Hola, hola. Momento histórico (que no histérico) una servidora actualiza en los 14 días exactos que prometió… Tranquilos/as, no creo que vuelva a pasar. Esto ha sido un espejismo provocado por mi buen humor, pero como el 2006 esta siendo un año muy majo es mejor que una no se confíe.
Bueno, no me enrollo más. Los RR están respondidos en otro RR y aquí os dejo con el mini resumen del 36. Espero que os guste...
Resumen 36: En pocas palabras, Evy fue expulsada y descubrimos que Inoé Katsué robó el Cetro.
Por amor al arte 37.
Promoción del 77.
(NC: .¿os habéis fijado que el título y el antetítulo empiezan por la misma letra y terminan por el mismo número? Hasta parece que lo hice aposta.)
- ¿De qué se trata? –quiso saber Sirius con tono cortante.
Ser despertado a las tres de la mañana para ser llevado al despacho del director donde, además de Dumbledore, estaban Crouch, su hermano y Richard era razón suficiente para alterar el tono de cualquiera.
Como excusa no estaba mal. Pero lo cierto era que no podía cerrar los ojos sin dejar de visualizar el beso de Regulus y Evy en su cabeza...
Bueno, eso tampoco era del todo cierto. A veces al cerrar los ojos lo que veía era a Richard torturando a Evy... Imagen que le gustaba aún menos que la anterior.
- No te hagas el idiota: tú sabes perfectamente dónde está –le acusó Richard. Decir que estaba enloquecido no era nada nuevo, la novedad es que no se molestaba en reprimir sus instintos agresivos–. O tú –señaló a Regulus–. La habéis escondido...
- Calma, por favor –pidió Dumbledore, con voz serena.
- ¡Y una mierda me voy a calmar! Seguro que ellos dos saben dónde está –insistió el Odal, haciendo que los hermanos Black cruzaran su primera mirada de comprensión en 13 años.
- Entiendo su frustración por la huida de una prisionera –Crouch controló la voz, para que no se notara lo idiota que se sentía porque una adolescente se le hubiera escapado de entre los dedos–, pero eso no le da derecho a mostrarse maleducado con Albus.
- No, eso es privilegio tuyo –musitó McGonagall lo bastante alto como para que Sirius la escuchara.
- Ni a presuponer que alguno de mis alumnos tiene relación con dicha huida –agregó Dumbledore, con tono afable–. Después de todo, si hemos presupuesto que la Srta. Vega era capaz de entrar en una cámara de alta seguridad mágica y robar el Cetro debimos suponer que trataría de escaparse del tren...
- Pero no que saltaría de un tren en marcha –apuntó Crouch a la defensiva–. ¡Y menos que lo haría desde el viaducto de Glenffinnan!
- ¿Evy saltó desde el viaducto de Glenffinan? –se asustaron a la vez los hermanos Black, inclinándose hacia delante con idéntico gesto de preocupación.
- Como si no lo supieran –gruñó Richard, seguro de que su ex no habría podido planear algo así ella solita–. ¿Qué me dice del profesor de DCAO? Es un druida...
- ¿Cómo que es un druida? –Crouch miró a Dumbledore con cara de "ese detallito no me lo habías comentado".
- Es un gran profesor de DCAO, el mejor que he tenido en años –el anciano de barba blanca se dedicaba a trazar círculos distraídos con sus dedos mientras hablaba–, pero no creo que tenga nada que ver con esto... él es muy respetuoso con la ley.
Richard cerró la boca, ya que no podía decir, sin descubrirse él mismo, que Calvin Hobbes no respetaba ni los semáforos en rojo, mucho menos las leyes mágicas. Igual que el Odal, se limitaba a manipularlas en beneficio propio.
- ¿Y ustedes? –Crouch se volvió hacia los hermanos Black.
- Nosotros no enseñamos DCAO. Por lo menos yo –respondió Sirius, con falsa ingenuidad.
- Yo tampoco –se apresuró a hacer constar Regulus un poco confuso.
- ¡Se refería a si sabéis algo de la zorra de Evy! –perdió la paciencia Richard.
- ¿Es eso educado? –Sirius le señaló con calculada serenidad–. Yo no le chillo ni le pregunto por su jefe, Voldemort, el hijo de puta...
Al oír el nombre del Mago Oscuro tanto Richard como Regulus se estremecieron, Dumbledore sonrió con indulgencia mientras que Crouch miraba al Odal como si fuera la primera vez que le veía... Tendría que investigar que grado de verdad había en esa acusación.
Tras recuperarse de la impresión, Regulus observó a su hermano con su mezcla habitual de admiración y envidia. No le era tan extraño que Evy hubiera escogido a Sirius: los dos tenían muy arraigado en su carácter aquel rasgo de insolencia que él tanto ansiaba poseer.
- No estamos aquí para debatir eso. ¿Tienen alguna pista de dónde puede encontrarse esa fugitiva? –insistió Crouch.
- Claro que sí. Me ha mandado una postal con remite... –se burló Sirius de nuevo.
- Sirius –Dumbledore le advirtió de la gravedad de la situación.
- Ni idea –suspiró el moreno.
- ¿Regulus? –le preguntó el director al Slytherin.
- Tampoco lo sé –el tono del menor de los Black transmitía sorpresa. No entendía cómo podían pensar que Evy le hubiera confiado a él lo que no quiso contarle a Sirius.
- Y aunque lo supieran tampoco nos lo dirían –apuntó Richard con rencor.
