Declaimer: Kenshin y todo el staff de personajes no pertenecen, lamentablemente. TT.TT

CAPITULO DEDICADO A AKARIAOI Y MEGEK POR SUS CUMPLEAÑOS, EL 26 Y 23 DE JULIO RESPECTIVAMENTE. LAS QUIERO MUCHO, ESPERO QUE LES GUSTE.

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Ladrón de Almas

Capítulo número ocho: "Estaré a tu lado… Confrontaciones".

Caminaba a largas y fuertes zancadas a través de los pasillos del castillo. Quería llegar rápido a su destino, para hacerle mierda la cara a punta de golpes, demostrarle todo su odio y furia en una acometida de golpes, sin darle ocasión ni de respirar, hasta verle en suelo pidiendo clemencia y perdón. No. Ahí no pararía. Si llegase a matarlo – y ganas no le faltaban – al infierno iría a buscarle con tal de saciar su ira contra él.

Toda la gente con quien se cruzaba por los pasillos, se apartaba a un lado para dejarle pasar. No era por el respeto acostumbrado por ser el príncipe, sino por temor, ya que, sus ojos comúnmente alegres y bondadosos, ahora mostraban ira, enojo, frialdad y un sin fin de sentimientos que atemorizaban al mas valiente corazón. Su mirada azulina ahora era acerina, fuerte y letal como un puñal, que atravesaba a quien osara sostenerle la mirada.

Megumi y Saitoh le seguían el paso, pero no así el ritmo. Una le gritaba que se calmara y que pensara mejor las cosas; y el otro se reprochaba a si mismo por contarle todo a su temperamental alumno, sin haberle preparado siquiera.

A patadas, casi manda abajo la puerta del despacho de la reina. Su madre casi muere del susto y Enishi se puso pálido como la nieve al ver esa mirada de acero sobre él. Aoshi no le dio ocasión ni de pararse, le asió por la solapa de su esplendida chaqueta y lo alzo hasta que sus rostros se enfrentaran. Ni pena le dio que, al peligris, los pies le quedaran colgando.

- PERRO FALDERO! – le escupió en la cara y le mando un mangazo certero, que lo llevó a volar hasta una estantería, que se vino abajo (libros y maderos) producto del golpe.

- AOSHIIIIIII – exclamó la reina sorprendida por la reacción de su hijo. En ese momento entraban Megumi y Saitoh, que vieron con horror como Aoshi le encajonaba una seguidilla de patadas al cuerpo indolente (aparentemente) del peligris.

- PARATE MALDITO PERRO FALDERO – siseaba con los dientes apretados – DEMUESTRA AHORA QUE ERES UN HOMBRE DE HONOR.

- AOSHIIII DETENTE –Saitoh lo inmovilizo a duras penas, pasando sus brazos por bajo las axilas de Aoshi. El príncipe gritaba "perro faldero" y lanzaba puntapiés en un último intento de hacerle daño al objeto de su furia, por lo que se zamarreaba con fuerza entre los brazos de su mentor, haciéndole más difícil la tarea a Saitoh de calmarlo y retenerlo.

Pero Megumi fue quien lo consiguió. Una certera bofeteada sacó a Aoshi de su estado violento, quien abriendo los ojos mas de lo habitual, murmuro un sorprendido – Megumi?...

- ¡Golpeándolo no sacaras nada, jovencito!. ¡Solo consigues rebajarte a su altura… eres tan ruin como él en estos momentos!– lo reprendió con ojos severos, implacables. Así era Megumi, las palabras precisas en los momentos oportunos.

- Alguien me puede explicar QUÉ SUCEDE AQUÍ? – exigió la reina, aun consternada por la escena que acaba de presenciar.

- Su majestad – comenzó a relatar Megumi - Saitoh descubrió que Enishi es un espía de Shishio. Se lo contó a Aoshi y este es el resultado… - la reina Kaoru se sentó ahogada en su silla. Con una mano se aprisionaba el pecho y con la otra se tapaba la boca, para que su turbación y sorpresa no fueran tan evidentes – su majestad… está bien? – se preocupo la ama de llaves al ver el palidecimiento brusco de la reina.

- Llama a Himura… - con la mirada ida fue todo lo que susurro.

