Hola, corazones de casi primavera... Sí, lo sé. Esta vez me he pasado un montón, peor entre lo de mi madre, el plagio y la huida de mi muso, no he podido subir antes... Sin embargo este último regreso por San Valentín, charlamos y por lo visto hicimos las paces... (Además de que le he atado a mi cama para que no vuelva a huir.)

En fin, os recuerdo que los RR están respondidos en otro RR y sin más, pasamos al capi que tampoco es plan de haceros esperar más.

Por amor al arte 29.

La Vidriera de Gloria.

Viernes tarde/noche.

Sala común de Gryffindor.

- ¿Cuánto tiempo falta para que vuelvan de entrenar? –preguntó Jack por séptima vez en menos de quince minutos.

- Diez segundos menos que la última vez que preguntaste –se impacientó Lily.

Mientras los miembros del equipo de Gryffindor entrenaban, algunos de sus amigos civiles estaban tranquilamente tirados por los sofás de la Sala Común. En concreto, Jack estaba acariciándose el cojín medio muerta del aburrimiento; Jesse, leyendo una revista de moda junto a Loveday, que admiraba a las modelos y Lily, haciendo a James un masaje en las sienes.

- Sigo sin entender por qué mi hermano te ha excluido de entrenar –y por qué no a Remus, pero eso Jack no lo dijo en voz alta.

- La última clase con Dumbledore fue agotadora... no tengo fuerzas para nada –gimió el moreno sin abrir los ojos.

- Seguro que las tiene si Lily se las requiere –intervino Loveday con malicia.

- No te metas con él –le advirtió la aludida con un tono suave, aunque no exento de amenaza.

Justo cuando Jack iba a volver a preguntar si quedaba mucho para que sus amigos volvieran, Evy descendió por las escaleras logrando paralizar la actividad de la sala común y alterando las hormonas hasta de los chicos de primero. ¿La razón? Un escotadísimo y cortísimo vestido color carne tan ceñido que la onza parecía estar desnuda.

En cuanto la vieron, Loveday ignoró a las modelos de la revista para empezar a salivar por la castaña; Jesse siguió con su moda; Jack bufó y Lily tensó de tal manera sus dedos que James terminó por abrir los ojos...

- ¿Qué...? Ah –cuando el moreno de pelo revuelto vio a Evy guardando lo que parecía una tira de condones en su bolso, suspiró. Pero la nueva cita de la onza no le impediría llevar a cabo su Operación Cupido particular–. Evy, puedes venir un momento...

La onza se acercó con expresión de extrañeza, ya que desde que Sirius rompió con ella, de las cuatro personas que estaban allí de la panda, sólo había mantenido conversaciones civilizadas con Loveday... Las discusiones con Jack, Lily y Jesse, que concluían con un magistral portazo de uno de los implicados, no contaban.

- Quería pedirte un favor...

- ¿Seguro que hablas conmigo? –preguntó la onza cada vez más extrañada.

- Seguro –confirmó James con una mueca divertida–. Así que escúchame: mañana hay luna llena y me gustaría que vinieras conmigo para ayudar a controlar a Remus, yo solo no puedo...

- ¿Para eso no está tu amigo?

- Mañana no puede tiene... una cita –durante unas décimas de segundo, James creyó percibir un brillo celoso y homicida en los ojos de Evy, pero pronto se volvieron prácticamente inexpresivos.

- Está bien –accedió la castaña-, nos vemos aquí mañana. ¿A las seis?

- Genial. No te canses mucho hoy –le aconsejó a modo de despedida.

- Descuida –contestó ella, ya saliendo por la puerta y casi chocando con Will y el resto del equipo. Saludó alegremente a Remus, Isis y Joy, lanzó una mirada desagradable al resto y se fue a buscar a Rosier.

- ¿Qué tal el entrenamiento? –preguntó James para cortar el ambiente enrarecido que flotaba sobre la panda.

- Bien. ¿Estás mejor? –Remus alzó las cejas irónicamente al ver como Lily rodeaba a su cansado novio de mimos y cuidados. El moreno sonrió cansado, pero satisfecho, a modo de respuesta.

- Entiendo que esté cabreada con Sirius y Will. ¿Pero se puede saber qué coño le hecho yo a Evy para que tampoco me hable? –soltó Bell como si no pudiera contenerse más–. El otro día, cuando me llamo porque Perla estaba dando a luz, no parecía tan... hostil.

- Bell, es un gato. Los gatos paren, no dan a luz –corrigió Joy con tono desagradable–. Y haz el favor de llevarte el saco de microorganismos de nuestra habitación CUANTO ANTES.

- Pues si te parecen sacos de microorganismos, no sé porque les has puesto esos nombres tan poco adecuados –se apresuró a remarcar la rubia.

- Ey, no, ahí tengo que defender a Joy –intervino Jesse–. Valentino, Armani, Karan, Verino y Coco son unos nombres muy adecuados.

- Vale, genial –Bell le miró gélidamente, antes de volverse hacia sus compañeros de último curso–. Vale. ¿Pero se puede saber qué le hice a esa loca para que no me hable?

- Piensa, Bell, piensa –Joy iba a sentarse en el mismo sofá que Will, pero al ver que no podía hacerlo sin rozarle, se sentó en el otro extremo del círculo, al lado de Lily, y desde allí le dedico a la rubia una de sus miradas de falsa cordialidad.

- Bueno, cielo, te faltó tiempo para contarle a Giselle que ella y Sirius habían roto y ahora tu prima aspira a plantarse aquí antes de que termine la semana –Loveday apartó la mirada de la puerta, apiadándose del desconcierto de su compañera de cuarto.

- ¿Que le has dicho a Giselle qué? –hasta ese momento, Sirius había estado observando el retrato como si allí estuviese escrito el nombre de la nueva cita de Evy, pero las palabras de la rubia bailarina hicieron que se volviera hacia Bell.

