CONSIDEREN ESTO ANTES DE LEER: Antes de comenzar con este capitulo debo advertir que las palabras en cursiva son flash back q no he mencionado como tal para no cortar la idea de la historia, así q cuando vean este tipo de letra son los recuerdos de nuestros personajes. Espero que hayan entendido este punto. Ahora si el capitulo.


LADRÓN DE ALMAS

Capítulo número cinco: Recuerdos, encuentros y el maldito honor.

- Buenos días hermosa! – su voz sonaba suave, grave, seductora.

- Mmhhh? – ella abría los ojos lentamente, mientras una sensación cálida se depositaba en su hombro desnudo.

- Estas tibia.

- Sanosuke?

- A quién más esperabas? – rió seductoramente, pero ella lo sorprendió con un beso en los labios – eres una Kitsune dormilona – protestó él cuando se separaron.

- Y tú el Tori atama mas bribón de todos los que he visto.

- Yo soy el único Tori atama aquí, señorita – reprochó él comenzando a besarle la espalda, pues ella se encontraba recostada boca abajo.

- Sa…no?

- Mm?

- Qué flores… ah… quieres para la… ah… boda.

- Las que tú quieras – y siguió con su trabajo.

- Tú eres el novio – dijo ella apartando su piel de la boca del castaño y enfrentándolo con la mirada – es tu boda también. Tú opinión también interesa.

- Ese es tu trabajo… las mujeres son mejores para esas cosas.

Ella con el ceño fruncido y chascando la lengua se levanto de la cama de amantes que compartiera con su novio, se tapó con una de las mantas y se dispuso hacia el baño de la cabaña. Pero un fuerte agarre en su muñeca la jaló hacia atrás, cayendo de espaldas en la cama. Cuando abrió los ojos vio el rostro burlón del castaño, ella aparto la mirada emitiendo un ruido de molestia.

- No te enojes conmigo – susurro él apegando los labios a su oreja – pero yo soy tan simple y bruto, que tal vez coloque hidra venenosa como ornamentación en la capilla. Tú eres más delicada y culta, tú sabes mejor que flores combinaran con tu belleza ese día.

- Sabes muy bien que palabras utilizar para bajar mis defensas, eh?

-Por algo me amas.

- Nunca me dejes, Sanosuke, nunca lo hagas.

- Lo prometo, Megumi. Te amo… te amo… te amo… te amo… te amo… te amo… te amo… te amo… te amooooooooooo - y un grito se perdió en el olvido…

Los grilletes en sus muñecas le dolían. Esa maldita molestia lo trajo a la realidad vía express desde el país de los sueños. "Un hermoso sueño" suspiró. La celda era oscura, la poca luz que había, entraba por una ventanilla alta sobre su cabeza, por lo que su limitado poder de movimiento ejercido por los grilletes no le permitían ver el exterior. Quería saber dónde estaba, pues no recordaba cómo había llegado. Lo último que recuerda, antes de despertar en esa celda, fue el verse rodeado por muchos guardias de la reina, su brazo ensangrentado y un golpe en la nuca que lo llevo a ver todo negro.

Con dificultad se llevo la mano hasta los puntos en su cabeza, le habían partido el cráneo con el golpe supuso. De soslayo se miro el brazo, específicamente la venda manchada de un color ocre, tan característico de la sangre seca. Cuántos días llevaré aquí? se preguntaba una y otra vez, mientras con la mirada recorría el lugar, era una pocilga, digna de un ladrón.

Tenia sed y hambre, el cuerpo le dolía, el alma también. - Cómo estará Yahiko?... sin duda Hiko lo cuida bien, mientras prepara con Misao y Okina una forma de sacarme de aquí - comenzó a hablarse así mismo para darse ánimos, el eco era su único amigo al parecer. La puerta de la celda cedió a un golpe seco. Detrás de la negra madera apareció la figura de una mujer.

- Megumi – murmuro él en tono de pregunta más que de afirmación.

- La reina me envió a curarte, es solo mi trabajo.

- Yo no pedí explicaciones – sonrió a medias, lo que hizo aparecer en el entrecejo esa arruga obvia en ella cuando se molestaba.

