Por amor al arte 19.
Año nuevo, planes nuevos.
.- Señorita, no puede entrar ahí. – La secretaria del Sr. Turner trató en vano de retener a la morena intrusa.
.- Sólo será un momento. – Joy sonrió con educación pero no se detuvo.
.- Lo siento, señor, no pude detener a su hija. – Se disculpó la joven cuando su jefe, el padre de Joy, un hombre moreno con el aspecto serio y trajeado de un hombre de negocios, las miró.
.- ¿Hija? Yo no tengo ninguna hija. – Los ojos oscuros de padre e hija se cruzaron por un instante. Lo de él reflejaban desprecio hacia aquella que le había traicionado. Los de ella, reconocimiento, y es que a Joy la bastó mirar a su padre para confirmar la sospechas que había tenido desde que estuvo en Little Haggleton.
Su padre era el dueño de la mansión Ryddle, y la única razón por la que su padre haría algo así, era porque alguien se lo había pedido. Y a Joy sólo se la ocurría una persona que pudiera obligar a su padre a tomar una decisión de negocios tan estúpida: Voldemort. Lo que no entendía era para que quería Voldemort aquella casa.
.- ¿Vienes a que te perdone? – Preguntó el hombre con la misma ironía que usaba para burlarse de alguien que le proponía una fusión poco rentable. - Olvídalo.
.- No quiero tu perdón. – Despreció Joy. – De hecho, no quiero nada tuyo.
La joven giró 180º y se dirigió a la salida, tratando de no escuchar a su padre, recordándola que sin él, sólo era una niña pobre mal vestida.
Después de salir del edificio que albergaba las oficinas de su padre, Joy se tuvo que sentar en el banco, mientras esperaba el autobús. Tratando de serenarse para que sus amigas no la vieran en el estado de nerviosismo, casi histeria, que la había sumido su padre. Le odiaba desde siempre. ¿Cómo no odiar alguien cuando este te considera una moneda de cambio para tus negocios? Aunque una cosa era cierta: Joy había dejado de lado a su familia para estar con un chico que la había dejado más tirada que una colilla. Y ahora estaba sin familia y sin novio. Y sin dinero.
Para animarse, fue a buscar a Lily y a Evy. Las encontró en la planta infantil del Centro Comercial donde trabajo Lily. Supuestamente iban a buscar un juguete para la hija de Andrómeda. Pero la druida y la onza, se había distraído mirando la ropa de bebe.
.- Mira que cucada. – Cuando llegó Joy, Lily la mostró un abriguito rojo fashion en tamaño bebe. – Es precioso. – Lily hizo un pucherito. – Yo quiero uno para ponérselo.
.- Ay, Lily, llevas todo el rato así. – Se irritó Evy, pese a que ella estaba jugando con unos patuquitos. – Habla con James y tener un hijo juntos. – Sonrisa maliciosa marca Evy. – Estará encantado de ayudarte.
.- No, un hijo de James me daría demasiados problemas. – Lily colgó cuidadosamente el abrigo. – Para empezar tendría a la tal Carolyn Clarck y a Crouch todo el día detrás de él, por eso de que sería heredero de Gryffindor. – Los ojos verdes se quedaron pensativos clavados en un carrito. - Puedo robar uno. – La madre del contenido del carrito, la lanzó una mirada asesina, y se apresuro para alejarse de las jóvenes. – O podrías prestarme a Sirius... Sus ojos quedarán muy bien, con mi color de pelo. O mis ojos con su color de pelo.
.- No - Contestó Evy tajante.
.- ¿Por qué no? Sólo sería una noche. – Joy veía probabilidades de que si se lo prestaba a Lily, igual podía pedir turno ella después. La verdad es que estaba muy necesitada de cariño.
.- No sería solo una noche... Concebir un hijo es lo típico que cuando no quieres, te sale. Y cuando lo intentas, no hay manera y hay que recurrir a las clínicas de fertilidad y te vienen dos de golpe como poco. – Evy se interrumpió cuando una mujer con 2 niños gemelos en un cochecito, la miró mal. - ¿A usted la pasó, no? Lo siento...
.- No sería eso. – Lily tomó a la onza del brazo y la sacó de allí antes de que se metieran en más líos. Cuando estaban bajando las escaleras automáticas, Lily se explico. – Ahora para tener un hijo sólo hay que ir a las clínicas de fertilidad que has mencionado antes, y elegir padre del banco de semen. Pero yo no quería que el padre fuese un desconocido.
.- ¿Hablabas en serio con lo de Sirius? – Evy parecía más sorprendida que celosa.
.- La verdad es que no. – Reconoció Lily. – Pero picarte es divertido.
Joy sonrió mientras Evy hacía que Lily reconsiderara sus parámetros de diversión. La verdad es que antes se equivocó: sí que tenía una familia. ¿Pero por qué no era suficiente para ella?
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Al final le compraron a la hija de Andrómeda un par de peluches en la misma estación, antes de coger el tren que las llevaría hasta la casa de la prima de Sirius. Por una vez en su vida, no hubo movidas en el tren. Exceptuando la leche que le dio Lily a un viejo que la trató de sobar el culo, el numerito que montó Joy tratando de arrancar el plano de tren de la pared del vagón, que David tomó al revisor por un habitante de la galaxia 3,14 debido a lo cual el hombre casi los echa del tren. Bueno, por lo de David y porque Evy tenía los pies apoyados en el asiento de delante. Pensándolo bien, movidas si que hubo.