- Ella me preguntó por ti en una carta y se lo comenté. Pero no viene por ti, vuelve porque si hace los EXTASIS en Hogwarts es como si te graduaras en dos escuelas –explicó Bell, tratando de calmar al moreno–. Lo que no entiendo es cómo se ha enterado Evy. Sólo Loveday y yo lo sabíamos...

- Es que se lo dije yo –confesó la heredera de Salem algo avergonzada–. Pero no fue culpa mía, surgió la conversación y se me escapó...

- ¿Y cómo pudo llegar a surgir esa conversación? Para Evy mentar a Giselle es como nombrar a Voldemort delante de Isis...

- ¡Que no digas ese nombre! –gruñó histéricamente la prefecta oriental. Will la señaló con el pulgar como diciendo "¿veis lo que decía?"

- Es que... la saqué yo –Loveday se mordió la uña del pulgar y se encogió como si esperara recibir un golpe. Al ver que no llegaba, empezó a explicarse de carrerilla–. Vamos, no me digáis que soy la única que ha notado que desde que Sirius rompió con ella, esa chica es como un anuncio de Ron Bacardi: "juega con fuego"...

- Y acaba quemándote –completó Sirius, amargamente.

- Mm, pues con lo chamuscado que tú has quedado no parece que estés muy descontento –las cejas de la heredera de Salem se alzaron con premeditada sorpresa.

- Ten cuidado, que yo no soy tan liberal con tus chorradas como James –le advirtió Sirius acercándose peligrosamente a la rubia. El aludido protestó pero nadie le hizo caso.

En cuanto a Loveday, sólo había una forma de responder a la amenaza: le sacó la lengua al animago, mostrando el piercing que recientemente se puso en la misma. El moreno de ojos grises arrugó la frente y, aprovechando que aún llevaba los guantes embarrados puestos se los plantó a la rubia en la boca.

- Ash –Loveday guardó la lengua e hizo gestos de asco–, como se me infecte, te mato.

Sirius sonrió burlón ante la amenaza, antes de invocarle a la rubia un vaso con zumo de calabaza, con el que quitarse el mal sabor de boca...

- Ibas a explicar porqué le contaste a Evy lo de Giselle –se impacientó Bell.

- Ah, sí. Pues estábamos en la biblioteca, ella con esos vaqueritos que le quedan tan bien y con el piercing del ombligo al aire, y saqué el segundo tema de conversación que me vino a la mente para distraerme...

- ¿Y por qué no sacaste el primero? –quiso saber Isis, inocentemente.

- Porque el primero era pedirle permiso para chocar piercing... ¿Y que hago si me dice que sí? –Loveday apuntó a Sirius con la cabeza–. Con lo salida que estoy, no me resisto y este me mata... ¡No os riáis! Un mes más sin sexo y empiezo a encontrar atractiva a Anya

- Uf, sí que estás mal –Joy, que sabía lo que era estar a palo seco, se solidarizó con la rubia.

- Pero aún le queda mucho para llegar a ciertos niveles: Isis lleva quince años sin sexo y por eso empieza a encontrar atractivo a Bifidus –atacó Jack.

- Jack, estoy molida, déjame en paz. Además, tú sólo llevas nueve meses sin sexo y estás lo suficientemente mal para llevar un cojín bajo la túnica –apuntó la oriental.

- Ey, precisamente acaba de darme una patada –anunció la joven Sparrow con orgullo. Al instante, Bell se metió en el papel y apoyó la mano en su "tripa" para "sentir la patada".

- ¿Vais a seguir mucho tiempo con la tontería? –quiso saber Lily, sin ocultar su irritación. Su compañera de cuarto había estado tan pesadita con el embarazo, que la pelirroja había sufrido el impulso de quemarle el cojín mientras se bañaba.

- Por mí terminábamos ahora mismo –suspiró Remus–, son ellas las que están empeñadas en seguir con el juego.

- Qué insoportable que se pone cuando se acerca la luna llena –murmuró Jack.

- No lo sabes tú bien... –replicó Bell, aunque la sonrisa tierna de ambas contrastaba con sus palabras.

- ¿Y vosotras desde cuándo os lleváis bien? –James dio palabras a la extrañeza que sentían todos al ver que ese par enterraba el hacha de guerra.

- No somos amigas –corrigieron ambas muchachas a la vez. Luego las dos bajaron la vista hasta encima del "bombo" de Jack, donde sus manos permanecían enlazadas. Al instante, se soltaron y se alejaron un poco.

- Igual sí que va a ser mejor terminar con esto –Bell parecía molesta por haber bajado la guardia ante su rival.

- ¡Al fin una entra en razón! –Remus se dejó llevar, tanto por el entusiasmo como por el influjo lunar, y agarró a su rubia novia por la nuca y le plantó un besazo a escasos centímetros de la nariz de Jack, que estaba sentada entre ambos.

- Voy a ducharme ¿Me acompaña alguien? –Isis miró directamente a su amiga, pensando que la joven Sparrow no querría quedarse ni medio segundo más allí.

- Mm aún no estoy tan desesperada como para que seas mi tipo, pero vale –Jack aceptó, con su peculiar estilo que logró que la oriental musitara algo como "no sé por qué me molesto por esta idiota". Cuando la castaña de pelo rizado se puso en pie, se alisó la túnica sobre la "tripa" sin hacer ademán de renunciar a ella.

- ¿Seguirás con eso? –preguntó Will.

- Yo no soy una rajada como otros –la hermana del prefecto dedicó a los "otros" una mirada que bien podría haber sido un puñal, antes de alzarla con orgullo–. Lo criaré sola, a lo madre coraje.

- Jack, es un cojín –le recordó Jesse.

- ¿Y qué? Es mi hijo y yo le voy a querer igual, aunque sea cuadrado, no tenga ni nariz, ni ojos, ni labios, ni piernas, ni orejas ni nada de nada... –la Gry se abrazó la "tripa" protectoramente.

