EL LADRON DE ALMAS
Capítulo número dos: Cuando me enamoré de ti.
- Veo que me haz descubierto – la suave voz de la mujer lo despertó de sus pensamientos – lástima de ti…ahora debes morir. Nadie debe saber quién soy.
Misao lo enfrentaba con ojos de leopardo y con la daga apuntando siniestramente al corazón del príncipe. Aoshi la miraba embelesado. Esos ojos de rabia y ese semblante fiero, pero elegante, realzaba más la belleza que acababa de descubrir. Aquella mujer en solo fracción de segundo le había robado el corazón.
- ¿Nadie debe saber que el ladrón de almas es una mujer? - pregunto Aoshi jugando con su voz y con la ironía.
Misao no aguanto más la soberbia de ese hombre, por lo que poniendo en movimientos sus pies, en fracción de segundos, atacó sin piedad directo al corazón del muchacho. Sin embargo, Aoshi girando sobre su eje esquivo el golpe, dándose el tiempo de tomar la muñeca de la muchacha suspendiéndola en el aire; uno, para obligarla a soltar la daga (que cayó unos metros más allá); y dos, para humillarla con su sonrisa de victoria.
Sin quedarse quieta, de manera rápida y ágil, Misao asestó una patada en el estomago del príncipe, para después, de un solo salto distanciarse del ojiazul, que de rodillas sobre la hierba se quejaba de dolor.
- y no solo eres una mujer… sino que patea como mula – sonreía Aoshi tratando de no mostrar dolor – son muchos descubrimientos en un día.
- Qué quieres?- gruño la chica.
- Solo quiero mi caballo – se reincorporo con dignidad, pero realmente la patada había sido de las buenas, por muy débil que en apariencia se viera esa mujer había que admitir que era bastante fuerte.
- Pues… ya es mío – dijo de manera altanera, aunque mordiéndose los labios, pues se dio cuenta de los esfuerzos de Aoshi, pero no pudo aguantar mucho así que soltó la carcajada.
- De qué se ríe?
- Está a punto de llorar por el dolor, no es verdad? – Misao lo indicaba con el dedo índice, mientras trataba de controlar la risa, pero la cara de Aoshi era muy graciosa. Hasta Balaf lanzo un relincho que pareció ser una carcajada.
- Oh!... Creo que me fracturo una costilla – cayo sobre una de sus rodillas, ahogando un grito –… no puedo respirar - agrego con voz apagada el muchacho.
- Eh? – Misao se preocupo realmente, nunca pensó que sus patadas fueran a provocar una fractura, y si era de costilla a lo mejor ésta se había encajado en el pulmón o hasta podía haberlo perforado – en serio no puede respirar? – se acerco alarmada y sin desconfianza hasta Aoshi, que ya estaba tendido en el suelo boca arriba, respirando de manera entrecortada y agitada, a la vez.
Misao miraba aterrada como poco a poco se iba poniendo azul, el pelinegro se convulsionaba en el pasto, gimiendo de vez en cuando algunas palabras confusas, por lo que Misao acerco más el oído a la boca del príncipe para entender y así poder ayudarlo.
Fue cosa de un segundo para que Aoshi apresara los labios de Misao entre los suyos, ella ofreció resistencia sorprendida por el descaro del príncipe de hacerse pasar por ahogado para hurtar un beso, pero era tal la calidez de ese beso robado, que las fuerzas la fueron abandonando y finalmente cedió. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.
La bofetada fue el culmine de ese beso y la daga amenazante en el cuello de él fue el comienzo de los problemas. Misao lo miraba con cara asesina y él no tenía como defenderse, sin embargo, no deseaba defenderse de ella, estaba rendido ante su belleza, su valentía, su fuerza. El príncipe Aoshi se había enamorado.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo
- Aoshi debería haber llegado hace más de una hora, espero que el Ladrón de almas no haya sido la razón de su retraso.
- Señora Kaoru, será mejor que se siente y tranquilice. Ya verá que solo ha sido un retraso de la caravana – la reina se paseaba por toda la habitación, pero cuando la segunda mujer hizo este cometario paro en seco para observarla con cara de circunstancia.
- No sé querida cómo puedes estar tan tranquila.
- Intente bordar. Es una buena terapia – sonrió la castaña fingidamente.
Por la ventana de la helada habitación se observaba el declive del sol en el horizonte, por lo que las primeras estrellas de la noche aparecían en el cielo a la espera de la luna. En la habitación solo estaban las dos mujeres, la reina Kaoru y la doncella, quien se encargaba de varios asuntos del orden doméstico en el castillo, por lo que era el más alto poder dentro de la servidumbre.
