya pintura cambiaba de colores, otras altas con varios pisos de altura y otra con un caballo alado durmiendo en el jardín pero a la casa que Severus Snape entró, estaba en ruinas, por lo poco que quedaba de ella podía deducirse que había sido de tres pisos con pintura blanca. También, a juzgar por los muebles sucios que quedaban, se podría decir que habían habitado tres personas en esa casa, probablemente una pareja y su hijo o hija ya que había una cuna, la cual estaba rota.

Snape se abrió paso entre los escombros rápidamente como si hubiera calculado todo con antelación, depositó una caja negra de metal sobre los restos de una vieja mesa, una lágrima cruzó por su rostro y acto seguido sacó su varita, se apuntó al pecho, después hubo un destello de un verde intenso y Snape cayó al suelo, ya sin rastro de vida dentro de su ser.

Sin aviso alguno, una silenciosa nevada comenzó a caer, cubriendo sigilosamente el valle de Godric, pronto se convirtió en una tormenta de nieve. El único ser viviente que pareció darse cuenta de la tormenta fue el caballo alado que despertó y comenzó a relinchar a modo de protesta abriendo y cerrando sus alas con violencia mientras la nieve empezaba a caer mucho más fuerte. Un anciano mago salió de su morada pero no vio el cuerpo de Snape, ya cubierto por la nieve, el mago lanzó un hechizo y una gran carpa apareció para cubrir al equino.


5 de Abril.

–Y bien¿qué vas a hacer niñita estúpida? –se burló una mujer de párpados caídos.
–Bueno, tal vez un Retrius Iktera –respondió una chica cuya cabellera rubia y desordenada le caía hasta la cintura.
–¡Eso no existe niña chiflada! –rugió Bellatrix Lestrange.
–Claro que sí –repuso Luna Lovegood –me lo enseñó mi padre.
–Pues tu padre está loco también –se burló de nuevo.
–Si lo vuelves a insultar te mataré aunque pertenezcas a la Legión del Anillo Único de los Knarls Rojos.
–¿La qué? –preguntó irritada Bellatrix.
–La Legión del Anillo Único de los Knarls Rojos, está en contra de la conspiración de los aurores y son aliados de lord Morione y de Aslan, el rey de Narnia.
–Por todos los cielos, creo que le haré un favor al mundo terminando contigo. ¡Crucio! –dijo Bellatrix apuntando con su varita.
Superprotego –respondió Luna, increíblemente, desvió el hechizo ante la mirada atónita de Bellatrix, destruyendo una parte de la cabaña de Hagrid.
–Pero ¿cómo lo has hecho¡es infalible!
–Mi padre me lo enseñó también.
–Pues veamos si las enseñanzas de tu padre te salvan de esto: ¡Avada Kedavra! –gritó furiosa con todas sus fuerzas.
¡Reflectus! –dijo tranquilamente Luna, con un flojo movimiento de varita, su contraataque hizo que el rayo de luz verde diera una vuelta exagerada y dirigiera directo al pecho de Bellatrix que sintió el torrente de muerte que se acercaba y como la vida le era desprendida y cayó al suelo ya muerta.
–Te lo dije –le dijo Luna al cadáver , luego volteó a su lado y dijo: –Gracias, mamá.
Y una mujer completamente de color blanco aperlado le sonrió y se desvaneció.


23 de Marzo.

Era una preciosa tarde en la torre Gryffindor, en la sala común reinaba el silencio solamente interrumpido por algún ocasional ruido de pájaros en el exterior.
–¡Dean¡Dean, ven a ver esto! –gritó Seamus Finnigan rompiendo la tranquilidad de la sala común.
–¿Qué pasa? –le contestó Dean Thomas desde una mesa, en la que estaba haciendo sus deberes de Transformación para McGonagall.
–Sólo mira esto –dijo Seamos, entregándole a su amigo El Profeta Vespertino abierto en una página en que ponía:

