Queridísimos/as lectores/as: bienvenidos al capítulo con el título más penoso y patético que se haya escrito jamás. O al menos que yo haya escrito jamás... Pero os juro que solo el título es malo, el capítulo es diez mil veces mejor. Claro, que eso no es nada difícil. En serio, mi trauma son los títulos... ¿Os podéis creer que he estado tres semanas buscando el título adecuado para este? Y el resto del tiempo, rematando otro fict, trabajando, estudiando para el carné de conducir, (el 7 voy a examen, desearme suerte)... Bueno, no os aburro con mis neuras, lo mejor es que responda a los RR y os leáis el capi cuanto antes.
Lily Granger Potter . Je, je. James el cortamanos, le vamos a tener que llamar. La verdad es que a Joy, entre unas cosas y otras, lleva poco... sin ver la luz, que dijo un amigo. Uf, yo creo que si Isis le dice a Bifidus que tiene novio, le sale con el cuento de que no es celoso, y le hace hasta un horario de visitas. Ya le he buscado algo a Jesse, aunque no creo que lleguemos a conocerle "en persona" porque no es fundamental para la trama. Tranquila, esta vez James y Lily lo arreglan, hasta que la muerte los separe. Por desgracia, literalmente. Y Jack... Ya verás. Besitos de albaricoque.
Hikari Katsuragi. Joder, pues si ese aviso te hizo ilusión, este que llega más de un mes después te debe parecer casi un milagro... Uy, uy, uy. Otra que se apunta al deporte favorito de James, que no es el Quiditch como todo el mundo piensa, sino cortar manos. Pues puede que no tengas que darle a Remus tanto tiempo como tu piensas... Gracias por tu paciencia, amiga mía. Un besote desde Madrid.
Silmarwen754. Chica que elegante: tonta del bote es lo más fino que he oído decir de Doris. Como me dijo una amiga: si Lily duda después de haber estado con James, es que es lesbiana. No creas: que Loveday es más insustancial de lo que parece: estilo pluma. Y sabes que a las plumas los golpes apenas les duelen. Eso que has dicho de que Sirius y Evy tienen futuro me ha recordado algo que leí en un libro de la antigua Roma sobre Pompeya: esta ciudad tiene futuro. Tres días después el Vesubio la convertía en una gigante barbacoa. ¿Bifidus una fiera en la cama? No sé. ¿Hasta que punto los insectos son buenos amantes? Es que a mi, sino tiene vértebras no me atrae mucho... Kisses.
AnnaTB. Muy estresada deseando que llegue este puente y descansar un rato. Mm. Yo creo que lo que le pasa a Jesse esta bastante claro, aunque tus dudas se despejarán totalmente en este capítulo. Que Bell no se confíe, Jack volverá al ataque en cuanto se descuide. Muchas gracias por tu tranquilidad, y por no usar esa palabra que empieza por "A". Muakis.
Caperucita Roja. Chica, si tu adolescencia estuviera marcada por Mel Rose Place, (eso era puterío y lo demás conventos de clausura) también sabrías hacer mil combinaciones con poca gente. Un ejemplo clásico, es el polígono amoroso en el que viven inmersos Will y Joy. ¡Es peor que el triángulo de las Bermudas y el Cuadrado Mágico del real Madrid! Me alegra que te haya gustado el regreso de Bifidus... De repente me acordé de que existía y decidí devolverlo a la circulación. Tu lo que quieres es que yo convierta Hogwarts en la masacre de Kill Bill Vol. 1. Gracias por esperarme. Un besito.
Ginny84. Chica, te comportas como Loveday y Jack... O como los de Aquí hay Tomate. ¿Sigue en pie lo de ser mi beta? Sí es así tengo una oferta que hacerte... Mi mail es correodekarla69 en Hotmail. Escríbeme y te cuento. Besos.
Shofi-black. ¿Qué se entere James? Que dices, criatura. Como le de por tratar de arrancarle las manos a Evy por tocar a su Lily, la tenemos ya liada. Me alegra que estés lista para cualquier cosa, es genial saber que nada de lo que escriba va a terminar creándote un trauma. Lo de Jack es complicado, pero... ¡Le conseguí pareja a Jesse! Costo, pero lo conseguí. Siento lo de Joy/Snape, pero... Es que son la clásica paraja, condenada a no estar junta. Por cierto, felicidades atrasadas. Besos de osita hormiguera.
Made. Bueno, espera que llegue a besar a Evy porque... Esa chica se arma unos líos ella sola. Hay que reconocer que Bifidus es original. Un regalo asqueroso, pero original. ¿Se enrollarán Joy y Will alguna vez? Esa es la pregunta del millón. ¿De verdad tengo que decidir yo que va a pasar con Jack/Remus/Bell? Pensaba que me ayudarías, porque estoy tan liada como vosotras. Besos enormes.
Ivy potter black. Si te consuela tampoco yo tengo uñas. Es que Pasión de Gavilanes ha logrado terminar con ellas. ¿Tú crees que Sirius tendría la fantasía del trío? Para mi que con lo celoso que es ese chico: la monta un pollo a Lily, tamaño gripe aviar. Que su Evy es de él, y de nadie más. Pronto te explicaré con más detalles la enfermedad de Jack. Admito que cuando la introduje en la trama no la tenía bien perfilada, pero en breve te lo explico bien. Abrazo y besotes.
LizzyD.palaFFox. Ay, cariño. Casi necesito traductor para leer tu RR. Tranquila, en cuanto tu neurona se ejercite un poco, te lloverán los 10. ¡Ya lo verás!
Aloromora. Bueno, mientras lo básico este claro, vamos bien. A mi James también me gusta en plan sádico: ya esta bien del James modosito de siempre. A mi me pone cuando hace esas exhibiciones de poder. La verdad es que estoy por contratar a Joy para que me ayude con los guiones, porque con las movidas que monta en medio minuto, será un fichaje. Besos guapeta.
Gerulita. Je, je. Me alegra que seas tan liberal, porque más de una está soltando amenazas para que no líe a Loveday con Lily. Conste que si no lo hago, es porque la trama ya sería demasiado desvarío. Un beso, mi querida niña sádica.
Lucemvicuna. Me alegra que te divirtiera. Lo de apurarme, no pudo ser. Muakis.
Inna. Hola, no de MaruMalfoy no sé nada. Lo siento. Ay, sí. Esos dos se caen al suelo y siguen como si nada. Yo creo que más que chistosa cualquier idea de Jack es muy peligrosa. Besos.
Red-Angel-EminemeF. No creas, que a veces hasta a mi las cosas me vienen por sorpresa... Yo creo que lo de medio sobra: di que James estaba psicópata, simplemente. Me alegra saber que la historia te divirtió. Chao.
Annoha87. Por mi estupendo: acá ando más necesitada de RR. Mm. Interesante perspectiva de las cosas. Según tú, Remus lucha contra su amor por Jack. Pobre Prewett, si en la primera cita Jack lo tiro por un puente no sé que le puede hacer si se van a la cama... Tiene más peligro la niña que Sharon Stone con un picahielos. Kisses.
Iraty Rowling. Ay, chica que raro no tener cuatro RR tuyos de cuatro capis diferentes... No creo que Doris siga dando el coñazo. Claro que sino es ella, es Snape. Y sino Jesse. Lo bueno de ese par es toda la gente que tienen alrededor. Besitos de frambuesa.