El caso es que llegaron a Bedford sin más contratiempos. Allí les estaba esperando, Andrómeda con un trasladador para ir a su casa.
.- ¿No ha venido Sirius? – Preguntó Evy tras dar un vistazo y no encontrarlo.
.- Él y James están con mi marido, tratando de arreglar el coche. – Andrómeda hizo un gesto de desinterés, como si el porqué a los hombres les fascina tanto la mecánica fuera un misterio incomprensible para ella. – Entre tanto, nosotras haremos la cena de Navidad. – Anunció la bruja, tan emocionada, que las otras tuvieron que soltar un Yupi muy poco entusiasta.
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.- Mama¿qué es esto? – Nymphadora, la hija de siete años de Andrómeda y Ted Tonks, observó la que iba a ser su cena con ojos crítico.
.- La cena. – Contestó Joy con una mueca de asco que fue imitada por la niña.
.- Pero esta viva. – Señaló la pequeña, al ver como las langostas movían sus patitas.
.- Sí, cielo. – Su madre confirmo lo evidente. – Ahora las meteremos en el agua caliente y dejarán de estarlo...
.- ¿Las vas a cocer vivas? – Joy no era la persona más ecologista del mundo, de hecho la mayoría de los animales la daban o miedo o asco o ambas cosas. Pero de ahí a comerse un animal que ha sido cocinado vivo había un trecho bastante largo.
.- Según el libro hay que hacerlo así. – Lily esbozó una tímida sonrisa de disculpa.
.- Andrómeda, y no sería mejor que cocinarás algo al estilo mágico. – Sugirió Evy con delicadeza, no era cuestión de ofender a uno de los pocos Black a los que ella caía bien. – Te lo digo porque no te pases el día cocinando.
.- Y para que no tortures a un animal inocente. – Completo Joy, apoyada por la pequeña Nymphadora.
.- ¿Y que quieres que hagamos Joy? Que cojamos a los bichos estos, los llamemos Chispita y Manchitas II, los pongamos una correa y los saquemos a pasear por el parque. – Al final, Lily perdió la paciencia y tuvo uno de sus arrebatos sarcásticos.
.- Vale. – Nymphadora era demasiado pequeña para captar la ironía de Lily, así que lo tomo al pie de la letra, y agarro a una de las langostas, (Manchitas II) y la soltó por el suelo. – Corre, Manchitas II, corre por tu vida.
Joy dio un grito, como si hubiera visto una araña enorme de color rojo, y se subió a una silla mientras la langosta salía corriendo de la cocina, seguida por Lily y Andrómeda. Por su parte, Evy le pasó el brazo por el cuello a la pequeña y la dio un beso en el pelo, mientras se reía con todas sus ganas.
.- ¿Dónde quieres que dejemos el baúl tío Alphard? – El tío de Sirius había ido también a casa de Andrómeda para pasar las Navidades, y como buenos chicos, James y Sirius le habían ayudado a llevar el equipaje, aunque el propio Alphard lo podía haber hecho flotar con un hechizo tan bien como los dos jóvenes.
Dejadlo ahí mismo. – Alphard señaló al pie de la escalera, justo por donde estaba pasando la intrépida langosta Manchitas II en ese mismo momento...
.- ¡NOOOOO! – Chilló Nymphadora desesperada mientras todo parecía moverse a cámara lenta. Andrómeda hizo levitar de nuevo el baúl, pero era tarde: Manchitas II había sido aplastada.
.- Habéis matado a Manchitas II. – Joy se llevo ambas manos a la boca y sollozó en su tono más melodramático.
.- ¿Em? – Preguntaron los 5 hombres confusos.
.- Bueno, mejor. – Andrómeda se agachó, recogió el cadáver del suelo y se volvió para la cocina. – Así no se muere cocida. La pobre se ahorrará sufrimientos.
.- ¿No irás cocinar eso? – Lily salió corriendo tras ella recitándola la normativa aaplicable a manipuladores de alimentos.
.- ¿Eso era nuestra cena? – Preguntó James con una mueca de asco.
.- No, me temo que sigue siendo nuestra cena. – Ted Tonks dedico al moreno de pelo revuelto una mueca solidaria.
.- Pobre Manchitas II. – Suspiró Joy muy afectada por la pérdida de la valiente criatura.
.- Joy, preciosa. – Sirius la paso el brazo por los hombros. – Creo que deberías buscarle a tus mascotas otro nombre. La verdad es que Manchitas no les da muy buena suerte.
.- Supongo que no. – Admitió la morena, alejándose del chico, no vaya a ser que a Evy le diera uno de sus arrebatos celosos o a la propia Joy la diera por pedir cariño..
.- Esta bien. – Evy salió de la cocina con un montón de folletos de restaurantes a domicilio de los que suelen dejar en los buzones. – la opciones son: italiano, chino y turco. ¿Qué preferís?
.- Pues ni una cosa ni otra. Me gustaría cenar algo navideño... – Contestó James.
.- Además, los chinos cocinan gatos y otras cosas más asquerosas... Me lo conto un amigo de un amigo. – Informó David, sabiendo que aquella era una de las más famosas leyendas urbanas.
.- ¿Cómo la langosta que acabáis de aplastar y que esta soltando un líquido azul sospechoso en el agua de cocer? – Lily asomó su pelirroja cabeza por la puerta. Más que nada por llevarle la contraria a James.