- Si, señora – Megumi salió por unos instantes a hablar con un guardia para que llamaran al capitán, luego regreso al lado de la reina. Le dio de beber un poco de agua, mientras le frotaba las manos para que recobrara fuerza y saliera de su estupor.

Por otro lado, Aoshi permanecía sentado en una silla, con la vista fija en el cuerpo de Enishi. Ni siquiera pestañaba. Saitoh le vigilaba, parado imperturbable a su lado, sosteniéndolo con fuerza por el hombro, por lo que sentía como Aoshi temblaba. "Pelea consigo mismo por el control de sus emociones" pensó Saitoh mirándolo con compasión.

Cuando el pelirrojo capitán llegó y fue puesto al tanto de la situación, Enishi fue cargado por dos guardias hasta las mazmorras del castillo. Donde una vez despierto, se le dio conocimiento de que estaba arrestado y condenado por alta traición a la reina y la nación.

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- Te buscaba mi niña!

- Ah!... ah…hola Okina – exclamo, volteando su mirada hacia el anciano que se sentaba a su lado.

- Estas meditando?

- Aja!

- Sobre algo muy importante?

- Aja!

- Sobre tu relación con el príncipe Aoshi?

- Aja!... ahhhh! Maldito viejo embustero!... no me engañes de ese modo! – Okina reía a mandíbula abierta. Ese era un viejo truco que, a pesar de usarlo con Misao desde que largara el primer llanto al nacer, aún era efectivo.

- la noche esta bella mi niña – ambos miraron al cielo estrellado. Una vieja costumbre aprendida de Tae, la madre de Misao.

- Crees qué estuvo bien el negarme a ayudar a Aoshi? – los ojos de Misao mostraban confusión, desolación. Necesitaba su ayuda, su consejo.

Ella era muy joven cuando su padre murió, asumiendo con ello un importante rol que la obligó a maduran antes de tiempo. Adjudicarse responsabilidades consigo misma y con la aldea; debía velar por la seguridad y el bienestar de todos antes que de si misma. Tuvo que negarse por considerar a los demás. Se convirtió en líder, algo sobrehumano para una niña como ella. Así lo veía Okina, ella aun era una niña… que recién descubría el mundo.

- a veces… hay decisiones que nos pueden molestar o molestar a los demás… las decisiones son disputas internas entre el corazón y la razón, el instinto y la lógica. Lo importante, mi niña… es sentir que has hecho lo correcto – le dio un beso en la frente y se retiro hacia su cabaña, deseándole una buena noche.

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Reino Meiji… cinco días después…

- Nos declaró la guerra – Saitoh boto la carta sobre la mesa con desdén, para desplomarse sobre su silla de ese improvisado consejo, luego de que un mensajero del emperador Shishio llegara hasta el castillo – explanada Kanbawa… cuarto día después de la luna nueva… cuando el sol recién comience asomar en el horizonte… se llevara a cabo la única batalla… el ejercito ganador se quedara con Meiji.

Megumi observaba al grupo reunido en torno a la mesa con gravedad, la tensión se podía cortar con espada. La preocupación y la confusión se podía leer en cada uno de esos rostros. Con el arresto de Enishi, Shishio apuró la desición que todos temian y evitaban. La guerra era inminente, y no podrian ocultarla por mas tiempo.

- Qué haremos?... no somos lo suficientemente fuertes para pelear contra Shishio… - comenzó a exclamar uno de los consejeros de la reina - nuestro ejercito esta dividido, tenemos una guerra interna… el pueblo no se dejara guiar por los nobles… somos lo único que queda…

Aoshi inclinado sobre la mesa y con los codos apoyados en ella, sostuvo la mirada de su madre por largo tiempo; ésta le devolvió una sonrisa cómplice, él no respondió.

Kenshin taciturno observaba a la reina, tal era su comprensión hacia la mujer amada que leyó de ante mano sus intenciones.

- Abdicaré – pronuncio altiva la reina poniéndose de pie, ante las exclamaciones de pasmo de todos los reunidos en el consejo.

- Abdicar madre?... pero eso significa que… - Aoshi se paro de su silla, con el rostro marcado por la sorpresa con una mezcla de miedo. Pero Kaoru, sin cambiar su actitud altiva, le señalo que se sentara, a la vez que le esbozaba una sonrisa tierna y maternal.