Yelian Black. Uf, cuanta queja... Me solidarizó contigo: la verdad es que a mi también me gustaban mucho los encuentros astrales de Voldy y Lily. no sé en que estaba pensando cuando los quité... Además, que me dejé muchas cosas en el teclado y ahora no sé como ponerlas. Bueno, ya me apañaré. En cuanto a Snape y Narcisa... Chica, no puedo hacer nada. Esperar que se harten uno de la otra, o al revés. Hasta pronto.
OoLaila and grinchyoO. Te cuento que mi muso y yo estamos retomando nuestra relación, lo que siempre es bueno. Ay, sí, Lily esta loca, se arma unos líos ella solita sin ayuda de nadie. Aunque esta vez, Loveday y Jack la ayudaron un poco. Nos leemos.
Keikleen. Espero que te salieran muy bien todas las cosas que me comentaste: los exámenes, las presentaciones del coro, lo de la flauta... ¡Qué mal sonó eso! No creo que a Isis la dé por suicidarse. No obstante he quitado todo lo que me mencionaste, velando por la seguridad física del chico mariposa. Mm. la verdad es que ya se me había ocurrido. Je, je. Besos. PDTA: No entiendo muy bien, lo que me preguntabas en el RR de LP... Si te borraron los ficts, me temo que te tocará hacerte cuenta nueva y empezar de cero. Es lo que entiendo que me preguntaste si me equivocó, explícamelo otra vez.
Xaica. Pobre Isis, yo entiendo su reacción... Los bichos me dan un asco. Sí, ya veremos que pasa con esos tres. ¡Qué aproveche!
PadmaPatilNaberrie. No tengo constancia de que Doris y Dedalus hayan cortado. Aunque igual fue una ruptura/reconciliación exprés. Je, je, también creo que lo de Loveday es ser optimista. Me alegra que te guste tanto la historia. Muaks.
Shen-Tao. Mm. Con tantas cosas que apestan, he tenido que comprar ambientadores. Espero que ya este mejor la cosa. Gracias, ya viste que me llevo tiempo, pero conseguí inspirarme. Saludos.
Adrea-Black. Tranquila, demasiado es que encontraste hueco para pasar a saludarme. Me alegra que te sientas feliz con tu vida universitaria. Besazos de cereza.
Yelianblack. Menos mal, pensaba que tenía alucinaciones. Pues sí, me imagino la montaña de papel que debes tener. Yo tenía ya cuatro disquetes cuando me decidí a guardarlo en memoria. Te equivocas: yo no le tengo manía a Snape, la cierto es que no creo que sea mala persona. O al menos no creo que lo vaya a ser... El punto es que ahora mismo, esta metido bastante a fondo con Voldy, y no creo que sea sano. En fin, espero que sepa más de ti. Nos leemos.
Y sin más rollos, os dejo con el capítulo 25, y perdón, os aseguro que no era mi intención eternizarme tanto...
Por amor al arte 25.
Llama siempre antes de entrar.
Ansiosa por despejar sus dudas sexuales (y por tener una excusa para tirarse a James de nuevo, todo hay que decirlo) Lily procuró ser muy amable con Evy en la siguiente semana. Sobre todo, desde que Bell, su último cartucho aparte de la onza se negara a ayudarla, segura de que todo era una triquiñuela de Jack para alejarla de Remus.
Claro que, la rubia estaba algo paranoica y pensaba que cualquier cosa era una estratagema de Jack para que rompiera con Remus... Pero lo cierto, es que la joven Sparrow se estaba portando genial. Y no sólo porque no acosara a Remus, sino porque parecía dispuesta a enterrar el hacha de guerra con Bell.
- Es que me gustaría quedarme con uno de los gatitos... – Explico la chiquilla cuando la rubia la interrogó al respecto. Bell no se lo terminó de creer, pero como no tenía pruebas de que no fuera verdad, decidió aceptar la tregua, aunque no bajo la guardia.
En cuanto a la posible pareja integrada por Will y Joy... A pesar de que el prefecto le había explicado a la morena que había mandado a Doris a la mierda, la ex prefecta no estaba muy convencida...
- No sé, es que siempre que vamos a besarnos pasa algo, y me da un poco de miedo lo que pueda pasar esta vez. – Confeso la chica un día que estaban los dos a solas en la sala común.
- Venga, no seas miedosa... – Will se arrimó más a ella y la dedico una sonrisa seductora. Ella ladeó la cabeza entre ofendida por la frase y atraída por su sonrisa. - ¿Te animas?
- Vale. – Se convenció al fin la chica, acercando sus labios lentamente a los de su amigo...
- ¡Srta. Turner! – Justo cuando les quedaba medio milímetro para besarse, el grito de McGonagall los hizo separarse. Por fortuna, la irascible profesora, no vio lo que estaban haciendo porque la tapaba el sofá y estaba ocupada lamentándose. En caso contrario, los dos habrían tenido un hermoso castigo. - ¿Usted puso esto ahí en medio? – La Jefa de Gryffindor señalo con la barbilla un taburete que estaba frente a la puerta.
- Sí, es para mejorar el Feng Shui... – Trato de explicar la morena.
- ¡Me da igual la ridícula moda que la haya impulsado a poner eso en medio! Casi me mato, y esto no se queda aquí... – Corto McGonagall lanzando un hechizo que pulverizo el taburete.
- Pero profesora... Ese taburete impedía que entraran las fuerzas negativas. Y en Gryffindor tenemos mucha necesidad de ello, con todas las desgracias que nos pasan. – Joy siguió hablando, a pesar de la mirada poco alentadora que la dedicaba su profesora y se lanzo a cometer un verdadero error de cálculo. – En eso tenemos que aprender de los Slytherin porque ellos...
- ¡30 puntos menos para Gryffindor! – La profesora no se tomo nada bien eso de que ella o alguno de sus alumnos tuviera que aprender algo de los Slytherin. – Y como vuelva a mencionar algo del Feng Shui, la saco del equipo de Quiditch...
- Recuérdame que si veo por el pasillo a la zorra con la que se lío su ex marido, la ponga la zancadilla. – Le pidió Joy a Will, una vez que se fue McGonagall.
- Lo haré. Y ahora ven aquí. – La chica obedeció, y se sentó de rodillas frente a él en el sofá. – Íbamos por...
- ¿Y que es eso de llamar moda ridícula al Feng Shui? Vale que lo de su ex marido la tenga quemada pero... ¿Adonde vas? – Preguntó Joy alarmada al ver que el prefecto se levantaba y se iba para el cuarto de los chicos.
- A mi cuarto. Acabas de cortarme el rollo. – Explico el muchacho sin pararse.
- Pero... - Joy suspiró con tristeza. – Sabía que pasaría algo.
¡POM!
- ¡Joy! – Bramó Will al toparse con el reposapiés que la morena había colocado en la puerta de la habitación. La chica suspiro de nuevo¿acaso era culpa de ella si el chico nunca se acordaba de que el taburete estaba ahí?
Dado que con Will estaba claro que aquella tarde no haría nada, Joy recogió a su bolso y se preparaba para volver a su habitación, cuando entro Lily.
- ¿Qué la pasaba a McGonagall? Parecía furiosa cuando me la he encontrado en el pasillo. – Quiso saber la pelirroja al verla.
- Se tropezó con el reposapiés. – Replico la morena, con tono herido.
- Joy, ya te dije que no la comprometieras. La pobre lo esta pasando muy mal con el divorcio. – La regañó Lily, con un tono dulce que no la pegaba mucho. La verdad es que últimamente usaba ese tono tan raro, al menos con Joy...
- Y yo lo estoy pasando muy mal con mi sequía y no me quejo. – Refunfuñó Joy. – Ah, Lily y a mi no me engañas con ese tonillo dulzón. No te voy a dar un beso para que se te pase la tontería de que eres lesbiana y te puedas tirar a James tranquilamente.