- Cierto –concedió Sirius–, pero realmente no lo sé.
- En ese caso, pondré en marcha un operativo de búsqueda, tanto para ella como para el Cetro, aunque no creo que logremos mucho –lo cierto es que Crouch estaba más obsesionado con la idea de cazar un nuevo mortífago (Richard, para más señas) que en recuperar el Cetro o a Evy–. En cuanto a vosotros dos: es todo, volved a vuestro cuarto.
- Dormid un poco –aconsejó Dumbledore con tono de abuelo preocupado.
"A dormir, qué cachondo" pensó Sirius. Aunque las imágenes de Richard torturando a Evy ya no supusieran un problema, aquellas en las que su hermano besaba a la Onza, seguían ahí.
- ¿Sabías que haría algo así? –quiso saber Regulus en voz muy, muy bajita, cuando se alejaron del despacho de Dumbledore.
- ¿Quieres decir "algo tan estúpido"?
- Sí.
- ¿Temerario?
- Sí.
- ¿Suicida?
- Sí –esta vez Regulus contestó con tono molesto debido a que su pregunta seguía sin responder.
- Me lo figuraba: es Gryffindor –aunque lo del viaducto se lo podía haber ahorrado. Era excesivo hasta para un miembro de la casa de los leones.
Sin esperar respuesta de su hermano, le dio la espalda y se dirigió hacia su torre.
- ¿De dónde vienes? –la voz de James le sobresaltó cuando entró en su cuarto.
- Dumbledore me llamó. Él, Crouch y Richard querían saber si Regulus o yo teníamos algo que ver con la fuga de Evy –Sirius se sentó en la cama, deseando que el nombre de su hermano hubiera sonado indiferente.
- ¿Ella está bien? –se preocupó Remus.
- Donde quiera que esté sí –Sirius no se sorprendió porque el único merodeador dormido fuera Peter. A ese no le despertaría ni un ataque mortífago seguido de un tsunami en el lago–. Aunque la muy idiota no tuvo mejor idea que saltar desde el Expreso de Hogwarts en marcha por el viaducto de Glenfinnan...
- Por eso quería la escoba de Joy –comprendió James–. Ella se lo comentó a Will al poco de que te fueras... No le dijo para qué la quería, sólo que se la dejara.
- Will ha prometido regalarle una de la forma más discreta posible –agregó Remus.
- Bueno, al menos voló y no saltó –suspiró Sirius con alivio.
- ¿Qué te pasa con tu hermano? –atacó James, aprovechando que su amigo estaba disperso.
- Nada –el moreno de pelo liso trató de sonar indiferente. Lo habría conseguido sino hubiera entornado los ojos.
- Ya –contestaron incrédulamente sus amigos.
- ¿Qué ocurre? –insistió James.
Vi a Evy besándole. En el vestíbulo –explicó Sirius.
- ¿Evy besaba a Regulus o al revés? Porque no es lo mismo... –apuntó Remus.
- ¿Lo dices por tu experiencia con Jack? –sugirió cierto buscador de pelo revuelto con tono casual.
- No, por la de tu futura esposa con Loveday –James acusó el golpe bajo del licántropo con una mueca de disgusto.
- No lo sé –reconoció Sirius, ignorando la pulla de sus amigos–. Pero me da lo mismo. Lo que diferencia mi situación de la vuestra es que vosotros no visteis a vuestras chicas besando a otro o a otra, yo sí... ¡Y no sabéis cómo jode!
- Entonces no sabes exactamente lo que pasó –como Sirius negó con la cabeza, el licántropo prosiguió–: pues por desgracia para ti, tendrás que hablar con Evy y confiar en su palabra.
- O, como eso no podrá ser en una larga temporada y tú de siempre has sido un impaciente, puedes hablar directamente con tu hermano –aconsejó James.
- Mm. No es mala idea, Regulus no es muy buen mentiroso y le notó las cosas enseguida. Se lo diré a la salida del Gran Comedor... –decidió el canino animago.
- ¿Alguien dijo Comedor? .¿Ya es hora de desayunar? –la idea de una comilona entre pecho y espalda logró despertar a Peter.
- No, vuelve a dormir –ni aunque Remus le hubiera lanzado un desmaius, el ratonil muchacho se habría dormido antes–. Qué primario es este chico... ¿De veras confías en su palabra antes que en la de Giselle?
- Sí. No. No sé... –Sirius enterró sus manos en su pelo negro desesperado–. Ojalá me acordara por mí mismo...
- Yo de Giselle no me fío mucho –reconoció el licántropo–. Sí, James, ya sé que es prima de Bell, pero no por eso tiene que ser como ella... Fíjate en Sirius y Bellatrix para no ir más lejos.
- Eso es verdad. Pero desde que está enamorado de Lily, Peter está muy raro –apuntó James. Sus dos amigos le miraron con sorpresa–. ¿Qué? .¿Pensabais que no lo sabía? .¡Si sólo le faltó gritarlo en el Gran Comedor! La única persona que no se ha debido de dar cuenta es Lily, que es fatal para esas cosas...
- ¿Y no quieres matarle? –se extrañó Sirius.
- ¿Por qué? Tiene las mismas posibilidades que Loveday. Menos aún que ella... Y Lily es mi prometida: confío en ella. Eso sí –James sonrió malignamente–, si se pasa un pelo le mataré y punto.