- ¿Es hijo de Remus y Bell o del maestro Chen? –se burló Sirius.

- No dirás eso cuando tus ojeras de varios días sin dormir se deban a cambiar pañales y no a salir de marcha –en cuanto escuchó a Lily, a Jack le falto tiempo para quitarse el cojín de debajo de la túnica.

- Cielo, fue bonito, pero mejor vuelve con tu mami –tras la despedida, lanzó el cojín de vuelta al sofá (concretamente a la cabeza de Remus y Bell, que no lo encontraron impedimento para seguir a lo suyo)–. Vamos, Isis.

- Esperad, que yo también voy –Joy iba a unirse a las dos quinceañeras, pero Will aprovechó que pasaba cerca de él para tomarla por la muñeca.

- ¿No te despides? –la morena le dedicó una mirada de advertencia y un chasquido de lengua, antes de soltarse y seguir a sus compañeras de habitación.

- ¿A qué ha venido eso? –Jesse ya venía notando que las cosas entre sus amigos no iban bien. La morena rehuía a Will, procurando no tocarle o al revés. Y eso que Evy no le había comentado que Joy había hablado con Snape.

- A que le ha vuelto a entrar la vena mística. Dice que cuando nos liamos, Voldemort atacó el callejón Diagon y Sirius y Evy cortaron... Así que para evitar que el universo entero implosione o algo así, no debemos tocarnos, ni mirarnos ni nada... –Will concluyó el discurso con una mirada a Sirius de "todo es culpa tuya".

- ¿Y qué quieres? .¿Que vuelva con ella para que tú y Joy empecéis a comportaros como algo remotamente parecido a una pareja? –se molestó el aludido.

- Pues no estaría mal –hay que decir a favor de Jesse que estaba machacando por igual al moreno y a la onza por la ruptura y sus inmaduras actitudes consiguientes–. ¿Qué es eso de que mañana tienes una cita?

- ¿De dónde has sacado esa idea? –el animago pareció totalmente sorprendido–. Mañana hay luna llena, jamás dejaría a Remus colgado por una chica...

- Ya lo hiciste el año pasado –Remus liberó su boca de la de Bell, para unirse a esa conversación.

- Jamás volvería a dejar a Remus colgado por una chica –se autocorrigió el moreno de ojos grises–. ¿Quién te ha dicho que yo iba a salir con alguien?

- James –acusó rápidamente Loveday.

- Es que no recordaba que mañana había luna llena. A veces no sé donde tengo la cabeza –se defendió el aludido.

- En el regazo de Lily –la servicial aclaración de la pandilla, hizo que la pelirroja enrojeciera.

- ¿Y cómo es que no os habéis duchado en el vestuario? –preguntó James, para que su chica tuviera tiempo de recuperarse.

- Las tuberías del agua caliente no funcionan –explicó Bell, con las mejillas ruborizadas por el beso.

- Seguro que fue cosa de algún Slytherin... –por si alguien lo dudaba, la repentina paranoia de Sirius sobre miembros de la casa de las serpientes rompecañerías sí que está ligada con las batidas de caza que Evy había iniciado entre los miembros de esa casa.

- Sirius, no creo que haya sido cosa de ellos –casi rió Bell–. Será mejor que me duche –la rubia depositó un beso, esta vez más breve, en los labios de su novio y subió para su cuarto.

- ¿Y tú cómo es que no vas con ella? –se extrañó Will, que no hubiera perdido la oportunidad de ducharse con Joy si se la hubieran ofrecido.

- Paso de ponerme a tiro de Anya –Remus compuso una mueca de asco.

- No te preocupes, tiene problemas de... continencia y está en la enfermería –Loveday y Jack le habían administrado el laxante a la mortifaga esa misma mañana–. Tienes que contarme tu secreto para tener tanto éxito con las chicas, mira que yo hace tanto que no triunfo que estoy empezando a encontrar atractivo a James otra vez.

- Cuidado, Loveday, cuidado –le advirtió Lily, con los celos brillando en sus ojos verdes.

- Que estoy muy cansado, no te metas conmigo y no estimules las tendencias homicidas de Lily –suspiró el objeto de la discusión sin abrir los ojos.

- Tú te quedaste con Lily y yo con el derecho a pincharte cuando me apetezca –la rubia volvió a mostrar el piercing de su lengua, cosa que a lo mejor hubiera tenido más efecto si James no tuviera los ojos cerrados.

- Obviamente, salí ganando –esta vez sí que el moreno abrió los ojos y acarició la cara de Lily, logrando calmar la expresión de su cara que precedía a un discurso de "estoy aquí y no soy un objeto".

- En vista de que como la conversación siga por estos derroteros, Loveday va a terminar perdiendo parte de su cara –Lily se levantó y sustituyó su regazo por una almohada donde posó con suavidad la cabeza de su chico–, yo voy a ver si convenzo a Joy para que me ayude mañana con el tema de las vidrieras...

- ¿Mañana? –de repente, cualquier resto de placidez había sido borrado de la cara de James, sustituido por una expresión de alerta.

- Sí, tú estarás ocupado con Remus, Sirius y... vuestras cosas. Algo tendré que hacer yo entre tanto –explicó la pelirroja antes de desaparecer camino al cuarto de las chicas.

- Sigue con eso de la vidriera –comentó Sirius.

- Sí, de no ser por lo ocupada que ha estado Joy cuidando de tu ex novia y evitando a Will, ya habría salido en busca del dichosito Cetro –James hizo una mueca de disgusto antes de volverse hacia su ex postiza–. Sé que me voy a arrepentir de esto, pero mañana por la noche trata de no quitarle el ojo de encima...

- Será un placer –Loveday inclinó la cabeza majestuosamente aunque con una sonrisa pícara.

- Sabía que me arrepentiría –musitó el heredero de Gryfindor.