- Vale. – Lily trató de disimular, pero la verdad es que se la veía picada porque su plan hubiera sido descubierto. - ¿Evy esta por ahí?
- En nuestro cuarto. – La morena frunció sus cejas perfectamente depiladas. - ¿Vas a intentarlo? – La pelirroja asintió. – Pues entonces, yo me voy a la biblioteca. ¡Por si a alguien le interesa! – Grito para que Will la oyera.
- Espero que a Mme. Pince no le haya dado por el Feng Shui y te abras la cabeza al entrar. – Replico el prefecto desde su cuarto con un tono que daba a entender que esperaba que pasara exactamente eso. ¿Quién sabe? Igual al abrirse la cabeza, a Joy se la iba la tontería del Feng Shui.
Lily meneó la cabeza, divertida de aquella relación tan rara que tenían ese par, antes de ir a su habitación. Evy estaba allí, tumbada sobre su cama leyendo una revista, vestida con uno de sus camisones sexy.
- Vaya, Evy, que guapísima estas. Ese modelito te sienta...
- Corta el rollo, Lily. – La atajó la onza sin levantar la vista del papel.
- ¿Y que lees? – Lily optó por otra táctica.
- Un artículo de la revista Corazón de Bruja.
- ¿Es interesante?
- En realidad no. – Negó Evy con suavidad.
- ¿Y entonces para que lo lees?
- Para ver si tu me dejas en paz y te largas.
- Ja, ja. Muy graciosa. – Dijo Lily irónica. – En serio, Evy. – la druida se sentó en la cama de la onza, que la dedico una mirada desconfiada. – Mi identidad sexual pende de un hilo, y tu eres la única persona en este mundo que puede ayudarme a recuperarla. ¡No puedes abandonarme! Sabes perfectamente que si nuestras posiciones estuvieran cambiadas...
- Tu buscarías una excusa para no ayudarme.
- ¡Eso no es cierto! – Negó la pelirroja apasionadamente. Las cejas de Evy se alzaron en uno de sus gestos cargados de escepticismo. – Bueno, igual no. Pero como tu eres mucho más mejor que yo, me ayudarás. – Lily seleccionó su sonrisa más dulce y encantadora. - ¿Sí?
- Vale, esta bien. – Evy cerró con brusquedad la revista. – Pero con una condición: esto quedará entre nosotras. Jamás se lo diremos a nadie y menos a Sirius y James. ¿De acuerdo?
- Totalmente. – Lily aprobó vigorosamente esa idea. Ya era bastante malo que James supiera que Loveday la beso, y preocupante que no la hubiera montado una escena de celos, la verdad, pero si se enteraba de que se beso con Evy... Bueno, y si se enteraba Sirius ya se podían preparar. Ese montaría tal culebrón, que ríete de "Pasión de Gavilanes". – Pues, vamos. ¿No?
- Sí. – Dijo Evy, no muy convencida.
Ambas acercaron las caras y... Tuvieron que separarlas cuando las entró la risa tonta.
- Lo siento, es que... – Empezó Lily.
- Es tan absurdo. Lo sé... - Convino Evy. – Si quieres no lo hacemos. Total, es una idea de Jack. – Se apresuró a recordarla la onza.
- Sí, es cierto. Lo intentamos una vez más. Y si nos vuelve a dar la risa lo dejamos por imposible. – La onza asintió.
Y de nuevo lo volvieron a intentar...
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- Ey, Isis. ¿Adonde vas así disfrazada? – James y Sirius se acababan de encontrar a Isis por un pasillo. La oriental parecía una famosilla yendo de compras: gafas de sol, ropa negra ancha, pelo recogido en un moño.
- Chist. – Isis les hizo callar con un gesto brusco. Con cuidado descubrió sus ojos rasgados. - Me oculto de mi acosador. – Dio un vistazo a ambos lados del pasillo antes de pegarse a la pared y avanzar por ella cautelosamente.
- ¿Has visto a Lily o a Evy? – Pregunto James con un susurro.
- Deben estar en nuestra habitación. – Replico la oriental en un tono bajo.
- Isis, mi querida mantis religiosa. – Bifidus apareció de improviso y se puso de rodillas frente a la joven cazadora de Gryffindor. La chica oyó mantis y se creyó que la iba a regalar una. Total, que se asustó y salió huyendo dando unos alaridos dignos de una cantante de ópera. - ¿Pero por qué te escondes de mi, hormiguita de mi corazón?
- Como esta el patio. – Sirius cabeceó divertido. – En fin, mejor me voy a buscar a Evy. ¿Vienes? Así hablas con Lily y aclaráis todo de una condenada vez.
- Sí. Hablando de gente que tiene que aclararse. ¿Has visto a Remus? – Quiso saber James, mientras iban hacia su torre.
- No. Debe estar en clase con Jack. – James frunció el ceño al recibir la información. – Vamos, James. Confía un poco más en Remus... Quiere a Bell. no va a arriesgarse a perderla por mucho que Jack trate de subirle la temperatura. Además, si desconfías de Moony, tampoco debes fiarte de Bell. Prewett la mira demasiado bien y demasiadas veces.
- ¿Crees que él...?
- Oh, no. No creo que le entre a Bell. – Sirius desechó esa posibilidad con una carcajada. – No es su estilo y lo sabes. Lo que quiero decir es que Bell también tiene sus admiradores y tu no la das tanto la vara como a Remus. Trata de ser un poco más ecuánime.
- Lo intentaré. Pero es que... Sois mi familia. En general todo el grupo, pero sobre todo tu y Bell, no puedo soportar que os hagan daño.
- Eso es muy bonito James. – A la dama gorda, se la humedecieron los ojos al oírlo.
- Gracias. – James sonrió al retrato antes de decir la contraseña y pasar a la sala común.
- Sí, muy bonito pero no exactamente cierto. – Matizó Sirius con tono jovial, mientras subían las escaleras para coger el pasadizo de la habitación de sus compañeros de sexto. – Después de todo esta claro que la primera en tu lista de "personas a las que no podrías soportar que hicieran daño" es Lily.
- Bueno, la primera, la primera no es... – Los dos morenos acababan de entrar en el cuarto de los alumnos de sexto donde Will trataba de cortarse una hemorragia nasal.
- Claro, que no es la última de sus prioridades. – Ironizó el prefecto. – Por eso va por ahí, amenazando con dejar manca a la gente si la hacen daño... Si eso es por la última de la lista. ¿Qué harías por los primeros?
- ¿Y a ti que te ha pasado en la nariz? – Quiso saber Sirius.
- ¡El puto taburete este! – Will sacudió una patada al citado mueble, olvidando que estaba descalzo. Resultado: el prefecto terminó dando brincos de dolor por la habitación.
- Cuidado, figura. – Sirius apenas reprimió la risa, antes de irse a buscar a Evy. James parecía pensativo. Al notarlo, su amigo trató de sacarlo de sus meditaciones con una palmada. – Venga, Prongs, déjate de chorradas: habla con Lily de una condenada vez y arreglarlo. No puedo creer que vayas a dejar que la pelirroja se te vaya con Loveday...
- ¿Y por qué se iba a ir con Loveday? – La mención de la heredera de Salem logró lo que la palmada no había conseguido: atraer la atención de James.
- La beso y no vomitó. Eso significa algo. ¡James, que ya son dos de tus ex novias! Al menos traumatizare. – Sirius estaba empezando a perder los nervios ante el empanamiento de su amigo.