Remus y Sirius suspiraron con alivio: un James sin la menor traza de posesiva agresividad hacia su pelirroja favorita sería demasiado raro. Una cosa es que el compromiso cambiara a las personas, pero no hasta esos extremos.
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- ¿Adónde va Sirius? –preguntó Peter cuando, para su extrañeza, el mentado animago se dirigió hacia su hermano y evitó que entrara al Comedor.
James y Remus suspiraron. Y pensar que lo habían hablado en las mismas narices de Peter una semana atrás. Hasta ese momento, Sirius no había encontrado el momento oportuno para hablar con Regulus...
En cualquier caso, el ratonil merodeador ya se había olvidado de su amigo, dado que acababa de ver a Lily llegando hasta ellos. La acompañaban Loveday, Isis, Jack, Will, Jesse y una desmejorada Joy.
Mientras James y Lily intercambiaban sus melosos saludos matinales, Peter decidió privarse del espectáculo e ir junto a sus gofres. Se cruzó con Bifidus, que salía del Comedor y les dedicaba un amable saludo a todos. Bueno, a todos, todos... No.
- Buenos días a todos menos a ti, Isis –fueron las palabras exactas.
- ¿Qué le has hecho? –quiso saber Jesse.
- Oh, es que ayer salí con ese chico de Hufflepuff tan mono y creo que le ha sentado un poco mal –Isis se encogió de hombros.
- ¿Saliste? –repitió Jack.
- Vale, sí. Me lo tiré –admitió la oriental–. Soy un pendón. ¿Contenta?
- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no digas esas cosas en público? Que hay mucho baboso suelto –se irritó la joven Sparrow.
- Perdón, pero me pareció oír que por aquí había un pendón suelto –Rosier pasó por allí, a modo de ejemplo ilustrativo.
- No, aquí no es –negó Joy.
Rosier se encogió de hombros. Ya se iba cuando se fijó en los hermanos Black, hablando en las escaleras de la entrada.
- ¿Qué hablan esos dos? –quiso saber en un tono más agresivo de lo que pretendía.
- Nada que te importe, Rosi –contestó Remus.
- Sí me importa –replicó el Slytherin con tono infantil.
- No estés celoso, Rosi, que son hermanos –le "tranquilizó" Will.
- Eso se lo voy a decir a... a... a... –obviamente, Rosier buscaba un nombre que pudiera asustar lo suficiente a los Gryffindor, pero el único que se le ocurría no se atrevía a pronunciarlo.
- Estamos esperando –le recordó Lily.
- No se me ocurre nadie –reconoció Rosier–. Pero una cosa os voy a decir...
- Estamos impacientes –se burló Joy.
- Felicidades por el compromiso –les felicitó el Slytherin antes de salir corriendo a su mesa.
- Parece que ya lo sabe todo el mundo –suspiró James.
- ¿Pensabas mantenerlo en secreto? –preguntó Jesse con tono incrédulo mientras iban entrando al comedor.
- Sabiéndolo Joy y tú: no.
- ¡Eh! –protestaron los aludidos.
- Pero si tú lo estabas pregonando por toda la Sala Común –apuntó Bell, atacando a Joy.
- Anda y vigila que tu prima no se aproveche de los borrachos –contraatacó la morena.
- No empecéis las dos –las advirtió Remus, viendo que aquel día, ambas empezaban a pelearse más pronto de lo habitual.
La morena y la rubia obedecieron, al menos verbalmente, porque los ojos de ambas lanzaban chispas de furia.
- Ya habéis tenido vuestro primer round –dedujo Sirius al verles las caras cuando se unió al grupo.
- ¿Y qué tal el tuyo? –preguntó James.
- Dice que ella le rechazó –por el tono del moreno de ojos grises, no convenía mucho insistir en el tema.
- ¿Pero? –aunque a James siempre le gustó correr riesgos.
- Nada. Es sólo que prefiero esperar a la segunda versión antes de decidir creerme nada. Sólo eso. No hay más. De verdad, James –el moreno de pelo revuelto asintió con una sonrisa–. Ah, y me ha confesado cómo paso el análisis de Félix...
- ¿Cómo? –se interesaron todos los miembros del equipo de Quidditch.
- Se sacó sangre antes de tomar la poción y fue la que entregó en la prueba –contestó Sirius.
- ¿Y por qué te ha confesado eso? –se extrañó Will, que no iría pregonando algo así por ahí.
- Se lo he preguntado...
- No me parece suficiente razón –insistió el prefecto.
- Se lo he preguntado de parte de Evy. En realidad ella tenía mucha curiosidad al respecto y es obvio que ejerce mucha influencia sobre él –de alguna manera, Sirius logró que pareciera que dicha influencia no le molestaba demasiado.
- Nos ha mandado una postal –dejo caer Joy como quien no quiere la cosa.
- ¿Os referís a E...¡Ay! –gimió Peter cuando su amor platónico le sacudió una patada en la espinilla y le dedicó una mirada de censura. Curiosamente, le dolió más la segunda...
- ¿Y cuándo pensabais comentarlo? –preguntó Sirius, molesto. Tal vez porque no le hubiera escrito a él.
- Lo estamos haciendo ahora –respondió Jack con irritante dulzura.
- Tampoco es que dijera mucho –intervino Lily, en un intento de consolar a Sirius, bajando el tono–, textualmente ponía "me gustaría que estuvierais aquí".
- ¿Dónde es "aquí"? –quiso saber Remus.
- La postal era de la catedral de Florencia –contestó Jack.