.- Y si es por navideño... Si gastamos 15 £ en el italiano nos regalan un juego de tazas con dibujos de Papa Noel. – Alphard estaba examinando los folletos que Evy llevaba. – Hace años que no como pasta.
.- Pues entonces decidido. Yo llamaré. – Ted tomó los folletos y se dirigió decidido al teléfono. Mientras estaba marcando anunció. – Oye, si alguno podéis sacar a mi esposa de la cocina os lo agradezco.
.- Es cierto. ¡Hay que salvar a Chispita! – Nymphadora entró en la cocina a lo Rusell Crowe en Gladiador, dispuesta a rescatar a la langosta.
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A unos 60 Km. de allí, en Londres, Remus pasaba una Navidad menos hogareña que sus amigos, aunque también menos accidentada. Sus padres habían sido invitados a la fiesta del Ministerio de Magia, aunque en el último segundo su madre se sintió mal y no pudieron ir. Sin embargo, Silvia insistió en que Remus sí fuera, y así podría pasar un rato con Bell...
El licántropo suspiro. Ese era su objetivo, pero Bell estaba tan ocupada atendiendo a los invitados y presentando a su prima Giselle a todo el mundo, que apenas había podido estar con ella cinco minutos. A Remus no le importaría de no estarse aburriendo como una ostra, y si además, Gideon Prewet no revolteara en torno a Bell constantemente.
.- ¿Qué hace un chico tan guapo como tu sólo en un sitio como este? – Preguntó Jack detrás de él. El licántropo se volvió con una media sonrisa, entre resignada y alegre. Al menos, mientras tratara de sobrevivir casto y puro al acoso de la chica, estaría entretenido. Jack suspiro con falsa tristeza. – Lástima que no haya muérdago por acá.
.- Pues yo me alegro de ello. – Remus señaló con la cabeza a Bell, que estaba a dos metros de él. – Quiero vivir para ver el nuevo año. – Jack rió. Llevaba una túnica azul celeste, ajustada en los pechos y de escote pronunciado, y sin embargo, para los parámetros normales de la joven, iba de lo más discreta. - ¿Y tu que haces aquí? Tus padres no trabajan en el ministerio.
.- Quieren que Will conozca a su prometida. – Jack señaló a sus padres y a su hermano con su barbilla. – Como puedes ver mi hermano esta encantado...
.- Sí, ya lo veo. – Ironizó Remus, ya que por la cara de Will, le podrían haber estado sacando el bazo sin anestesia. - ¿Y a ti no te han arreglado ningún matrimonio?
.- Sí, con Gideon Prewett. – Remus parpadeó seguro de no haber oído bien. No era posible que sus problemas tuvieran una solución tan fácil. – Más quisieras, lobito mío. – Le atajó Jack con voz gélida. – Y aunque fuera así, no te libarías de mi tan fácilmente...
.- Hola Will. – Remus se alegró sinceramente de ver a su amigo, a pesar de que el Capitán de Gryfindor tenía una cara de "no me tosas" que acojonaba. - ¿Qué tal?
.- Mal, mis padres quieren que me case con la estirada esa. – Will señaló a Giselle, la prima de Bell. – y Doris me pidió que la devolviera sus cosas.
.- ¿Pero aún tenías cosas de ella? – Preguntó Remus imprudentemente, ignorando los gestos de Jack tras Will que le indicaban que no dijera nada. No quería que él muriese antes que ella.
.- Sí, y ella cosas mías y yo no me quejo. – Contestó Will con un gruñido que podría rivalizar en mala leche con los que soltaba Remus en fase lobuna.
.- Will. – Bell llegó en ese momento, y el joven suavizó un poco el gesto. O al menos trató de hacerlo, pero al ver que la rubia venía con Giselle, se le volvió a poner cara de chucho furioso. – Jack. – Bell la saludó mucho menos alegre. – Es Giselle, ya te hable de ellos.
.- Hola. – Saludo la prima de Bell, con una sonrisa tímida. Era una joven un año mayor que Remus, tan delgada como Bell, y con los mismos ojos azul turquesa, la diferencia estaba en el pelo, de un color castaño nogal, más oscuro que el de Bell.
.- ¿Qué tal? – Saludó Jack, mientras sus ojos verde jade, iban de su hermano a Giselle evaluando la posible pareja. Una mueca de disgusto le indico a Remus que la valoración no era positiva. El licántropo la dio la razón: Will y Giselle hacían tan buena pareja como los conguitos y la merluza a la vasca. - ¿Cómo te sienta volver a Inglaterra después de tanto tiempo?
.- La verdad que un poco raro, esta todo muy cambiado. – Admitió Giselle. Jack hizo un gesto de comprensión.
.- Ya verás como todo sigue más o menos igual... – Gideon llego en ese momento con copas de champagne. Jack advirtió rápidamente la llama de celos que ardió en los ojos dorados de su licántropo favorito. – Por lo menos James y Sirius siguen igual.
.- Eso espero. – El rostro de Giselle se iluminó, haciendo que Jack, muy buena en descifrar los sentimientos de sus posibles rivales, sospechará algo. – tengo muchas ganas de verlos...
.- Aunque no todo esta igual. Los dos tienen novia. – Soltó Jack, como quien no quiere la cosa, para probar si su pálpito era cierto.