- No estoy para esas cosas, Megumi – refunfuño la reina jugando nerviosamente con sus manos.
- Quiére que llame al comandante Himura, su majestad?
- Noooo – protestó Kaoru - a ese inepto no lo quiero ver ni en pintura. Por lo menos hasta mañana.
- Si así lo desea – dijo Megumi retomando su bordado.
- ES POSIBLE QUE HACE MAS DE UN AÑO QUE PERSIGUE A ESE MALDITO LADRON Y AUN NO ES CAPAZ DE ATRAPARLO.
El grito hizo que Megumi pegara un salto desde su cómodo sillón, por lo que bordado, hilos y agujas rodaron al suelo.
- Su majestad – recogía una a una las cosas con una paciencia admirable, ya estaba acostumbrada a los gritos histéricos de la reina – no desespere, ya verá como atrapa al Ladrón de almas
- Dios te escuche, querida Megumi, Dios te escuche.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo
- Donde está Misao? – pregunto Seijuro con los brazos en jarra - ya debería haber llegado.
- Ten paciencia Hiko, seguramente pasó a la cascada.
- Espero que nadie nos haya seguido.
- Ya veras como es solo un pequeño retraso de nuestra jefa. No te preocupes por ella, sabe defenderse muy bien, recuerda que ambos la entrenamos después de la muerte de Tsuna.
- No sé como puedes tomar todo tan a la ligera cabeza de pollo.
- Ve a cortar leña. Eso sirve para distraer y aclarar la mente – sonrió el castaño.
- No estoy de humor para esas estupideces – refunfuño Hiko, mientras se paseaba de un lado a otro de la habitación y mirando de vez en cuando por la ventana.
- Quieres que llame a Yahiko para que la vaya a buscar.
- No quiero perder a tu hijo también, si los soldados de la reina andan por ahí.
- Está bien…
- SE COMPORTA COMO UNA CHIQUILLA DE DIEZ AÑOS, NO VE QUE ME PREOCUPA.
Sanosuke derramó un poco de su cerveza de cebada del salto que dio por el repentino grito del herrero del pueblo, por lo que sacando un paño que colgaba en la ventana, comenzó a limpiar la mesa de la manera más tranquila posible, ya estaba acostumbrado a los berrinches pasionales de Hiko.
- Ya cálmate – dijo seriamente el castaño – si tanto deseas verla de vuelta, ve por ella.
- Tienes razón, Sanosuke, tienes razón.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo
El viento les refrescaba los rostros, ambos se miraban fijamente, él con admiración y ella con odio. El sonido de la cascada y el trinar de los pájaros era todo lo que tenían por música ambiental. La daga aún amenazaba el cuello del muchacho, pero eran ya más de cinco minutos en que ninguno de los dos hacia gesto alguno.
- ¿cuándo me degollaras? – preguntó al fin Aoshi.
Misao arrojo la daga al cielo, en la caída la tomo por el filo y rápidamente la lanzo directo al pelinegro. Fue cosa de segundos. Aoshi quedo pasmado, la daga había pasado a milímetros de su cara para clavarse en el tronco que estaba detrás suyo. Un rasguño que se dibujo en su mejilla izquierda fue el único testigo del paso de la daga.
- ¡cuando me de la gana! – contesto Misao sonriente ya montada en Balaf, por lo que rápidamente desapareció detrás de unos arbustos a un costado de la cascada. Aoshi aún no se podía mover.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo
- ¿Señor Aoshi se encuentra bien? – pregunto Saitoh acercándose presuroso al verlo aparecer detrás de un árboles, caminando y tirando de las riendas del caballo que había ocupado para perseguir al ladrón. Toda la caravana lo esperaba en el punto donde fueron atacados dos horas antes por el Ladrón de almas y su banda.
Aoshi sin responder siguió de largo hasta su carruaje, su mirada estaba perdida y el rasguño en la mejilla aun era rojizo. Saitoh, preocupado por la actitud de su discípulo, dio rápidamente la orden de partir, para luego preparar el interrogatorio que entablaría con Aoshi hasta llegar casa. Pero nada logro, su pupilo estaba mutis, no logro que ni siquiera lo mirara. Aoshi solo observaba ver el paso del camino por el veloz tranco de los caballos.
Una vez en casa, fue recibido por una emocionada reina, que con los brazos extendidos salio a su encuentro.
- Aoshi, hijo mío – Kaoru lo estrecho en un abrazo, pero no fue correspondida – qué te sucede, Aoshi?