- Aunque el matasellos era de Francia –apuntó Lily.
- Y la lechuza finlandesa –agregó Will.
- Vamos, que no creemos que esté en ninguno de los tres sitios –concluyó Joy–. ¿Tanto le costaba ser concreta?
- ¿Qué querías? .¿Qué pusiera "no me busquéis, sobre todo en Turquía"? –por el tono desesperado de Lily, parecía una discusión antigua.
- ¿Por qué Turquía? –se extrañó James.
- Por decir algo.
- Pues por decir algo, debiste decir Austria o Suiza, que van más con ella.
- ¿Vais a discutir por eso también? –se burló Remus.
- No –negó la pareja orgullosamente, ganándose las miradas indulgentes de sus amigos.
Desde que se habían comprometido, ese par peleaba por todo... para reconciliarse en "privado" (aulas vacías, arbustos cerca del lago y sitios igual de discretos) tres minutos más tarde.
- ¿Qué vais a hacer ahora? –preguntó Jesse mientras se levantaban.
Los de sexto aún tenían clases, pero el resto de sus amigos las habían terminado ya para que pudieran preparar los EXTASIS, en el caso de los de séptimo, y los TIMOS, en el de quinto.
Eso planteaba un pequeño problema para Jack y Bell que ya llevaban mal la desaparición de los turnos de comidas. La razón era que la joven Sparrow se sentía incómoda al no saber que hacer con las cartas que le dejó Evy (que vaya regalito de despedida), lo que había llevado a Bell a temer que aquella aparente timidez no era más que una nueva estratagema para atraer a Remus...
- Pensábamos estudiar un poco en la Sa...
- ¡James! –la pelirroja no puedo terminar de anunciar sus planes: una delgaducha morena, la misma que acababa de pronunciar el nombre de su prometido, se lanzó a los brazos del moreno.
- ¿Te conozco? –James trató de librarse de los brazos de la chica antes de que Lily los matara a ambos.
- ¡Que bromista! –la desconocida movió sus pestañas recargadas de rimel para resaltar sus ojos color pescado muerto. ¿Color pescado muerto?. ¿Sacando de quicio a Lily de forma negativa?. ¿Acosando a James? Sólo podía ser una persona...
- Hola, Leticia. Creí que estabas casándote con el marqués de Covasna...
- ¿Leticia? –de la sorpresa, Lily olvidó sus tendencias celosas homicidas.
- Eso será después de los EXTASIS. Mi futuro marido quiere que termine mis estudios –Leticia Svater mostró una sonrisa embelesada–. Esta enamoradísimo. Se siente el hombre más afortunado del mundo...
- ¿En serio? –preguntaron todos los chicos presentes con tono escéptico.
- He oído que tú te casas con esa pelirroja sangre sucia –Leticia agarró a James del brazo y le hizo avanzar por el pasillo, de tal forma que sólo podía deshacerse de ella mediante fuerza bruta. Mientras caminaban, la morena no paraba de criticar a Lily como si ella no estuviera a dos metros, ebullendo de furia–. Siempre has tenido un gusto horrible para las mujeres...
- Sólo lo dices porque siempre pasó de ti –gruñó la pelirroja.
- ¿Y desde cuando no te tiñes el pelo? –agregó Joy, con más mala leche que su amiga.
- Desde que conocí a Cosvi –Leticia soltó a James y se encaró con la morena dieciséis añera–. Él me quiere tal y como soy...
- No, en serio –contradijo Jesse, seguro de que eso no podía ser posible.
- Bueno, ya hablaremos con más tiempo, ahora me voy a buscar a Anya, que hoy sale de la enfermería. Chao –se despidió Leticia.
- Y pensar que dejan a esas dos andar por Hogwarts –suspiró Joy con rencor, pensando en Evy.
- Tenéis que acogernos. No podéis dejarnos a merced de esas dos... –saltó de pronto Loveday, mirando a Lily con su mejor cara de cachorra desvalida.
- Vale, está bien –teniendo en cuenta que Lily odiaba a Leticia, que estaba picada por el numerito que acababa de montar con su prometido y que la cara de la rubia era muy efectiva, estaba claro que la pelirroja no se negaría.
- ¿No hemos tenido ya está conversación? –Joy, en cambio, era otra cosa.
- Bueno, pero las circunstancias entonces eran diferentes –tanto la morena como Jack le dedicaron una mirada dolida a Isis.
- Traidora –siseó la joven Sparrow.
- No han cambiado tanto –señaló Joy con cabezonería.
- ¿Pero qué coño te pasa? Llevas una semana insoportable –gruñó Bell.
- ¿A ti qué coño te parece que me pasa? –antes de que la rubia de pelo rizado contestara, Joy se dio la vuelta y se fue hacia el lago.
- ¿Por qué se pone así? –se irritó de repente Jack–. No es la única que la extraña...
- Pero no todas somos adictas al melodrama –señaló Bell.
- No es el momento, Bell –apuntó Remus.
- Iré a por ella –decidió Will tras unos segundos de incómodo silencio.
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- ¿Cómo estás?
- ¿Realmente te importa? –Joy le dedicó una mirada desdeñosa al joven que se acababa de sentar junto a ella.
- ¿Crees que te habría seguido si no me importara?
- Eres un mortífago, Snape. ¿Quién sabe lo que tenéis en la cabeza?
- ¿Cómo estás? –repitió el prefecto de Slytherin tras unos segundos de silencio en el que la palabra "mortífago" pareció resonar en el aire.
