Hola, hola. Uf, que miedo, no sé si debo mostrarme tan animada con la de gente que debe tener ganas de matarme, después de todo lo que he tardado... De verdad, que lo siento, pero es que... ¡Esto no salía! En serio, fue horrible. Tengo la papelera llena de inicios y finales de capi... El fict quería ir para un lado, yo para otro, los dos ahí tirando y...
En resumen: .¡ha sido horrible!
Como no quiero haceros esperar mucho más, hoy no voy a contestar a los RR, porque como me ponga no actualizo hasta enero, pero tampoco quiero dejar de saludar a los que os tomasteis la molestia de dejarme un mensajito, así que... Con muchas prisas y un breve mensaje en algunos casos...
Muchas gracias y un besazo con sabor a chocolate caliente a:
Rocío (cuando James y Loveday se liaron, él no sabía que era lesbiana); Anna TB (¿Dos hombres y un destino la canción de Jesse, Joy y Will? Bueno, si tu lo dices...); Gerulita Evans (tranquila, que el personaje que muere no lo vas a extrañar); Hikari Katsuragi (muchas gracias por ser tan comprensiva, guapa); Caperucita Roja (¿Qué tal el concierto?); Ivy potter black; Iraty Scry (¿Tan picada estás con Row que te cambiaste el apellido?); Red-Angel-EminemeF (pequeño debate que tienes con Jack, je, je); Marghi (no te gustaba esa Jack desvitaminada que no acosaba a Remus, pues nada, la verdadera ha vuelto y parece que va a quedarse); Lailapotter (te daré más datos de la enfermedad de Lamia en el siguiente capi); Made (Chist, que Joy aún no sabe lo del perfume); K-rmen (Bell y yo no nos llevamos muy bien, aunque últimamente mejor); Ginny84 (te prometo que no llorarás con esta muerte, no creo ni que te importe); Mianra (Jack no); Cristina; Herms weasley (te agrego al msn, y hablamos del fict que me comentaste); Steffy Potter (¡Jesse no!); Keikleen (tranquila, esta reconciliación de James y Lily es la definitiva); Lizzy (gracias por la claridad); PadmaPatilNaberrie (espero que estés descansada); Xaica; Miyu (Ay, pobre, la primera vez que me deja RR, y no te lo puedo contestar como es debido, sorry); Shofi-Black (me has dado una razón más para que presione a los Inefables y encuentren una cura para la enfermedad de Jack); Henar (Y a día de hoy, sigo sin mail de este RR, no sé porque... Un besote)
Y ya está, de verdad, que lamento mucho el retraso y ahora dejaros sin contestar a los RR. Trataré de que no vuelva a pasar...
Por amor al arte 26.
Luces, voces y... visión.
Jack aún meditaba sobre el nuevo abanico de posibilidades que se abría ante ella, después de aquellas semanas en que casi la da algo, teniendo que aguantar a Prewett. La Gryffindor, bufó haciendo que la espuma de la bañera volara por encima del agua, la única razón por la que había soportado al aburrido Hufflepuff era para ver si podía sacar algún trapo sucio de Bell.
¿Quién sabe? A lo mejor, los dos sosines se veían a escondidas y en ese caso... Su deber como buena amiga de Remus sería informarle y luego consolarle de la pérdida. ¿No? Pero para su desgracia, el amor de Prewett por Bell era totalmente casto y platónico. ¡Cuánto pervertido había por el mundo!
Pero ahora... ahora la cosa había cambiado totalmente. Jack tenía la misma enfermedad que padecía la madre de Remus, y por primera vez en su vida estaba dispuesta a explotar la baza de la lástima.
- ¿Estás mejor? –Evy golpeó suavemente la puerta y entró sin ser invitada. Teniendo en cuenta, que Jack y Will había interrumpido una escena bastante íntima entre ella y su chico, la onza estaba bastante modosita...
Por supuesto Jack sabía que no se había librado del broncazo, solo lo había aplazado. Evy jamás machacaría a alguien que estuviera más débil que ella: a la onza le gustaba que la plantaran cara, que sus rivales estuvieran a su altura, sino, no tenía gracia. Era por esa razón, por la que la mayoría de las enamoradas de su novio aún vivían para seguir suspirando por él.
- Bueno, estaría mejor si me enjabonaras la espalda. –Propuso ella con un guiño lascivo. Desde que le propuso a Lily su método para despejar dudas sexuales, se pasaba el rato embromando a sus compañeras con insinuaciones de película para adultos.
- Eso se lo propones a Lily, que es la que anda confusa. –Evy sacó la varita e hizo levitar la esponja y que la frotara la espalda. – Podías hacerte el conjuro tú solita, guapa.
- Tengo la impresión de que estás picada conmigo y no sólo por la interrupción. Así que... Dispara. –La joven la alentó con un gesto. Evy vaciló unos segundos, antes de lanzarse al ataque con una suavidad y un control de sí misma, que pocas personas le habían visto nunca.
- Pues que menudo lío me habéis armado tú y la pelirroja. –Y en pocas palabras, habló a la joven del marrón que habían tenido con Sirius y James.
- Lo siento, Evy, de verdad que lo siento. –Se apenó sinceramente Jack. – ¿Pero no habéis cortado, verdad? Oh, Merlín y Will y yo os interrumpimos en plena reconciliación. Cuanto lo siento. Ahora mismo, salgo de la bañera os venís aquí los dos y termináis lo que estabais haciendo...
- Jack, tranquila. –Al ver que su amiga se levantaba, Evy la hizo sentarse de nuevo. – Todo está bien. Ya lo solucionamos Íbamos a por la tercera ronda... ¿Por qué te lo has tomado tan a pecho?
- Porque no quiero que tu y Sirius discutáis o rompáis... Y menos por mi culpa. Sois la luz al final de mi túnel. Mi esperanza de que yo también seré feliz algún día. –Explicó apasionadamente la Gryffindor.
- Ya. Pero no te importaría nada que Remus y Bell rompieran. –Señaló la castaña con una sonrisa maliciosa. Jack se limitó a apartar la mirada. – No te hagas la ingenua, sabes que es cierto. Y encima Bell facilitándote las cosas...
- ¿Tú crees? –Inquirió Jack con tono indiferente, para ver si la onza sabía más que ella.
- Como si no lo supieras. –Pero la Gryffindor no sabía que Evy no había llegado a "espía", compartiendo información de forma descuidada. – Bueno, te dejo que termines el baño tranquilita. Pero no tardes que te estás arrugando más que una ciruela pasa.
Apenas la castaña cerró la puerta del baño se apoyó en ella y suspiro antes de acercarse al baúl que compartía con Joy a buscar algo de ropa para bajar a cenar. Mientras revisaba las perchas, no podía dejar de preocuparse por Remus y Bell.
Al contrario que James (y por tanto Lily) que en caso de una ruptura en esa pareja, se decantarían por Bell, ella apoyaría a Remus, sin pensarlo dos veces. Más sabiendo que la rubia estaba metiendo la pata hasta el cuello, presionándole con el tema del futuro feliz, pero además, estaba el tema de la carta...
Evy miro de reojo una pequeña caja de zapatos, camuflada entre las demás. Perla le había traído el pergamino en San Valentín, el instinto de la gata no le había fallado al suponer que aquello era peligroso para su ama. En realidad era una carta de amor de Prewett para Bell. Por lo que Perla la había contado, Bell no tenía ni idea de su existencia, casi mejor, porque no tenía ni idea de cómo podía reaccionar a eso su rubia amiga.