- Saitoh explícale todo, por favor – fueron las primeras palabras que modulo desde que volvió a la caravana, después de ir por el ladrón y sin mas subió lentamente los peldaños de la gran escalera que dominaba todo el hall de acceso al castillo. Su madre, Saitoh, y miembros de la corte que lo habían ido a recibir, lo miraban extrañados, algunos murmullos sobre la condición del príncipe comenzaron a hacer eco, pero la reina con una mirada asesina de encargo de callarlos.
Saitoh y la reina se encerraron a discutir los pormenores del viaje y, por supuesto, el ataque del Ladrón de almas, el griterío no se hizo esperar, por lo que el pobre comandante Himura pagó por los platos rotos.
En el pasillo, antes de entrar en su recamara, el muchacho se topó con su nana Megumi, quien también esbozo una amplia sonrisa al ver a su pequeño Aoshi convertido en un hombre, después de 5 años en el extranjero. Megumi lo abrazo, pero de igual modo que a la reina éste no le respondió, por lo que Megumi tomo la cara del muchacho y acercando su rostro al de Aoshi lo miró con ojos de análisis. El príncipe se extraño un poco de la actitud de su nana, pero no quiso preguntar. Después de un rato de observarlo, la mujer sonrió, y luego suspiro.
- estás enamorado, verdad? – pregunto seriamente Megumi.
- eh! – Aoshi se sonrojo por aquella pregunta, pues unos ojos verdes se le vinieron a la mente.
-esos ojos son de un hombre enamorado – dijo la mujer con melancolía – los conozco bien. De esa manera un hombre me miraba hace tiempo.
- nana Megumi… - trato de decir Aoshi, pero el movimiento de la mano de su nana le indico que mejor callara.
- eso es pasado, mi niño… ahora importas tú – sonrió la mujer acariciando la mejilla izquierda de su muchacho – además, debemos limpiar esa herida.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo
- ¿Dónde te habías metido mocosa? – gritaba Hiko al ver desmontar a Misao de Balaf. La muchacha no le hizo caso a su maestro y dándole las riendas del caballo a un niño, tomó camino hacia su cabaña – oye Misao, a dónde vas?
- Estoy muy cansada, Hiko-san, como para un sermón, me iré a dormir – fue lo único que dijo la muchacha antes de desaparecer en la oscuridad del camino. El alto hombre pateó una piedrecilla, mientras a regañadientes protestaba contra la juventud de hoy.
Al llegar a su cabaña se arrojo sobre la cama como un peso muerto. Entrecruzando sus brazos escondió el rostro en ellos para llorar. Por que tenía esa amarga sensación, ese hombre sabía quien era y no fue capaz de cumplir con la promesa hecha a su padre. "Quien sepa tu identidad debe morir"
- ¿Por qué tanta tristeza, comadreja? – de un salto se puso de pie y en guardia, pero bajo los brazos pesadamente al ver que quien le hablaba no era otro que Sanosuke.
- ¿Cómo entró aquí Sanosuke-san? – ella se sentó pesadamente sobre la cama.
- Recuerda que yo fui quien le enseño a robar a tu padre y a ti… entrar a una casa con cerrojo es pan comido para mi – sonrió el hombre con orgullo - pero aún no me respondes la pregunta, comadreja.
- Deje de decirme comadreja… y es solo el cansancio – cruzo sus brazos a la altura del pecho y ladeo la cabeza con signo de indiferencia hacia el castaño.
- Ese principe Aoshi te agoto, verdad?
- Los ojos de Misao se abrieron tan grandes que daban la sensación que se saldrían de su rostro.
- No me mires así, Misao, tú sabes que tengo mis trucos.
- Y ese truco tiene nueve años de edad – dijo ella con molestia evidente en la voz – Yahiko me espiaba, verdad?
- Aja – el hombre afirmaba con la cabeza – por algo lo entreno como espía.
- Pero yo no soy objetivo del entrenamiento de Yahiko, para la próxima Sanosuke-san, podría matar al chico.
- Si no fuiste capaz de hacerlo con el príncipe, dudo mucho que lo hagas con Yahiko, también le tienes mucho afecto.
- Me ofende maestro.
- Le hiciste una promesa a tu padre… y yo también, por lo que te advierto que si no cumples, yo me encargaré de ejecutarla.
- ¿Se lo dirá a Hiko-san?
- No, no lo haré – Sanosuke se puso de pie y se dirigió a la puerta de salida – siempre y cuando no sea necesario, recuerda que él tiene menos paciencia que yo – Misao quedo sola en la cabaña, mirando la madera de la puerta que cerrara el castaño. "Tienes que cumplir tu promesa". Esa frase retumbaba en su cabeza como un tambor.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo FLASH BACK...