- Bien –insistió la Gryffindor con testarudez.
- Como quieras... –Snape se encogió de hombros y se levantó. Él ya había cumplido más que de sobra... Entonces¿por qué no pudo evitar decir lo que dijo a continuación?–. Mira, Turner, sólo venía a verte porque pensé que te sentirías mal por la ausencia de Vega. Rosier es un pesado, salido, insoportable, bisexual como poco al que no aguanto, pero lo extrañaría si no estuviera aquí... Pensé que te gustaría hablar con alguien... –tras esas palabras, dio por terminada la conversación y volteó hacia el castillo.
- La echo mucho de menos –confesó Joy, frenando al chico en seco.
- Normal –contestó él, aún sin volverse.
- Pero no es sólo eso, es que... No sé estar en Hogwarts sin ella, por eso no lo concibo sin ella. Y no entiendo por qué te lo puedo contar a ti pero a ellos no...
- Diría que es porque yo te conozco mejor que ellos, pero es una chorrada –Snape volvió a sentarse junto a la joven morena–. Ni ellos ni yo te conocemos realmente... La diferencia es que sé que no te conozco mientras que ellos creen que te conocen...
- Evy sí que me conocía... –suspiró Joy con tristeza–. ¿Y qué me dices de la manía que tengo de hablar de ella como si estuviera muerta? Es tan...
- Melodramático –concluyó Snape.
- Exacto –la Gryffindor sonrió con nostalgia–. Nos entendíamos bien...
- Pero somos muy diferentes...
- Pero nos entendíamos bien... Joder¿por qué lo hiciste?
- ¿Seguirte? Sólo pretendía ayudarte –se excusó Snape, muy confundido.
- No, idiota, eso no. Me refería a unirte a ellos... es algo que jamás entenderé –Joy se volvió hacia él, como esperando una explicación tardía que jamás podría darle.
- Lo dices como si no...
- ¿Tuvieras nada que ver con ellos? Es que no te pareces en nada a ellos... –Joy hizo una pausa al ver que su ex no se lo tomaba como un cumplido sino como un insulto–. Aunque puede que me equivoque...
- Pues sí, te equivocas. No sé siquiera cómo lo dudas –aseguró Snape con una nota fría en los ojos negros. Más fría de lo habitual, quiero decir.
- Si te consuela, yo nunca lo he dudado –Will decidió que aquel era el mejor momento para unirse a la conversación. Los dos morenos le miraron con el ceño fruncido, como si supieran que llevaba casi diez minutos escuchándoles.
- Ya –respondió el Slytherin como si él tampoco dudara de que él lo durara–. Me voy a clase... Cuídate, Turner.
- Lo mismo digo –replicó ella distraída. Esperó hasta asegurarse de que su ex estaba lo bastante lejos como para no escucharles antes de encararse con su actual–. ¿Y tú qué hacías espiándome?
- No te espiaba. Aguardaba en un lugar oculto por si acaso me necesitabas –matizó Will–. ¿Y tú qué hacías hablando con Severus soy-el-mortífago-del-año Snape?
- Tiene sus momentos –Joy se encogió de hombros, poco dispuesta a dar más explicaciones.
- ¿Sigues enamorada de él? –preguntó Will lentamente, como si cada palabra le supusiera un gran esfuerzo.
- ¿Te has vuelto loco? –ella le miró sorprendida–. ¿Acaso sigues tú enamorado de Doris?
- Yo no, pero aún así no has contestado a mi pregunta...
- Will¿crees que no me dejas satisfecha de alguna forma? –interrumpió Joy.
- Yo diría que no tienes quejas –respondió él cautelosamente.
- Entonces no tienes motivos para desconfiar de mí –siguió razonando la morena.
- Supongo.
- Pues no entiendo por qué quieres controlarme –concluyó Joy.
- ¡No quiero controlarte! –se ofendió él–. Sólo me preocupo por ti. Pero tú tranquila, que ya no lo haré más... –con estas palabras, el prefecto volteó dispuesto a irse.
- Espera –suspiró Joy. No tenía ni idea de qué le pasaba ese día, pero parecía tener la capacidad de alejar de ella a los hombres. Ni siquiera con el tono suplicante pudo lograr que Will se quedara–. No quería decir eso. Sé que no quieres controlarme, es sólo que extraño mucho a Evy.
- ¿Y al tratarnos mal a todos te sientes mejor?
- En realidad no –confesó Joy–. Pero no puedo evitarlo. Me sale sin querer...
- Tampoco es que te esfuerces mucho por intentarlo –al ver que ella no contestaba, Will se puso en cuclillas y le tomó la mano–. Mira, Joy, te quiero mucho. Te quiero como amiga, compañera y mil cosas más y me duele mucho lo que te estás haciendo. No sólo porque te quiero sino porque también quiero a Evy y la echo mucho de menos. Es como si os estuviera perdiendo a las dos...
- No me estás perdiendo... ¡Es Bell, que me compromete! –se defendió Joy, tratando de no mostrar lo mucho que le habían llegado las palabras de su amante, pero ante todo, amigo.
- No has sido cruel sólo con Bell, aunque admito que sí que te busca. No sé, limítate a pelear con ella y Gigi y no hagas llorar a la gente inocente –sugirió Will.
- ¡Pero sí tu fuiste el primero que te reíste cuando Peter se fue llorando a su cuarto! –protestó la morena.
- Gracioso estuvo –admitió el prefecto con una carcajada–, pero te pasaste tres pueblos.