Lo que si sabía era como iba a reaccionar Remus: primero le daba el ataque y luego, en cuento recobrara la conciencia, le partía la cara un par de veces a Prewett.
En realidad, no sabía porque no la había destruido, se ahorrarían muchos disgustos, claro que por otro lado, a Jack podría serle muy útil la cartita si lo usaba de la forma adecuada.
Con un ruido de gata confusa, apartó la vista de la caja y empezó a dar vueltas, por el rectángulo que era el baúl. No debía meterse en eso, no era asunto suyo ayudar a Jack o a Bell, pero es que la rubia últimamente la estaba cagando estrepitosamente con Remus con el tema de la familia feliz.
¡Por favor! Si a un chico de dieciocho años le ibas con ese rollo, le animabas a salir corriendo en dirección contraria a ti. Si además el chaval es de Gryffindor, sería como ponerle un cohete en el trasero. Pero es que si encima de todo lo anterior, es licántropo lo que estabas haciendo era mandar tu relación al garete por lechuza urgente.
Jack no sería tan idiota para sacar ese tema, y además, estaba lo de su enfermedad: Evy lo sabía desde su etapa de telépata. Sino la dijo nada era porque sabía lo orgullosa que era su amiga, así que prefirió seguir tratándola como siempre.
Con un suspiro, tomó una decisión, varias en realidad: se pondría la túnica morada para bajar a cenar y dejaría la carta donde estaba, dado que aún no tenía claro lo de destruirla.
Por su parte, Jack había salido de la bañera, había limpiado el vapor de agua del espejo y observó su imagen en él, en concreto su pelo: la había crecido mucho, hasta perder la forma del corte... La verdad es que hacía tiempo que no lo llevaba tan largo, hasta se lo podría rizar...
¡Ey!. ¡Se lo podía rizar! Joy le había contado que a Remus le encantaba jugar con los rizos de Bell en la misma medida que la rubia los odiaba. Tal vez unos rizos lograrían que Jack resultara más atractiva para el licántropo...
- ¿Hay alguien por ahí?
- ¿Isis? – Replicaron Jack, desde el baño, y Evy, desde el baúl.
- Chist. No lo digáis muy alto. – Las avisó la oriental. –No quiero que Bifidus venga a regalarme una tarántula o algo así...
- Aún no has hecho lo que te aconsejamos. –Evy salió del baúl, vestida y radiante. – En serio, Isis, háblale de boda y ya verás como corre en dirección opuesta a ti.
- Mira lo bien que la resulta la técnica a la sosipower. –Aprobó Jack, saliendo del baño.
- No tan bien: sigue con Remus y tú aún no cataste a fondo al lobito. –Ante la osada réplica de su tímida amiga a Jack casi se le descuelga la mandíbula.
- Buena respuesta, cielo. –Evy apenas pudo reprimir la carcajada, viendo la cara de la joven Sparrow.– Esta bien, Isis, hay que buscarle novia a Bifidus... En una escuela con exceso de población femenina no debería ser un problema. ¿Alguna preferencia?
- Sí. Que sea pesada, rarita e insoportable como él... Así no podrá pisar por la escuela sin el temor a cruzarse con ella. –Isis compuso su expresión sádica a lo Samara Morgan.
- Mm. Seguro que mi hermanito se acostó con alguna que cumpla con esas características. Se la podría presentar en Hogsmeade este sábado que hay visita...
- Y hablando de este sábado. ¿Sigue en pie lo de visitar al maestro Chen? A ver si nos inspiramos para lo de Anya... - Quiso saber Evy.
- Uf, quería ir a la peluquería... Pero podemos ir temprano y así me da tiempo a todo. –Decidió Jack. Evy asintió.– Oye, podía venir Sirius... tenéis que pasar más tiempo juntos, para asentar más vuestra reconciliación. Ya sabes que no me gusta que peléis por mi culpa, porque...
- Sois/somos la luz al final de tu túnel. – Completaron la oriental y la onza.
- ¿Lo repito mucho?
- Bastante. –Replico Isis.
- En ese momento, una Lily con tal sonrisa de felicidad que casi se la parte la cara en dos, entró en la habitación.
- ¿No os parece que hace una noche preciosa? –Apenas pronunció esas palabras, se oyó un trueno en el bosque prohibido, y contra las ventanas empezaron a resonar los golpes del granizo.
- Sí, preciosa. –Concordaron sus tres compañeras con ironía.
Las tres chicas, observaron como la pelirroja entraba en el baño, pero cuando trató de cerrar la puerta, Jack la detuvo con el brazo.
- ¿Qué...? –Lily las miró extrañada.
- Con James, bien. ¿No? –preguntó Evy. La onza, al igual que las dos quinceañeras tenía una ceja levantada. La pelirroja enrojeció y cerró la puerta sin responder.
- ¡LILY! –Bramó Isis. Molesta porque la hubieran dado con la puerta en las narices, la oriental empezó a golpear.- ¡Abre la puerta y danos todos los detalles¡Lily¡Como prefecta debes informarme, o sino te quito puntos¿Y vosotras adónde vais?
- A cenar. –Contestaron Jack y Evy, ya desde fuera de la habitación.
- Pues esperadme que voy. –Isis volvió a ponerse su ropa de camuflaje y siguió a sus compañeras, no sin antes advertir a Lily, de que aquello no se quedaría así. – Queremos los detalles.
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Si la intuición de Evy fue la que la hizo pensar que la tocaría ir sola a la tienda del Maestro Chen, la había fallado por completo, ya que a la excursión se apuntaron casi todos. Solo se quedaron fuera, Remus y Bell, que habían pedido permiso a Dumbledore para ir a ver a la madre del licántropo; Isis, por una reunión de prefectos de quinto de última hora y James y Lily, con la poco creíble excusa de que iba a "estudiar".
El resto se apuntó bien por la curiosidad de conocer al famoso Maestro del que tanto habían oído hablar a Joy, (como Will, Sirius y Loveday), o porque no confiaban en que los demás hicieran las cosas bien (que era el caso de Jesse y Evy), porque buscaban un regalo original para su amada (como Bifidus), porque no tenían hora en la peluquería hasta más tarde (esa era Jack) o porque no querían quedarse a solas, (que era lo que la pasaba a Joy, ya que la morena no quería estar allí.)
La tienda del Maestro Chen era tan caótica como siempre, y muchos de los artículos que vendía eran los mismos que tenía el año pasado cuando Evy y Joy fueron a comprar lo necesario para vengarse de McNair, Anya, Leticia y Avery: tazas de porcelana china, máquinas de escribir Olivetti, pieles de animales exóticos...
- ¿Y esto que es? –Loveday se asomó a una esfera de cristal en la que una pequeña civilización había construido un edificio.
- Parece un centro comercial. –Contestó Evy tras dar un vistazo.– El año pasado cuando estuvimos aquí, los vi construyéndolo... Se han dado prisa.
Por su parte, Joy se habría reencontrado con el cubo de rubik, que tanto la fascinó un año antes, y se dedicaba a jugar con él. Will observaba divertido la expresión encantada de "niña pequeña con zapatos nuevos" que tenía el rostro de la morena. Sin embargo, cuando entró el maestro Chen, Joy soltó el cubo y adoptó una expresión de "yo estoy aquí porque no tengo nada mejor que hacer".