Ella se acercó lentamente al castaño, que vestía harapos de prisionero, sucios y gastados. En realidad era un harapo, pues solo era un pantaloncillo, tres dedos más arriba de sus tobillos. Megumi se compadeció hacia sus adentros, pues la palidez de Sanosuke y sus labios amoratados demostraba que estaba con hipotermia.

- Soldado! – grito la mujer. En la puerta apareció el guardia de los calabozos, con un manojo de llaves al cinto. – quítale los grilletes, debo curarlo.

-Mi señora, es muy peligroso. Él es un demonio del ladrón de almas.

-Haz lo que te digo, son órdenes de la reina.

A regañadientes, el hombre obedeció. Sanosuke pudo al fin descansar sus piernas, se sentó derrotado en la cama, todo ese tiempo (quién sabe cuánto) había estado de pie. Megumi hizo el ademán de que el guardia se retirara. Una vez ido el hombre, Megumi se sentó al lado de Sanosuke, comenzando con la curación del brazo y luego con el tajo en la cabeza.

-Tienes manos de monja – interrumpió el castaño el largo silencio – ¡podrías hablarme al menos! – sentenció molesto ante el mutismo de Megumi.

- Ya te dije que tú y yo no tenemos nada de que hablar.

- Pero eso es un progreso – rió Sanosuke por lo bajo – ahora háblame del clima.

- Estúpido – dijo ella dándole un coscorrón justo sobre la curación de la cabeza.

Sanosuke se inclino hacia adelante, tomándose la cabeza y mordiendo los labios para no gritar del dolor. Megumi se aguanto las ganas de socorrerlo, arrepentida de lo que había hecho, pero por orgullo no dijo el esperado "lo siento".

-Megumi – comenzó a decir bajito Sanosuke, sin levantar la mirada del suelo - sé que cometí un error pero…

-Ese es ya tema muerto para mí…

-Pero te debo una explicación al menos.

-No!. Yo ya te perdone.

-Nunca me lo habías dicho – dijo el castaño chocando su mirada con los ojos de la pelinegra.

-No nos vemos desde hace cinco años. Y en los cinco años anteriores yo solo huía de ti.

-Y yo de ti – volvió a mirar al suelo.

El silencio volvió a reinar, pero Megumi ni Sanosuke se movieron de su lugar. Ella lo observo de reojo. Irradiaba un aire de madurez, pero la mirada de Sanosuke aun conservaba esa jovialidad y picardía viva. Diez años en un hombre puede provocar muchos estragos, sin embargo, el cuerpo de Sanosuke seguía siendo el mismo tan bien formado que cuando tenia 25 años, aunque tenia algunas canas en las patillas, pero le sentaban bien.

-qué es eso? – interrumpió el pensamiento el dedo índice del castaño que amenazante se dirigía hacia su rostro – es lápiz labial?

-Claro que lo es – dijo ella desviando la cara hacia el otro lado – algún problema con ello?

-No, ninguno. – y sonrojándose levemente agregó – se te ve bien.

-Gracias.- dijo ella haciendo una mueca irónica.

-Estoy hablando en serio.

-Yo también.

-Ahhhhh – grito él furioso – sigues tan insoportable como hace diez años.

-Si tú, como no! – Megumi le sacó la lengua.

-Kitsune

-Tori atama

-Zorra

-Cabeza de pollo

-Bruja

-Bruto

-Idiota

-Imbécil

-Tonta

-Estúpido

-Te amo

-Yo también – Megumi abrió los ojos tan inmensos como dos platos, al decir esto. Había caído en el jueguito. Sanosuke la miraba triunfante y su sonrisa era de oreja a oreja. Tanta altanería le crispo los nervios y solo atino a golpearlo con lo que tuviera a mano, su maletín.

-Aunch! – se sobaba su nuevo chichón lastimeramente Sanosuke. Ahora era Megumi quien lo miraba triunfante con una sonrisa de oreja a oreja.