- Tranquilo, yo vigilaré a la vigilante –James le agradeció a Will la oferta con una sonrisa de alivio.

- Si está Joy de por medio, será mejor que vaya para vigilar al vigilante de la vigilante –se autoinvitó Jesse.

- Genial, ahora que sé que va tanta gente, me siento más tranquilo –aunque por el tono de James, parecía más bien todo lo contrario. Que Lily siguiera empeñada en buscar el "dichosito Cetro", como él lo llamaba, le incapacitaba para relajarse. Tal vez fue por eso que se buscó a alguien contra el que pagar su frustración–. Lo que no sé es como Sirius puede estarlo... ¿No sabes con quién ha salido Evy y su mini túnica color carne?

- No, y tampoco me interesa –el merodeador de ojos grises se levantó con expresión de hastío dispuesto a darse una ducha en su cuarto.

- Con Rosier –le informaron los otros cuatro con tono servicial. Tal y como imaginaban, el moreno se dio la vuelta con el rostro crispado.

- ¿Que sale con quién? –preguntó Sirius con lo que casi era un gruñido de amenaza.

- Con Rosier –repitieron servicialmente sus amigos–. ¿Adónde vas? –preguntaron al ver que se daba la vuelta de nuevo.

- A ducharme y a coger la capa de James –Sirius se volvió hacia el mentado moreno con aire de duda–. Si me la dejas...

James hizo un gesto de "eso no tienes ni que preguntarlo" que se desvaneció apenas su amigo volteó, para subir a su habitación corriendo a velocidad de cohete.

- ¿Convenciste a Evy para que venga mañana con nosotros? –Remus habló con un tono tan bajo que no llegaba a susurro. De hecho, salvo su compañero animago, el resto más que oírle, le leyó los labios.

- Sí. Esta jugada nos puede salir muy bien o muy mal... –añadió el merodeador de ojos castaños para sí mismo.

&·&·&

- ¿Sabes qué? Me lo he pasado muy bien...

- Yo también –mintió Evy. Aunque tenía que admitir que no era del todo culpa del Slytherin (Rosier se había esforzado). Puede que todo hubiera ido mejor si ella no estuviera obsesionada con averiguar la identidad de la futura (y pronto difunta) cita de Sirius.

- Y ahora: la despedida –Rosier se inclinó para darle un beso, pero la Gryffindor le esquivó retrocediendo un paso y logrando que el Slytherin estuviera apunto de romperse la nariz contra el suelo. Una pequeña risilla a la que nadie prestó atención coreó la jugada.

- Es muy pronto para eso –explicó la onza al ver la expresión de sorpresa en su cita.

- ¿Por qué?

- Porque... lo nuestro es especial –casi exclamó Evy con el tono de alguien a quien se le acaba de ocurrir la idea feliz de repente.

- No, no lo es –Rosier se inclinó para intentar besarla de nuevo.

- Sí que lo es –pero Evy repitió la jugada, sólo que está vez, Rosier se estampó contra una armadura–. ¡Chao! –la onza se apresuró a largarse antes de que el Slytherin se recuperara del golpe. Aunque estaba segura que eso sucedería para cuando ella estuviera poniéndose el pijama...

Por eso, cuando alguien la tomó del brazo y la empujó de espaldas contra la pared, su primer instinto fue pensar que era Rosier (cosa que le sorprendió) y que debía patear primero y preguntar después.

- Soy yo, nena. ¿Menos de una semana y ya no me reconoces? –Sirius alzó las cejas burlón, mientras se apretaba más contra ella.

No iba a negar que los primeros minutos después de saber que la onza había quedado con Rosier, sumado a que le había pedido a Will preservativos, le habían asustado. Pero una vez que estuvo vigilante y observó que ella no sólo no mostraba el más mínimo interés sexual en el Slytherin sino que lo manejaba fácilmente, empezó a relajarse y a disfrutar del espectáculo.

Lo de que era "demasiado pronto" había sido la puntilla.

- Ay –una segunda patada que casi da de lleno a la entrepierna, le obligó a prestar atención–. ¡Que soy yo! .¿Cómo te lo tengo que decir?

- Ya sé que eres tú... ¿Por qué crees que te estoy atizando? –Evy trató de demostrar que a la tercera va la vencida, pero Sirius previendo el movimiento, la apretó más contra la pared para inmovilizarla–. ¿Qué haces? –la onza trató de separarse de él o terminaría sin poder responder de sus actos, pero lo único que logró fue acomodar sus brazos en los hombros del chico.

- ¿Qué pasa?. ¿También para mí es muy pronto? –susurró mientras empezaba a sembrar de besos el cuello de su ex. Tal vez fuera la maldita túnica color carne, pero esa noche la encontraba irresistible.

Como para responder a la pregunta, Evy le agarró del pelo oscuro sin la menor delicadeza e hizo que sus labios chocaran, invadiendo bruscamente la boca de Sirius con su lengua. El replicó rápidamente igualando la furia de la onza. Por la forma en que se desarrolló, aquello, más que un beso, parecía una batalla campal en que el uno trataba de hacer retroceder a la lengua de la otra mientras ella defendía fieramente su posición...

- ¿Vais a entrar o no? –el gruñido de la señora gorda hizo que ambos se separaran, recordando que estaban casi en su sala común.

- ¿Pero para qué los interrumpes? Con el buen espectáculo que íbamos a tener –Violeta le dedicó a su amiga un gesto de censura, que se volvió de lujuria cuando sonrió a los jóvenes–. Seguid, seguid. Nos os cortéis...

Pero ya era tarde. El "¿qué coño estábamos haciendo?" había calado en las mentes de la ex pareja... Evitando mirarse, Evy deshizo el abrazo de sus piernas y se posó en el suelo mientras Sirius apartaba las manos del trasero de la chica y la permitía alejarse de la pared.