- Mucho tiempo pasado ha desde la vez ultima que vimos nos. –El anciano saludó con una inclinación de cabeza a Joy, que no se molestó en responder, y a Evy, que le dedico una sonrisa cortés.– Y con gente nueva venido habéis. –El ojo rasgado se clavó en Jesse, Bifidus, Loveday, Jack, Will y Sirius.
- Oh, sí ellos son nuestros amigos. –Evy colgada del brazo de Sirius fue presentado a todos, uno a uno.
- ¿Y por qué venido habéis? –Quiso saber el anciano al terminar las presentaciones.
- Es que tenemos que ajustarle las cuentas a alguien y estamos mirando a ver si nos inspiramos. –Replico Jack, confiando en el dueño de la tienda instintivamente.– Daremos un par de vueltas. ¿Vale?
- Supuesto por. Si alguna duda tenéis, aquí yo estoy ayudaros para. – El Maestro Chen inclinó la cabeza, y se sentó en un cojín, adoptando posición de meditación, apoyando sus piernas en sus hombros.
- Mm. Una chica con la que me líe antes de Navidades, podía hacer esa postura. –Comentó Will.– Claro que en el caso de ella tiene más mérito, porque las piernas no son ortopédicas... –Joy chascó la lengua y se alejo del prefecto.
- Vosotras dos, nada mortal. –Las advirtió una vez más Jesse a Loveday y Jack, al ver que se dedicaban a rondar por la sección de sustancias prohibidas para consumo humano por el ministerio de magia, ya sea por su toxicidad o por exotismo.
- ¿Qué tal arsénico? –Propuso Loveday con un tono jocoso que hizo que su amigo gay entornara los ojos.- ¿Qué? En pequeñas dosis no es mortal, solo provoca nauseas.
- Tal vez debiste precisar que con la dosis adecuada todas las sustancias son mortales. –Sirius había encontrado una bolsa llena de unas canicas con una luz brillante que le mostró a Evy.- ¿sabes qué es esto?
- Parecen sistemas solares en miniatura. –respondió la onza, con tono de duda, tras darles un vistazo.
- Algo así. –Fue la misteriosa respuesta del merodeador, dada con una extraña sonrisa nostálgica.
- ¡Lo tengo! –Exclamó de pronto Jack emocionada, haciendo que todos se volvieran a mirarla.– Bueno al menos eso creo: no sé lo que será el extracto de Rhamnus Prusiana, pero suena prometedor...
- Cáscara sagrada es. –Intervino el maestro Chen, haciendo que los que estaba enterados de las movidas del ministerio entornaran los ojos.– como laxante para dragones se usa...
- Laxante. –Al oírlo las chicas alzaron las cejas en expresión de interés, hasta Joy dejo de fingir que pasaba de todo y se unió al grupo.
- Suena interesante. –Dijo al fin Loveday.- ¿No lo tendrá en otro formato?
- También en gotas me vino. –La réplica arranco sonrisas a las muchachas.
- Es perfecto. Queremos un frasco. –Decidió Jack.
- Espera un poco, Jack. –La frenó Jesse.– Esa cáscara sagrada estaba entre las sustancias prohibidas para consumo humano por alguna razón... Antes de decidir nada, deberíamos saber porque.
- Igual es por los efectos secundarios. –Bifidus había estado leyendo la etiqueta del frasco de cápsulas que Jack dejó y se lo tendió a Evy, que lo leyó en voz alta.
- Cefalea, deshidratación, inconsciencia si se administra a dosis elevadas.
- A dosis elevadas, tu misma lo has leído. –Se apresuró a remarcar Loveday.
- Además... ¿Desde cuando os preocupa la salud de esa zorra? Porque os recuerdo que a ella la de Lily la importo bien poco cuando casi la mató. –Se irritó Jack.
- No lo he olvidado, Jack. –Replico Evy, a la que el comentario de la joven Sparrow, había ofendido bastante.– Pero te recuerdo que de momento, ella es intocable. No tenemos nada que demuestre que es una mortifaga, y además sus padres se nos echarán encima si la rozamos siquiera. Tengo tantas ganas de destrozarla como tú, pero si no tenemos cuidado esa zorra nos arrastrará en su caída.
- Dumbledore nos ayudaría en caso de problemas serios. –Rebatió Loveday.
- Si el marrón es demasiado grande, puede que ni él logré ayudarnos. -Negó Evy.
- El año pasado, tu postre de justicia, también tenía ese riesgo y no tuviste el menor problema en usarlo... –La onza miró a Sirius con sorpresa: no esperaba tenerle enfrente.
- Eso era diferente.
- ¿Por qué? –Pregunto el merodeador de ojos grises.
- Estamos perdiendo el tiempo... –Cortó Will.– Reino Unido es una democracia: votemos y que decida la mayoría. –Todos aceptaron, con mayor o menor entusiasmo, la propuesta del prefecto.– Los que estén a favor que levanten la mano.
- Las manos del propio Will, su hermana, Loveday, Joy y Sirius se alzaron, mientras que Jesse, Evy y Bifidus, permanecían con ellas bajadas. En el caso del último nombre, probablemente fue porque estaba absorto contemplando un insecto fosilizado en ámbar.
- 6 a 3, mayoría absoluta. –Jack aplaudió, entusiasmada, antes de ordenarle al Maestro Chen que envolviera el frasco. Luego se volvió hacia Jesse y Evy, que los miraban con el ceño fruncido.– Oh, vamos, chicos... No seáis malos perdedores. Nos os piquéis.
- Tranquila, si por mi podéis hacer lo que os dé la gana. –Y con esto, Evy salió de la tienda dando tal portazo, que falto poco para cargarse los cristales tanto de ese escaparate, como los de las tres tiendas más cercanas.
- Yo me conformaré con decir "ya os lo dije" en el momento oportuno. –Les informó Jesse al darse cuenta que todos parecían esperar que él imitara la salida de la onza.
- ¿Algo más comprar desean? –Les interrumpió el Maestro Chen.
- Sí, póngame esto. –A la vez, Bifidus, Will y Sirius, le entregaron el pedazo de ámbar, el cubo de rubik y la bolsa de canicas.
- Con esas bolitas no vas a conseguir que ella te perdone. –Le comentó Joy a Sirius cuando caminaban por la calle.
- No son para que Evy me perdone. Son para mí. –El animago observó la expresión de asombro de la morena.– Y no me digas que soy muy mayor para jugar con las canicas porque no sabes de que va esto.
- ¿Por qué no estás buscando a Evy? Venga, hazlo y reconcíliate con ella. –Le ordenó Jack secamente. Sirius la hizo un saludo militar, y ella entendió que a lo mejor había sido un "poquito" brusca.– Lo siento, pero es que no me gusta que estéis peleados. Sois la luz al final de mi túnel...
- Te entiendo, y como a mi tampoco me gusta que estemos peleados, voy a buscarla. –El animago guiñó un ojo, y fue hacia Evy, que estaba en la puerta de Las Tres Escobas, charlando animadamente con Samantha y Eduard.
- Bueno, yo me voy a la peluquería. –Anunció Jack con una sonrisa satisfecha al ver que Sirius pasaba un brazo por la cintura de la onza, y ella no se lo arrancaba de un bocado.