- Es que me da igual porque sé que Loveday pierde el tiempo. Lily no es lesbiana. Ni siquiera bisexual. – Aseguro James totalmente convencido.
En ese punto habían llegado al cuarto de las chicas y abrieron sin llamar y...
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Tres minutos antes...
- ¡Deja de reírte, Evy! – La druida tuvo que apartarse de nuevo, y ya iban cinco veces, en vista del ataque de risa de la castaña. Lily ya lograba dominarse, pero al parecer la onza aún lo encontraba gracioso.
- ¡Es que es tan absurdo! – Evy llevo sus manos a la boca para serenarse, y las apartó, una vez que su expresión se tornó seria. Cosa que la duró unos tres segundos.
- Te lo estás tomando a cachondeo. – Lily empezaba a enfurecerse.
- ¿Y como quieres que me lo tomé? – Al ver que su amiga no le veía la gracia al tema, Evy hizo un nuevo esfuerzo por controlarse. – Vale, ya. Todo controlado.
- ¿Seguro? – Desconfío la pelirroja. No era la primera vez que oía eso.
- Síiii. Vamos. – Esta vez la onza si parecía ir en serio, ya que no se rió ni nada extraño...
Pero tampoco llegaron a besarse: cuando Lily se inclinó ella se apartó y la pelirroja termino besando la colcha. De pasada, la druida escuchó una puerta que se cerraba.
- ¿Pero que pasa ahora? – Lily se levantó de un brinco, aunque su furia decreció al ver a Evy pálida como un fantasma. - ¿Qué ocurre? – Esta vez, la pelirroja lo pregunto preocupada.
- Joder. – Replico la onza simplemente, abriendo la puerta y encontrándose con Sirius y James, con los ojos como los platos de las antenas parabólicas.
- Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores. – De los nervios a Lily se la escapó una de las oraciones que había tenido que memorizar por orden de su madre. Es que Verbena no quería que sus ateas hijas, la estropearan su flamante boda católica.
- ¿Has visto lo mismo que yo? – Volvió a preguntarle Sirius a James. El moreno de pelo revuelto solo pudo asentir, ya que estaba en shock.
- No es lo que parece. – Evy los agarró a cada uno de un brazo y los hizo entrar en la habitación. Luego cerró la puerta y se quedo unos segundos con la espalda apoyada en ella, como si pudiera extraer fuerzas de la madera.
¡Os estabais besando! – Cada palabra de Sirius transmitía incredulidad. Como si el mismo no pudiera creer que las estuviera pronunciando.
- No. – Protestó Evy, acercándose a él para calmarle.
- Ojalá. – Se la escapó a Lily con tono amargo.
- ¿Cómo que "Ojalá"? – Sirius volvió a gritar con ese tono levemente histérico. Evy dedicó a su pelirroja amiga una mirada de censura, que se disculpo con una mueca.
- Sirius, cariño, trata de calmarte, por favor. – La onza trató de que su chico se sentara en la cama, para sentarse ella a su vez en su regazo. Desde esa posición siempre lograba tranquilizarle, pero no hubo manera.
- ¿Calmarme?. ¡Y un huevo me voy a calmar! – El merodeador de ojos grises empezó a dar vueltas por la habitación, con ese andar enloquecido de los animales enjaulados, hablando más para sí mismo que para los presentes. – No, sí esto ya me lo veía yo venir. Si el año pasado anda que no estaba la pelirroja pesada con que no me acercara a Evy. Y no hace ni dos semanas que la pille abrazándola en el sofá, y la pelirroja tenía una cara de viciosa feliz...
- Cariño mío, estas farfullando. Deja que te expliquemos... – Evy se cruzo en el camino de Sirius, en un acto desesperado para que la hiciera caso.
- No hace falta, nena. Sé que no es culpa tuya. – Sirius la puso un dedo en los labios, mientras su otra mano se posaba en el hombro de la onza.
- Sí, es lo que trato de decirte que la culpa la tiene... – Jack. Pensaba Evy. Eso y que como la pillara por banda la mataba. Aún no conocía los detalles pero que Jack moría era fijo.
- James. – Pero Sirius tenía un culpable más a mano.
El otro moreno, había permanecido sentado, pasando sus ojos castaños de una a otra chica, y soltando algún joder cargado de incredulidad, pero al oír su nombre, pego un respingo.
- ¿Ah, que yo tengo la culpa ahora? – James reaccionó al fin.
- No, si en eso tiene razón. – Le apoyó Lily rapidísimamente. Y es que para culpar al moreno de pelo revuelto de sus problemas ella siempre estaba dispuesta. – Porque vamos, si tu hubieras puesto las cosas en su sitio desde el principio, Loveday no me hubiera besado, a mi no me habrían entrado las dudas existenciales y Jack nunca hubiera sugerido que besara a una de mis amigas para desliarme. Luego todo es culpa tuya. – Concluyo la pelirroja con una sonrisa de triunfo.
- ¿Fue idea de Jack? – Evy asintió. - ¿Y por qué no me lo dijiste? – Se pico Sirius.
- ¿Y que crees que estoy tratando de hacer desde que entraste? – Le grito la onza perdiendo la paciencia.
- Oye, tampoco hace falta que me grites.
- Pues si tu me gritaste primero. – Apunto la castaña, bastante molesta.
- ¡Claro que grite! Si tu te hubieras encontrado con semejante escenita al abrir una puerta también hubieras gritado.
- Eso te pasa por entrar sin llamar. – Evy se cruzó de brazos, le sacó la lengua y le dio la espalda.
- Más bien pasa por seguir los consejos de tu amiga Jack. – Sirius también la saco la lengua, aunque estando ella de espaldas no tuvo mucha gracia, y giró 180º, quedando la pareja espalda contra espalda.
- Mira lo que has conseguido. – James se puso en pie y señaló a los jóvenes que no se miraban. Al menos no de frente, pero si se lanzaban miradas de reojo por el reflejo de la ventana. – Van a romper por tu culpa.
- Querrás decir por tu culpa. – Matizo Lily lanzándose a la carga. – Hemos quedado en que la culpa de todo la tiene el beso de Loveday. Y la culpa de que ella me besara la tienes tú. – La pelirroja clavo el dedo índice en el pecho del heredero de Gryffindor. – Y hablando de eso... ¿Cómo puedes saber que ella me besó y quedarte tan tranquilo?
- ¡Por qué no pensaba que a ti te hubiera gustado tanto! Además es una chica. No puedo partirle la cara a una chica.
- Tu y tu puta caballerosidad. – Desdeñó Lily con un mohín de disgusto. – Y no es que me gustara el beso de Loveday, es que no me disgusto. Que es diferente. Y claro, una esta insegura y falta de cariño y se lía...
- Más bien trata de liarse con una de sus amigas. Que por cierto, la próxima vez búscate una que no tenga novio, guapa. – La aconsejó James.
- Tranquilo, que no habrá una próxima vez. No pienso volver a enrollarme con nadie en mi vida. Y ya esta. Es oficial: me he vuelto asexual. – La decisión de la pelirroja provocó que el merodeador soltara una carcajada sarcástica.
- Sí, claro, la piba que quería batir el récord de cinco veces en una sola noche ahora quiere volverse asexual. Guapa, vete a otro perro con ese hueso.
- ¡Ah!. ¡Voy a matarte por eso! – Y como en sus mejores tiempos, Lily se abalanzo sobre James, que no tuvo tiempo de esquivar el ataque. Los dos cayeron sobre la cama de Isis, y de ahí rodaron en el suelo...
CRASH.