MUERTE EN EL CALLEJÓN DIAGON

Hoy a las 9 de la mañana, un grupo de mortífagos (seguidores de Quién-ustedes-saben) ingresó al Caldero Chorreante en Londres y después de destruir gran parte del local, irrumpió al conocido callejón Diagon con la intención, según informantes del Ministerio, de asaltar al banco mágico Gringotts, no sin antes causar innumerables destrozos a los comercios provocando una gran cantidad de perdidas. Afortunadamente un grupo de aurores arribó al sitio de los siniestros y logró detener las acciones de los mortífagos y frenar su avance hacia el banco.
Por desgracia, esta victoria tuvo un coste elevado, ya que tres aurores perdieron la vida, el Ministerio juzga inadecuado revelar los nombres de los magos asesinados en el callejón. También, uno de los dueños de la popular tienda de bromas "Sortilegios Weasley" fue encontrado muerto en el interior del inmueble, entre tanto las investigaciones indican que su fallecimiento se debió a que fue víctima del Avada Kedavra, la maldición asesina.
Los funcionarios del Ministerio todavía no tienen pista alguna sobre quien lanzó la maldición. Testigos afirman haber visto al hijo varón menor de los Weasley, Ronald Bilius, irrumpir al callejón junto con los mortífagos y rumores indican una posible conexión al asesinato de Fred Weasley.
La famila Weasley, conformada por el matrimonio de Arthur Weasley, director del Departamento Contra el Uso Incorrecto de Objetos Muggles y Molly hermana de los conocidos miembros de la Orden del Fénix, Gideon y Fabian Prewett, ambos asesinados durante la primera guerra contra el-que-no-debe-ser-nombrado; así como sus hijos, han preferido no brindar declaraciones a la prensa.
Todo el equipo de El Profeta se une al dolor de la familia y se solidariza con ellos, esperando que encuentren la paz y la resignación ante este lamentable hecho.

–No puede ser –dijo impactado Dean, tras terminar de leer la noticia –no debe ser verdad esto.
–Sí que lo es –lo contradijo Seamus –sólo hay una cosa que no entiendo ¿cómo es eso de que Ron podría estar conectado con el asesinato de Fred?
–Pero, si es su propio hermano, deben ser falsos rumores.
–Aunque… no he visto a Ron últimamente, ni siquiera en clases.
–Sospechoso, muy sospechoso.

Al día siguiente, el colegio entero era un hervidero de rumores, especulaciones y teorías sobre la impactante noticia. Mientras a muchos kilómetros de ahí, Ronald Weasley mostraba su brazo ante lord Voldemort y éste, con su varita lo marcaba con un símbolo de un cráneo y una serpiente, terminando con el ritual para convertirse en mortífago. El cual concluye cuando el interesado tortura, embruja gravemente o mata a otra persona ya sea mago o muggle.


25 de febrero.