- ¿Sabes qué? Voy contigo. Necesito un cambio de imagen. –Se apuntó Loveday.
- Yo también me voy: he quedado. –Se despidió Jesse.
- ¿Y con quién? –Jack giro en redondo, y se reunió con sus amigos, al oír esa conversación.- ¡Tienes novio! .¿Es guapo? .¿Tiene un hermano heterosexual? .¿Me lo presentas?
- O hermanas lesbianas. –Añadió Loveday.
- Yo no diría que es mi novio: es más bien, un amigo con derecho a consumición. Pero no, no tiene hermanos. Y no, Joy, no os lo voy a presentar. O ciertas personas, a las que no quiero mirar. –Jesse clavó sus ojos en los hermanos Sparrow.– Lo espantarán como la última vez.
- Solo queríamos asegurarnos de que no estaba jugando con tus sentimientos. –Will puso una falsa expresión dolida ante tanta ingratitud.
- Sí, ya. Nos vemos. –Jesse aprovechó que venía un grupo numeroso de gente para escabullirse entre ellos dejando colgados a sus amigos.
- ¿Vamos? –Loveday hizo a Jack un gesto de cabeza, indicando la dirección de la peluquería. La joven Sparrow asintió y tras despedirse de nuevo, se fueron a peinar.
- Yo me vuelvo a la escuela: tengo ganas de ver a mi mantis oriental. Seguro que se muestra más receptiva cuando la dé mi regalo. –Bifidus iba para el castillo, pero Will y Joy le retuvieron, enganchándole cada uno de un brazo.
- Tómate antes algo con nosotros. –Dijo la casi pareja, con ese tono al que uno no sabe negarse. Aunque, teniendo en cuenta que lo arrastraban de los dos brazos, tampoco hubiera podido negarse aunque hubiera querido.
En cuanto a Sirius y Evy, probablemente Jack no se hubiera mostrado satisfecha en esos momentos, porque en cuanto Samantha y su prometido se fueron, la onza se desprendió del brazo del merodeador, y empezó a andar para al castillo sin darle más explicaciones.
- Ey, espera. –Sirius corrió hasta alcanzarla, agarrándola del brazo y obligándola a mirarle. Al ver que un grupo de niñas de cuarto, miraban la escena con demasiado interés, el animago bajo el tono de voz.- ¿Qué pasa? –La castaña apartó la mirada y no hizo intento de contestar.– Oh, genial. Tratamiento de silencio. Muy maduro, nena. –Ironizó.- ¿Tanto miedo te da Anya como para que no quieras atacarla?
- Frente a frente y fuera de la escuela, no me da miedo. –Para su sorpresa, cuando Evy le miro no parecía furiosa, más bien distraída. Como si estuviera pensando la respuesta a la pregunta del animago en voz alta.– Pero aquí... Sus padres tienen influencias, podrían aplastarnos solo con una lechuza de queja al ministerio. Y lo sabes. Si sale mal...
- No saldrá mal. –Sirius la cortó con un beso suave y breve en los labios.– Confía en mí.
- Espero que tengas razón. –Suspiró al fin la muchacha.- ¿Qué más has comprado? –Preguntó al ver la bolsa.
- Las canicas. –Antes de que ella pudiera soltar la frase irónica, su chico la arrastró hacia el bosque.– Ven, esto te encantara.
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Cuando Isis especificó las características que quería en la próxima novia de Bifidus, Will pensó inmediatamente en Mandy Myers, una de las pocas chicas de la escuela que el prefecto no se molesto en meter en su cama. Fue puro instinto de supervivencia: solo por mirarla de reojo en un intercambio de clases, ya le estuvo acosando nueve días sin tregua, si se llega acostar con ella, ya estaban casados o peor...
El caso es que cuando Mandy se "encontró casualmente" con Bifidus en las Tres Escobas, la Ravenclaw no les decepcionó. Se pegó a Bifidus como una ventosa a un cristal, y no paró de rajar y darle la vara.
- ¿Entonces te gustan los insectos?. ¡Es genial! A mi no me gustan mucho: prefiero los sellos. ¿Te gustan los sellos? Yo creo que es un invento Muggle súper ingenioso. Me los mandan con postales. Las postales también me gustan, y las coleccionó. ¿Te gustan las postales? Yo tengo postales de todo el mundo. Me las mandan mis parientes... Bueno, me faltan de Camerún, porque nadie que conozco ha estado allí... Oye, porque te levantas. –Mandy se levantó al ver que Bifidus trataba de escaparse.
- Al castillo. –Isis ya debía haber salido de la reunión, y él correría a regalarle el pedazo de ámbar que la había comprado.
- Uy, sí. Esto esta un poco aburrido hoy. Vuelvo contigo. –El Gryffindor palideció, pero Mandy no lo vio, le agarró del brazo, y le informó de que también coleccionaba posavasos.
- Menos mal que se fue. Me empezaba a doler la cabeza y eso que no la estaba oyendo. –Will se quito los cascos con los que tenía sintonizada una radio mágica y se despanzurró en la silla. Luego dedico una mirada a si morena compañera, que estaba muy entretenida con el cubo de rubik.- ¿Cómo va?
- Es más chungo de lo que parece. –Contestó simplemente Joy.– Y si empiezas a besarme por el cuello, la dificultad aumenta...
- ¿Es que te desconcentra? –Susurró el chico con los labios pegados al cuello de la chica.
- ¿A ti que te parece? –Joy sonrió y trato de apartarse, pero sin poner mucho interés en ello, la verdad sea dicha.– Además, no deberías de jugar... a esto. Es más peligroso que jugar con cerillas en un campo seco.
- ¿Por qué?
- Will. ¿No me digas que no te has dado cuenta que cada vez que estamos apunto de besarnos pasa algo horrible? –La frase sorprendió al chico, lo suficiente para dejarse de besos, y mirarla a los ojos. Joy prosiguió con sus argumentos. – En Little Haggleton, cuando casi nos besábamos por primera vez, Remus, Jack y David estaban viviendo la Bruja de Blair. Hace dos semanas, vamos a besarnos, y aparece tu ex. Esta misma semana, McGonagall casi se mató...
- Bueno, eso más que por el beso fue por tu manía del Feng Shui. –Se apresuró a apuntar el joven prefecto.
- Por consiguiente, creo que si tú y yo nos besamos ahora, es probable que Quien Tu Sabes, aparezca en el bar, soltando maldiciones asesinas por todos los lados. –Concluyó la morena, ignorando la frase que dijo el chico.– Así que será mejor para el mundo entero que nuestra relación siga siendo platónica.
- ¿Y exactamente en que genial doctrina oriental te basas para hacer esa afirmación? –Will ya se había acostumbrado a que todas las ideas "geniales" de Joy procedían de alguna moda originada en Oriente.
- De la filosofía Zen. –La morena volvió su atención al cubo de rubik, pero el prefecto la hizo levantar la barbilla con un dedo.
- Pues a ver que dice la filosofía Zen de esto...
Cuando los labios se rozaron, Joy se apartó ligeramente, como si la hubieran quemado, y tras comprobar que no se había materializado una horda de mortifagos en Hogsmeade, volvió a atreverse a acariciar la boca de Will con la suya...