- ¡Mierda! – El sonido de un frasco de cristal al caer al suelo y romperse, les hizo separarse asustados. Más cuando un aroma a perfume caro, empezó a flotar por la habitación.
- Ops. – Pero no la habían roto ellos. Sirius y Evy, la chica sobre la mesa, con el chico entre sus piernas miraban con aire culpable el frasco roto de Guerlain de imitación. – Joy nos mata.
Y es que en lo que James y Lily habían estado peleando, la onza y el animago, no habían estado quietecitos, precisamente. Al principio se habían lanzado unas miraditas a través del reflejo del cristal. Luego habían cruzado sonrisitas. Después se habían dado la vuelta y... Se habían lanzado el uno al encuentro de los labios de la otra, casi con desesperación. Evy había terminado pasando las piernas entorno a la cintura del chico, que la había empujado, buscando un lugar donde posarla, encontrando la mesa y terminando en la posición antes citada.
- Pero bueno. Nosotros ahí matándonos por vuestra culpa, y mientras vosotros dándoos el lote. – James se puso en pie casi furioso.
- Sí. ¿No tenéis nada que decirnos? – Lily se puso de pie al lado de James y se cruzo de brazos. Exigiendo una disculpa.
- Sí. Fuera de aquí que nos estamos reconciliando. – Sirius les hizo un gesto de que ya se podían ir multiplicando por cero.
- Pero... - Protestaron el moreno y la pelirroja a la vez.
- Hasta luego, chicos. – Les cortó Evy. los aludidos les lanzaron una mirada ofendida antes de largarse.
- Nos han echado por tu culpa. – Le oyeron decir a Lily según cerraba la puerta.
- Nunca cambiaran... – Suspiro Sirius, mirando la puerta por unos segundos. Luego se volvió hacia Evy con una sonrisa traviesa en sus labios. - ¿Por dónde íbamos?
- Por aquí. – La onza extendió los brazos hacia arriba, incitando a Sirius a quitarla el camisón.
&·&·&
- ¿Estarás contenta, no? Mira la que has estado a punto de liar por la tontería de besar a Evy. – No se sabía como, al menos Lily no lo sabía, pero ella y James habían terminado en la habitación de los merodeadores. El buscador, soltándola una de sus broncas.
- Ay, ya cállate. Que yo sólo quería saber si soy bisexual o lesbiana o que... Porque el beso no me disgusto, y eso también querrá decir algo. No sé, me he besado con chicos que no me gustó y eso no quiso decir que no fuera heterosexual. – Lo último la pelirroja lo dijo como pensando para ella misma. – No sé. Que complicado es todo.
James suspiró, harto de tanta estupidez cuando la solución era tan sencilla. Sin más preámbulos la agarro de la cintura, y antes de que la chica le soltara un "¿Qué coño estás haciendo?", el moreno la besó.
- ¿Ya todo más clarito, guapa? – Pregunto el merodeador cuando la soltó.
- Pues la verdad es que sí. – El chico sonrió con arrogancia. Si es que sus besos eran la caña. – Me voy a buscar a Loveday. – Anunció Lily yendo hacia la puerta.
- ¿Cómo que te vas a buscar a Loveday? – James salió de su momento de "que guay soy" al oír el nombre de la rubia. Ágilmente, agarró a Lily del brazo y la hizo voltear hacia él. - ¿Y para que vas a buscarla?
- Pues para decirla que vale. Que saldré con ella. – Lily sonrió con tacto. Como si tratar de explicarle a un niño, que Bugs Bunny no es un personaje real.
- ¿Cómo que saldrás con ella?.¿Pero no decías que el beso te lo había dejado claro? – James soltó el brazo de la pelirroja y llevo las manos a los hombros. De un momento a otro, la sacudiría como una maraca.
- Exacto. Soy lesbiana. Así que mejor me voy a buscar a Loveday y se lo cuento. La hará mucha ilusión. – James examinó atentamente los ojos verdes, buscando alguna señal de que la chica le estuviera vacilando, pero por lo que él vio, hablaba bastante en serio.
- No lo permitiré. No hasta que haya probado con todo. Y te haya hecho reaccionar. Te quiero demasiado. No, no, tu no te vas con Loveday hasta que te lo hayas pensado mejor. – El merodeador se dejo caer, hasta que sus brazos rodeaban la cintura bastante posesivos, y su cara estaba en la tripa de la chica. y era eso lo que contrastaba con el abrazo y sus palabras. Con ese gesto parecía un niño que se moriría si le dejaban sin su peluche favorito.
Lily sonrió, paso los brazos alrededor de la cabeza con el pelo revuelto y la beso cariñosamente.
- Ya, vale, ya. – Susurró con ternura. – Es broma, tonto. Te quiero a ti. – El suspiro de alivio del chico debió de oírse hasta en Francia.
- ¿Cómo que era broma? - Como también debió oírse el bramido que soltó cuando su mente captó que era broma. - ¿Y a ti te parece gracioso jugar así con los sentimientos de la gente?
- No, solo con los tuyos. – Le "tranquilizó" la pelirroja. Al ver que la expresión homicida del chico iba en aumento, ella decidió tomarse lo de calmarle un poquito más en serio. – Es que te he visto ahí tan chulito, que no he tenido más remedio que bajarte un poco los humos. Pero no pasa nada. – Sonrisa nerviosa, acompañada de un paso hacia atrás, al ver que la cara de James se crispaba. - ¿Verdad?
- No. – Negó el moreno con una expresión que incitaba a la huida.
La chica dio un gritito de falso pánico y empezó a correr por la habitación, perseguida de James. Tras varias vueltas, el chico consiguió derribarla cuando pasaba frente a la cama de Sirius.
- Esta me la pagas. – Y antes de que ella pudiera evitarlo, empezó a hacerla cosquillas.
- ¡Para! XD ¡Para, por favor! – James ignoró las súplicas de la pelirroja unos minutos. Más que nada, que con las carcajadas no la entendía mucho. Luego la soltó, y se quedo apoyado sobre un codo mirándola mientras se calmaba. – Idiota. – Ella le sacudió un guantazo suave en el hombro.
El merodeador se frotó la zona golpeada, pero no emitió ningún quejido. Lily le miró con extrañeza: el solía quejarse aunque ella no le hiciera daño. De nuevo sintió lo mismo que aquella tarde en su casa. James ya no era un niño, sino un hombre adulto. Podría jugar con él, pero nunca podría dominarlo. Aquello la daba miedo y a la vez la confortaba.
Sin decir nada, se tumbo de lado, y se le quedó mirando fijamente. James sonrió, y empezó a juguetear con los mechones del color del fuego.
- ¿Qué piensas? – La pregunto después de un rato en silencio.
- Estoy cansada de jugar. – Confesó la druida ilustrando dicho cansancio con un bostezo. – Con tanto tira y afloja no vamos a ninguna parte.
- ¿Y a donde quieres ir?
- No lo sé. Me da igual. – Lily se encogió de hombros. – Pero quiero ir contigo. – La pelirroja se arrimó a él, hasta acurrucarse en su pecho.
- Tendremos problemas. A mucha gente no le gustara: Crouch, Umbridge, la abuela de Sirius... – James lo soltó de pasada como sino tuviera importancia. Y no la debía tener mucho, porque mientras hablaba, iba sembrando de besos el cuello de Lily.
- Voldemort. – Añadió la pelirroja, sin preocuparse demasiado. – Y Loveday.
- Ella lo aceptara. – James se apartó un poco de ella, lo bastante como para que la joven aprovechara para quitarse la camiseta y quedarse en sujetador y vaqueros.