La separación duró el tiempo necesario como para decir la contraseña, ya que en cuanto entraron en la torre, volvieron a lanzarse el uno a los labios de la otra, sólo que esta vez parecían haber llegado a un acuerdo táctico: ella controlaba el beso y él la dirección a seguir.

Para cuando la onza quiso darse cuenta estaban en la habitación de los merodeadores. Con un empujón, la castaña se soltó del animago y se apoyó en una de las columnas que sostenían el dosel de la cama de su... ¿Ex novio? Aunque por la forma de comportarse de ambos, no se notaba.

Los dos se observaron, como si en los ojos del otro estuviera la respuesta a lo que estaba pasando allí...

Tras unos segundos, Sirius decidió que no tenía ni idea de lo qué estaba pasando y que además le daba igual: en dos zancadas llegó hasta Evy y le apartó un mechón castaño de la cara, rozando en el proceso su oreja. Ella liberó el aire que retenía, sonando casi como un sollozo... Pero la languidez fue sustituida rápidamente por los instintos depredadores de los jaguares: agarró a Sirius de la cintura de sus vaqueros a la vez que buscaba sus labios con más furia aún que antes, como si quisiera hacerle pagar la osadía de romper con ella...

Aunque si así se cobraran todas las deudas, el mundo estaría plagado de morosos, ya que el moreno de ojos grises estaba encantado a juzgar por lo rápido que uso un hechizo para hacer desaparecer la ropa de ambos.

&·&·&

Cuando a la mañana siguiente, los pies de un adormilado James se enredaron con un sujetador haciendo que casi se matara, su primer pensamiento ("eso no es de nuestra talla" aparte) fue que Sirius se había lanzado de cabeza al método Sparrow, hasta que vio la llamativa túnica color carne... Sólo había tres chicas con acceso a su habitación que llevarían algo así: Anya, (descartada por motivos higiénicos); Jack (que reservaba su energía sexual para Remus), lo que dejaba a Evy como única posibilidad.

Para comprobar si estaba en lo cierto, asomó la cabeza entre los doseles de la cama de su amigo. Y efectivamente: la chica a la que su amigo abrazaba como si temiera que tratara de escaparse y que se aferraba a él como si alguien pudiera entrar a quitárselo, era Evy.

- No creas que esto es del todo bueno –Remus se había levantado y observaba la escena por encima de los hombros de James.

- En cuanto se despierte, Sirius se apresurará a recalcar que eso no implica una reconciliación –el merodeador de ojos castaños soltó la cortina y se dirigió hacia el baño, seguido por el licántropo.

- Si no se adelanta ella atacando a modo de defensa. En cualquier caso, esta noche estarán la leche de agresivos y me tocará a mi evitar que se devoren mutuamente.

- ¿Cómo que "a ti"? .¿Y yo qué? –se picó James. Remus volteó los ojos y musitó algo que sonaba a "¡Herbívoros!"–. Que sepas que aunque los ciervos no seamos depredadores, también somos peligrosos. ¿Eh?

- Claro, James, claro –el licántropo asintió, aunque con cierto brillito irónico en sus ojos dorados.

- ¿A que esta noche te coceo?

- Reserva esas proposiciones para Lily, que luego ella se pone celosa y yo estoy débil –siguió burlándose Remus, sin dejarse achantar por el mal genio de su amigo.

&·&·&

Por su parte, Evy llevaba un rato despierta, pero se negaba a reconocerlo abriendo los ojos, ya que en cuanto lo hiciera ella y Sirius tendrían la conversación clásica de ex: "lo de anoche fue genial, pero no significó nada". Y no quería, no necesitaba escucharlo, lo único que realmente necesitaba era permanecer en sus brazos para siempre. Instintivamente, la mano con la que aferraba su hombro aumentó la presión.

- Sé que estás despierta, –con estas palabras, Sirius le animó a salir del mundo de los sueños. Pero en vez de obedecer, la onza optó por fingir que seguía dormida–. Evy, no hagas esto más difícil.

- ¿El qué hago más difícil?.¿El que tú me eches de tu cama después de haber pegado un polvo? –gruñó Evy sin abrir los ojos.

- ¡No te estoy echando de mi cama! –el merodeador bufó frustrado al entender que, a cierto nivel, ella había dicho la verdad. Tal vez por eso, cuando volvió a hablar trató de sonar comprensivo–. Sabes tan bien como yo que no es una reconciliación, nada ha cambiado entre nosotros para que nos planteemos volver...

- Para que te plantees volver, –matizó Evy–, porque yo estoy deseando que entres en razón y volvamos juntos en cualquier momento.

- Oh, claro. Y por eso has tenido lo menos 15 citas en esta semana...

- 13, contigo. Y una cosa no tiene nada que ver con la otra... Pero déjalo, que está visto que esto no tiene arreglo –la onza levantó las mantas y, sacando la varita, empezó a convocar su ropa.

- ¿Pero cómo puedes tener tanta cara? Tú me mientes a conciencia durante un año de relación y cuando rompemos, te dedicas a hacer lo que te da la gana... ¡Hasta saliste con mi hermano! Y resulta que yo soy el malo de la historia. ¡Hay que joderse!

- Pues nada, como en breve estará Giselle por aquí y tú y yo no estamos ya juntos ni nada, jodes con ella la próxima vez y a mí me dejas tranquilita –Evy ya había terminado de vestirse y optó por ignorar las palabras de su ex.

- ¡No metas a Giselle en esto! –Sirius salió al fin de la cama y empezó a recuperar su ropa sin magia y sin delicadeza. Durante unos segundos, la visión de los abdominales donde una vez ralló queso, distrajo a la chica y tuvo que sacudir la cabeza para despejarse.