Sanosuke, resignado, se extendió en la corta cama, por lo que sus piernas quedaron suspendidas en el aire. Megumi comenzó a recoger los frascos y vendajes para guardarlos en su maletín. El castaño fue ahora quien observo de reojo. Ella vestía elegantemente, tal vez era seda; aun conservaba su tan bien trazado cuerpo, y ni una arruga en su rostro, claro excepto cuando se enojaba. Su cabello iba recogido en un alto moño, aunque no se le veía mal, Sanosuke protesto:

-no me gusta como llevas el cabello. Me gusta mas suelto.

-Tu opinión me da lo mismo.

-Ya veo… estas casada?

-No.

-Novio?

-No.

-Pretendiente?... ese hombre de cabellos grises, él te miraba embobado cuando bailaban.

-El señor Enishi? Tonteras tuyas, solo somos buenos amigos.

-Así empezamos tú y yo.

-Y terminamos de la peor forma – dijo ella clavándolo con la mirada.

-Megumi espera! – él corría a través de los árboles del bosque tan rápido como le dieran sus piernas, pero la liviandad de la muchacha y la congoja en el corazón parece que le daban más fuerzas para huir. Pero esas raíces sobresalientes le hicieron una zancadilla que la llevo pesadamente al suelo. Sin embargo, no se tomo la molestia de levantarse, sino que entrecruzo sus brazos escondiendo su cara en ellos.

-Megumi, estas bien?- preguntó alarmado el castaño cuando llego junto a ella.

-Déjame! - dio un mangazo hacia atrás, para evitar el contacto con el ser que, ahora, más odiaba. Sanosuke cayó sentado junto a Megumi, se quedó mudo viendo como ella lloraba envuelta por las hojas caídas de los árboles.

-Por qué lo hiciste? – preguntó Megumi minutos después ya hastiada de llorar.

-No lo sé…- contesto él con la cabeza gacha.

-Cómo que no lo sabes… - grito ella desesperada – tú y yo nos íbamos a casar… yo…yo… creí que me amabas – y rompió a llorar otra vez.

Sanosuke se acerco a gatas y la abrazo, Megumi sin oposición se refugio en su pecho. La calidez de Sano le daba tranquilidad, pero al recordar que ella también había sentido esa calidez con un grito de rabia lo empujo lejos y nuevamente emprendió carrera.

Sanosuke que conocía palmo a palmo ese mar de árboles, la intercepto unos metros mas arriba, sujetándola de ambos brazos. Megumi le ofreció un poco de resistencia, pero él ejercía mas fuerza para no soltarla, hasta que en un descuido de Sanosuke, la pelinegra libero su mano derecha y con ella le mando tremenda bofetada.

- aléjate de mi, de mi vida! – comenzó a gritarle a lagrima viva - Sanosuke Sagara! Eres despreciable, dejas embarazada a Sayo cuando decías quererme a mí…

- pero…

- cállate… no quiero seguir escuchándote…Te odio, te odio!

Sanosuke vio como Megumi se perdía entre la espesura de los arbustos, su cuerpo estaba como de piedra por las palabras de la mujer. Al crepúsculo la fue a buscar a su cabaña, pero ella se había ido para siempre.

Un ruido en la puerta de la celda los trajo de sus recuerdos tristes, del episodio que ambos hubieran preferido olvidar.

- nana Megumi? – una voz reconocible a Megumi la llamo desde la puerta.

- Aoshi!

- Qué hace aquí?

- Tu madre me envió a curar al prisionero.

- Ohhh! Ya veo…

Los tres se miraron con desconfianza por largo rato, pero ya que Sano es tan impaciente decidió preguntar:

- a qué se debe el honor de su visita majestad?

Aoshi miro a Megumi antes de contestar, sus ojos azules mostraban el brillo de un niño antes de confesar una travesura.

- nana Megumi podrías dejarnos a solas, por favor?

- Ella es de mi absoluta confianza, además aun debemos hablar algunas cosas – protesto Sanosuke sin apartar la mirada de la pelinegra.

- Pues…si es así – dijo el príncipe rascándose la cabeza con resignación – …quiero hablarle …

- … Del ladrón de almas – termino la frase el castaño.

- Sí – dijo con las mejillas sonrojadas.

- No lo haré – dijo Sanosuke cruzando sus brazos a la altura del pecho – no te llevaré ante ella.