- Sí Aoshi, tú asumirás como rey… tú nos guiaras en la batalla contra Shishio…

- Pero… yo…

- Aoshi… - miró a su hijo con gravedad – señores… - se dirigió al consejo - mi difunto esposo y en consecuencia yo… no somos beneficiados por el cariño del pueblo. Somos el motivo principal de la división interna… si yo abdico y Aoshi asume contaremos con algo a nuestro favor… - respiro hondo y devolviendo su mirada azul hacia la figura de su hijo que la miraba con impaciencia – el ladrón de almas.

Aoshi se puso tan blanco como el papel, Megumi abrió los ojos inmensamente, Saitoh se mantuvo imperturbable; mas el resto del consejo exclamo asombrado.

- Lo sé hijo – Kaoru se acerco a su hijo para apoyar su mano en el hombro del muchacho – sé que tú fuiste quien ayudo a escapar a aquel secuaz del ladrón de almas… sé que mantienes contacto con ese hombre – Aoshi suspiro aliviado, sabia de su relación, pero no de que el ladrón fuese mujer… la mujer de quien estaba enamorado – por lo tanto puedes contar con su apoyo… él es el mas querido héroe del pueblo… - su rostro se ensombreció por una sonrisa de amargura - si se nos une, el pueblo lo seguirá.

- Ya le he pedido su ayuda… pero se ha negado – dijo bajito el príncipe, escondiendo la vista tras su flequillo de ébano – el que abdiques, sería inútil madre.

- No digas boberías, Aoshi – volvió a su sitial y tomando asiento con arrogancia, ordenó señalando a dos hombres del consejo que, apenas recibidas sus tareas, corrieron a realizarlas – Saisuke, redacta el decreto de mi abdicación, con fuerza de Ley suprema… Takashi, que se proclamé en todo el reino la asunción de Aoshi al trono… mañana quiero que todo el reino celebre su coronación… en dos días daremos aviso de la batalla contra Shishio… tal vez no seamos mas que sus hombres, pero si seremos mas fuertes… Aoshi nos asegurara esta victoria.

- Mañana? Coronado?... – Aoshi gesticulaba las palabras con los ojos desorbitados por el espanto – rey yo?... madre estas loca!

- No seas tonto… mejor vete a tu habitación a elegir tu vestuario para mañana… quiero que te veas bello en tu coronación – Megumi se aguantaba la risa, mientras todos los hombres del consejo se ponían de pie, aun sin salir de su impresión por la decisión tan repentina, para despedir a la reina que como si nada se marchaba de la habitación seguida del capitán Himura. La reina definitivamente había perdido el último tornillo que le quedaba.

Aoshi, escondía el rostro entre las manos. Él pensaba asumir solo cuando Kaoru muriera de vieja, o sea, en unos treinta años mas como mínimo. No mañana.

- su majestad? – era Saitoh, quien inclinado sobre su oído le señalaba con la mano que mirara al consejo. Los miembros de éste, estaban de pie, inclinando sus cabezas en demostración de respeto hacia el nuevo rey. Aoshi recorrió la escena un poco turbado, hasta que se hallo con los ojos intensos de Megumi. Ella le sonrió, él respondió a medias.

- Rey Aoshi - Saitoh le apretó el hombro – usted no esta solo.

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Reino Meiji... cuatro días después...

La caravana se constituía de ocho jinetes y una carreta tirada por dos caballos. Iban hacia una de sus aldeas provisoras de comida. Era su visita mensual, hacia esa aldea del norte, donde la fruta y verdura era la mejor del reino. También era una de esas aldeas reveladas al gobierno de la reina Kaoru.

El viaje era largo y tedioso, y eso que estaban tomando el camino mas corto para llegar a esa aldea. Además, era cansador por lo disparejo del terreno. Solo en algunas partes pequeños bosques los protegía del sol abrasador, en realidad arbustos que no llegaban más allá de los dos metros de altura; pero la mayoría del camino era solo roca. A derecha y izquierda veían la pared del cañón que cruzaban, solo transitable en esa época del año, pues en invierno el río hacia desaparecer ese camino bajo su caudal. En esa época tomaban el camino más largo, dos horas mas largo que el actual.