- Está bien. No lo volveré a hacer más. Volveré a ser la chica dulce y encantadora de siempre. Lo malo es que como ya no tengo el Quidditch para desahogarme no sé cómo podré hacerlo –Joy hizo una mueca de disgusto.
- No te preocupes: Leticia ha vuelto y Lily estará muy ocupada con los EXTASIS para prestarle la debida atención –Will se puso en pie y le tendió la mano a su amiga para que se levantara.
- Y a Anya le dan hoy el alta en la enfermería –Joy mostró una sonrisa traviesa, señal de que estaba más animada.
- ¿Ves como tienes gente sobre la que descargar tu mala leche? –el prefecto pasó su brazo por la cintura de la morena y la condujo de vuelta al castillo–. Además, tenemos Pociones, puedes volar algo. Y si todo eso no te basta. Aquí me tienes.
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Por su parte, Isis y Jack se habían despedido de sus compañeros de cursos anteriores para irse a estudiar a su habitación. Dadas sus malas relaciones con sus compañeras de casa y curso, solían estudiar allí o en la biblioteca con gente de otras casas (sobre todo, de Ravenclaw) o junto al lago cuando les ayudaban sus amigos de sexto.
- No sé que hacer, Isis –suspiró de pronto Jack.
- ¿Tiene que ver con la revolución Gobblin? –preguntó la oriental sin alzar la vista del papel.
- No.
- Pues entonces no me interesa.
- Eras mucho más maja cuando aún eras virgen –la joven Sparrow observó a la prefecta con los ojos entornados unos momentos, antes de revelar su problema como si la otra no hubiera dicho que no le interesaba–. ¿Crees que debería enseñarle a Remus las cartas de Prewett?
- Ya hemos hablado de eso, Jack –suspiró la oriental.
- Pues hablemos una vez más. Por favor...
- Está bien –Isis cerró el libro del que estaba haciendo un resumen y miró a su alocada amiga–. Creo que no se las debes enseñar. Ni siquiera Evy lo hizo...
- Pero ella misma me las entregó.
- Sí, y también te pidió que hicieras lo correcto.
- ¿Y lo correcto es...? –Jack hablaba en serio, ya que no tenía ni idea de si siquiera existía una opción correcta.
- Quemar las cartas. O hazlas cachitos diminutos. O lánzalas al lago. En resumen: destrúyelas –el rostro de Isis se ensombreció al ver que la castaña negaba con la cabeza–. ¿Por qué no? Las cartas no demuestran nada más que lo locamente enamorado que esta Prewett de Bell (cosa que Remus ya debe saber) pero no dice nada de que ella le corresponda de alguna forma...
- Pero una de ellas contradice totalmente la versión de Bell sobre lo que pasó en el hospital –señaló Jack.
- Totalmente no, varía un poquito. Y me da que la verdad está más cerca de la versión de Bell que de la de Prewett. De verdad, ese tío debería dedicarse a ser guionista de novela rosa: tanta glucosa no puede ser sana –Isis hizo una mueca de disgusto.
- ¿Te parece más empalagoso que romántico? –fingió sorprenderse la joven Sparrow.
- ¿Por qué te haces la sorprendida? .¿Acaso vas a debatirme?
- Al contrario, te apoyo totalmente. Es sólo que me enorgullece ver que nuestra nenita oriental está creciendo –Jack trató de besarla, pero la oriental hizo ademán de lanzarle un tintero a la cabeza logrando contener el impulso maternal de su amiga.
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Finalmente, los TIMOS, los EXTASIS y los exámenes normales y corrientes pasaron, dejando a los alumnos de Hogwarts libres de preocupaciones... Al menos a la mayoría, porque ciertos Gryffindor seguían teniendo problemas para elegir.
En cuanto terminaron los EXTASIS, James y Lily se quedaron sin excusas para posponer el tema "preparativos de boda" en el que tanto interés tenían Joy y Jesse. A la morena aún era fácil esquivarla: bastaba con suplicarle ayuda a Will, pero con Jesse la cosa era más difícil, dado que andaba sin pareja o similar.
Isis empezó a mentalizarse para su reencuentro con David Mulder, para lo que se pasaba el rato pidiendo consejos a Lily.
Jack seguía sin saber qué hacer con el temita de las cartas de Prewett y seguía sin entender porqué Evy le había pasado esa patata caliente con lo mala que era ella resolviendo dilemas morales.
Por supuesto, su actitud meditativa tenía a Bell totalmente paranoica, aunque se guardaba muy mucho de demostrarlo ante Remus. El licántropo parecía muy contento de que ella hubiera superado sus celos hacia su ex alumna hasta el punto de poder vivir en la misma habitación durante un mes sin que hubiese heridos y no quería darle disgustos.
Loveday lo había dejado con Clover porque había empezado a salir con Rose Dawson. Una relación sin futuro, dado que la Hufflepuff sólo lo hacía para dar celos a su ex, Ática Atkins. Por otra parte, ambas se lo pasaban tan bien juntas que igual la esperanza de vida de su relación era mayor de lo que auguraban los pronósticos.
En cuanto a Sirius, volvía a ser el soltero más cotizado de Hogwarts (y subiendo, dada su tendencia a rechazar, lo más sutilmente que podía, a todas y cada una de sus admiradoras). Giselle no había vuelto a intentar otro "acercamiento", principalmente por Joy.