En vista de que tras repetir esa operación varias veces, seguía sin pasar nada malo, la morena entreabrió los labios dejando que Will profundizara el beso, aunque seguía atenta a su alrededor... Pero como sus temores no se confirmaban empezó a relajarse, centrándose totalmente en el beso y las reacciones que estaba provocando por todo su cuerpo, hasta que, llevada por esas reacciones, se sentó en el regazo de Will...
- Volvamos a la escuela... –Sugirió el prefecto, con la respiración tomada.
- ¿Para qué? –Joy se hizo la ingenua, ya que sabía bien para qué, y lo estaba deseando.
- Porque la gente tiene cara de estar apunto de mandarnos a un motel... –Explico Will tras dar un vistazo al bar.
- En el piso de arriba tienen habitaciones... –Le recordó Joy.
- Mm. Esta bien. Vamos. –Al ver las prisas con las que el prefecto la levantó de la silla y corrió a pedirle una habitación a Rosmerta, Joy dejo escapar una carcajada.
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- La verdad es que es precioso...
- Te dije que te gustaría. –Sirius sonrió con aire de "soy el más listo del cosmos", mientras revolvía el pelo de Evy, acurrucada junto a él.
Estaban en su cabaña del Bosque Prohibido, a la que en aquellos últimos meses le habían puesto ciertas comodidades, como una cama. Una vez allí, Sirius había roto una de las canicas contra el suelo, haciendo que toda la estancia fuera invadida por una réplica a escala de la Vía Láctea... Es decir, que en aquellos momentos, la chimenea, la cama y sus ocupantes, parecían flotar en medio de constelaciones y planetas...
Llevaba desde que era pequeño sin ver canicas de estas. A mi padre le encantaban: cuando Regulus y yo éramos niños, los domingos, las usaba para darnos clase de Astronomía o terminábamos jugando a ese deporte Muggle, el fútbol, con Plutón. Luego el Ministerio prohibió que los vendieran...
- ¿Por qué? –Atinó a decir la onza con esfuerzo, tenía un gran nudo en la garganta.
- Por lo visto un agujero negro se tragó a un par de niños. –Sirius lo dijo con tono de "siempre tiene que haber suelto algún aguafiestas".
- Lo siento, cariño. –El animago miró a su chica con extrañeza.
- ¿El qué?
- No me acordaba que puede que Anya, matara a tu padre. Lo siento mucho, de verdad. –Al ver que Evy estaba apunto de llorar, Sirius la seco las lágrimas con los pulgares.– Siento haberme puesto enfrente de ti, antes en la tienda. Y más aún haberme enfadado contigo...
- Da igual. De verdad... También tenías tus motivos y tenías derecho a exponerlos. –Evy murmuró algo, antes de ladear la cara para depositar un beso en cada una de las palmas de Sirius.- ¿Estás bien? Te noto muy... sensible.
- No lo sé. La verdad es que tengo una sensación como de tragedia inminente... No sé, como cuando se aproxima un terremoto y todos los animales del zoológico se ponen nerviosos... ¿No lo notas? –La onza lo miró fijamente.
- No. -Negó Sirius. -¿Crees que va a haber un terremoto?
- No. –Evy empezó a irritarse ante la incomprensión del animago, pero luego se dio cuenta que sí que la entendía y que solo la estaba vacilando.– Ay, que tonto eres...– A su pesar, la onza rió divertida, antes de ponerse encima de él para besarle.
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- ¿Qué te parece Bell? –Silvia observó la escalera por la que la rubia acababa de subir al baño, meditando como responder a la pregunta de su hijo.
- Es maja. Una buena chica.
- Lo dices como si fuera algo malo. –Remus arrugó la frente, en su clásico gesto de preocupación.
- En este caso sí... No lo sé, pero creo que esa chica ya se ve casada contigo y con hijos y... Sinceramente hijo mío, tú aun estás muy verde para eso. –Explico Silvia.– Conste que no la considero una pelandrusca que quiere cazarte como a la otra que me presentaste, pero me preocupa lo que pueda pasar cuando ella se de cuenta que tu no vas a poder cumplir sus expectativas. ¿Y cómo esta Jack?
- Bien. Te manda abrazos y besos. –Contestó el licántropo.– Mama... –La mujer noto la vacilación en la voz de su hijo, como si dudara en preguntar o no.- ¿A Jack la conociste en la consulta del médico, verdad?
- Sí, tiene lo mismo que yo. –Confirmó Silvia.- ¿Ha tenido algún problema en los últimos meses? La dije que se cuidara, que esos análisis indicaban que algún órgano se la iba a licuar por entero pronto...
- Vomito sangre hace unos días. Supongo que... –Pero Silvia no llego a saber lo que suponía su hijo, en ese momento entro Bell, y cambiaron de tema.
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Lily estaba medio adormilada en la cama de James, donde habían estado desde que sus amigos se fueron a Hogsmeade. Los dos se habían reído, seguros de que ninguno de ellos se había creído que iban a estudiar...
Pero lo cierto, es que sí iban a hacerlo: James había procurado enseñarle a Lily a dominar una transformación que la resultaba especialmente difícil. Y cuando ella lo captó, como tampoco tenían nada mejor que hacer pues se habían dedicado, a lo que todos pensaban que estaban haciendo.
- ¿Adónde vas? – Quiso saber Lily al ver que James se había levantado de la cama y se estaba vistiendo.
- En quince minutos, tengo que estar en el despacho de Dumbledore. – Explicó el moreno, mientras se ponía la túnica.
- ¿Me contarás lo que te diga?
- Claro. –El merodeador se inclinó y le dio un beso en la frente. Iba a apartarse pero ella, traviesa, le obligo a besarla en los labios. Al separarse, James sonrió y la rozó suavemente la nariz.– Hasta dentro de un rato.
Cuando el chico, se fue la pelirroja consideró sus opciones, debería levantarse y darse un baño, pero en aquel momento, se sentía muy cómoda en la cama de James. Las sábanas olían a él, la verdad es que la encantaba su olor...
En el verano, en uno de sus días sicóticos, la pelirroja se había ido a la sección de colonias para hombres del centro comercial, y había olido una a una, todas las fragancias que encontró buscando la de James... Pero fue incapaz de encontrarla.
Con los ojos cerrados, Lily sonrió y casi sin darse cuenta se quedó dormida...
- Lily... –La llamo una voz femenina y cantarina. La pelirroja se incorporó buscando a la intrusa, mas allí no había nadie.
- ¿Quién hay aquí? –No contestó nadie, la joven volvió a tumbarse. Apenas hubo cerrado los ojos cuando la voz sin cuerpo, volvió a llamarla. - ¡Ya vale de vacilar¿No?
Como nadie respondió, volvió a tumbarse y a cerrar los ojos.
- No te estoy vacilando. –Esta vez, Lily vio a la dueña de la voz, solo que tenía los ojos cerrados.
Era una mujer pelirroja, de ojos verdes, similar a ella, solo que vestida como una reina egipcia de las primeras dinastías y con una leona a sus pies... En sus manos llevaba un objeto que hizo que Lily contuviera el aliento: el Cetro de Sekhmet. Entonces ella debía ser Sehkmet.
- Sí, pequeña. –Confirmó la pelirroja.
- ¿Y que haces aquí?