Esa mujer me abandono

Y yo lloro su amor,

Pero mis buenos amigos

Me llevaran al camino

Del que ella me saco

Vino he de beber,

Bailar hasta el amanecer

Con una fácil mujer

Borracho quiero ser

Borracho quiero ser

Misao rodó los ojos al tiempo que suspiraba. Era la vigésima vez que sus hombres cantaban esa cancioncilla ordinaria. Dónde están las canciones de los antiguos trovadores, aquellas canciones de gestas épicas, héroes y romances de ensueño. Aquellas coplas hermosas, de versos y palabras dulces; un manjar para los oídos. DÓNDE. Cualquier cosa a cambio de la canción del desdichado borracho que cantaban sus hombres.

- Misao? Por qué esa cara? te enoja el hacer estos viajes? – pregunto Sanosuke que con su caballo se adecuó al medio trote de la muchacha.

- No para nada… me enoja su canción…

- Oh! Vamos chiquilla…. – rio el castaño y volteando el cuerpo hacia el resto de la caravana grito - Muchachos, Misao la quiere escuchar otra vez!

Esa mujer me abandono

Y yo lloro su amor…

- ahhhhhhh! YA CALLENSEEEEEEE… ME TIENE HARTA CON SU CANCIONCILLA BARATA.

- DOUCH…MUJER – hizo el gesto que ocupan los jinetes para calmar a los caballos – si que estas tensa.

- Lo siento, pero es que hace días que le doy vuelta a un asunto. Y eso me tiene al borde de la furia.

- La proposición del príncipe Aoshi?

Porqué mierda todos lo saben! – grito exasperada ya de que todos se inmiscuyeran en sus asuntos.

- Somos ladrones y espías… no somos confiables – argumento el castaño, muy convencido de sus palabras.

- Si fuera así… mi padre nunca hubiera armado esta banda… ni habría entablado amistad contigo.

- Con tu padre nos conocemos de mucho antes de formar la banda.

- Ya lo sé – suspiro - Shishio atacara Meiji… Aoshi desea que le ayude con los contactos que manejo. Quiere reforzar su ejército, con las aldeas que se han distanciado del gobierno.

- Eso explica en parte el por qué de que la reina abdicara y él asumiera como rey.

- Con ese movimiento algunas aldeas han vuelto al amparo del reino, pero aun así, sigue enviándome misivas pidiéndome ayuda. Dice que el ejército de Meiji nunca será tan numeroso como el de Shishio, pero si todas las aldeas le dieran su apoyo, el desastre no sería tan grande… Meiji tendría una oportunidad de no caer en las manos del emperador.

- Grandes esperanzas no tenemos… nuestra fuerza militar es pequeña, pero con una buena estrategia seguro ganaremos… ¿Por qué no le das tu apoyo?

- No lo sé… esto es desesperante… - se paso la mano por el cabello - Por qué todos esperan tanto de mi?

- No llores chiquilla – le enjuago una lagrima naciente con delicadeza – Okina, Hiko y yo estamos aquí… contigo… no dejaremos que nada te pase… no somos unos viejos sabios, pero hacemos el esfuerzo – Misao esbozo una sonrisa tímida – sea cual sea la decisión que tomes, nosotros nunca te dejaremos – Sanosuke le beso la frente y al separarse le guiño un ojo con complicidad. Misao se sintió aliviada en parte. Tsuna, su padre, había hecho bien en dejarla a su cargo, Sanosuke era un buen hombre, tonto y bruto, pero un buen hombre.

- Señor, señor! – el jinete que habían mandado a la vanguardia de la caravana, regresaba a galope tendido. Por su expresión y la desesperación en el tono de voz, no eran buenas noticias.

- Qué sucede? – pregunto Sanosuke, adelantando el paso de su caballo para encontrarse con el jinete.

- La aldea… esta destruida…

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Toda la vista era solo negro. Techumbres, paredes, enseres, todo reducido a carbón.

Misao paseaba por el lugar, esquivando escombros y apartando restos de madera encendidos con sus pies. Sanosuke con algunos hombres bajaban los cuerpos de hombres, mujeres, niños y ancianos que colgaban ensangrentados de los árboles que rodeaba la aldea, ahora arrasada. Otros excavaban los hoyos que harían de tumbas. El paisaje era desolador y desgarrador. La aldea había sido incendiada, todos sus habitantes degollados y luego colgados, como trofeos de victoria de quien haya cometido tal genocidio.