.- Según he oído James ha cortado con Loveday esta semana. – Le informó Remus. Jack tuvo que reprimirse para no sonreír, la verdad es que se alegraba mucho por Lily.
.- Bueno, Jack y yo nos vamos. – Interrumpió de pronto Will, al recordar que era la hora de la medicina de su hermana y que seguro que no se la había traído allí. El chico había decidido cuidar de ella. – Nos veremos en la fiesta de James.
.- ¿Aún no se ha arrepentido? – preguntó Bell.
.- Por lo visto no. – Remus suspiró. Todos habían tratado de convencer a James de que dar una fiesta de fin de año en su casa no era buena idea. Es más, podría ser algo mortal. Pero el moreno de pelo revuelto no solía escuchar a nadie cuando tomaba una decisión.
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.- Mira el lado bueno. – Jack sacó la lengua en un gesto de asco tras beberse su medicina. – Lo de tu boda con Giselle es algo que no se producirá...
.- ¿Lo dices porque esta enamorada de Sirius? – Will también era bastante bueno en eso de descifrar los sentimientos de los demás, aunque al igual que Jack solía ocultar ese don en un aura de superficialidad.
.- No, lo digo porque cuando Evy se entere, el trozo más grande que dejará de Giselle cabrá en la uña de un hada enana. – Matizó Jack con una sonrisa.
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El ministerio no era él único que había organizado una fiesta de Navidad. Voldemort, que no quería pasar las navidades sólo con su serpiente había tirado de marca tenebrosa para convocar a todos sus mortifagos en una de sus guaridas secretas.
Snape se sorprendió de la cantidad de gente que había allí. Naturalmente, ningún mortifago había osado faltar, pero el gran número de personas allí reunidas y la variedad de lenguas que se hablaban, daba testimonio del empuje que tenía Voldemort en toda Europa.
Harto de tanta gente, Snape dejó a Rosier jugando con su irritante novia, y se fue a buscar un lugar tranquilo. Encontró una sala en la que su única ocupante estaba sentada en un sillón.
.- Hola Narcisa. – Snape saludó a la voluptuosa rubia, vestida con una túnica verde imperial, con una raja tan alta, que su pierna izquierda estaba totalmente expuesta.
.- Severus. – Saludo Narcisa tras soltar el humo. – Casi me matas del susto. – El moreno se rió mientras se sentaba frente a ella.
.- Siempre que te encuentro estás escondida fumando. – Snape observó como la rubia trasformaba la colilla en una polilla que se iba volando por la ventana.
.- Tu también harías lo mismo si tu prometido fuera un capullo antitabaco, y tu hermana pequeña una pesada. – Narcisa empezó a imitar la voz falsamente infantil de su hermana Bellatrix. – "¿No querrás morir de cáncer de pulmón antes de dar a luz al heredero de los Malfoy, verdad?" Los odio. – Narcisa desenvolvió casi con furia un caramelo de limón, antes de lanzarlo a su boca. – Odio todo ese maldito rollo de los sementales pura sangre y sus malditos potrillos.
.- Hablas como si sólo fueras una yegua de cría. – Observó Snape.
.- Así es como ellos me hacen sentir. ¿Sabes cuales fueron las primeras palabras que me dijo mi suegra? – Snape negó con la cabeza. – "Tiene las caderas estrechas, no será buena paridora." Los odio. – Repitió Narcisa por tercera vez.
.- No tienes porque plegarte a sus deseos. Puedes hacer como tu hermana o como... – Snape vaciló antes de decir el nombre, pero al final lo hizo. – O como Joana Turner.
.- Turner. – repitió Narcisa. - ¿Era tu prometida, no?
.- Sí, hasta que su padre decidió entregársela a McNair en matrimonio. Ella rompió todos los lazos con su familia, rompiendo a su vez ese compromiso.
.- Mi hermana Andrómeda hizo lo mismo. Estaba prometida con Goyle, pero se fugó con un Muggle. – Narcisa negó con la cabeza. – Yo no puedo hacerlo... No soy tan fuerte como ellas.
.- ¿Crees que Joy es muy fuerte? – Snape la miró confundido. Entre las virtudes que el moreno encontraba en su ex novia, no estaba la fortaleza.
.- Claro que lo es. – Aseguró Narcisa. – Ser fuerte es mucho más que permitir que te marquen a fuego una serpiente en el brazo sin gritar. También es negarse a convertirte en una marioneta de tu padre o de quien sea...
.- ¿Así que eso es lo que piensas de Malfoy y de mi? Que somos marionetas del Amo. – Aquello afectó a Snape más de lo que pensaba.
.- De Malfoy sí. De ti no. – Aclaró Narcisa con una sonrisa misteriosa flotando en sus labios.
.- ¿Y que piensas de mi?
.- Que eres un encanto. – Narcisa se inclinó para besarle, pero lo más curioso de todo, es que Snape quería besarla. Bueno, quería más que besarla. Lo que deseaba era enrollarse con ella a lo bestia en ese mismo sillón...
.- ¿Snape? – Y Rosier escogió ese oportuno momento para interrumpir.
.- Tengo que irme. – Narcisa dio un respingo y se levantó del sofá. – Ya hablaremos otro día, Severus.
.- Adiós, Narcisa. – Snape le lanzó a Rosier una mirada asesina, normalmente exclusiva para miembros de la familia Potter, y salió por la otra puerta antes de que Rosier le recordara lo que le haría Malfoy sí se enteraba de eso.