- Cómo lo sabe?

- Es evidente, muchacho. Estás enamorado.

- Es ella, Aoshi? – salto Megumi haciendo conexión en su cabeza las confesiones de Aoshi con las palabras q ahora dijera a Sanosuke- estas enamorado de ella.

- Si, lo siento por no decírtelo. Creí q reaccionaria como todos.

- Ella sabe el secreto del ladrón de almas – dijo Sanosuke – y me conoce hace muchos años su majestad..

- Vaya – dijo Aoshi con grandes ojos mirando a una avergonzada Megumi – por qué no me lo dijiste nana Megumi?.

- Porque pensé q reaccionarias como todos – contesto avergonzada y con la mirada clavada en el suelo.

- Ella no tiene la culpa su majestad. Ella hizo un pacto de honor, donde prometió nunca confesar quién era el ladrón de almas y su ubicación.

- Entiendo – dijo el ojiazul con una mirada sincera q perturbo un poco al castaño.

- Veo que eres bueno – dijo Sanosuke, que no podía mediar lo q pensaba con lo q decia.

- Gracias señor – reverencio con la cabeza el príncipe – pero debo insistir en mi petición.

- Lo siento, pero yo también hice ese pacto de honor.

- No puede perder nada – dijo con ansiedad el muchacho.

- Mi vida, príncipe Aoshi. Mi honor a cambio de mi vida.

- Si él y yo te decimos quién es el ladrón o dónde hallarlo, deberemos suicidarnos – interrumpió Megumi - pues nuestro honor fue ensuciado.

- ¡Maldita sea! – gimió a regañadientes Aoshi, pero mirando intensamente a Sanosuke exclamo desesperado – Tu libertad a cambio de la información, por favor.

- Mi vida antes de revelar quién es el ladrón o dónde ubicarlo – contesto el castaño tan serio como una estatua de mármol.

- Mañana será ejecutado al amanecer, mi madre ya dio la orden – dijo Aoshi enfadado – prefiere eso, que dejar de ver la luz del día.

- Sí señor, mi lealtad y honor es primero.

- Sanosuke… - musitó Megumi, asombrada y alarmada por el comentario de la ejecución – qué sucederá con Yahiko?

- Él ya es lo suficientemente grande como para entenderlo – y Sanosuke se sentó pesadamente en la dura tabla que era la cama de su celda – yo lo crié bien, no temo a lo q le suceda, tengo buenos amigos q lo cuidaran – señalo recordando a Okina y Hiko.

- Tan solo tiene nueve años – dijo Megumi arrodillándose junto a él – es un niño todavía. El ladrón entenderá tu sacrificio, ella es benévola.

- No, no, no puedo hacerle eso. No confió en este sujeto – el castaño indico amenazadoramente al ojiazul - Si le dijiera como hallarla, quién me garantiza q no correrá donde su madre y que luego ésta arrasara con el pueblo. Si doy mi vida, por lo menos los mantendré a salvo de ellos, llevándome el secreto a la tumba.

- Por esta vez debes ser egoísta, Sanosuke, solo por esta vez.

- Es demasiado lo que me pides Megumi.

- Nunca te exigí nada – dijo ella con los ojos envueltos por llamas – solo piensa en tu hijo, por esta vez. Él ladrón te pediría lo mismo, créeme.

- No insistas, Megumi, no lo haré – y dirigiendo su mirada al príncipe agrego – lo siento señor, pero mi vida vale menos que el secreto.

- Gracias – reverencio profundamente Aoshi – es usted muy noble.

- ¡yo te diré dónde está el ladrón de almas! – grito Megumi para sorpresa de ambos hombres – a cambio deseo la libertad de este hombre, su majestad.

- Qué haces estupida?... faltaras a tu honor…- gruño Sanosuke alterado por las palabras de la pelinegra – no la escuche señor, ella esta loca.

- Si tú no piensas en Yahiko, yo lo haré. Su madre murió de forma cruel, si su padre muere ejecutado no crees q será muy duro para el muchacho. ¡Por Dios, Sanosuke, solo tiene nueve años! – los ojos de la pelinegra eran exageradamente grandes y la arruga tan característica de su enfado se hacia notoria cada vez mas.