- Puede, pero no crees que esto es un poco enfermizo. Tu te acostaste con Loveday... - Cuando la pelirroja lo mencionó el joven soltó un bufido que ella optó por ignorar. – Y Loveday me besó. Y ahora yo vuelvo a estar contigo... No sé es muy raro.
- A mi me parece bastante normal. – Replico el merodeador con tono de no sé porque a ti no. La pelirroja le iba a explicar los motivos, cuando los motivos decidieron explicarse solos.
- James, aquí te traigo una carta que nos mandó Dumbledore. Nos quiere mañana en... - Loveday se interrumpió al ver a Lily tumbada en la cama junto a James. – Vaya, hola Lily. Bueno, supongo que estáis ocupados. Os dejo solos. – La rubia se dio la vuelta dispuesta a salir corriendo pero Lily la llamo.
- Yo lo siento mucho. Es que... Le quiero. – Concluyo Lily a falta de una mejor explicación. Sus manos se metieron en los bolsillos de los vaqueros. – Pero quiero que sepas que... Cuando te conocí me caíste fatal: tan perfecta, tan mona, tan... ¡Eras odiosa! Pero ahora te conozco mucho mejor y creo que eres una chica estupenda. Lamento mucho no poder corresponderte...
- Lily. - trato de llamarla James, pero ella le ignoró y siguió hablando.
- Ahora no, James. Como iba diciendo, lamento mucho no poder corresponderte, pero hace tiempo que entregue mi corazón y no puedo hacer nada más. Pero estoy segura de que pronto encontrarás a alguien estupendo tu también.
- Lily... – Intento de nuevo el moreno.
- ¡Que ahora no! Y en cualquier caso, quiero que sepas, que si alguna vez cambio de idea y me hago lesbiana, tu serás la primera a la que acudiré.
- ¿En serio? – Loveday hasta ese momento estuvo mirando a Lily en silencio, pero en ese momento alzo hacia ella una mirada luminosa. La pelirroja asintió. – Vaya. Ha sido un buen día, que sepas que de ahora en adelante cuando tenga que invocar un patronus pensaré en este momento.
- ¿Sí? – Lily sonrió. – Me alegro que lo que te he dicho te haya ayudado tanto.
- ¿Ah, pero que me has dicho algo? – Se sorprendió la rubia.
- Claro. – Lily la miro alucinada. ¿Qué coño había estado haciendo en esos últimos minutos?
- Uy, perdona. Es que con lo que me estabas enseñando he desconectado. – En ese instante, Lily recordó que se había quitado la camiseta.
- ¿Y tu por qué no me avisas? – James iba a gritarle que llevaba un buen rato tratando de avisarla, pero que ella no le hizo ni caso. Sin embargo, el chico la conocía lo bastante para saber que ella le llevaría la contraria, así que cerró la boca y la lanzo la camiseta. Lily se tapo pulcramente y se volvió para explicarse de nuevo.
- Tranquila, Lily, no tienes que explicarme nada. Si en el fondo yo sabía que esto terminaría así. Pero tenía que intentarlo. ¿No? – Loveday se encogió de hombros con falsa jovialidad. – Además, como tu has dicho, (al menos eso creo) seguro que pronto encuentro a alguien. Y si no: me lo pasaré pipa buscándola. Ahora a disfrutar, pareja. James, te dejo el pergamino ahí. – Y tras dejar la carta en una mesilla, la rubia salió, guiñando un ojo a Lily.
- ¿Ves lo que quiero decir cuando digo que esto es enfermizo? – Le pregunto la pelirroja a James apenas salió Loveday.
- Perdona. ¿Decías algo? Es que te estaba mirando el trasero y he desconectado. – Como respuesta, Lily le lanzo la camiseta furiosa. – Pues lo acabas de arreglar. Bonito sujetador. Y más bonito aún lo que hay debajo.
- Te la estás jugando. – Le advirtió la chica, alzando el dedo índice.
- El riesgo lo hace divertido. – James se levantó de la cama de Sirius y lanzó de nuevo la camiseta a la chica. – Ven, antes de nada tenemos que hablar. – El moreno se sentó en su cama y Lily le siguió. - Creo que si queremos que esta vez nos salga bien, debemos fijar ciertas normas. Para que no vuelva a haber malentendidos.
- Me parece bien. Por ejemplo, la próxima vez que Crouch te ordene dejarme, tu lo consultaras conmigo antes de tomar decisiones por los dos. – Sugirió la pelirroja, con un matiz rencoroso.
- Bien, lo has captado. Y tu podrías pensártelo dos veces antes de ponerme un ultimátum. – la echo en cara el moreno, con tono encantador, eso sí.
- ¡Sí! Y algo realmente fantástico sería que no te volvieras a liar con rubias lesbianas mientras los dos estéis enamorados de mi. – Insinuó Lily, imitando el tono dulce del chico.
- Tienes razón: sería fantástico. Aunque no tanto como que tú no te vuelvas escapar de Hogwarts para ir al barrio más chungo de Hogsmead y ponerte hasta arriba de drogas.
- ¿Y tu como sabes eso? – Se extrañó Lily. El cambio de tono, termino con la extraña tensión que había flotado en el ambiente hasta ese momento.
- A Joy se la escapó. – Explico James sin darle importancia.
- Bueno, pues a lo mejor yo no hubiera tenido que recurrir a nada de eso si tu me hubieras dicho la verdad desde el principio. – Los ojos castaños del moreno bajaron ante esa frase. Lily se acercó y le alzo la barbilla. - ¿Por qué no me contaste lo del hospital? En fin, no lo entiendo... Tu no sabías lo que me hizo Crouch y no tenías nada que ocultarme... No entiendo porque te pones tan tenso cuando lo menciono.
- Es que... – Como si no pudiera permanecer ni un segundo más sentado, James se levantó y empezó a dar vueltas por la habitación, mientras Lily le miraba preocupada.
- ¿James? – Le llamo al cabo de unos segundos. El joven la miró como si hubiera olvidado que ella estaba allí.
- Lo siento, Lyls. Y también siento mucho... – Siguiendo el mismo impulso que le obligo a levantarse, se sentó de nuevo junto a la chica y la tomó la mano. – Si te cuento esto debes prometer no enfadarte.
- Trataré de no hacerlo. – La promesa de la pelirroja no debió parecerle suficiente porque alzo las cejas y no las bajo hasta que ella añadió. - Esta bien. Prometo que no me enfadaré. – Rodando sus ojos verdes, en un gesto de impaciencia.
- Es que no quería contarte nada de lo del hospital, porque sabía que te cabrearías y cuando pensaba en decírtelo, me acordaba de lo que paso. Y cuando me acordaba de las gilipolleces de Crouch y Clark, ya me ponía de mala leche yo por los dos. ¿Entonces para que enfadarte a ti también? – Concluyó el chico. Luego la hizo un gesto de invitación. – Adelante, ya puedes empezar a gritar.
Pero en vez de montarle una escena de las suyas, Lily ladeó la cabeza y una media sonrisa tierna se formó en sus labios.
- Quítate las gafas. – Sugirió con un tono suave y seductor.
- ¿Por qué?
- Tu quítatelas. – Insistió la pelirroja.
James se revolvió el pelo unos segundos, antes de suspirar y obedecer a la chica, que sonrió victoriosa.
- ¿Y ahora qué?
- La camiseta. – replico la pelirroja con tono decidido.
- ¿Qué pasa con la camiseta?
- Que toca que te la quites.
- ¿Y después que?. ¿Los pantalones y así toda la ropa? – El tono huraño quedaba desmentido por el acto de quitarse la camiseta.