Los niños y niñas estaban encerrados en una cueva cercana a su aldea junto con los ancianos, pero el silencio imperaba en el lugar. Ella tenía al pequeño Yahiko entre sus brazos, sus padres se habían ido junto a los de ella.
Ya había pasado más de medio día y ni señales de los guerreros que habían repelido el ataque sorpresa del rey. Con suerte habían logrado escapar hacia las cuevas, antes de ser apresados por los soldados, los túneles secretos habían sido una gran idea de Okina, algo de ventaja les dieron.
Algunos gritos desde la boca de la cueva la trajeron al presente, algunos hombres y mujeres volvían de la batalla. Delante de ellos venia Sanosuke pálido y cargando un cuerpo entre sus brazos, era su esposa Sayo, había muerto en el ataque. El chico de cuatro años que Misao tenia en sus brazos se desprendió de ella y corrió al encuentro de su padre, llorando y gritando por su Okasan.
Misao se llevo la mano a la boca para no llorar la angustia de Yahiko, quería mucho a Sayo, era una gran mujer. Pero, cuando vio al resto de los que volvían, el grito de Misao fue aun más desgarrador que el de Yahiko, pues vio a Hiko cargando a su madre y dos hombres en una camilla a su padre.
Tae ya estaba muerta, al igual que Sayo, sólo su padre aun respiraba. Después de llorar y despedirse de su madre, Misao fue hasta donde la llamaba su padre, Sanosuke también estaba allí. Misao se sorprendió de la entereza de Sanosuke, su esposa recién había muerto, pero aun así se daba el tiempo de ver a su amigo.
-Misao… - la llamo su padre con voz entrecortada - … debes irte con los chicos de aquí… el rey también ha muerto, así que la reina buscara venganza…
- …pero padre, yo…-
- tu serás el nuevo ladrón de almas, Sanosuke, Hiko y Okina te entrenaran, ellos son los mejores…cuídenla mucho chicos.
- por supuesto que lo haremos, amigo – decía Hiko tomándole la mano a Tsuna.
- pero prométeme algo Misao…
- lo que tú desees otosan – decía la muchacha con grandes lagrimones cayéndoles por las mejillas.
- si alguien llega a saber tu identidad, debes matarlo… entendido?
- si otosan…prometido – y con dulzura le beso la sudada frente.
- Hiko, Sanosuke, Okina, si Misao no cumple su palabra – dijo en un último esfuerzo Tsuna – ustedes deben matar por ella. Nadie debe saber quien es.
- lo haremos - contestaron Hiko y Okina. Sanosuke solo afirmo con la cabeza.
- ya me puedo ir en paz… busquen un buen lugar para todos los de la banda. La reina no debe dar con su paradero, hasta que Misao cumpla los 18. Ahí surgirá de nuevo el ladrón de almas.
-¡OTOSAN!- Misao en un último grito se desplomo sobre el cuerpo inerte de sus padre. Todos lloraron a Tsuna.
ooooAoRoCoAoSoDoRoEoAoooo FIN FLASH BACK...
Fin del segundo capitulo.
Muchas gracias todos los que leyeron el primer capitulo de mi primer Misao & Aoshi y a demás muchas gracias a las que me enviaron review... un kiss bien grande para ustedes...
Espero volver actualizar antes del 6 de Enero, fecha en que me voy a perder a los confines de mi país para cumplir con los proyectos en los que he trabajado durante todo el año. Estos dos proyectos son unos campamentos escolares recreativos para niños y niñas entre 8 y 14 años. donde por tres semanas trabajare con270 infantes(me encanta esa palabra), con altos indices de vulnerabilidad social, para que tengan unas vacaciones distintas. esto sera del 6 al 30 de Enero, por lo que no tendran noticias de mi por lo menos hasta esa fecha.
El otro proyecto inicia el 6 de febrero y termina el 25 del mismo mes, donde iré a otro pueblo rural de Chile, pero a trabajar con solo 60 niños de las miamas edades que le anterior. Por lo que pueden ver mi verano estara lejos de todo signo de internet, por lo que no podré ver ni a mis KazukoRK ni a mi pagina de fics favorita.
Me da un poco de pena, pero he luchado tanto por estos proyectos que tengo ansias de estar trabajando ya en Enero. Si ustedes supieran las peleas, los trasnoches y las carreras que he tenido que dar por ellos, seguramente entederian mis ansias por irme.
Bueno no las lateo mas.
LES AGRADECE
ARCASDREA