Así llego la noche, lúgubre como el ánimo de los hombres de Misao, que una vez enterrada la última persona del lugar emprendieron retorno a su aldea, en total silencio, consternados por lo sucedido.

Reunidos en su cabaña, Sanosuke les contó todo a Okina y Hiko, quienes también mostraron su horror ante lo narrado.

- Estas seguro que fue él? – preguntó Hiko con suspicacia.

- Todo es muy claro… la aldea esta muy cerca de los territorios ocupados… él no es de los hombres que esperan hasta la batalla decisiva – argumento Okina.

- Es verdad, así se asegura de bajar el numero del enemigo… - Sanosuke le dio la razón al anciano, pero el solo recordar la imagen de la aldea, le hacia apretar los dientes y los puños. Trono sus manos.

- Cálmate muchacho – le dijo Okina – con sentir furia no sacaras nada. Tu mente se nublara… ¿Dónde esta Misao?

- Se encerró en su cabaña… era la mas choqueada de todos.

- Pobre… qué decisión creen que tomara después de lo de esta tarde – pregunto Hiko al tiempo que se servia otro trago de cerveza.

- Es obvio… le dará su apoyo a Aoshi – alzo los hombros Sanosuke.

Será apresurado y llevado por el sin razón – susurro Okina.

- Pero es lo único que puedo hacer para protegernos – Misao estaba parada en el umbral de la puerta. Los tres hombres se espantaron ante la vista de la mujer, sus ojos eran opacos, no reflejaban nada. Estaba pálida y con el semblante duro, ofuscado.

- Estas segura, querida? – se atrevió a preguntar el mas anciano de los hombres.

- Pretendo proteger a mi aldea no dándole mi apoyo a Aoshi, pero de qué manera los protegeré si Shishio lo vence. Prefiero morir en batalla, antes de morir viendo como mi aldea y mi gente acaba en manos de esa bestia.

Los tres hombres se pusieron de pie y la reverenciaron con una venia de cabeza. Su apoyo a ella era incondicional.

- Misao – le hablo Okina – ya eres toda una mujer.

La chica y anciano se abrazaron estrechamente, ante las sonrisas de alegría de Sanosuke y Hiko.

Continuara…

Fin del capítulo número ocho del Ladrón de Almas.

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Notas de la autora ¬¬:

Un capitulo corto, pero muy significativo, según mi punto de vista. Enishi cae preso, Aoshi asume como rey, Shishio declara la guerra, Misao decide darle su apoyo, entre otras.

Mis niños se hicieron grandes… él es rey y ella una mujer con actitud y visión en la vida. Ahhhhh! Uno ni se da cuenta como crecen.

En fin, a lo meramente importante.

Estos 23 y 26 de julio, dos señoritas estuvieron de cumpleaños, Megek y Akari respectivamente. Así que este capitulo, y creo q ya les quedo claro en la declaración de arriba, esta íntegramente dedicado a ellas. FELIZ CUMPLEAÑOS TWINNNNNNNNNNN! FELIZ CUMPLEAÑOS MEGGGGGGGGGGGGGGGG!

Akari, se que te prometí un mini fic, pero no sabes lo enferma que estoy de la cabeza. Ya terminar con este capitulo ha sido un calvario… pero tenia que hacerlo como lo había prometido. Se que no es mucho pero, es lo que logre:

Mini fic dedicado a Akari aoi:

Pastillas de menta doctor, dónde venden?

Toc toc!

- pase!

- Buenos días doctor.

-- Buenos días señorita. Tome asiento, por favor.

- Gracias – Akari observo el pulcro consultorio con un poco de temor. Se hundió en el cómodo sillón de cuero que le mostrara el siquiatra, con la vista baja y jugando con sus índices.

- Cuénteme.

- Qué desea que le cuente?

- Para qué ha venido hasta aquí.

- Es que mi hermana me mando.

- La razón? – alzo una ceja el especialista.

- Dice que estoy loca.

- En serio?... mmmm… a ver, según ella, por qué dice que usted esta loca.