- Cállate grandísima loca, ni siquiera sabes de lo que hablas… Yahiko es muy fuerte…

- Escúchame bien… - interrumpió Megumi acercando para sorpresa del castaño la boca a su oreja - … Tsuna y Sayo no te perdonarían si abandonaras a Yahiko por una estúpida promesa de honor… – y alejándose de él, pero sin dejarlo de mirar intensamente agrego –… y tú sabes que tengo razón.

Sanosuke escondió la vista bajo el flequillo. Aoshi miraba sorprendido la escena y se preguntaba qué tipo de relación habrán tenido esos dos para tratarse de ese modo. Tan directa y sin tapujos. Tan cercana.

- acepta señor darme la libertad de este hombre a cambio de la información q desea?

- Claro q si nana Megumi. Te doy mi palabra.

- Y me asegura q no se lo informara a nadie mas?

- Mi vida antes de revelar quién es el ladrón o dónde ubicarlo – respondió él con mirada decidida.

- Morirás de lo contrario?

- Yo mismo me quitaré la vida de ser necesario. Señor – dijo Aoshi casi en un susurro dirigiendo su mirada hacia la silueta de Sanosuke – tengo un plan para sacarlo de aquí, pero necesito su venia.

- Mi libertad es de ella ahora – dijo este haciendo un gesto con la cabeza en dirección hacia la pelinegra – pero… si llegas a faltar a tu palabra, yo seré quien te mate.

- Es un pacto señor – contesto el príncipe extendiendo la mano hacia el castaño quien la estrecho con fuerza para darle a entender que cumpliría con su amenaza. Aoshi trago saliva al entender en el lío que se metía.

- Bien Aoshi – interrumpió Megumi – cuál es tu plan?

- GUARDIA, GUARDIA! – gritos desenfadados se escuchaban desde el otro lado de la celda del secuaz del ladrón de almas, por lo que el adormilado guardia boto su silla al levantarse tan rápido como le diera su rechoncho cuerpo. Presuroso abrió la puerta y para su sorpresa quien gritaba de esa manera era el mismísimo príncipe Aoshi vestido en los harapos del prisionero. A todo esto, de él no había ni rastro.

- Guardia, busque al comandante Himura, el prisionero se a llevado a lady Megumi. debemos ir por ellos de inmediato.

Pero…pero…

- Nada de peros, guardia, hace cuánto salieron lady Megumi y el hombre q se hacia pasar por mi?

- Media…media hora, señor – decia el guardia aun choqueado por la situación.

- ¡Vamos que espera…corra a avisar y dar la alarma! Yo iré a cambiarme estos harapos… dígale a Himura que escaparan hacia el norte, escuche decir eso al hombre antes de golpearme en la cabeza – y lastimeramente Aoshi se llevo la mano hacia la nuca, mostrando después en su palma una mancha de sangre. Realmente Sanosuke le había dado un golpe, solo por hacer verídica la excusa.

Tal cual lo ordeno el príncipe, el soldado corrió a dar la voz de alarma. Las fuerzas de Himura se desplegaron y siguieron la orientación cardinal que les dijera Aoshi. Obviamente no los llevo a nada, por lo que la reprimenda de la reina hacia el comandante Himura fue inmensa, memorable en la Historia, al volver éste con las manos vacía después de registrar cada rincón del territorio del norte.

Pero por otro lado, apenas hubo partido los caballos de Himura tras el fugitivo, Aoshi emprendió galope hacia el sur, hallándose en lo alto de una colina junto a otros dos jinetes.

- Bien ya estamos a salvo – dijo Aoshi acercándose a los jinetes – nana Megumi debe cumplir con su parte.

- Bien síguenos – dijo Sanosuke tomando la delantera.

- Pero yo pensé q usted no me conduciría hacia…

- Lo hago por Megumi, no por ti muchacho… ella se arriesga mas que yo dando a conocer el secreto del ladrón de almas. Por lo menos tengo esperanza de que se apiade de mí, si se llega a enterar que yo fui quién soltó la información.