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31 de diciembre. Por la noche. Valle de Godric.
.- Te lo dije. – Le recordó Jesse a James. – Te lo dije. ¿O no te lo dije?
.- Si me lo dijiste. – Suspiró James con cansancio. – Me lo dijiste y yo no te hice caso. ¿Pero como iba a imaginar que mi casa se llenaría de gente que no conozco? – James miró desesperado a la que fuera su impecable casa pero ahora estaba siendo destrozada por sus invitados, aunque a la mitad de ellos no los conocía.
.- A mi me paso igual el año pasado. – Jesse le palmeó los hombros comprensivo. – se apuntó todo Dios, a más de la mitad no los conocía, y la mitad de los que conocía me caían fatal. Encima me destrozaron la casa, y mis padres me pegaron un broncazo al volver... Igual tiene que ver, con que me hayan echado de casa por mi vida disoluta.
.- Tranquilo, puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.
.- Gracias, James. ¿A dónde vas? – preguntó el joven al ver que su amigo se iba.
.- Fuera, a tomar el aire.
Por su parte, Giselle estaba contándole a Sirius sus aventuras en Francia, hasta que se percató del detalle de que el moreno estaba distraído, por decirlo suavemente. Si lo dijera a lo bruto, diría que no la estaba haciendo ni puto caso, concentrado en algo o alguien a espaldas de la prima de Bell. Giselle se volvió para ver que era tan interesante como para que Sirius, que hubo un tiempo que solo tuvo ojos y oídos para ella, la ignorase.
La respuesta era Evy. La novia de Sirius estaba bailando junto a Joy, Jack, Lily y Samantha en un estilo que podríamos calificar de lesbianas calienta braguetas, y que estaba haciendo babear a todo el personal masculino. Seguramente las hubieran entrado de no ser porque temían a los merodeadores.
Giselle casi esperaba que Sirius fuera hacia Evy y la montara una justificadísima escena de celos, o al menos una bronca por estar comportándose como una puta y poniéndole en evidencia delante de todos esos chicos... Otro tanto podía decirse de Samantha Kane. Aunque en su caso era peor: la futura esposa de un heredero de Ravenclaw, como era Eduard McKinnons, no podía comportarse así en público. Las otras tres, afín de cuentas no tenían pareja, y se las podía disculpar porque además, Lily era Muggle y no sabía como comportarse. Joy, era la forma de actuar que se podía esperar de alguien que había renunciado a su familia. Y Jack, aquél numerito encajaba con lo que Bell la había contado de la chica...
En cualquier caso, Giselle no entendía que tenía de especial Evy para que tuviera tan fascinado a Sirius. Sí, era guapa y, por lo que contaba Bell, inteligente e ingeniosa, pero por ejemplo, Giselle también lo era y no había sido suficiente para retener a Sirius a su lado.
.- .Lo siento. ¿Qué me decías? – Sirius despertó de repente de sus lujuriosas fantasías con Evy, al recordar que estaba hablando con alguien.
.- No importa. Tengo que ir al baño. Seguimos hablando luego. – Desde el círculo, Evy observó como Giselle se alejaba de Sirius y sonrió con alivio.
Al igual que Jack y Will, Evy había tardado 0,5 segundos en entender que la prima de Bell estaba enamorada de Sirius. No la importaba, ya que estaba segura de que Sirius no la correspondía, y sinceramente,su chicotenía tantas enamoradas platónicas, que Evy no tenía ni tiempo ni ganas de sacarlas los ojos a todas. Reservaba sus fuerzas para las peligrosas, de momento no consideró a Giselle de ese tipo. El tiempo la demostraría ese error.
Pero Giselle no se fue para el baño, sino que fue hacia la salida, dispuesta a irse. Ver a Sirius babeando por su novia era más de lo que podía soportar... Camino a recoger su abrigo, se encontró con Bell y Remus, bailando abrazados pese a que la música era pachanguera y no lenta.
.- ¿Te vas? – Pregunto Bell al ver a su prima cogiendo el abrigo.
.- Sí, no me encuentro muy bien. – Giselle lanzo una breve mirada a la pista de baile, antes de sonreír débilmente. – Pero vosotros divertíos. Y Feliz Año.
Bell vio irse a su prima con la preocupación pintada en sus ojos turquesa, luego miró a la pista de baile. Las 5 chicas, seguían bailando estilo guarras calentonas, aunque Evy estaba dejando de hacerlo, más que nada porque Sirius se la estaba llevando de la pista. No pareciera que fueran a discutir en privado, aunque gritos iba a haber...
.- ¿Es por eso que tu madre le tiene tanta manía a Evy? – Bell miró a Remus, al que seguía abrazada.
.- Sí. Mi madre siempre pensó que Sirius y Giselle terminarían juntos. – Bell suspiró. – De pequeños Sirius estaba loco por ella, pero Giselle lo ignoraba totalmente...
.- Sí, estaba loco por ella. – Remus había oído hablar mucho de la prima de Bell. al menos durante su primer año en Hogwarts. Durante el segundo año la canción cambio un poco, ya que entonces el nombre que más empezó a sonar en la boca de Sirius era el de cierta onza loca. – Hasta que apareció Evy.
.- Sí. Y ahora esGiselle la que esta loca por él. – Remus se mordió la lengua. La noche iba muy bien: Jack estaba demasiado ocupada calentando al personal en general, por lo que todo entre Bell y él estaba demasiado bien. No quería joder la noche, soltando que su prima la parecía una niña caprichosa que quería lo que no podía tener.