Y es que la morena con más amor por la moda de todo el mundo mágico había tomado a la prima de Bell por su saco de boxeo humano particular... Tal y como Joy predijo, Giselle se había mudado junto a su prima y Loveday al cuarto del sótano, y como ella no tenía nada mejor que hacer no malgastaba ocasiones para meterse con ella.
Dado que acercarse a Sirius sería darle munición al enemigo y Giselle era lo bastante inteligente para no hacer eso, se mantenía alejada de él. Por el momento...
Evy mandó otra postal con el mismo mensaje trillado "me gustaría que estuvierais aquí". Ésta era del Templo de Delos, el matasellos (la señal del lugar donde se alquiló la lechuza) era de El Cairo aunque la lechuza tenía "matrícula" alemana. Lo que descartaba su presencia en esos tres sitios. O no.
Pero todas esas pequeñas preocupaciones quedaron a un lado ante la aparición de un verdadero problema. Bueno, en palabras de Jesse:
- Un problema, no. EL PROBLEMA.
¡La foto de la promoción del 77!
- ¡Es injusto! –se indignó Joy una vez más–. Nosotros somos más amigos suyos que Giselle, Anya, Puticia, o los Slytherin... ¿Por qué ellos van a salir en la foto con Lily y los merodeadores y nosotros no?
- Porque no somos de su promoción –volvió a explicarles Isis, cada vez con menos paciencia.
- Era la ilusión de mi vida, salir en la foto de la promoción de los Merodeadores–sollozó Jesse con su tono más trágico–. ¡Me pasé horas ante el espejo para crear este efecto en mi pelo!
- ¿Y yo qué? –Samantha Kane y Suzette Simmons se habían autoinvitado al motín–. ¿Es mucho pedir salir en la foto de promoción de mi novio?
- Es muy injusto –concluyeron los cuatro alumnos de sexto mientras Isis se encogía de hombros, resignada.
- Tranquilos, Jack y yo tenemos un plan para salir en la foto –intervino Will. Su hermana asintió con vehemencia, confirmando sus palabras.
- ¿Y eso debe tranquilizarnos? –se burló Jesse, haciendo que Jack le sacara la lengua.
- No entiendo porque no confiáis en nosotros –Will se llevó las manos al corazón fingiéndose herido.
- Yo sí confío en ti –Suzette lo dijo con tal entusiasmo que Joy entornó los ojos.
- Claro, cariño –la morena se acercó a él, apoyando un brazo y la barbilla en su hombro, en un gesto que demostraba la confianza que había entre ellos. Y lo posesivas que las Gryffindor podían llegar a ser...–. Cuéntanos.
&·&·&
El plan de los hermanos Sparrow no podía ser más sencillo en su planteamiento.
Paso uno: hechizo desilusionador.
Paso dos: unirse a los alumnos de séptimo cuando salieran a hacerse la foto.
Paso tres: tomar posiciones estratégicas procurando que nadie reparara en su presencia.
Paso cuatro: desilusionarse en el momento de la foto mostrando una sonrisa para la posteridad.
Como ya he dicho, era un plan sencillo en su planteamiento, aunque su ejecución sufrió de ciertos problemas: Samantha tuvo que volver a desilusionarse para comprobar que su flequillo fashion estuviera fashion; esto hizo que Jesse se preguntara qué tal llevaba él el suyo, olvidando que él no tenía flequillo.
Luego, Joy recordó que se había olvidado algo y tuvo que ir corriendo a su habitación a por ello.
Jack sufrió un acceso de tos sanguinolenta y tuvo que medicarse y aguantar el broncazo de su hermano sobre lo irresponsable que era por no tomarse la medicación hasta que no empezaba a desangrarse... Y habría seguido de no haber llegado Joy, corriendo, a anunciar que los de séptimo ya se habían reunido en el Gran Comedor para hacerse la foto.
Todos salieron pitando hacia allí, pero se habían desilusionado tan sumamente bien que se chocaron unos con otros y hubo que hacer un pequeño reajuste en el plan: volvieron a ilusionarse y decidieron no volver a desilusionarse hasta no estar cerca del Gran Comedor.
Llegaron por los pelos antes de que Filch cerrara las enormes puertas para evitar la presencia de curiosos de cursos inferiores.
- Bueno, ya. Vayan poniéndose para la foto –estaba gritando Flitwitck, fotógrafo oficial de la escuela desde que hizo un curso de artes gráficas por correspondencia.
- Ay, sí, James, ponte a mi lado –Leticia agarró al merodeador de un brazo–, y Anya al otro.
La verdad es que Anya no estaba para salir en ninguna foto. Pese a los quilos de pintura que llevaba encima (más que en todos los lienzos del Prado juntos) se la seguía viendo como una muerta en vida, y las miradas de "tú me hiciste esto" que no cesaba de dedicarle a Lily no mejoraban su aspecto.
- Va a ser que no. James se pone con nosotros –Sirius y Remus ejecutaron una variante de la técnica mafiosa de arrastre ya empleada en el funeral del padre del primero para alejar a su amigo de la peliteñida.
- Se te ha corrido el rimel –Lily se señaló la sien–, justo ahí.
- Gracias, Evans, eres muy amable –Leticia le dedicó una sonrisa falsa–, pero no te creo. Seguro que en realidad está bien y lo que quieres es que trate de arreglármelo, lo empeore y quede así para la posteridad.
- Tú misma –la pelirroja se encogió de hombros antes de seguir a sus amigos, que se habían posicionado en el extremo opuesto a las peliteñidas.