- Por que me meto mucho en MSN, giro mucho en la silla del computador, porque siempre hablo de mi twin y de las kazukos – se inclino hacia el doctor para susurrarle con cuidado, como si las paredes tuvieran oídoscree que son producto de mi imaginaciónse reincorporo a su posición anterior - pero principalmente, dice que me rió como hiena demente cada vez que me siento ante el computador.

- Y por qué se ríe de esa manera cuando esta frente al pc.

- Por los minific que escribe Nuki… son muy graciosos.

- Una kazuko?

- Sip…

- Yaaaaaaaa!

- A ver, a ver… le haré un tez… le diré una palabra y usted me dirá lo primero que se le venga a la mente. Entendido?

- Sip…

- Ok… primera palabra. ALIMENTO.

- TE – exclamó la muchacha con cara de babosa.

- PRESIDENTE

- OKASHIRA

- ARMA

- KODACHIS

- PROFESION

- NINJA

- AMOR.

- AOSHI

- MAR

- MEDITACION

- COLOR

- AZUL

- HOMBRE

-AOSHIIIIIIIIIIIII – el doctor alzo la ceja nuevamente, anotando todo en una agenda que tenia en su mesa

- Bien, ahora le mostrare unas mancha y usted me dirá que ve…

- Esta bien…

- Qué es esto – el doctor le muestra una tarjeta con una mancha de tinta impresa en ella.

- Un ninja peleando con un samurai.

- Y esta – intento con la siguiente tarjeta.

- Un hombre meditando en un templo.

- Y la siguiente – tercer intento.

- Es Aoshiiiiiiiii! KYAAAAAAAAAAAAA

- Bien señorita Akari, esta mas que claro su diagnóstico…

- En serio doctor…

- Sip… usted padece una Aoshinitis Obsesiva Compulsiva.

- En español por favor!

- Es una fanática declarada de Aoshi… todo su mundo gira en torno a este hombre, que no es más que el personaje de un manga y una serie de televisión. Usted no sabe separar la realidad de la ficción.

- Ohhhhh! – exclamo la muchacha con admiración – entonces cómo me curo?

- Le tengo la cura… espere - tomo el telefono y pidió a la enfermera que le trajera algo. Acto seguido. y luego de cinco segundos de espera. entra la enfermera con un frasco como los de mermelada. El doctor sacó una botella de agua de su escritorio y la vertió en el frasco.

Akari, que seguía el procedimiento con atención, pegó un salto hacia atrás cuando el frasco exploto. Sobre el escritorio del doctor y todo empapado por el agua, estaba Aoshi con cara de no entender nada.

- señorita Akari, aquí esta su remedio. Aoshi en persona.

- KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA…. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, …

- No me lo agradezca tanto, ya vera como su Aoshinitis Obsesiva Compulsiva, se le pasara en segundos.

- Siiiiiiiiiiiii…. Y ya se como… MUAJAJAJAJAJAJAJAJA! – dicho y hecho, se apeo el okashira al hombro y salio corriendo de la consulta.

- Nunca creí que Akari tuviera tanta fuerza – comento la enfermera, viendo alejarse a la chica.

- Es que excitada de esa manera quien no… lo que me alegra es que no nos reconociera – dijo el doctor quitándose el bigote y la nariz postiza.

- Sip… muajajajajajajajajajajajajajaja! – la enfermera se saco la peluca rubia – Watsuki sensei, no habrá problemas con Aoshi sama?

- Naaaaaa, Arcasdrea… él es mi personaje… él hace lo que yo deseo. Si se enoja, lo borro con la goma.

- Jejejejejeje!... a todo esto… seria posible que me preste a usted ya sabe quien – le miro Arcasdrea con ojos esperanzadores.

- El frasco es el 4, tú ya sabes que solo tienes agregarle agua.

- GRACIAS WATSUKI SENSEI…. – Arcasdrea le beso la frente y corrió por su frasco de Sanosuke.

Y colorín colorado este cuento se acabado y paso por un zapatito roto hasta que en el manicomio me dejen contarles otro. JA NE! XDDDDDDDDDDD

Un beso a todas las que me enviaron su review, espero que este capitulo haya sido de su agrado.

Hasta el siguiente capitulo, se despide de todas menos de una.

ARCASDREA ©