- Debo mostrarte algo... –Sehkmet la tendió la mano. Lily iba a cogerla, pero en el último momento se paro, podía ser una trampa de Voldemort o algo así.– Haces bien en desconfiar. –Aprobó la pelirroja.– Pero te aseguro que jamás haría daño a una de mis descendientes... –El brazo seguía extendido. Lily lo tomó y se dejo conducir por la reina egipcia a través de un túnel.
- ¿Adonde vamos?
- Pronto lo verás.
Seguidas de la leona, el túnel las llevo hasta una estancia de un castillo, que no era Hogwarts. Para empezar no parecía un lugar muy húmedo, cosa imposible de encontrar en Escocia. Para seguir, desde las ventanas se veía una preciosa playa tropical, y la estancia estaba presidida por un escudo que mostraba un ojo sin párpados dentro de una concha... ¿Dónde lo vio antes?
- Anath. –Dijo simplemente Sehkmet. Lily asintió, ella también sabía que estaba en ese lugar. Aunque no sabía de dónde procedía ese conocimiento.
¿Pero quién era ese hombre que estaba leyendo al resplandor de una vela? Debía de rondar los sesenta, al menos en apariencia, porque sus ojos morados parecían más viejos. Uno de esos especimenes maduros que tanto atraían a Evy...
- Grindelwald... –Le presentó Sehkmet.
- Imposible. Está muerto. –rebatió Lily sorprendida.
- Aún no. –La joven estaba pensando pedirla que la ampliara un poco más la información, pero empezaba a comprender que Sehkmet era mujer de pocas palabras.
De pronto la puerta de la habitación se abrió de golpe y por ella entraron un grupo que no pudo haber extrañado más a la pelirroja y que además, tampoco la habría podido gustar menos. Tres mortifagos con traje de faena abrían la marcha seguidos de un par de jóvenes rubios. Le llamo la atención el más joven, de unos veinte años, rubio, de ojos azules rasgados...
- Es Richard Rufford. Tu amiga, la gata, le conoce más de lo que la gustaría. –explico Sehkmet al ver la dirección de los ojos de su descendiente.
- ¿Y eso que significaba? Pero Lily no pudo ni planteárselo, ya que la siguiente persona que entró en la sala, la dejo sin habla: era Voldemort en persona.
- Tú. –Dijo Grindelwald poniéndose en pie y desenvainando su espada, una katana. Pero se vio rodeado por tres varitas y otras dos espadas del mismo estilo.
- Sí, yo. –Confirmo Voldemort tranquilamente.
- Debí matarte cuando tuve la oportunidad.
- Sí, debiste hacerlo. –El mago tenebroso casi rió, como si hablaran de cosas sin importancia. Sin la menor emoción extendió su mano hacia Richard, que le entrego una espada corta.
Lily lanzó un grito que nadie escuchó al entender lo que iba a pasar: Voldemort desarmo, atravesó con la espada corta el corazón de Grindelwald, sacándola en el mismo movimiento brusco, que se desplomó en el suelo al instante. La pelirroja nunca había visto morir a nadie, no era como en las películas: un hilo de sangre, un suspiro y adiós.
Parecía que el anciano iba a agonizar durante horas, y mientras lo hacía, una tormenta eléctrica empezó a desatarse sobre la isla. Cuando finalmente, exhaló el último suspiro, un trueno más fuerte retumbó, la lluvia empezó a caer y el escudo en la pared comenzó a sangrar... Al igual que sangraban por todo el mundo los tatuajes de todos los Mahutam haciendo que sus dueños se doblarán de dolor.
En el caso de Evy, que acompañaba a Sirius a su cita con Dumbledore en el castillo, se tuvo que apoyar en su novio, que se llevo el susto del siglo al ver la sangre que manaba de la espalda de su chica.
Lo que paso a continuación, dejo asombrada a Lily: ante sus mismos ojos, el cadáver empezó a descomponerse como si fuera el de un vampiro, hasta que no quedo nada de él. Ni siquiera la sangre que había escapado de la herida mortal.
- ¿Lo has visto? – La estancia se había desvanecido. Estaba tumbada en la cama de James, lo supo por el olor. Lo que no supo es a que se refería Sehkmet.
- No lo sé...
- Acaba de matar sin el menor esfuerzo a uno de los seres más temidos en el mundo Mágico. Hasta Dumbledore lo paso mal para vencerle... Y ni siquiera uso magia para derrotarle. –Sehkmet hizo una pausa, como si una frase tan larga la hubiera agotado.– Lo ha vencido con un gesto que bien podía haber sido hecho por un simple Muggle. ¿Lo ves?
- Sí, ahora lo veo. –Dijo Lily. Luego frunció el ceño, sin abrir los ojos todavía.- ¿Crees que puedo vencerle?
- Eres descendiente mía... Nuestro linaje se remonta al propio Horus. Los 4 de Hogwarts son simples advenedizos comparados con nosotros. Claro que puedes vencerle. –Los ojos verdes de la reina egipcia la contemplaron como si hubiera dicho una tremenda estupidez.- ¿Cómo un advenedizo iba a vencer a una de mis hijas? Iría contra la voluntad de los dioses...
- Si tú lo dices... –Desde luego, Lily no estaba tan convencida de eso.
- En cuanto tengas el cetro nadie podrá vencernos, digo, vencerte... –Sehkmet adoptó una expresión soñadora.– Primero destruirás a esos advenedizos y luego... Luego, a los del Ministerio. Oh, sí, seremos las amas, digo, serás la ama...
- ¿Pero donde esta el Cetro? –Preguntó Lily.
- Mm. Los Mahutam, incluidos esos traidores de los Fraser y los Murtagh, creen que lo tienen ellos. –Sehkmet sonrió satisfecha.– Pero no... Esta en Hogwarts. la traidora de Gloria al menos hizo eso bien...
- ¿En Hogwarts? –Repitió Lily incrédula. ¿Cómo podía estar tan cerca y ella no saberlo?– ¿Pero donde?
- Mira la Vidriera de Gloria, y lo sabrás.
- ¿La Vidriera de Gloria? No me lo podías decir directamente. –A Lily le pareció que la reina egipcia le iba a dedicar su mirada fulminante de "no digas chorradas", así que decidió callarse.
- Tu amiga te necesita. Ve a tu cuarto. Y avisa a tu noviecito. –Entonces una luz, la deslumbró y Lily tuvo que abrir los ojos.
Evy. La vino como una inspiración de golpe. Ese escudo extraño, Evy lo llevaba tatuado en la base de la espalda... ¿Se referiría a ella aquella reina pelirroja¿Estaría sangrando como el escudo de la pared? Y a todo esto... ¿Qué hacia ella soñando despierta con una reina y un mago oscuro muertos hace tres mil y cuarenta años respectivamente? En fin¿cómo sabía ella que todo aquello no había sido un sueño macabro?
Pero era real... lo sabía, de igual manera que sabía que los sueños con Voldemort eran reales.
Rápidamente se levantó de la cama de James y en un santiamén estaba vestida y corriendo hacia su cuarto.
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- ¿Qué te has hecho en el pelo? –James tuvo que contener la risa al ver el nuevo look de Loveday.
- ¿No te gusta? –La rubia frunció el ceño desilusionada.
- Pareces la última mohicana. –Y era cierto, Loveday se había cortado el pelo a lo garçon, que dicen, salvo el flequillo que lo seguía llevando largísimo y lisísimo y cayendo por su cara, y una pequeña coletilla por detrás.