- 10 puntos para el Sr. Potter por captar perfectamente la idea. – Aplaudió Lily, divertida. – Aunque, por supuesto, este juego es de dos. ¿Algo que quieres que me quite?
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Algo no iba bien con Remus. Jack lo notó en cuanto él llego al aula donde daban clase por varias razones.
En primer lugar porque llego tarde, cuando normalmente era ella quien le hacia esperar a él. En segundo ni siquiera frunció el ceño cuando la joven le mostró orgullosa sus deberes señalando lo mucho que Prewett la ayudó con ellos. Y en tercero, no alzo una ceja cuando Jack se quitó la túnica mostrando su mini vestido de estudiante digno de una conejita de play boy.
Durante un segundo, Jack barajó la posibilidad de que la mala cara de su amor platónico, bueno, de su ex absurda obsesión, fuera la luna llena. Pero no, para eso quedaban dos semanas. Es más, con luna nueva, era cuando solía estar mejor.
Lo cierto es que la joven Sparrow podía haberse pasado la vida tratando de adivinar que le pasaba al lobito por la mente, y jamás lo hubiera acertado. Tenía que ver con Bell, o más exactamente con el futuro de color de rosas y cielos de algodón de azúcar que ella tenía en mente.
Un futuro que incluía sendos empleos en el ministerio para ambos (preferiblemente de aurores), la casa con el columpio en el porche y los hijos... Y a Remus le faltaba el valor para decirle que aquello era imposible porque había cometido la estupidez de enamorarse de un licántropo.
A un licántropo jamás le admitirían en el ministerio, y menos en un trabajo que implicara que se relacionara con las artes oscuras. Un licántropo jamás tendría el dinero suficiente como para comprar una casa. Y un licántropo jamás tendría hijos: en todo caso pequeños monstruitos medio licántropos.
¿Debía cortar con ella? Sería lo mejor. Remus odiaba a Prewett, pero él podía darle a Bell la vida que siendo la esposa/novia de un licántropo le estaría vedada. Sin embargo, su parte más egoísta y posesiva persistía en retenerla a su lado...
- ¿Remus estás bien? – la preocupación en la voz de Jack le devolvió a la realidad.
- Sí, claro. – Remus sacudió la cabeza y se esforzó por concentrarse.
- Pues no lo parecía. Tu mente andaba en Marte por lo menos. – Las cejas castañas se alzaron mirándole. Después de unos segundos, cerró los libros. – Venga. Dime lo que te pasa...
- Sí, claro. Como siempre he tenido tanta confianza en ti. – Ironizó el licántropo.
- Pues no sé porque no la tienes. Te guardo muchos secretos. – Durante unos segundos, Remus estuvo tentado de preguntarle que secretos exactamente le guardaba. Pero luego decidió, que prefería no saberlo. – Esta bien. Tendré que usar mis dotes como adivina. No es por la luna llena. Entonces... ¿Es tu madre¿Esta bien¿No habrá tenido una recaída?
- No. Ella esta bien. Muy bien. – Al merodeador le impresionó el tono sincero y preocupado de la chica. - De hecho se esta recuperando muy bien.
- Me alegro. Entonces sólo puede ser la sosi... Tu novia. – Jack se corrigió a tiempo y mostró una sonrisa de diablillo angelical. - ¿Habéis peleado? – Y para sorpresa de la misma chica, su tono no era ilusionado, sino indiferente. Como quien lee el pronóstico del tiempo en El Profeta.
- No, es que... – Y sin saber porqué Remus empezó a contarle todos sus pequeños agobios. La muchacha lo escuchaba con amistoso interés. – Y no sé que hacer. Abrirla los ojos me parece una crueldad, con lo ilusionada que está...
- Remus, lo primero de todo no te agobies. – Cortó ella, con la serenidad de un guru de teletienda. – La vida es muy corta, para desperdiciarla preocupándose. Lo que tengas que hacer hazlo. Mira, hace no mucho tiempo yo te habría dicho que la dejarás sin pensarlo dos veces, pero ahora... Es buena chica, algo sosa para mi gusto, pero no se merece que la hagan daño. Además: quiero que me dé un gato.
Ese comentario tan egoísta, tan Jack arrancó una sonrisa de Remus, pero la jovencita, perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta. Además, estaba sintiendo algo raro en el estómago, que no tenía que ver con las mariposas que se relacionan con el enamoramiento, sino con un acceso de náuseas. Tozudamente, decidió ignorarlas y seguir hablando como si nada.
- Claro, que... Sinceramente, yo a ti no te veo con una casita de dos pisos, columpiando a tus hijos en el jardín... Al menos no en los próximos 10 años. Creo que es el tiempo mínimo que tardarás en aceptarte a ti mismo lo suficiente como para aceptar que una chica puede aceptarte y aceptar formar una familia con ella. – Jack no añadió lo mucho que ella lamentaba no vivir 10 años y ser ella la afortunada. Pero de todas formas la vida era corta, así que debía vivirla a destajo.
- No creo que Bell quiera esperar 10 años. – Suspiró Remus. – No lo sé. Pienso que no tengo derecho a privarla de sus sueños. Después de todo Prewett podría cumplirlos. Él si es un hombre completo.
- Por favor, Remus. Que eres licántropo, no un eunuco. – Se irritó Jack ofendida. – Además, Prewett no está tan completo, que Ponfrey le tuvo que quitar media vértebra después de hacer puenting. – Oyó la risa del licántropo desde miles de kilómetros de distancia.
Vamos, Jack puedes controlarlo. Pero no. La nausea llego, tan poderosa y veloz, que apenas tuvo tiempo para lanzarse sobre la papelera antes de doblarse en dos.
- ¡Jack! – Remus, asustado, llegó a su lado, y la aparto el pelo de la cara. Al ver la sangre en la papelera, observó a la chica asustado.
"Tranquilo, estoy bien." Habría querido soltar la muchacha, acompañando sus palabras de una sonrisa confiada. Pero una segunda arcada se lo impidió.
- Te voy a llevar ahora mismo a la enfermería. – Jack trató de negarse, pero antes de que pudiera siquiera intentarlo, Remus ya la estaba cargando en brazos hacia allí.
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- ¿Se puede saber que haces aquí? – Jesse alzo las cejas al subir la escalera y encontrarse a Joy, tirada en el suelo, entre una vidriera y una estatua de un hipogrifo.
- Esconderme de Steven. Cometí la estupidez de salir de la Sala Común y me encontré con él. – Joy se hizo a un lado, dejando sitio al muchacho para que se sentara a su lado. - ¿Y tú¿De dónde vienes tan guapo? – La morena observó complacida el aspecto elegante de su amigo con sus vaqueros y su camisa blanca.
- Tenía una cita. La tercera de este mes. Con el mismo chico. – Las cejas de Jesse subieron y bajaron rápidamente, en un gesto picaron.
- Vaya, me alegro mucho. – Le felicitó la joven.
- Pues no te alegres tanto... Él esta mucho más enamorado de mi, que yo de él, así que no creo que vayamos a ninguna parte. – Explico Jesse.
- ¿Por qué no estas enamorado de él?. ¿Es mal chico? – Insistió Joy.
- No. Todo lo contrario. Es de lo mejor.
- ¿Entonces?
- Es que... – Jesse hizo una pausa, como buscando la mejor forma de explicarse con su amiga. Y cuando reanudó el diálogo lo hizo de forma acelerada. - ¿Cómo quieres que le quiera si el que quiero que me quiera no me quiere como quiero que me quiera?