- Por supuesto, jamás me metería con una de esas criaturas angelicales que son las Figg. Empezando por tu "querida Bell", que apenas unos segundos después que una amiga suya entra en coma, ella le busca pareja a su ex –no sería hasta años más tarde, cuando fuera un poco más madura, que la onza reconocería que de haber actuado en esos momentos de otra forma, las cosas habría sido muy diferentes, pero en aquellos segundos Evy estaba demasiado embalada para frenarse–. Espero que no se repita la jugada de Lily y Loveday, no soportaría que tu querida "desvirgadora" se enamorara de mí.

- ¿Todo bien? –James asomó la cabeza para asegurarse que no había heridos en la habitación de al lado.

- Sí, Evy ya se iba –el tono de Sirius reflejaba ira, por las ofensas que la castaña lanzó contra las Figg.

La onza giró con elegancia felina hacia la puerta, pero una vez allí se volvió hacia ellos como si acabara de recordar algo.

- Por cierto, Black, sí que ha cambiado algo. ¿Sigues tomando poción anticonceptiva? –el aludido palideció. Por seguridad la tomaban los dos, pero desde que había roto con Evy había dejado de consumirla–. ¡Que casualidad! Yo tampoco... A lo mejor ahora voy a estar embarazada... Chao –la castaña, que había estado tomando religiosamente sus dosis, se giró con una sonrisa maliciosa que ninguno de los chicos llegó a ver.

Al oír una risita, Sirius volteó hacia James furioso:

- ¿No decías que sin confianza tu relación con Evy ya no iba a ninguna parte? -el buscador se adelantó al ataque de su amigo, sin ocultar lo divertida que le resultaba la situación–. Pues mira por dónde, parece que esta noche la habéis encarrilado...

Mientras James volvía a reírse con más ganas que antes, Sirius parecía estar seleccionando la maldición imperdonable más adecuada para la ocasión.

- ¿Qué le pasa? –Remus alzó las cejas al salir del baño y encontrarse con esa escena.

- ¡Que está gilipollas! –gruñó Sirius, entrando en el baño.

- ¡Y tu ex novia embarazada! –replicó James a la puerta cerrada, de bastante buen humor.

&·&·&

- Mamá, por favor, deja de cocinar –gimió Lily, asociando el estruendo de cacharros con el ruido que hacia su madre cuando, al volver borracha al amanecer, se empeñaba en freír pescado y patatas.

- Tu madre no está aquí, estamos en Hogwarts –Jack se levantó con el pelo a lo leona, que diría ella, "a lo oveja electrocutada" como diríamos las demás–. Evy, quieres dejar de armar este escándalo... ¿Se puede saber qué buscas?

- Las pociones anticonceptivas. ¡No están donde siempre las ponemos! –Evy no se molestó ni en mirar a su amiga, que tenía una expresión suspicaz en la cara, ni en dejar de buscar la poción.

- Puck se pasó a ordenarnos la habitación ayer –explico Isis antes de girar y volver a dormirse, totalmente inmune a los gritos que empezó a meter su amiga, llamando al elfo en cuestión.

- Puck a su servicio –cuando finalmente el elfo de James se presentó en la habitación de las chicas, lo hizo con un pequeño gorro de dormir en la cabeza.

- ¿Dónde pusiste unos frasquitos con una poción rosa?

- Ah, la Srta. se refiere a las pociones anticonceptivas. Puck las puso aquí... –el elfo se inclinó y sacó las pociones del lugar donde unos tres días antes estuvieron las toallas y las esponjas. Evy tomó una y, tras dar las gracias, se la bebió ansiosamente–. Pero Puck quiere saber por qué la Srta. la quería con tanta urgencia.

- Eso digo yo... –intervino Jack–. ¿No te habrás tirado a Rosier, verdad?

- ¿Qué? –Joy, que hasta ese momento había permanecido en su cama echando unas cuentas muy raras, se levantó a darle una ojeada al calendario que (vete a saber por qué razón) el elfo había colocado en el baño.

- No me acosté con Rosier –las tranquilizó Evy, lanzando el frasco a la papelera de vidrio.

- Pero te acostaste con alguien. ¿Con quién? –insistió Jack con tono de interrogadora de serie policíaca. Concretamente, el del poli malo.

- Con Sirius... –Evy apenas pudo terminar la frase cuando el elfo y la joven Sparrow se abalanzaron sobre ella, abrazándola entusiasmados.

- ¡Es genial!. ¡Habéis vuelto¿Ves, Joy, lo bien que van las cosas cuando se siguen mis sabios consejos? –Jack sonrió triunfal, dispuesta a apropiarse del mérito de la reconciliación.

- No hemos vuelto¿vale? –gritó Evy, volcando parte de la frustración que sentía en las dos personas que tenía más a mano.

- Pero la Srta. le acaba de decir a Puck y a la Srta. que la Srta. se acostó con el Sr. Sirius anoche... Puck cree que eso debe significar algo –sugirió tímidamente el elfo.

- Sí, significa que sí confía en mí para acostarse conmigo, pero no para volver conmigo –al ver a través del espejo que Lily iba a decir algo, la onza le apuntó con un dedo que bien podía haber sido una varita o un cuchillo–. Si quieres conservar tu lengua entera y donde está, te abstendrás de soltar el "te lo mereces".

- Lo has dicho tú, no yo –apuntó la pelirroja.

- ¡Maldita sea! –Joy golpeó con saña el calendario antes de abalanzarse como una loba sobre las pociones de Evy.

- ¿Qué? –se preocuparon las demás.

- Que el sábado no me tomé la poción esta al volver de estar con Will y ahora tengo un retraso de tres días –la morena se llevó las manos a la cabeza–. ¿Creéis que si me tomo tres, así de golpe, compensaré?

- Va a ser que no, cielo –negó con suavidad Evy, apoyada por Lily.

- ¡Qué guay! Voy a ser tía –se ilusionó Jack hasta tal punto que no vio la mirada homicida de Joy.

- Esto es una pesadilla... –Joy volvió a su cama y se lanzo entre las mantas, como si con eso pudiera cambiar las cosas.