- Gracias, Sanosuke – dijo Megumi mirando la crin de su percheron.

Así emprendieron su viaje, Sanosuke unos metros delante de Aoshi y Megumi. Ella observaba como el castaño se aguantaba el dolor de su brazo, por lo que decidieron ir a trote suave, para que al llegar a la aldea curar la herida y cambiar esa venda, otra vez manchada de sangre. La herida se había abierto.

- Cómo se conocen con este hombre nana Megumi? – pregunto Aoshi lo suficiente bajo para no ser escuchado por el castaño.

- Él era mi novio. Nos íbamos a casar.

- Íbamos? Qué sucedió?

- Algo que prefiero olvidar – la pelinegra espoleo a su caballo para que apresurara el tranco y así alejarse de Aoshi unos metros. Pero aun así no lo olvido, las preguntas de Aoshi le produjeron un bombardeo de recuerdos, vivos muy a su pesar.

La puerta de la cabaña fue golpeada con fuerza. Era muy temprano para ser visitados por Tsuna, quien siempre era el primero en aparecer. Sanosuke fue quien abrió la puerta, Megumi aun estaba en el baño. Al salir de allí se encontró con Okina, Sayo y Shogo; el hermano de la muchacha.

- Buenos días – saludo Megumi con amabilidad, pero se dio cuenta q Sayo ocultaba su mirada.

- Buenos dias - contestaron los tres recién llegados.

- Querida Megumi, nos podrías dejar a solas con Sanosuke - agrego Okina con semblante duro.

- Tengo plena confianza en ella, así q puedes hablar Okina – señalo Sanosuke amablemente – yo no le oculto nada a Megumi.

Los tres invitados se miraron entre si, pero Sayo nuevamente esquivo la mirada de Megumi. Okina tosió un poco y tomo una bocanada de aire para proseguir hablando.

- Sanosuke hemos venido a hablarte de lago muy serio…pues veras, esta mañana Sayo y Shogo han venido hasta mi cabaña para hablarme, ya que yo soy tu padrino y de alguna manera debo asumir tus responsabilidades…

- Puedes ir al grano Okina, por favor…- apuro el paso Sanosuke que no le gustaban las largas introducciones.

- Fuuuuuuu – Okina soltó un gran suspiro pensando que directo a la vena no duele – Sayo esta embarazada de ti, tiene mas de dos semanas, Sanosuke.

Lo que siguió a continuación no lo recuerda bien Megumi, pues el tiempo se detuvo para ella. Sanosuke se levanto echo un energúmeno, Shogo le respondió con igual violencia, Sayo rompió a llorar y Okina trató de apaciguar los ánimos.

Durante la disputa fue que Megumi, despertando del shock, huyo de la cabaña…pues ya no deseaba verlo. Ya no deseaba ver a Sanosuke Sagara.

- Llegamos – la voz de Sanosuke la abstrajo de sus recuerdos.

Ante ellos se desplegaba inmenso el bosque de Same. Los tres descendieron de sus caballos continuando su peregrinación a pie, tirando de las riendas. Atravesaron el bosque siguiendo en silencio a Sanosuke.

Aoshi se dio el tiempo de analizar más a ese hombre, un hombre de no mas de cuarenta años, atlético y de gesto noble. Para nada parecía un bárbaro como decia su madre, es más, tenía más elegancia y gentileza en la mirada que muchos de los nobles de la corte.

Le extrañaba el carácter infantil que adquiría con Megumi, era como si fueran dos niños malcriados peleando por un juguete, y que en solo segundos mostrara una sabiduría y madurez propia de la edad que tenía o representaba.

Sanosuke, por otro lado, improvisaba la excusa perfecta para Misao. Él hace algunas semanas insistía en que debía matar al príncipe por saber su secreto y ahora lo llevaba al pueblo a sabiendas del riesgo. "estúpido, estúpido, estúpido" se repetía así mismo por autoconvencimiento.

- Eso ya lo sabemos, no repitas tantas veces – le dijo Megumi adelantando el paso a su lado.

- ehhhh?

- Hablabas en voz alta, grandisimo idiota – decia ella con una sonrisa maliciosa.