.- Uy. Pero si son Remus y Bell. – Loveday fue la que salvo la situación. La rubia parecía muy feliz de verlos, Remus se preguntó si no estaría borracha. - ¿Te acuerdas de tu amigo Remus al que no ves hace meses? – Entonces la bailarina, se hizo a un lado, y Remus vio que no estaba borracha. Estaba hasta las narices de Peter y se lo iba a encasquetar a ellos dos. – Bueno, pues yo os dejo que tendréis mucho de que hablar.
Ágil como solo una bailarina de ballet sabe serlo, Loveday se escabulló entre la gente, hasta llegar al círculo donde Joy, Jack, Samantha y Suzzette, seguían con su numerito.
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.- ¿Qué haces aquí fuera solo? – Lily estaba paseando por las cristaleras que daban al jardín de James, buscando cinco segundos de paz. En lugar de eso, encontró a James sentado en una de las tumbonas del jardín.
.- Buscaba algo de calma. – Respondió el chico, arrebujado en su capa, ya que hacía tanto frío que pronto se podría a nevar. Lily no cayó en ese detalle al salir con su mini vestido de fin de año a la calle.
.- Ah, pues te dejo. – Lily se dio la vuelta para entrar en la casa antes de convertirse en un muñeco de nieve.
.- Lily. – La pelirroja se volvió, y James le entregó una capa que había clonado de la suya. – Tenemos que hablar. – James la invitó a sentarse en la tumbona junto a él. Lily le miró desconfiada y se sentó, pero en una silla. - ¿Has pensado en lo que te dije? Lo de volver y eso...
.- Ah, pues sí algo he pensado de eso... Pero aún no decidí nada. – Lily alzo la mirada, insegura. - ¿Te corre mucha prisa?
.- Por favor, Lily, no lo digas así.
.- ¿Así como?
.- Como si le pidieras una prórroga a un profesor para que te dejara entregar el trabajo más tarde. ¡Soy yo! James.- El moreno la tomo la cara helada entre sus manos, que por algún milagro de la magia, estaban calientes. – Dime lo que piensas.
.- Es que no lo sé. Bueno, sí lo sé pero no lo sé. Y no sé como explicártelo lo que es un problema, porque tu no sabes de lo que hablo. ¿O sí lo sabes? – Lily le miró esperanzada.
.- Pues no. – La desilusionó James. – Vamos, por partes. ¿Me quieres?
.- ¿No puedes empezar por algo menos directo?
.- No.
.- Entonces, sí. Te quiero.
.- Bien. Otra pregunta. ¿Te preocupa que Crouch y Clark estén totalmente en contra a nuestra relación? – Aventuró James.
.- No mucho. Me preocupa más que a ti te preocupe eso. – Matizó Lily.
.- A mi ya no me preocupa. – Para James el tema quedo zanjado, buscó otro posible problema. – Voldemort. Te preocupa.
.- Claro. Como a todo el mundo con un mínimo de instinto de supervivencia. Además, que yo le he dejado colgado en el plano astral y me debe de tener ganas por eso... Pero eso no tiene que ver con nuestra relación de pareja. – James decidió dejar de lado ese pequeño problema, al menos de momento. No era cuestión de agobiar más a la chica.
.- ¿Aún estás molesta por lo de Loveday?
.- Un poco sí. Pero ahora es más contigo que con ella... La pobre debió pasarlo muy mal, cuando murió su chica. – Se compadeció Lily. – Aunque no es como si te hubieras acostado con ella. ¿Verdad?
.- No.
.- Sólo fue una vez. – Contestó Loveday, en el mismo momento en que James negaba su relación física. – Lo siento, es que vi que Lily salía afuera, con el vestidito que lleva y sin abrigo y vine a traértelo. Lo siento.
.- ¿Qué has dicho? – Pregunto Lily de forma agresiva.
.- Que lo siento... – respondió Loveday algo asustada.
Antes de eso.
.- Que te trajo el abrigo. – James la refrescó un poco la memoria, aunque con el frío que hacia Lily debía tener todo bien fresco.
.- ¡Lo de que os acostasteis! – Gritó Lily, rozando la histeria.
.- Ah, eso. pero ya te digo que fue sólo una vez y... – Loveday se interrumpió para ver como Lily se abalanzaba sobre James y se liaba a darle puñetazos en el pecho a la vez que le llamaba de todo menos guapo.
.- ¡Lily!. ¡Basta! – James logró atrapar las muñecas de la pelirroja, impidiendo que le golpeara más.
.- Suéltame, cabrón. – Ordenó la druida, con la voz a punto de quebrarse por el llanto o la furia.
.- ¿Vas a pegarme?
.- No. – Prometió Lily. James las soltó. En cuanto se vio libre, Lily le soltó una bofetada, arrancó su abrigo de manos de Loveday y entró en la casa.
.- Lo siento, no pretendía meterte en líos. – Loveday se acercó a él para asegurarse de que su amigo estaba bien.
.- ¿Seguro? – James la miró con suspicacia. – Loveday,. ¿qué hacías aquí fuera realmente?
.- Bueno... – La rubia vaciló ante la mirada evaluadora de los ojos castaños. – Por un lado estaba tratando de esconderme de tu amigo Peter. No sé porque, pero creo que quiere liarse conmigo. – James ahogó una carcajada ante la cara de asco de su ex. – No te rías. Que sepas que es por tíos como esos por los que soy lesbiana...