- Bueno, dado que tú parece que nunca te peinas, no pienso escuchar tus consejos en temas de peluquería. –Replicó la heredera de Salem, ofendida.– Además, a Jack la encanta.
- Pues deberías pensar si le has hecho algo malo a Jack alguna vez, porque esto me parece cruel hasta para ella. –Justo cuando Loveday estaba a punto de maldecir al merodeador, se abrió la puerta del despacho del director y salieron Remus y Bell, la rubia muy descompuesta.
- ¿Qué ha pasado, Bell? –Dijeron los dos herederos automáticamente.
- Otro ataque en el Callejón Diagon. –Contestó por ella el licántropo.– Por lo visto esta vez hay victimas mortales.
- ¿Quién? –Pregunto James, mientras Loveday abrazaba a Bell tratando de calmarla.
- Aún no han dicho nada... –Remus pasó el brazo alrededor del la cintura de Bell.– La acompañaré a su habitación. ¿Sabes si alguno de nosotros tiene pociones para los nervios?
- No, pero ahora mismo iré a pedírsela a Ponfrey. –Se ofreció Loveday. El licántropo la dedico una sonrisa de agradecimiento, antes de que cada uno se fuera por su lado.
Con un suspiro, James se apoyó en la pared que estaba a su espalda: todo se estaba complicando. En un año, Voldemort había ordenado atacar el emblemático callejón al menos cuatro veces, y no digamos ya la cantidad de pueblos Muggles que había destruido... Los aurores no daban abasto, la situación les desbordaba totalmente. Los más viejos, habían dejado incluso de compararlo con la guerra contra Grindelwald, ya que aquello era veinte veces peor...
Y se suponía, que James, Loveday, los McKinnons y los otros herederos iban a ser capaces de frenar ese Tsunami de proporciones biblicas... Sonaba casi a broma pesada, como las que solía gastar él antes.
- James. –El merodeador levantó la cabeza al escuchar la voz de Lily llamándole, sin embargo, la pelirroja no estaba allí. Genial, ahora empezaba a alucinar...– James, ven a mi cuarto, por favor. Ven ya, quiero que estés aquí...
Vale, eso no lo había soñado. Como tampoco se había imaginado la urgencia en la voz de su chica. Se apartó de la pared y miró dubitativo a la puerta del despacho del director unos segundos. Luego, dio la vuelta y se dirigió hacia Gryffindor, seguro de que Dumbledore tenía demasiado lío esa tarde para acordarse de nada más.
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- Sirius, de verdad que estoy bien. –Repitió Evy por octava vez en un minuto, desde que había empezado a sangrar.
- ¿Cómo vas a estar bien si hace nada te has caído al suelo de dolor y estás sangrando? –Ella, en vez de contestar, se tumbo en su cama de costado procurando no darle la espalda. Sirius frunció las cejas.– Deberías ir a la enfermería.
- Estoy bien. –Claro, para que Ponfrey la viera el tatuaje, que en ese momento debía ser bien visible, y avisara al Ministerio.
- Deja que lo vea yo al menos...
- Ni hablar. -¡Aquella opción era peor!- ¿No tenías que ir con Dumbledore?
- No mientras no estés bien... –Sirius trató de dar la vuelta a la cama para verla la espalda, pero ella se incorporó para evitarlo, gimiendo por el dolor que la provoco el movimiento.
- Lo estoy. –Insistió Evy.
- Te creería si no acabaras de gemir de dolor. Y no digas que no. –La advirtió el merodeador al ver que la onza iba a protestar – Conozco todas tus modalidades de gemido...
- Evy. –En ese momento, Lily entro como un vendaval en la habitación, topándose con la mirada preocupada de Sirius.- ¿Está sangrando, verdad? –El moreno asintió, un tanto sorprendido por la rapidez con la que la pelirroja, se hizo con la información.
- ¿Cómo lo sabes? –Evy la observó con suspicacia.
- He tenido un sueño muy extraño... Aunque no era un sueño. –Lily se dio cuenta que no se estaba explicando muy bien, e hizo una pausa para reordenar sus ideas.- Era como cuando soñaba con Voldemort...
- ¿Has vuelto a soñar con Voldemort? –Se preocuparon sus dos amigos a la vez.
- No. Bueno, él salía en el sueño. –Admitió la druida cerrando los ojos. Durante unos segundos deseó que James estuviera allí, tal y como lo había deseado mientras corría por las escaleras. Él lo entendería mejor que nadie.
- ¿Qué pasa? –Fue entonces, cuando el moreno de pelo revuelto hizo su aparición, y la pelirroja se lanzó a sus brazos. James le dedicó una mirada interrogante a Sirius.
- Evy esta sangrando y no quiere ir a la enfermería ni que se lo mire. Y Lily ha vuelto a soñar con Voldemort. –Le resumió su amigo del alma.
- ¿Qué? No hace falta que me lo repitas, Sirius. –Aclaró el Heredero de Gryffindor al ver que su amigo se lo iba a volver a explicar.- ¿Ese cabrón ha vuelto incordiarte en sueños? Y si tú estás sangrando deberías ir a que te lo mirara la enfermera.
- No hace falta. Estoy bien. –reiteró la onza.
- Claro, por eso te está goteando sangre de la blusa. –James señaló la camisa blanca que asomaba bajo la cazadora de la castaña, y que tenía un manchón rojo.
- Evy... Por favor, deja que te lo cure. Si te has cortado en el bosque podrías coger el tétanos o algo así, sino lo tratamos a tiempo. –La onza negó con la cabeza haciendo que su chico perdiera la paciencia.- ¡Joder! .¿Pero que coño te pasa?
- Nada.
- No quiere que la veas el tatuaje... –Contestó Lily, ganándose una mirada de disgusto de su amiga.- ¿Es lo que está sangrando, verdad? El que colgaba de la pared de la habitación de ese castillo de Anath empezó a sangrar cuando Voldemort mató a ese hombre.
- ¿Qué tatuaje? –Pregunto Sirius, extrañado. Él jamás la había visto ninguno.
- ¿Has visto a Voldemort matando a alguien? –Inquirió por su parte James bastante extrañado. Después de todo, sus mortifagos estaban atacando el callejón Diagon.
- ¿Quién ha sido? –Quiso saber Evy.
- Deja que te mire la espalda y te lo diré. –Tras sostener la mirada de Lily unos segundos, la onza suspiró, se dio la vuelta y se quitó la cazadora y la camisa, sin mediar palabra.
- ¡Joder! –Exclamaron a la vez los dos chicos y la pelirroja.
Tenía un aspecto espantoso: los bordes manaban sangre sin parar mientras que la parte de la piel que quedaba dentro parecía arder. El conjunto recordaba al cráter de un volcán en erupción, pero aún así se veía claramente el dibujo: la marca de Grindelwald, de acuerdo a las enseñanzas que habían recibido de niños James y Sirius.
- ¿Quién fue? –Evy les miraba a través del espejo, y Lily la devolvió la mirada.
- Grindelwald. –Ante la respuesta de la pelirroja, la onza elevó la mirada hacia el techo y exhaló un profundo suspiro de alivio.- ¿Quién creías que era?
- Ethan. Por el dolor y la cantidad de sangre sabía que era un alto mando de los Mahutam... –Explicó ella encogiéndose de hombros.– Tienes algo con lo que presionar la herida. Puede que duré un rato y no quiero desangrarme...