- Oh. – Exclamo Joy, al principio, sin entender muy bien de lo que hablaba su compañero. – Oh. – Exclamo de nuevo al entenderlo y sentirse culpable por ello. – Yo lo siento mucho, Jesse. Yo...
- Tranquila, no es culpa tuya...
- Sí, que lo es... Yo he andado detrás de Will desde hace meses y en ningún momento me acordé de lo que tu sentías por él. Lo siento mucho...
- No es culpa tuya. – La cortó Jesse. – Con o sin ti mis posibilidades tienden a cero. Y eso lo sabemos los dos. – Se encogió de hombros con una actitud resignada. – Para él solo soy un amigo, y eso debe seguir así. Si se entera le dará un ataque extraño, como a Lily cuando se enteró de lo de Loveday y... Su amistad es importante para mi y no pienso ponerla en peligro por nada. ¿Entendido?
- Sí. – Replico Joy sumisamente.
- Además, esta mejor contigo que con cualquiera de las pelandruscas que ha andado hasta ahora...
- Como Doris. – Dijeron los dos Gryffindor con todo el rencor del mundo concentrado el nombre de su ex amiga.
- Pero eso sí, guapa. Hazle daño, y te daré una paliza que te romperé hasta el alma. – La avisó Jesse, con un tono entre burlón y amenazante.
- ¿Eso es una amenaza? Porque un caballero jamás pegaría a una dama.
- Entonces es una suerte, que las dos seamos damas. – Replico el chico rápidamente.
- Cierto. – Coincidió Joy tras soltar una carcajada divertida. Luego se puso seria de nuevo. - ¿Seguirás con ese chico? Yo creo que deberías. Necesitas una válvula de escape para no volverte loco. Tienes demasiadas presiones: los exámenes, ver al amor de tu vida con una de tus amigas, esas reuniones secretas con Evy en la sala rara del patio de armas medio derrumbado...
- ¿Cómo sabes lo de las reuniones con Evy? Y ya que estamos¿cómo supiste que la daga que le clavaron a Snape era de ella? Sí, dijiste que era por el escudo. ¿Pero como sabías lo del escudo?
- Mm. Digamos que vosotros tenéis vuestros secretos de familia, y yo los míos. – replico la morena poniéndose misteriosa. – Quizás algún día debamos sentarnos e intercambiarlos. Entre tanto, uno de nosotros acaba de realizar un gasto de energía enorme y necesita comer algo.
- Vale. ¿Cómo sabes la energía que yo he desgastado? – Jesse estaba alucinando. Lo normal para él, era saber lo que pasaba por la mente de los demás, algo fundamental en su trabajo, pero que otra persona, supiera lo que pasaba por la suya, era algo nuevo que lo ponía bastante nervioso.
- Oh, no. Hablaba de mi. Escapar de mi pretendiente me agota. Necesito picar algo. – Joy se levantó y tendió su mano a su elegante compañero. Jesse esbozo una media sonrisa antes de tomar la mano que la ofrecían e ir a las cocinas.
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- ¿Qué ha pasado? – Will llegó corriendo a la puerta de la enfermería apenas se enteró por Isis, informada a su vez por Remus, de que su hermana estaba allí.
- Tranquilo, Will, tranquilo...
- ¿Qué me tranquilice? Eso es fácil de decir para ti: nadie que te importe perder esta ahí dentro... – Más adelante, el joven prefecto se arrepentiría de haberle dicho eso a Remus, pero en aquel momento disfruto del efecto que el venenoso comentario había causado en el licántropo. - ¿Qué ha pasado? – Insistió el chico, ignorando la mueca de dolor del chico.
- Estábamos en clase y ella se puso a vomitar sangre. La traje aquí lo más deprisa que pude y mandé a Isis a buscarte. – Informó Remus tratando de sonar lo más normal posible, aunque lo cierto es que estaba tan preocupado como el mismo Will.
- Maldita estúpida cabezota. – Will descargó el puño contra la pared, y luego se puso a dar vueltas ignorando el dolor en sus nudillos. – Seguro que la muy idiota, no se ha tomado la medicación en una semana. Si yo no estoy pendiente, ella pasa. Es una maldita irresponsable... – El prefecto siguió despotricando contra su hermana un rato más, mientras daba vueltas frente a la puerta de la enfermería. Una forma como cualquier otra de demostrar lo preocupadísimo que estaba por su hermanita.
- ¿Qué medicación? – Pregunto Remus en un momento de silencio, provocado por un atragantamiento del castaño.
- La que toma para evitar que se manifiesten los síntomas de la enfermedad de Lamia. O mejor, dicho, la que debería tomar si quiere evitarlos, pero como ella pasa de todo...
- ¿La enfermedad de Lamia?. ¿Jack padece la enfermedad de Lamia? – Will se paró a mitad de la vuelta, mirando a Remus con cara de "Santo Merlín, qué he hecho".
- Oye, si ella te pregunta: yo no fui el que te lo dijo. – Le advirtió Will ingenuamente, ya que él era el único que sabía de la enfermedad de su hermana. Lo que le convertía en el único que podía haberse ido de la lengua.
- Tranquilo, no diré nada... Esto tengo que irme. Espero que este bien. – Remus hizo un gesto de despedida y se fue. Parecía tan perdido como un lobo en un centro comercial.
- Me encanta como me guardas los secretos, hermanito. – Jack estaba apoyada en el marco de la puerta, pálida, pero con una media sonrisa irónica en el rostro.
- Lo siento, se me fue. Estaba preocupado. – Will intentó decir algo más pero su hermana le cortó levantando la mano.
- Hagamos una cosa: tu no me riñes porque se me haya olvidado tomar mi medicación, y yo no te pego el grito que te mereces por hacer lo único que específicamente te pedí que no hicieras. – Sugirió Jack. Will cerró la boca y asintió.
- ¿Cómo te sientes? – Preguntó el prefecto después de unos segundos de silencio.
- Algo débil pero bien. Me gustaría descansar un rato...
- Vamos, te acompaño a tu cuarto. – Will la tendió galantemente el brazo y la castaña lo tomo con un suspiro. – Promete que no volverás a hacer esto.
- Lo prometo. Y... ¿Cómo se lo ha tomado?
- Pues se ha puesto bastante pálido. – Al mirar la cara de su hermana, Will capto algo fuera de lugar. - ¿Sonríes?. ¿Por qué sonríes?
- Porque justo cuando parecía que me habían echado del partido... Yo estoy apunto de atrapar la snitch dorada. – replico la joven con una sonrisa de diablilla que se trae una travesura entre sus diabólicas manos.
Oh, oh. me temo que Jack ha vuelto al juego. Que peligro... Bueno, tal y como prometí, cuando me fuera a cargar a alguien, os avisaría con un capítulo de antelación para que os vayáis mentalizando, así que... En el capítulo 26 muere un personaje. Pero tampoco os agobiéis porque no es alguien del que nos importe deshacernos. Claro, que tampoco os ilusionéis, porque no es alguien del que nos alegre deshacernos...
No os puedo decir cuanto tardaré porque no lo sé... Voy a tratar de tener escrito el 27, por si me pasa lo de esta vez de nuevo, tener al menos algo que subiros.
Eso es todo por hoy, disfrutad del puente de todos los santos los que lo tenéis y... Dejad RR, no digáis que no tenéis tiempo, que hay cuatro días fabulosos para escribir algo a esta pobre autora que no tiene puente y el lunes la toca madrugar.
¡Feliz día de Todos los Santos!
Un besote de buñuelos de viento.
Carla Grey.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana de día de Moony Gabriela.