- ¿Por qué no haces como mi hermana? –la morena asomó la cabeza entre las mantas para escuchar el consejo de Isis–. Súbete a una mesa y lánzate al suelo en plancha.

Un silencio de asombro e incredulidad acogió las palabras de la oriental..

- Y yo decía que mi familia era rara –exclamaron las cuatro chicas y el elfo a la vez.

&·&·&

Esa misma noche.

Cuarto de los merodeadores.

- ¿A que esperamos para ir con Remus? –se impacientó Sirius. Por un lado, quedaba muy poco tiempo para que se alzara la luna, por otro, estaba seguro que una noche trotando por ahí le serviría de desahogo para olvidar a cierta castaña...

- Un minuto más –repitió James-, falta alguien.

- ¿Quién?. ¿Acaso ha vuelto Peter? Porque él es el único que conozco que podría venir con nosotros esta noche aparte de... –un presentimiento sobre la identidad de la tercera persona crispó los rasgos del animago de ojos grises–. ¡NO!

Pero era que sí, ya que apenas el moreno cerró la boca, Evy entró en la habitación...

- ¿No habíamos quedado en la sala común?. ¿Y qué hace este aquí? .¿No tenía una cita? –los dos miembros de la ex pareja se revolvieron contra James.

- Vale, sí, os mentí. ¿Y? Venga, Evy, ya que estás aquí no irás a dejar a Remus colgado con la ilusión que le hace que vengas¿verdad? –los ojos castaños del merodeador le dedicaron su irresistible mirada de "Bambi que acaba de perder a su madre".

- Mejor reserva esas miradas para Lily, que a ella sí que la ablandan. Voy por Remus, que no tiene la culpa de tus conspiraciones –mientras la chica se adelantaba, el moreno de pelo revuelto pensó que ella no diría lo mismo si supiera que aquello había sido idea del retorcido licántropo. ¿Por qué las chicas pensaban que era incapaz de concebir ninguna maldad?

- ¿Y tú qué? –James se volvió hacia su amigo, que no parecía dispuesto ni a calmarse ni a moverse–. No me mires así, que te he hecho un favor: mejor que pase la noche con nosotros a que la pase por ahí intimando con los Sly. ¿No crees?

- Tal vez tengas razón –admitió Sirius con el mismo tono que hubiera anunciado que iba a cortarse el pelo–. Pero para compensar la jugarreta, te toca a ti parar al sauce boxeador.

- Me parece justo –accedió James con un gesto de cabeza.

- ¿Venís ya? –al ver que nadie la seguía, Evy tuvo que desandar el camino de la sala común al cuarto de los chicos–. Llegamos tarde.

- No lo haríamos si cierta persona no hubiera hecho esperar al resto–atacó Sirius.

- Exacto, vosotros dos, porque llevo media hora esperándoos en la sala común.

- Pad, Evy, portaos bien –James invitó a la ex pareja a pasar debajo de la capa de invisibilidad antes de que se enzarzaran en una discusión que podía durar, cuanto menos, horas.

&·&·&

- No te entiendo, Joy. ¿No decías hace apenas cuatro meses que querías ser madre?. ¡Hasta fuiste a una clínica de fertilidad! Y ahora que podrías estar embarazada, te pones así –Will hizo una mueca de incomprensión.

Mientras los merodeadores y Evy se iban de paseo por el bosque, Will, Joy, Lily, Jesse y Loveday iban de excursión por la escuela para darle un vistazo a las vidrieras.

A Jack e Isis les habría encantado acompañarles, pero un examen sorpresa de Pociones las había obligado a encerrarse en la biblioteca.

En cuanto a Bell, ella se había pasado cerca de una hora protestando porque, o bien se la excluía de todos los planes, o se le informaba de ellos a última hora, para luego anunciar que no podía acompañarles porque tenía que ir a la estación de Hogsmeade a buscar a Giselle, que llegaba esa noche.

La idea era investigar las vidrieras de la forma más discreta posible, pero dado el griterío que estaban montando Joy y Will, si al llegar al final de la escalera se encontraban con medio Wizengamot y todo el profesorado de Hogwarts, Lily no se hubiera sorprendido lo más mínimo.

- Sí, pero como tú mismo decías toooodo el rato, soy demasiado inmadura para ser madre –Joy entornó los ojos con cierto matiz rencoroso–. Además, la idea era que el padre fuera Jesse, no tú. Con el mal karma que atraemos cuando estamos juntos nuestro hijo vendrá acompañado de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Y su nacimiento, en vez de por una estrella fugaz, será anunciado por uno de esos meteoritos que al chocar contra la tierra provocan un invierno nuclear de tres siglos y medio al que no sobreviven ni las cucarachas. ¿Qué haces?

Will la había rodeado la cintura con los brazos y la miraba como si fuera a besarla.

- Es que te pones tan guapa cuando dramatizas... Además, tú misma has dicho que nuestro hijo va a provocar el fin del mundo. Mejor vivamos el momento¿no? De cualquier forma, no vamos a salir vivos de esta...

Joy ladeó la cabeza, como evaluando la tentadora propuesta.

- Me estás liando –al final se libro de él con un manotazo antes de volverse hacia Lily–. Creo que la vidriera de Gloria es esta, se la regalaron con motivo de su boda con Godric Gryffindor... ¿Crees que Gloria estaba relacionada de alguna forma con Sekhmet? Lo digo porque ella la llamó traidora.

- No lo sé –Lily hizo una mueca de frustración. Odiaba no saber las cosas. En particular, después de haber gastado horas tratando de averiguarlas–. Jesse y yo estuvimos buscando en los libros de la biblioteca, pero nadie parece saber nada de ella hasta su boda con Godric. Es como si no existiera hasta que se casó...

- Mira, justo al contrario que mi madre –musitó Will para sí.

- ¿Y qué se supone que hay que ver aquí? Porque no hay nada –Loveday, dispuesta a cumplir la promesa que le hizo a James, empezó a minar los ánimos.