Harry se encontraba sentado en el borde de su cama, pensando en como era posible que su mejor amigo le había traicionado de tal manera, en como era posible que, después de tantos años de amistad, tantas aventuras y desventuras que habían pasado juntos, le había dado la espalda y casi hecho que Voldemort lograra matarlo, al revelarle que Harry, Hermione, Ginny y él mismo, Ron, estaban en el valle de Godric aquel día.
Todavía podía ver con claridad en su mente lo ocurrido ese 12 de febrero, podía ver a Ron en la oscuridad de la calle, podía distinguirse a si mismo preguntándole al pelirrojo que hacía y recordaba, recordaba esa sonrisa en la cara de su amigo, una sonrisa que nunca había visto pero que se le quedaría grabada en su mente por siempre, era una sonrisa cargada de maldad, una maldad casi inhumana. Y luego, vio en su mente el recuerdo de mortífagos apareciendo por doquier y al mismo Voldemort acercarse hacia él, y a Ron uniéndose al grupo de los mortífagos.
Harry no tenía claro que sentía, dolor, frustración, enojo, tristeza, incredulidad, era una horrible mezcla de sentimientos y emociones.
Harry se tapó la cara con las manos, intentando no pensar, quería olvidarlo, seguir su vida, pero no podía, era como si algo le oprimiera el corazón.
De pronto, la puerta del dormitorio se abrió y Hermione entró, dirigiéndose hacia Harry.
–Harry, eh ¿cómo estás?
–¿Cómo quieres que esté? Mi mejor amigo me ha traicionado, nos ha traicionado ¿puedes creerlo?
–Me es imposible digerir esto todavía, Harry, pero hay algo de suma importancia que debes saber.
–¿Qué? –preguntó Harry inmediatamente.
–No sé como decírtelo. –respondió agitada Hermione.
–¿Qué ha pasado¿otro ataque? –se sobresaltó Harry.
–No, no tiene que ver con eso, bueno, sí, en parte, no más bien no, creo que no.
–Anda, dilo.
–No puedo –dijo Hermione muy alterada.
–Hermione ¿qué te pasa? Nunca te había visto así ¿te pasa algo? –se preocupó el muchacho.
–Harry, yo… yo…
–¿tú¿tú qué?
–Yo te amo.
–¿Qué? –exclamó Harry sin dar crédito a sus oídos.
–Pues, eso... te amo –le confirmó la chica que se sentía liberada –amo tus ojos, tu cara, tu cuerpo, tu corazón, amo tu voz, tu risa, todo, Harry ¿entiendes? Nunca había sentido esto por nadie ni por Víctor, ni siquiera con Ron, amo cada fibra de tu ser.
–¿Lo… lo dices en serio?
–Sí, Harry, sí, muy en serio. Solamente quiero saber si sientes lo mismo por mí.
–Pues yo no sé, esto es tan… –dijo Harry muy confuso –tan inesperado.
–Ya sé, tal vez esto aclare tu mente.
Y así, se lanzó sobre Harry, lo abrazó y le plantó un beso en la boca, un largo y tierno beso y luego, después de momentos que parecieron horas, lo soltó.
–¿Y bien? –preguntó ansiosa Hermione.
–Ven aquí –respondió Harry quitándose las gafas.
Y esa noche, conocieron por primera vez las mieles del éxtasis del ritual del amor y la pasión.


31 de marzo.

Draco Malfoy corría por una oscura calle muggle, con el sudor corriendo por toda su cara y su cuerpo, haciendo que la ropa se le pegara incómodamente a la piel. Miraba continuamente hacia atrás, con una mirada de gran terror y la cara más pálida que nunca. Se refugió en un callejón sin salida, detrás de unos botes metálicos llenos de basura, cuando sucedió, varias figuras encapuchadas se aproximaban hacia él produciendo una oscuridad absoluta en el callejón y dentro de Draco, que sintió como si se ahogara y de pronto, escuchó voces en su cabeza:
"No, a él no. Señor, haré lo que pida es lo único que me queda"
"Cállate, insolente, tendrá su merecido y tú también si no te apartas"
"Le juro que no pasará otra vez"
"Mentirosa"
"Por favor"
"Cállate¡Crucio!"

Luego, un grito desgarrador perforó los oídos de Draco.
Después, con un esfuerzo sobrehumano, abrió los ojos y comenzó a lanzar hechizos.
¡Desmaius, Impedimenta, Crucio, Crucio, Avada Kedavra, Desmaius!
Sintió que se le iban las fuerzas como si su espíritu se estuviera desgarrando.
–¡Expecto Patronum, expecto patronum! –gritaba Draco.
Intentaba concentrarse en algún recuerdo feliz, pero no encontraba ninguno; de pronto, una fugaz imagen llenó de alegría su corazón. Una chica pelirroja, Ginevra Weasley.
¡Expecto Patronum! –y así, de su varita surgió un animal plateado y brillante, un dragón que arremetió contra los dementores y los alejó.
Draco trató de ponerse de pie, ahí fue cuando los vio, dos sombras espectrales surgián de los rincones oscuros y se aproximaban amenazantes, el dragón abrió sus grandes alas intentando protegerlo, pero los seres lo atravesaron sin inmutarse.
Oía las voces de nuevo y el grito desgarrador.
A Draco le dolía todo el cuerpo de manera exagerada, sabía que pasaba, los infnazgeri le robaban su energía mágica rápidamente, tenía que hacer algo pero no podía, estaba cada vez más débil.
Cuando los malvados y horribles seres habían drenado casi en su totalidad a Draco, él usó la ínfima cantidad de magia que quedaba para desparecer y con un ¡plop! ya no estaba ahí.
Varios kilómetros lejos de allí en la entrada principal de un imponente castillo un muchacho rubio de 17 años apareció de la nada y se desmayó.