.- Lo entiendo. Es por tíos como él, por los que yo soy heterosexual. – Asintió James sin dejar de reírse. Loveday suspiró.
.- El resto, ya te lo dije, vi que Lily estaba fuera, su pelo es muy llamativo, y su abrigo colgado en el perchero. Salí a dárselo. – Loveday se encogió de hombros. – Por cierto, no hiciste bien tratando de engañarla, si la hubieras dicho la verdad no tendrías la palma de su mano tatuada en la cara...
.- Te preocupas mucho por Lily. – Los ojos castaños de James la observaban con atención.
.- Claro. – La rubia se encogió de hombros. – ya te dije que me parece una chica increíble. Me encantaría ser su amiga.
.- Ya. Los dos sabemos que te gustaría ser algo más que su amiga. – Cuando James vio palidecer a la heredera de Salem, se dio cuenta que había dado en el clavo. - ¿De verdad? .¿Estás enamorada de Lily?
.- ¿Y qué?. ¿Acaso te crees el único que tiene derecho a estar enamorado de ella? – Loveday se cruzó de brazos. – Además, después de lo de Anne, yo pensé que jamás volvería a enamorarme... Si fueras un buen amigo te alegrarías de que haya encontrado el amor de nuevo.
.- No es eso. es que cuando ella y yo terminemos juntos lo vas a pasar muy mal, y como tu has dicho, ya lo pasaste mal después de lo de Anne. – James posó las manos en los menudos hombros de la rubia muchacha. – No quiero que sufras.
.- ¿Y por qué tendría que elegirte a ti? – Loveday se quito los brazos de sus hombros. - ¿Qué tienes tu que no tenga yo? A ver...
.- ¿Te lo tengo que explicar? – James esbozó una sonrisa picara con un matiz de superioridad masculina, que hizo que Loveday, tan feminista como Lily, o más, empezara a picarse.
.- ¿Y tu que sabes? A lo mejor Lily es lesbiana y aún no se ha dado cuenta.
.- No, Loveday, no. Lo siento, bueno, no lo siento, pero Lily es heterosexual. Aunque algo feminista.
.- Pues yo empecé siendo un poco feminista. – Le advirtió Loveday. James se limitó a sonreír.
.- Te engañas Loveday. Vayamos dentro, que hace frío. – Decidió el moreno dando por terminada la discusión.
.- James. – El moreno se dio la vuelta, mirando a la rubia que no se había movido, y mantenía la vista fija en la tumbona. – Sino tengo la más mínima posibilidad¿por qué pareces tan celoso?
.- Bien, Loveday. – James soltó una carcajada divertida. – si quieres jugar por mi vale. – James encogió sus anchos hombros.
.- Pues que gane el mejor. – Loveday se acercó a él con una media sonrisa desafiante. Los dos herederos estrecharon sus manos.
.- Eso haré. – Confirmo James con su sonrisa más arrogante. Loveday alzó una ceja, decidida a ganar esa competición.
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1 de enero. Mediodía.
.- Estoy agotado. – Will bostezó, despanzurrado en el sofá de James, con su cabeza descansando en un cojín, que descansaba a su vez, en el regazo de Lily. La pelirroja jugaba con el pelo castaño, que llegaba hasta los hombros del muchacho.
.- Yo no puedo mirar. Esto es un desastre. – James se tapó los ojos con las manos, como si con ese gesto pudiera hacer que su salón dejara de tener el aspecto de la taberna favorita de Atila y sus hunos. A su lado, Bell le palmeó la muñeca, mientras la rubia apoyaba la cabeza en el hombro de Remus.
.- Te lo dije. Y no quisiste escucharme. – repitió Jesse. El joven llevaba una antifaz de hielo, para descansar los ojos. Lo mismo que Joy, que compartía sillón con él.
.- Jesse, vuélvelo a repetir una vez más y te juro que te arranco la cabeza. – Le amenazó James sin hacer el esfuerzo de mirarle.
.- El señor James puede estar tranquilo. Puck arreglará este desastre. – Con la cara de cansancio que gastaba el elfo, estaba claro que eso era un plan a largo plazo.
.- No, Puck, no. Fue idea de James, pues que él lo arregle. – Sirius había invocado una de las tumbonas del jardín y se había dormido en ella.
.- ¿Habéis visto? – Lily señaló la mesa de la cocina, donde Isis y David con un café se habían pasado la noche entera discutiendo sobre vida extraterrestre y vida ultraterrena. – No hacen mala pareja...
.- No, si aquí todos con novia menos yo. – refunfuñó Peter. La rata traidora estaba deprimido por su fracaso con Loveday.
.- No, te preocupes. No es culpa tuya. – Mintió Loveday. Sus ojos azules se cruzaron con los de Lily, que a su pesar la mando una sonrisa de apoyo. Lo cierto es que la pelirroja empezaba a admirar a la rubia, muy a su pesar, pero una chica capaz de soportar a Petigrew más de una hora y no matarlo merecía respeto. – Es que soy lesbiana.
.- ¿Qué? – Bell se despertó de golpe ante esa información.
.- Oh. – Se limito a exclamar el gordo cabrón. – ¿Y si me dejo el pelo largo y me afeito? – Loveday negó con suavidad, conteniendo la mueca de asco.