- Bruja – siseo Sano solo para que ella lo escuchara, y muy bien lo escucho porque la respuesta fue un golpe en su cabeza castaña. entrando en un juego verbal de descalificación que se hizo eterno para el tercer viajero, hasta que el humo de una chimenea le dio la salvación.

- Señor Sagara, creo q ya llegamos – señalo Aoshi hacia una multitud de techumbres que se divisaban desde loma en la q estaban parados.

- Sí muchacho, bienvenido a mi casa – respondió en un grave suspiro el castaño.

En el pueblo, afuera de la cabaña de Misao, Yahiko miraba hacia los bosques. Su cara era pálida y aun sus mejillas mostraban los rastros de las lágrimas. No había dormido en toda la noche y aunque Misao san le prometió que irían por él, no estaba tranquilo. Se sentía solo sin su Otosan y más aun pensando en lo perversa que podía llegar a ser la reina Kaoru con su él.

- Esta lista la cena Yahiko, entra a comer – le dijo Misao.

- No tengo hambre Makimashi san – respondió el niño sin voltear a verle.

- Vamos chiquillo, debes alimentarte… Sanosuke se pondría furioso.

- Pero él no está aquí …

Misao se sentó al lado de Yahiko y lo abrazo. Así estuvieron por un buen tiempo hasta que una algarabía cerca del pozo les llamo la atención.

- Qué es todo ese alboroto? - Misao se puso inmediatamente de pie y su mano la llevo a la frente, como una visera, para ver mejor.

- ¡OTOSAN, – Yahiko corrió hacia el centro del pueblo al divisar a lo lejos una cabellera castaña desenfadada… - OTOSAN, OTOSAN!

Un hombre salio de entre la multitud q lo rodeaba y con igual alegría corrió hacia el pequeño. Cuando se encontraron se abrazaron como si no se hubieran visto en años.

- Sagara san, estas bien! – grito Misao al ver quién era el que provocaba tal alboroto y cuando Sanosuke se hubo despegado de su hijo se abrazaron con igual ímpetu – QUÉ HACE ÉL ACÁ! – grito repentinamente Misao separándose varios centímetros de su castaño amigo al divisar detrás de él a un hombre de pelo negro acompañado de una mujer de igual color de cabellera – ¿POR QUÉ ESTÁ ÉL ACÁ, SANOSUKE?... ¿CÓMO HAZ PODIDO TRAERLO CONTIGO? – Misao estaba furiosa, pero aun así Sanosuke no se acobardó y depositó su mano en el hombro de la muchacha.

- Él me ayudo a llegar aquí – trato de decir, pero un grito desde un costado de la muchedumbre que los rodeaba atrajo su atención

- MUERE MALDITO BASTARDO - era Hiko, quien alzaba una espada para atacar al príncipe.

- ALTOOOOOOOO – Sanosuke interpuso todo su cuerpo en la trayectoria del ataque, por lo que el filo de la espada solo se detuvo a milímetros de su rostro, para la cólera de Seijuro.

- Qué haces cabeza de pollo? – masculló furioso Seijuro.

- Qué acaso no lo oíste Hiko, él ayudo a Sanosuke a llegar hasta aquí – respondió Megumi, haciendo a un lado la hoja amenazante sobre el rostro del castaño.

- Cómo pudiste traerlo acá? - preguntó esta vez Misao – haz faltado a tu promesa.

- Sé lo que he hecho – reconoció Sanosuke sin titubear – pero debes reconocer que él ha corrido mas riesgos al ayudarme y venir aquí. Solo desea conversar contigo, debes escucharlo.

- Has perdido el tiempo, yo no debo conversar nada con usted – respondió Misao dando la espalda y encaminándose hacia su cabaña.

- Deberías escucharlo Misao – requirió una tercera voz - no pierdes nada con intentarlo.

- Tu también Okina? – pregunto incrédula al ver como el anciano se colocaba de lado de los recién llegados.

- No te cierres pequeña, él ayudo a Sanosuke a escapar y lo trajó de vuelta con nosotros… por lo menos escúchalo.