- ¿A que estoy perfecta? –por si acaso, Leticia buscó en Anya una segunda opinión sincera.
- Más que perfecta –aseguró la peliteñida segunda, que no estaba dispuesta ni a darle la razón a Lily ni a que su amiga saliera mejor que ella en la foto.
- Me encanta cuando eres mala –le confesó Loveday a la pelirroja cuando llegó hasta ellas.
- ¿Pero esta no estaba saliendo con Rose? –se escandalizó Giselle, que al creerse que Joy no estaba por allí estaba decidida a salir en la foto junto a Sirius.
- Sí, pero adora a Lily –Bell se encogió de hombros–. Es su religión...
- Bueno, ya, soltadme... –James se deshizo de los brazos de sus amigos–, me habéis despeinado...
- No, eso no ha sido culpa nuestra –negó Sirius categóricamente.
- Por favor, la foto... –empezó a desesperarse el profesor de Encantamientos, que llevaba cerca de quince minutos pidiendo que posaran para la foto. Y lo peor es que todos los años sería lo mismo...
Esta vez, las suplicas de Flitwitck surtieron efecto, ya que todos empezaron a tomar posiciones. Bueno, más bien lo que surtió efecto fue que Dumbledore sacara una sonrisa profident indicando que se haría la foto en breve y el que se moviera no iba a salir en ella...
En unos instantes ya estaban todos en su sitio ensayando las "sonrisas para la posteridad" de último segundo.
- Oye, nosotros no hemos ensayado mucho esas sonrisas –cayó en la cuenta Jesse, en esos momentos preocupado.
- Pero tenemos la foto del año que viene para inmortalizarnos como es debido –le tranquilizó Will.
- ¡Pero no es lo mismo! –protestaron a la vez él y Joy, heridos porque el chico que querían no entendiera sus prioridades.
- Tíos, que nos van a oír antes de tiempo y nos van a echar –pero Jack no tenía por qué preocuparse, ya que el bullicio de tanta gente posicionándose camuflaba hasta las discusiones de su hermano con Joy.
- ¡Estamos listos! –anunció alegremente Dumbledore.
- ¡Aleluya! –Flitwitck alzó sus ojos al cielo en agradecimiento y se inclinó para sacar la foto en cuestión–. Decid "calabaza"... y a la de tres, tiraré la foto.
Cala... ¡Ey! –exclamaron asustados los alumnos de séptimo de Gryffindor y Eduard McKinnons cuando a su lado se materializaron sus amigos y prometida.
- Ed, cielo, cambia la cara que vas a salir muy mal así –Samantha le estiró los labios con un hechizo, logrando que su prometido exhibiera una escalofriante mueca de Joker.
- ¿Pero cómo os habéis colado aquí? –se sorprendió Remus, mirando a Jack.
- ¿Y tú por qué le has pegado a mi prima? –le preguntó Bell a Joy.
- Somos gente de recursos –Jack se encogió de hombros.
- Fue un accidente –Joy logró disimular una sonrisa complacida. Aunque sí que fue un accidente: ella sólo levantó el brazo para poner al lado de Sirius una foto de la cara de Evy, pero al hacerlo le atizó con el puño a Giselle en la nariz, haciéndola caer hacia atrás inconsciente.
- ¡Que nos sacan la foto: sonreíd! –aconsejó Jesse, situado entre Lily y James (para disgusto de ambos y Loveday).
Con una mirada, todos decidieron dejar la discusión para luego...
Y justo cuando se volvieron con una sonrisa radiante, brilló el flash.
Y se acabó… hasta dentro de dos semanas. El de hoy ha sido un capítulo muy ligerito, fácil de tragar y con final y tranquilo. Un oasis de calma antes de entrar en los tornados emocionales que van a ser los últimos capítulos de este fict (aún no sé si serán dos o tres, seguramente os lo diga en el próximo)
Pasemos a resolver dudas existenciales, en este caso, me los han comentado en varios RR y como sé que hay gente que no lee las respuestas pero tendrá esas dudas, las pongo por aquí:
1. Sirius no oyó lo que Evy le dijo a su hermano, sólo vio el beso y se fue cabreado para su habitación. Aunque creo que después de este capi esa duda quedó aclarada.
2. Inoé entro en el castillo a través de la Sala de los Espejos. Todo lo relativo a esa sala lo podéis encontrar en el capítulo 7 de EADV o en el 21 de este fict.
3. Las cartas que Evy tenía y que han vuelto tan loca a Jack, la onza las consiguió a través de Perla, que quería evitar que su humana Bell metiera la pata. De hecho, Bell no sabe ni que existen las cartas.
En cuanto al futuro… prefiero no revelaros nada para dar más suspense y porque muchos/as vais tan bien encaminados/as con vuestras teorías que si os doy más pistas me escribís vosotros/as el final.
Nos leemos en dos semanas.
Mucho cuidado si vais de viaje que en las carreteras españolas hay un nuevo peligro: yo.
Ah, y... ¡A por Francia, oeeeeeee!
Besos de natillas de chocolate blanco.
Carla Grey.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Lunática. Musa de MikaGranger. Ganadora de dos premios anuales de HA. Luz al final del túnel de Deathkisse. Creadora del amor platónico de Samael Bene Elohim. Alumna de la Casa de Ravenclaw en HA. Autora de la versión de Sirius favorita de Elarhy. El nuevo peligro de las carreteras españolas.