- Claro. Déjame la camisa. –Evy la tendió la camisa a la druida, pero fue Sirius el que la tomó, la transformo en gasas y empezó a presionar sobre el tatuaje.
- Grindelwald fue ejecutado en 1950. –Apunto el merodeador de ojos grises.
- ¿No lo derrotó Dumbledore en 1945? Eso pone en las ranas de chocolate.
- Sí, Lily, y también lo capturó y lo llevaron a Azkaban donde tal y como ha dicho Sirius, fue ejecutado cinco años más tarde. –Completó James.
- No fue así... –Intervino Evy.– Cuando los dementores fueron a buscarle a su celda lo encontraron muerto y suspendieron la decapitación. Luego, al ir a enterrarle, el cuerpo había desaparecido. No se molestaron en investigar más, ni siquiera cuando empezaron las denuncias de personas que aseguraban haberle visto paseando por Venecia a plena luz del día. Por ejemplo.
- Algo así me comento Sehkmet. –Soltó Lily, como si fuera de lo más normal que reinas brujas egipcias muertas chiquicientos mil años antes te muestren a un mago sociopata matando a otro mago supuestamente muerto.
- ¿Sehkmet?. ¿La Sehkmet del Cetro? .¿Esa Sehkmet? –Preguntó James.
- Sí. –Confirmó la pelirroja.– Vino a buscarme después de que tú te fueras, de repente me empezó a llamar, pensé que había alguien en la habitación, pero estaba en mi cabeza...
- Lily. –Cortó James, apoyando un dedo en los labios de la druida.– No hace ni cinco minutos que tú me has llamado de la misma manera...
- ¿Qué? –Se sorprendieron a la vez Lily y Sirius.
- No te he llamado, estaba pensando que me gustaría que estuvieras conmigo al bajar las escaleras pero no te he llamado...
- Espera. –esta vez fue Sirius el que la interrumpió.– Tu estabas pensando en él, y tu la has oído llamarte pese a la Occlumancia... –La pareja se miró y asintió.– Es bastante raro. –Evy le apoyó alzando un poco la cabeza, ya que hasta ese momento estuvo sentada boca abajo.– Tu mejor callada, que luego hablaremos de ti... A ver, cómo has logrado ocultarme el tatuaje desde hace un...
- Año. –Completó Lily, ante las miradas de pasmo de la pareja.- ¿Os habíais olvidado que hoy hacéis un año?
- Nooo. –Mintieron los dos sin demasiada convicción.
- Sois únicos. –James soltó una carcajada.– Que se le olvide a Sirius, vale, es chico y se nos suele olvidar, pero que se le pase a Evy...
- Ey, que a mi no se me paso. –Matizó la onza, picada.
- Mentirosa. –Gruñó su chico.
- Despistado. –replicó Evy.– La prueba esta en que nunca viste el tatuaje porque tu atención siempre esta centrada 10 centímetros por debajo. –Añadió a modo de pulla.
- Puede... –Admitió Sirius antes de apuntar.– Pero a ti también se te olvido que era nuestro aniversario. –Evy suspiro y murmuro algo parecido a un: "sí, vale".- ¿Y por qué tienes ese tatuaje? Es imposible que participarás en la guerra y Grindelwald te marcara.
- No, idiota, es la marca de los Mahutam, que casualmente también tenía Grindelwald, porque fue su líder... Pero hay mucha gente que tiene la marca, y ni siquiera estuvo metido en la guerra, porque ni siquiera había nacido. Y al revés, hay mucha gente que no está marcada, y sí que intervino. – Por el tono de la onza, parecía que tenía muchas ganas de soltar lo que acababa de soltar. Y así era, llevaba cerca de seis años, mordiéndose la lengua cada vez que alguien satanizaba el escudo de los Mahutam.
- ¿Quién es Richard Rufford? –Sus tres amigos miraron a Lily.– Le entregó a Voldemort la espada con la que mató a Grindelwald. Sehkmet dijo que tu lo conocías, Evy.
- ¿Estaba allí? –Atinó a decir la onza, la pelirroja nunca pensó verla tan asustada, casi tuvo remordimientos al asentir. Hasta Sirius pareció olvidarse de que estaba enfadado con ella, y la abrazo protectoramente.
- Es el cabrón del que me hablaste. –Sirius le había terminado contando a James todo lo que Ethan le dijo sobre el ex de Evy.- ¿Ese esta... marcado?
- No. Es un Odal, ellos no pertenecen al clan. –La onza captó las miradas de confusión de sus amigos.– Es algo complicado de explicar...
- ¿Y quien más pertenece al Clan?
- Evy. ¿Lo has notado? Joder, esto sangra que... –Jesse llego en ese momento para contestar a la pregunta de James. Al ver a los dos merodeadores y a Lily palideció. En la camisa, a la altura del hombro, por delante, se le veía una mancha de sangre, con idéntica forma al tatuaje de Evy.– Pensaba que estabas sola...
- Pues ya ves que no. –La onza se encogió de hombros, como diciendo "¿qué se le va a hacer?"
- ¿Algún otro miembro del Clan por aquí que debamos conocer? –La ironía en la voz de Sirius era palpable. Ni Jesse ni Evy contestaron.– esta bien, lo tomaremos como un no. Entra, cierra la puerta y a ver si entre los tres. –Señaló a Lily.– Sois capaces de explicarnos a James y a mi que esta pasando...
Jesse puso una cara de animal acorralado, pero cerro la puerta y se sentó junto a sus compañeros.
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Joy se estaba duchando en el baño de la habitación que habían alquilado en "Las Tres Escobas" cuando sintió el aguijonazo en la nuca, tan intenso, que tuvo que agarrarse a las cortinas para no caer.
- ¡Joy! – Will escuchó el derrape y corrió raudo y veloz a asegurarse que su chica estaba bien.
- Tranquilo, fue un pequeño patinazo. Estoy perfectamente. –Para demostrarlo, Joy le rodeó el cuello con los brazos y le beso con fiereza.– Ey, para. –Le cortó riendo cuando vio que se emocionaba demasiado. – Tenemos que volver a la escuela o tendremos problemas... –Will la mordisqueó un poco el labio, aún sin hacerla mucho caso.– va en serio, que tengo que vestirme...
- Vale, vale. Ya seguimos en el baño de los prefectos.
- Hecho. –Prometió la morena.
En cuanto el chico se fue, Joy dejo de sonreír, y se llevo la mano a la nuca, al mirarla se encontró con un ojo sin párpados y una concha, marcados con sangre en su mano. Sin inmutarse, se apoyó una toalla encima de su tatuaje, y apretó para detener la hemorragia.
Uf, quedó interesante,. ¿no? Aunque sé que algunas os esperabais que Joy estuviera marcada. Hablando de eso: .¿os acordáis que en "El Arte de Vengarte", a Joy no la gustaba llevar el pelo corto? Ya sabéis porqué: no quería que se la viera el tatuaje.
Y ahora vamos con la pregunta del millón de euros, (por favor, que nadie la acierte que me hunde):. ¿cuándo actualizaré? Pues trataré de volver a la dinámica de las dos semanas, pero no prometo que no se conviertan en 16 días.
Pues es todo, por el momento.
Un beso.
Carla Grez.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Gabriela. Musa de Mika Granger.