- Por qué debería Okina, él es el enemigo…- insistió Hiko, siendo seguido por los reclamos de algunos aldeanos - además Sanosuke nos ha traicionado trayéndolo hasta aquí, ahora deberíamos preocuparnos de cómo el cabeza de pollo pagara.

- Cállate bendito bárbaro – grito Megumi para sorpresa de todos – si Aoshi esta aquí es mi culpa. Yo lo traje hasta aquí a cambio de dejar en libertad a Sanosuke… o preferías verlo ejecutado al amanecer, Seijuro?

- Qué cosa? – intervino Misao.

- Lo que oyes, la reina había dictaminado ejecutarlo al amanecer, por eso hice lo que hice.

- Eso cambia las cosas, no lo crees Hiko? – hablo Okina con risa triunfadora. Seijuro solo bramo y guardo su espada.

- Qué harás Misao? – todos dirigieron sus miradas hacia la muchacha, atentos y a la espera de la dichosa respuesta.

Fin del capitulo número cinco de Ladrón de almas


Notas de la autora:

He vuelto y para quedarme, así q no se desharán de mi por un buen tiempo, hohohohohohohohohohohohohohohohohohohohoohohohohoh (me encanta esta risa estilo Megumi) hohohohohohohohohohohohohohohoho.

Ahora bien, ya me puse al día con lo q debía leer y estoy tratando con lo q debo escribir…por eso subo este capi de ladrón (q es el q mas me gusta de todo los q he escrito) pues lo deje a medias antes de desaparecer de la faz de Internet. Ahora en el final también lo dejo a medias, pero por sanidad mental de quien lo lee, pues seria muy largo, realmente una desconsideración con sus pobre ojos. Así también dejo el suspenso de qué decidirá Misao y qué fue lo q paso hace diez años entre Sanosuke y Megumi (aunque con lo flash back ya ayude bastante, pero solo en una parte de la información).

Espero que no se tomen a mal esta repentina cortada y sepan ser pacientes (sobre todo a dos les va este mensajito ¬¬), pero espero actualizar rápido porque estoy con ansiedad de dejar resuelto este embrollo…

Deseo dar las gracias a quienes dejaron review (y como cosa extraordinaria responder):

Gabyhyatt: como ves no mate a sano, aunq estuve a punto de hacerlo. Por suerte nuestro buen Aoshi, pudo ayudarlo. Muchas gracias por leer. Arigato.

Shysie: hola amiga, gracias por las felicitaciones y no hay de q por la escena, de algún modo también me la hice para mí. hehehehhehehehe. Besos y hasta la próxima (ya sea aquí o en MSN)

Aiko1504: ahhhhhhhhhhhhh! Querida discípula que bueno que te haya gustado el capitulo…me esmere mucho con la escena de Megumi y Sanosuke, pues como dije era para ti y Shysie (viva el fan club de Sanosuke!). Viva "Pueblo chico, infierno grande", el mejor fic a dos manos de nuestro cabeza de pollo. Besos y nos vemos en MSN. Gracias por el apoyo y la insistencia de que acabara con este capitulo. (impaciente ¬¬)

Akari-aoi: mí querida neechan, gracias por tus felicitaciones y por el apoyo por los 270 NIÑOS y no 30 como pusiste en el review. Hehehhehehehehehehehehehehehe Eran solo un poquito más. Muchas gracias por las porras y los ánimos. Un besote y nos vemos en msn. Kazuko RK a mucha honra.

Kaoruluz: muchas gracias por las felicitaciones y tu apoyo. Es un honor que alguien como tú se fije en este fic y más encima lo encuentre bueno. Se agradece de corazón. Una vez mas….ARIGATOOOOO. Un beso, y como con todas, nos vemos en MSN.

Alis chan: pues espero que este capi haya resuelto algunas de las dudas de por qué Sano y Megu están separados si se conocen hace diez años. En el otro capi aclarare todo definitivamente, lo prometo. Un besote amigui y gracias por darme porras en este capi.

Bueno mi gente bella, me despido con un besote bien grande y esperando mas review, ojala unos diez (no es pedir mucho, verdad?), pues su opinión me interesa mucho.

Se despide "de todas menos de una" (© COPYRIGHT)

ARCASDREA