.- ¿Eres lesbiana? – Ante la respuesta afirmativa de su amiga, Bell se volvió hacia sus compañeros. - ¿Por qué ninguno esta tan sorprendido como yo?
.- Ya lo sabíamos. – Contestaron todos a la vez. Bell se volvió hacia Remus que era el único que no había contestado.
.- Yo no lo sabía. – Se defendió rápidamente el licántropo.
.- ¿Saber el que? – Evy bajó las escaleras junto a Jack. Las dos chicas habían sustituido sus atuendos de fiesta, por unos vaqueros y deportivas.
.- Lo de Loveday. – Aclaró Joy, sin abrir los ojos.
.- Ah. – Contestaron las dos chicas, sin interés. Aquello era un noticia del año pasado.
.- ¿A qué esperáis? – Pregunto Jack al ver que ninguno de sus amigos se movía. – Venga, levantaros. La fiesta aún no ha terminado...
.- Jack, son las 12 del mediodía. No sé si la fiesta se ha acabado, pero yo si lo estoy. – Le cortó su hermano. A su lado Lily bostezó.
.- Vaya carrozas. – Jack le lanzó una mirada de decepción a Evy, que meneó la cabeza.
.- Venga, levantaros. – Evy se acercó a Sirius, y le tiró del brazo tratando de levantarle. – Si nos aparecemos en Los Ángeles podremos seguir la fiesta...
.- Nena, va a ser que no. – En vez de levantarse, Sirius hizo caer a la onza a su lado, y la abrazo como si fuera su peluche, para que se dejara de tonterías de aparecerse en el otro lado del mundo.
.- Bueno, esta claro cual va a ser nuestro propósito para este año nuevo, Evy. – Jack se sentó a los pies de la tumbona, tras dar un golpe de aviso a la pareja para que encogiera las piernas. – Buscarnos amigos y amigas más marchosos. – Los ojos verde jade se pasearon por el círculo de sus cansados amigos con desaprobación.
.- Y un novio más marchoso, en mi caso. – Sin embargo, la forma en que acariciaba el pelo de Sirius desmentía la idea de que Evy lo cambiara por otro modelo.
.- El mío es no asesinar a buena parte de mi familia. – Comentó Lily.
.- El mío también. – Suspiraron Jesse y Sirius a la vez.
.- Yo tengo que librarme de mi compromiso. – Will hizo una mueca de disgusto. – Así que Jack pon tu mente diabólica a trabajar...-La aludidase limitó a sonreír.
.- El mío a corto plazo es limpiar mi casa y no morir en el intento. – Dijo James.
.- Puck te ayudará. – le apoyó el elfo. El Heredero de Gryffindor le sonrió agradecido.
.- Y supongo que si termino el año sin que Voldemort me mate o mate a alguien por mi culpa, no será un mal año. – Siguió James con amargura. Loveday levantó una mano, apoyando a James en ese propósito.
.- Yo quiero novia. – Prácticamente suplicó Peter.
.- ¿Y tu Bell? .¿Será el año en que al fin vayas a la India? – Loveday se vio realmente ansiosa por esquivar el tema de las novias de Peter.
.- No sé. Estaría bien. – Bell se encogió de hombros.
.- ¿La India? – repitió Evy incrédula. – No te gustaría.
.- ¿Has estado allí? – Se sorprendió Bell.
.- Sí. Pero sólo hay serpientes. Y monzones. Y más serpientes. Y más mozones. Y... – Evy hizo un gesto de espero que hayáis captado la idea.
.- ¿Remus? – Y si decía que se iría con Bell a la India, Jack se pegaba un tiro.
.- En tres días hay luna llena. – Remus se encogió de hombros, dando a entender que su objetivo a corto plazo era no salir de esa luna llena muy malparado.
.- Puedes pasarla aquí. – James ya lo había pensado. Allí estaban él y Sirius, los dos animagos; Evy que era onza. Entre los 3 podía encargarse de vigilar a Remus, mientras Jesse y Puck dormían en el ático.
.- Gracias. – El licántropo sonrió por primera vez en todo el año.
.- ¿Y tu Joy? .¿Qué propósitos tienes para este año? – La preguntó Bell al ver que la morena había estado callada todo el rato.
La morena se tomó un rato para contestar...
.- Pues yo, voy a tener un hijo. – Y como Joy debió de pensar que esa noticia no era aún lo bastante impactante, pues se volvió hacia Jesse, que estaba sentado a su lado, y le dijo. – Y quiero que tú seas el padre.
Y hasta aquí el pescado vendido. Vaya, empezaba a extrañar los finales no aptos para cardíacos... Aunque creo que un hijo de Joy y Jesse sería una cucada. No me digáis que no...
Bueno, para el próximo capítulo, veremos las reacciones de todos los protagonistas ante la paternidad de Joy y Jesse. Serán bastante divertidas, aunque entre tanto la que se va a divertir voy a ser yo con vuestras reacciones...
Así que ya sabéis, como siempre: tomatazos, amenazas de demanda por daños al corazón, acusaciones de "estas loca" alabanzas, dudas existenciales, resúmenes del capítulo... Vamos lo que sea, me dejáis un RR.
Mil besos.
Carla Grey.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya y Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alon. Paciente de Serenity. Miembro de las 14 de Mey. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Pariente de Anvy Snape y Libertad. (Estamos investigando los árboles genealógicos.) Chica del espejo de lujuria de Dreaming.