- No lo sé –Lily sonó frustrada, con los ojos verdes fijos en la vidriera–. Sekhmet me lo dijo de tal manera que casi esperaba encontrar un mapa del estilo de "tú estás aquí y para llegar al Cetro tienes que ir por aquí".

- Pues si te giras 180 grados, lo verás –Will miraba a la pared contraria, donde la luz de la luna recién salida, atravesando la barrera, había formado el mapa que la pelirroja esperaba encontrar.

- Deprisa, deprisa... Antes de que se borre algo...

- Ay, Joy, es difícil copiar cuando te están agitando como si fueras una maraca –ante las palabras de Jesse, la morena le soltó. En cuanto quedó libre, lanzó el hechizo que permitió duplicar el mapa en un pergamino antes de que desapareciera. Luego lo observaron tranquilamente.

- Vale, este es el pasillo de las vidrieras –Lily trató de situarse en el pergamino–. Según esto, hay que bajar por aquí y luego a la derecha...

- Por ahí es por donde hemos venido. Para mí que este mapa está mal –Loveday sacudió la cabeza, haciéndose la compungida.

- Es verdad. El mapa lleva hasta nuestra habitación –Joy y Lily intercambiaron una mirada antes de guardar el mapa y avanzar decididas de regreso a su cuarto.

Los otros tres también se miraron, sólo que con resignación, antes de seguirlas.

- ¿Y ahora a dónde? –preguntó Joy, ya en su habitación.

- De acuerdo con esto, por alguna parte hay un pasadizo secreto. ¿Debajo de las camas? –propuso la pelirroja.

- No, los elfos vacían las habitaciones y levantan las moquetas todos los veranos desde la fundación de la escuela... Si hubiera un pasadizo debajo de laguna cama, los elfos lo habrían encontrado –Jesse y los otros dos llegaron en ese momento.

- ¿Veis? Si hubiera algo raro, algún director de Hogwarts hubiera terminado sabiéndolo –intervino Loveday, cada vez más metida en la tarea de desanimar a Lily.

- En el baño... –exclamaron la morena y la pelirroja avanzando hacia el citado lugar.

Una vez allí, ambas empezaron a dar vueltas sin tocar nada, pero contemplándolo con mirada crítica.

- ¿Pero dónde del baño? –suspiró Joy después de varias vueltas sin resultado.

- En ninguna parte –insistió Loveday.

- ¿No hay pistas en el mapa? –Jesse ya se había dado cuenta que no lograrían desanimar a su enemigo, por tanto era mejor unirse a ellas.

- Sí, aquí hay un mensaje: "haz lo que nadie hizo antes" –leyó Lily ante el asombro general.

- ¿Desde cuándo entiendes el celta escrito? –preguntó Will.

- No lo sé, supongo que desde que puedo comunicarme con los muertos –la pelirroja se encogió de hombros.

- Jamás te había deseado tanto como ahora –dejo escapar Loveday totalmente embelesada. Carraspeó al ver que todos le miraban como si estuvieran pensando en esterilizarla químicamente.

- Algo que nunca hemos hecho aquí antes... Pues no se me ocurre nada –por fortuna para la heredera de Salem, Joy encontró un tema de conversación más interesante. Y es que todos sabían que entre las siete ocupantes de la habitación, en ese baño había pasado de todo...

- Esta habitación estuvo cerrada la leche de tiempo hasta que llegasteis tú y Lily...

- Unos trescientos años. Mi padre pagó un plus para que me la asignaran –luego casi le dio un soponcio cuando se enteró que lo estaba compartiendo con dos hijas de muggles, pero eso seguía sin ser necesario que lo supieran los demás.

- Entonces tiene que haber algo que nunca hicimos, empecemos por ahí y recemos para que no lo intentara alguien trescientos años antes –todos guardaron silencio, cada uno pensando en las palabras de Lily.

- Hay siete duchas, pero la habitación solo tiene capacidad para cinco camas –observó Jesse de repente.

- ¡Eso es!. ¡Nunca se han abierto las siete duchas a la vez! –exclamó Lily con el rostro iluminado.

- Yo creo que no va a ser eso... Vais a terminar malgastando el agua, con la sequía que hay –nadie se paró a recordarle a Loveday que en Escocia habría cualquier tipo de problema menos de escasez de agua.

Lily, Jesse y Joy, fueron abriendo los grifos de las duchas ayudados por sus varitas, sólo que en vez de salir agua de ellos, la tierra empezó a temblar, las duchas a hundirse y en su lugar aparecía un pasadizo que se adentraba en la tierra. Al asomarse, vieron un sucedáneo de escalera de madera, totalmente podrida y desvencijada, cuyo final no podía vislumbrarse debido a la oscuridad.

- Vamos –Lily apretó su varita y avanzó decidida.

Los otros cruzaron también una mirada y un suspiro antes de seguir a la pelirroja.


Como diría Juan Tamariz... Tatatatachán.

Volvemos a los finales de infarto y yo os aconsejaría que os fuerais mentalizando, porque casi todos los finales van a ser así de ahora en adelante. Es que me he dado cuenta que esos finales me motivan para el siguiente capítulo...

Y bien, hablemos del futuro: en el próximo capítulo, nos iremos con Lily y los demás a buscar el "dichosito Cetro" por usar la definición de James.

Será dentro de dos semanas...

Y antes de que me preguntéis si meteré Spoilers del sexto: uf, la verdad es que no lo sé. Llevo mucho tratando de encajarme con los libros de Row, pero la verdad es que yo casi lo estoy dando ya por imposible.

En fin, sed buenos/as, no hagáis nada que yo no haría (es decir, no leáis sin dejar RR) y etcétera, etcétera para todos...

Besotes de chocolate belga.

Carla Grey.

Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Lunática. Musa de MikaGranger. Ganadora de dos premios anuales de HA. Luz al final del túnel de Deathkisse.